Los años de la heroína y el porro / Polémica interseparatista (V). ¿Tenía razón Sabino Arana?

Si nos creemos la retórica de los actuales partidos (todos democráticos), la transición (1974-1985) fue una maravilla: los españoles se reconciliaron, alcanzaron la libertad, se hicieron demócratas, entraron en Europa, se dotaron de una Constitución ejemplar, se ganaron el respeto universal…

La verdad dista de aquello. Recuerdo aún bastante bien aquellos años, y algo de ellos he expuesto en La Transición de cristal. Recuerdo las constantes sirenas de la policía, de día y a menudo de noche, que hacían ruido no para detener a los delincuentes sino para facilitarles la huida, ya que  estos”entraban por una puerta de la comisaría y salían por otra”, gracias a los comprensivo jueces “demócratas”. Recuerdo las jeringuillas tiradas por todas partes, en los parques, en las cercanías de los colegios o de los cuarteles, en las escaleras del metro, en fuentes públicas. No se ha hecho una estadística de los jóvenes muertos o inutilizados mentalmente por la heroína, pero fueron desde luego bastantes miles, muchos más que las víctimas de la ETA. Recuerdo los constantes atentados de la ETA y otros grupos terroristas y las salvas de condenas mientras en Vascongadas las víctimas eran enterradas clandestinamente, los curas (¡tantos de ellos!) cooperando con los asesinos. Recuerdo a los “curas obreros” con sus payasadas marxistoides, o a aquellos clérigos golfos o necios al extremo, pidiendo perdón a los verdugos de la Iglesia  en la república y la guerra civil y condenando a quienes les habían salvado del exterminio. Recuerdo el fenómeno del “desencanto”, que decían los socialistas, los de los “cien años de honradez”, porque no conseguían gobernar. Recuerdo el repentino aumento de la mendicidad y del desempleo, también prácticamente inexistentes pocos años antes. Recuerdo el auge repentino de la pornografía, de la prostitución, del travestismo (también político).  Recuerdo el auge del emporrado “pasotismo” juvenil, del ruido demencial de las músicas convulsivas en los bares, que impedía cualquier conversación algo razonable  (muchos padecerían sordera, a causa de él). Recuerdo las “movidas” a partir de la madrileña, tan cutres y chabacanas, tan ligadas a la droga y al alcoholismo juvenil. Recuerdo la apertura de la verja de Gibraltar por el partido de “los cien años de honradez”. Recuerdo la osadía con que los separatistas, por toda la geografía, fuera en Vascongadas, Galicia, Castilla, Canarias, Andalucía o Cataluña, ocupaban chillando el espacio público y lo llenaban de algarabía denigratoria de España,  a pesar de ser todavía pocos y poco influyentes. Recuerdo las resistencias patéticas  e intelectualmente romas de quienes creían posible mantener el régimen anterior tal cual, tan fructífero pero ya vaciado ideológicamente.  Y así tantas otras cosas que da cierta grima recordar y que están en la raíz de tantas miserias actuales. Así, la heroína ya no es la plaga que fue, pero España, según algunas estadísticas, es el país europeo de mayor consumo de cocaína, porros y ansiolíticos en la cultura del jijí-jojó. Quizá también el de mayor alcoholismo juvenil, en la sociedad del botellón. Y los separatismos han pasado de minorías chillonas a fuertes grupos de presión que están llevando al país a la crisis. Entre tantos otros fenómenos felices.

Tiene mucha gracia que grupos como Podemos y otros vengan diciendo que la Transición continuó el franquismo.

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   Se dirá que todo ello son costes inevitables y necesarios de bienes superiores, como la libertad y  la democracia, la europeización y la modernidad. Sin embargo nada de ello es cierto. Resulta que España no ha “entrado en Europa”, siempre ha sido europea. Ha entrado en el Mercado Común, después Unión Europea, en posición  de estado lacayo que admite y fomenta la invasión de su territorio por una potencia “amiga y aliada”. Amiga y aliada, en todo caso, de los mismos políticos de la transición, pero no de España, del pueblo español. Resulta que quienes se reconciliaron entonces no fueron los españoles, bien reconciliados desde los años 40, sino los políticos, muchos de los cuales venían con intención de reproducir la caótica  II República, provisionalmente coronada, y el criminal Frente Popular. Resulta que aquí todos son demócratas, en especial los separatistas y sus favorecedores. Es demócrata Podemos, son demócrata la ETA y sus terminales políticas; son demócratas los corruptos PSOE y PP; son demócratas lo que han creado un ejército lacayo al servicio de intereses ajenos, bajo mando ajeno y en idioma ajeno; son demócratas los que han “derrotado” a la ETA sacándola de la ruina y premiando sus asesinatos con legalidad, dinero público y presencia institucional. Son demócratas los que han institucionalizado por ley  la falsificación sistemática de la historia de España; son demócratas los que imponen el despotismo LGTBI atacando las libertades de conciencia, expresión, investigación, opinión y cátedra. O los que tratan de excluir el español común, el español de todos, de regiones enteras. O los que fomentan la colonización cultural por el inglés tratando de hacer de España un país bilingüe español-inglés con predominio del segundo. Son demócratas los que fomentan y financian los separatismos, presionan a los jueces, se corrompen en gran escala, falsifican títulos académicos. . . Nada puede destruir más a fondo cualquier ideal de democracia que semejantes demócratas.

Hoy, afortunadamente, está en crisis todo el podrido sistema que ha montado esa gente. Porque seguramente los errores de principio eran difíciles de evitar, dada la novedad del experimento político, pero hoy, cuando los errores se han agravado en vez de corregirse, ya no hay excusa: o el sistema cambia de forma profunda, o la democracia y la propia España podrían venirse abajo. Y esta es la situación. Y de ella debe partir cualquier movimiento regenerador (que no regeneracionista)

Adiós a un tiempo: Recuerdos sueltos, relatos de viajes y poemas de [Moa, Pío]

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*¿Cuándo dará Podemos las gracias al PP por el apoyo mediático recibido de este? ¿Cuándo dará el PP las gracias a Podemos por los muchos votos del miedo que Podemos le ha permitido recuperar?

