Un análisis sobre el colapso de Rusia

“A medida que Rusia se debilita y se hunde en el caos, el Occidente civilizado oculta cada vez menos sus intenciones hacia nosotros, y algunos enemigos jurados de Rusia, como Kissinger y Brzezinski las han expresado con franqueza (“Rusia no tiene lugar” en el mapa del mundo). Hace ochenta años, en plena revolución de febrero, Alexandr Block anotaba ya con angustia en su diario: “¿Y si Rusia quedara pulverizada? ¿O se convirtiera en servidora de estados más fuertes”? Lo que pasa hoy permite, pues, considerar esa eventualidad como no inverosímil.

   Que el gobierno de Usa haya deseado ardientemente, durante décadas, la derrota y el colapso de la URSS,  es normal. Pero pocos de nosotros conocen la ley PL 86-90, votada en 1959 por el Congreso useño , que llegaba cada año en forma de una sugestiva “semana de las naciones oprimidas”. Parecía prometernos a todos el final del yugo comunista. ¿A todos? No: los rusos no figuran entre las naciones allí enumeradas . Al contrario, se define claramente como opresores no al comunismo internacional, sino a Rusa, ¡a los rusos! Y esa ley sigue estando plenamente en vigor. ¿Por un malentendido? No da esa impresión. Todavía en 1997 Usa organizó una “semana de las naciones oprimidas por Rusia”: tiene aspecto de programa para el porvenir.

    Durante muchos años Radio Liberty  ha sido parte muy activa en esa campaña antirrusa. Muy moderada hacia el comunismo, dirigía todos sus ataques contra las tradiciones de Rusia, incluso contra su religión y su cultura (He tenido que hablar de ello en repetidas y dirigir a los presidentes Reagan y Busch cartas al respecto). Cualquiera  habría  creído que esa radio respondía a las necesidades de la guerra fría, pero incluso cuando llegaron los abrazos useño-rusos, la Administración de Usa se guardó muy mucho de renunciar a ella y continúa gastando millones en mantenerla. Ninguna radio rusa disfruta de tales medios. Igual que antes, Radio Liberty  no solo da noticias, sino que las interpreta de modo muy sesgado; las colorea ideológicamente  conforme a órdenes del Consejo de la Radio, dependiente del Congreso de Usa. Después del hundimiento de la URSS, Radio Liberty se ha injerido en nuestras campañas electorales, lanzando consignas de voto, dando consejos a las fracciones del subsistente Soviet Supremo sobre la táctica a adoptar: participar en el voto o impedir el quorum. Por un tiempo Radio Liberty recibió instrucciones de atacar, abuchear y mofarse de Yeltsin; después se le ordenó que le apoyara, y lo hizo sin transición. La crónica de sus actividades está llena de ejemplos de ese tipo. Durante la guerra de Chechenia se transformó por completo en una especie de radio chechena, hostil a Rusia: casi la mitad del diario hablado se consagraba a las tesis chechenas y a su propaganda, y eso varias veces al día.

     ¿Y quién no ha sido testigo, en los últimos años, de la injerencia abierta de Usa en nuestros asuntos? ¿Cómo olvidar la declaración del presidente Bush, antes del referéndum,  para animar la independencia de Ucrania? ¿Cómo no recordar que entre las primeras voces  de “¡Sebastopol está en Ucrania!” se oyó las del embajador useño en Kíef y después, más de una vez, la del Departamento de Estado…? ¿Cómo no contrastar la inmensa indulgencia de Usa hacia Ucrania,  con su  severidad implacable hacia Bielorrusia, con el encarnizamiento con que intentan quebrar su menor tentativa de unión con Rusia? Es fácil entenderlo: Bielorrusia lleva a cabo un plan bien  concertado para socavar el proyecto de una “unión del Báltico al Negro” –de Estonia a Crimea– para establecer un cordón sanitario contra Rusia

   Otra prueba bien clara de la estrategia de cerco de Usa es, en plenas conversaciones en la ONU, el calurosos acercamiento militar con Ucrania en agosto de 1997, con las maniobras de la flota useña en el mar Negro, cerca de las costas de Crimea, junto con barcos turcos: la maniobra era menos práctica que simbólica: se quería poner de relieve la impotencia total de Rusia ¿Y qué decir de los viajes del secretario general de la ONU, tanto a Transcaucasia como a Asia central, para establecer cooperación militar entre los países de la OTAN y los de Asia Central? ¿No resultan reveladores y premonitorios?  (…)

