Vox en Vascongadas / Raymond Carr/ Contra la histeria / Un tiempo no tan ido

VOX en Vascongadas

Lo único importante en Vascongadas ha sido que VOX se ha mantenido y aumentado sus votos. Lo demás es la basura habitual. Abascal lo ha explicado bien: Santiago Abascal: “los votos a VOX son la semilla de la reconstrucción y la reconquista” (youtube.com)

Y la cuestión es cómo se ha llegado hasta aquí. Ha sido un largo proceso que he explicado con bastante detalle en Una historia chocante. Un proceso que partió de un PNV reducido a tertulias de ancianos y algunos jóvenes excursionistas, y una ETA compuesta de unos corrillos de estudiantes que se sentían “víctimas de un horrible pecado colectivo de su propio pueblo”, el pecado de no hacer el menor caso a sus prédicas delirantes. En este proceso que ha llegado a la situación actual, proceso de odio al resto de España y de asesinatos por la espalda, ha desempeñado un papel esencial gran parte de la Iglesia vasca y no solo vasca, y las políticas democristianas de la UCD y el PP (excluyendo en este caso a Aznar en relación con la ETA, pero no con el PNV). Importa señalarlo para quienes hacen del catolicismo una doctrina política y a España consustancial con él. Y, por supuesto, también ha desempeñado un papel proseparatista el PSOE, según su concepción de que España no existe como nación, sino como un mero estado impuesto sobre diversas naciones a las que priva de autodeterminación, por tanto de  libertad. Concepto que también tiene el PP de Feijóo.

   Ha dicho Abascal que los votos a VOX son el comienzo de una reconstrucción y reconquista. Tal es el único sentido que puede tener VOX irrumpiendo en los establos de Augías en que han transformado la democracia española unos partidos cuya seña de identidad más clara es la corrupción, también económica pero ante todo moral y política.

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Raymond Carr

El libro Galería de charlatanes comienza con una crítica a R. Carr, uno de los hispanistas ingleses más influyentes, reconocido en España con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias sociales y otras distinciones.  Juan Pablo Fusi explica:   Bajo la dirección última de Carr trabajamos en el Centro de Estudios Ibéricos los que creo que podemos considerarnos sus discípulos: Romero Maura, José Varela Ortega, Shlomo Ben Ami, yo mismo, Paul Preston (…), Leandro Prados, Antonio Gómez Mendoza (ambos, como historiadores económicos, muy vinculados al tiempo a Patrick O´Brien y Max Hartwell) y Charles Powell…

   Sin embargo, como explico en Galería,  el concepto de Carr sobre España y su pasado es entre pintoresco y denigratorio. En lo valioso, la historia de España sería una especie de imitación mediocre y algo torpe de la inglesa (quizá por eso ha sido tan premiado aquí); y en relación con la guerra civil resulta adepto no muy matizado  a las tópicas propagandas del frente popular. Estas concepciones  están muy extendidas en la mediocre historiografía española, y aparecen de la forma más inesperada en afirmaciones como la de Cayetana Álvarez de Toledo, educada en historia a la inglesa:  “La Constitución es lo mejor que hemos hecho los españoles en 500 años de difícil historia en común”. Estas cosas exigen ser bien explicadas prescindiendo de reacciones patrioteras, lo que a veces resulta complicado, dado el ambiente.

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De Un Tiempo Y De Un Pais - 1

Contra la histeria,

Toda la histeria bélica que se está apoderando de la UE parte de este supuesto: Rusia pretende ocupar Ucrania como prólogo a una expansión sobre toda Europa occidental. Como la histeria es contagiosa, es preciso hacer un esfuerzo de racionalidad y atender a los hechos comunes y conocidos, algunos de los cuales son:

1. Hasta ahora, las invasiones y políticas expansionistas han correspondido a la OTAN: Afganistán, Irak, Libia o Siria. Ucrania entra en la misma serie. Debe señalarse que estas invasiones, costosísimas en términos económicos, pero mucho más humanos, se han presentado como defensas de la democracia. En cuanto a Rusia, ese es un problema que solo pueden resolver los rusos, y no los bombardeos de la OTAN.

2. La OTAN ha venido rodeando a Rusia de bases militares, y no a la inversa. Ya Solzhenitsin denunció cómo la OTAN no se dirigía simplemente contra el imperio soviético, sino contra la misma Rusia. Es natural que Rusia se sienta amenazada, máxime con los precedentes conocidos.

3. Es normal que los pequeños países que lindan con Rusia por el oeste sientan temor, dados muchos sucesos del pasado, aunque en Rusia hay también un temor histórico por las grandes invasiones sufridas desde el oeste, la última la de la Alemania nazi. En todo caso, una política que implique riesgo de guerra no puede instrumentarse sobre simples temores por así decir instintivos.

4. En los hechos reales, Rusia quiso evitar la guerra de Ucrania mediante los acuerdos de Minsk, que mantenían en Ucrania a las regiones de habla rusa, pero con autonomía y libres del acoso de Kíef, que estaba empeñado en borrar de ellas la lengua y cultura rusas. Sabemos lo ocurrido con los acuerdos de Minsk, y cómo el proyecto de autonomía derivó inevitablemente a incorporación de las regiones rusófonas a Rusia.

5. Putin no ha hecho ninguna declaración interpretable como intención de expandirse por otros países: solo exigía que Ucrania fuese neutral, que la OTAN no se instalase allí: “Queremos que la OTAN venga a visitarnos a Sebastopol, no que nosotros tengamos de visitar allí a la OTAN”.

6. Por supuesto, es posible que Putin albergue en su fuero interno la intención de reconstruir el imperio soviético, pero no se puede diseñar una política en función de intenciones supuestas atribuidas a otro. Es razonable  que los países de la UE se rearmen con vistas a una contienda posible; pero lo que  ocurre es más bien un rearme PARA  una guerra que ya se está proyectando.

7. Ante esta nueva guerra europea en ciernes, España tiene los mismos intereses que la libraron de las dos grandes guerras europeas del siglo XX. No tenemos conflictos con Rusia, y la OTAN no es nuestra amiga y aliada, aunque las desdichadas castas políticas españolas se sientan amigas, o más bien lacayas, de países que nos invaden, protegen al único país que nos amenaza realmente, y nos hacen blanco militar en una posible guerra europea.

