Sentimiento del misterio / Razón y ciencia/ El protestantismo y la ramera / Rebelión contra Occidente

El sentimiento del misterio

Según Paul Diel, la fuente más profunda de la cultura, es decir, de lo propiamente humano, está en el sentimiento del misterio de la existencia. Un sentimiento angustioso,  que Omar Jayam expresó parcialmente en el célebre rubai que he reproducido varias veces en el blog, poniendo al desnudo la condición humana. Sentimiento  que puede resultar insoportable, como expone de forma inconsecuente el existencialismo sartriano: la vida carece de sentido, pero de esa carencia trata de salir convirtiéndola gratuitamente en el fundamento de la libertad, la cual vendría a ser el colmo del sinsentido. De un modo menos elaborado y más personal se mostraría en la “angustia vital” que casi todo el mundo siente ocasionalmente y en algunos casos se vuelve permanente y demoledora de la capacidad psíquica.

Ante el misterio, la psique elabora los mitos, explicaciones imaginativas “de profundidad insondable”, que permiten la vida en común y la esperanza. Pero cuyas imágenes o símbolos  tienden a entenderse como explicaciones reales, con lo que el sentimiento del misterio se pierde y la cultura se trivializa y decae.  Me parece una explicación sugestiva.

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La razón y la ciencia no son inapelables

Para Marx, la ideología por excelencia sería la religión, un conjunto de seudosaberes cuya función sería explicar la vida social ocultando o justificando la explotación de los más por los menos. En Europa, una introducción a su historia, y en La II guerra mundial y el final de la Era Europea, he propuesto al concepto otro significado –que convierte al marxismo precisamente en una ideología en el sentido que le daba Marx–: una concepción del mundo y de la vida que pretende basarse en la razón, prescindiendo de la noción religiosa del misterio. Supuestamente, el imperio de la razón daría pie a una concepción de la vida inapelable, necesaria y  única, reforzada aún por el desarrollo de la concepción científica: popularmente, y no solo,  se emplea  el término “científico” en el  sentido de seguro e inapelable.

Sin embargo –sostengo en los dos libros–, la razón ha engendrado, no una concepción racional y científica ineluctable, sino varias opuestas, las que terminaron chocando en las dos guerras mundiales, muy decisivamente en la segunda, dando fin a la Era Europea. El objetivo de las ideologías consiste en la abolición de la moral mediante algún tipo de utopía totalitaria. Precisamente porque la moral, engendradora de los sentimientos de culpa, vergüenza etc.,  e indirectamente del derecho, del estado y su fuerza coercitiva sobre las personas, resulta difícil de soportar. Según la Biblia, la entrada en el ámbito de la moral (el árbol del bien y el mal) se presenta como una “caída”, como la pérdida de la inocencia del instinto animal (el paraíso). Las ideologías sostienen, en definitiva, que la sociedad puede organizarse de tal modo que los “individuos” harían forzosamente el bien, desapareciendo de ese modo el mal.  Pretensión que, según Donoso Cortés  “haría salir sangre hasta de las piedras”, o algo semejante. La abolición de la moral sería la abolición  del ser humano.

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La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

La revolución protestante y la ramera de Satanás

En el siglo XVI se dieron en Europa dos grandes movimientos revolucionarios: el descubrimiento del mundo, protagonizado especialmente por los españoles, secundariamente por los portugueses; y la revolución protestante, originada en Alemania. Esta última negaba prácticamente la posibilidad del bien en el hombre, después de la caída de Adán y Eva, por lo tanto negaba también el libre albedrío, la libertad fundamental: a pesar de tan negro panorama, los hombres, es decir, algunos de ellos, podrían salvarse por la pura gracia de Dios, concedida según criterios ajenos a nuestra capacidad de comprensión: la Biblia, como palabra divina, ofrecería una pista sobre la salvación, con el serio problema de que cada uno podía interpretarla a su manera.

