España y Europa (I)

 

 

P. Creo que todo el mundo está de acuerdo en que España está en Europa, pero es sorprendente la escasa bibliografía española sobre Europa. ¿En qué medida considera ud que su libro Europa, una introducción a su historia  llena un hueco?

R. La idea general es que España está solo a medias en Europa, vamos, que es algo así como una provincia atrasada y medio africana de Europa. Porque realmente no se tiene apenas idea de lo que es Europa, para empezar. Mucho europeísmo y poco estudio, y pocas ideas. Casi todo lo que se ha escrito sobre Europa en España son tópicos muy banales o copiados de análisis foráneos. Recuerdo unas meditaciones sobre Europa, de Ortega, unas conferencias que dio en Berlín poco después de la guerra mundial. La gente se mataba, casi literalmente, por escucharle, lo que es lógico: Alemania era la gran culpable a un nivel casi cósmico de lo que había pasado, y que fuera alguien que no pertenecía a los vencedores a hablarles de una Europa como debiera ser o como había sido, en la que Alemania debía tener un gran papel, alguien que además se había formado filosóficamente en Alemania, debía de proporcionarles mucho alivio. Pero me parecen unas meditaciones decepcionantes

P. ¿Por qué? 

R. No le sabría decir ahora mismo, tendría que releer esas lecciones. Quizá lo comente más ampliamente en mi blog. Ortega era demasiado inclinado a hacer frases, para mi gusto. Pero, en fin, sí, creo que mi libro cubre un gran hueco, al menos lo cubre en parte.

P. Lo he leído, no muy a fondo, pero quizá ud quiere explicarlo.

R. El libro tiene tres niveles. Su enfoque básico es que las religiones constituyen el núcleo generador de las culturas, y su evolución condiciona las culturas. El segundo nivel es meramente descriptivo, es un ejercicio de síntesis de la evolución política –que incluye la militar– y, por llamarla de algún modo, la evolución material, económica y técnica. Y el tercer nivel es el de la relación entre España y Europa, o España dentro de Europa.  El primer nivel requiere más desarrollo independiente de la historia concreta, pero yendo a esta, puede decirse que el núcleo de la civilización europea es la religión cristiana, y que incluso cuando las ideologías rompen con ella, desde la Ilustración, también es verdad que nacen de ella. El segundo nivel es menos especulativo, requiere un gran esfuerzo de síntesis, que inevitablemente deja muchos hechos fuera, hechos secundarios, en general, aunque sobre eso siempre habrá de bate. En general, la historia tiende a explicarse desde hace muchos años en clave económico-técnica, “materialista”, como base de todo lo demás, un poco al estilo marxista, pero sin admitir las conclusiones marxistas. También eludo las explicaciones tipo Spengler o Toynbee,  ya hablaremos de ello, si quiere. Y el tercer nivel es, obviamente, más interpretativo.

P. Me parece que este último puede ser el que tenga más interés para el español actual. Después de todo, ese viene a ser el tema de nuestro tiempo, como diría Ortega.

R. Un tema que se da por resuelto sin haberlo siquiera planteado. Se liquida con cuatro frases vulgarísimas. El pensamiento político y no político en la España actual es un chiste. Claro que no he leído todo lo que se publica, y seguramente soy injusto, tiene que haber excepciones, pero al menos lo que más suena… Y da igual si es de izquierda o derecha, aunque hoy tampoco se sabe bien qué es de izquierda o de derecha. Pero a lo que vamos, podemos exponerlo así: la caída del Imperio romano de occidente da lugar un período de más o menos un siglo de reinos bárbaros, a los que la Iglesia va civilizando. De esos reinos, el primero que constituye algo parecido a un estado, a una nación, es el visigótico de Toledo. Esto tendrá doble importancia a la larga, porque fundamentará, por una parte la Reconquista, que es una particularidad fundamental de España en Europa, y por otra es el precedente de la Europa de las naciones, que se va formando en los siglos siguientes en el arco occidental del continente, desde Escandinavia a la península ibérica. Esa Europa de las naciones contrasta con la de los imperios, del centro del continente y más hacia el este.