8. No está de más, tampoco, reflexionar sobre el significado de la anterior gran guerra europea y mundial como fin de una era histórica comenzada precisamente por España cuatro siglos y medio antes.

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Un tiempo no tan ido

Como decía, el título De un tiempo y de un país suena muy pretencioso, pues solo se trata de una experiencia política y personal  limitada en el tiempo (diez años, por lo que a mí respecta), y final y felizmente fracasada:  la del PCE(r)-GRAPO. El título se refiere a una canción algo pesada del cantante de protesta Raimon, que animaba a los jóvenes a hacerse con el  país, habiendo llegado el tiempo de las esperanzas y la fe. Pero en aquella experiencia se concentran gran cantidad de elementos que han marcado la historia posterior, hasta nuestros días, así como una situación en el mundo que suena (inapropiadamente) olvidada: cuando la guerra fría parecían estar ganándola los comunistas, aun acremente divididos entre ellos, y la Iglesia, alerta ante el futuro,  optaba por el “diálogo” con ellos, de tan negativos resultados para la dialogante. Los efectos llegan claramente hasta hoy.

   Era también un tiempo en que en las universidades europeas y useñas, donde se forjaban los  futuros dirigentes y mantenedores del orden  o civilización occidental,  bullía una agitación entre marxista, anarquista y freudiana, orientada precisamente contra aquel mundo al que, después de los estudios, debían apuntalar. Era un dato más que pronosticaba un derrumbe del orden occidental, y sin embargo sería la URSS la que inesperada e inesperablemente se derrumbara. Durante unos años se creyó que los grandes conflictos de la humanidad quedaban resueltos en adelante con el triunfo de lo  que suele llamarse capitalismo y democracia liberal. Pero, como estamos viendo, ninguna ideología ha logrado realmente entender lo que ocurre ante nuestros ojos, y la historia se empeña en dar mil sustos a quienes creen poder dominarla.

   Por eso creo que de una experiencia concretada a un tiempo y un país muy limitados, puede dar lugar a algunas consideraciones sobre cómo se han desarrollado los sucesos en las últimas seis décadas, no solo en España.

Galería de charlatanes.

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 En los años 40, el PCE intentó derrocar a Franco mediante el maquis, luego pasó a la infiltración en la universidad y los sindicatos, en los años 50 a la Reconciliación nacional y a la Huelga Nacional Política. Todo fueron grandes fracasos. Es fácil entender por qué, pero casi todas las historias lo ignoran.   315 – El gran fracaso de los comunistas en los años 50 | Nada más necio… (youtube.com)

 

 

 

 

 

 

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Desarmonía con la sociedad / Tres procesos históricos / Por qué el PSOE odia a Franco.

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Desarmonía con la sociedad

En sus memorias, Baroja señala cómo en su juventud se encontraba inquieto y en desarmonía con el medio social. Esa desarmonía, existe en casi todo el mundo, si bien en grados muy diversos, desde lo intolerable o enloquecedor hasta el fácil acomodo. Ello se debe al hecho de que la sociedad funciona, y creo que no puede hacerlo de otro modo, mediante normas generales para todos, a pesar de que las personas son distintas,  y hasta muy distintas unas de otras: aunque lo social y lo personal se condicionan y complementan, siempre  siempre hay entre ellos un grado de conflicto, ligero en la mayoría de los casos, agudo hasta lo insoportable en otros.

El conflicto suele surgir con fuerza en la adolescencia y la juventud, para irse debilitando en un acomodo, inteligente o meramente pasivo, a la realidad social. En Cuatro perros verdes el problema se observa con fuerza en Chano, en permanente irritación con el medio, que encuentra vulgar, grosero y sin elevación, y que soporta como viviendo interiormente, paralelamente,  en otra realidad. De modo distinto se percibe en Moncho, en quien una canción ocasional en la radio mientras desayuna discutiendo con sus compañeros,  desata un pandemonium interior en el que intenta poner orden escribiendo durante toda la mañana. Esto es bastante común en la adolescencia y la juventud: uno no sabe qué le pasa, de dónde le viene una desazón angustiosa, y trata de entenderlo y calmarse  poniéndolo por escrito, lo que le permite mayor concreción.

La canción decía: “Por qué crecer/ Por qué envejecer/ Por qué los niños tienen que dejar/ de jugar”. Es una canción real de aquella época, que no he vuelto a oír. Bajo el exterior sarcástico y burlón de Moncho permanece una sentimentalidad exacerbada, y su jornada, con algunas interrupciones, gira en torno a aquella inquietud.  Hablo como si la novela no la hubiera escrito yo, ya he explicado por qué.

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 Tres procesos históricos

La II Guerra Mundial puede entenderse  como el desenlace de  tres grandes procesos históricos: el comenzado con las exploraciones y conquistas españolas desde 1492; el comenzado por las ideologías en el siglo XVIII; y el comenzado hacia el final del mismo siglo con la revolución industrial. El primer proceso inició la hegemonía europea en el mundo; el segundo dio origen a las ideologías en cuanto concepciones del mundo y el hombre basadas en la razón y prescindiendo de la fe; el tercero elevó al máximo nivel e hizo imbatible la  hegemonía europea durante casi dos siglos. La era histórica abierta por las exploraciones y conquistas españolas terminó, precisamente, con la II Guerra Mundial. Esta SGM revela también un apogeo de la capacidad técnica occidental, progresivamente extendida a otras culturas, que ha abierto la posibilidad de la autodestrucción de la civilización y tal vez de la humanidad misma.

   Generalmente, la SGM se estudia como una contienda entre potencias, y exteriormente puede concebirse como el intento frustrado de Alemania de alcanzar una hegemonía que antes habían tenido España, Francia e Inglaterra sucesivamente. Pero esto es solo parte de la realidad, la parte externa, por así decir. En mi ensayo La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea doy  mayor capacidad explicativa al proceso  interno de las ideologías, típica creación europea, que terminarían chocando en la primera y sobre todo en  la segunda guerras mundiales. Debe prestarse atención a que las ideologías expresan a su manera la tensión esencial del cristianismo entre la razón y la fe, que ya había dado lugar al humanismo, a la revolución protestante y a la Ilustración, de la que proceden. Creo que este enfoque es bastante nuevo y que debería engendrar debate y desarrollo.