Obviamente, tales concepciones imposibilitarían la vida social, según expuse en los dos libros citados. ¿Cómo es posible, entonces, que en los países protestantes la sociedad no solo se haya mantenido sino que en varios de ellos  hayan superado a sociedades católicas tan definidas como la española o la italiana en riqueza, en ciencia y en técnica, también en libertades políticas? Este fenómeno ha solido explicarse por la pista que, de cara a la salvación, ofrecía el calvinismo, básicamente la buena marcha de los negocios en esta vida indicaría cierta predilección de la gracia divina, siempre que se guardasen ciertas exigencias morales. En mi opinión, el protestantismo es inaplicable socialmente, por lo que su éxito solo puede deberse a su inaplicación. La cuestión de la salvación quedaría en la pura conciencia personal, mientras que  la vida social se regiría por otras normas, en las que ni la salvación personal ni la conciencia moral tendrían mucho peso. Ya explicó Lutero que se podía pecar sin remilgos –cosa por lo demás inevitable, dada la maldad humana tras la caída del paraíso–,  mientras se mantuviera la fe en los efectos redentores de Jesucristo. Solo que la fe no podría torcer el designio divino sobre aquellos a quienes desde la eternidad había predestinado a la salvación.

En esta revolución tan paradójica se encuentra la raíz de la evolución europea posterior, en la que la parte católica quedó relativa, solo relativamente, marginada. El protestantismo invocaba la fe contra la razón, la “ramera de Satanás”, pero dejaba la fe reducida a la conciencia personal, mientras que aplicaría los recursos de la razón a la conducta social. De ahí que la Ilustración, una revuelta de la razón contra la fe, pudiera desarrollarse por lo menos en varias de las sociedades más protestantes.

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Rebelión contra Occidente

**Un dogma liberal pretende que el mercado no tiene más contraindicaciones que la incidencia del estado en su funcionamiento. Por lo tanto el estado, presente en todas las civilizaciones, habría sido un elemento perturbador de la propia existencia humana. “El individuo es libre porque es bueno, pero la sociedad lo esclaviza y lo malea”. En el fondo se trata de una puerilidad utópica. La relación entre el estado y el mercado es problemática, pero ineludible.

**Asistimos a una rebelión  ideológica y  política creciente, y con peligro bélico, de gran parte del mundo contra Occidente (por el cual debe entenderse el ámbito anglo más, secundariamente, el eje francoalemán vertebrador de la UE, y, mucho más secundariamente aún el ámbito hispánico).

**El efecto a la larga más devastador de la guerra de Ucrania es la expulsión de Rusia hacia Asia, es decir, hacia China. Rusia ha tenido que aceptarlo, por defenderse del mesianismo anglo, que la entiende como un elemento ajeno, irreductible a Occidente y  con apetitosas y enormes riquezas naturales.

**La UE se presenta actualmente como la mayor amenaza de guerra en el mundo. Después de decenios de jactarse de su carácter pacífico y de superación de las guerras internas. Una jactancia puramente gratuita, por lo demás: guerras coloniales y tutela useña, antes  defensiva frente a la URSS y hoy ofensiva contra Rusia.

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Sonámbulos/ Cuatro perros verdes / Por qué el Frente Popular perdió la guerra

En los años 60 y 70 daba la impresión de que la guerra fría por la hegemonía mundial la iban ganando los comunistas. Sin duda esa impresión influyó considerablemente en el Concilio Vaticano II: 319 – Avances comunistas en la guerra fría | Atonía ante guerra anunciada – YouTube

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Sonámbulos hacia la guerra

**Veo algún vídeo del PSOE y el PP acusándose de corruptos en las Cortes. Ninguno de ellos miente. Por excepción.

**Veo el libro de R. Dávila La segunda guerra civil de Franco. Incluye documentos interesantes, pero, francamente, resulta excesivo llamar guerra civil a las intrigas y manejos que se dan en todos los gobiernos y en todos los partidos del mundo. Y que Franco supo desbaratar con inteligencia y sin sangre.

**Leo: en Corea del Sur han creado un ministerio para ocuparse de la tasa de nacimientos, la más baja del mundo, al parecer. Se ve que la sociedad coreana no tiene mucho interés o esperanza en el futuro. En la UE, la esperanza está en atraer a millones de inmigrantes ansiosos de pagar nuestras pensiones. Leo también que la calidad del semen está bajando en casi todas partes. Difícil concluir algo claro.

