La UE contra Europa (II) Crisis del cristianismo

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P. Usted dice en su libro sobre Europa que las ideologías son religiones sucedáneas. ¿Qué puede entenderse por eso?

Hay que plantearse qué significa la palabra religión. En la mayoría de las culturas viene a significar algo así como ley o camino, relacionada con el culto a seres no mundanos y con cierta visión del destino del hombre en relación con el cosmos o con fuerzas más allá del cosmos, como en el monoteísmo. Literalmente, unos dicen que significa “juntar”, “amarras fuertemente”, y otros que significa algo así como cuidado respetuoso. Sea cual sea su origen etimológico, las dos cosas no se contradicen: la religión uniría a los hombres en torno a algo superior hacia lo que mostrar reverencia. Por eso digo que es la raíz de las culturas. Porque las sociedades humanas son enormemente conflictivas, e particular yo diría que la actividad económica es proclive a ello. Si los individuos y grupos se librasen a sus meros intereses, la convivencia sería imposible. Esto lo presentaban los teóricos liberales como el “estado de naturaleza”, que nunca ha podido existir en la sociedad humana, pero que refleja imaginativamente esa realidad. En otras palabras, sin un elemento psico-social por encima de los intereses conflictivos, que encauce estos o al menos los suavice o permita rehacer las relaciones sociales cuando estas se vuelvan demasiado destructivas, por esos conflictos, la sociedad se disolvería. La religión implica una fe, como consecuencia de la propia condición humana. Y las ideologías se apoyan también en una fe, la fe en la Razón, que ya hemos visto no logra conducir a verdades universales y necesarias. En el libro sobre Europa he esbozado la cuestión de por qué es así, que desde luego necesita desarrollo.  Pocas cosas más interesantes que las críticas mutuas  entre ideologías, un tema a desarrollar.

P.  Pero vemos que en la práctica la religión del becerro de oro, de la economía como una divinidad, como usted la llama, no da lugar a una disolución de la sociedad en lucha de todos contra todos. Casi diríamos que todo lo contrario a la vista de la Unión Europea.

En primer lugar, la religión del becerro de oro no marca la sociedad más que parcialmente. Subsiste la Iglesia, las iglesias protestantes y  otras formas religiosas difusas derivadas de las anteriores. Subsiste la familia, que opera como un contrapeso, ya que no se basa en relaciones comerciales entre sus miembros, y  que sigue siendo una familia de concepción cristiana aunque bastante transformada. No ha desaparecido la tradición europea de siglos, cristiana en su cuerpo principal,  aunque sufre embates muy fuertes. Por otra parte es fácil ver un fuerte impulso a la disolución social, manifiesto en fenómenos  como el abortismo masivo, la contienda permanente entre ideologías,  un descontento y angustia muy extendidos pese al enorme nivel del consumismo y a la carrera por lograr un consumo todavía mayor y más refinado como un sentido de la vida… Para dominar esa insatisfacción, el becerro de oro indica que la única vía es una creciente infantilización social, como preveía Tocqueville.

P. No obstante la idea de la unión europea procede precisamente de la Iglesia católica, que por lo demás se está adaptando a esas corrientes que usted deplora. Quién diría que el Vaticano iba a ensalzar a Lutero o hasta al islam. Eso no lo hacen lo que usted llama en su libro  ideologías prometeicas, sino la Iglesia.

Bueno, yo no deploro nada, solo trato de comprender. Y creo que esas tendencias deben ser expuestas con claridad, porque me parecen  perversas. Claro que también comprendo que es fácil hacer críticas a un sistema señalando sus carencias o sus faltas, porque cualquier cosa que idee el ser humano tendrá carencias muy variadas. La crítica, y también la calumnia, suelen ser fáciles, la alternativa no tanto. Quizá la civilización haya emprendido un camino sin vuelta atrás y sea inútil cualquier oposición, si bien la historia nos indica que nada está consolidado  de forma definitiva. 

   Sobre lo de la unión europea como idea cristiana, es cierto, y se remonta a Carlomagno. Por entonces se trataba de una Europa (la Cristiandad por excelencia en aquella época) formada por un poder político de origen germánico estrechamente enlazado con Roma, tan estrechamente que hacía casi consustanciales los dos poderes, a la manera del Imperio bizantino, la otra cristiandad de la época. Pero no resultaban tan consustanciales; en Constantinopla sí, en apariencia, porque el poder religioso se sometía al político, mientras que en el catolicismo fue constante la lucha entre ambos por prevalecer. Al mismo tiempo surgían las naciones en la parte más occidental del continente, en particular España, que no pensaban someterse a un Imperio católico  bicéfalo de papa y emperador. Pero por no seguir: después de la II Guerra Mundial, la Iglesia, es decir, la democracia cristiana, con apoyo de la socialdemocracia, diseñó el plan que ha llevado a la situación actual.

