La democracia y la izquierda (I)

Blog I: Los comienzos de la Reconquista:http://www.gaceta.es/pio-moa/los-comienzos-reconquista-joseph-perez-21052014-1425

**Próximo domingo, en “Cita con la Historia”, en Radio Inter, de 4 a 5 de la tarde: “Los felices años 40 en España”

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Conferencia dada el 20 de mayo en el Instituto de Estudios de la Democracia,  presidido por J. M. Otero Novas:

La izquierda y la democracia

  Dejando aparte el tradicionalismo y el anarquismo, en España se ha dado la doble circunstancia de que la derecha ha sido más bien liberal, pero no demócrata, y la izquierda en cambio ha enarbolado siempre la bandera de la democracia, pero contra el liberalismo, juzgado ideología del capital. También desde le derecha, Ortega y Gasset llegaba a considerar el liberalismo opuesto a la democracia y él optaba por el primero. Por parte de la izquierda, la cuestión podría resumirse así: “Puesto que la democracia es  el poder del pueblo, y nosotros representamos al pueblo trabajador frente a una oligarquía explotadora y parasitaria, la democracia consiste en que mandemos nosotros”. Esto no es una caricatura, sino el núcleo mismo del pensamiento izquierdista en España, hoy algo atenuado  pero no desaparecido, y del que  sus políticos extraen una pretensión de superioridad moral e hiperlegitimidad. También debe observarse que la izquierda española no ha producido un pensamiento de alguna enjundia, no habiendo ido más allá, normalmente, de la consigna y la glosa a pensadores foráneos. Pero la democracia es una idea muy poderosa,  y el casi monopolio de su bandera por una izquierda poco ilustrada ha influido seguramente en las convulsiones políticas sufridas por España en los siglos XIX y XX.

   Dado que el término “democracia” ha sido utilizado y sigue siéndolo en sentidos muy distintos y hasta contrarios, y adjetivado de diversas formas, conviene analizarlo con algún detenimiento. En sentido literal significa “poder del pueblo”, o, en la célebre expresión de Lincoln, “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, quizá oponiéndolo al lema del despotismo ilustrado “todo por el pueblo, pero sin el pueblo”.  Es obvio que la izquierda, y no solo ella, lo ha interpretado siempre así. Por su misma formulación, es un concepto muy sugestivo, llegando a ser   la única legitimidad política reconocida después de la II Guerra Mundial, al menos en Occidente. Ello le da un contenido mesiánico, hasta el punto de descartarse implícitamente como ilegítima cualquier forma de poder anterior a ella. Así, la humanidad habría vivido bajo regímenes ilegítimos durante casi toda su existencia civilizada. Esto es un claro disparate, de modo que haré  o recordaré algunas objeciones al concepto.

 1. Ante todo, la palabra democracia es un oxímoron. El pueblo no puede ejercer el poder, no puede gobernar, pues no tendría, simplemente sobre quién ejercerlo, ya que nada hay fuera de él. Incluso si tomamos el concepto de “pueblo”  en sentido restringido, oponiéndolo a la oligarquía (este es el sentido originario griego), resulta absurdo pensar en una  enorme mayoría ejerciendo el poder sobre una pequeña minoría, imaginar a la masa de la población dedicada a mandar sobre unos pocos. El poder, siempre y necesariamente, se ejerce sobre el pueblo, es decir, lo ejerce una minoría sobre la inmensa mayoría. Otra cosa es el modo como esa oligarquía gobierne.