*No consigo entender cómo una política tan desvergonzadamente antiespañola como la del PP ha podido engañar a tantos. Solo se explica porque hay millones de españoles ansiosos de ser engañados.

*Este viernes, en el seminario sobre Gibraltar, el general e historiador Salvador Fontenla ofrecerá una visión general histórica del problema. Centro Riojano de Madrid, Serrano 25, a las 19,30

*Lo peor de la universidad no es su mísera picaresca política, sino su bajeza intelectual: la “memoria histórica” del miserable ZP sigue siendo allí de rigor.

*El PP jamás hizo nada por desmontar el discurso separatista vasco o catalán. Al revés, lo ha alimentado, lo ha financiado y ha marginado cualquier resistencia al mismo. Y una enorme cantidad de bobos lo considera el partido “útil”.

*Es tremendo que tanto españolete cosmopaleto odie a Putin, que no nos amenaza ni invade nuestro territorio como Inglaterra; y se trague la propaganda de los que inventaron lo del Maine para despojar a España, como ahora lo de las armas de destrucción masiva o lo de los gases.

*Creo que hace muy mal VOX en copiar el lema de Trump “Hagamos a España grande de nuevo”. Revela cierto servilismo y deficiencia creativa, y la batalla cultural es muy importante.

*Si ud cree que Asad emplea gases porque lo dice la propaganda Usa- OTAN, tendrá que creer también que el acorazado Maine fue volado por los españoles, porque lo decían los useños. Con ese pretexto Usa se adueñó de Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam.

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La nota de don Francesc Bofarull y Bofarull, de la Universidad Pompeu Fabra, está levantando tempestades. No quisiera estar en su pellejo. Vean:

«Carta abierta a un catalán equivocado y pretencioso

Vaya por delante que aspiro a un trato afable y cortés con todos los pueblos que gimen bajo la opresión intolerable del Estado español y sostienen una heroica lucha por la libertad. Pero usted empieza, hipócritamente, por afirmar no querer inmiscuirse en los asuntos internos de los demás pueblos, y luego va y se inmiscuye a lo bestia, y, si me permite señalarlo, de modo ofensivo. Por ello me veo obligado a responderle con franqueza y sin remilgos, al estilo directo típico de los baskos, tan alejado de esa falsía que, por desgracia, afecta a tantos de ustedes, los catalanes. Así de claro.

Usted insulta cobardemente a Sabino Arana llamándole orate, injuriando a todos los baskos, y sólo porque Arana sostuvo que los catalanes eran españoles o maketos. Sepa usted, señor Bofarull y Bofarull, que Sabino Arana es el Maestro y fundador del nacionalismo basko, el que nos despertó a los baskos de nuestro sueño ancestral, cuando los vascos se sentían… ¡figúrese usted! ¡Se sentían españoles, a pesar de todas las pruebas y evidencias en contra! Pues bien, si un Maestro, un genio como Arana, calificó a los catalanes de maketos, lo primero que tendría que pensar usted es que por algo lo diría. Esto es lo primero que a una persona con dos dedos de frente se le ocurre ante las palabras de Sabino.

Porque nuestro Maestro, señor Bofarull y Bofarull, vio lo irrazonable de la pretensión de los nacionalistas catalanes al proponernos una alianza sin principios ni distingos. Usted, cucamente, evita citar las otras palabras del Maestro: “No es razonable la alianza de los catalanes y los bizkaínos; pues no son semejantes los sujetos Bizkaya y Cataluña. Equiparar nuestro derecho a constituir nación aparte, con el derecho que le sirviera de base al nacionalismo catalán, sería rebajar el nuestro. Nunca discutiremos si las regiones españolas como Cataluña tienen o no derecho al regionalismo que defienden; porque nos preocupan muy poco, nada por mejor decir, los asuntos internos de España”. ¡He ahí la madre del cordero, señor mío! Frente al confusionismo de ustedes procedía aclarar las cosas, para eliminar peligrosos equívocos.

¿Qué le enseñan, o qué enseña usted en su universidad, señor Bofarull y Bofarull? Sepa que, como aclaró de una vez por todas nuestro Maestro, “la raza baska es tan distinta de la española como lo es de la china o la zulú”, y por eso formamos “la nación más noble y más libre del mundo entero, raza singular por sus bellas cualidades, pero más singular aún por no tener ningún punto de contacto o fraternidad ni con la raza española ni con la francesa, que son sus vecinas, ni con raza alguna del mundo”. Y ahora, ¿podría usted decir, con el corazón en la mano, otro tanto de los catalanes? ¿Podría decirlo alguien con un mínimo de decoro y respeto por los hechos? No, ¿verdad? Pues saque usted la consecuencia: no hay equiparación posible entre los derechos de los catalanes y los vbaskos. No le dé más vueltas.

Sabino acierta, y usted yerra lastimosamente, y se lo aclararé aún más, siguiendo en esto a Xan o Brétemas, que ahí da en el clavo: ¿Quién es el héroe nacional de ustedes? Rafael Casanova. A su estatua le rinden ustedes homenaje cada año como símbolo de la nación catalana. ¿Y quién era ese Casanova? ¡Un españolazo de pies a cabeza! No luchaba por ningunas libertades catalanas, sino por un aspirante a la corona de… ¡de España, señor mío, a la corona de España, no a la de Cataluña! Y ni siquiera eso lo hizo bien, pues, lo dice Brétemas y yo le creo, fue un gallego el héroe real. Casanova huyó vergonzosamente, y cuando pasó la tormenta, volvió a Cataluña, prosperó como abogado y funcionario de Felipe V, y colorín colorado. Este es su héroe nacional, y con eso queda dicho todo, señor Bofarull y Bofarull. Venga ahora dándonos lecciones de ciencia y no sé cuántas cosas más.

Y paso a otro disparate suyo sobre la batalla de Padura, de la que usted no tiene puta idea… ¿Así enseñan en sus universidades? Da pánico pensarlo. Pero ahí tiene usted otra diferencia clave, señor Bofarull y Bofarull: nosotros conmemoramos una victoria en la lucha por la libertad, ustedes una derrota. Hay que ser algo… gilipollas, y perdone la expresión, pero no se me ocurre otra, para conmemorar una derrota, que, además, ni libertades ni hostias, era por un pretendiente al trono de Maketania. Hay que joderse, los tíos, y encima vienen dando lecciones.