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Por qué el PSOE odia a Franco

Me pregunta Alejandro Criado por los motivos del PSOE para odiar a Franco. A primera vista hay algo absurdo en ese odio, ya que el PSOE no solo no hizo oposición digna de recuerdo a Franco, sino que  la mayor parte de sus dirigentes prosperaron en su régimen, hicieron carreras provechosas, incluso como funcionarios y a veces como confidentes de la policía franquista. Tiene, además, un   toque enfermizo un odio que no cesa y  ha ido a más según pasaban los años, habiendo muerto Franco hace ya medio siglo.

  Pero si examinamos el asunto más de cerca, vemos que ese odio ha engordado mucho al PSOE, porque, por una parte, le permite legitimarse ocultando su negra historia como partido totalitario que destruyó la república, y por otra le facilita movilizar un miedo, creado artificialmente, a una vuelta de aquel régimen y presentar como anti o dudosamente democrática a la derecha. La farsa le ha funcionado porque en la transición también la derecha aceptó que democracia equivalía a antifranquismo, y trató de olvidar la historia real y su propio origen. Por consiguiente, el PSOE, aunque no se opuso realmente al franquismo, salvo con sus intriguillas baldías en el exterior, se percató de que tenía ahí un vasto filón político, máxime cuando la leyenda de que Franco destruyó un régimen democrático funcionaban muy bien en “Europa”.

  Creo que mientras VOX no coja el toro por los cuernos y siga “olvidando” la historia, la cosa no tendrá remedio. Es cierto que decir la verdad da miedo, porque llevamos medio siglo de falsificación sistemática por unos y otros, y lógicamente esa basura ha calado en la mayoría de la opinión pública. Pero ello será un hecho transitorio si VOX se decide de una vez a explicar a la gente su propia historia, y que la legitimidad de la democracia solo vino y solo pudo venir de la legitimidad del franquismo.

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¿Era europea? / Represalias y escaladas / Crimen y plan.

    

¿Se puede hablar de era europea?

La II Guerra Mundial ha provocado verdaderas bibliotecas entre relatos de conjunto o parciales, personajes, sucesos particulares, etc.  En España ha suscitado apenas traducciones o reproducciones o refritos de versiones normalmente anglas, más algunos trabajos sobre la División Azul, la importancia de Gibraltar  o la neutralidad, enfocada casi exclusivamente  hacia la actitud de Franco. No obstante, la División Azul tuvo un interés mucho más que anecdótico, y la neutralidad una repercusión muy amplia sobre el desarrollo bélico. Y sobre la guerra en su conjunto creo que ha surgido en España ningún relato y menos aún análisis original.

Por ese vacío, precisamente, he escrito el ensayo La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea.  Ya el título indica un enfoque, según creo, distinto de los habituales, dentro y fuera de España, que lo remite, en un plano muy ampliamente histórico, a La hegemonía española y el comienzo de la Era Europea. España permaneció neutral, pero aquella contienda le afectó mucho más que local o pasajeramente, como cabría deducir de su neutralidad: terminó entonces algo comenzado precisamente por España cuatro siglos y medio antes. 

Una tesis solo es fructífera si abre nuevos problemas: ¿Puede considerarse una “era europea” particular en el conjunto de la historia humana? ¿En qué consistiría propiamente la hegemonía mundial de Europa en esos siglos? ¿En qué sentido puede darse por concluida? ¿Hasta qué punto las dos superpotencias sucesoras, Usa y la URSS, no han continuado de otro modo dicha era, hasta qué punto no son propiamente europeas, o sí lo son? ¿Qué supuso la guerra como lucha por una hegemonía dentro de Europa que empezó por la española en el siglo XVI, siguió por la francesa, la inglesa y  que aparentemente habría llevado en el siglo XX a una hegemonía alemana, frustrada en las dos grandes contiendas de ese siglo? ¿Está condenada Europa a no salir de su evidente decadencia posbélica?…  He aquí unas cuestiones esbozadas en ambos libros, y que precisan aclaración o desarrollo.

   La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

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Represalias y escaladas

**”Condenan a dos años y medio de cárcel al anciano que mató a un ladrón en su casa”. Teniendo en cuenta quiénes hacen las leyes, es lógico que protejan a los delincuentes. Por simple solidaridad.

**Los “análisis” corrientes en la repugnante prensa española parten del supuesto  indemostrado de un intento ruso para reconstruir el imperio de los zares o el soviético,  y no del hecho plenamente demostrado del expansionismo agresivo de la OTAN, que amenaza claramente la seguridad de Rusia, a la que ha rodeado de bases militares;  y que ya ha destruido varios países y provocado guerras civiles y cientos de miles de muertos y de refugiados. Casi nadie señala estas evidencias, y casi nadie se plantea siquiera los intereses españoles en un conflicto que amenaza extenderse al resto de Europa.

**No debe olvidarse al Francis Drake Institute, también llamado por sarcasmo Elcano, que pretende orientar la política exterior española según el interés del Foreign Office. Y que lo viene consiguiendo.

**Es difícil no creer que el ataque israelí al consulado de Irán en  Damasco, es decir, a territorio iraní, no haya buscado deliberadamente una escalada en el conflicto, que comprometería a Usa. Al parecer, Israel se siente lo bastante fuerte para derrotar completamente a Irán de un modo u otro.

**La represalia iraní por el ataque de Israel parece haberse hecho para tener el mínimo efecto. Es decir, Irán no se siente lo bastante fuerte para un ataque en serio a Israel.

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Crimen y plan novelístico

Creo que era el promotor de la prensa amarilla Hearst el que decía que los temas que más interés despertaban en el público eran el crimen y el sexo. Probablemente tenía razón. Y es curioso, porque la gran mayoría de los lectores no son criminales ni probablemente desearían serlo, a pesar de lo cual  reconocen en el criminal un impulso interior que no les es totalmente ajeno; o bien aspiran al castigo del culpable para dejar tranquila la conciencia: nada hay moralmente más perturbador que la injusticia criminal impune.  La enorme masa de literatura policíaca juega precisamente con ese doble impulso. En el relato de Cuatro perros verdes entran en juego dos crímenes: uno en forma de recuerdo, del que he hablado, y otro  presente en la misma acción del relato, un asesinato terrorista. Los dos hechos tienen importancia en la narración, aunque no constituyen el fondo de ella.