2.- La idea expresada en la palabra democracia implica que “el pueblo” tendría una voluntad, un interés y un sentimiento unánimes, o al menos “generales”, siguiendo la concepción de Rousseau. Pero la realidad demuestra lo contrario. Las sociedades humanas, distintas de las animales regidas por el instinto, se caracterizan por una gran diversidad y desigualdad internas, resultado de la individuación. Diferencias y divergencias en intereses, ideas, aspiraciones, talentos, sentimientos, habilidades, etc.  Estas diferencias individuales y de grupos de afines dentro de la sociedad, generan incesantes conflictos que amenazan la convivencia social y pueden desembocar en violencia generalizada. El poder se justifica, precisamente, por la necesidad de mantener la sociedad en un orden aceptable frente a los impulsos disgregadores. Y, nuevamente, entendemos que el poder no puede ser ejercido por la inmensa mayoría, pues cuanto más amplia sea esta, más expuesta se halla a aquellas divergencias conflictivas. La oligarquía, en cambio, puede mantener una mayor unidad de intereses, ideas y proyectos. Unidad siempre relativa, claro, porque las diferencias individuales y de grupos  también afectan a la oligarquía, y no debe extrañar que, en la práctica, los diversos sectores oligárquicos choquen entre sí, un fenómeno que afecta igualmente a los grupos izquierdistas autoproclamado representantes del pueblo, de la clase obrera, etc., los cuales han luchado entre ellos, no pocas veces de modo sangriento.

3.- A pesar de esta experiencia, persiste con fuerza en la izquierda  la idea de un pueblo con voluntad más o menos unánime que evitara la compleja y a menudo dolorosa política habitual.  Pero,  ¿en qué condiciones podría gobernar el pueblo o al menos la inmensa mayoría? En condiciones en que prácticamente todo el mundo tuviera unos mismos intereses, ideas y sentimientos. Siendo así, el concepto “democracia” conduce, en su desarrollo, a la desaparición del poder, que se vuelve innecesario: si gobierna ese pueblo es como si no gobernara nadie, pues no haría falta. Esta sería la superación del oxímoron. De ahí que la izquierda haya sido especialmente proclive a la idea de la acracia, de una sociedad sin poder, alcanzada por un golpe revolucionario o por una evolución más o menos lenta. El argumento achaca al poder una maldad esencial, ya que restringe inevitablemente la libertad de los individuos. Así, parecería que la izquierda defiende esa libertad de modo consecuente. Sin embargo, se trata de una nueva contradicción.  Los individuos imaginados por la izquierda no necesitarían un poder sobre ellos porque todos pensarían y actuarían de forma básicamente igual, al modo de las hormigas o las abejas. Ello supondría retrotraer el comportamiento y el pensamiento humanos, con sus mil profundas diferencias  y conflictos, al nivel instintivo de los animales. En esta lógica, observamos en las prácticas izquierdistas más consecuentes  el intento de crear un “hombre nuevo”, unos individuos modelados sobre una radical igualdad en ideas y conductas.

4.-  Tal  sería la culminación de la democracia concebida como supuesto poder del pueblo, y sobre esa concepción se han construido, efectivamente, los totalitarismos del siglo XX: un grupo, de hecho una oligarquía que afirma representar y hasta encarnar los intereses y voluntad del pueblo, tiende a aplastar en su nombre cualquier discrepancia y con ello las libertades políticas; tiende  a ocupar la sociedad entera por el estado. Para ello se ha recurrido a  teorías presuntamente científicas que permitirían discernir cuál es el “verdadero” interés del pueblo, en nombre del cual sería legítimo aplastar cualquier oposición por “antipopular”. Este es, precisamente, el concepto de democracia más querido por la izquierda, y objeto de los miedos y críticas de la derecha.

5.-  Las tendencias totalitarias pueden operar mediante la fuerza y el terror o, como previó Tocqueville, mediante trabas burocráticas y demagogia infantilizante del ciudadano por parte de un poderoso estado supuestamente benefactor. En la práctica, los totalitarismos han combinado ambos  medios, la fuerza y la demagogia benefactora.