    En nuestra época, la política está determinada por la economía, si es que no se confunde con ella. No voy a hablar aquí de economía. Pero hay cosas tan sorprendentes que saltan a la vista de cualquiera. Resulta obvio que Occidente necesita que Rusia quede atrasada en el terreno tecnológico. Nos sometemos con celo servil al programa del Fondo Monetario Internacional, ¿por falta de reflexión o por capitulación deliberada ante intereses ajenos? ¿Cómo puede justificarse, por ejemplo, la supresión exigida por el FMI de los impuestos relativos a la exportación de nuestro petróleo y gas? Así dejamos agotarse los recursos irremplazables de nuestro subsuelo, comprometiendo nuestro porvenir y el de nuestros descendientes. A cambio de perder esa ganancia colosal, esperamos del FMI una pequeña limosna  que no es siquiera limosna, pues de trata de préstamos con interés. ¿Hay en el mundo otro gobierno que gestione así los asuntos de su país?  (…) Nuestros dirigentes expresan públicamente su gratitud al FMI por “haber evitado dificultades a Rusia”. Es algo asombroso: al vender en saldo nuestras riquezas no aumentamos la renta nacional, sino la deuda externa. Rusia ha caído en la fosa del endeudamiento…”

(Alexandr Solzhenitsin, El colapso de Rusia, 1998)

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La “cuestión catalana” refleja la putrefacción del sistema.

Los separatismos quedaron superados con el régimen de Franco, y este fue uno de sus mayores méritos. De aquellos solo quedaron algunos viejos nostálgicos y algunos intrigantes que disimulaban, como Pujol. En Vascongadas, los etarras se lamentaban de que nadie les hiciera caso, lo que les servía de argumento para justificar los asesinatos, una forma de llamar la atención. En la transición, separatistas e izquierdistas se unieron para imponer la ruptura, pero la inmensa mayoría, en todas las regiones, prefirió la evolución “de la ley a la ley”, desde la ley franquista y no contra el franquismo.

 A continuación, unos políticos salidos del franquismo, pero frívolos e ignorantes del pasado así como de la significación histórica del régimen del que procedían,  se propusieron impulsar los separatismos como muestra de “democracia”. Concedieron estatutos de autonomía exagerados, regalándoles nada menos que la enseñanza, entre otras muchas cosas. Desde entonces fueron los gobiernos, de UCD,  PSOE o PP, los que más han hecho por estimular los separatismos, financiándolos, permitiendo medidas anticonstitucionales como la inmersión lingüística, e imitándola incluso en regiones donde no había ese problema. Se dice que ello se debe a un sistema electoral también deficiente y poco democrático, pero la verdadera causa está en la ausencia de sentido del estado y de la historia por parte de esos partidos y sus políticos.

Los nacionalismos vasco y catalán: En la guerra civil, el franquismo y la democracia de [Moa, Pío]

   Con Zapatero, el problema entró en una vía sin retroceso: nuevos estatutos solo queridos por los políticos corruptos del PSOE (la corrupción es quizá la seña de identidad más definitorias de ese partido). Estatutos muy aprovechados, claro está,  por  los separatistas abiertos. Con ellos se eliminaba prácticamente la presencia del estado en varias regiones. Y se acompañaban de una ley totalitaria de falsificación del pasado y exaltación de la cheka (“memoria histórica”), de leyes antijurídicas y antidemocráticas LGTBI, y del rescate de la ETA. Estas medidas han arruinado el estado de derecho,  y con él la democracia.

Debe añadirse otro punto, muy característico de la clase, casta o chusma política actual: el amparo y sustento a la colonia de Gibraltar, invasión y violación permanente de España por una potencia que, solo por eso, no puede ser amiga de España. Aunque nuestros miserables politicastros se sientan amigos-lacayos de los invasores. y en beneficio de ellos utilicen nuestras fuerzas armadas en operaciones de interés ajeno, bajo mando ajeno y en idioma ajeno. La política actual trata de apartar estos hechos de la conciencia de los españoles, pero todo va en la misma dirección.  Fue el PSOE el que abrió la verja, destruyendo la ventaja diplomática española y convirtiendo la ruina para los ocupantes en ruina para todo el entorno de Gibraltar. Todo ello continuado y agravado por los gobiernos del PP.