¿Significa todo esto que ustedes y nosotros no podamos pactar? Ni mucho menos, si ustedes saben aceptar la realidad, esto es, el pluralismo o diferencia entre baskos y catalanes. Porque Sabino Arana sentó, con magistral perspicacia, estos principios estratégicos: “tanto nosotros podemos esperar más de cerca nuestro triunfo, cuanto España se encuentre más postrada y arruinada”, y “si a esta nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo”. En otras palabras, ¿que ustedes no quieren ser españoles? ¿Que ustedes quieren contribuir a despedazar el Estado español? ¡Pues cojonudo! Ahí sí que vamos a entendernos. Pero repito lo que usted mismo indicaba: juntos pero no revueltos.

Y acabo: usted se presenta pomposamente como “de la Universidad Pompeu Fabra”. No le imitaré, sino que firmaré con la sencilla honradez que nos caracteriza:

Queda suyo afectísimo

Iñaki Eguaraz Hernandorena, sin otro título que el de Buen Basko.»

Los nacionalismos vasco y catalán: En la guerra civil, el franquismo y la democracia de [Moa, Pío]

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La satisfacción de la vida

Luis del Pino, en la entrevista que me hizo sobre el libro Adiós a un tiempo, supuso: “Tengo la impresión de que cuando usted mira hacia atrás contempla su vida con satisfacción” ( https://esradio.libertaddigital.com/fonoteca/2018-04-12/entrevista-a-pio-moa-123692.html). Realmente la idea me resulta extraña. ¿Puede alguien estar satisfecho de su vida? Creo que en la de todos hay una mezcla de cosas buenas y malas y, lo que es más grave,  el criterio para distinguir las buenas de las malas no solo cambia con el tiempo, sino que en todo caso es inseguro.  Por una parte, depende del punto de vista. Así, a menudo salen izquierdistas en las redes sociales atacándome por la acción del 1 de octubre de 1975 y el supuesto (e inexistente) martillazo que yo habría propinado a un policía. Les respondo, en general: “Yo combatí  al franquismo arriesgando la vida, y para ustedes el asesinato de policías (sicarios, pistoleros del fascismo, torturadores, etc.) por la ETA era motivo de celebración. Por tanto, para uds. soy un héroe, cosa que no me hace ninguna gracia”. ¿Y para mí? Si yo hubiera mantenido las mismas ideas sobre el franquismo también me consideraría hoy algo parecido a un héroe. Como la investigación y la reflexión me han llevado por otro lado, disto de considerarlo un acto heroico, lo lamento sinceramente por las víctima de aquella jornada y lo veo como una muestra de la condición trágica del ser humano. Aunque impulsado por otros, yo tuve la suerte de salir de aquel laberinto. Varios de mis camaradas de entonces, por quienes sentía amistad y aprecio y con quienes compartí peligros, esfuerzos y penurias, murieron bien jóvenes luchando por una causa maligna, que sin embargo nos hechizaba con la promesa del paraíso en la tierra, por expresarlo de algún modo.

La alusión al destino humano venía en la dedicatoria de la anterior edición, que he borrado. Pasados los años, medio siglo desde la fundación de un grupúsculo al calor del “mayo francés” en París, lo miro con ironía, por eso lo he subtitulado “Memorias de una juventud poco burguesa”. El relato de los hechos está ahí, no lo había releído desde hacía muchos años y ahora, al repasarlo, me asombro de la diferencia del ambiente social e intelectual de entonces con el de ahora. Por mencionar un solo aspecto, la cultura estaba ya en manos de una izquierda también muy distinta de la actual, y a ello no podía replicar un franquismo que había perdido su savia ideológica tras el Vaticano II, savia que tampoco había sido nunca muy abundante. Fue un régimen poco productivo intelectualmente y paradójicamente espléndido en la práctica.

¿Qué interés tiene recordarlo ahora? Tiene el interés de exponer facetas de un tiempo muy peculiar en España –y en Europa, por cierto– y, supongo, de disuadir a otros de aventuras semejantes.  En su momento de máxima fuerza no estuvo lejos  el GRAPO de hundir la transición, aunque solo logró detenerla unos meses. Queríamos jugar con las “contradicciones” entre los grupos políticos y conseguimos lo contrario, que por miedo se unieran más.

Pero volviendo al criterio del bien y del mal, uno puede exponer las distintas perspectivas sobre un mismo hecho, pero debemos suponer que por encima o por debajo de ellas ha de haber una valoración más auténtica o más real. ¿La del éxito? Pero, claro, pocos personajes más exitosos en el siglo XX que Stalin o Mao, lo que indica los discutible de ese criterio. En lo que me afecta, me he esforzado mucho en la vida, quizá sea predisposición genética, pero la porción de fracaso ha sido muy superior a la de éxito, a pesar de lo cual considero haber tenido mucha suerte…  Así que no sé a qué carta quedarme. Creo que mi estado anímico profundo es el de desconcierto, aunque trato de atenerme a unos criterios parciales y sobreponerme a tentaciones depresivas. Y, como digo, por lo mismo no entiendo bien a las personas que se declaran satisfechas de su vida.

Hay además otra dificultad: ¿qué sé yo de mi vida, qué sabe cualquiera de la suya? Aparentemente debería saberlo todo, pero no solo mi memoria, por buena que haya sido en algunos aspectos, es incapaz de dar cuenta real de lo vivido… es que aunque pudiera hacerlo, nunca podría estar seguro de su sentido, ni de si su valoración de unos hechos en comparación con otros es la correcta más allá de la propia subjetividad con tendencia a la ceguera afectiva.  No creo mucho en la definición de Sartre de la vida como pasión inútil, pero algo de verdad tiene.

