P. De todas maneras podría argüirse que la decadencia de Europa no deja de ser “dulce”: económicamente jamás ha disfrutado de un nivel de riqueza semejante.
–Es cierto. El mayor de su historia y del mundo después de Usa. De acuerdo con la visión “económica” de la historia, propia del marxismo y de parte del liberalismo, y según la cual el mundo de las ideas, la religión y la política no hacen más que reflejar secundariamente la realidad económica, no habría habido tal decadencia, sino un esplendor sin precedentes, que continúa hoy. Ello no impide que después de la SGM Europa haya perdido sus imperios coloniales, sufriendo dolorosas derrotas de pueblos considerados atrasados. Y que política y militarmente la parte occidental haya caído bajo la tutela de Usa y la centro-oriental bajo dominio soviético, hoy superado. Y que en pensamiento, en ciencia y en arte haya perdido la iniciativa anterior… Pero quizá todas esas cosas tengan poca importancia frente al bienestar material o que, como sugería Fukuyama, no quede ya mucho que pensar. La ciencia y la técnica se desarrollan por sí mismas, el arte divierte y distrae a la gente de manera masiva… La gente vive materialmente mejor que nunca, y lo demás es secundario, depende de ello. Yo creo, sin embargo, que las ideas del mundo y de la condición humana son lo esencial. Por poner un ejemplo, Japón llegó a superar algunos años la renta per cápita de Usa, y sin embargo su potencia e influencia culturales en cualquier terreno son insignificantes comparadas con las de Usa.
P. Pero Europa ha seguido produciendo ciencia, arte y pensamiento, y sigue siendo muy influyente en todos esos aspectos, aunque ya no domine el mundo y viva bajo tutela useña.
–Creo que ahí está el problema. En la guerra de las tres ideologías, una resultó aplastada y en la confrontación entre las otras dos, se hundió, al menos materialmente, la marxista. Digo materialmente porque el marxismo sigue influyendo mucho en el campo intelectual, incluso en esa concepción de la economía. Por otra parte el pensamiento liberal llega a cierto tope al hacer depender la moral y el valor de las ideas de su aceptación social, aceptación que se consigue mediante la publicidad y la manipulación, ya que las ideas parten necesariamente de minorías ínfimas que tienen a obrar como oligarquías. Así la ONU ha ido convirtiéndose en un gigantesco aparato de dominación ideológica, por ejemplo. Y luego está la antinomia de una razón con pretensiones universalistas, que por una parte nunca consigue su objetivo y por otra niega la libertad por su propia coherencia…, y el existencialismo que termina negando la razón en función de una libertad tan ilimitada como falta de sentido. Da la impresión de que el pensamiento europeo ha llegado a un agotamiento y no cesa de dar vueltas a la noria de un pozo seco. Y de hecho, la realidad política y social está degenerando hacia formas novedosas y extremas de totalitarismo.
P. Usted no puede negar que si hay unos países donde más se practican la libertades democráticas son precisamente los de la Unión europea.
–Veámoslo de otro modo: en el 68 suele datarse una revolución tildada de revuelta de unos jóvenes privilegiados que nunca habían vivido tan bien, contra sus padres que se habían deslomado por rehacer la economía destrozada en la guerra mundial y por dar a sus hijos un mayor nivel de consumo. Y esto en parte es verdad. Pero había de fondo una profunda insatisfacción con una sociedad precisamente economicista, cuyos objetivos se cifraban en un consumo material sin fin. Con todo, la alternativa no ha resultado buena. La revuelta se hizo bajo una mezcla ideológica de freudismo, marxismo y existencialismo, que ha ido abocando a nuevas formas totalitarias… en nombre de la libertad. Hay fotos de Sartre y su amiga Simone en la China de Mao, o con Fidel Castro, o apoyando a los más marxistas del 68. Suena a paradoja, pero no lo es: lo hacían libremente, sin la menor coacción. Lo hacían existencialistamente. Y hoy vivimos en una sociedad más vigilada que nunca, controlada por unas oligarquías cada vez más opacas, que imponen tiranías como la LGTBI e intentan controlar hasta los sentimientos… Y lo hacen en nombre de la libertad y de los derechos humanos. Creo que estos fenómenos resumen bastante bien el laberinto o callejón sin salida a que está llegando el pensamiento y la realidad europeas. En el fondo está el conflicto-tensión entre razón y fe, vuelto antagonismo desde la Ilustración o en sentido contrario con Lutero.
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Este sábado, en Una hora con la Historia trataremos la segunda parte de la Constitución de 1978. En la del sábado pasado, el ignorado y no muy ejemplar ni democrático proceso como se elaboró la Constitución: https://www.youtube.com/watch?v=eVcokWrLTz8