6.- La tendencia a unas ideas y conductas igualitarias, en el fondo instintivas, necesarias para este concepto de la democracia, suponen la anulación del hombre como ser moral, obligado a distinguir entre lo bueno y lo malo y a elegir y soportar el peso de la responsabilidad. Tocqueville, adelantándose, describió inmejorablemente ese estado que recuerda un tanto al ideal socialdemócrata: Un poder inmenso que busca la felicidad de los ciudadanos, que pone a su alcance los placeres, atiende a su seguridad, conduce sus asuntos procurando que gocen con tal de que no piensen sino en gozar (…) Un  poder tutelar que se asemejaría a  la autoridad paterna si, como ella, tuviera por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero que, por el contrario, sólo persigue fijarlos irrevocablemente en la infancia (…) Un poder que degradaría a los hombres sin atormentarlos (…) que “a la larga despojaría a los hombres de los principales atributos de la  humanidad (…) Siempre he pensado que esta clase de servidumbre reglamentada, benigna y apacible, podría combinarse mejor de lo que se piensa comúnmente con algunas formas exteriores de la libertad, y que no le sería  difícil establecerse junto a la misma soberanía del pueblo

7.-   Es llamativo el  hecho de que tanto si se considera al ser humano bueno por naturaleza, como Rousseau, o malo, como Hobbes, las consecuencias son en ambos casos totalitarias. La razón es que, se le considere de un modo u otro, el hombre pierde su carácter moral, su atormentadora oscilación entre el bien y el mal, a menudo tan difíciles de discernir. Pues si el hombre es bueno por naturaleza, no conocerá el mal, y si es malo, no conocerá el bien. La democracia, tal como a menudo se interpreta, y la interpreta casi siempre la izquierda,  es decir, como un imposible poder del pueblo, conduce en esa dirección, y este es uno de sus peligros.

8.- En definitiva, la democracia en sentido etimológico nunca ha existido ni puede existir. Por tanto, las críticas a ella lo son a un fantasma.  Y tampoco puede llegarse a un totalitarismo consecuente, con un estado ocupando prácticamente todo el espacio social, a menos que  consiguiese despojar al ser humano de los atributos que le humanizan, como advertía Tocqueville. Algo inimaginable,  salvo por  períodos históricamente breves. Sin embargo esa situación persiste borrosamente como ideal político izquierdista, adornado por la falsa ilusión de terminar así con los dolorosos conflictos propios de la convivencia humana.

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22 Respuestas a La democracia y la izquierda (I)

  1. Alvo dice:

    Pues sí. Para los progres un ser humano en gestación es algo así como veneno, o un tumor. En el anuncio ese se ve como los vientres de unas mujeres embarazadas se van tornado azules, como si estuvieran envenenadas o tuvieran un tumor… o un monstruo dentro, … todo ambientado con música siniestra.

    Al final dicen “con las políticas del PP y de la extremaderecha europea tu vientre ya no es tuyo”.

    Y mientras tanto en La Razón titulan “Polémico vídeo del PSOE contra la ley del aborto” .. ¿Polémico? ¡Pero si el PP no ha dicho ni mu! Y ni en La Razón ni en ABC hay siquiera un artículo de opinión sobre el vídeo. ¿Dónde está la polémica? ¡Si la derecha no quiere polémicas, si rehuye de toda discusión! …

  2. manuelp dice:

    Dejando aparte el tradicionalismo y el anarquismo, en España se ha dado la doble circunstancia de que la derecha ha sido más bien liberal, pero no demócrata, y la izquierda en cambio ha enarbolado siempre la bandera de la democracia, pero contra el liberalismo, juzgado ideología del capital.

    Bueno, entonces se deja usted aparte al 90% de la población española del siglo XIX y parte del XX. Si no hacemos ese escamoteo tendremos que el tradicionalismo o carlismo era efectivamente demócrata en el sentido de propugnar lo que el pueblo demandaba mayoritariamente y antiliberal en el sentido de oponerse a lo que unas minorías querían establecer.
    También tendremos que las masas anarquistas – que eran las únicas de izquierda hasta entrado el siglo XX – eran favorables a los postulados liberales (no hay más que leer a uno de los precursores de la I Internacional y la CNT en España – Anselmo Lorenzo en “El proletariado militatante) sobre y ante todo en su anticlericalismo y (en razón de su minoría relativa) no podían ser democrátas, sino que todo lo fiaban a las minorías “conscientes” para triunfar.

