***El próximo sábado, 4 de febrero, deberá reaparecer el programa de historia en Radio Inter, con el título “Una hora con la Historia”, que presentará Kiko Méndez Monasterio. El programa “Cita con la Historia” marchaba bastante mal al haber pasado de Radio Inter a Cadena Ibérica, una emisora que tenía muy escasa cobertura y estaba empezando su conquista de audiencia, con lo que la audiencia del programa había bajado en picado. También cambiará ligeramente el formato.
***Siempre digo que si todo el mundo conociera este episodio, del mismo modo que “conoce” el mito de Guernica, tendría ideas más claras sobre el significado de la guerra civil y de muchos fenómenos que siguen dándose hoy. Y que contribuiría grandemente a sanear la esperpéntica política española actual: : https://www.youtube.com/watch?v=ZmaG2P_uP20&t=4s
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Por terminar con la cuestión, ¿podría resumirnos sus tesis básicas sobre Europa?
Es algo complicado. He tratado de exponer los desarrollos políticos, militares y económicos, de manera sucinta, naturalmente, así como los grandes movimientos intelectuales o espirituales que han modelado la civilización europea: la herencia grecolatina, la que podríamos llamar cultura de los monasterios, el Románico, el Gótico, el Renacimiento, el Barroco, la Revolución protestante, la Ilustración, la Revolución francesa, la era de las ideologías, la decadencia cultural desde la guerra mundial de 1939, etc. Al describir aunque sea en esquema, esas evoluciones, es preciso apreciar un movimiento de fondo bajo todas ellas. En general, desde hace mucho, se tiende a considerar ese fondo como la economía y el desarrollo técnico, pero yo sostengo que es siempre la religión.
La religión apenas es tenida en cuenta, o como un aspecto marginal en casi toda la historia que hoy se escribe.
Es cierto, pero es el aspecto crucial. La base de la civilización europea es el cristianismo. Esto es una evidencia indiscutible, no precisa demostración, aunque puede describirse y narrarse muy ampliamente. Ahora bien, el cristianismo no es una doctrina y concepción de la vida y del mundo estática: de modo más intenso que en otras religiones, dentro de ella se ha dado una fuerte tensión entre razón y fe, entre el componente racional heredado de la filosofía griega especialmente, y la herencia judía, aunque muy profundamente transformada. El cristianismo trata de armonizar razón y fe, una tarea por así decir nunca acabada. Entiendo por tensión una relación simultáneamente de conflicto y complementariedad, que impone equilibrios dinámicos, inestables. Esa tensión puede ser creativa o destructiva, según los casos. Esa tensión se aprecia ya en la llamada Edad Media en los interesantes debates entre franciscanos y dominicos, que llegan a conclusiones opuestas, al menos parcialmente, sobre aspectos que atañen a la política, a la relación Iglesia-estado, etc. Con el protestantismo se produce una ruptura, viene a ser una rebelión de la fe contra la razón, mientras que con la Ilustración ocurre lo contrario, una rebelión de la razón contra la fe, con una crítica a menudo radical al cristianismo y en particular a la Iglesia católica.
Pero habla usted de un cristianismo cuando en realidad hay tres, bastante distintos entre sí, y no ha mencionado la llamada ortodoxia grecoeslava.
Sí la menciono, pero antes terminaré de explicar lo anterior. Podríamos decir entonces que finalmente Europa no se explica por la religión, sino, a partir de la Ilustración, por el triunfo de la irreligión, del ateísmo o el agnosticismo, o de unas concepciones de la divinidad ajenas a la cristiana. Y esto podría decirse, porque efectivamente la civilización europea ha sido la única en la que se han expandido de tal forma concepciones no religiosas o antirreligiosas basadas en la razón. Lo propiamente europeo habría pasado a ser esta nueva realidad no religiosa, una ruptura con un pasado también europeo, el cristiano, lastrado por el oscurantismo y la superstición. Con el uso exhaustivo de la razón y la ciencia se esperaba poder llegar a conclusiones únicas y universales, válidas para todos y que todos podrían reconocer. Sin embargo la razón no ha sido capaz de tal cosa. En lugar de conclusiones unívocas y universales ha generado las ideologías, tales como el liberalismo, el marxismo, el anarquismo, más tarde los fascismos y otras menores. Todas ellas se basan en la razón y excluyen la fe, la religión, de manera explícita como el marxismo, o a efectos prácticos como el agnosticismo liberal. Cada una de esas ideologías emplea la razón a fondo y se opone, a menudo radicalmente, a las demás. Por resumir mucho, uno de sus resultados ha sido la II Guerra Mundial, un choque entre liberalismo, marxismo y fascismos que ha determinado la entrada de Europa en una época de decadencia, que no sabemos cuánto se prolongará.
Es una interpretación inhabitual, desde luego. Volviendo a la ortodoxia oriental…
Así como la llamada Reforma protestante fue en realidad una revolución y una ruptura radical con el catolicismo, con Roma, las diferencias doctrinales de Roma con Constantinopla son menores, se trata más bien de algunas tradiciones y de una identificación más fuerte entre el Estado y la Iglesia, entre Dios y el César. Al caer Constantinopla en manos del islam los ortodoxos habrían casi desaparecido de no ser por su previa extensión a Rusia. De todas formas el caso de Rusia es especial: su cultura permaneció muy primitiva hasta el siglo XIX, en que experimentó un impulso realmente extraordinario y comenzó a influir política y militarmente sobre la misma Europa occidental. Napoleón fue derrotado en Rusia, la I Guerra Mundial dio lugar a la revolución bolchevique, que influiría sobre todo el mundo, y Hitler fue derrotado también ante todo en Rusia, con lo que casi toda la Europa centrooriental pasó bajo su dominio. El derrumbe soviético ha abierto una nueva época difícil de enjuiciar por ahora. Es curioso que los comunistas volvieran la capital a Moscú, apartándola de la occidentalizada Petersburgo. Con ello recuperaban, quizá inconscientemente, la teoría de “la tercera Roma”, como capital espiritual y en gran parte política de un imperio que debía ser mundial. En fin, son muchos temas que abordo en la introducción a Europa, y podríamos seguir hablando mucho rato.
Pasemos entonces al segundo libro que ha publicado ud hace meses, La guerra civil y la democracia. Ese sí lo he leído. He sacado la conclusión de que se trata de un ensayo contra la democracia, y creo que otros opinarán lo mismo.
No, mire, todos hablan de democracia y se dicen demócratas, sean los comunistas o comunistoides de Podemos, los etarras, el PSOE o el PP. En realidad, en España no existe un pensamiento democrático ni en la izquierda ni en la derecha, por lo que se ha convertido en una palabra mágica utilizada arbitrariamente…