Por la regeneración democrática y el Estado de derecho.

**¿Podrían ser denunciados los seis jueces de la bestial sentencia por prevaricación? Consulto a un abogado: “Tendría que juzgarlo la sala en pleno del TS, y no lo admitirían nunca, por interés corporativo”.  Al servicio de un Estafador.

**El PSOE ya llegó al poder anunciando que mataría a Montesquieu, la  separación de poderes. Y en gran medida lo ha logrado. Pero la ley, su defensa por el poder judicial, es la garantía de la estabilidad social.  Sin eso cae por tierra el estado de derecho.

**Con su golpe al estado de derecho, los jueces al servicio del Estafador y de sus aliados separatistas, han  convertido la ley en una estafa. Han infligido también un golpe a la verdad histórica y a la democracia. Un golpe a la misma nación española.

  **Esta quiebra del estado de derecho a manos del PSOE culmina una verdadera carrera de ilegalidades comenzada con Rumasa y que alcanzó un ápice en la justificación del terrorismo y rescate y premio a la ETA por Zapatero.

**La Triple M (medios de manipulación de masas) trata de presentar el tremendo atentado como un asunto secundario y de trámite. La campaña electoral debe girar en torno a este atentado contra el estado de derecho y contra España.

**Si un partido no denuncia el enorme delito, perderá una ocasión histórica y, de un modo u otro, contribuirá al hundimiento del estado de derecho y a  la perpetuación de la estafa sistemática en que se ha convertido la política española

**El lema de la campaña podría ser “Por la regeneración democrática y el estado de derecho”.

Nueva historia de España: de la II guerra púnica al siglo XXI (Bolsillo (la Esfera))

*******

**Magnífico análisis de Jaime Alonso sobre la bestial sentencia: https://fnff.es/actualidad/157907525/Un-escandalo-del-Supremo-por-Jaime-Alonso.html

**Franco comparado con los principales militares y estadistas europeos de su tiempo: https://www.youtube.com/watch?v=_Mi6AJNI5jk

*****************

Contra la ley de memoria histórica y por la regeneración democrática.

La exhumación de los restos de Franco  se presenta como un acto de democracia, pero el mero hecho de que  se justifique en una llamada ley de memoria histórica radicalmente antidemocrática, revela por sí solo la realidad política e histórica del designio. Dicha ley pretende imponer a la sociedad una versión partidista del pasado español, pretensión solo compatible con regímenes del tipo de Corea del Norte, la Cuba castrista o la Venezuela de Maduro. Constituye una ofensiva contra las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra garantizadas por la Constitución. Ofensiva que el actual gobierno, presidido por un Doctor ficticio, pretende completar con persecución penal a cuantos discrepen de sus extraños conceptos de la democracia y la historia.

El contenido de esa ley es una valoración negativa del régimen anterior y de su principal figura, Francisco Franco. Quizá sea demasiado pronto para tener una perspectiva histórica ecuánime sobre Franco y su tiempo, pero no debe ocultarse que las valoraciones de la ley proceden de enfoques y propagandas elaborados sobre todo por el antiguo Partido Comunista –el mayor enemigo y única oposición real al franquismo, que no la tuvo democrática significativa– y por los grupos separatistas. Tampoco debe olvidarse que el comunismo ha perpetrado crímenes monstruosamente masivos, con privación de las libertades  más básicas. Y lo hizo, cabe recordar, en nombre de un peculiar concepto de democracia, llamada “socialista” o “popular”. Estos simples datos permiten calibrar la solvencia de sus críticas y valoraciones, que ahora intentan algunos convertir en dogmas impuestos desde el poder. So pretexto de “combatir” a un régimen desaparecido hace cuarenta años, tratan de imponer un nuevo totalitarismo.

Hemos podido comprobar en estos años efectos de dicha ley, tales como la utilización propagandística y emocional de las víctimas de un solo bando y el ensalzamiento de auténticos asesinos como defensores de la libertad; el impulso a los despotismos, ilegalidades y golpismo separatistas; exigencias de censura en los medios contra la libertad de expresión; adoctrinamiento ideológico totalitario en las escuelas; incentivación de odios sociales reminiscentes de los que desgarraron la república, manifiestos en ataques a locales, iglesias y sentimientos religiosos de granparte de la población; incremento de agresiones, incluso ya algún asesinato ultraizquierdista; y, en general perturbación creciente de la convivencia cívica en paz y en libertad.

   Desde hace bastantes años se oyen en la sociedad clamores de regeneración democrática frente a evidentes abusos y ataques a la libertad; y uno de los ataques más peligrosos es precisamente la citada ley.  Por todo ello, y en nombre de la necesaria regeneración, los abajo firmantes exigimos la urgente derogación de una ley tiránica  incompatible con la libertad y la igualdad de todos los españoles. Es hora de acabar con esta peligrosa anomalía, hija de una propaganda totalitaria  que amenaza la libertad de todos.

