**Este domingo firmaré libros, de 7 a 9 de la tarde, en la Caseta 237 de la Feria del Libro, de Ediciones Encuentro. Especialmente “La guerra civil y los problemas de la democracia en España”, “De un tiempo y de un país”, “Europa, una introducción a su Historia” “Los mitos del franquismo” y “Nueva historia de España”.
** En “Una hora con la Historia” trataremos de la significación histórica del Valle de los Caídos y del paso de España como comunidad cultural romanizada, a nación con un estado propio desde Leovigildo. https://www.youtube.com/channel/UCz6P9PSXSPo5AGErsxqC6jA
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Dado el nivel de análisis del periodismo español, Rajoy viene pasando por un político inteligente y hábil porque ha logrado mejorar un poco la economía y porque no ha entrado abiertamente en el batiburrillo esperpéntico de las riñas políticas del país.
En realidad, su política (o no política) ha consistido en seguir punto por punto las orientaciones marcadas por Zapatero en su largos años de presidencia: ideología de género con las leyes (totalitarias) correspondientes, totalitarismo igualmente de la “memoria histórica”, abortismo, entrega masiva de la soberanía española a los jefes reales de la UE y de la OTAN, indiferencia hacia Gibraltar y servidumbre a los “llanitos”, apoyo y financiación de los separatismos, reconocimiento del asesinato como una forma de hacer política, premiando los de la ETA, corrupción prácticamente generalizada, homosexismo, colonización cultural por el inglés, renuncia al más elemental deber de cumplir y hacer cumplir la ley…
Cada una de estas políticas atenta directamente contra la integridad de España, contra la democracia y contra el estado de derecho. Señalemos que todas ellas caracterizan no solo al PP, sino también a los otros tres parecidos más fuertes y a los separatistas. Cabría sostener que vivimos en régimen de partido único, con rivalidades entre sus componentes más bien semejantes a las existentes entre mafias y que no excluyen conflictos graves por el reparto de poder, dinero e influencia.
Sin embargo nada de eso preocupa a Rajoy, para quien “la economía lo es todo”. Aparentemente le va bien en algún aspecto, y se ha jactado en China de la fortaleza económica de España. Una fortaleza con cerca de 4 millones de parados, una deuda pública gigantesca, que supera el PIB (un PIB probablemente inflado), derroche sostenido de las autonomías, descenso de los derechos y calidad del empleo, etc. Pero la idea de la economía como “el todo” tiene su traslación política en una línea de sobornos, concesiones y entrega de dinero público a separatistas, etarras, repartos con los otros partidos, etc. Y corrupción económica, por supuesto.
Rajoy cree, como es tradicional en cierta derecha, que “con dinero se arregla todo”, y que a base de concesiones, financiaciones, sobornos, aceptación de las infracciones de la ley, incluso infracciones golpistas, los separatistas e izquierdas se calmarán y la sangre no llegará a río. Pero lo notable, prueba de la extrema necedad del sujeto, es que con esa política está consiguiendo que los separatistas y las izquierdas se radicalicen más y más: el penúltimo dato ha sido el triunfo de Pedro Sánchez, un demagogo especialmente barato en esta clase política de demagogos baratos. Sus beneficiarios saben que el gobierno carece de autoridad moral, que todos chapotean en una charca de corrupción, que al permitir el incumplimiento de la ley el gobierno la incumple a su vez, que sus “diálogos” son solo la cobertura de su inanidad y del estado de ilegalidad que desde Zapatero ha hecho de España una democracia fallida. Si la ETA, los separatistas o la izquierda tuvieran un mínimo de decencia, deberían agradecer públicamente al PP de Rajoy lo mucho que este ha hecho por ellos. Pero es que Rajoy ignora una acertada frase de Bismarck: “Quien quiere comprar a su enemigo nunca tendrá dinero suficiente”. Y la víctima no es, desde luego, Rajoy, o en todo caso ello importa muy poco. La víctima, hay que repetirlo, es España y el estado de derecho.
Rajoy, con Soraya y su equipo, han preferido en todo momento la maniobra y la intriga antes que la defensa de unos principios en los que evidentemente no creen, y uno de sus manejos, típicos de su maquiavelismo aldeano, ha sido la promoción mediática y política de Podemos. Aparentemente ha sido un éxito, pues ha tenido los efectos buscados: debilitar al PSOE y recobrar los votos que el PP estaba perdiendo a chorros, gracias al miedo artificialmente suscitado por Iglesias y su banda (La cosa tiene mucho que ver, también, con un embrutecimiento del pueblo español después de 40 años de “cultura” del embuste histórico; pero dejaremos ese tema por ahora). De este modo, Podemos y el PP viven en simbiosis: Rajoy ha fortalecido a Podemos y Podemos ha permitido al PP recobrar una masa de votos asustados.
Los resultados son estos: una radicalización general de la izquierda y de los separatismos contra la democracia y sobre todo contra España. El Frente Popular, al que son adeptos esos partidos, consistió en una alianza de facto entre izquierdas y separatistas precisamente. Y hoy tenemos en ciernes una nueva alianza de ese género. Y sin oposición, porque Rajoy y los suyos no lo son, sino más bien auxiliares y financiadores de una deriva cada vez más amenazante.
No voy a repetir la célebre frase de Marx sobre las repeticiones históricas, entre otras cosas porque farsas políticas como la que vivimos suelen terminar en tragedias. Pero es más que llamativa la semejanza entre la política de Rajoy y la de Portela Valladares. También Portela se consideraba “centrista”, también creía en el poder del dinero y de las intrigas y sobornos bajo cuerda para solucionar conflictos. Fue Portela, con sus chanchullos y sus demagogias quien, junto con Alcalá-Zamora, abrió las puertas al Frente Popular, y la política de Rajoy sigue pasos semejantes. Hay incluso similitudes pintorescas: Portela también era registrador de la propiedad y de Pontevedra. Dos necios históricos, dos necios desastrosos de quienes Pontevedra nunca podrá sentirse orgullosa.