Cultura y economía

La leyenda de un islam culto destruyendo una barbarie visigoda es una de las más estúpidas. La España de la época  era probablemente el reino más culto de Europa, después de Italia https://www.youtube.com/watch?v=DGNH4D2w80w&t=1s

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Vale la pena observar las diferencias entre las concepciones de cultura de la Unesco, (o propuesta por la Unesco), la del Vaticano II y la de M. Petit. La de la Unesco viene a ser una definición sociológica que gira en el vacío. Trata de abarcar todas las actividades y sentimientos propiamente del hombre en referencia a sí mismo como “proyecto inacabado”, proyecto de sí mismo y para sí mismo: una especie de humanismo ateo en el que tampoco entra la moral. La fe del hombre en sí mismo sin poder decir tampoco qué es él mismo. La cultura sería la inmensa variedad de cosas que hacer el ser humano porque resulta que es humano y está empeñado en ser todavía  más “humano”, sea eso lo que fuere.

   La definición del Vaticano II es muy parecida, e incluso más “progresista”. La cultura, viene a decir, es todo lo que hace el hombre para desarrollar sus cualidades y, nuevamente, “humanizarse más”, y dominar el orbe.  Las dos concepciones están muy determinadas por la fe de la Ilustración en la razón como arma del Hombre para dominar el mundo y determinarse a sí mismo, aunque resulte difícil aclarar contra quién se determinaría o en qué dirección.

   Mucho más concreta es la tercera definición: es el mercado el que determina y permite comprender las innumerables actividades que entendemos por “cultura”. Y aunque supongamos que los productos culturales tienen una dimensión que rebasa el valor del mercado, es la economía lo que permite entenderlos y definirlos.  No lo  dice expresamente pero implica que la consideración de la cultura  más allá de la economía cae en la pura metafísica, en el sentido denigratorio que la palabra ha adquirido en la mayoría del pensamiento actual.

   Esta tercera definición es muy superior a las anteriores, porque establece una jerarquía de valores en los “productos” culturales, mientras que las otras dos ponen todos los productos  al mismo nivel, remitiéndolo a algo tan difuso como “lo humano”: el hombre que se humaniza humanizándose, o algo así. Y en realidad es la concepción , tanto liberal como marxista, que hoy predomina con gran diferencia, aunque con distintos contenidos: en el liberalismo, la economía se refiere al comercio, y en el marxismo a la desigualdad social y la explotación “del hombre por el hombre”.  La concepción liberal pesa hoy mucho más en Occidente, y oímos o leemos a cada paso referencias a la “oferta y demanda cultural”, es decir, de “productos” (mercancías) que llamamos artísticos y consideramos  superiores, como el teatro, pintura, música, literatura…  (el carácter económico de los productos no artísticos cae de su peso). Con noticas de lo mucho que se ha pagado por un cuadro, o de cómo se ha hecho multimillonario tal o cual artista o cantante o actor, o inventor de una técnica, o lo que se ha pagado por un futbolista destacado. El dinero es la medida de la admiración que suelen producir tales mercancías., e, inconfesadamente, del valor real de ellas, puesto que no se encuentra otro modo objetivo de medirlo.

 

 

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“El polivalente y proteico término “cultura”.

**Cuanto más se adora el hombre a sí mismo por ideología,  más miserable se descubre por el arte.

**El ejército español, por desgracia, no nos protege. Protege a la OTAN, con mando, intereses e idioma ajenos. Por obra de políticos corruptos

**”Europa, introducción a su historia”, “Nueva historia de España”, “Los mitos del franquismo”, en caseta 318 de la Feria de Libro, Madrid

**Las fuerzas de la OTAN, incluyendo la cipayas españolas, han llevado caos, guerra civil, odio y desolación a países musulmanes.

**La mujer está para transmitir y conservar la vida, no para abortar y hacer de militar.

**”Sonaron gritos y golpes”, “Los mitos de la Guerra Civil”, “Años de hierro”, en caseta 318 (Esfera de los libros) Feria del libro, Madrid

**Domingo, 28, de 7 a 9 de la tarde, firmaré en casete 237, de Encuentro

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https://www.youtube.com/watch?v=mPdu0fsccYQ&t=1s

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    ”Respecto al polivalente y proteico  término de “cultura”, recordemos la propuesta de la UNESCO:  Puede considerarse hoy como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social. Engloba no solo las artes y las letras, sino también los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias. La cultura da al hombre la capacidad de reflexión sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. Por ella es como discernimos los valores y realizamos nuestras opciones. Por ella es como el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevos significados y crea obras que lo trascienden.