La guerra civil y los problemas de la democracia en España (Nuevo Ensayo)

Creado en presente y pasado | 42 Comentarios

¿Nuestros aliados o nuestros amos? / Contenidos del blog

**Magnífico análisis de Jaime Alonso sobre la bestial sentencia: https://fnff.es/actualidad/157907525/Un-escandalo-del-Supremo-por-Jaime-Alonso.html

**Franco comparado con los principales militares y estadistas europeos de su tiempo: https://www.youtube.com/watch?v=_Mi6AJNI5jk

**********

**La sentencia bestial de seis jueces inicuos guarda estricta correspondencia con la estafa del promotor de la sentencia con su doctorado fraudulento  

**Una democracia no puede subsistir con leyes totalitarias ni gobernantes estafadores que falsifican títulos académicos.

**Con Rusia no tenemos ni conflictos ni motivos de alianza. En cambio uno de nuestros “aliados” ocupa territorio español con apoyo del resto de los “aliados”, y nos coloniza culturalmente con apoyo de los gobiernos lacayos españoles.

**Varios de nuestros “amigos y aliados”, en particular los anglosajones, aspirantes a gobernar el mundo entero, han decidido que Rusia es un obstáculo a sus afanes. Los gobiernos de Madrid, sus lacayos, obedecen.

**La posición de España en Europa es muy especial. En los conflictos europeos lo mejor para nosotros ha sido la neutralidad. Solo ante el expansionismo soviético fue apropiado romperla. Finada la URSS, debemos volver a la neutralidad.

**Nuestros “aliados y amigos” tienen intereses muy distintos de los españoles. Para empezar, deben devolver Gibraltar. Por lo demás, no tiene por qué haber hostilidad mutua.

**Madrid no es hoy una ciudad española sino, en lo público, angloespañola, con lo anglo por encima. No es capital de España, sino una especie de Gibraltar ampliado, símbolo de la inmensa victoria anglosajona.

europa: introduccion a su historia-pio moa-9788490608449Nueva historia de España: de la II guerra púnica al siglo XXI (Bolsillo (la Esfera))

***********

¿Obedece a algún designio particular su blog?

Este blog comenzó hará ya trece años. Me decidí a él como instrumento de análisis contra las fechorías de Zapo, empezando por la colaboración con la ETA, la ley de memoria histórica, el reimpulso a los separatismos, el feminismo y el homosexismo. Al mismo tiempo quería tratar otros temas de tipo más general, referidos a la condición humana, a la economía, la sexualidad, el poder, o la historia.

¿Está usted satisfecho de los resultados?

No mucho, francamente. Los fenómenos que habría deseado frenar no han cesado de reforzarse. Ya lo advertí cuando el PP estaba aún fuera del poder. Señalé que Rajoy y los suyos no eran oposición a Zapo, sino  sus auxiliares, y ello quedaría plenamente demostrado cuando la crisis económica les llevó al poder. Luego el Doctor ha ido más allá, y si volviera el PP seguiría en la misma línea sin duda alguna. El objetivo ahora es confederalizar España, es decir, llevarla a la práctica disgregación. Sospecho que es un objetivo que también tienen nuestros “aliados”, ya que les permitiría jugar con cada “nacionalidad” para mantener al país sumiso y dependiente. He tratado también asuntos que casi nadie quería tratar, como el caso de Gibraltar o la colonización cultural, también sin mucho efecto. Por tanto, este blog ha servido de muy poco. No obstante, me satisface haber analizado la evolución del país y acertado en la mayoría de los casos, y creo que alguna influencia sí ha tenido, aunque escasa.

Hay quien dice que usted ha influido en VOX

–No lo creo, al menos de forma directa, pero algunas ideas han calado en un número de personas, de modo más bien difuso. El blog estaba concebido a un doble nivel, mejor dicho triple: en el doble sentido ya mencionado de análisis de fondo y otros más generales, pero también como medio de agitación, mediante exposiciones sencillas y fácilmente comprensibles, consignas, etc. Esto último solo funcionaría si los lectores las hicieran suyas  e hicieran un pequeño esfuerzo por difundirlas. Esto último ha funcionado muy poco. La mentalidad de la mayoría es la del espectador: le parece bien lo que lee aquí pero, salvo unos pocos, no hace el menor esfuerzo agitativo.  O se pone en plan derrotista, de que no servirá de nada… Pero algunos sí han colaborado difundiendo el blog o sus contenidos, no todo es inanidad.

En cuanto a sus contenidos de tipo más general, ¿tiene la misma insatisfacción?

–Eso ya es otra cosa. En el blog he reproducido la primera crítica razonada al feminismo que se ha hecho en España, que elaboré ya en 1988; una crítica de fondo a algunas teorías marxistas; un ensayo sobre el contenido ideológico de la masonería como una especie de religión de la técnica, que tampoco se ha hecho en España, a pesar de haber tanto antimasón; o sobre Europa, en un país tan europeísta;  diversas consideraciones sobre el poder y la democracia, o sobre cuestiones básicas de la historia de España o la significación histórica del franquismo; o sobre  cuestiones económicas o sexuales o los separatismos, estos últimos temas en forma entre irónica y burlesca mediante “los pastores de Porriño” o como polémica interseparatista;  y otros asuntos de fondo. De estos aspectos estoy satisfecho porque creo que he hecho aportaciones originales, y el propio blog también lo es. Pero, francamente, son también  esbozos discutibles y debieran haber dado lugar a debate, cosa que no se ha producido. Además los he tratado en forma a menudo dispersa, y tendría que recoger los artículos que han aparecido aquí y allá, en distintos momentos, para formar ensayos más sistemáticos. Pero, en fin, el balance me parece bueno, incluso muy bueno.