P.  Por consiguiente, podríamos pensar que la Unión Europea es en cierto modo hija de la Iglesia, aunque sea un poco díscola.  La reconciliación de Francia y Alemania, la vuelta a Carlomagno, en fin.

Creo que el plan ya era de entrada muy poco católico, pues precisamente establecía la unión económica como base de la unión política y en definitiva religiosa. Era además antihistórico, porque la civilización europea se ha desarrollado como un cúmulo de culturas nacionales muy fuertes, asentadas durante siglos y por encima de la economía. Paradójicamente, la comunidad económica fue  beneficiosa en general, pero el salto a la unidad política está demostrando ser una aventura muy difícil. Por otra parte la socialdemocracia ha fagocitado la opción cristiana, que ya ni siquiera osa llamarse así. Hoy predomina en la UE una ideología claramente anticristiana y las sociedades se han descristianizado en gran medida. Creo que ese impulso es destructivo, pero el problema es: ¿puede la Iglesia remozarse  para dar una alternativa?  Después de la tremenda experiencia de la II Guerra Mundial – como después de la Revolución francesa y las guerras subsiguientes–, la Iglesia debía haber aparecido como esa alternativa  de civilización, pero no ha sido así. Intentó superar su crisis con el Vaticano II y creo que ha fracasado de momento, sin que se vean “brotes verdes”

 

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La Unión Europea contra Europa (I) El multiculturalismo

Este sábado, en Radio Ya, hablaremos de las fosas del franquismo.

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Para difundir en las redes

*Es preciso que todos los demócratas y amantes de la verdad histórica emprendamos una gran campaña en los medios y en las redes sociales, explicando lo que fue el Frente Popular y el origen de la democracia,. Democracia que  están demoliendo los antifranquistas, es decir, los separatistas y sus cómplice PP y PSOE. Llamo a todos a una movilización contra los planes del Doctor Makarra.

*El Doctor Kanalla está emperrado en ultrajar los restos de Franco. Es decir, en ultrajar la democracia, porque la democracia fue decidida por absoluta mayoría en el referéndum de 1976 “de la ley a la ley”, es decir DESDE el franquismo y no CONTRA él. Y sí CONTRA la ruptura que proponían los herederos del Frente Popular, hoy doctorados. Que hoy quieren vengarse de Franco y del pueblo atacando la historia y la convivencia en paz de los españoles.

*Sobre la profanación de la tumba de Franco (y de la democracia), pueden pasar tres cosas a) que el Supremo lo consienta, vulnerando la ley  (cosa no imposible, por desgracia). Que no lo consienta, con lo que toda la operación del Doctor Kanalla se vendría abajo. O que la banda del Doctor desafíe al Supremo y realice la profanación por la fuerza. en este caso sería posible que el Doctor y su pandilla terminaran en la cárcel, que es donde deberían estar ya.

*El Frente Popular fue una amalgama de totalitarios, separatistas y golpistas, tan aficionados a la guerra civil que organizaron una entre ellos mismos, en mayo de 1937,  y se hundieron en otra, en marzo de 1939. Y tan aficionados al asesinato que se asesinaron entre ellos mismos con entusiasmo. Conviene que todo el mundo lo sepa.  

*El Makarra es esencialmente un matón cobarde. ¿Recuerdan la chulería con que amenazó con acciones penales a quienes acusaran de falso su doctorado? Eduardo Inda le desafió sin el menor respeto a un personaje tan vil, y el matón tuvo que envainársela. El video de Inda  aquel era buenísimo

Los Mitos Del Franquismo (Bolsillo)

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Usted ha dicho varias veces que la Unión Europea es precisamente antieuropea, y en su libro sobre Europa viene a sostener algo parecido.

Lo primero que es preciso aclarar es qué entendemos por europeo. Europa es una civilización, es decir, una cultura muy elaborada a lo largo de más de dos milenios.  Si usted quiere convertirla en  una amalgama multicultural ya está atacando precisamente aquel punto fundamental que distingue a Europa y que la hace algo más que geografía.  Podemos empezar por ahí.

P. Pero también podría verse el multiculturalismo como una evolución  lógica a partir del pensamiento europeo, de lo que ha caracterizado a Europa, en contra de una esclerosis de ese pensamiento en formas ya superadas. Quiero decir, un punto esencial de la tradición europea es la defensa de los derechos de la persona, la lucha contra la tiranía, y el multiculturalismo iría en esa dirección.