    Por estas razones, el golpe separatista en Cataluña ha puesto de relieve  a los ojos de quien no quiera cerrarlos, la situación general de putrefacción del sistema salido de la transición distorsionando primero y  traicionando después la decisión popular de 1976: democracia a partir del franquismo, no contra él.  Y por esto es preciso una alternativa global, regeneradora, que no se limite a la cuestión catalana. El problema fundamental no está en los separatistas, sino en la clase, casta o chusma política que desde Zapatero ha vuelto irreversible la multicrisis política: o España y la democracia se libran de esa gente o esa gente acabará con España y la democracia.

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Para hablar de lo que los partidos y políticos prefieren ocultar, haremos  un seminario bajo el título “Gibraltar, cuestión acuciante”, con cuatro sesiones en el mes de abril. Se trata de iniciar  un movimiento de concienciación de la opinión pública sobre este muy grave problema.

Día 6: José María Carrascal tratará la victoria diplomática de España sobre Inglaterra en la ONU;

Día 13: Guillermo Rocafort hablará de la reapertura de la verja por el PSOE, que anuló la victoria diplomática de España y convirtió la ruina para Inglaterra en ruina para el entorno español;

Día 20: El general Salvador Fontenla, expondrá la evolución del problema hasta la guerra civil;  

Día 27, trataré la situación actual y sus opciones.

   Serán los viernes del mes de abril, a las 7,30 horas, en el Centro Riojano de Madrid, C. Serrano 25.

   Inscripción, a pagar en la entrada: 5 euros.

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Comisión de la verdad sobre el PSOE: después de esto, no creo que a nadie le queden muchas dudas sobre quién y cómo organizó la guerra civil https://www.youtube.com/watch?v=-n9Qqg4Uilw

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Europa, el cristianismo y las ideologías

Después de esto, no creo que a nadie le queden muchas dudas sobre quién y cómo organizó la guerra civil https://www.youtube.com/watch?v=-n9Qqg4Uilw

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En su libro sobre Europa, ud defiende la idea de que la base cultural de Europa se encuentra en el cristianismo. Sin embargo usted se ha proclamado ateo.

–Realmente yo no defiendo nada. Que la base cultural de Europa es cristiana no necesita defensa, es un hecho evidente, basta con exponerlo. Otra cosa es la tesis o hipótesis de que la religión y no la economía, por ejemplo, es el núcleo de todas las culturas. La economía parece más medible y de resultados más concretos quela religión, pero realmente tiene poco que ver con gran parte de la vida humana, empezando por la moral, aunque hoy quiera medirse todo por el dinero. En cuanto a mí, no me declaro ateo, ni agnóstico ni creyente. Simplemente me interesan estas cuestiones y trato de aclararme, aunque me temo que no lo conseguiré demasiado.

–¿Cómo justificaría usted la idea de que el cristianismo genera, como viene a decir, la cultura europea, cuando las conductas de los europeos a lo largo de los siglos, como queda claro en su libro, no parecen muy acordes con la moral cristiana?

–Eso nos lleva a otras cuestiones. En parte esas conductas son acordes y en parte discordantes. De acuerdo con el cristianismo, hay una tendencia al mal en el ser humano, y se supone que la Iglesia lo ha contenido parcialmente. En todo caso hay que ver el balance: Europa, sobre todo en su parte occidental, ha sido el continente culturalmente más productivo en estos últimos quince o dieciséis siglos, aunque por un tiempo, en la llamada alta edad media, y que prefiero llamar edad de supervivencia, pudo haber naufragado por completo. Si no naufragó en un largo período de barbarie  se debe evidentemente a la Iglesia. Por lo tanto,  el cristianismo ha sido en el núcleo generador de Europa, y no solo en aquella época, sino mucho después. ¿Cómo ha ejercido su influjo esa religión? Es difícil especificarlo, salvo considerando su balance artístico, científico, filosófico, político, etc.

Sin embargo ud admite, o señala, que el continente viene descristianizándose desde la Ilustración.