   “De su lado, el Concilio Vaticano II la definió así: Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables  cualidades espirituales y corporales; procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y  trabajo: hace más humana la vida social, tanto en la familia como en la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos, e incluso a todo el género humano.

  “Un  muy documentado pero no tan bien escrito,  artículo de M. Petit reitera hasta la saciedad la dificultad de una definición relativamente satisfactoria  del término cultura. “No es extraño encontrar políticos y juristas que se ven desbordados a la hora de enfrentarse a este concepto (…) También es destacable el documento de la Comisión Europea que pretende convertirse en la hoja de ruta de la materia, la Agenda Europea para la Cultura en un Mundo en vías de Globalización. En este documento se da una breve definición de cultura: Generalmente se acepta que es difícil definir la “cultura”. Puede hacer referencia a las bellas artes, incluidas distintas obras de arte, así como los bienes y servicios culturales. La “cultura” tiene asimismo un significado antropológico. Es la base de un mundo simbólico de significados, creencias, valores y tradiciones que se expresan a través de la lengua, el arte las religión y  los mitos (Comisión Europea 2007) De esta forma nos alejamos de la tentación antropológica de tomar la cultura  como un sistema profundo de valores, opción intelectualmente muy válida, pero inoperante desde el punto de vista jurídico y político (…) Aunque consideramos que la cultura y los productos que genera tienen una dimensión que rebasa su valor de mercado, es cierto que ligar la cultura con la economía es la forma más operativa de acotar, definir y objetivar los conceptos de cultura y diversidad” (“Génesis y evolución  de los conceptos de cultura y diversidad desde los acuerdos de la OMC /1944) hasta la Convención de la UNESCO sobre diversidad cultural (2005) Revista de Estudios políticos, 156 (2012) .

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   Todo lo anterior en la introducción a Iglesia y cultura en la España del siglo XX, de José Manuel Cuenca Toribio. Un buen tema para discutir, si les parece bien.

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Fachas y progres.

**Este domingo, de 7 a 9 de la tarde, firmaré en la caseta 237 (Ed. Encuentro, principalmente La guerra civil y los problemas de la democracia en España, De un tiempo y de un país, Los mitos del franquismo, Nueva historia de España, Europa, una introducción a su historia…

 **Si, como dice Cicerón, la ignorancia de la historia infantiliza, España tiene un problema serio: Significado simbólico e histórico del Valle de los Caídos / Casi todo el mundo ignora  cómo y cuándo se convirtió España en nación: sobre la base de una comunidad cultural heredada de Roma:  https://www.youtube.com/watch?v=mPdu0fsccYQ

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(Viene de http://gaceta.es/pio-moa/respeto-franco-quiebra-democracia-europeismo-13052017-0828 )

…Y hablando del carácter confuso del europeísmo español, otro gran problema actual que subyace a la quiebra de la democracia, a esta democracia fallida, es precisamente esa hispanofobia, nacida de la aceptación de la leyenda negra. Una democracia no puede funcionar si entre los partidos no hay al menos una base común de patriotismo y asimilación de la historia. Por eso ha venido funcionando, por ejemplo, en Usa e Inglaterra. Pero cuando eso no se da, los partidos no conocen límites y sus intereses particulares se anteponen a cualquier interés común, lo que lleva a la disgregación y los odios exacerbados. Como pasó en la república y pasa ahora.  Por esa razón publiqué el libro Nueva historia de España.

 ¿Es que se considera usted especialista en el conjunto de la historia de España?