Sí es un principio básico, creo que inexistente en otras culturas, aunque de un modo u otro está implícito en todas, como una idea de justicia. Pero hacerlo explícito ha sido fundamental, porque permite su desarrollo. En España tenemos hitos clave como los conceptos de San Isidoro, el Fuero de León,  las Cortes de León o la Escuela de Salamanca. Es ya una larga tradición. Pero esa tradición se ha forjado en lucha con otras contrarias, como la consustancialidad de política y religión, o la presunción de que el status social de los individuos venía determinado por voluntad divina, y cosas parecidas. Y eso no se da en otras culturas, o al menos no con la intensidad y claridad que en la nuestra. Si admitimos a esas culturas en igualdad de condiciones en nuestro propio territorio, estamos diluyendo la nuestra, anulándola. Eso es un completo absurdo.

P. Pero usted debe admitir que  Europa es una de las partes más ricas del mundo y con más libertades políticas y estabilidad interna desde la II Guerra Mundial.  Por tanto el multiculturalismo no tiene por qué ser una amenaza grave. Al revés, esas culturas que inmigran a Europa terminarán asimilándose a la europea, integrándose en ella, precisamente porque ella les otorga los mismos derechos.

Creo que en esa concepción hay dos errores de raíz, una sobreestimación y otra subestimación, como he querido exponer en el libro: se sobreestima la fuerza cultural europea y se la subestima reduciéndola a capacidades técnica y económicas.  Con lo cual se anula precisamente el poder, mayor o menor, de la cultura europea. Se apoya en la idea de que la economía, la técnica, es el fundamento de todo, y que, conforme evoluciona, evoluciona la sociedad, explica su historia, en fin.   Tiene un fondo marxista, asimilable por el liberalismo o ciertas formas de él: la economía es la base y lo demás son ideologías, instituciones o  ilusiones dependientes de ella.

P. Usted no puede negar la importancia de la economía.

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Esa objeción es ridícula. Nadie niega esa importancia. Lo que niego y he intentado demostrarlo en mi libro, es que esa concepción  marxista o marxistoide tenga valor. La economía no es todo, como dijo un pensador español conocido, es que tampoco es la base explicativa de la sociedad.  En todas las sociedades es la religión, y en el caso europeo, sus evoluciones y movimientos proceden de sus contradicciones internas, no voy a repetirlo ahora, de la fe y la razón, esa tensión tan típica del cristianismo y que puede convertirse y se ha convertido en antagonismo. Esta es una clave que habría que desarrollar. Pero observe usted los análisis generales que se hacen: todo son índices económicos, de renta per cápita, de innovación técnica, de productividad, etc. etc. Todo es reducible y se reduce en definitiva  a comercio, a dinero.  En el libro he expuesto la crítica que sobre esa base hace el marxismo al liberalismo: sus libertades son ficticias desde el momento en que la riqueza entre los individuos es desigual. Y es una crítica sólida. Con la caída de la URSS se ha dado por triunfante definitivamente el sistema liberal, pero es un espejismo. Tiene sus propias contradicciones. Se ha sustituido una religión por otra, la del dinero. Que tiene sus ventajas, porque es mensurable y en ese sentido parece más científica. Pero es un espejismo, repito.

    P ¿Es un espejismo la comparación de unas sociedades y otras por el PIB?

Vamos a exponerlo de otro modo. Al hablar de cultura y de historia hablamos de personas, lo cual ya tiene elementos no solo no mensurables, sino también misteriosos. Imagine la biografía de cualquier persona, un zapatero, un político, un artista, un comerciante,  un científico… ¿Podríamos narrarla así: a tal edad ganaba tanto dinero, luego pasó una crisis en que ganaba menos y tuvo que cambiar de profesión, pero nuevamente le llegaron tiempos nuevos y se forró. Al morir dejó muchos millones de pesetas o de euros o de dólares, lo que demuestra que tuvo una vida lograda; o bien: murió en un chamizo y dejando muchas deudas, lo que revela una vida frustrada y desdichada. Porque sí hizo unos zapatos muy buenos, o unas pinturas que algunos dicen que estaban muy bien, pero no las compraban, o unas transacciones comerciales que parecían bien enfocadas pero que resultaron ruinosas… Así que, en resumidas cuentas, y si vamos a lo que importa, el pobre no consiguió nada en la vida. Menos mal que le quedó algo para ir a putas y desahogarse, pero aun así…, una frustración.  Naturalmente, nadie creerá en serio que se pueda tratar de ese modo la biografía de una persona reduciéndola “a lo esencial”, a lo  “científico” y mensurable.  Pero cuando se trata de sociedades enteras, como Europa, ese es el criterio que se aplica: la cultura sería, en definitiva, una manera de ganar dinero: las culturas que más lo facilitan son las mejores. Es una religión, porque se basa en una fe, la fe en el becerro de oro, por retomar el interesante mito de la Biblia.