  3. manuelp dice:

    Incluso si tomamos el concepto de “pueblo”  en sentido restringido, oponiéndolo a la oligarquía (este es el sentido originario griego), resulta absurdo pensar en una  enorme mayoría ejerciendo el poder sobre una pequeña minoría, imaginar a la masa de la población dedicada a mandar sobre unos pocos.

    Es que los términos opuestos no son Democracia (poder del pueblo) y Oligarquia (gobierno de unos pocos), sino Democracia y Oligocracia (poder de unos pocos). Es claro que la Democracia más pura que ha existido- la Ateniense- se ejercía de forma no totalmente como Demarquía (gobierno del pueblo) aunque si muchas de las magistraturas eran ejercidas por todos los ciudadanos (que tampoco eran todos los habitantes ni mucho menos). Y en ese sentido si es posible hablar de Democracia como poder de todo el pueblo ejercido por sus representantes designados o elegidos, como dice Aristóteles en su “Constitución de los Atenienses”:

    Pues de todas las cosas el pueblo se ha hecho a sí mismo dueño, y todo lo gobierna mediante votaciones de decretos y por medio de los tribunales, en los que el pueblo es el soberano.

  4. manuelp dice:

    Y en cuanto a el absurdo de que una mayoría ejerza el poder sobre una minoría, lo sería si esa mayoría fuese totalmente homogénea, pero al igual que en las oligocracias existen facciones que luchan entre ellas, en las democracias hay sectores enfrentados que se disputan el poder.

  5. manuelp dice:

    Y hablando de otra cosa. ¿En donde se puede escuchar esa radio Inter?, porque este domingo pasado ni en la TDT la pude pillar ni en internet estaba don Pio a las 4, estuvo todo el rato un programa de jazz.

    Los hilos ultimos del otro blog eran interesantes para debatir, lástima que solo han tenido 1 o 2 comentarios. Yo dejé de entrar en ese blog por la desastrosa politica de moderación que tenia, comprendo que don Pio esté agradecido a Intereconomia que le acogió cuando le echaron de LD, pero el blog es un desastre.

  6. LeonAnto dice:

    manuelp 17.29 dice: “Y hablando de otra cosa. ¿En donde se puede escuchar esa radio Inter?, porque este domingo pasado ni en la TDT la pude pillar ni en internet estaba don Pio a las 4, estuvo todo el rato un programa de jazz.”

    Éste es uno de los graves problemas actuales, en España, la concentración y disminución de los medios de comunicación, y, la dificultad, de acceder, en todo el territorio nacional, a muchos de los pocos que quedan.

  7. manuelp dice:

    LeonAnto

    Si, pero en Internet ese problema no debe existir y me meti y lo que me salia era un programa de jazz.

  8. LeonAnto dice:

    manuelp 18.17: A eso me refiero ¿Por qué no puedo, con un simple transistor, oír ese programa, en Barcelona? Todo son problemas y obstáculos para poder escuchar a quienes no son lacayunos del sistema.

  9. doiraje dice:

    # 4c [del hilo anterior]
     
    Jajajaja… No sea malo con mi Atleti. Ha merecido ganar la Liga y ahora la Copa de Europa (seguro que también) porque son sencillamente los que mejor fútbol han realizado, o al menos el más efectivo. Como todo lo importante en la vida, el dinero no es la variable principal: la humildad, la fe, el valor, la fidelidad, el sacrificio… No, si al final va a tener razón: acabaremos hablando otra vez de Dios.
     
    Si es que todos los caminos conducen a Roma… ;)

  10. Agente Spasic dice:

    Hegemon de la entrada anterior a las 12:04

    Estoy de acuerdo con usted. A Rallo ya le he leído unos cuantos artículos sobre lo mismo, sobre lo “beneficioso” de privatizar la sanidad y… en fin, digamos que les puede el dogmatismo economicista. Me hacen gracia estos, “los que no usan la coacción porque son libres”. Pues que se apliquen su propio cuento liberal, estudien otra cosa y se vayan a trabajar en otra profesión completamente diferente y en otro lugar del mapa, que hay que ser liberal, hombre. 

