Biografía e historia

 

Los Mitos Del Franquismo (Historia)La guerra civil y los problemas de la democracia en España (Nuevo Ensayo)

El franquismo fue, como todos, un régimen de partidos, aunque se llamaran “familias”. Y, como en todos los regímenes, las rivalidades entre ellos podían resultar muy peligrosas. Aquí se explican algunos aspectos clave de la cuestión, a menudo tan  mal entendida https://www.youtube.com/watch?v=9CU7pgIaARE

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Es obvio que en el curso de los hechos históricos pesan de manera especial las decisiones de quienes tienen las mayores responsabilidades, los dirigentes, grosso modo, y ello de manera especial en las guerras, por lo que conviene prestar alguna atención a la personalidad de los mismos. Contra esa evidencia se ha levantado la doctrina que minusvalora su papel y señala el aparente absurdo  de que se preste más atención a unos pocos individuos que a los millones de personas que en definitiva “hacen la historia”, o a la economía o las instituciones y leyes  que dan continuidad a la sociedad. La atención a estas últimas no se opone a la atención a los personajes, que a menudo se encuentran en el origen de ellas, pero precisamente por dar continuidad son menos históricas, por así decir, ya que permanecen con escasa variación durante largos períodos. Otra tendencia historiográfica supone la existencia de leyes científicas ineluctables, cuyo conocimiento permitiría entender la marcha de la historia considerando a los dirigentes como meros reflejos personales y secundarios de unas tramas objetivas: la cuestión del individuo y la historia, que se arrastra desde Aristóteles y entendiendo por “individuo” a algunos muy particulares.

    En cuanto a la cuestión de esos “individuos” y “las masas”, derivada a menudo de la tendencia anterior, la exponía así Bertolt Brecht en su muy citado poema “Preguntas de un obrero que lee: “¿Quién construyó Tebas, las de las siete puertas?/ Los libros citan los nombres de los reyes / ¿Arrastraron los reyes los bloque de piedra?/ (…) El joven Alejandro conquistó la India / ¿Él solo?/ César venció a los galos / ¿No tenía siquiera un cocinero con él? Etc. Desde luego, ningún obrero se hizo nunca preguntas tan pueriles, que Brecht pone en su boca con alegre desenvoltura. Los obreros no habrían construido Tebas sin la idea y la orden de los reyes, cien mil cocineros no habrían vencido a los galos, y los soldados de Alejandro no habrían conquistado la India sin la dirección e iniciativa de  Alejandro, pues un ejército mal mandado habría perecido en la empresa.  

 Brecht, a su modo doctrinario, quiere oponer los líderes a sus seguidores, pero estos,  de un modo u otro, aceptaban la dirección de aquellos, cuyos nombres marcan la historia y que en ese sentido representaban a “los de abajo”. Aun si se hubiesen conservado los nombres de cada uno de los obreros, cocineros o soldados, no ayudarían nada a entender los sucesos. Sin la masa anónima, los dirigentes no habrían hecho nada, como tampoco dicha masa sin dirigentes.  Cuando se quiere focalizar la  historia en la vida de las masas, tan estimadas en la literatura marxista, se hace inevitable tratarlas como un todo borroso y sin relieve personal,  centrado por lo común en las preocupaciones económicas. En ese retrato los rostros y personalidades desaparecen o son dibujadas según la estimación subjetiva del historiador. Y resulta harto ilustrativo que en la política e historiografía marxista, el líder máximo sea prácticamente divinizado, como concentración de las inmensas potencias creadoras atribuidas a las masas, las cuales permanecen como tales.

   Por tanto, las biografías de los personajes destacados son imprescindibles. En España no ha cundido mucho esta  modalidad historiográfica, y en la mayoría de los casos se presenta con caracteres próximos a la hagiografía o a la demonización, según la orientación política o ideológica del historiador, como ha señalado Stanley Payne. Aun sin ello, la biografía tiene serios problemas. Hay un aspecto misterioso sin remedio en la vida de las personas, pues nadie sabe por qué ni para qué ha venido al mundo, y ha de despedirse forzosamente de él, lo hay disfrutado más o menos; ni por qué ha nacido varón o mujer,  en una época, país  y  medio social determinado, ni con unos dones o dotes que puede desarrollar o no, pero que le vienen dados y  debe aplicar en unas circunstancias que no ha creado y que solo de modo muy limitado puede modificar.  