P ¿Quiere decir que la cultura europea no solo no es la de la Unión Europea, sino que esta  representa su decadencia? Porque no todo se reduce al PIB. Están las libertades, los derechos del individuo, la creatividad cultural… Eso se reconoce también en la UE.

Se reconoce, como también lo hacía el marxismo, pero como derivado y en definitiva como elemento secundario… Y reducible también a comercio y dinero.  La UE significa la degradación de la civilización europea. Si fomenta el multiculturalismo es precisamente porque refleja una decadencia. Debiera estar claro que con la II Guerra Mundial, la Guerra de las Tres Ideologías, Europa, como civilización, ha entrado en una profunda decadencia, aunque le reste cierta voluntad de poder. Otras culturas pueden admirar a la europea por sus logros económicos pero la desprecian desde un punto de vista más amplio. Tengo la convicción de que la civilización europea es superior a las demás, pero eso no significa que no tenga muchos puntos débiles a lo largo de su historia. No sería humana si fuera perfecta. Dista mucho de la perfección.

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La Reconquista Y España (Historia)

 

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Historia y novela (IV) Dos tipos de personajes.

Este sábado, en Radio Ya, hablaremos de las fosas del franquismo.

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Los Mitos Del Franquismo (Bolsillo)

Para reproducir en las redes sociales:

*El Doctor Makarra ha convocado nuevas elecciones. En su convocatoria ha mentido con el descaro típico de los políticos actuales. En cualquier caso es preciso recordar que su “doctorado”  gubernamental es la herencia del Registrador de la propiedad.

*Es muy conveniente recordar siempre al Makarra su doctorado fraudulento. En España hay un grave problema de “respeto”. Se respeta mucho lo que no es nada respetable, lo cual significa falta de respeto por lo que sí lo es. Hablar del “señor Sánchez” sin ironía revela servilismo ante un tiranuelo despreciable.

*Contra lo que finge creer la derecha, el ultraje a los restos de Franco no es una maniobra para “desviar la atención” de asuntos más importantes. Es un asunto importantísimo, realmente el punto estrella del programa del Makarra. La derecha finge no entenderlo porque con ello el Doctor la pone en evidencia. A la derecha, a la Iglesia y a la monarquía.  

*Cuando existía el franquismo, éramos pocos los que luchábamos contra él. Desde que dejó de existir han ido creciendo año tras año los luchadores antifranquistas. Y cada año más ruines, más embusteros y más canallas. Hoy los encabeza el Doctor.

*VOX cometería un grave error si creyera que el PP va a cambiar de orientación. Lo que quiere el PP es recuperar los votos que se van masivamente a VOX, y engañar a la gente como siempre. Mucho ojo con esos cabestros.

*Mientras la gente no se dé cuenta de que el cabestril PP es el mayor peligro para la democracia y para España, poco adelantaremos. Porque ese partido seguirá ahí haciendo lo que el PSOE, chanchulleando con los separatistas e intentando bloquear cualquier alternativa.

*¡Hay que ver cómo estos políticos de pandereta hablan ahora de España y se pretenden patriotas! Ellos que tanto daño, tanto mal han hecho a España y a la convivencia de los españoles en paz y libertad. Uno no cesa de preguntarse cómo se ha generado esa chusma política. Es un problema serio.

* Debo reconocer que El erótico crimen del Ateneo, “novela negra como la vida misma”, se queda corta en comparación con la grotesca farsa político-económico-sexual de estos últimos años. Está escrita hace un cuarto de siglo, y el progreso no se detiene.

 El erótico crimen del Ateneo: La novela negra como la vida misma que arrasa en el mundo

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Tu novela, me refiero a la de guerra,  ha sido presentada como novela histórica, y Cela, estamos siempre con el mismo, hablaba de La Colmena como algo realmente histórico, y que se había quedado corto en la denuncia y tal.