–Bueno, en el cristianismo, especialmente en el occidental,  hay una separación entre religión y política que no se da en otras culturas. Se percibe en la tensión entre Roma, es decir el papado,  y los diversos poderes políticos, fracasando todos los intentos de unificar políticamente a la cristiandad. Ello, aparte de generar mil conflictos, incluso militares, entre el llamado poder temporal y el espiritual, ha dado lugar a una intensa especulación intelectual, también muy conflictiva,  relacionada a su vez con las dos raíces del cristianismo, la fe de origen judío, y la especulación racional heredada de Grecia o la política de Roma. En tiempo de Maimónides y de Averroes hubo en el judaísmo y en el islam una tensión parecida entre razón y fe, pero en los dos casos fue rápidamente solventada a favor de la fe. En Europa occidental, la tensión entre razón y fe originó en el siglo XVI  la gran revolución protestante, una revuelta de la fe contra la razón, con raíces claras en la época anterior. Y posteriormente, en el siglo XVIII otra gran revuelta, esta de la razón contra la fe, en la Ilustración. Esa fuerte tensión entre razón y fe es una característica también europea, nacida del cristianismo. El resultado de la Ilustración son las ideologías.  

Usted ha señalado que la raíz judía del cristianismo es en realidad muy débil.

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–El cristianismo es una inversión del judaísmo. Ya no hay pueblo elegido;  política y religión ya no se identifican; la idea de Dios es profundamente distinta, no hay nada parecido a la Trinidad en el  judaísmo; la idea del mesías es prácticamente opuesta: el mesías  judío sería un líder político-religioso encargado de llevar a Israel a la cumbre de su historia, mientras que el mesías católico es hijo de Dios, es una persona de Dios mismo que habría venido a redimir a todos los seres humanos. En el judaísmo no hay una idea clara del más allá, y según el Eclesiastés, la muerte del hombre no difiere de la de los animales. En tiempos de Jesús los saduceos negaban el más allá, mientras que los fariseos se parecían mucho más a Jesús, aunque este los considerase hipócritas… Por consiguiente, en el judaísmo no hay una idea clara de una justicia ultraterrena, la justicia se cumple en la tierra mediante los castigos divinos… En fin, se trata realmente de otra religión. Los judíos percibían que Jesús no había venido a cumplir la ley, como decía, sino a transformarla profundamente… Cuando se habla de moral o de tradición judeocristiana, se trata de una simplificación bastante falsa.

Volviendo a la actualidad, uno diría que queda poco del cristianismo en la cultura actual europea. Vea el movimiento feminista y lgtbi, la conducta sexual, el divorcio masivo, el aborto… esas cosas no son demasiado cristianas.

–No lo son. Se presentan como resultados de una concepción liberadora del individuo, pero vale la pena decir que las ideologías, apoyándose en la razón y la ciencia, no han dado lugar a conclusiones de validez general, sino que cada una critica a las demás, le niega valor y pretende imponer sus puntos de vista, siempre en función del bien del ser humano y de la libertad y la ciencia, esas cosas. Como el estado se ha vuelto la única fuente de legitimidad de la moral, todas tratan de conquistar el estado para imponer desde él sus puntos de vista, y el resultado creo que es un despotismo nunca visto, aunque ya Tocqueville lo previó. Todo esto está expuesto en líneas generales en el libro, pero requeriría trabajos aparte.

Pero al menos el liberalismo se opone al despotismo estatal, al estado poderoso.

–No es exactamente así. El liberalismo considera que la ley es lo fundamental, la referencia fundamental. Sin embargo la ley es para él una convención que puede adoptarse por mayorías o de otro modo, pero en definitiva una convención, ajena además a una moral objetiva,  porque la moral es igualmente convencional, un acuerdo social que por lo demás nunca puede provenir de todos los individuos, sino solo de unos cuantos, inevitablemente, de una oligarquía… Por eso existe hoy tanta insatisfacción, porque parece que las leyes y las normas morales vienen impuestas por oligarquías oscuras, dueñas del poder auténtico, de las finanzas… Yo no creo que sea exactamente así, pero el problema es real.  Y como es imposible que todos los individuos coincidan, al desaparecer  la idea de un orden moral superior, han de ser unos pocos los que dicten la moral y la ley, y eso en cualquier ideología.

–¿Debería volverse por tanto al cristianismo anterior a la Ilustración o al protestantismo?