R. No hay nadie especialista en el conjunto de la historia de España, claro. Lo que aborda el libro son una serie de cuestiones esenciales, tratando de clarificarlas porque sobre ellas se han echado grandes masas de confusionismo, que a menudo quiere pasar, además, por científico. Y para esa clarificación se necesita solo un conocimiento algo profundo de la historia y cierto sentido de la lógica. Desde el “desastre” del 98 se han multiplicado los disparates sobre España y su pasado, empezando por intelectuales como Ortega y Gasset, un pensador muy interesante, pero que en asuntos de historia y política no dejó de desbarrar prácticamente hasta la guerra civil y su vuelta a España. Solo entonces empezó a ver más claras estas cosas. Según él, y tantísimos más, España tenía una historia “anormal”, “enferma”. Solo podía decir tales cosas porque sus ideas sobre los demás países europeos no pasaban de cuatro tópicos, como sigue ocurriendo hoy mismo. Son los “gárrulos sofistas” que denunciaba Menéndez Pelayo.

No he leído ese libro suyo, pero supongo que incide en una línea digamos conservadora 

R. A partir de cierto nivel, el conocimiento de la historia no es conservador ni revolucionario ni liberal ni fascista. Es una aproximación mayor o menor a la verdad del pasado. Claro está que la verdad absoluta es inasequible, pero con un poco de sentido crítico podemos ver cuándo los supuestos expertos se alejan más o menos de ella.  Nueva historia de España aborda cuestiones clave, como le he dicho: cuándo nace España como comunidad cultural, cosa fácil de entender y sobre la que se han dicho grandes disparates y puerilidades en plan “académico”. O cuándo nace España como nación. O si hubo o no Reconquista y su significado. O por qué durante un siglo y  medio destaca tanto  España en todos los terrenos, cultural, militar y político. O cuáles son las causas de su decadencia. O por qué ha resultado tan triste el siglo XIX, arreglado a medias por la Restauración. O por qué se llegó a la guerra civil. Etc. Sobre todas estas cuestiones he avanzado tesis nuevas o bastante nuevas. Y volvemos a lo de siempre. Todo ello es debatible, pero el debate racional es imposible con una universidad y unos medios de masas tan degradados y esterilizadores. Lo mismo digo sobre mi libro de síntesis de la historia europea: sus enfoques son nuevos, pero necesitarían un debate serio. El debate es señal de vitalidad intelectual, su ausencia revela lo contrario.

En otras palabras, ud pretende clarificar intelectualmente la historia para cambiar la política, una política que califica de fallida

R. Exactamente. ¿Le parece una pretensión excesiva? Una democracia fallida como la nuestra puede conducir a cualquier desastre, y su propia caída puede resultar un desastre a su vez, si no va acompañada de una clarificación intelectual de fondo. Y eso precisamente es lo que intento aportar, también con el programa de radio Una hora con la Historia. Como le indiqué, es indispensable desplazar a la actual clase política, porque está demasiado enfangada, yo diría podrida. Pero ¿cómo se la puede desplazar sin ocasionar posiblemente un trauma mayor? A mi juicio, debemos partir de una clarificación intelectual. Deben surgir nuevos políticos, nuevos dirigentes, más ilustrados, más decentes y más patriotas que los procedentes de la Transición. Y esos nuevos políticos solo pueden salir de la universidad. Pero nos encontramos con que la universidad actual está en poder, precisamente de esa clase política, a la que aporta relevos cada vez  peores. Una hora con la Historia insisto mucho en la necesidad de llegar a la universidad, de disputar ese terreno. El problema es difícil, porque nuestros oyentes y lectores, en su mayoría, ya no están en la universidad, y los que están se muestran un tanto pasivos o, peor aún, derrotistas. Insisto mucho en que divulguen el programa en las redes sociales, entre sus conocidos, etc., pero la respuesta hasta ahora es débil. Por otra parte necesitamos hacer campañas de publicidad por nuestra cuenta, lo que exige un apoyo económico al que siguen siendo renuentes la mayoría de nuestros oyentes. Como vemos, es un círculo vicioso del que solo podríamos salir movilizando a nuestros oyentes, lo que estamos lejos de conseguir por ahora en proporción suficiente.