  11. Hegemon dice:

    Vuelvo a exponer los princpios que yo creo definen una democracia liberal que ya indique unas cuantas veces de la mano de Fernando Alvarez Balbuena y que son:
     

    Individualismo.
    Nomocracia (predominio o soberanía de la Ley sobre la arbitrariedad).
    Equilibrio de poderes (separación de legislativo, ejecutivo y judicial).
    Democracia (en el sentido de elecciones libres y periódicas, fijando de antemano su periodicidad).
    Sistema representativo-voluntarista (con libertad absoluta de voto, sin sujeción a líneas de partido ni a mandatos imperativos enmascarados)

    El propio Alvarez Balbuena advierte que no le mueve ninguna ideología política sino sólo su dedicación a la política teórica y su motivación de vivir en paz con todos. Esas líneas son las que definen una democracia liberal. Es evidente entonces que ciñéndonos a esos puntos anteriores, la democracia en la España actual no es liberal. El propio Alvarez Balbuena lo confirma. Es evidente que sólo se cumple uno de los cinco puntos, los demás no. Vivimos, entonces, bajo una democracia partitocrática oligárquica burocratizada por ponerle un nombre o denominación a este aparato gubernamental. Por lo tanto no existe una sola forma politica democrática, sino varias. Lo mismo para otras formas políticas no democráticas. Como digo, esto pertenece a la teoría politica. Otra cosa es que la froma política de un Estado tenga que ser siempre la democracia liberal u otra según las cualidades y característica del país. Esto no está muy claro. Además, parece ser que los sistemas políticos como todo en la vida, tienen un periodo de vigencia, auge y luego decadencia de la que no se libra ni la democracia en cualquiera de sus formas. 
     
    El poder del pueblo como tal nunca ha existido sino como máximo sólo de una parte mayoritaria o no del mismo. El poder del pueblo es nominativo, entregado a una élite o grupo oligárquico elegido por el pueblo o no para ostentarlo en nombre del pueblo. Se supone que el mayor consenso posible alcanzado por una mayoría del pueblo a la hora de entregar ese poder es lo ideal para su elección. Para ejercerlo es necesario su división en varias partes independientes entre si que limite los abusos o distorsiones de su ejercicio establecidos por la Ley y por último que se entregue ese poder de forma temporal y controlada.
     
    Y aún así, nadie tiene la legitimidad absoluta. Como dice Moa, no se puede considerar los regimenes pasados ilegítimos por no tener la forma de democracia actual. ¿Quién puede asegurar que las formas futuras de gobierno sean las democracias que conocemos?

  12. lead dice:

    [Ortega y Gasset: Democracia y liberalismo]

    Recordando las matizaciones de Ortega y Gasset al respecto, tal como las reflejé en un post:

     
    {lead16:47 | 05 de febrero, 2012

    [Democracia, 'Estado de Derecho' y Liberalismo]
    .

    La separación de poderes tiene poco que ver con la democracia [*] que es un sistema de elegir a los que van a ejercer el poder. La separación de poderes es lo que caracteriza al ‘Estado de Derecho’. Se puede tener ‘separación de poderes’ sin democracia (p. ej., la Inglaterra que sale de la ‘Revolución Gloriosa de 1688′; Montesquieu, que vivió tres años en Inglaterra a partir de 1729, donde absorbió la influencia de John Locke, escribió en ‘El espíritu de las leyes’ que en ningún otro sitio como en Inglaterra se podía ver tan claramente la separación de poderes).
    .
    Además de la ‘democracia’ y la ‘separación de poderes’, el ‘liberalismo’ responde a otra cuestión. Vayamos a este efecto a “Los fundamentos de la libertad”, de F. Hayek, capítulo VII “Gobierno mayoritario”, pág. 142, donde Hayek cita a Ortega y Gasset en “España invertebrada”; dice Ortega:
    .
    {La democracia responde a esta pregunta: ¿quién debe ejercer el poder público? La respuesta es…: la colectividad de los ciudadanos.
    .
    El liberalismo, en cambio, responde a esta otra pregunta: quienquiera que ejerza el poder público, ¿cuáles deben ser los límites de éste? La respuesta suena así: el poder público, ejérzalo un autócrata o el pueblo, no puede ser absoluto, sino que las personas tienen derechos previos a toda injerencia del Estado