Le acusan algunos de ejercer de dictador borrando los mensajes que no le gustan

Bueno, hay que decir que las cuestiones de fondo son  poco populares, incluso entre personas muy cultas, y en general se prefieren los temas más inmediatos y del momento; y en ellos los debates suelen dirimirse a insultos o insolencias. He borrado infinidad de comentarios de ese tipo. También algunas discusiones en las que se repetían una y otra vez los mismos argumentos o argucias. Realmente, si admitiera solo las discusiones sobre los temas que trato en el blog, tendría que borrar la mayoría, porque esos temas casi nunca entran en las discusiones. Me gustaría que no fuera así, pero  digamos que esto es normal en la mayoría de los blogs, así que tampoco hay por qué ponerse rígido.

***********

Los Mitos Del Franquismo (Historia)

Contra la ley de memoria histórica y por la regeneración democrática.

La exhumación, realmente profanación, de los restos de Franco  se presenta como un acto de democracia, pero el mero hecho de que  se justifique en una llamada ley de memoria histórica radicalmente antidemocrática, ya revela por sí sola la realidad política e histórica del designio. Dicha ley pretende imponer a la sociedad una versión partidista del pasado español y ya por eso exhibe su  carácter totalitario, compatible solo con regímenes del tipo de Corea del Norte, la Cuba castrista o la Venezuela de Maduro. Constituye una ofensiva contra  a las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra garantizadas por la Constitución. Ofensiva que el actual gobierno, presidido por un Doctor ficticio, pretende completar con persecución abierta a  cuantos discrepen de sus extraños conceptos de la democracia y la historia.

El contenido de esa ley es una valoración negativa del régimen anterior al actual y de su principal figura, Francisco Franco. Quizá sea demasiado pronto para tener una perspectiva histórica ecuánime sobre Franco y su régimen, pero no debe ocultarse que las valoraciones de la ley  proceden de puntos de vista y propagandas elaborados y sostenidos por el antiguo Partido Comunista –el mayor enemigo y única oposición real al régimen de Franco, que no la tuvo democrática significativa– y por los partidos separatistas. No debe olvidarse tampoco que el comunismo ha perpetrado, allí donde se ha impuesto,  crímenes monstruosamente masivos, junto con la privación de las libertades  más básicas. Y lo hizo, cabe recordar, en nombre de un peculiar concepto de democracia, llamada “socialista” o “popular”. Estos meros datos permiten calibrar la solvencia de sus críticas y valoraciones, que ahora pretenden convertirse en dogmas impuestos desde el poder. So pretexto de “combatir” a un régimen finado hace cuarenta años y que ya es historia de España, tratan de empujarnos a un viejo totalitarismo.

Hemos podido comprobar en estos años los efectos de dicha ley,  tales como la utilización propagandística y emocional de las víctimas de un solo bando y el ensalzamiento de asesinos y torturadores, también de etarras, como defensores de la libertad; impulso a los despotismos, ilegalidades y golpismo separatistas o ultraizquierdistas;  exigencias de censura en los medios contra la libertad de expresión; adoctrinamiento ideológico totalitario en las escuelas; incentivación de odios sociales reminiscentes de los que desgarraron la república, manifiestos en ataques a locales, iglesias y sentimientos religiosos de la mayoría de la población; incremento de agresiones, incluso ya algún asesinato contra disidentes; y, en general perturbaciones crecientes de la convivencia cívica en paz y en libertad.

   Desde hace bastantes años se oyen en la sociedad clamores de regeneración democrática frente a evidentes desviaciones y ataques a la libertad; y uno de los ataques más peligrosos es precisamente la citada ley.  Por todo ello, y en nombre de la necesaria regeneración, los abajo firmante exigimos la urgente derogación de una ley tiránica  incompatible con la libertad y la igualdad de todos los españoles. Es hora de acabar con esta peligrosa anomalía, hija de una propaganda totalitaria y  que amenaza la libertad de todos.

 

 

Creado en presente y pasado | 3 Comentarios

Contra la ley de memoria histórica y por la regeneración democrática /ch5 Malestar en la cultura

Franco como militar y estadista, comparado con otros militares y políticos  europeos de su tiempo: https://www.youtube.com/watch?v=_Mi6AJNI5jk

Los Mitos Del Franquismo (Historia)

***********

Contra una ley totalitaria y por la regeneración democrática

La exhumación de los restos de Franco  se presenta como un acto de democracia, pero el mero hecho de que  se justifique en una llamada ley de memoria histórica radicalmente antidemocrática, revela por sí solo la realidad política e histórica del designio. Dicha ley pretende imponer a la sociedad una versión partidista del pasado español, pretensión solo compatible con regímenes del tipo de Corea del Norte, la Cuba castrista o la Venezuela de Maduro. Constituye una ofensiva contra las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra garantizadas por la Constitución. Ofensiva que el actual gobierno, presidido por un Doctor ficticio, pretende completar con persecución penal a cuantos discrepen de sus extraños conceptos de la democracia y la historia.