Adiós a un tiempo: Recuerdos sueltos, relatos de viajes y poemas de [Moa, Pío]

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El próximo viernes, dentro del seminario sobre Gibraltar, el general Salvador Fontenla ofrecerá una visión histórica de conjunto sobre la evolución del problema del peñón.  A las 19,30, en Centro Riojano de Madrid, Serrano 25

En las sesiones anteriores José María carrascal y Guillermo Rocafort han tratado la victoria diplomática de España sobre Inglaterra en la ONU, y el significado y consecuencias de la apertura de la verja por el PSOE 

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Creía yo que el señor Carballeira O´Flanaghan contestaría a don Francesc Bofarull y Bofarull, pero se ha adelantado Xan o Brétemas (seudónimo, me dice mi confidente de Betanzos, de un prestigioso intelectual nacionalista). La réplica, no lo oculto, me ha desasosegado: empieza uno a no saber a qué carta quedarse. Y me dicen que otro tanto sucede a las honradas bases del BNG y En Marea. ¡Ojalá tan apasionadas diatribas sean para bien, como remover violentamente azúcar en un vaso de agua, que al pronto se enturbia el líquido elemento, para quedar luego igual de transparente y más gustoso! Pero ahí va la respuesta de Brétemas, y que cada cual juzgue según su conciencia:

«¡Diosss!… si lo hay. ¡Cuesta horrores contenerse! ¡Princeton, Pompeu Fabra, fábricas de ignaros y bergantes, la evidencia misma! El tal Carballeira ni menciona mi iniciativa de reconstruir científicamente y oficializar el idioma suevo, como si fuera una insignificancia, una idea que a cualquiera se le ocurre… ¡Y en cambio se ensaña calumniosamente con nuestro llorado rey Miro! ¡Sí, llorado y recordado, por mucho que le pese, don Carballeira! ¡Le acusa usted, canalla, de crímenes que no cometió! ¿O es un crimen, señor cantamañanas, perder en buena lid frente a enemigos superiores en número como los godos, mandados por un tipejo tan mediocre, cruel y marrullero como Leovigildo? Miro intervino en las disputas entre Leovigildo y Hermenegildo porque cuando eres débil has de cultivar el “divide y vencerás”. Esto lo sabe un barrendero, pero lo ignora un señor de Princeton ¡Tócache o nabo!

Miro explotó las querellas internas de los godos con el evidente propósito de aniquilarlos, de erradicar aquella plaga. ¡Usted mismo reconoce que tal era su deber! Y lo hizo derrochando inteligencia, cien veces más que la de un lambón como usted. Le salió mal a Miro, aceptémoslo, a veces pasa, ¿qué le ocurrió a Napoleón en Waterloo, a Aníbal en Zama, a Al-Násir en las Navas de Tolosa, o a Rojo en el Ebro? ¿Desdicen esas derrotas –causadas por la mala fortuna o las malas artes del contrario– de sus nobles aspiraciones o de su genio militar? Que Miro era un genio lo demuestra su amplia y aguda visión en defensa de los legítimos intereses del pueblo gallego. Con un poco más de suerte, habría extendido Galicia quien sabe si por toda la península, alumbrando una era de progreso y prosperidad. ¡Y hoy, entiéndalo bien, la historia nos depara una nueva oportunidad! ¡Y no podemos dejar que se esfume, sería una inmensa responsabilidad ante nuestro pueblo! Sí, don Carballeira, soy mirista, y a mucha honra, como buen gallego nacionalista y antiespañol, esto es, enemigo de los opresores.

Pero sospecho que, pese a sus extravíos, usted mantiene viva en su corazón la llama nacionalista, y a ella apelo ahora: dígame, Carballeira, ¿no le hace a usted maldecir y desesperarse el espectáculo de mil quinientos años de esclavitud y genocidio sufridos por los gallegos? ¿O es usted de esos miserables que, encima, se ríen? Usted ha hecho una propuesta con mal argumento, pero en el fondo correcta: el Día de la Patria Gallega debe trasladarse al aniversario de la derrota de Miro. La miopía de algunos galleguistas de antaño –tienen otros méritos, ya lo sé — les llevó a proclamar como tal día el de Santiago…¡Carallo, el apóstol de la unidad española, el matamoros, el del “cierra España! ¡Jódete y baila, con la ideílla!

¡Y para una cosa sensata que usted expone, viene una donicela catalana a soltar basura y comparar a nuestro Miro con su Casanova! ¡El héroe catalán por excelencia, dice el tío, y presume además de científico! Sépalo usted, señor (?) Bofarull: ¡no hay comparación posible! Su Casanova, hoy lo sabemos todos, ¡fue un flojo o algo peor! Durante el sitio de Barcelona sólo pensó en rendirse, traicionando al valeroso pueblo barcelonés, y luego de un corto exilio volvió y prosperó en aquella Cataluña masacrada y arruinada por el feroz Estado español. ¡Un botifler, como ustedes los llaman, señor Bofarull! ¡Un botifler, el héroe catalán por excelencia! ¡Sigan ustedes, sigan, como una recua de asnos, llevando flores a su estatua año tras año! ¡Lo primero que tenían ustedes que hacer, si les quedara un poco de decencia, es volar esa estatua y estar dos años seguidos dándose de tortas a ustedes mismos, por idiotas!

¿Y sabe usted quién mandaba a los barceloneses en aquella gloriosa ocasión? ¡Pues claro que lo sabe, pero disimula! Los mandaba Antonio de Villarroel, un gallego, ¡un descendiente del mismo Miro a quien maltrata usted desaforadamente! ¿Qué le parece? Ustedes, por un torpe chovinismo –que es una exageración insana y anticientífica del sano nacionalismo antiespañol–, han borrado al verdadero héroe que mandó a los valientes catalanes, cuando podrían haberlo convertido en símbolo de la hermandad galaico-catalana frente al Estado español. ¡Una estatua tendrían que erigirle a Villarroel, y peregrinar en desagravio a ella cada año! ¡Qué digo, cada año! ¡Cada mes, y aun, si me apuran, cada semana! Así demostrarían sensatez y verdadera fraternidad entre los pueblos catalán y gallego. Pero con estos tiquismiquis y falsificaciones de la historia, ¿adónde vamos a llegar? Usted lo ha dicho, señor Bofarull: ¡Juntos, pero no revueltos! ¡Y menos cuentos infantiles, por favor, que ya somos mayorcitos!»