    [*] Hay democracias sin ‘Estado de Derecho’, como la “orgánica”, que inventó Salvador de Madariaga y que Franco reclamaba como la que caracterizaba a su régimen (representantes de las “corporaciones naturales de convivencia”: familia, municipio y sindicato, o similar), o la “popular”, que inventaron los comunistas soviéticos en la República Popular de Mongolia de 1924 (instalada con la “protección” del Ejército Rojo soviético), que los comunistas trataron de ir estableciendo en España durante la guerra civil española, en lo que Stanley Payne denomina ‘la Tercera República’ y que después de 1945 se establecieron en los países del bloque soviético del Este y Centro de Europa.
    .
    En esas ‘democracias’ el poder no estaba separado en instituciones independientes sino que había una mera separación funcional, lo que se caracteriza con el principio de ‘unidad del poder y separación de funciones’. En la URSS de Stalin, el poder supremo lo tenía él como Secretario General del PCUS (dentro del Comité central del partido único, con su Politburó); había formalmente un poder ejecutivo (el gobierno), un poder legislativo (el Soviet Supremo, con dos cámaras: el Soviet de la Unión y el Soviet de las Nacionalidades) y un poder judicial (Tribunal Supremo y tribunales del pueblo)…pero se hacía lo que ordenase Stalin (como, por ejemplo se vio en los tres Juicios-farsa de Moscú de la Gran Purga de 1936 a 1938). 

  13. Hegemon dice:

    Que Dios nos guarde, si señor……esperanza de Europa que no de Uropa.

  14. Hegemon dice:

    De lo que me estoy hartando es de los seudointelectuales que critican furibundamente la abstención. Rozan la falta de respeto. El otro día el diplomático Yturriaga en Vozpopuli, y ahora el Jordá en LD. Ni pongo los enlaces…..
     
     

  15. Hegemon dice:

    Las primeras formas democráticas vienen de la Grecia Antigua, de Roma y luego de los Estados que se formaron de la disgregación del Imperio romano de occidente. En esos Estados aparece España como referente. En ninguna de las formas democráticas del pasado, la mayoría del “pueblo” tenía voz sino que sólo aquellas castas sociales que formaban una sociedad más o menos libre. Las democracias actuales han evolucionado en parte con respecto a las pasadas en cuanto al mayor número de ciudadanos que pueden participar y decidir pero de forma muy limitada. El poder sigue siendo muy restrictivo y acotado. El ciudadano, aunque le hayan dado la oportunidad de pronunciarse, sigue estando muy limitado en una democracia actual. En las vitoreadas democracias parlamentarias que se producen en el XVII en Inglaterra tampoco son ejemplos de democracias absolutas. El parlamentarismo inglés de Cromwell fue una dictadura militar con un marcado fundamentalismo religioso en el que la mayoría de la población inglesa estaba al margen aunque partiparan en las acciones. Lo mismo después cuando la nobleza inglesa acota el poder del Rey sólo para controlarlo evitando los abusos en contra de sus intereses, no por una auténtica idea de democracia e intención de dar voz al pueblo. Es con la evolución de la sociedad, las guerras mundiales, los adelantos tecnológicos y las reivindicaciones de los ciudadanos por su sarificio en sangre, según Morrow, cuando se adoptan por conveniencia y necesidad, las medidas que amplían esas democracias, y no en todas las naciones, pero siempre controladas por unos pocos. 
     