El contenido de esa ley es una valoración negativa del régimen anterior y de su principal figura, Francisco Franco. Quizá sea demasiado pronto para tener una perspectiva histórica ecuánime sobre Franco y su tiempo, pero no debe ocultarse que las valoraciones de la ley proceden sobre todo de propagandas del antiguo Partido Comunista –el mayor enemigo del franquismo y  única oposición real a él, que no la tuvo democrática significativa– y de grupos separatistas. Tampoco debe olvidarse que el comunismo ha perpetrado crímenes monstruosos y aplastado las libertades  más básicas. Y lo hizo, cabe recordar, en nombre de un peculiar concepto de democracia, llamada “socialista” o “popular”. Estos datos permiten calibrar la solvencia de sus valoraciones, que ahora intentan implantarse como dogmas desde el poder. Intentan imponer un viejo totalitarismo so pretexto de “combatir” a un régimen finado hace cuarenta años, y que ya es parte de la historia de España

Hemos podido comprobar en estos años efectos de dicha ley tales como la utilización manipuladora y emocional de las víctimas de un solo bando y el ensalzamiento de auténticos asesinos como defensores de la libertad; el impulso a los despotismos, ilegalidades y golpismo separatistas; exigencias de censura en los medios contra la libertad de expresión; adoctrinamiento ideológico totalitario en las escuelas; incentivación de odios sociales reminiscentes de los que desgarraron la república, manifiestos en ofensas y ataques a locales, iglesias y sentimientos religiosos de gran parte de la población; justificación de los crímenes de ETA e incremento de agresiones, asaltos, incluso ya algún asesinato ultraizquierdista; y, en general una perturbación creciente del ambiente social y político.

   Desde hace años se oyen en la sociedad clamores de regeneración democrática frente a evidentes abusos y degradación política, condensados precisamente en la citada ley. Por todo ello, y en nombre de la necesaria regeneración, los abajo firmantes exigimos la urgente derogación de una ley tiránica,  incompatible con la libertad y la igualdad de todos los españoles. Es preciso acabar con esta peligrosa anomalía, hija de una propaganda totalitaria y falseadora de la historia,  que amenaza gravemente la convivencia cívica en paz y en libertad.

 **************

europa: introduccion a su historia-pio moa-9788490608449

El malestar en la cultura según Freud y Marx

Por cultura entendemos simplemente la sociedad humana, para diferenciarla de las sociedades animales. El individuo, más propiamente la persona, depende de la sociedad en un porcentaje abrumadoramente alto de su actividad y posibilidades de supervivencia. La propia reproducción es un acto social, aunque se limite a dos personas de distinto sexo; y la alimentación depende mucho más de las posibilidades que ofrece la sociedad. La consciencia de la muerte introduce en la psique humana una angustia esencial, que exige su apaciguamiento para poder dedicar las energías a las exigencias de la vida corriente. Las ideas y creencias que permiten a las personas ese apaciguamiento y que existen en todas las sociedades como religiosidad, también se las suministra la sociedad a la persona, aunque lógicamente partan de unas pocas personas que las crean.

    Pero aunque la sociedad, la cultura, es la garantía de supervivencia y la actividad de las personas, es incapaz de colmar los deseos de estas, y ello por dos razones: porque el ser humano puede multiplicar sus deseos imaginativamente, más allá de su posibilidad de realización y porque los propios deseos son casi siempre contradictorios, obligando a sacrificios más o menos dolorosos. La capacidad de multiplicar los deseos hace que estos choque con los de otras personas, lo que obliga a establecer normas sociales que en mayor o menor medida perjudican a unos u otros. De ahí la frustración, compañera constante de la vida humana, generadora de un  malestar fácil percibir en cualquier cultura y causa del carácter más o menos inestable y violento en ellas, como testifica la historia.

     Es interesante ver cómo Freud y Marx  abordaron este problema, sobre todo porque la combinación, tosca o refinada de ambos es uno de los ejes de la cultura occidental desde casi principios del siglo XX.

    Freud partía de su experiencia en el tratamiento de las neurosis, que atribuía a frustración sexual. En su obra El malestar en la cultura trataba de demostrar que la neurosis, presente en diversos grados en todos los individuos, era el coste inevitable de la convivencia organizada en la sociedad, ya que la plena libertad sexual provocaría algo así como la guerra de todos contra todos. Partiendo de ahí sugirió el mito primigenio del asesinato del padre, quizá a partir de las sociedades animales en que un macho dominante monopoliza a las hembras. En el caso humano, el padre primigenio impondría el orden social monopolizando a todas las mujeres, por lo que los frustrados hijos lo asesinarían, y de ahí provendría la culpa y por tanto la moral. Viene a ser un nuevo mito del pecado original, del que derivarían las dolorosas restricciones que los hijos no habrían tenido más remedio que acordar entre ellos.