 

Movilizar a los fachas, quiere usted decir…

R. Los llamados fachas son en general patriotas, pero tienen una idea de la historia simplista, a menudo retórica y roma. Y detestan la democracia porque tienen una idea de ella tan simple y falsa como la izquierda,  y la rechazan. La izquierda, sin ser tampoco demócrata, conoce el prestigio de la palabra y siempre encubre sus fechoría con su bandera. ¿Recuerda ud cuando los fraudes de Banca Catalana de Pujol salieron a la luz y él se envolvió en la “señera” para evitar ser procesado? Pues algo así hacen los partidos proetarras, separatistas o proseparatistas, corruptos, etc., para conseguir la impunidad y quedar además como defensores de la libertad:  envuelven sus fechorías en la palabra democracia. Generalmente los que ustedes llaman fachas tienen una receta mágica para explicar las cosas: todo es cuestión de masones, de sionistas o de lo que se tercie. Una vez llegan a ese “descubrimiento”, ya descansan mentalmente, ya creen entenderlo todo. Yo prefiero los “fachas” a los  progres hispanófobos, proetarras, etc.  pero no me identifico con ellos. He realizado y sigo realizando un gran esfuerzo por analizar muchas de estas cuestiones y naturalmente puedo estar equivocado en bastantes aspectos, pero no me quedo tranquilo con cuatro tópicos simplistas. He escrito un ensayo sobre la masonería, que viene a ser una religión sucedánea gnóstica, iniciática y secretista,  desde luego incompatible con el cristianismo, etc. Pero ¿qué nos aporta decir que tales o cuales políticos son masones? En realidad nada, porque además hay masones políticamente diversos. Lo que nos interesa es analizar su discurso, mostrar sus incoherencias o contradicciones y sus efectos dañinos, y oponerles un discurso diferente. Pero, claro, no puede ser un discurso a base de retórica y tópicos o de simple añoranza del pasado. Volviendo al franquismo, es esencial investigar y defender la verdad sobre él. Un régimen así no puede volver, pero es esencial investigar qué hay de aprovechable en él, qué se podría aprender de él en circunstancias históricas diferentes como las actuales… Ese es parte del sentido de mi trabajo. Yo aporto munición intelectual, una tarea muy laboriosa, pero es preciso que otros quieran y sepan utilizarla.

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Impresiones de un divisionario

En el boletín Blau División nº 694 vienen las impresiones del viaje a Alemania del divisionario Sixto Botella, que por su interés  costumbrista, recojo aquí en parte.

   Entrada en Francia

“Nos llevaron a un servicio de desinfección, donde nos dimos una magnífica ducha con agua templada. Pronto nos dimos cuenta de la organización alemana. ¡Indudablemente única! Horas más tarde, después de repartirnos la primera ración, consistente en pan francamente bueno, mermeladas, mantequilla, caramelos, miel, queso y algún embutido, seis cigarrillos (ración diaria) por cierto muy flojos, lo que no nos dejó de llamar la atención, al igual que a los alemanes llámasela lo fuerte del nuestro, tomamos un tren, esta vez de viajeros, aunque muy antiguo y empezamos a recorrer el territorio de Francia.

Nuestros administrativos empezaron a repartirnos francos, no sé para qué, debido a la carestía de la vida en Francia no podíamos comprar nada. En todas las estaciones de paso nos obsequiaban las enfermeras alemanas con suculentos desayunos, lo que  dio oportunidad de comprobar lo salvajes que somos los españoles, o cuanto menos la mayoría y la falta de disciplina, que la mayoría de las veces era de educación. ¡Qué diferencia con los alemanes! ¡Es muy triste reconocerlo!

Así fuimos atravesando territorio francés sin llegar a París, ya que al hacerlo en Tours nos desviaron hacia el Este, por la línea de Strasburgo. Duranto todo el trayecto los alemanes nos suministraban, sin cesar, formidables ranchos en frío, consistente siempre en similares golosinas: miel, mantequilla, chocolate y mermelada y desde este momento sería el rancho general en el frente más adelante. Comprobamos el carácter de los alemanes. Educados y agradables en extremo. Nos cuesta gran trabajo entendernos con ellos, aunque muchos lo hacemos recurriendo al francés. Tienen un magnífico temperamento, quizá un tanto infantil y opuesto al nuestro. De constitución fuerte en su mayoría y con una gran educación y una cultura general media digna del pueblo alemán.