**Unos días en Estambul: cuánta belleza y cuánto dolor. Sugerencias sobre la religión y el poder. Anécdota, una señora mayor: “Te obligan a cubrirte la cabeza para entrar en la mezquita. Y luego quieren que les dejemos entrar en Europa”. Otra: “Aquí creen en sus cosas, mientras que en Europa no creemos en nada”. “Qué atrasados están”.

**Creo que nunca había bajado tanto el nivel ético y profesional de los medios de masas y subido tanto el de la banalidad  en España.

**Tiene máximo interés para el historiador percibir el ambiente sociopolítico un tanto sonambúlico con que España y en el resto de Europa marchan hacia una nueva gran guerra, quizá definitiva. También es posible que esa marcha se detenga a tiempo. La neutralidad de España ayudaría a ello.

**Hay asociaciones como Hazte Oír, que están realizando un importante y por ello acosado trabajo contra la “caída en la basura” de nuestra sociedad.

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Cuatro perros verdes

Esta novela solo puede calificarse de histórica en el sentido de que el trasfondo de la época desempeña un papel muy importante, no en el de que juegue con personajes históricos reales interpretados al gusto del novelista. El trasfondo es el de “la década prodigiosa”, de la que sigue viviendo entre contradicciones la sociedad occidental, tal como se presentaba en España: las inquietudes existenciales y políticas, la agitación comunista universitaria, el choque entre todo ello y las consecuencias de la guerra civil cuando el franquismo comenzaba a descomponerse. 

La historia puede también comprenderse a través de  obras literarias, en las que los personajes se desenvuelven con sus avatares y preocupaciones personales, dentro de un contexto que se les escapa, pero en el que tienen que vivir y bregar con más o menos fortuna. En Cuatro perros verdes se encuentra en buena medida mi propia experiencia, de la gente, sucesos y ciertos ambientes también,  que conocí al venir a Madrid a estudiar. En eso difiere, lógicamente, de la anterior novela, Sonaron gritos y golpes a la puerta, de cuyo trasfondo histórico solo he podido saber por relatos muy diversos, y en la que, lógicamente, la imaginación juega un papel  mucho mayor. Decía Pio Baroja que en literatura lo más difícil es inventar personajes y sucesos que digan algo. Solo que a unos se lo dicen y a otros no.

Por qué el FP perdió la guerra.

Al plantearnos por qué ocurrió algo en la historia debemos partir de que muy bien pudo no haber ocurrido o no  haber ocurrido así. Sin este presupuesto caemos en en un relato un tanto simplón y burocrático o meramente descriptivo. Al comenzar la guerra civil, cada parte tenía sus puntos fuertes y sus puntos débiles,  que es preciso exponer pero que por sí solas no determinaban el resultado. Luego es preciso atender a la estrategia y a los cambios tácticos en el transcurso del conflicto, y a aspectos no cuantificables, como la calidad del mando superior  y de sus principales protagonistas, sus concepciones políticas e ideológicas, así como a las consecuencias inmediatas y a plazo más o  menos largo.

En cuanto a dicha guerra, debemos apreciar que sus consecuencias profundas duran hasta hoy mismo, cuando están en trance de ser  eliminadas por políticos que se identifican con los entonces vencidos, y por los que pretenden olvidar o negar aquel conflicto, sus orígenes y lo que se jugaba en él el país y cada bando. Estas consideraciones pueden parecer obvias, pero no lo son en absoluto y  en pocas historias se toman realmente en consideración. Y esta es la causa y el enfoque de mi estudio Por qué el Frente Popular perdió la guerra. El cual se entiende quizá mejor enlazándolo con La Segunda República Española, Nacimiento evolución y destrucción de un régimen 1931-1936. Obsérvese que aquel régimen se derrumbó en 1936 y no en 1939, en contra de las historias habituales, que por esa misma interpretación de fechas revelan una historia profundamente distorsionada

 

 

 

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Ante la guerra (y II) España.

Ante la guerra (y II) España.