    Claro está que podía llegarse a la conclusión opuesta combinando el freudismo con la teoría marxista del capitalismo: si no era posible el pleno cumplimiento de los deseos sexuales se debía a un obstáculo histórico y derribable, el capitalismo.

    No obstante, Marx tampoco pensaba en términos de “libertad sexual”, sino que atribuía el malestar en la cultura a la desigualdad económica traducida en clases sociales, explotación y opresión de la mayoría por algunas minorías valiéndose del aparato del estado y del ilusionismo religioso. Situación histórica hecha inevitable en el pasado por la escasez productiva y el bajo desarrollo técnico, pero que sería superada finalmente por la rebelión de los explotados contra los explotadores una vez la capacidad técnica permitía que hubiera producción para satisfacer las necesidades de todos.

    Simplificando al máximo, Freud atribuía el malestar a las exigencias del sexo, y Freud a las del estómago. Hay un pasaje interesante en la Odisea hablando “del insaciable y funesto vientre, causante de tantos males y por el que se arman las naves de muchos bancos que surcan el estéril mar y van a causar daños a los enemigos”.

 

Creado en presente y pasado | 19 Comentarios

2ª carta a unos jueces infames / El Dios judío y el cristiano.

En el Día del Caudillo recomiendo la difusión del texto de la entrada anterior: Franco como estadista: https://www.piomoa.es/?p=11316 

****

Para difundir al máximo:

En su bestial y prevaricadora sentencia hay una observación que les retrata a ustedes: osan decir que “Franco  fue el jefe de Estado surgido de la Guerra Civil” y encabezó un régimen político caracterizado “por negar la separación de poderes y el pluralismo político y social fuera del Movimiento Nacional”.

Parece como si ustedes y el Estafador de la Moncloa, jefe de un partido colaborador de los separatismos y de la ETA, pretendieran defender la democracia sobre la base de una ley  norcoreana, vulnerando el estado de derecho,  los derechos de las personas y la más elemental realidad histórica. El mero hecho de que para profanar la tumba de Franco hayan debido ustedes recurrir a una ley radicalmente antidemocrática y totalitaria ya revela por sí solo la realidad política e histórica implicada en la fechoría. En eso debe consistir su “democracia”.

  La realidad es que la guerra civil surgió de un asalto armado al poder por el partido del Estafador aliado con el separatismo catalán, con pretensiones de implantar un régimen de tipo soviético y disgregar a España. Asalto  seguido año y medio más tarde por el fraude electoral –verdadero golpe de estado– de  un Frente Popular compuesto de totalitarios, separatistas y golpistas, continuado por una completa destrucción del estado de derecho entre cientos de crímenes e incendios y  culminada en el asesinato del jefe de la oposición. Ustedes y su ley de “memoria”  no se identifican con ninguna democracia, sino con aquel régimen criminal. El partido del Estafador, apenas vuelto al poder en 1982, aparte de imponer una corrupción generalizada, la colaboración con la ETA y un terrorismo de estado, proclamó la muerte de Montesquieu, es decir, de la separación de poderes, atrocidad que acaban de  ratificar ustedes con su inicua sentencia.

El franquismo fue un régimen de excepción y excepcionalmente fructífero, necesario para recuperar a España del crimen, el caos, la disgregación y la miseria creados  por aquel Frente Popular. Con el cual se identifican, insisto, tanto el Estafador como ustedes, los separatistas y su infame ley llamada de memoria histórica y que, como todo en ustedes, es una estafa. El franquismo tuvo que reconstruir un país material, política y moralmente devastado. Y lo hizo sin la menor oposición democrática, porque nadie quería volver a una “democracia” como la afortunadamente derrotada en 1939. Y reconstruyó al país con una población pronto reconciliada, y con tal éxito que  dejó a España próspera, culta,  y sin más odios que los de algunas pequeñas minorías irreconciliables comunistoides, separatistas  y terroristas. Dejó por primera vez un país apto para una democracia libre de las viejas convulsiones guerracivilistas a las que ustedes quieren llevarnos nuevamente con sus estafas  “democráticas”.

   Ustedes han elegido servir al Estafador y no al estado de derecho, haciendo el máximo daño al país. Su responsabilidad es gigantesca. Y la historia demuestra que estas fechorías no salen gratis.

Quién fue Franco entre los estadistas y militares del siglo XX: https://www.youtube.com/watch?v=_Mi6AJNI5jk

Los Mitos Del Franquismo (Historia)

***********

El Dios judío y el cristiano.

Solo una breve aproximación: el Dios judío es extremadamente abstracto por un lado y extremadamente personal por otro. No admite representación ni siquiera nombre propio, pero al mismo tiempo  habla con gran frecuencia a los jefes de su pueblo elegido, se queja de la conducta de su pueblo, amenaza con terribles castigos y a veces los cumple o bien se vuelve atrás. El Dios cristiano es “uno y trino”,  puede y suele representarse de mil maneras y su intervención directa y personal en los asuntos humanos se cumple con la misión de Jesús. Seguramente los judíos de aquel tiempo percibieron claramente que Jesús representaba una doctrina muy distinta.