El segundo empieza ya en la misma charla de los estudiantes en la tabernilla (existente), en la calle Lope de Haro, como una noticia de la radio y como la presencia de alguien que lee o finge leer el periódico cerca de los estudiantes. El asunto y el lector se pierden de la narración hasta aproximadamente la mitad de ella, cuando el lector se presenta de manera inesperada,  para contar  a los estudiantes, faltando uno de estos, una historia antigua, de Rusia, que a sus oyentes les parece un tanto traída por los pelos, como de un chiflado, y a uno de ellos le molesta especialmente. El personaje en cuestión aparece con su verdadera personalidad al final del relato.  Se trata de un personaje de cierta importancia, pero no central,  su presencia es un hilo en la novela, pero no el principal.

Lo que me pregunto es: ¿cómo se desarrolla así su intriga? Podría pensarse que está pensada de ese modo (y muchas novelas están construidas con casi todo planeado de antemano por el autor),  pero no es así. Cuando aparece al lado de los estudiantes sin que estos se fijen en él, yo no tenía la menor idea de que iba a intervenir su conversación en los comedores del SEU, ni que había estado en Rusia. Y una vez resuelto este segundo episodio, no suponía que iba a entrar en un pequeño conflicto armado al final. Es como si el personaje se hubiera hecho y actuado por su cuenta al margen de mi intención o de mis planes iniciales, que por lo demás eran muy vagos, como en la novela anterior. Por eso, cuando se dice que el escritor es como un dios que crea personajes y situaciones, no es del todo cierto: parece que sigue indicaciones que solo en parte son suyas.

Cuatro perros verdes (NOVELA HISTORICA)

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 Una vez fracasado el maquis, que no fue otra cosa que el intento de reiniciar la guerra civil en las condiciones aparentemente más favorables, la estrategia comunista pasó a la infiltración en el sindicado vertical y sobre todo en la universidad y medios intelectuales, en los el PCE obtendría sus mayores éxitos, aunque fuera el PSOE quien los aprovechara. Hasta hoy mismo, con la leyes de memoria “democrática”. Otra táctica que consiguieron hacer tragar a multitud de bobalicones de derecha fue la dela “reconciliación nacional”, que no perseguía otra cosa que hacer que la sociedad se reconciliara con los comunistas para aplastar a los vencedores de la guerra, al franquismo, que había salvado al país de la guerra mundial, del maquis y estaba reconstruyendo con éxito el país.  314 – Los comunistas se “reconcilian” | Metodología (youtube.com)

 

 

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Stalin y España / Historia y política / Relato policíaco / Qué fue la república

Stalin y España

Un periodista alemán se ha extrañado de mi tesis, que no ha leído en otros lugares,   según la cual la estrategia de Stalin en España buscaba ante todo atraer a las democracias al choque directo con Alemania e Italia, y en segundo lugar a sovietizar disimuladamente el país. En La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea he tratado precisamente la gran estrategia de Stalin, en relación con España y en general. Dicha estrategia partía de la siguiente triple concepción: 

a) La misión principal de los comunistas en todo el mundo consistía en salvaguardar la experiencia soviética, “el socialismo en un solo país”, paralizando la agresividad de las burguesías y los imperialistas contra él.

b) Después de la Primera Guerra Mundial pronto debía estallar inevitablemente una segunda, que podía comenzar por el oeste, básicamente entre Alemania y Francia-Inglaterra, o por el este, entre Alemania y la URSS. Todas las expectativas giraban sobre este  punto: si la guerra comenzaba por el oeste, la URSS no solo estaría a salvo, sino que quedaría árbitro de la contienda y podría intervenir oportunamente y expandir la revolución sobre una Europa arruinada. Pero si comenzaba por el este, era posible que la experiencia socialista quedase aniquilada.

c) Por consiguiente, toda la política exterior soviética (como el cambio a los frentes populares) buscaba primordialmente agravar el enfrentamiento entre potencias fascistas y democráticas, a fin de que la nueva “guerra imperialista” comenzara por el oeste. Este es  el contenido esencial de aquella política, que ha dado lugar a muchas sorpresas.

En relación con España, por lo tanto,

1: La guerra civil en el extremo oeste de Europa ofrecía a la URSS una ocasión excepcional para atraer a Francia e Inglaterra al choque con Alemania e Italia. Esa ocasión exigía que el bando izquierdista resistiera a los nacionales (pudo haber perdido en cinco o seis meses), y que la revolución española se disfrazase de democracia que exigía perentoriamente la intervención de Francia e Inglaterra para salvarla del fascismo e incluso de que Francia se viera rodeada por Alemania y una España fascista.

2: Toda la propaganda internacional soviética se centraba precisamente en ese punto: la España “democrática”  estaba siendo vergonzosamente traicionada por las otras democracias. Y solo auxiliada por la URSS (no precisamente por simpatía a la democracia, sino por la razón dicha). La agitación de comunistas y similares por toda Europa presionaba para que Francia e Inglaterra interviniesen activamente. Fracasó porque Londres y París no creían en la democracia del Frente Popular, pero ante todo porque percibían que un enfrentamiento directo en España con las potencias fascistas se volvería incontrolable en el resto de Europa y solo favorecería a la URSS. Para las democracias era preferible, en todo caso, que si había de llegar la guerra europea, comenzase precisamente  entre Alemania y la URSS, como parecía ocurrir localmente en España.

3. El fracaso en España fue lo que hizo volcarse la política exterior de Stalin, un tanto a la desesperada, al acuerdo con Hitler. La base principal del acuerdo era que Hitler necesitaba ganar tiempo para prepararse para el ataque a la URSS, y que Stalin pensaba que ello podría desatar la guerra en el oeste. Como así sucedió

4. Si examinamos la doctrina de los frentes populares, vemos que, contra acusaciones superficiales,  de ningún modo renunciaban al objetivo revolucionario. Tras el fracaso de la política anterior de la Komintern de “clase contra clase”, se trataba de formar amplios frentes antifascistas, el nervio de los cuales serían los comunistas, que los irían orientando  hacia el socialismo. El antifascismo rendiría así los mejores frutos a la estrategia soviética.

5. En España, los comunistas hicieron retroceder la primera revolución caótica de socialistas y anarquistas para presentarla al exterior con aspecto más democrático. Con esa política se convirtieron en el partido decisivo del Frente Popular y trataron de dominar el ejército y la policía, cosa que consiguieron en gran medida, pero no del todo. De haber vencido a Franco, el desarrollo irremediable sería hacia lo que después se llamaron “democracias populares”.