En cierto sentido todas las novelas son históricas, porque reflejan algo de la situación histórica del que las escribe. Incluso las que cuentan cosas “del futuro”, realmente no dicen nada del futuro, sino de cómo ven algunos ese futuro en el momento de escribirlo. Pero por  novela histórica entiendo las que juegan con personajes reales, interpretados al gusto del autor.  A mí me parecen un fraude de entrada.  Aunque pueden ser interesantes para interpretar al autor. La Colmena expresa quizá más de la psicología de Cela que de la época. Trata de cosas y personajes que existen siempre y la predilección de Cela por ellas no es casual. En todas las obras literarias se refleja la psicología del autor.

¿Eso se puede decir también de tu novela?

Supongo. Sonaron gritos  trata en parte la misma época, pero elige otro tipo de personajes. No son los coitadiños y los sinvergüenzas o hipócritas cuyo horizonte vital es comer y joder. Admito que requiere talento escribir una buena novela con esos mimbres… Por otra parte, la novela europea, yo diría que desde la I Guerra Mundial por lo menos,  siente una atracción por lo sórdido, por personajes un poco como quijotes desencantados ya de entrada, que no intentan nada. Si uno creyera esa literatura, Europa o Usa serían un cúmulo de miserias morales y personales, sobre todo morales. Pero sabemos que, al menos desde el punto de vista económico, de las comodidades, del consumo, no es así, es casi lo contrario, y el individuo tiene más derechos que en otras épocas. Cierto que por debajo de eso existe una gran insatisfacción, una sensación de vacío, más bien de asco  en mucha gente, creo que Houellebeck lo refleja muy bien. Asco es la palabra, asco y desesperanza,  y es comprensible. Vivimos en la civilización del becerro de oro, y no sé en qué terminará. Por mi parte, esa literatura ya me fastidia un poco, por eso me gustó tanto El enamorado de la Osa Mayor.

Pero esa novela contiene una crítica también de aquella sociedad, que es vista como vacía e hipócrita.

Sí, es cierto. Hay una gran corriente en la novela que presenta a los individuos como determinados por la sociedad en que viven, como simples juguetes con una libertad ficticia y al final “víctimas de la sociedad”. Pero el tema de Piasecki es otro, trata de  personajes animosos que se las arreglan para vivir su vida al margen de esa sociedad, arrostran con gusto el peligro y no se sienten solos a pesar de su marginalidad y de los conflictos entre ellos mismos. Porque otro tema  literario típico desde hace mucho tiempo es el de la soledad de la gente en medio de sociedades inquietas, exigentes y con mil relaciones superficiales de dinero y sexo.  Aquellos contrabandistas no se sentían solos, aunque lo estaban bastante en relación con el resto de la sociedad. Y aunque la historia terminara mal, el mero relato de sus peripecias la justificaba. Es decir, en esa novela, la persona cuenta y cuenta mucho, es responsable de sus actos pese a que los mismos surgen de realidades que les escapan. En La Colmena es la sociedad, o una visión de la sociedad, la que manda y los personajes son juguetes de ella, apenas son personas realmente.

No obstante, es difícil ver una relación de los personajes de tu novela con los polacos contrabandistas de la de Pîasecki.

 La historia de una no tiene nada que ver con la otra. Solo se parecen un poco los personajes en que son un tanto marginales y animosos y no temen exponer la vida. Por ejemplo, deciden ir a combatir a Rusia. ¿Por qué? No está del todo claro. Hay un elemento de patriotismo y podríamos decir que han conocido los efectos del comunismo en Cataluña y demás, y eso les mueve. Algo de eso hay, pero son otras cosas. Paco se aburre en la paz, se ha habituado a una vida inquieta  y la paz le hastía, pese a ser el triunfo de los suyos.  Esta podría ser una explicación. Y tampoco son personajes típicos de los alistados en la División Azul, aunque comparten con ellos bastantes cosas.   Alberto tampoco consigue superar sus traumas y siente un temor instintivo a una vida corriente y rutinaria al lado de Carmen.  Sin embargo él y su amigo son personalidades muy distintas. Dirás que, siendo yo el autor debería poder explicar claramente sus motivaciones, pero, aunque parezca raro, tendría que especular bastante sobre ellas, porque el relato ha salido así, sin apenas planificación. Cela, en cambio, los planificaba bastante. Hay de una y otra clase entre los novelistas…

Sonaron gritos y golpes a la puerta (Novela Historica(la Esfera))

 

 

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No están todos en el banquillo

De no ser por VOX, los golpistas (algunos de ellos) no estarían hoy en el banquillo,  estarían de nuevo “dialogando”, es decir, compinchándose con los Rajoy y los Sánchez para ver cómo entre todos hunden más a España y la democracia. Pues lo que hoy se juzga es la conclusión necesaria de políticas proseguidas año tras año desde la transición cuando Suárez creía que “todo es negociable”, como se quejaba Fraga: que no había ningún principio que defender y que era preciso ocultar el pasado franquista, de ellos y en general. Políticas  continuadas por los gobiernos de González, Aznar, y de forma intensificada, Zapatero y Rajoy. 