   Hay otro aspecto interesante: los judíos tienen un relato de la creación del mundo, pero no de su destrucción, tan importante en otras creencias como en las germánicas. Creo que solo en Daniel se expresa algo sobre los últimos días, al mismo tiempo contradictorio con la promesa de felicidad eterna en la tierra para el pueblo elegido.  La idea de otro mundo es también vaga. En cambio en Jesús y en San Pablo la idea de un próximo fin de los tiempos es esencial, aunque después haya sido preciso reinterpretarla en un sentido temporalmente más largo y difuso. El Apocalipsis llegará como el triunfo definitivo de Dios que premiará a los buenos y condenará a los malos, pero ya en otro mundo.  Se supone que la tierra quedaría destruida entre caída de estrellas y catástrofes cósmicas.

Cuando se quiere definir la cultura europea se suelen señalar dos raíces fundamentales: la fe de origen judaico y la razón de origen griego. Sin embargo es inexacto, pues fue la fe cristiana la que recuperó y se incorporó la razón griega como otro elemento esencial, que daría lugar a un dinamismo íntimo, reflejado en la historia, que he intentado resumir en mi libro sobre Europa.

Hay otro aspecto llamativo: tanto la cultura judía como la griega eran tremendamente particularistas, y el propio Jesús se expresa casi siempre como judío, aunque tenga algunos gestos más abiertos a los no judíos. Fue San Pablo, ciudadano romano, quien cambió el particularismo a un universalismo, y esa es una clara influencia de Roma. Así, podemos distinguir tres raíces principales en el cristianismo, simbolizables en tres ciudades: Jerusalén, Atenas y Roma. La historia demuestra que entre las tres raíces nunca hubo una gran armonía sino una tensión a veces violenta, y es probablemente de esa tensión de donde surgió la extraordinaria agitación creativa de Europa.  

europa: introduccion a su historia-pio moa-9788490608449

Creado en presente y pasado | 66 Comentarios

Quién fue Franco (I) Como estadista

Es preciso aprovechar con el mayor esfuerzo la última maniobra de los liberticidas antifranquistas para divulgar al máximo el conocimiento de lo que España debe a Franco y su régimen (entre otras cosas la oportunidad de una democracia no demagógica ni convulsa como la de la república a la que pretenden involucionar el Estafador, los separatistas y los jueces de la bestial sentencia)

(De Los mitos del franquismo) Los Mitos Del Franquismo (Historia)

En su faceta de político también descuella Franco por  la magnitud de los obstáculos y  enemigos que afrontó y venció, y por el balance de sus acciones. De cualquier modo que se valoren, permanecen hechos evidentes: triunfó en la reconstrucción del país en muy arduas circunstancias, bajo la casi fatal atracción de la guerra mundial, sufriendo luego el maquis y el aislamiento, y siempre con la hostilidad euroccidental, los auxilios externos a la subversión comunista y terrorista y, en la última etapa, la defección de la Iglesia. Tales pruebas ni siquiera habría osado arrostrarlas un líder corriente, al igual que no habría aceptado continuar la lucha después del desastroso comienzo de la guerra civil.  Salta a la vista su gran superioridad  sobre los políticos republicanos: Azaña ha sido encomiado hasta las nubes  –con perfecta falta de sentido crítico– como contrafigura del Caudillo, pero realmente fue uno de los principales causantes de la ruina de la democracia o lo que tuvo de democracia la república. Hoy recibe menos incienso[1]. Y siendo el republicano de izquierda más lúcido, sus devastadores juicios sobre sus correligionarios clarifican mejor que muchos estudios la realidad de aquella república. De los políticos anteriores solo puede aproximarse a Franco el fundador del régimen de la Restauración,  Cánovas, que superó los peores males del siglo XIX y aseguró una estabilidad y  progreso modestos pero continuados. En el confuso y violento siglo XIX es difícil encontrar políticos de gran talla,  aunque hubiera algunos respetables. 

   No sobra la comparación con otros estadistas de la Europa de posguerra. Hay bastante consenso en señalar como los más sobresalientes a Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi, Clement Attlee  y Charles  De Gaulle, justamente celebrados por haber reconstruido, traído prosperidad y en varios casos democratizado sus países. Pero estos, pese a sus méritos, poco habrían alcanzado sin el cuantioso auxilio económico y  el paraguas atómico de Usa frente al bloque soviético: tutela amistosa pero también humillante para unos países antaño dominadores. Franco, en cambio, sufrió hostigamiento político y medidas de intención brutal contra la economía española,  y obró con una dosis mayor de soberanía e independencia con respecto a Usa.