En contraposición a ello, nos encontramos el odio del pueblo francés en todo nuestro paso por el territorio. Nos amenazaban, nos levantaban el puño haciéndonos toda clase de gestos obscenos por doquier. Siempre he tenido manía a los franceses, pero se ve que ello reunía condición de reciprocidad. Esto fue motivo de algunos incidentes como el siguiente: en una ocasión nos apedrearon el tren, teniendo que lamentar algún herido, aunque de carácter leve, afortunadamente. A estas agresiones que empezaron a frecuentarse, la sección de la Guardia Civil, que venía con nosotros y que eran los único que iban armados, hicieron uso de sus armas contra los agresores, aunque con fines exclusivamente conminatorios.

Nosotros, para las próximas pedreas habíamos tomado ya precauciones, para contrarrestarlas, correspondiendo con idénticos proyectiles que habíamos tenido la precaución de recoger en las paradas del ferrocarril. Atravesando Francia escribí otras dos veces, a casa y a Marina, y así llegamos a entrar en territorio alemán.

Entrada en Alemania

Excelente nación. Precioso país. Campos divinamente cultivados. Poblaciones maravillosamente saneadas. ¡Hasta las más modestas aldeas! Bien pronto nos dimos cuenta de que estábamos en territorio alemán. ¡Con qué entusiasmo tan grande se nos recibe! Llegamos a Karlsruhe, bella ciudad alemana, donde nos hicieron un apoteósico recibimiento. A lo largo de los andenes de la estación nos han preparado mesas y sillas para un magnífico desayuno. Nos vamos acomodando y desayunamos con un apetito excelente. Un buen tazón de café con leche y dos riquísimas vienas con abundante mantequilla y mermelada por barba.

Se nos acercan las chicas de las juventudes hitlerianas regalándonos emblemas alemanes y a cambio nosotros les entregamos las flechas de nuestros unifirmes , que nos agradecen extraordinariamente, haciendo toda clase de comentarios que realmente no entendíamos, pese a los improvisados intérpretes”.

Luego vienen las impresiones del campamento de Grafenwöhr, donde siguen admirados de la eficiencia, organización y previsión del ejército alemán (“Enormidad de barracones, pero de tal construcción que parecen preciosos chalets (…) Si llamativos eran por fuera, mucho más lo parecen por dentro. Están divididos en departamentyos para catorce hombres. ¡No les falta detalle!”, Etc. Está claro que las costumbres y medios en el ejército español eran bastante más mediocres. En algunas ciudades, las autoridades tuvieron que restringir el aflujo de alemanes que querían demostrar  su entusiasmo a los divisionarios. Curioso que al divisionario español le parecieran algo infantiles)

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Dos necios históricos: Rajoy y Portela Valladares.

**Este domingo firmaré libros, de 7 a 9 de la tarde,  en la Caseta 237 de la Feria del Libro, de Ediciones Encuentro. Especialmente “La guerra civil y los problemas de la democracia en España”, “De un tiempo y de un país”, “Europa, una introducción a su Historia” “Los mitos del franquismo” y “Nueva historia de España”.

** En “Una hora con la Historia” trataremos de la significación histórica del Valle de los Caídos y del paso de España como comunidad cultural romanizada, a nación con un estado propio desde Leovigildo.  https://www.youtube.com/channel/UCz6P9PSXSPo5AGErsxqC6jA

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Dado el nivel de análisis del periodismo español, Rajoy viene pasando por un político inteligente y hábil porque ha logrado mejorar un poco la economía y porque no ha entrado abiertamente en el batiburrillo esperpéntico de las riñas políticas del país.

   En realidad, su política  (o no  política)  ha consistido en seguir punto por punto las orientaciones marcadas por Zapatero en su largos años de presidencia: ideología de género con las leyes (totalitarias) correspondientes, totalitarismo igualmente de la “memoria histórica”, abortismo, entrega masiva de la  soberanía española a los jefes reales de la UE y de la OTAN, indiferencia hacia Gibraltar y servidumbre a los “llanitos”,  apoyo y financiación de los separatismos, reconocimiento del asesinato como una forma de hacer política, premiando los de la ETA, corrupción prácticamente generalizada, homosexismo, colonización cultural por el inglés, renuncia al más elemental deber de cumplir y hacer cumplir la ley…

   Cada una de estas políticas atenta directamente contra la integridad de España, contra la democracia y contra el estado de derecho. Señalemos que todas ellas caracterizan no solo al PP, sino también a los otros tres parecidos más fuertes y a los separatistas. Cabría sostener que vivimos en régimen de partido único, con rivalidades entre sus componentes más bien semejantes a las existentes entre mafias y que no excluyen  conflictos graves por el reparto de poder, dinero e influencia.