1. La posición de España ante la guerra que nos anuncian los jefes de la UE, no puede ser más falsa. Al igual que en los casos de Irak, Afganistán, Siria o Libia, se hace entrar en juego la cuestión de la democracia. Pero aquí deberían ser obvias dos puntos: a) que la cuestión de más o menos democracia en Rusia, corresponde abordarla a los propios rusos, de ninguna manera la va a resolver la OTAN ni la UE, como  no la ha resuelto allí donde ya ha intervenido. b) España no puede dar lecciones de democracia a nadie, siendo un país con leyes totalitarias de memoria, de género, de odio y similares, que atentan directamente contra la libertad personal y política. Bien es verdad que no hace sino seguir un camino  impuesto por la UE, a excepción de Hungría y en menor medida Polonia.

2. Asimismo, debe repetirse hasta que cale en la conciencia común, que España no es propiamente aliada en la OTAN y la UE, sino más bien servidora auxiliar de los intereses de Usa e Inglaterra. Por obra de sus gobiernos PP y PSOE, que solo dicen la verdad cuando se acusan mutuamente de corruptos.  Para estos no cuenta el hecho de que tales supuestos aliados invaden España en el punto estratégico de Gibraltar; que Usa tiene bases militares que, caída la URSS, no defienden a España y nos hacen blanco en la guerra en ciernes; que la OTAN y parte de la UE protegen a Marruecos, única nación que amenaza directamente nuestra integridad territorial, de la cual son también muy amigos tanto el PP como el PSOE. Estos gobiernos conciben el papel de España como suministradora de carne de cañón empujándola a un posible conflicto general por intereses que podríamos simbolizar en Gibraltar: no en vano convirtieron esa colonia, antes ruinosa para Londres, en emporio de negocios oscuros y corruptores de la política nacional.

3. España se encuentra en esa falsa posición porque sus gobiernos han hecho de ella un país dependiente, sin verdadera soberanía política. La han privado de un ejército nacional convirtiéndolo en ejército cipayo al servicio de intereses ajenos, bajo mando ajeno y en idioma ajeno. Más grave y profunda aún es la colonización cultural por el inglés, impulsada por dichos gobiernos, sin olvidar que la lengua oficial de hecho de la UE es dicho idioma, pese a la salida de Inglaterra. La presencia del inglés en el espacio público y en todas las actividades en España, desplazando al español cada vez más a lengua doméstica muy contaminada de espanglish, es un fenómeno creciente, alentado por dichos gobiernos, en la ciencia y la técnica, en la economía, el deporte y la cultura en general. 

4. Ante esta situación y sus evidentes peligros, no se percibe una reacción adecuada, sino más bien una atonía general. El país parece una gran masa amorfa y sin espíritu que se deja conducir como sonámbula a un cada vez más posible conflicto por intereses que ni nos van ni nos vienen. Una masa en acelerada pérdida de su identidad por la supeditación mencionada, combinada con una verdadera invasión de inmigrantes inasimilables,  so pretexto de que “pagarán nuestras pensiones”, las de una sociedad envejecida y caduca, al parecer sin ánimo de permanecer en el escenario de la historia. Ante los anuncios de una nueva guerra europea, España debe recobrar la política de neutralidad que la salvó de las dos pasadas guerra mundiales, lo cual implica al mismo tiempo recuperar la democracia y la conciencia de la propia historia y cultura. Un reto histórico que es preciso afrontar, so pena de disolución nacional.

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Ante la guerra (I) Europa

La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

Ante la guerra (I) Europa

1- La guerra de Ucrania está afectando profundamente a toda Europa, mientras los gobiernos de la UE hablan de intensificarla e incluso expandirla  por el continente.  Ante esta evidencia la reacción popular y política apenas existe todavía, exceptuando a la Hungría de Orbán. Parece que todos los gobiernos están dispuestos a ampliar el conflicto catastróficamente.

2.- El argumento consiste en que Rusia, después de invadir Ucrania, prepara una invasión mayor sobre el resto de Europa, ante cuya amenaza, presentada como inevitable,  la UE debe prepararse para derrotar a Rusia, a ser posible, en Ucrania, y  si no en una guerra general. ¿Es este un argumento real o mera propaganda que esconde otros objetivos?