   Dentro de las condiciones dichas, el laborista Attlee, primer ministro entre 1945 y 1951, impulsó el estado de bienestar en Reino Unido  y aplicó una vasta política de nacionalizaciones (hasta el 20% de la industria) y racionamiento. Política con algún parecido a la de España por entonces, si bien más exitosa, tanto por partir de un nivel técnico e industrial superior como por haber sido el máximo beneficiario de la ayuda useña y no soportar hostilidad exterior.  El democristiano Adenauer ensayó desde 1949 una economía mucho más liberal y  eficaz que la inglesa, promovida por su ministro Ludwig Erhard. El “milagro alemán” de los años 50 convertiría al país en la mayor potencia económica europea. En menor  grado cabe atribuir algo parecido al también democristiano De Gasperi en Italia. De Gaulle tuvo que abandonar el poder en 1946 para recuperarlo doce años más tarde mediante un semigolpe de estado bajo amenaza de guerra civil por las disensiones derivadas de la guerra de Argelia. Fundó la V República francesa, que sigue en pie, y trató de sacudirse la protección useña y convertir a Francia en el poder directivo de la CEE, con vistas a  hacer de esta una superpotencia independiente, equivalente a Usa y a la URSS. Con tal programa estrechó lazos con Alemania, rechazó la adhesión de Inglaterra, por considerarla el caballo de Troya de Washington, se dotó de armamento nuclear, expulsó las bases useñas y salió del aparato militar de la OTAN. Su gran designio falló parcialmente porque su país carecía de base suficiente para sostenerlo. Francia disfrutó de prosperidad bajo su mandato, lo cual no impidió que cayera al borde del caos y el enfrentamiento civil en la “revolución de mayo del 68”. Al año siguiente De Gaulle dimitió al no sentirse respaldado por una mayoría de compatriotas.

   Conflicto mayor para Holanda, Inglaterra, Francia, Bélgica y Portugal durante las dos-tres décadas siguientes a la guerra fue la pérdida de sus imperios coloniales, casi siempre desairada y a veces funesta.  Attlee hubo de abandonar la India entre violentos desplazamientos, semejantes en número a los de alemanes al terminar la guerra mundial, con un balance de hasta  un millón de muertos;  también salió de Palestina bajo los golpes recibidos de los independentistas  israelíes; y fracasó en sus programas de desarrollo de las colonias africanas, así como en su intervención en la guerra civil griega. Bastante peor le fue a Francia, vencida en la costosa guerra de Indochina y luego desgarrada internamente por la de Argelia, que llevó al colapso a la IV República. Luego De Gaulle aceptó la derrota y una retirada sumamente penosa para los colonos franceses y los argelinos colaboradores, masacrados a menudo. Argelia había sido considerada parte de Francia, y no una colonia. Italia fue despojada de sus colonias por los vencedores de la guerra mundial. Holanda salió malparada de Indonesia, y Bélgica del Congo;  Portugal retuvo sus colonias más tiempo, pero en ellas se fraguó el golpe militar de 1974. La política descolonizadora española acarreó muchos menos costes  y, salvo incidentes menores, transcurrió con bastante más orden que las anteriores.

   No suena absurdo, entonces, comparar a Franco con los estadistas más descollantes de su tiempo, incluso por encima de ellos si ponderamos los retos encarados. Cuando falleció, en 1975,  el nivel de los gobernantes europeos  había descendido. Francia estaba presidida por Giscard d´Estaing, político corrupto y protector de la ETA, que pretendía orientar la transición  española (y así  lo aceptó en parte Juan Carlos, dándole trato privilegiado en la ceremonia de su coronación).  El inglés Harold Wilson, laborista como Attlee,  reforzaba las medidas socializantes,  mientras el desempleo crecía con rapidez y proseguía la guerra civil larvada en el Ulster. En Alemania el socialdemócrata Helmut Schmidt propulsaba una mayor integración económica y política de la CEE, así como la Ostpolitik de Willy Brandt, su predecesor en la cancillería hasta 1974, cuando dimitió por el caso Guillaume, un alto asesor  personal suyo que espiaba para Alemania Oriental. La Ostpolitik daba por consolidados indefinidamente los sistemas comunistas y, por “realismo”,  procuraba avenirse con ellos. En la transición española, la socialdemocracia alemana apostaría por revitalizar el PSOE. A Italia, sumida en una honda crisis económica y política, la gobernaba el democristiano Aldo Moro, partidario de vastos acuerdos,  incluso de un gobierno “solidario” de concentración con el Partido Comunista. Tres años después lo asesinarían las Brigadas Rojas.

Cuestión aparte en  estas comparaciones es la de la democracia. El gobierno de Franco no provino de elecciones, como sí lo fueron los demás;  y tampoco pretendió otra cosa, de acuerdo con su crítica al sistema demoliberal. Así, cabría entender al franquismo como un residuo de la crisis  de los años 20 y 30, cuando el liberalismo, incapaz de superar la crisis económica y de contener el auge comunista, dio paso a gobiernos fascistas o autoritarios. Después, solo la intervención militar useña  permitió imponer, reponer o salvar, y luego proteger, a las democracias  en Europa. Es decir, ni esos países ni sus gobernantes debían sus democracias a sí mismos, sino a un poder militar exterior, que por otra parte contribuyó a la pérdida harto calamitosa de sus imperios coloniales. En cuanto a España,  habiéndose zafado de las convulsiones del resto del continente y no deber nada a Usa, no tenía por qué seguir el mismo camino. Aquí, la república había sido una democracia un tanto deforme y destruida por la subversión izquierdo-separatista, experiencia concluyente en opinión de los nacionales: la democracia liberal, funcionara mejor o peor en otros países, no servía para España.  