Al llegar la transición, los separatistas eran pocos y se disimulaban como simples autonomistas, pero los gobiernos, sobre todo los de derecha, se empeñaron en fortalecerlos, incluso directamente con dinero. ¿Por ingenuidad? Había un elemento de ignorancia: aquellos políticos de escaso fuste, salidos del franquismo, habían decidido ignorar la historia, no sabían qué eran realmente los separatistas, como tampoco el PSOE. Eso no es propiamente ingenuidad sino otra cosa. Pero lo hacían fundamentalmente porque su concepto de España era cada vez más evanescente, y su idea de la democracia era la de amigotes que se reparten el poder. La expresión de Rajoy “la economía lo es todo”, ha dirigido esas políticas desde la derecha: habiendo dinero, todo se resuelve. 

   Y bien pronto los “autonomistas”  empezaron a pregonar abiertamente lo que querían y a “recoger las nueces” de los crímenes etarras.  Es decir, no puede creerse que pronto siguieran los gobiernos ignorando lo que realmente estaba en juego. Los separatistas exponían sus objetivos cada vez con mayor claridad, iban eliminando los derechos democráticos en sus regiones, imponían las lenguas regionales contra la lengua nacional, insultaban a cada paso la idea de España, utilizaban la enseñanza para difundir el separatismo entre los jóvenes, acosaban cualquier signo de resistencia. Pues bien, ni los gobiernos del PP ni los del PSOE les opusieron nunca la menor acción coherente. Al contrario, obraron como cómplices conscientes de todo el proceso, vaciando cada vez más de estado a aquellas regiones, facilitando y financiando los propósitos separatistas, expuestos por estos sin ningún disimulo.

Un politicastro tan extremadamente necio como el registrador de la propiedad dijo aquello de “Nadie podía imaginar que se llegara a esto”. Increíble. Y el sinvergüenza no dimitió a continuación. Trató de seguir con los “diálogos” de mafiosos. Fueron el rey y la inesperada movilización popular los que le obligaron a aplicar el artículo 155, que consistió en no aplicarlo realmente, dejando plena libertad a la difusión de la demagogia separatistas, entre otras cosas.

En fin: unos cuantos golpistas están ahora ante los jueces. Veremos  en qué para todo. Decir que la justicia en España es independiente supone un exceso de ingenuidad. También es cierto que quedan jueces decentes, y esta es la última esperanza de la democracia. Pero esos golpistas no han estado solos. La trama incluye a bastantes más. Junqueras y compañía han disfrutado muchos años de la complicidad manifiesta de los gobiernos del PP y del PSOE. Y ningún gobernante de estos se sienta con sus protegidos ante el tribunal.

Veremos, digo, porque la clave está fuera del tribunal. Sin la evidente y creciente indignación popular, que empieza a darles miedo, veríamos de nuevo a todos los políticos y a muchos jueces seguir la línea del chanchullo y la desintegración del país. Es preciso que tengan más miedo.

  Observen el detalle: hasta hace prácticamente nada, proclamarse patriota español era un estigma, propio de “fachas” marginales a los que no debía hacerse caso, encerrarlos en un muro de silencio.  Ahora todos se dicen patriotas. Hasta Sánchez. Por cierto que no es algo nuevo en la historia: lo mismo pasó en la república, cuando proclamarse patriota español solo era admisible en la derecha carca y los “fascistas”. Y de pronto, el Frente popular se dio cuenta, asombrado, de que los nacionales arrastraban a grandes masas de todas las capas sociales. Así que se volvió más patriota que nadie: ahora resultaba que la guerra era de independencia para salvar a la patria de los invasores alemanes e italianos…   

Sonaron gritos y golpes a la puerta (Novela Historica(la Esfera))Los Mitos Del Franquismo (Bolsillo)El erótico crimen del Ateneo: La novela negra como la vida misma que arrasa en el mundo

 

Debido al cambio de emisora a Radio Ya, el programa Una hora con la Historia se encuentra en seria dificultad económica, por lo que reiteramos a nuestros oyentes la necesidad de sostenerlo. Algunas personas creen que la labor cultural debe ser gratuita, en parte porque mucha  de ella es subvencionada por los gobiernos, que nos obligan así a todos a contribuir aunque se trate de una cultura muy dudosa. Todos sufragamos, nos guste o no, la propaganda y otras actividades de la “memoria histórica”.  Y “Una hora con la Historia” trata precisamente de contrarrestar esa propaganda seudocultural y seudohistórica. No tenemos subvenciones ni las queremos, queremos en cambio que nuestros oyentes comprendan la importancia de recuperar nuestro pasado,  se sientan comprometidos con la labor que realizamos y contribuyan a ella. De este modo  se puede contrarrestar fácilmente la memoria antihistórica.