3. El argumento especulativo de una agresión rusa general demuestra la realidad de que los cálculos de la OTAN y la UE han fallado. Ya desde la tercera semana de la invasión afirmaron que Rusia había perdido la guerra, perspectiva con la que engañaron a Zelenski, no deliberadamente, sino porque OTAN y UE estaban convencidas de que el ejército ruso era atrasado en armas y doctrina, y sobre todo de que las sanciones arruinarían su economía, y, más aún, de que aislarían internacionalmente a Rusia, con lo que esta solo podría ir al desastre a corto o medio plazo. Tales cálculos han fallado, por lo que ahora agitan la argucia opuesta: Rusia y su ejército son tan fuertes que amenazan a todo el continente.

4. Para entender la cuestión es preciso atender a otros aspectos generales. a) Es la OTAN la que ha ido rodeando progresivamente a Rusia de bases militares, y no a la inversa; b) Los presupuestos militares de la OTAN, incluso de la UE sola, son inmensamente superiores a los de Rusia; c) Las economías de la OTAN y la UE son también muy superiores a las de Rusia, lo que les permitiría incrementar sus gastos militares actuales mucho más que a Rusia. Por lo tanto es muy poco probable –salvo improbable locura de sus dirigentes– que Rusia se proponga atacar  a potencias en realidad mucho más fuertes. Puede vencer en Ucrania, pero no más allá.

5. Debemos atender también a tres precedentes: a) Putin no quería la guerra, como demuestran los acuerdos de Minsk, de 2014,  firmados por representantes rusos, ucranianos y de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) en representación de la UE y la OTAN. Los acuerdos garantizaban la unidad de Ucrania, con autonomía para las regiones de lengua y cultura rusas, atacadas  en guerra civil por el gobierno de Kíef. Sabemos, por confesión propia, que los acuerdos fueron firmados por los occidentales con la intención de  incumplirlos y ganar tiempo para rearmar a Ucrania, es decir, para proseguir la guerra a mucha mayor escala, con la ilusión de que derrotar allí a Rusia y causarle un incalculable desastre político interno.

6. b) Todavía seis semanas después de recomenzada la guerra, en marzo de  2022, pudo llegarse a la paz sobre la base del reconocimiento de la neutralidad de Ucrania, pero el acuerdo fue saboteado directamente por Inglaterra e indirectamente por Usa, sobre la base del cálculo mencionado en el punto 3. La derrota de Rusia y la fragmentación de su enorme territorio  parece un objetivo crucial en la gran estrategia de la OTAN, especialmente de la Useña e inglesa, por razones no del todo explícitas pero que parecen relacionarse con unos vastos designios geopolíticos y económicos de hegemonía mundial. En todo caso, y a día de hoy, la percepción rusa de estar sufriendo una agresión de los “herederos” de Napoleón y Hitler,  suena bastante más razonable que la de una prevista gran ofensiva rusa sobre el resto de Europa. 

7. c) El tercer precedente consiste en las guerras mantenidas en lo que va de siglo por la OTAN, más o menos apoyada por la UE, en Serbia, y sobre todo en Afganistán e  Irak directamente, y en Libia y Siria por medio de testaferros. En todos los casos se pretextó la defensa o la expansión de la democracia como razón de esas guerras. Pero creyeran sinceramente o no en tal motivo los políticos responsables, en todos los casos el resultado ha sido  la destrucción de los países afectados, guerras civiles, cientos de miles de muertos y millones de desplazados y refugiados. Esta experiencia debería haber dado lugar a análisis más meditados y  prudentes. Sin embargo se ha llegado a la suma imprudencia con Ucrania

  8: Especial relevancia tuvo, en cuanto a Irak, la falsa acusación de poseer ese país armas de destrucción masiva, un argumento que recuerda al de las intenciones rusas de invadir la UE. Con la enorme diferencia de que Rusia sí tiene, efectivamente armas de destrucción masiva, como las tiene la OTAN. Lo que convierte la ampliación del conflicto en  el riesgo terrorífico de la mayor catástrofe de la historia, no solo para Europa sino para la humanidad. Y no se percibe una reacción suficiente ante el peligro.

