**Nadie que se tenga por demócrata puede acatar la ley norcoreana de memoria histórica ni su consecuencia, la profanación de la tumba de Franco y el ataque a su legado: la democracia, la monarquía y la cultura cristiana. ¡Rebelión cívica!
**Me mandan este mensaje: “Hay que apoyar con todas las fuerzas y presencia al abad del Valle de los Caídos. Está dando el mejor ejemplo a una sociedad engañada y degradada”
**Dicen los jueces profanadores que su sentencia es clara. En efecto, una clara prevaricación al servicio de un gobierno dirigido por un estafador. Una profanación del derecho y de la historia.
**Un Gobierno en funciones está infringiendo la ley con decisiones que exceden de sus atribuciones legales, limitadas a asuntos de mero trámite.
**El gobierno del Estafador representa a un partido extremadamente corrupto que practicó el terrorismo, rescató a la ETA, incentivó y financió los separatismos e impone leyes de tipo norcoreano. La situación “democrática”.
**El gran problema: Durante 40 años, izquierda y separatistas no han cesado de mentir y calumniar a Franco. Con la complicidad de la derecha, han creado una vasta y basta opinión pública. Ya dije que una gran tarea del momento era explicar qué fueron Franco y su régimen. Con poca colaboración de los que dicen defenderlos.
**Me sorprendió mucho la difusión insuficiente de Los mitos del franquismo. Porque unos prefieren la queja y otros creen que con lo de la masonería y el judaísmo ya lo entienden todo.
**La tal Greta, una ignorante “iluminada”, recibida por altos dignatarios, la Merkel, el Pancho de la Pampa, la ONU… refleja muy bien la infantilización de la política y la sociedad, ya prevista por Tocqueville.
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Conocer lo que fue el franquismo es esencial para mantener la democracia y la unidad de España:
**Entender la transición: https://www.youtube.com/watch?v=1If68u97b1A
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En torno a la masonería.
Usted niega la importancia de la masonería en la historia contemporánea.
–No la niego, solo rechazo esas seudoexplicaciones de todo lo malo que lo refieren a ella. Me he esforzado enormemente por investigar y analizar política e ideológicamente la historia, y me encuentro con grandes sabios que sin mayor trabajo que leer cuatro obras más o menos extravagantes, diagnostican: “Claro, la masonería y el sionismo. Ahí está la clave”. ¿Para qué necesitan leer o pensar más? La masonería es un fenómeno influyente, la he analizado en un ensayo. Pero pensar que está detrás de todos los males es una puerilidad. Según el cristianismo, el mal está difuso, está en todas las personas, y localizarlo y concentrarlo en alguien o algún grupo es ya de por sí poco cristiano.
¿Cuál sería su importancia, entonces?
–En la política inglesa ha tenido mucho peso, lo que no impidió que los masones de sus 13 colonias le declarasen la guerra. En Francia, lo mismo. Para España, tuvo gran importancia en las miserables luchas por la independencia americana, y la caótica república le debió mucho. Franco lo expresó diciendo que la masonería inglesa había beneficiado a Inglaterra, y la española también. Y a Francia, habría que añadir
Por consiguiente, la masonería es claramente antiespañola
–Lo es. Y anticristiana también. De hecho es una religión de un tipo especial, con sus templos, mitos, ritos y demás. Una religión gnóstica en el sentido de que exige una iniciación y un secreto. Pero al revés que otros gnosticismos, este es materialista. Es una religión prometeica, una religión de la técnica, como he explicado también en mi libro sobre Europa. Hasta podríamos decir que una religión de Caín, que para ellos representa justamente el primer técnico y constructor.
Usted mismo está trazando una imagen demoníaca de la masonería, como los conspiranoicos.
–Los conspiranoicos explican la historia por conspiraciones secretas que, pese a ser secretas, ellos parecen conocer al dedillo. La masonería tiene dos aspectos: sus concepciones básicas prometeicas y su acción encubierta. Es una sociedad secreta que se vale de ese carácter para introducir a su gente en cargos influyentes y aplicar sus recetas desde ellos. Por eso soy favorable a ilegalizarla o imponerle una absoluta apertura. De hecho, la Constitución prohíbe las sociedades secretas, pero esta se disfraza de “discreta”. En cambio sus tendencias políticas son bien claras, están a la vista. Pero tienen derecho a exponerse y defenderse. La cuestión está en combatirlas en ese mismo espacio abierto, lo cual a menudo es difícil, porque están en apariencia bien argumentadas, en nombre de la humanidad, el progreso, etc. Ahora, demoler esas teorías requiere bastante más esfuerzo que condenar a gritos masonería y sionismo, que por lo demás son cosas muy distintas. Pero al ser esto último tan fácil, seduce inevitablemente a mentes simples.
Pero Franco sí creía en una conspiración judeomasónica.
–Sí, aunque en la práctica era muy flexible en política exterior. Franco no siempre acertaba, y tampoco era un intelectual. Hizo muy bien en prohibir esa organización, pero nunca persiguió a los judíos, de hecho salvó a muchos de ellos de la persecución nazi y de persecuciones musulmanas. También decía que los partidos destruían a la nación, y eso es verdad de los partidos derrotados en la guerra civil, pero el propio franquismo era un régimen de cuatro partidos. Que los llamasen “familias” era como bautizar a la carne pescado, para poder comerlo en vigilia. Franco acertó casi siempre en la política práctica, pero algunas de sus concepciones teóricas eran algo nebulosas.