6. De la propaganda soviética procede principalmente la falsificación historiográfica que presenta al Frente Popular como “la República”  y “el gobierno legítimo y democrático” atacados por “el fascismo” franquista. Que esa versión permanezca tantos años después revela la insignificancia intelectual de la propia derecha.

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

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Historia y política

**Me pregunta un amigo por qué, si Los mitos del franquismo es tan irrebatible y fue tan leído, no se ha impuesto en la opinión pública y en cambio siguen prevaleciendo las versiones de izquierda. La respuesta es fácil, y tiene dos aspectos: la derecha es, como diría Baroja, de una estupidez rara, y además es sumamente pasiva. La izquierda se esfuerza enormemente en divulgar sus versiones porque tiene conciencia de que son la base de su legitimidad actual. La derecha cree que la historia es cuestión de pura ilustración personal, y entre eso y su acreditada necedad, se ha convertido en auxiliar de la izquierda, especialmente desde Aznar. Hay otros aspectos secundarios, como la envidia, que hacen que muchos  historiadores de derecha eviten citarme aunque copien un tanto de mí. Por supuesto, hay excepciones a todo ello. Esa es la razón por la que, aparte de Los mitos y otros libros, he escrito obras de debate e insistido en trabajos divulgativos que, sometidos a esa especie de ley del silencio, han tenido muy poco efecto. El silencio de los medios y los políticos de derecha sobre mi obra es todavía más denso y eficaz que el de la izquierda.

**Ha recordado Esperanza Aguirre, de forma algo pacata, que el PSOE fue el autor de la insurrección del 34, y le ha replicado un tal Pablo Simón preguntándole si el PSOE fue también culpable de la dictadura (de Franco, claro). El PSOE atacó a la república en nombre de la dictadura del proletariado y en combinación con el separatismo catalán. La dictadura de Franco fue el último remedio para impedir la sovietización y la disgregación de España. Sí, en cierto modo, el PSOE tiene la culpa o el mérito (involuntario) según se mire, de haber traído el franquismo. Y de no haber luchado luego contra él.

**Muchos derechistas parlotean de “la tragedia” de la guerra civil, de los crímenes o excesos de unos y de otros. Fue una tragedia, pero también una suerte, porque ganaron los que defendían la continuidad política y cultural de España. Gracias a lo cual hubo finalmente una democracia no traída por ejércitos  extranjeros, y a la que nuevamente están atacando el PSOE y los separatistas.

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Un relato policíaco

   Uno de los “perros verdes”, Santi,  pasa gran parte de su jornada obsesionado por el recuerdo de un asesinato en ambiente homosexual, que él atribuye, con cierto grado de incertidumbre,  a un antiguo amigo suyo de infancia. El relato podría desarrollarse como una novela policíaca clásica, y en parte lo es, salvo porque no existe aclaración del crimen ni captura del criminal, y en cambio se presentan otras derivaciones y problemas.  Un hijo de la víctima parece tener una explicación del caso, pero Santi, después de examinarla, la desecha por demasiado tópica y “social”. El problema es que su ex amigo nunca ha sido inculpado, más tarde ha desaparecido de la ciudad sin que nadie conozca su paradero y después de hacer a Santi una alusión ambigua. El “perro verde” especula, en función de lo mucho que sabe del otro, de sus aspiraciones literarias y afición a los relatos policíacos  de justicieros al margen de la ley, sobre qué móviles pueden haber entrado en juego en el asesinato, y de la causa de su desaparición, que tiende a atribuir a una escapada a otro país para no  permanecer en el ambiente  de su delito, y quizá rehacerse como escritor. Y se inquieta sobre su propia responsabilidad moral por no haber colaborado con la justicia. Se absuelve a sí mismo, pero permanece intranquilo…   Obviamente, la historia puede tener otras derivaciones, incluso un relato largo propio sobre la trayectoria del ex amigo de Santi. Pero en  la novela creo que queda suficientemente expuesta la cuestión.

Cuatro perros verdes (NOVELA HISTORICA)

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Qué fue la República

Puesto que acaba de pasar el aniversario:

Como indicamos al principio, la cuestión de la República es realmente crucial en la España y el PSOE del siglo XX, con efectos hasta hoy. Así, en abril de 2006, setenta y cinco años después de proclamarse la II República, un manifiesto en la prensa Con orgullo, con modestia, con gratitud”, reivindicaba “los valores del republicanismo español que siguen vigentes como símbolo de un país mejor”. Aquel régimen habría sido Una oportunidad, y los españoles la aprovecharon”, ocasión de uncolosal impulso modernizador y democratizador que acometieron las instituciones republicanas -siempre con la desleal oposición de quienes creían, y siguen creyendo, que este país es de su exclusiva propiedad”.Pese a la brevedad de su vida, la II República desarrolló en múltiples campos de la vida pública una labor ingente, que asombró al mundo y situó a nuestro país en la vanguardia social y cultural. Entre sus logros, bastaría citar la reforma agraria, el sufragio femenino, los avances en materia legislativa de toda índole, la separación efectiva de poderes, las constantes y modernísimas iniciativas destinadas a difundir la cultura hasta en las comarcas más remotas, el decidido impulso de la investigación científica o el florecimiento ejemplar no sólo de la educación, sino también de la asistencia sanitaria pública, para demostrar que aquel bello propósito generó bellísimas realidades, que habrían sido capaces de cambiar la vida de un pueblo condenado a la pobreza, la sumisión y la ignorancia por los mismos poderes -los grandes propietarios, la facción más reaccionaria del Ejército y la jerarquía de la Iglesia Católica- que se apresuraron a mutilarlo de toda esperanza.

A pesar de tanta maravilla, “todavía se nos sigue intentando convencer de que la II República fue un bello propósito condenado al fracaso desde antes de nacer por sus propios errores y carencias. Los firmantes de este manifiesto rechazamos radicalmente esta interpretación, que sólo pretende absolver al general Franco de la responsabilidad del golpe de estado que interrumpió la legalidad constitucional y democrática de una república sostenida por la voluntad mayoritaria del pueblo español, con las trágicas consecuencias que todos conocemos. Y exigimos que las instituciones de la actual democracia española rompan de manera definitiva los lazos que la siguen uniendo -desde los callejeros de los municipios hasta los contenidos de los libros de texto- , hecho que estiman intolerable, y muy peligroso para la salud moral y política de nuestro país.