P.  No sé si los historiadores académicos estarán de acuerdo en eso: hoy pocos aceptan el término Reconquista, y hablar de nación española en tiempos de los visigodos suena a chiste, como ud decía del pensamiento…

R. El término Reconquista describe a la perfección el largo período desde que España se convierte en Al Ándalus, es decir, una cultura africano-oriental, musulmana, de lengua árabe, derecho islámico,  etc.,  y su vuelta a una nación europea, cristiana y de lengua latina, derecho romano,  entre otras mil cosas, que es lo que era antes de la invasión musulmana. Solo en un país con una historiografía universitaria tan deplorable puede negarse la evidencia. Y sobre la nación hispanogótica, los godos aprovechan un territorio culturalmente bastante homogeneizado por siglos de civilización romana, para dotarla de un estado propio. De ahí había sacado Ortega la peregrina conclusión de que los godos habían sido en España como los ingleses en la India. Observe que hablo de reino hispanogodo, y no meramente godo. Porque desde Leovigildo, pero no antes, la integración demográfica se va ampliando y la política es cada vez más compartida a través de la organización eclesial, que es la que representa a la población autóctona y evita el hundimiento total en la barbarie. El reino godo es culturalmente latino y desde Recaredo, católico. Si no hubiera existido esa nación, no habríamos podido imaginar una reconquista.  En cuanto a qué sea una nación, se han dicho tantas cosas que cada uno puede quedarse con la que prefiera. Una nación es una comunidad cultural con un estado propio. Me parece la definición más racional y operativa.

  P. Otro asunto del que no había oído hablar en medios académicos: “el arco de las naciones y la Europa de los imperios”

R. Bueno, pues ahora empieza a oírlo. Del mismo modo que quizá no haya oído hablar de  la II Guerra Púnica como el inicio de la historia europea, y por supuesto española, pero así fue. Ya se acostumbrará. Lo llamativo del caso es que, al norte de España, surge la idea, que se demostraría ilusoria, de reconstruir el Imperio de occidente mediante una alianza entre los francos y el papado, el Imperio de Carlomagno. Pese a su fracaso, la idea permanece y vuelve con Otón I, el que más tarde será llamado Sacro Imperio Romano Germánico. Pero es muy revelador que para entonces Francia, el reino franco que había generado el imperio carolingio, se mantiene aparte. Y el nuevo imperio es mucho más germánico que romano… Pero tampoco es la vieja Germania, claro.

P. Luego, España permanece al margen de esos grandes experimentos, al margen de Europa, como si dijéramos.

R. Queda al margen de esos experimentos, pero no de Europa. Esos experimento son  fallidos en tanto reconstrucciones del Imperio romano, aunque consiguen establecer nuevas estructuras políticas. Pero España sigue su propio camino: el reino de Asturias o de Oviedo, luego León, se plantea claramente la reconquista, y se inspira en el reino de Toledo, no en el de Carlomagno, aunque tenga algunas relaciones secundarias con este.  Mi tesis es que el ideal de reconquista se plantea desde el primer momento y no desde que la idea aparece en algunos documentos. Hay miles de hechos que no aparecen en documentos o que tardan mucho en aparecer y que solo conocemos por sus efectos o consecuencias, pero esa es otra cuestión.  Observe además un suceso crucial: los francos imponen la Marca Hispánica con un doble fracaso: no consiguen llevarla hasta el Ebro, y rápidamente la parte occidental se libra de su tutela. Pero para los francos no se trata de reconquistar nada, sino de asegurar una frontera fortificada contra los islámicos. De hecho, la incorporación a la reconquista se hace en Pamplona poco a poco, al margen de los francos  y por influjo de Asturias-León; y Aragón se incorpora primero uniéndose a Pamplona e independizándose de los francos. Son los condados orientales, que bastante más tarde darán lugar a Cataluña, los que se mantienen más tiempo bajo  tutela de los francos y que más tardan en unirse a la reconquista:  tres siglos.

P. Pero todo el mundo está de acuerdo en que lo que se mantiene como propiamente europeo, es decir, unificador en sentido cultural, es precisamente lo que surge de Francia , sobre todo a principios del siglo XI 