–No lo creo posible. Observe que después de la Revolución francesa con sus desastres, tiranía, terror, luego con las guerras napoleónicas, debió haber quedado expedito el camino para volver a la situación anterior después de una experiencia tan traumática. La Iglesia podría decir: “¿Veis a lo que conducen esas ideologías?” Pero la vuelta atrás  resultó imposible. El mismo choque se produjo con la I Guerra Mundial, y el resultado no fue un resurgimiento cristiano, sino, precisamente, el ateísmo comunista y luego el paganismo nazi. Creo que ambos son productos de descomposición del liberalismo. La cuestión apareció todavía con más fuerza tras la II Guerra Mundial, pero el resultado no fue un gran fortalecimiento de la Iglesia. Al contrario, esta entró en crisis, de la que intentó salir mediante el aggiornamento del Concilio Vaticano II,  que en realidad profundizó gravemente la crisis. El caso español es también muy ilustrativo. Fue el único caso en que una experiencia ideológica desastrosa dio paso a un gran fortalecimiento de la Iglesia desde el estado, y sin embargo terminó fracasando igualmente, fue incapaz de contener ciertas tendencias, aunque todavía débiles, de descomposición en España, y de oponerse a las corrientes del Vaticano II que vaciaban a la Iglesia española de su papel tradicional. El franquismo fue su gran víctima, de ese concilio,  pero también la Iglesia ha pagado un coste enorme. ¿Entonces? Yo, como historiador, trato de exponer el desarrollo profundo de estos movimientos, de explicarlos en lo posible, pero no sé dar soluciones. Tendrán que salir de la propia Iglesia, si ello es posible, y no mediante una mecánica vuelta atrás, que la experiencia demuestra ser irrealizable. Lo que sí puede decirse es que fe y razón son enemigas complementarias, por describirlo de algún modo. No se avienen nada bien entre ellas,  pero no puede existir una sin la otra. Las ideologías crean sus propias fes, tal como el cristianismo sus propias razones…

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Para comenzar una labor de información muy necesaria, vamos a realizar un seminario bajo el título “Gibraltar, cuestión acuciante”, con cuatro sesiones en el mes de abril. La primera la tratará José María Carrascal, sobre la victoria diplomática de España sobre Inglaterra en la ONU; la segunda,por Guillermo Rocafort, sobre la reapertura de la verja por el PSOE, que convirtió la ruina para Inglaterra en ruina para el entorno español; la tercera, el general Salvador Fontenla, sobre cómo ha evolucionado el problema en la historia hasta la guerra civil;  y la cuarta, sobre  opciones ante la situación actual del conflicto, la expondré daré yo mismo.

   Serán los viernes del mes de abril, empezando por el día 6, a las 7,30 horas, en el Centro Riojano de Madrid, C. Serrano 25. Inscripción: 5 euros, a la entrada de la primera conferencia.

     

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Cebrián y Ansón /División Azul novelada

Después de esto, no creo que a nadie le queden muchas dudas sobre quién y cómo organizó la guerra civil https://www.youtube.com/watch?v=-n9Qqg4Uilw

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En Los mitos del franquismo dediqué un capítulo a Cebrián y Ansón como los más dañinos enemigos  de la democracia, mientras no dejaban caer esa palabra mágica de la boca. Dada la confusión reinante, decir esto suena a paradoja o a despropósito. Sin embargo es la realidad misma.

   Como recuerda Podemos, la actual democracia viene del franquismo, lo que según ellos (¡los demócratas de ese partido!) demuestra que la transición fue solo un disfraz del franquismo o del fascismo para continuar. Un argumento que comparte más o menos el PSOE y contra el que no pueden oponer nada el PP o Ciudadanos, ya que durante cuarenta años han estado todos ellos disfrazando la verdad y confundiendo antifranquismo con democracia.  De ahí que el PP o ahora C´s no hayan podido hacer nada real contra la ley de memoria histórica ni contra el nuevo proyecto. Un proyecto que, al atacar las libertades para condenar el franquismo, demuestra nuevamente que el franquismo y las libertades están muy relacionadas, y que el antifranquismo siempre fue tiránico y totalitario, y lo sigue siendo.