   La cuenta para contribuir es esta del BBVA “Tiempo de ideas”:

ES09 0182 1364 3302 0154 3346.

 

 

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Novela e historia (III) ¿Es histórica “La colmena”?

Debido al cambio de emisora a Radio Ya, el programa Una hora con la Historia se encuentra en seria dificultad económica, por lo que reiteramos a nuestros oyentes la necesidad de sostenerlo. Algunas personas creen que la labor cultural debe ser gratuita, en parte porque mucha  de ella es subvencionada por los gobiernos, que nos obligan así a todos a contribuir aunque se trate de una cultura muy dudosa. Todos sufragamos, nos guste o no, la propaganda y otras actividades de la “memoria histórica”.  Y “Una hora con la Historia” trata precisamente de contrarrestar esa propaganda seudocultural y seudohistórica. No tenemos subvenciones ni las queremos, queremos en cambio que nuestros oyentes comprendan la importancia de recuperar nuestro pasado,  se sientan comprometidos con la labor que realizamos y contribuyan a ella. De este modo  se puede contrarrestar fácilmente la memoria antihistórica.

   La cuenta para contribuir es esta del BBVA “Tiempo de ideas”:

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Realmente los personajes de Cela son casi todos toscos y vulgares, creo que eso pocos lo discutirán. Se puede excluir a Pascual Duarte, ¿no crees?

 No, en absoluto. Duarte es el colmo de la vulgaridad. Lo que ocurre es que nos conmueve en cierto modo porque el destino le ata a la mala suerte desde el principio. No tiene mucho espíritu ni grandes arrestos, obviamente no tiene nada del nietzscheano que aspiraba a ser su creador. Simplemente todo le sale mal, desde el nacimiento en una familia desastrosa. Solo le salva, en cierto modo, un sentimiento de su propia dignidad que trágicamente le perjudica, porque le lleva al crimen y a la muerte. Pero figúrate una relato al revés. Un personaje estúpido, aunque listillo,  cobarde y desvergonzado,  pero afortunado, al que todo le sale bien y queda como un héroe, como en las novelas de Flashman. O simplemente que es rico  de nacimiento, sin ningún mérito propio, y en lugar de arruinarse le sigue sonriendo la fortuna.  Eso podría ser tan interesante como el Pascual Duarte.  Depende solo del talento del autor. Pero no imagino así a Cela, porque creo que le faltaba sentido del humor. Aunque también podría novelarse en plan dramático, sobre las injusticias de la vida.

 ¿Quizá hay alguien así en tu novela? ¿El personaje que  está a punto de quitarle al protagonista la novia, Carmen?

Bueno, el que está a punto de quitar a Alberto la novia apenas está esbozado: es “un buen partido”, pero Carmen no llega a considerarlo en serio, aunque está a punto de lamentarlo más tarde, cuando Alberto decide arriesgarse una vez más en una aventura muy incierta. Es un tipo de buena posición y rico, sin ningún mérito especial, y que considera que el régimen franquista está a punto de caer, que personajes como el protagonista, que ha estado en la División Azul, va a pagar sus culpas  en cuanto los vencedores de Alemania decidan ajustar cuentas al Caudillo, que parecía inminente… Pero no es un personaje claramente dibujado en la novela, y tampoco aparece como un idiota. Simplemente carece de otros méritos que su buena posición social, y  piensa, como tantos otros, que el final de Franco y los suyos está a punto de ocurrir,  que le gusta Carmen y piensa que le daría mejor vida que Alberto, a quien no ve ningún futuro.  Lo mismo pensaba el personaje que identificas con Cela. Claro, yo creo que por eso escribió La colmena, para lavar su pasado falangista e incluso de aspirante a delator. La colmena es, o intenta ser, un retrato sumamente ácido de la posguerra franquista, y le vendría muy bien para adecuarse a la nueva situación que tantos daban por segura.

Tú mismo has dicho que La Colmena es una gran novela.  ¿Porque retrata aquella sociedad?