   Franco y muchos más creían preciso, por tanto, ensayar un tipo de convivencia social superadora del liberalismo y el comunismo. Algunos de los suyos, en cambio, entendían el franquismo como una situación anormal y transitoria,  necesaria ante una crisis histórica profunda, pero que antes o después debería volver a una “normalidad” democrática. Así venían a pensar los generales y políticos partidarios de Don Juan, por ejemplo. Pero Franco atribuía a aquel tipo de monarquía los males pasados, cuya vuelta haría estériles los sacrificios de la guerra. El alzamiento de 1936 no se había hecho por la monarquía ni por la democracia, sino por un concepto más amplio y básico de la nación española, de la cultura y de la libertad personal. Finalmente, habían sido él y los suyos quienes habían  derrotado a la revolución y sorteado la guerra mundial, y no estaban dispuestos a que unos “espabilados” serviles a gobiernos ajenos les arrebatasen el fruto de la victoria.

   Por lo demás, los  nacionales rechazaban enérgicamente el supuesto derecho de cualquier país extranjero a dictar a España su forma de gobierno. Este rechazo podría  usarse para justificar  una tiranía impuesta por el terror, pero ese no fue ciertamente el caso. Aparte expresiones de descontento comunes a todos los países y sistemas (piove, porco Governo!), el sustento popular a Franco se expresó de muchos modos, también en la impotencia contraria para movilizar al pueblo; y no sufrió prisión demócrata alguno. Datos que conviene repetir, por lo reveladores y tan a menudo negados.

   Pese a no proceder de elecciones populares, el Caudillo estaba seguro de la legitimidad de su régimen, refrendado en varios referéndums y que, al igual que las democracias, procedía de una guerra. Suele distinguirse entre legitimidad de origen y de ejercicio, y habiendo sido él y los suyos — no los casi inexistentes demócratas ni los muy minoritarios monárquicos—quienes habían salvado a la sociedad de la revolución, la legitimidad de origen parecía clara (a menos que se estimara normal y democrático al Frente Popular, idea demostrativa de la calidad del criterio democrático de quienes la sostienen). Luego, los vencedores habían reconstruido y llevado el país al mayor  bienestar material y social en al menos dos siglos, lo que le otorgaba máxima legitimidad de ejercicio. Mas, paradójicamente, sus éxitos iban creando condiciones para una evolución hacia la antes denigrada democracia liberal, mientras el franquismo se vaciaba ideológicamente.

   Esta evolución última debió de ser muy dolorosa para Franco, y es difícil decir si terminó por aceptarla. Testimonios como el de Vernon Walters, sugieren que daba por hecha una democratización, al menos parcial, lo que parece corroborado por  la nula alusión al Movimiento en su testamento político. No obstante, José Utrera Molina, que fue ministro de la Vivienda y secretario general del Movimiento, le expuso su impresión de que Juan Carlos pensaba romper la continuidad del régimen: “Franco cambió súbitamente de expresión (…) y con notorio enfado exclamó:  “Eso no es cierto, y es muy grave lo que usted me dice (…) Sé que cuando yo muera todo será distinto, pero existen juramentos que obligan y principios que han de permanecer (…) España no podrá regresar a la fragmentación y a la discordia”[1].

En su testamento insiste sobre todo en la unidad nacional.

En cuanto a su personalidad, Franco se autoconsideraba orientado por la providencia y lo que suele llamarse “un esclavo del deber”, que él describía con la expresión “cuando yo era persona”, refiriéndose a su vida anterior al gobierno, cuando se sentía libre de tal carga. Sus distracciones eran la caza, la pesca, el cine y la pintura (sus cuadros suelen estimarse “correctos”), y escribió algunos textos profesionales (El ABC de la batalla defensiva o  reglamentos de la Legión), el guión de la película Raza, en la que trata de expresar la evolución política de España hasta la guerra civil, o el Diario de una bandera  sobre sus experiencias en Marruecos. Fue muy austero y marido fiel en su vida particular, según todo indica. Con el tiempo se hizo más taciturno. En el apéndice de opiniones sobre él encontraremos los juicios más contrapuestos sobre su figura.

 


[1] J. Utrera Molina, Sin cambiar de bandera, Barcelona  1990, p 208-9


[1]  Como referencia, mis libros Los orígenes de la Guerra Civil y Los personajes de la República vistos por ellos mismos creo que han destruido el mito definitivamente, a juzgar por la ausencia de réplica.

*********

Aquilino Duque sobre Franco: https://vinamarina.blogspot.com/2019/09/franco.html

*******

Creado en presente y pasado | 25 Comentarios