   Hay que repetir mil veces la verdad histórica: en diciembre del 76 la gran mayoría del pueblo votó por una evolución a la democracia “de la ley a la ley” es decir, a partir del franquismo y no contra él. Y lo votó explícitamente contra la oposición que intentaba el salto en el vacío de la ruptura, para enlazar con el Frente Popular, un régimen criminal, o con el caos de la II República. Caos por el que no han cesado de trabajar desde entonces.

   Para transformar la decisión popular e ir avanzando hacia el caos ha sido necesaria una labor muy paciente de falsificación de la historia, y en ella los dos personajes más activos y eficaces no han sido las izquierdas y separatistas, sino los grandes medios de masas PRISA sobre todo con El País, orientado por Cebrián. y de ABC de Ansón, este monárquico, muy interesado en difuminar u olvidar  el dato de que si hoy existe una monarquía en España se debe a Franco. La influencia de ambos elementos persiste con gran fuerza después de haber abandonado la dirección de ambos periódicos, hoy en crisis por lo demás.  En el libro lo explico con más detenimiento, y quien tenga un poco de memoria o simplemente observe la realidad actual podrá comprobarlo.

    Al PP y a Ciudadanos les interesa defender la transición, pero desvinculándola de su origen real, lo que supone mentir y hacer el caldo gordo a Podemos, los separatistas y a un PSOE cada vez más radicalizado. Por eso el sistema salido de la transición ha ido pudriéndose hasta llegar a esta democracia fallida, sin más raíces actualmente que las conveniencias partidistas, cada vez más incompatibles y volcada en una huida hacia adelante, hacia la disolución de la independencia de España en la UE y en la OTAN, donde muchos quieren ver la esperanza de salvación. Por eso la tendencia es a un despotismo creciente. A todo ello ha contribuido la profunda inepcia intelectual de quienes creían posible conservar el franquismo tal cual sin haber entendido la transcendencia del Concilio Vaticano II, entre otras cosas. Se dice que la república fracasó porque no había republicanos. Esta democracia está fracasando por falta de demócratas, y si no se ha hundido ya es por la espléndida herencia social, política y económica dejada por el régimen anterior. Herencia derrochada y corroída por el antifranquismo.

    En Los mitos del franquismo he intentado aclarar estas cuestiones, pero me encuentro una y otra vez con que los tópicos de un lado y de otro, los llamados “fachas”, nacionalcatólicos y similares, persisten igual que los contrarios. Y es que 40 años de falsedades y simplezas han hecho su efecto, y no desaparecerán en mucho tiempo. Y mientras tanto, la alarma por el proyecto de ley liberticida ha sido escasísima, buena prueba de la conciencia democrática actual.

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Estoy leyendo literatura (novelas) sobre la División Azul. Hay cada vez más escritos sobre ese suceso tan anormal o excéntrico en la historia de España, porque nunca había habido apenas relación con Rusia, y por eso me he sentido atraído por el tema. La mayor parte de lo que he leído me parece francamente mejorable, lo encuentro lleno de clichés, ya favorables, ya desfavorables a la División, ya en plan heroico o en plan denigratorio. Su novela Gritos y golpes me ha interesado porque se desmarca de esos clichés. No me refiero al entorno histórico, o al ambiente en Rusia, me parece bastante fiel por otras cosas que he leído. Los actos son también distintos, porque no disimulan la brutalidad de la guerra pero tampoco se describen como lamentaciones sensibleras o cosa así. Pero pienso más bien en los personajes. Son caracteres muy poco frecuentes en la literatura sobre la DA, y yo diría que en toda la literatura española. No sabría cómo describirlos. Me han parecido muy diferentes de los que retratan tanto los panegiristas como los enemigos. Me parecen más profundos, si se quiere, más íntimamente contradictorios, y no acaban de encajarme con el resto de la literatura ni con lo que sé de la historia real. Por eso me deja una impresión de algo irreal, algo parecido a un sueño, y a mi modo de ver eso perjudica al relato, porque no conviene, creo yo, en una novela histórica, ya que eso la vuelve demasiado arbitraria…  Por cierto, la escena del maquis en una taberna gallega me ha gustado muchísimo, es magistral, la espera junto a un cementerio bajo el sol y el sonido de los insectos…(Adolfo P. G.)