     Por otra parte, una personalidad tiene demasiadas facetas, algunas íntimas inasequibles al observador externo, algunas inconscientes para el mismo personaje, el cual nunca queda plenamente retratado en sus actos.  Desde fuera podemos percibir sus actos y atribuirles un significado, pero solo captamos indirectamente los cálculos, vacilaciones, angustias,  temores o esperanzas asociados a sus decisiones. Porque incluso las decisiones en apariencia mejor fundadas resultan a veces fallidas, pues tampoco es posible al ser humano prever sus consecuencias más allá de un limitado espacio. Por otra parte, “una cosa es lo que uno piensa, otra lo que dice y otra  más lo que hace”. Nunca existe coherencia precisa entre las tres funciones.

    Las memorias de los personajes son indispensables, aun asumiendo que muy a menudo encierran desvirtuaciones o mentiras justificativas, ya que, sobre todo en política, la necesidad autojustificativa es muy fuerte. Pero quien habla de sí mismo dice casi siempre más de lo que pretende, y por otra parte es posible al historiador contrastar una memorias con otras y con los hechos conocidos. He seguido este método en  Los personajes de la República vistos por ellos mismos con resultado creo que muy fructíferos.  Con todas limitaciones, la vida de algunos personajes da impresión del desarrollo –siempre con un alto grado de azar– de un proyecto vital concebido en la juventud (Azaña, por ejemplo);  en otros parece resultado de mil avatares sin proyecto claro bajo ellos, o con proyectos cambiantes. Indalecio Prieto diría que de escribir unas memorias las titularía Una vida a la deriva.

   Claro está que en una obra que trata hechos generales,  las biografías solo pueden aparecer como semblanzas,  ceñidas al tema y con solo alusiones a la personalidad a partir de sus actos, pero sin pretensiones de dar plenamente en el blanco. Se trata no tanto del proyecto íntimo o falta de él, como del proyecto político al que se han adherido y cómo lo han servido, aunque ello exija algunas observaciones de tipo más personal; pues con frecuencia esa adhesión obedece mucho más a razones sentimentales particulares algo oscuras, que a razonamientos y  convicciones intelectuales. Creo  que, aun con estas seria limitaciones, ayudan de modo importante a la comprensión de los sucesos.

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14 Respuestas a Biografía e historia

  1. manuelp dice:

    China no ha visto nada nuevo en eso de “dejar ciegos y sordos a los yanquis” en caso de guerra. Los mismos yanquis hicieron eso en la guerra del Golfo cuando la primera acción fue la incursion de los bombarderos invisibles B-1 seguidos por los aviones de interferencia de radares y de contramedidas electronicas e incluso en la lejana guerra de las Malvinas cuando los ingleses emplearon los señuelos falsos para despistar a los argentinos con lugares de desembarco ficticios.
    A lo que me refería es que la forma americana de hacer la guerra ha sido, es y será igual o mas despiadada que las formas alemanas y soviéticas aunque en buena medida este velada por la masiva intoxicación informativa que se da a todos los niveles.

  2. manuelp dice:

    Eso, precisamente, fue lo que sucedió en el campo de Dachau (ubicado cerca de Munich) una vez que fue liberado el 30 de abril de 1945 por la 20ª División Blindada y la 45ª de Infantería del VII Ejército de los Estados Unidos. Y es que, en las jornadas posteriores los soldados estadounidenses se tomaron la justicia por su mano y torturaron cruelmente -y de multitud de formas- a los guardias de las SS. Algunas de ellas fueron tan horribles como arrojarles agua helada por encima y obligarles a hacer el saludo nazi durante horas para, finalmente, ejecutarles.
    https://www.abc.es/cultura/20150520/abci-nazis-dachau-torturas-201505201134.html

  3. Pío Moa dice:

     

      Cuando las izquierdas perdieron las elecciones en 1933, la reacción de Companys queda expresada probablemente por el editorial de su órgano de expresión, La Humanitat bajo el título ¡En pie de guerra: “Ha sido  la tropa negra y lívida de la Inquisición y el fanatismo religioso (…) para apuñalar la democracia. No ha sido la Lliga ni Acción Popular la triunfadora. Ha sido, aquí y fuera, el obispo. Ha sido la Iglesia,  ha sido Ignacio de Loyola (…) La llamada al fanatismo, a la locura, a la traición, a la miseria moral y mental (…) de una conciencia de esclavo y de iluminado”. Tras este análisis de los comicios recomendaba “estar alerta, el arma al brazo y en pie de guerra (…) Tomen nota la Lliga, el obispo y su tropa siniestra (…) y mediten bien el significado de nuestras palabras (…) No amenazamos, advertimos. Quien haya de entender, entienda. No hacemos literatura nosotros”. Afirmaba, con cierta infidelidad a los hechos, haber sido “generosos, cordiales, comprensivos, amables” con la derecha, pero el triunfo de esta en las urnas aconsejaba  “ser implacables, inflexibles, rígidos (…) Sin perder la serenidad, solo hay que escuchar una voz, que resonará, si hace falta, en el momento preciso”.