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Vértigo de la vida / (III) Reconquista improbable / Rusia y Europa (II) Cuestión de despotismos

  Dicho en pocas palabras: ¿Tiene futuro la Hispanidad?      318 – El problema de la Hispanidad | Síndrome Losantos (youtube.com)

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De un tiempo y de un país (IV) Vértigo de la vida

En Adiós a un tiempo incluyo, aparte de un viaje a pie por Las Hurdes y trozos sueltos del Viaje por la vía de la Plata, algunos capítulos de De un tiempo y de un país, uno de ellos el encuentro extraordinariamente casual, con las cuatro personas llegadas a Madrid con el objetivo de reconstruir el auténtico partido comunista, degenerado por el “revisionismo” burgués, según la doctrina defendida por Mao y Enver Hoxha contra los soviéticos desde que Jruschof denunció crímenes en Stalin. Procedían de un grupo llamado OMLE  (organización de marxistas leninista españoles) que se había formado en París con jóvenes al calor del “mayo francés” del 68, y en Estrasburgo con algunos viejos militantes exiliados muy críticos con Carrillo. Su trabajo en Madrid iba a ser penoso y desalentador.

   No era el único grupo “marxista-leninista” español que se había formado en Francia, dando lugar a una picaresca típica de los exilios, que aludíen el libro. Yo entonces estaba en el PCE revisionista procurando agitar la Escuela Oficial de Periodismo. Al principio me burlaba de las pretensiones de aquellos personajes, pero, ayudado por  algunas lecturas de Lenin, me percaté de que Carrilo no era más que una imitación pobre del “renegado Kautski”, y terminé uniéndome al grupillo. Todo esto de las peleas doctrinales y la agitación  me suena hoy, cincuenta y pico años después,  extraño y  poco sugestivo. Lo interesante ahora, me parece constatar la enorme improbabilidad de que fuera a topar con aquel grupúsculo perdido en una ciudad de tres millones de habitantes. Todo pasó porque yo buscaba habitación en piso compartido, porque dos de los  llegados de Francia (una pareja, ella francesa) querían compartir su pequeño piso en la calle Cartagena, para ahorrar gastos, y porque  me informó de ello un compañero de la escuela de periodismo, Fernando Bellón, que conocía indirectamente a la pareja  por un amigo “progresista” dedicado al teatro. 

Aquel azar pudo haberme costado la vida a los pocos años, como a otros embarcados en la misma nave: otro azar. Uno puede preguntarse: “¿quién soy yo?”… Cuando uno se asoma a estos abismos, siente vértigo.

De Un Tiempo Y De Un Pais - 1

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Reconquista (IV) El desenlace más probable

Otro problema que he querido exponer en La Reconquista y España lo presenta la fuerte tensión entre los impulsos integradores y los disgregadores del proceso. Me parece evidente que sin el precedente de la nación creada por Leovigildo y Recaredo, la Reconquista no habría sido posible, y también que el resultado final  más probable, con mucho, habría sido la balcanización de la península en cuatro reinos cristianos  hostiles entre sí, incluso en cinco, con uno musulmán al sur. De hecho, a tal situación había abocado el larguísimo proceso anterior. Y con él se encontraron los Reyes Católicos, que, contra mil obstáculos, rehicieron, en fin, el reino de hispanogodo, excluyéndose por poco Portugal. En ese logro histórico coincidieron dos hechos: la persistencia, pese a todos los contratiempos, del ideal integrador heredado del reino de Toledo, más el genio político, imposible de prever, de Fernando e Isabel. 