   Algo así me han dicho otros, como uno de los máximos especialistas, C. Caballero Jurado. Y es verdad, son personajes atípicos. Pero por la División Azul pasaron casi 50.000 hombres, y aunque hubiera un fondo común muy mayoritario, es decir, falangista, religioso, muy patriota, de un idealismo algo ingenuo, tuvo que haber de todo. Algunos, muy pocos, fueron con idea de pasarse a los rojos (las deserciones fueron insignificantes). Los había muy anticomunistas, pero ateos (seguramente poquísimos, uno, un ex monje, según he visto). Algunos más compartían el paganismo nazi, tampoco demasiados. Los había antialemanes e incluso proanglosajones. Junto a la gran mayoría falangista, los había carlistas, monárquicos o sin partido… En fin. según Aquilino Duque, los personajes de mi novela presentan “claroscuros dignos de personajes de novela rusa”. Como ud dice, muy poco frecuentes en la literatura española. Dejémoslo ahí. Luego, a unos les interesarán y a otros no, claro.

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Para hablar de lo que los partidos y políticos prefieren ocultar, haremos  un seminario bajo el título “Gibraltar, cuestión acuciante”, con cuatro sesiones en el mes de abril. La primera la tratará José María Carrascal, sobre la victoria diplomática de España sobre Inglaterra en la ONU; la segunda,por Guillermo Rocafort, sobre la reapertura de la verja por el PSOE, que convirtió la ruina para Inglaterra en ruina para el entorno español; la tercera, el general Salvador Fontenla, sobre cómo ha evolucionado el problema en la historia hasta la guerra civil;  y la cuarta, sobre  opciones ante la situación actual del conflicto, la expondré daré yo mismo.

   Serán los viernes del mes de abril, empezando por el día 6, a las 7,30 horas, en el Centro Riojano de Madrid, C. Serrano 25.

   Inscripción, a pagar en la entrada: 5 euros.

 

 

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En torno a mis libros

 Tres preguntas: ¿Cuál considera el mejor de sus libros? ¿Por qué? ¿Cuál ha sido el más y el menos vendido?

__Empezando por la tercera: el más vendido es  Los mitos de la guerra civil. Y el menos vendido creo que es el de Europa. ¿Por qué? El primero se benefició de un momento de auge del interés por la guerra, de una entrevista de Dávila en la TVE2, y de la furia con que fue recibido por la izquierda y los historiadores-funcionarios,  que en realidad le hicieron publicidad, hasta que se dieron cuenta de que el silencio es más efectivo. Después he seguido vendiendo de mis libros bastantes más que los habituales en los historiadores que inmodestamente se llaman profesionales o científicos, pero digamos que tuve siete años de vacas gordas y siete de vacas flacas, porque la crisis económica se complicó con el boicot de silencio que han hecho a mis obras todos los grandes medios. Y hoy, cuando se publica tanto, si no consigues que se hable de un libro en esos medios, pasas prácticamente inadvertido. En cuanto al libro de Europa, no se debe a que haya muchos  sobre el tema escritos por españoles, pues hay poquísimos, y los que conozco me parecen bastante flojos. La historiografía española sigue siendo muy provinciana.

     Lo que pasa, creo yo,  es que  todo el mundo se dice europeísta y casi nadie tiene una idea algo clara sobre Europa y, lo que es peor, tampoco le interesa saber más. Pasa como con la democracia: todo el mundo es demócrata, lo son los comunistoides de Podemos, los señoritos satisfechos del PP, los golfos del PSOE o los oportunistas de Ciudadanos. Lo cual quiere decir que nadie sabe bien de qué se trata, pero a nadie le preocupa aclarar el asunto. Fíjese en que uno de los puntos generales clave de la guerra civil es la cuestión de la democracia, pero creo que nadie la ha analizado desde ese punto de vista. Por eso he escrito al respecto, y, bueno, aunque su venta ha sido bastante superior al de Europa, tampoco ha sido gran cosa. Porque plantear cuestiones de cierta enjundia intelectual provoca rechazo. Me refiero a rechazo entre los profesores e intelectuales en general. Es algo comprobado. En cuanto al público corriente ya se sabe, aquí y en todos los países…