     

       Se trataba de una declaración de guerra civil, como la que por su parte hacía el PSOE:  este con el objeto de liberar  España mediante una dictadura “proletaria”, Companys para liberar a Cataluña mediante la dictadura separatista. Ambas en nombre de la democracia.

     

       Como las elecciones eran generales, no afectaron a las regionales, por lo que Cataluña permaneció bajo la dirección de la Esquerra, dirigida por Companys. Lo que ocurrió en los meses siguientes puede describirse como una continua vulneración del estatuto, movimientos desestabilizadores junto con Azaña, PSOE y PNV, y utilización de los medios legales para subvertir la legalidad republicana, armando milicias uniformadas al estilo fascista e infiltrando el ejército en Cataluña. Al igual que el PSOE, despreciaban a una derecha en manos de líderes irrelevantes, por lo que la ocasión histórica debía aprovecharse. El separatista Jaume Miravitlles  recordaba en una obra prologada por Companys: “El desarrollo normal de la política  (desde las elecciones) tenía que culminar fatalmente en un movimiento armado  (…) Cada discurso de Companys era un toque de atención. Cada viaje, una concentración popular, cada inauguración una revista (militar). (…) La figura del Presidente de la Generalidad adquiría proporciones épicas, de leyenda mientras que Samper, Lerroux, Salazar Alonso aparecían en su miserable minusculidad”.

     

       Otro aspecto del momento fue la persecución a la CNT a cargo del separatista radical  en la que Miquel Badía, jefe de la policía de la Generalidad, había utilizado la tortura y el asesinato, según acusaban los anarquistas. Pese a ello, Companys había tenido relación estrecha con los anarquistas como abogado de sus homes de acció  o pistoleros. Al llegar la república, los separatistas habían querido atraerse a la CNT facilitándole el copo de los sindicatos y el asesinato  o marginación del Sindicato libre, que se les había opuesto anteriormente utilizando también las pistolas. Pero al no someterse la CNT, las relaciones se habían agriado en extremo, si bien Companys conservaba amistades entre los libertarios.

     

        Dentro de la Esquerra había la tendencia a la secesión completa y otra partidaria de una transitoria república federal, en la que entraba Companys. El resultado de aquella agitación fueron los sucesos del 6 de octubre del 34 en Cataluña: Companys proclamó una república federal que abolía la legalidad republicana e hizo un llamamiento a las armas, dos días después de que el PSOE comenzase su propia insurrección. Pero ni la población secundó sus llamamientos y ni siquiera las milicias armadas y los militares comprometidos se movilizaron con alguna eficacia. Una mínima fuerza militar y de la Guardia Civil bastó para que los golpistas se rindieran. Companys fue condenado a cadena perpetua, mientras una intensa campaña de prensa secesionista lo pintaba como un héroe auténtico y “encarnación de Cataluña”, lo que no dejaba de tener cierta ironía. Y solo diecisietes meses después de los hechos, tras las elecciones de febrero del 36, Companys salía libre y triunfante, vuelto a la presidencia de la Generalidad.  

     

  4. Pío Moa dice:

     

    Al ser aplastada la rebelión en Barcelona, los anarquistas se hicieron dueños de la situación, y Companys se ofreció a su servicio. Según García Oliver, les declaró: “Hoy sois los dueños de la ciudad y de Cataluña (…) Si no me necesitáis (…) decídmelo ahora, que yo pasaré a ser un soldado más en la lucha contra el fascismo. Si, por el contrario creéis que en este puesto (el de presidente de la generalidad) puedo (…) ser útil en esta lucha (..) podéis contar conmigo y con mi lealtad de hombre y de político”. Debió de ser algo muy parecido. La utilidad de Companys radicaba en el prestigio internacional que se atribuía y que evitaría que potencias hostiles interviniesen para sofocar la revolución. Los anarquistas aceptaron la oferta de Companys, que daría lugar a un doble poder que conspiraría contra el libertario hasta eliminarlo en los choques de mayo de 1937.