Yo no he conocido aquello, pero sí a gente que lo había conocido. Lo que Cela pinta es bastante real, aunque caricaturizado. Lo que pasa es que había otras muchas realidades. Mi novela también retrata aspectos de la época, que pueden seguirse en la prensa y en diversas obras literarias. Fíjate en los años de la transición, de los que casi todo el mundo ha querido dar una imagen muy embellecida. Porque hubo, desde luego bastante ilusión, aunque enseguida llegó el “desencanto”, como le llamaban. Luego una remontada de la ilusión cuando ganó Felipe González… Los años de la “movida madrileña” y demás.  Pero podría novelarse sobre otros aspectos de la época, que he señalado en La Transición de cristal: el repentino auge de la droga, en particular la heroína, que dejó  tantos muertos e incapacitados jóvenes, el aumento de la delincuencia y el sonido de las sirenas policiales por todas partes, los asesinatos y secuestros de la ETA, el rápido aumento de la mendicidad, bien visible en las calles y poco antes casi inexistente, las borracheras, las juergas ruidosas en ciertos barrios a altas horas de la noche, contra las que protestaban en vano los vecinos que tenían que levantarse pronto para trabajar, la prostitución rampante, la habitual y la de travestis… Podría escribirse, por alguien con talento, otra “colmena” sobre aquellos felices tiempos. Digamos que no ha habido talento. No ha habido un segundo Cela.

¿Tú podrías intentarlo?

Quizá lo intente. Mi idea es escribir una trilogía,  primero con Sonaron gritos, después con otra que transcurriría en el ambiente universitario de, más o menos, el año  1967, y una tercera trataría de los tiempos actuales, tampoco la transición. La segunda la tengo bastante avanzada. La tercera, ya veríamos. Es curioso que La colmena no haya creado escuela. Cela imita, sin decirlo Mahattan Transfer de Dos Passos,  aunque yo creo que la mejora. La de Dos Passos me pareció bastante aburrida, no pude terminarla. La Colmena sufrió unos años de censura, una especie de justicia poética, ya se sabe, porque Cela trabajó en la censura. Con el tiempo, Cela la planteó como una novela histórica en el sentido de que retrataba la historia del momento, lo que ciertamente no es el caso, como dije.

¿Puede ser una gran novela si, como dices, los personajes son bastante cutres? ¿No es una contradicción?

Quizá sea excesivo llamarle gran novela. Desde luego, ya digo, requiere mucho talento hacer algo importante, y lo es, con aquel hervidero de personajillos lúgubres, toscos  y sin arrestos. Pero Cela lo consigue. Y  es buena sobre todo como descripción, porque esos personajes existen siempre y en gran número y en todos los países y sociedades. La descripción, aun extremada, es  muy buena. Claro que análisis psicológico no  hay ni Cela o pretende: los personajes son así, y ya está, aunque les echa un poco de moralina. Y hay que agradecer que no lo intente,  porque cuando Cela se pone a filosofar o a moralizar, como en otras novelas,  es de una tosquedad rayana en la tontería.

De acuerdo con tus palabras, la literatura y la historia no solo son distintas, sino que están reñidas.

   Vamos a ver: por influencia del marxismo se ha querido ver en la literatura un reflejo de una sociedad histórica dada, en ese sentido serían realmente libros de historia un poco peculiares. Pero no es así. Tomemos La Ilíada, por ejemplo: se refiere a una época muy remota, y si esa interpretación fuera correcta, hoy no podría interesarnos más de lo que cualquier resto arqueológico, digamos una azada o un hacha de bronce  de la época, es decir, de manera muy relativa y más para los especialistas. Pero su valor permanece igual y sujeto a mil interpretaciones, tanto en la actualidad como entonces, y tanto en nuestra sociedad como en cualquier otra. Y desde el punto de vista histórico nos es también valiosa por muchos detalles, siempre que no creamos que aquella sociedad era exactamente así. Y de paso da  a aquella época una vida que no dan los meros estudios técnicos. Si hablamos historiográficamente de los años 40, tenemos que recurrir a los datos estadísticos fundamentalmente, a contrastar unas opiniones con otras, unos documentos con otros… Pero en ello se pierde algo vivo, que sin embargo se encuentra en las novelas. En algunas, por lo menos.

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La Reconquista tiene un triple interés actual: demuestra la mayoritaria inanidad, rayana en la estupidez, de la historiografía universitaria del momento; recuerda las raíces de España, el país que se empeñan en destruir los partidos del sistema del 78; y  plantea hoy una especie de nueva reconquista, que no debe alargarse.

La Reconquista Y España (Historia)

 

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