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Comisión de la verdad sobre el PSOE: Los socialistas se lanzan a la guerra civil. https://www.youtube.com/watch?v=yYPKu3_VSRg  

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Polémica interseparatista (III). Los catalanes nos quieren gobernar/ Dos novelas de aventuras

El próximo viernes, dentro del seminario sobre Gibraltar, el general Salvador Fontenla ofrecerá una visión histórica de conjunto sobre la evolución del problema del peñón.  A las 19,30, en Centro Riojano de Madrid, Serrano 25

En las sesiones anteriores José María carrascal y Guillermo Rocafort han tratado la victoria diplomática de España sobre Inglaterra en la ONU, y el significado y consecuencias de la apertura de la verja por el PSOE 

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Parece que el documento de Xan o Brétemas sobre la Galicia sueva ha levantado ronchas. La misma Cristina Losada insiste, con terquedad femenina, en un Vigo independiente como ciudad estado. Vamos a ver,  ¡si en lo fundamental estamos de acuerdo! ¿Quién puede ignorar el hecho diferencial vigués cuando tantos y tan documentado estudios se han publicado ya sobre él y, por lo demás, basta llegar a Vigo para darse cuenta, o darse de cuenta, como allí decimos? Pero, ¿es acaso una reivindicación para ahora mismo, para ponerse a gritarla ya por las calles? ¡Pues no! Y deploraría herir tus sentimientos, pero la realidad se impone, y en este instante, en esta etapa histórica, lo que procede es el estado suevo, del Duero al Cantábrico, y por el este hasta donde determinen los estudios académicos pertinentes, sea Ávila, sea Salamanca. Después –¿entiendes?–, sólo después de lograda esta reivindicación elemental, vendrá a cuento plantearse la cuestión de Vigo, bien como ciudad estado aparte, bien como capital del estado suevo-galaico, que eso también convendría discutirlo sin precipitación. Cada cosa tiene su tiempo.

¡Y bien se nota que hoy vivimos en el mundo de Internet y que todo llega a todas partes! Acaba de mandarme una señora o señorita de Reus el siguiente mensaje, firmado por Francesc Bofarull y Bofarull, de la universidad Pompeu Fabra y ex detective. Como me llega lo transmito, sin alterar una coma:

«No quisiera yo entrometerme en los asuntos internos de la oprimida hermana nación gallega, pero me ha suscitado indignación el artículo del señor Carballeira O´Flanaghan, de la universidad de Princeton, que quizá por estar en esa universidad, de cuyo prestigio nadie duda, y yo quien menos, cae en cierta arrogancia y se siente autorizado a inmiscuirse en los asuntos catalanes. También aquí tenemos universidades, señor Carballeira, acaso no tan rimbombantes como la suya, pero en las que también realizamos un trabajo callado, serio, científico y me atrevería a decir que ejemplar en más de una faceta.

Usted, señor Carballeira, se ha permitido aludir a un hecho histórico cierto, indiscutible, comprobado, como es la derrota de los barceloneses en 1714, luchando por la libertad nacional, y equipararlo a la supuesta y nebulosa derrota de los gallegos el 16 de junio de 576. Eso, señor Carballeira, me recuerda las tiradas del orate Sabino Arana sobre la fecha de la imaginaria batalla de Padura en defensa de las libertades vizcaínas. El mismo orate que, cuando los catalanes de bien le solicitaron unidad de acción contra la opresión española, osó escribir, ni más ni menos: Cataluña es española por su origen, por su naturaleza política, por su raza, por su lengua, por su carácter y por sus costumbres. Ustedes, los catalanes, saben perfectamente que Cataluña ha sido y es una región de España. Maketania comprende a Cataluña, y maketo es el mote con que aquí se conoce a todo español, sea catalán, castellano, gallego o andaluz. Palabras injustas, hirientes, imperdonablemente ofensivas y ajenas a cualquier realidad científica. No digo que Arana no acertase en otros muchos temas; los catalanes no somos fanáticos, somos carolingios y sabemos distinguir y reconocer los méritos ajenos. Pero en estos dos asuntos es indiscutible que patinó ridículamente. ¡Españoles los catalanes! ¡La batalla de Padura! A otro perro con esos huesos.

Y usted, señor Carballeira O´Flanaghan –por cierto, ni sus apellidos ni su universidad nos impresionan aquí lo más mínimo– está patinando igual que Arana, mezclando el mito y la ciencia, la historia y la leyenda. Además, buen hombre, ¿qué personaje encarnaría la derrota de las libertades gallegas? ¿El rey Miro, que fue quien las traicionó? ¿Hubo alguien que las defendiera heroicamente, como aquí Rafael Casanova, nuestro héroe nacional por excelencia? No confunda ni compare, señor Carballeira, no invente mitos, que aquí en Cataluña estamos de vuelta de todo eso y asentamos nuestras reivindicaciones en hechos sólidos, científicamente constatables e indiscutibles, y por eso nos permitimos exhortarles a seguir nuestro ejemplo.

Doy por sentado, no hace falta decirlo, que usted es persona racional y dialogante, y entiende muy bien que le estoy haciendo una crítica con ánimo fraterno, pues a los catalanes, los vascos y los gallegos nos une nuestra lucha común contra la siniestra España. Y ese sentimiento es el que debe prevalecer, si bien, como dice el dicho, “juntos, pero no revueltos”. Y lamentando profundamente tener que escribirle en el despreciable idioma que nos han impuesto a todos por la fuerza de las armas, le saludo cordialmente en el espíritu de la unión y el esfuerzo liberador.»

¿Qué les parece? A mí, personalmente, me ha indignado la misiva. ¿Quién es el arrogante? ¿Quién pretende dar lecciones? ¿Así entienden los catalanes la fraternidad? Espero que Carballeira sepa replicarle como merece, dejando a salvo el honor gallego.