    Es por ello que la democracia se ha utilizado casi siempre como argumento demagógico entre todos.
     
    Lo que si es justo admitir es que la arbitrariedad de la justicia se ha reducido a cotas tolerables, en algunos casos, independientemente de si se trataba de una democracia o no. Por ejemplo, en el peculiar regimen franquista, la justicia estaba formada, según Payne, por un funcionariado muy profesionalizado sin motivaciones políticas sino de servicio en el que primaba el mérito. Otra cosa son las leyes surgidas del poder. 
    Igual ocurre con algunos organismos reguladores que funcionaron mucho mejor bajo el regimen de Franco que ahora con la democracia.
     
    Algo de esto se trató ayer en la tertulia económica de Luis Herrero cuando Rallo planteó, como siempre “cargarse todo” como le espetó Carmen Tomás, arguyendo que los organismos controladores y reguladores deberían ser privados en vez de públicos acogiéndose a su principio fundamental: Lo público nunca funciona, lo privado sí. Es cuestión, como le dijo Tomás, de la gestión y en eso lo público no es peor que lo privado. Los errores han venido desde lo privado y lo público según la cantidad de honestidad y profesionalidad utilizada alejada o no de los intereses de unos y de otros.

  16. manuelp dice:

    Hegemon

    Lo patético de estos fundamentalistas liberales como Rallo es que tienen delante de los ojos hechos incontestables como el de que el rescate del sistema bancario no lo ha hecho el libre mercado sino el Estado y siguen erre que erre con las bondades de un mercado que ni es ni ha sido nunca ni puede ser libre en el sentido radical que ellos propugnan porque se necesitarían hombres de otra especie a la que existe.

  17. Hegemon dice:

    Manuelp:
     
    Lo más seguro es que los hombres de otra especie que se necesitan no optarían por un liberalismo radical y utópico como el de Rallo. 
     

  18. lead dice:

    [Estado de Derecho: Limitación  y división del poder]

    (De mi post de 5 Febrero de 2012 recogido en el de las 23:31 de ayer 21):

    {La separación de poderes tiene poco que ver con la democracia [*] que es un sistema de elegir a los que van a ejercer el poder. La separación de poderes es lo que caracteriza al ‘Estado de Derecho’. Se puede tener ‘separación de poderes’ sin democracia (p. ej., la Inglaterra que sale de la ‘Revolución Gloriosa de 1688′; Montesquieu, que vivió tres años en Inglaterra a partir de 1729, donde absorbió la influencia de John Locke, escribió en ‘El espíritu de las leyes’ que en ningún otro sitio como en Inglaterra se podía ver tan claramente la separación de poderes).}

    En la evolución institucional inglesa (iniciada prácticamente a la par de la nuesta en España, 1215 una y 1188 la nuestra, ésta con un notable adelanto sobre la inglesa [**] aunque no tuviera la continuidad en el tiempo que tuvo la inglesa) es constante el intento de limitar el poder, y de dividirlo, finalmente, sentando las bases del moderno Estado de Derecho; la democracia vendría después.

    [**]

    {According to John Keane‘s book “The Life and Death of Democracy”, was the first sample of modern parliamentarism in the history of Western Europe.

    (…)
    When the Founding Fathers of the United States of America elaborated the American constitution, one of the juridical models they studied were the laws that arose from the Cortes of León. John Adams knew the text of the Fuero of León from his journey to Spain}

    [Según el libro de John Keane "Vida y muerte de la democracia" [las Cortes de León] fueron la primera muestra de parlamentarismo en la historia de Europa occidental.

    (…)
    Cuando los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América elaboraron la Constitución americana uno de los modelos jurídicos que estudiaron fueron las leyes resultantes de las Cortes de León. John Adams conoció el texto del Fuero de León en su viaje a España]

    http://en.wikipedia.org/wiki/Cortes_of_Le%C3%B3n