¿En qué sentido se puede considerar anticristiana la masonería?
–Precisamente en su carácter prometeico, su adoración de la técnica, su fe en ella, por simplificarlo así. De hecho, esa fe la encontramos también en movimientos no masónicos, incluso antimasónicos como el sovietismo. Incluso la he visto en la obra de Luis Díez del Corral sobre Europa, y no creo que este autor tuviera nada de masón. Es curiosa la profundidad de los mitos, su capacidad premonitoria. A Prometeo casi siempre se ha interpretado como el gran benefactor (o creador) de la humanidad, castigado injustamente por Zeus. Es una interpretación completamente superficial. Paul Diel lo explica mejor. Prometeo es castigado por burlar a los dioses, los ordenadores del mundo y la vida, y elegir la satisfacción de los multiplicados deseos “terrestres”, materiales si se quiere ver así. La roca simboliza esa elección, sin elevación alguna más allá del trabajo inacabable por satisfacer dichos deseos. Y el águila de Zeus, que le roe el hígado, simboliza el mensaje rechazado, que sin embargo le tortura. Prometeo (“el Previsor”) tiene un hermano, Epimeteo (“el que piensa tarde”), que representa la otra cara del primero: la imposibilidad humana de prever más que a una corta distancia. Yo creo que vivimos en una cultura prometeica, y que la infantilización reinante es un intento de escapar a las consecuencias epimeteicas. Por ahí se podría intentar analizar el desconcierto de nuestra época.
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El Quijote y el Siglo de oro
¿No es el Quijote una exposición, una metáfora si usted quiere, del esfuerzo español de aquellos tiempos como una especie de locura? ¿Y no fue la Inquisición la que aplastó el pensamiento libre y provocó finalmente la decadencia y el atraso con respecto al resto de Europa?
–España nunca quedó rezagada respecto “al resto de Europa”, sino solamente a algunos países punteros que desde mediados del siglo XVII fueron relevando la anterior hegemonía española. La simbolización en el Quijote de la acción española en el siglo de oro se ha convertido en un tópico, tópico absurdo, como tantos. España habría fracasado porque sus empresas eran “quijotescas”, lo que se emplea en el doble sentido de alocadas o alucinadas y al mismo tiempo guiadas por una elevada aspiración moral. Ante todo, como explico en Nueva historia de España, no hubo tal fracaso: contener los expansionismos de turcos, protestantes, ingleses y franceses no fue ningún fracaso: eso ha quedado ahí, en los límites marcados por España. En segundo lugar está la creación del primer imperio transoceánico y la exploración del mundo, con el historial naval más destacado en la historia de la humanidad. ¿Qué hay de “fracaso quijotesco” en ello? De ese imperio deriva un ámbito cultural inmenso en idioma español, que sigue ahí, por mucho que no pase hoy por sus mejores momentos. La evangelización es otro gran logro, sin duda alguna, aunque actualmente la Iglesia parezca estar empeñada en autodemolerse. ¿Fue un fracaso la gran cultura de la época, de la que precisamente El Quijote es su mayor cumbre artística, junto con la obra de Velázquez? Por no seguir. Las empresas y logros de aquellos dos siglos son simplemente asombrosos, de ellos vivimos aun hoy, y lo que también asombra es que España haya llegado a decaer tan grotescamente.
No obstante, el hecho es que España quedó retrasada, sobre todo en el pensamiento, la ciencia y la técnica.
–En el libro trato de explicar las causas, en primer lugar, creo, el hecho de que cuando se responde con éxito a los desafíos de una época se crean condiciones nuevas, en las que los anteriores recursos exitosos quedan muchas veces obsoletos. Creo que España sufrió, por una parte, una especie de hechizamiento con sus grandes logros, que le impidió afrontar adecuadamente los nuevos desafíos, y que las progresivas derrotas militares y políticas la empujaron a rechazar las “novedades”. Además, el triunfo de los borbones trajo consigo una cierta satelización política y sobre todo cultural, que esterilizó en gran medida la producción cultural española, privándola de la anterior originalidad. Aunque también cabría pensar que el empuje cultural anterior se había agotado y no daba mucho más de sí. Todo esto es muy debatible. Piense en el gran Renacimiento italiano: también se agotó.
¿No tuvo la Inquisición parte importante en la decadencia?
Es una de las mayores tonterías que circulan por ahí. Guste o no, los años de auge de la Inquisición fueron también los de máximo auge del pensamiento, el arte, la organización, los éxitos políticos y militares… Y en el siglo XVIII, cuando la Inquisición decae, decae también la cultura española. ¿Puede decirse entonces que gracias a la Inquisición floreció la cultura? Eso es tan absurdo como pretender lo contrario. Fíjese también en las personas que sostienen lo de la Inquisición: deberían ser unas lumbreras al estar liberados del pesado yugo inquisitorial. Pero no lo son. Tienen muy poco de lumbreras. Aquel tribunal no influyó en la cultura más que cualquier organismo administrativo, el Concejo de la Mesta, por ejemplo. Y recuérdese que fue un tribunal mucho más garantista y menos sanguinario que los tribunales protestantes o anglicanos. Pero mucho menos. En Nueva historia de España creo haberlo expuesto bastante adecuadamente.