  Los nacionalismos vasco y catalán: En la guerra civil, el franquismo y la democracia de [Moa, Pío]

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Comisión de la verdad sobre el PSOE: Los socialistas se lanzan a la guerra civil. https://www.youtube.com/watch?v=yYPKu3_VSRg  

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Hay una incertidumbre radical en la vida humana, y una incertidumbre parcial o relativa, con la que es posible jugar. Las novelas de aventuras exponen el juego con esta segunda incertidumbre , es decir, la asunción del riesgo, incluso de la vida. La novela de aventuras inglesa por excelencia es La isla del tesoro, aunque el autor fuera escocés. Es quizá la novela de aventuras más redonda que se haya escrito. Pero al final, uno se pregunta: ¿y qué fue después de aquella buena gente? Porque se trata de una buena gente que arriesga momentáneamente su vida por un tesoro, es decir, por el dinero, valor mucho más apreciado en la cultura anglosajona que en otras. Y que una vez conseguido, vuelven a la vida digamos burguesa o convencional, tal vez anodina,  aunque con muchos más medios económicos que a la ida. Y  de paso los malos pierden, castigo merecido.

   Las novelas de crímenes lo son también en cierta forma de aventuras. Normalmente hay un asunto de dinero o cosa parecida por la que algunos, en este caso malos, se arriesgan a perder la vida o la libertad, y se trata de un juego de adivinanzas o cosa parecida para descubrirlos. Aquí la aventura es menos evidente, porque los buenos tienen de su parte el peso aplastante de la ley, y en definitiva se trata de un juego de habilidad.

   Muy otra es la novela de aventuras El enamorado de la osa mayor del polaco Sergiusz  Piasecki. Aquí los aventureros no son buenos ni malos, se esfuerzan por conseguir dinero por medios ilegales pero en principio no mortíferos (aunque arriesgan seriamente la libertad y la vida). Los malos son otros parecidos, competidores y de posición social superior, así como los chivatos de la policía. La novela es muy poco ideológica, se trata de contrabandistas en la frontera polaco-soviética de los años 20. El protagonista describe así su trabajo: Verdad es que el oficio de contrabandista es duro y harto peligroso. Pero yo sabía que no podría abandonarlo. Me excitaba como una droga. Me placían las expediciones nocturnas, el juego con el peligro y la muerte. Me placían los regresos y después el vodka, el canto y la música, los rostros alegres de los compañeros y las muchachas que nos amaban no por nuestro dinero sino por nuestra temeridad.  Alguno lo hace por necesidad, sin disfrutar de ello, un buen chico a quien el protagonista apreciaba mucho, y que se casa y opta por la vida “normal”::

–¿No sientes nostalgia de la frontera? Piensa que ahora es la estación de oro, y el oro (…) Las noches son oscuras, negras, los muchachos andan bajo las estrellas (…) Cada día hay algo nuevo, cada día sucede algo…

   Hablé así largo rato y de pronto noté la mirada interrogadora de Pedro. Entonces callé porque comprendí que él no sentía lo que yo. Dijo:

–¿Entonces tú, en serio…? No lo hubiera creído. Por mi parte quiero quedarme aquí, en paz con los míos. ¿Qué tenía de interesante aquella mala vida que llevábamos? (…)

   Me acompañó hasta la calle y me dejó. Al pasar junto a su ventana abierta oí su risa fresca, sincera, que respiraba alegría y gozo de vivir…

   No nos quedamos con la impresión algo desolada de que después de aquellas aventuras los protagonistas  entren en una vida “burguesa”, porque en esta ocasión todos pierden, en otra forma de desolación que no deja sensación de castigo merecido.

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Alcance político de Gibraltar / Baroja sobre varios escritores.

Comisión de la verdad sobre el PSOE: Los socialistas se lanzan a la guerra civil. https://www.youtube.com/watch?v=yYPKu3_VSRg  

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Dentro del seminario sobre Gibraltar, el profesor de derecho y economía Guillermo Rocafort  habló el viernes pasado sobre cómo se echó a perder en la transición la histórica victoria obtenida por la diplomacia franquista sobre Inglaterra en la ONU. Londres jugó con el cuento de la “entrada en Europa”, como decían los botarates que gobernaban España exhibiendo su incultura  histórica y política. Así impresionados, los políticos de la transición se inclinaron a aceptar la humillante, parasitaria y por todo concepto perjudicial presencia de la colonia. Esto ya se vio claramente en la Constitución, un tanto chapucera, como he mostrado en La Transición de cristal y que, como ha observado Rocafort, admitió el término “nacionalidades” contrario al aserto de España como nación única e indivisible… y se olvidó por completo de Gibraltar. Lo comparó el conferenciante con Argentina, cuya Constitución establece la reivindicación permanente de las Malvinas, o a Guatemala con respecto a Belice, en cuya frontera hay con frecuencia muertos, de los que no se habla fuera, debido a la política de los ingleses de ir ampliando solapadamente la frontera. Señaló también que Inglaterra ha reconstruido un peculiar imperio a base de refugios o paraísos fiscales, casi todos los cuales pertenecen a ese país, y que incluyen precisamente a Gibraltar, Malvinas o Belice entre otros.

   Como es sabido, el cierre de la verja de Gibraltar convirtió el peñón en una ruina económica, cada vez más costosa económica, política y moralmente para Londres. En cambio la apertura de la verja por el PSOE (lo primero que hizo al llegar al poder en 1982), hizo de la colonia y base militar inglesa un emporio de negocios oscuros y contrabando. Así, Gibraltar, cuya riqueza le permite eliminar impuestos, ejerce una enorme presión parasitaria sobre la zona en torno, haciendo de ella la de más elevado paro de España e incluso de Europa.  Y ejerce asimismo una influencia corruptora sobre las autoridades no solo de Andalucía, sino del resto de España, financiando asimismo periódicos, pagando a periodistas y políticos, etc. El conferenciante hizo notar que las facilidades otorgadas a la colonia por la junta de Andalucía y los gobiernos de PSOE y PP tienen probablemente contrapartidas en sobornos, blanqueo de capitales y dinero negro: un supuesto con altas probabilidades de ser cierto. Y hay otro factor a considerar: Gibraltar ha sido la sede de reuniones de separatistas, especialmente vascos y catalanes,  que muy posiblemente reciban también dinero de la colonia. Tal como en el siglo XIX fue centro de conspiraciones y pronunciamiento militares que mantenían a España en una semidesestabilización permanente.