 En otras palabras, la salud moral y política del país necesitaba la imposición, obviamente por el poder, entonces socialista, de su particular versión del pasado, perseguir versiones distintas por “intolerables y muy peligrosas”, y hasta borrar los recuerdos de los cuarenta años del franquismo. ¡En nombre de la libertad y la democracia, naturalmente! El manifiesto fue el prólogo a la llamada Ley de memoria histórica, del año siguiente, y de la posterior llamada “democrática” para mayor sarcasmo, y que trataremos más adelante.

Aparte del carácter liberticida del manifiesto y su efecto “legal”, la historia que intentan oficializar se reduce a un cuento de hadas realmente pueril, que además confunde la república con el Frente Popular que la aniquiló. Y para entenderlo no es preciso consultar versiones contrarias (al menos tan lícitamente expresables en democracia como la del manifiesto): bastan los diarios de Azaña para entender hasta qué punto el manifiesto es una grotesca patraña envuelta en la tradicional verborrea grandilocuente y hueca, y aliñada con poses de indignación moral, cosas tan comunes en la política española.

Pero si el manifiesto no dice nada real sobre la república, sí dice, y mucho, sobre sus firmantes. Es inevitable preguntarse: “¿verdaderamente sabían ellos de qué hablaban?” Desde luego, tenían obligación de saberlo, pues no se trataba de meros sindicalistas inflamados de palabrería, sino de unos 400 artistas, profesores, escritores, magistrados, periodistas, directores y actores de cine, varios militares, sindicalistas, comunistas y separatistas. La mayoría socialistas o próximos al PSOE, entre ellos unos 20 se decían historiadores, y a varios (Aróstegui, Casanova, Fontana, Juliá, Gibson, Viñas y algún otro) los he analizado en el estudio de crítica historiográfica Galería de charlatanes. Pero, o no sabían lo que había sido la República pese a ir por la vida de historiadores,  o lo sabían, y aquel desastre  les parecía muy bien.

Y hay algo que decir sobre su honradez intelectual. La mayoría de los firmantes, excepto los más jóvenes, había sufrido las “trágicas consecuencias” del franquismo. Y tuvo que ser trágico para ellos prosperar como lo hicieron en aquel régimen feroz, a menudo como funcionarios del mismo. Algunos eran reconocidos comunistas como Castilla del Pino, o muy próximos a él como Caballero Bonald, otros marxistas tambén conocidos, como varios de los historiadores, sin que ello les impidiera escribir, hacer carreras, a veces muy halagadas con reconocimientos y premios y algún contratiempo menor bajo las vesanias insufribles ordenadas por Franco. Fernando Fernán Gómez, por ejemplo, trabajó como actor desde los terroríficos años 40 hasta el final del régimen, con éxito que debió resultarle muy doloroso sufrir. Luis Sampedro, en la guerra, se pasó cuando pudo al ejército de Franco, rememorando mucho más tarde su horror ante las crueldades del mismo, lo que no le impidió estudiar con premio extraordinario en la primera facultad de Económicas del país, ordenada por el tirano, ser catedrático en 1955, y hacer gran carrera como profesor, ensayista económico y novelista, y moverse libremente por universidades useñas o inglesas, como tantos otros. ¡Cuánto sufrimiento, en efecto!

No son, repito, casos raros: todos o casi todos los que padecieron los horrores del franquismo hicieron carrera en él, viajaron libremente dentro y fuera del país, leyeron libremente, a veces escribieron, libros marxistas o inspirados en el marxismo, que desde mediados de los años 60 cundían en los medios intelectuales. Lo hacían, cabe suponer, odiando al mismo tiempo, en su conciencia íntima, el terror y la miseria del régimen, porque deseaban para España una repetición de las delicias republicanas que tanto “asombraron al mundo”. Como vamos comprobando, la farsa es una seña de identidad permanente e incansable del republicanismo y del socialismo españoles ya desde los años 30. La garrulería de los firmantes concuerda con la descripción de Azaña sobre los republicanos de su tiempo: “gente impresionable, ligera, sentimental, y de poca chaveta”. Por no recordar otras descripciones mucho menos benévolas.

 

¿Qué fue, en fin, la república? Ya en el Pacto de San Sebastián se percibieron claramente tres concepciones distintas de ella: la de Alcalá-Zamora, en principio democrática; la de Azaña, especie de despotismo pretendidamente ilustrado; y la socialista y separatista-racista, que la entendían como instrumento, unos para conseguir su dictadura “proletaria”, y los otros para disgregar la nación y gobernar sobre varios pequeños estados Esta triple concepción da la clave, creo que más precisa, para entender la dinámica del conflicto interno del régimen y su desarrollo.

El grueso de la derecha, muy alarmada desde la quema de igesias y bibliotecas, y luego por una Constitución anticatólica, vio la república como un mal, inevitable a causa del suicidio de la monarquía y al que tendrían que adaptarse esperando de ella cierta fidelidad a sus declaradas normas democráticas. Esta venía a ser la postura de la CEDA y de Franco. Otra derecha, minoritaria, mostró enseguida una hostilidad abierta e impotente, por el tono azañista que pronto adquirió el régimen. Alcalá-Zamora no solo flaqueó en la defensa de los principios democráticos sino que, buscando congraciarse con la izquierda, colaboró con Azaña y Prieto para hundir a Lerroux y su partido moderado, y expulsó del poder a una CEDA respetuosa con la legalidad. Con ello, como le vaticinó Gil-Robles, allanó el camino a la reanudación de la guerra civil.

El antidemocrático designio de Azaña de “una república para todos pero gobernada por los republicanos”, sobre la base de una “inteligencia guiando a los gruesos batallones populares”, fracasó enseguida: los batallones (PSOE-UGT), no solo no se dejaron dirigir por una inteligencia irrisoria, como denuncia el propio Azaña, sino que la arrastraron.

PSOE y separatistas valoraron que la experiencia de los primeros tres años del régimen había hecho madurar las condiciones para alcanzar sus objetivos fundamentales. De ahí la revolución socialista-separatista de octubre de 1934. Su insurrección, aunque derrotada, dejó malherido al régimen, que sería rematado 16 meses después por el golpe de gracia que fue del proceso electoral fraudulento entre febreroy abril de 1936, en el que colaboraron socialistas, separatistas y azañistas en un Frente Popular.