   Pero le preguntaba sobre cuál considera mejor

–No sé. Todos me han costado un gran esfuerzo, vuelvo la vista atrás y me asombro yo mismo de lo que he trabajado. De hecho me siento con frecuencia muy fatigado, realmente fatigado y con cierta sensación de que todo es inútil. En algunos de mis libros he procurado ceñirme a los detalles, a los árboles en el bosque, pero en general me ha interesado más el bosque que los árboles. Es decir, la síntesis y la visión global. En la historiografía española hay bastantes obras muy buenas en cuanto que exponen multitud de datos y detalles, pero creo que hay pocas con un criterio algo claro o agudo sobre el conjunto. Piense en la enorme cantidad de libros que enfocan la guerra civil como una lucha entre democracia y fascismo o cosa así.  O ahora los que pretenden que fue una especie de pelea sin sentido de chiflados y asesinos que arrastraron a la buena gente… Eso ya las invalida de entrada, aunque puedan aprovecharse investigaciones parciales muy concretas…

   Creo que en todos mis libros principales he abierto enfoques y cauces nuevos. Me interesaba mucho reenfocar la guerra civil, porque era y sigue siendo un problema muy importante para el país; luego me puse con el asunto de los separatismos vasco y catalán. Observe usted que, pese a la importancia del asunto ¡no había ningún estudio que tratase a los dos y que lo hiciese relacionándolos con la evolución general de España!  Hay, desde luego, estudios parciales y de detalle  muy interesantes, pero poco aptos para explicar la cuestión en conjunto, y eso es terrible, porque es un problema muy acuciante e ignorado. Fue la ignorancia sobre él lo que en la Transición llevó a entregar a los separatismos la enseñanza, prácticamente sin condiciones. Ignorancia y estupidez.  También he querido reenfocar la posguerra,  también la historia de España en su conjunto (aquí he visto, al estudiar últimamente la Reconquista, que había cometido unos cuantos errores de detalle, pero como enfoque la considero bastante superior a cualquier otra publicada en su estilo, y en todo caso el debate está abierto, aunque casi nadie lo acepta. Hay mucha cobardía intelectual). Y  últimamente he tratado la historia de Europa. ¿Cuál es el mejor? Pues ya le digo, no lo sé.  El criterio de un buen libro de historia es que combine la atención a los árboles con la atención al bosque, y es lo que procuro siempre.  Obviamente, por mucho que uno se esfuerce, nunca acabaría de examinar todos los árboles, por lo que hay que buscar los más significativos. Y por lo demás, el bosque es algo más que la suma de sus árboles: exige otro análisis y otra valoración, aunque no puede prescindir de los detalles si no quiere caer en la arbitrariedad.

¿Un ejemplo?

–Un buen ejemplo es la España invertebrada de Ortega. En realidad es una serie de ocurrencias bastante arbitrarias. Pero en su tiempo llamó mucho la atención porque se centraba en lo inhabitual, en el bosque, y daba la impresión de ofrecer un panorama inteligente y general de la historia de España. Una impresión que un poco de análisis echa por tierra. Otro ejemplo puede ser la concepción nacionalcatólica, ya anterior al franquismo. Es indudable que el catolicismo desempeñó y sigue desempeñando un papel crucial en la historia de España, pero el catolicismo no es nacional, es universal,  la Iglesia también ha causado serios perjuicios a España en ocasiones, y el catolicismo distingue de entrada entre lo que es de Dios y lo que es del César.  Esto es precisamente una originalidad del cristianismo, con enormes consecuencias culturales, que he examinado a grandes rasgos en el libro sobre Europa. Querer hacer de España un país identificado especial y  exclusivamente con la Iglesia es absurdo empezando porque hay otros países católicos, porque la sede religiosa principal siempre estuvo en Roma y no en España, y  porque para Roma ha sido Francia la hija predilecta. Observe que en pleno siglo XX la influencia intelectual de Francia sobre Roma ha sido incomparablemente superior a la española…

   Aparte de todo esto, he escrito otros libros que no pueden juzgarse con el mismo criterio, como recuerdos, un viaje literario o la novela Sonaron gritos y golpes a la puerta. Esta ha sido perjudicada porque la gente cree que un historiador no puede escribir buena novela, lo cual suele ser acertado, aunque no siempre. Pues casi todos los que se han atrevido a vencer ese prejuicio han encontrado la novela muy buena, incluso buenísima. Pero bueno, en cuestiones de historia uno puede juzgar con buen criterio si una obra es buena, mala o regular, lo cual resulta mucho más difícil con obras de ficción, donde entran demasiado los gustos particulares.

 

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