     

       Entre tanto habían ocurrido sucesos que describen bastante bien el ambiente. El citado Miquel Badía, conocido por Capitá Collons, y su hermano fueron asesinados poco antes del levantamiento derechista, crimen atribuido a la Falange por la prensa. La atribución era tan improbable que pronto se descubrió que había sido un anarquista el autor. Podría haberse interpretado como venganza por las anteriores persecuciones de Miquel, pero enseguida se abrió paso la sospecha de que el instigador había sido el propio Companys, por un motivo de faldas. Como venganza, el grupo Estat Catalá, el de  Badía, se escindió de la Esquerra y asesinó a un travesti confidente de la policía. La cosa fue más allá, pues ya en plena guerra el grupo planeó la captura o asesinato de Companys y el ataque directo a la CNT. El asunto se complicó porque el jefe de orden público de la Generalidad, llamado Reverter, fue detenido por anarquistas acusándole de tráfico de metales preciosos a Francia. El detenido advirtió a Companys que si no lo liberaban contaría asuntos dudosos de él mismo. Reverter fue liberado con promesa de pasarlo a Francia, pero amaneció en una cuneta con un tiro en la nuca. Otro comprometido en el complot fue el presidente del Parlament, que sí logró pasar a Francia, y así quedó un suceso oscuro que podría haber cambiado de raíz la política de entonces en Cataluña.

     

        Companys sustituyó la alianza con la CNT por otra con los comunistas del PSUC y se deshizo de la primera. Pero no iba a sacar de ahí mucha felicidad. Por el contrario, no paró de quejarse y amenazar al gobierno de Negrín y de maniobrar en Londres y París (al principio también en Roma) por una paz separada, ofreciendo, junto con el PNV, la enajenación de Cataluña, Aragón, Navarra y Vascongadas.

     

        En el exilio tuvo mala suerte. Las antes citadas amenazas de García Oliver no parecen haberle impresionado, pero no logró huir de Francia al ser invadida por los alemanes, y el gobierno de Franco lo reclamó. Fue juzgado y ejecutado en Barcelona, en octubre de 1940. Sin duda había sido un gran enemigo de la república y había presidido la mayor oleada de crímenes y expolios de la historia regional, lo que no obsta para que sus correligionarios lo hayan rodeado de una impresionante aureola  sentimental como héroe y mártir, creándole leyendas y  dando su nombre, después del franquismo, a un gran paseo y al estadio olímpico de Barcelona e invocándolo como ejemplo de catalanidad. El actual gobierno español acordó en diciembre de 2018 “restaurar la honorabilidad” de Companys. Este tenía 58 años al morir,  y dejaba un hijo enfermo mental y una hija, tenidos de su primera mujer, Mercedes Micó. Durante la guerra había convivido con Carme Ballester, la rivalidad por la cual habría dado lugar presuntamente al asesinato de los hermanos Badía. .  

     

  5. Debo decir que uno de los libros más interesantes de Don Pío, es el de los personajes de la 2Re vistos por ellos mismos, y que además las biografías son unos de los géneros más interesantes y entretenidos que hay, independientemente de la propia literatura…

  6. Proby dice:

    Del hilo anterior:

    Perdona, Hegemon, pero lo que tú has escrito es esto:

    “Las memorias de los generales adolecen, como es lógico y natural, de una autocrítica (…)”.

    No dices que adolecen “de NO ser autocríticas”, sino que adolecen “de UNA AUTOCRÍTICA”, esto es, de una cosa positiva. Y no se puede “adolecer” de una cosa positiva. Sé perfectamente lo que digo. Repasa lo que escribiste y verás.  

  7. Hegemon dice:

    Vamos a ver Proby. Te lo explico de otra forma usando la 3ª acepción del termino “adolecen” que es “tener y padecer algún defecto”

    “Las memorias de los generales “padecen el defecto” (adolecen), como es lógico y natural, de una autocrítica (…)”.

  8. Hegemon dice:

    ¡¡Olvídalo!!…tienes razón.

  9. NIKITO dice:

    Si literalmente le hicieramos caso a Proby decir “aquel adolece de un cancer” por arte de bilibirloque se convertiría en que ese hombre está sano….Hegemon dice que adolece de una autocrítica porque entiende, lo ha específicado, que eso es un defecto….y por ello utiliza muy bien esa expresión “adolece” porque él considera que es un defecto….
    Puede ser que alguien piense que las autocríticas no son fiables en historia y por eso es bueno ni que existan y si existen no leerlas….ese alguien diría “los generales alemanes no hacen autocríticas”  y sería perfecto….por eso la expresión de adolecen que utiliza Hegemón es perfecta….porque con ella valora (bueno o malo) el hecho de la existencia ó no de una autocrítica….

  10. Historiadoradomicilio dice:

    ¿Que torturaron a los guardias SS de un campo de concentración naxi?
    Que pena me dan, los pobres…

  11. Pío Moa dice:

    Nuevo hilo

  12. Proby dice:

    Nikito, no has entendido nada. La autocrítica no es un defecto. No se puede “adolecer” de ella. ¿Más claro? Agua.