Algunos otorgarán a este análisis un interés meramente académico, pero, por el contrario, entender la república tiene valor muy actual, como estamos viendo.Una política que prescindiera de una concepción de la historia sólida y lo más veraz posible, nunca pasaría de soluciones parciales y superficiales, condenadas a doblegarse ante la concepción, falsaria pero sostenida con agresiva energía, de quienes se sienten o quieren sentirse herederos del Frente Popular (“la República” en su lenguaje)

La república fue la desembocadura de una crisis profundizada a partir del “desastre del 98”, con el descrédito de la idea de España y el surgimiento de nuevas fuerzas subversivas que la Restauración no logró encauzar. La monarquía cedió el poder de modo tragicómico porque, entre el acoso de sus minoritarios enemigos y sobre todo de los intelectuales más influyentes, llegó a perder confianza en su propia legitimidad. La república tuvo la legitimidad que le entregó la monarquía, y su desarrollo posterior responde a la confusión y el choque entre las mencionadas tres concepciones sobre ella. Posiblemente el régimen se habría estabilizado si hubieran predominado en él dirigentes moderados como Besteiro, Lerroux o Gil-Robles. Pero a Besteiro lo devoraron, digámoslo así, los propios socialistas, y los otros fueron liquidados políticamente por un Alcalá-Zamora considerablemente perturbado.

Y el factor principal de la ruina republicana fue sin duda el PSOE, por ser el partido más fuerte y organizado del régimen y por mantener una ideología marxista que, como sostenían sus principales dirigentes, era incompatible con la democracia. El manifiesto señalado antes fue precisamente el prólogo a una llamada ley de memoria histórica, que en su misma concepción revela que la tradición totalitaria del PSOE se mantiene bastantes décadas después de haber destruido la legalidad republicana.

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Una vez fracasado el maquis, que no fue otra cosa que el intento de reiniciar la guerra civil en las condiciones aparentemente más favorables, la estrategia comunista pasó a la infiltración en el sindicado vertical y sobre todo en la universidad y medios intelectuales, en los el PCE obtendría sus mayores éxitos, aunque fuera el PSOE quien los aprovechara. Hasta hoy mismo, con la leyes de memoria “democrática”. Otra táctica que consiguieron hacer tragar a multitud de bobalicones de derecha fue la dela “reconciliación nacional”, que no perseguía otra cosa que hacer que la sociedad se reconciliara con los comunistas para aplastar a los vencedores de la guerra, al franquismo, que había salvado al país de la guerra mundial, del maquis y estaba reconstruyendo con éxito el país.  314 – Los comunistas se “reconcilian” | Metodología (youtube.com)

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Nada más necio… / Recordar/ Un inglés en Madrid / ¿Cuándo pudo ganar Hitler?

Nada más necio que la derecha

Por asombroso que suene, la gente no acaba de entender el significado y objetivo de las leyes de “memoria”, y se limita a criticarlas por “olvidar” a las víctimas causadas por el Frente Popular. La crítica es correcta, pero casi insignificante, y  cae en la trampa de los herederos de dicho frente. El objetivo de dichas leyes es deslegitimar al franquismo explotando vilmente la emocionalidad de los muertos para desviar la cuestión de lo esencial: que lo que realmente se jugó en aquella contienda fue  la continuidad histórica y cultural de la nación española o su destrucción sovietizándola o disgregándola en pequeños estados fácilmente manipulables desde el exterior. Y fueron los frentepopulistas  los que hicieron inevitable el choque al destruir la legalidad republicana: otra trampa en la que cae casi todo el mundo al hablar de “bando republicano”. Si hay algo más romo y necio que la derecha es la propia derecha.

Y apartar la atención de lo esencial para suscitar la cuestión de las víctimas no se debe a alguna manía o “sectarismo” especial. Es que del modo como se entienda la guerra deriva la legitimidad que se atribuyen los herederos del frente popular  o los herederos del franquismo (entre los que está el propio PP, aunque se obstine en ocultarlo, haciendo el ridículo ante  sus contrarios). Así, izquierdas y separatistas se atribuyen la defensa de la democracia y la legitimidad de sus nuevas leyes. Que, como demuestran las de memoria, atacan la democracia y, nuevamente, la unidad de España. Pero qué le vamos a hacer. Si hay algo más romo…

Cuatro perros verdes (NOVELA HISTORICA)

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Recordar.

Cuando era niño solían oírse desde la calle las canciones de las mujeres mientras hacían las faenas domésticas. A mi madre, también ocasionalmente a mi padre, les oí algunas veces  un par de ellas de las que solo me vienen algunos versos sueltos mientras releo las memorias de Pío Baroja. Algo así como “Recuérdame, que recordar/ es volver a vivir / el tiempo que se fue”, o bien  “Recordar, las dulces horas del ayer / recordar aquel amor de antaño/  es placer que aromará nuestra vejez”. Baroja coincide en que lo mejor o lo poco que puede hacer un viejo es recordar, dada la estrechez de la vida que marcha hacia el ocaso. Sin embargo, cree que los recuerdos mienten,  no le parece que presten alguna dulzura a la vejez, y sus recuerdos, en permanente fricción con el tosco  ambiente social y literario,  son más bien amargos que dulces. Entonces,  ¿por qué les dedica cientos de páginas y el trabajo correspondiente?  Quizá pensaba, como Leopardi, que la dignidad del hombre consiste en saber soportar sin falsos consuelos la nada dulce verdad de la vida y  su transcurso,que no vuelve por mucho que se le quiera recordar. Aun así, creo que esas canciones tienen algo de verdad.

    Como los pensamientos se encadenan, me llevan a Adiós a un tiempo. Como dije, me cuesta releer esos recuerdos,  y me parecen algo extraños, no a los sucesos que describen, sino a mí mismo. No dulces ni amargos, sino como escritos por un observador un tanto ajeno, que evita la densa emocionalidad que algunos podrían traerme y dejan el juicio al lector.  Vizcaíno Casas cita de G. Fernández de la Mora: “Un hombre es, en gran parte, su historia. Somos lo que hemos sido”. Tolstói no lo veía del todo así: “¡El biógrafo conoce al escritor y lo describe! Pero yo no me conozco a mí mismo, no tengo ni idea. Durante toda mi larga vida solo en muy raras ocasiones, muy raras, he podido vislumbrar algo de mí”. Y el biógrafo más concienzudo no podrá superar el autoconocimiento del autor, que si escribe unas memorias dice más de lo que piensa. Una biografía de Stalin escrita por un comunista y otra por un liberal, podría retratar a dos personajes completamente distintos.