   No podemos saber cómo habría sido en concreto la historia posterior, pero sin duda habría sido muy diferente de  haber continuado la península dividida, con gran parte de sus energías gastadas en querellas internas, seguramente aprovechadas por potencias exteriores, en especial por Francia e Inglaterra, además del Imperio otomano. ¿Habría sido posible entonces el descubrimiento de América y del mundo? Quizá los portugueses, que llegaron al Japón, habrían encontrado América por Alaska. Quizá Castilla habría cruzado antes o después el Atlántico, pues tenía ya una tradición naval de primer orden, bien visible en su contienda con Inglaterra en la Guerra de los cien años. Pero ninguno de aquellos reinos habría influido en el resto de Europa, ni mucho menos alcanzado la hegemonía en ella: mucho más probable habría sido que la poderosa Francia hubiera explotado la división española para enfrentar a sus reinos entre sí  y satelizar a uno u otro.

   La contienda con Francia, herencia de Aragón, en especial de su parte catalana, fue victoriosa al asumirla Castilla, anteriormente aliada de Francia. Y no fue en Granada, sino en Navarra, apartándola del protectorado francés, donde culminó la Reconquista en su crucial  aspecto político. Estas cuestiones suelen quedar un tanto nebulosas en la mayoría de las historias, perdidas a veces entre mil detalles, aun si importantes.

La reconquista y España

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Rusia y Europa (II) Cuestión de despotismos

De acuerdo con lo anterior podríamos  entender a Rusia como un doble parapeto: de Europa frente a las ancestrales invasiones asiáticas, y  también frente a las propias tiranías imperiales europeas encarnadas especialmente por Napoleón y por Hitler. Más que país euroasiático se diría país contra Asia y contra Europa. Pero lo segundo es sin duda exagerado, ya que la propia Rusia ha sido tradicionalmente una tiranía imperialista, incluso más acentuada que las centroeuropeas.

En general, Europa, o el resto de Europa, ha  visto a Rusia como un país enorme,  semibárbaro y despótico, amenazante por sus grandes recursos y poder militar. Este temor es especialmente agudo en los países europeos fronterizos con Rusia, que se sienten pequeños y casi inermes al lado de un coloso del que sospechan intenciones expansivas a su costa. Situación agravada tras la desintegración de los imperios centrales en la I Guerra Mundial. A su vez, los rusos han sentido tradicionalmente a la Europa occidental a la vez como una fascinación, un sistema a imitar, y como una amenaza, de la que han partido las grandes agresiones napoleónica, de la guerra de Crimea y las dos mundiales del siglo XX.

   Pero es cierto que  la tendencia despótica en Rusia y su diferencia  con las de Europa occidental vienen de muy pronto. La opción de la Rus de Kíef por el cristianismo ortodoxo tenía por consecuencia la unidad del poder religioso y el político, con predominio del segundo,  típico del Imperio bizantino. En el cristianismo católico o latino, en cambio, ambos poderes estaban mucho más claramente separados y en fuerte tensión, que llegaba a las armas. De esa tensión, difícil de armonizar,  nacieron probablemente las libertades políticas y las Cortes o parlamentos que limitaban el poder de los reyes. Esta es una tradición que en España se encuentra ya en San Isidoro y en los concilios de Toledo, y se desarrollará durante la Reconquista y más adelante en la Escuela de Salamanca.

   En el cristianismo, el poder  viene de Dios, pero obsérvese la conclusión  tan contraria de ese principio en Iván IV El Terrible  y  Francisco Suárez,  casi coetáneos: para Iván su poder, por venir de Dios, debía ser absoluto  sobre hombres y tierras, como le explicaba a la reina Isabel de Inglaterra, mientras que para Suárez, el poder llegaba de Dios  al rey a través de  la conformidad del pueblo. Una doctrina, la del jesuita español,  fuertemente desaprobada también en Inglaterra y Francia.  Como la cuestión es compleja, baste aquí señalar  algunos puntos: el protestantismo daba preeminencia al poder político (cuius regio eius religio), generando iglesias nacionales; la tendencia al poder absoluto, hasta cierto punto similar a la concepción de Iván IV  se implantó en Francia a finales del siglo XVII extendiéndose a gran parte de Europa, también a España; la servidumbre, mientras existió en Europa occidental suponía ciertos derechos de los siervos, mientras que en Rusia llegaba a una práctica esclavitud. Estas diferencias iban a acentuarse con la Revolución rusa.

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