   También se expuso otra de las mentiras sembradas por los ingleses: que la colonia supone un gran alivio económico para el entorno, al ofrecer entre 10.000 y 13.000 puestos de trabajo. Cifra disparatada para un territorio muy pequeño y sin apenas producciones propias, pero a menudo aceptada en España; y doblemente grotesca cuando la zona padece un desempleo tremendo. Con motivo de alguna restricción al paso de personas por la verja, y a fin de no perjudicar a los trabajadores españoles, se habilitó un paso especial para ellos, que solo tenían que documentar la empresa en que trabajaban. El permiso solo fue solicitado por un centenar y medio de personas…

    Estos hechos nos acercan al crucial alcance político e histórico de  esta invasión de nuestro territorio por una potencia que, por ese mero hecho no puede ser amiga, sino hostil a España, aunque se entienda muy bien con los partidos y políticos españoles. En suma,  la invasión colonial afecta al núcleo mismo de nuestra política internacional y posición en el mundo. No solo ocupa el centro mismo de nuestro eje defensivo como base militar y de espionaje, sino que convierte a España en un estado lacayo por obra de sus políticos. Es como una sanguijuela que chupa el valor y las energías del país.

   Además, la presencia de esta base, así como de las useñas, pone innecesariamente a España en el punto de mira de los proyectiles nucleares rusos, y nos obliga a actuar de peones de los intereses de la OTAN –es decir, de intereses anglosajones–. Así, el ejército español es obligado por los políticos a intervenir en acciones sencillamente criminales como la destrucción del estado y la sociedad libios. O a cooperar en agresiones a Siria. O a provocar y  hostigar a Rusia, que en principio no nos amenaza (ni amenaza a la UE o a la OTAN, basta constatar la aplastante superioridad de los presupuestos militares de estos sobre los rusos. La amenaza es contra Rusia). Operaciones de interés ajeno, bajo mando ajeno y en idioma ajeno.

   Otro caso revelador del abyecto servilismo de la actual clase o chusma política fue la intervención a favor de movimientos disgregadores en Yugoslavia, con una política que podría aplicarse a la propia España. Dato poco conocido es que el partido cristianodemócrata alemán incluye en sus programas el “derecho de autodeterminación” (reconocido por la ONU solo para las colonias, pero no para Gibraltar), pensado para la reunificación alemana y aplicado luego en Croacia. Quizá esto ayude a entender algunos aspectos de lo que ocurre con los separatismos catalanes.

    Es preciso tener en cuenta la importancia de la posición geoestratégica de España, que aboca al país a la neutralidad o a funcionar como títere de potencias más poderosas. La mera presencia de la colonia –cosa que no toleraría casi ningún país del tercer mundo–, auspiciada por  los actuales políticos, convierte a España en un país de pandereta,  tratado con desprecio o condescendencia como peón o lacayo. Y esto debe denunciarse. Porque, no casualmente, esos partidos y políticos son también los que han financiado a los separatismos, premiado a la ETA, promovido un creciente despotismo LGTBI o falsificado radicalmente la historia ¡por ley! De modo que el problema de Gibraltar está ligado estrechísimamente a toda la política exterior e interior de España. En cierto sentido condensa todas las miserias de la política actual.

El próximo viernes, dentro del seminario, el general Salvador Fontenla ofrecerá una visión histórica de conjunto sobre la evolución del problema del peñón.

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  “Su novela me ha dejado una impresión extraña.  ¿Renuncia el protagonista a toda su vida anterior al descubrir de quien es hijo? Eso parece excesivo para quien lleva años arriesgando la vida. De la novela, lo que más me ha gustado son los entreactos por decirlo así, las etapas cuando huye de Barcelona a Madrid y vaga por la ciudad psíquicamente agotado y con una depresión profunda hasta que encuentra a los alegres tertulianos de la pensión. Y luego cuando vuelve de Rusia, igual, sintiéndose hundido y encuentra que sus amigos de la pensión se han volatilizado y todo gira en torno a su matrimonio con Carmen. No sabría calificar su novela. Extraña es lo más que se me ocurre, porque no le encuentro parecido con la novela española en general, ni la actual ni la antigua. Marco B. T.

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    “A mí los escritores españoles del siglo XIX, famosos cuando yo era joven, no me llegaban a entusiasmar. Don Juan Valera tenía gracia y malicia, pero era un fabricante de bibelots y no quería salir de ahí. El mismo Merimée, un poco maestro suyo, a quien don Juan conoció, paseó su curiosidad por el mundo y escribió novelas y cuentos, cuya acción sucede en España, en Italia, en Córcega, en Iliria, y se ocupó de los escritores rusos. Valera no quiso salir de sus asuntos de novela de España y sobre todo de Andalucía y de los alrededores de Cabra.

 No comprendo cómo un hombre que pasó años en la corte de Viena y en la de San Petersburgo, en una situación elevada, en donde vería y habría oído seguramente contar cosas interesantes, tuviese que referirse siempre en sus libros a Doña Mencía u otro pueblo próximo y hablar de los pestiños y de otros postres de sartén como algo transcendental. Hacerse deliberadamente como técnica y como preocupación un especialismo tan estrecho, no le veo el objeto.

   A algunos amigos míos y a mí también nos parecía chocante qe Azaña fuera tan entusiasta de don Juan Valera y anduviese recogiendo sus cartas para publicarlas. Esto se nos antojaba extraño ¡Un revolucionario entusiasta de Velera y de Mérimée! No eran tan extraño, porque Azaña no tenía nada de revolucionario (…)

   Pereda, como escritor, me gusta menos que Valera. Es también un hombre que busca la miopía como un ideal. Yo comprendo lo contrario. Esos hombres que levantan su torre donde azotan todos los vientos: Nietzsche, Ibsen, Dostoievski, pero instalarse deliberadamente en un agujero sin horizonte, no me lo explico bien. Tomar constantemente el punto de vista del indiano, del tendero de ultramarinos o del vendedor de leche, me parece una idea bastante mediocre. (…) Cierto que hay escritores que convierten lo local en universal. Cervantes es uno de los  más destacados . La Mancha en su obra toma unas proporciones  extraordinarias, porque es la tierra donde discurre y fantasea un hombre excepcional y extraño  (…)

   La Pardo Bazán supongo que escribía novelas vaciándolas en el molde francés y después las ponía en un castellano de aire castizo y un poco arcaico. Ello, al que tiene olfato, le da un aire de falsificación  (…) Respecto a Palacio Valdés, puede que compusiera relativamente bien sus libros, aunque hay algunos de una inverosimilitud absurda, como La Hermana San Sulpicio, que tiene un aire de españolada tomada en serio. Ahora, como escritor, yo creo que Palacio Valdés es muy pobre, de los peores de su tiempo. Siempre vacilante, ramplón y, sobre todo, vulgar.