  Pero no solo en las memorias, también en las novelas se vislumbra algo del autor, aun en las que no tienen mucho de autobiográficas.  Algo de autobiografía hay en la mía Cuatro perros verdes,  que comienza, y en parte se basa, en recuerdos de mi primer curso en la Escuela Oficial de Periodismo, cuando tenía diecinueve años. Se puede decir que conocí de primera mano a los “perros verdes”, aunque en el relato los cambio totalmente, lo que sería un abuso si no se tratase de una novela. En cambio Sonaron gritos y golpes a la puerta  no puede tener ese componente, por razones obvias: es fundamentalmente imaginativa, aunque el trasfondo histórico y  diversos hechos  sean reconocibles.Pero, ¿hasta qué punto puede ser libre, es decir, arbitraria, la imaginación? Ahí siempre hay un problema de calidad literaria.

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La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

Un inglés en Madrid

**Un inglés no precisa ir a Gibraltar para sentir que está en una colonia. Le basta pasear por Madrid y comprobar hasta qué punto su idioma está desplazando del espacio público al español. “Bueno –se dirá–, es la prueba de la superioridad de nuestra cultura, aceptada y admirada por estos pobres diablos”. 

**Hay que reflexionar sobre las palabras de Feijóo sobre la necesidad de “profundizar en el inglés”, para ir superando el supuesto antagonismo entre las lenguas regionales y la nacional. Esa es la idea que tiene el PP desde hace mucho tiempo, y que aplica allí donde puede. Podría haber un “bilingüismo cordial” si la lengua de comunicación fuera el inglés. Nos haría mucho más “europeos”, además.

**Para los separatistas, que sostienen que el español no es idioma “propio” de sus regiones, sino impuesto, “profundizar en el inglés lo verán como una gran ventaja. Del  idioma “opresor” pasarían al idioma “europeo”.

**Sostengo que, intelectual y moralmente, la izquierda y los separatistas son superiores a la actual derecha. Intelectual y moralmente, la derecha española es “nada con sifón”. Si aplica las leyes del PSOE y los separatistas se debe a esa inferioridad, muy real. También está el asunto de los votantes, que se le parecen.

**No hay tonto que, ante la denuncia de la colonización cultural no salga con lo de la “utilidad del inglés” (aunque no sepa una palabra de él) o que entienda que se trata de prohibirlo. Una cosa es que se pueda estudiar y practica libremente ese idioma, a lo que nadie se opone, y otra el desplazamiento progresivo del español a lengua doméstica y de infraculturas.

**Me dice una amigo que le cuesta mucho convencer a algunos del problema lingüístico del inglés. Creo que no hay que tratar de convencer a nadie. La inmensa mayoría no tiene opinión porque la haya pensado, sino porque la ha oído muchas veces. De lo que se trata es de que a  muchas personas les llegue lo que decimos. Ahora, ¿dónde, fuera de este blog, se plantea la cuestión? Pues de eso se trata, de hacerlo llegar a muchos, que oigan a lean muchas veces algo distinto de lo que suelen. Ya noto algún pequeño efecto en algunas radios.

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¿Cuándo pudo ganar la guerra Hitler?

Uno de los problemas, aunque no de los más importantes, planteados por la II Guerra Mundial es el de si Alemania pudo haber ganado y cuándo dejó  eso de ser posible.  Es obvio que el ataque a la URSS selló el destino nazi, y muchos, incluido algún general de los derrotados, lo ha atribuido a la demora, impuesta por los fracasos italianos, a la fecha del asalto a Rusia, que habría obligado a llegar a Moscú en la época más fría. El argumento no es convincente, también el frío afectaba a los soviéticos, la diferencia estaba en que el mando alemán no había previsto la situación, y los soviéticos sí. Algunos analistas han señalado que  de todos modos, la invasión no habría podido empezar antes, debido a las lluvias que habían reblandecido el terreno e impedido un avance rápido.

 En La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea, he abordado  la cuestión en líneas generales. Es verdad que la ofensiva contra la URSS se retasó algo por la  necesidad de ayudar a los italianos en el norte de África y de conquistar los Balcanes, por el embrollo creado por Mussolini al atacar a Grecia sin ninguna razón estratégica. Pero creo que fue el almirante Raeder quien vio que las derrotas italianas ofrecían la oportunidad magnífica de perseguir a los ingleses hasta los campos petrolíferos del Oriente próximo, incluso hasta el sur del Cáucaso. Ingleses y  soviéticos percibieron claramente el peligro, por lo que invadieron y se repartieron el dominio de Persia. Claro que la idea habría hecho modificar unos preparativos ya muy avanzados contra Rusia, cosa complicada. Y por lo demás Hitler entendía que el Mediterráneo debía ser dominio de Italia, por lo que desvió hacia Libia unas tropas mínimas, con instrucciones –que Rommel no obedeció–  de contener y no contraatacar a los ingleses.

   Claro que ello envía a otra cuestión: ¿por qué tuvo Hitler que atacar a Stalin? Algunos de sus generales, e incluso Goering, estaban en desacuerdo con la idea, al menos hasta no haber acumulado más fuerzas que las entonces disponibles.

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Adiós a un tiempo

 Una vez fracasado el maquis, que no fue otra cosa que el intento de reiniciar la guerra civil en las condiciones aparentemente más favorables, la estrategia comunista pasó a la infiltración en el sindicado vertical y sobre todo en la universidad y medios intelectuales, en los el PCE obtendría sus mayores éxitos, aunque fuera el PSOE quien los aprovechara. Hasta hoy mismo, con la leyes de memoria “democrática”. Otra táctica que consiguieron hacer tragar a multitud de bobalicones de derecha fue la dela “reconciliación nacional”, que no perseguía otra cosa que hacer que la sociedad se reconciliara con los comunistas para aplastar a los vencedores de la guerra, al franquismo, que había salvado al país de la guerra mundial, del maquis y estaba reconstruyendo con éxito el país.  314 – Los comunistas se “reconcilian” | Metodología (youtube.com)

 

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