Crónica
**La mejor película de Ettore Scola, Feos (o brutos), sucios y malos, podría trasladarse a los políticos españoles actuales con pequeñas variantes: Corruptos, incultos y déspotas
**Parlotea el PP de oponer a la ley chekista del PSOE una “ley de concordia”. Las concordias del PP siempre han sido con los separatismos, la memoria histórica, las leyes de género y hasta el rescate de la ETA. Y contra la democracia y la verdad histórica.
**Los señoritos cutres del PP creen que la historia carece de importancia y que ni siquiera merece la pena conocerla. O, en cualquier caso, mejor olvidarla. Olvidar o escupir sobre las tumbas de sus padres y abuelos.
**Sin entender el Frente Popular no entenderemos el presente. Y cumpliremos el dictamen de Santayana: “un pueblo que ignora su historia se condena a repetirla”. A repetir lo peor de ella.

Cómo el PSOE estuvo contra la democracia desde el primer momento de la Transición. Un grupo de pícaros de la política. https://www.youtube.com/watch?v=eUATGpeP0oM
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¿Vísperas de guerra fría?
El mundo, que parecía claramente definido en los años 90 con la caída de la URSS y una única superpotencia, situación que parecía destinada a perdurar o desarrollarse sobre esas bases, ha cambiado hoy, 30 años más tarde, en un grado que nadie entonces podía prever. El rasgo principal es el despegue de China como nueva superpotencia con objetivos mundiales. Sus gigantescas capacidades económicas ya están condicionando las economías de muchos otros países en todos los continentes, en el magno designio conocido como Nueva Ruta de la Seda. Este despliegue económico contradice un dogma de algunos liberales según el cual no hay crecimiento económico real y sostenido sin un régimen democrático. No solo eso: la globalización está trabajando de manera especial a favor de China. Y políticamente el dinero tiene una evidente capacidad de división y corrupción sobre los países beneficiados o “beneficiados” por las inversiones chinas.
Los enormes intereses chinos en todo el mundo exigen una protección militar que se halla en plena expansión. Y es inevitable, por otra parte, que, como ha ocurrido siempre, los intereses económicos de unos choquen con los de otros, en este caso con los useños, con efectos políticos y militares profundos. Esta será la línea principal de las tensiones mundiales en los próximos años, que tienden a derivar a una nueva guerra fría. Algunos niegan su posibilidad, dada la enorme imbricación industrial y financiera entre Usa y China, pero el mismo argumento invocaban a principios del siglo XX muchos analistas para declarar imposible la guerra que finalmente estalló en 1914, entre potencias liberales. Al lado de esas tensiones, susceptibles de convertirse en antagonismo, existen otras de grande, pero menor importancia, como la hostilidad entre la OTAN y la UE hacia Rusia, la expansión del islam o el enrarecimiento de los conflictos en el Mediterráneo que entre otras cosas amenazan la cohesión de la OTAN. Esas tensiones secundarias servirán inevitablemente al juego mundial de ambas superpotencias.
La tensión entre China y Usa no es simplemente económica, política o militar: tiene un componente ideológico semejante al de la guerra fría anterior. China no solo es políticamente un país comunista, sino que ha reforzado su carácter totalitario con el actual presidente Xi Jinping. Con lo cual lanzan al exterior el mensaje de que con tales sistemas, la economía y por tanto lo que se llama bienestar, nivel o calidad de vida, pueden crecer e incluso superar a las democracias (por otra parte cada vez menos democráticas). Lo que no dejará de atraer a muchos. Por otra parte, la solidez, al menos de fachada, de un sistema totalitario como el chino, su imagen de unidad interna, contrasta ahora mismo con la profunda división casi guerracivilista, de la sociedad useña. Cualquier análisis internacional desde España debe tener en cuenta estos factores, que obligarán a bastantes países a decantarse por China o por Usa. Y a España, cuya capacidad internacional es escasa, le convendrá, como siempre, la neutralidad.
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Literatura franquista
Usted ha dicho que las mayores insuficiencias del franquismo fueron la ideológica y la estética, por lo que, debe concluirse, el régimen estaba condenado desde el principio a la pobreza intelectual. ¿cómo podría entonces defenderse un régimen así?
El régimen no tenía una ideología, a no ser que consideremos así a la doctrina social de la iglesia, que fue lo que predominó. En realidad había cuatro partidos y por tanto cuatro ideologías, que solo tenían en común un cierto catolicismo político, un tanto vago. Eso impidió una elaboración política intelectual propiamente franquista, que se estancó en algunos tópicos, aunque hubo pensadores políticos de bastante enjundia en las diversas corrientes mencionadas y también contrarias al régimen. En cuanto al aspecto estético, me refiero al arte, sobre todo el más directamente político, como el cine o la literatura.
Es sabido que el franquismo no fue capaz de producir una literatura o un cine importante, si no fue un páramo, tampoco fue gran cosa, lo cual debe achacarse a que se trataba de una dictadura.
Nada de eso. Con el arte en general pasó como con la elaboración política. Hubo mucha literatura y bastante cine, de diversa calidad, a veces considerable. Y predominó con mucho la literatura y el cine ajenos por completo al franquismo, y a menudo contrarios a él. Así que en ese terreno, fuera de una censura irrisoria, no hubo ninguna dictadura, fue más bien un régimen liberal. No tuvo nada de totalitario.
¿Se pueden considerar sus novelas un intento de reconstruir una versión literaria franquista, ya que usted defiende su memoria?
Si usted se fija tanto en Sonaron gritos como en Perros verdes, verá que no son católicas, de hecho han irritado a algunos católicos y en el suplemento Alfa y Omega de la Iglesia, se percibió bien esa irritación, así como en alguna revista de aficionados a la División Azul. Tampoco es falangista, ni menos aún carlista o monárquica. Otro público al que no les ha gustado es el de los profesionales de la economía, según tengo constatado. El problema de las dos novelas es que tampoco son anticatólicas, ni antifalangistas o antimonárquicas. Su carácter, estilo, contenido y temática son muy ajenos a cualquier corriente novelística actual. No obstante, si a partir de los años 40 se hubiera desarrollado una literatura en un sentido parecido, más de uno la calificaría de franquista, aunque chocara con la censura. Ya sabe usted que la novela La fiel infantería de García Serrano, recibió el Premio nacional de narrativa en 1943, y fue luego prohibida, creo que porque incluía palabrotas y cosas así. La censura era sumamente estúpida, muy preocupada con la cosa sexual… Desde luego, en aquellos primeros años 40 algo parecido a Sonaron gritos o a Perros verdes, habría sido prohibido, sin duda, y con muchas más razones.

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