   Sin embargo nada de eso preocupa a Rajoy, para quien “la economía lo es todo”. Aparentemente le va bien en algún aspecto, y se ha jactado en China de la fortaleza económica de España. Una fortaleza con cerca de 4 millones de parados, una deuda pública gigantesca, que supera el PIB (un PIB probablemente inflado), derroche sostenido de las autonomías, descenso de los derechos y calidad del empleo, etc.  Pero la idea de la economía como “el todo” tiene su traslación política en una línea de sobornos, concesiones y entrega de dinero público a separatistas, etarras, repartos con los otros partidos, etc. Y corrupción económica, por supuesto.

   Rajoy cree, como es tradicional en cierta derecha, que “con dinero se arregla todo”, y que a base de concesiones, financiaciones, sobornos, aceptación de las infracciones de la ley, incluso infracciones golpistas, los separatistas e izquierdas se calmarán y la sangre no llegará a río. Pero lo notable, prueba de la extrema necedad del sujeto, es que con esa política está consiguiendo que los separatistas y las izquierdas se radicalicen más y más:  el penúltimo dato ha sido el triunfo de Pedro Sánchez, un demagogo especialmente barato en esta clase política de demagogos baratos. Sus beneficiarios saben que el gobierno carece de autoridad moral, que todos chapotean en una charca de corrupción, que al permitir el incumplimiento de la ley el gobierno la incumple a su vez, que sus “diálogos” son solo la cobertura de su inanidad y del estado de ilegalidad que desde Zapatero ha hecho de España una democracia fallida. Si la ETA, los separatistas o la izquierda tuvieran un mínimo de decencia, deberían agradecer públicamente al PP de Rajoy lo mucho que este ha hecho por ellos. Pero es que Rajoy ignora una acertada frase de Bismarck: “Quien quiere comprar a su enemigo nunca tendrá dinero suficiente”. Y la víctima no es, desde luego, Rajoy, o en todo caso ello importa muy poco. La víctima, hay que repetirlo, es España y el estado de derecho.

    Rajoy, con Soraya y su equipo, han preferido en todo momento la maniobra y la intriga antes que la defensa de unos principios en los que evidentemente no creen, y uno de sus manejos, típicos de su maquiavelismo aldeano, ha sido la promoción mediática y política de Podemos. Aparentemente ha sido un éxito, pues ha tenido los efectos buscados: debilitar al PSOE y recobrar los votos que el PP estaba perdiendo a chorros, gracias al miedo artificialmente suscitado por Iglesias y su banda (La cosa tiene mucho que ver, también, con un embrutecimiento del pueblo español después de 40 años de “cultura” del embuste histórico; pero dejaremos ese tema por ahora). De este modo, Podemos y el PP viven en simbiosis: Rajoy ha fortalecido a Podemos y Podemos ha permitido al PP recobrar una masa de votos asustados.

   Los resultados son estos: una radicalización general de la izquierda y de los separatismos contra la democracia y sobre todo contra España. El Frente Popular, al que son adeptos esos partidos, consistió en una alianza de facto entre izquierdas y separatistas precisamente. Y hoy tenemos en ciernes una nueva alianza de ese género. Y sin oposición, porque Rajoy y los suyos no lo son, sino más bien auxiliares y financiadores de una deriva cada vez más amenazante.

    No voy a repetir la célebre frase de Marx sobre las repeticiones históricas, entre otras cosas porque farsas políticas como la que vivimos suelen terminar en tragedias.  Pero es más que llamativa la semejanza entre la política de Rajoy y la de Portela Valladares. También Portela se consideraba “centrista”, también creía en el poder del dinero y de las intrigas y sobornos bajo cuerda para solucionar conflictos. Fue Portela, con sus chanchullos y sus demagogias quien, junto con Alcalá-Zamora, abrió las puertas al Frente Popular, y la política de Rajoy sigue pasos semejantes. Hay incluso similitudes pintorescas: Portela también era registrador de la propiedad y de Pontevedra. Dos necios históricos, dos necios desastrosos  de quienes Pontevedra nunca podrá sentirse orgullosa.

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