   De los escritores del siglo XIX que hubieran podido hacer una buena novela que hubiese quedado a la altura de algunas del siglo XVII español, eran Larra y Galdós. Larra no lo  hizo porque murió joven (…) Galdós tenía condiciones para hacer algo importante, pero pensaba, sobre todo, en el éxito y en el dinero (…) Y así, con las mayores condiciones, no se puede llegar a lo alto”

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Polémica interseparatista (II): ¡Alerta al pueblo gallego!

Me envía un amigo de Betanzos esta nota, firmada por Camilo Carballeira O´Flanaghan, de la universidad de Princeton (no especifica si profesor, alumno o qué), de quien yo no había oído hablar pero que, por la muestra, debe ser un intelectual de peso en los ambientes del BNG, En marea y otros. Traduzco del gallego, cosa que me ha costado mucho por la gran diferencia idiomática con el español común y corriente:

«He leído con suma atención el escrito de Xan o Brétemas en que se permite atacar desconsideradamente la justa política del BNG en relación al reino suevo, núcleo histórico indudabiulísimo de la nación gallega. Brétemas juega al radicalismo y, lo haga con fines retorcidos o por pura inconsciencia, trivializa la cuestión y facilita la labor de corrosión de nuestras justas aspiraciones por parte del imperialismo español y sus agentes.

En apariencia el escrito de Brétemas está bien, pero cuando uno profundiza se da cuenta enseguida de que algo falla. Algo falla, sí, pero ¿qué es? ¡Ah, ese “recordado y llorado rey Miro”, a quien pone en el mismo plano que a nuestros grandes Reckila y Reckiario…! Ahí te he pillado, Brétemas, ahí se te ha caído la careta. ¿Quién ignora a estas alturas los nombres de los primeros reyes de Galicia, a saber, Hermerico, Requila, Requiario, Franta, Maldras, Frumario, Remismundo…? Hasta los niños los saben, pero, evidentemente, no podemos colocar al mismo nivel de estos gloriosos patriotas a Miro, aunque también fuera rey. Porque Miro, señores, fue ni más ni menos que un provocador y un traidor. Así de claro. En lugar de aislarse de la peste española-visigótica, le dio por meterse en sus turbias querellas internas, apoyando a Hermenegildo en sus peleas con Leovigildo, que ni nos iban ni nos venían, y el resultado, ¿cuál fue? La derrota de Hermenegildo, que arrastró con ella la de Miro y el fin de la independencia gallega.

Miro se sometió ignominiosamente a Leovigildo, en lugar de defender a sangre y fuego la independencia de su nación, y de llevar, incluso, la guerra al interior del reino godo-español, hasta acabar de una vez con él, como habría sido su deber, y que tantas tragedias posteriores nos hubiera evitado. Pero lejos de ello, pactó la esclavización de Galicia. Ocurrió en el año 576, señores, 16 de junio para ser exactos, a las 16,30, tal fue la fecha del percance, y aprovecho para proponer sea declarado día nacional, como han hecho los nacionalistas catalanes con la Diada, recordatorio de las libertades perdidas y exigencia imprescriptible de recuperarlas. Esa tétrica data marca el comienzo de la colonia, de la sumisión, del genocidio. Observen que Brétemas señala cucamente el hecho de la esclavitud gallega pero oculta con toda impudicia quién fue el causante, no otro, ni más ni menos que el “llorado y recordado rey Miro”, como él lo llama. Esto, a mi juicio, desenmascara a Brétemas, lo revela como un verdadero agente provocador, dedicado a sembrar la confusión en el seno del BNG y de En Marea, justo cuando nuestras formaciones políticas están a punto de alcanzar una victoria histórica. Brétemas es, ni más ni menos, un mirista, palabra que propongo designe en adelante a los españolistas solapados. Mirista, es decir,  traidor.

Y, chapoteando en la charca del mirismo, tampoco señala Brétemas otro dato clave: el núcleo fundamental y fundacional de la nación gallega se encuentra en la línea Orense-Pontevedra, por el norte, y el río Duero por el sur, extensible hasta Ávila por el este. Brétemas, ni lo menciona, se ve que para él no tiene la menor importancia. Y sin embargo es un hecho decisivo en cuanto a nuestras justas reivindicaciones. Por desdichados avatares históricos, la zona entre el Duero y el Miño ha caído en poder de la nación portuguesa, lo que constituye una aberración. No cometeremos la injusticia de identificar a la progresista, tolerante y culta Portugal, un pueblo hermano, con la fanática, retrógrada y opresora España. Y por eso –de ello estoy persuadido– nuestros hermanos portugueses comprenderán la justicia de nuestras aspiraciones, bastará que la dirección del BNG y En Marea tome sobre sí una acción diplomática y propagandística apropiada, en un espíritu de comprensión no exento de energía.

Quiero terminar con una exhortación a las bases y a los líderes del BNG, En Marea y otras formaciones patrióticas, ah, y  al propio Brétemas, si le queda un rastro de honradez y no se ha hundido por completo en las ciénagas del mirismo: lean ustedes cuidadosamente a Idacio de Chaves, a Martín Dumiense, a Juan de Bíclaro, incluso a Isidoro de Sevilla, y a Ceferino el Conquense. Se les aclararán las ideas, y las provocaciones de los agentes españolistas se estrellarán contra ustedes como flechas de mantequilla contra una cota de mallas.»

Bien… Realmente me he quedado perplejo, pues Xan o Brétemas me había parecido muy convincente, pero se ve que no es oro todo lo que reluce. En todo caso, me enfrasco desde hoy mismo en la lectura de los autores recomendados. La nación gallega exige estos sacrificios, pequeños si bien se mira, en comparación con la grandiosidad, la grandeur, permítaseme emplear esta palabra no sueva, de los objetivos.

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