    Eso es verdad solo en parte. Como vemos, dentro de la civilización europea, España fue un caso especial, como lo fueron Inglaterra o Italia o… las demás, cada una con sus rasgos propios. España fue especial tanto por constituirse tan pronto como nación, como por la reconquista. El arco de naciones se va conformando de manera efectiva ya en el siglo XI, cuando Francia se afirma también al margen del Imperio, Inglaterra se hace nación a su vez bajo poder de los normandos que la invaden desde Francia, y se van formando asimismo nuevos estados diferenciados en Suecia, Noruega y Dinamarca. En el resto de Europa no se da un proceso semejante. En ese siglo es también cuando la influencia cultural franco-borgoñona-papal, a través sobre todo de Cluny, se hace hegemónica en toda Europa occidental. En España se adueña también del Camino de Santiago, una de las grandes creaciones religioso-culturales hispanas, y va eliminando o corroyendo algunos rasgos desarrollados anteriormente, como la liturgia llamada mozárabe, en realidad hispanogótica. Esto no se hizo sin resistencias, pero predominaron las “nuevas modas”. También en algunos lugares se acentúa la opresión sobre el campesinado, al estilo francés, esto ocurre en los condados orientales, donde el de Barcelona es cada vez más hegemónico, y también en Galicia por otras razones.  Y España, con Alfonso VI, sufre un doble proceso orientalizante y “afrancesante”. La influencia de Cluny-papado determina en gran medida culturalmente, y en parte políticamente,  la nueva Europa, en la que también los poderes monárquicos se van debilitando a favor de unas oligarquías poderosas.

P. Lo que siempre se dice es que entonces España se europeíza

   No deja de ser una de tantas bobadas. La España visigoda no solo estaba en Europa, sino que era probablemente el reino mejor organizado y más culto, si en la cultura exceptuamos a Italia, un caso especial. Intelectuales españoles huidos de los moros contribuyeron también al llamado renacimiento carolingio… Y los reinos de León Pamplona, Castilla y Aragón eran tan europeos como el Imperio carolingio o Borgoña. Pero, en fin, era inevitable que por aquellas fechas  los reinos españoles fueran más pobres  tanto que Al Ándalus como que Francia y en ese sentido un tanto marginales. Ellos formaban la barrera que absorbía las energías islámicas y les impedía perturbar seriamente a los estados al norte de los Pirineos… En fin, cuando tratamos la historia de Europa lo hacemos inevitablemente desde la perspectiva del país donde escribimos y que conocemos o creemos conocer mejor.  España recibió fuertes influencias del exterior, pero también su reconquista influyó profundamente fuera. Pero, claro, le recuerdo que estamos tratando solo de un nivel del libro, que no es el más importante, el de la relación entre España y el resto de Europa. Propiamente de España y el resto de Europa occidental, porque más allá y sobre todo más allá de Alemania, las influencias y relaciones mutuas fueron escasas.

 

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¿Subsistiría la Iglesia sin España? /Gran Hambruna y libre mercado

Dos preguntas pertinentes: ¿subsistiría hoy la Iglesia sin el enorme esfuerzo de España en el siglo XVI? ¿Subsistiría la Iglesia en España sin el triunfo de los nacionales en la guerra civil pasada?

En el siglo XVI España no solo evangelizó medio mundo, sino que en Europa tuvo que contener la extrema agresividad de protestantes y otomanos. Frente a los primeros  salvó el catolicismo en Bélgica, Francia, contribuyó a salvarlo en Alemania y Austria. Frente a los segundos, salvó a la misma Italia, a la propia España y contribuyó a Austria.  Por cierto que Roma no se mostró especialmente agradecida.

Por supuesto que el catolicismo pudo haber subsistido aun si en Francia hubieran ganado los hugonotes o en Italia y en la misma España se hubieran impuesto los turcos (bien cerca de ello estuvieron, con ayuda de la católica Francia; y en Lepanto un resultado contrario habría llevado a la cristiandad mediterránea a una crisis extrema). Pero habría subsistido como lo vemos ahora en Inglaterra, en los países árabes o en Suecia o China: como pequeñas minorías sin influencia real, especie de sectas en una sociedades bien ajenas a esa religión. O como en el Imperio romano antes de ser declarado religión oficial.

   Todo ello  ayuda a explicar la intensísima hispanofobia de gran parte de Europa, pero además nos abre muchas perspectivas para entender aspectos clave de los últimos siglos. 

   En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta cae de su peso

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La Gran Hambruna irlandesa tiene algunas características peculiares:

a) Es probablemente la peor que se haya registrado en Europa: murió por hambre o enfermedades derivadas uno de cada ocho irlandeses; otra cantidad similar se salvó a duras penas huyendo con sus menguados ahorros en los “barcos ataúdes”, con los que hicieron buen negocio los navieros ingleses. Seguramente otros millones quedaron afectados física y mentalmente.,

b) Las cifras de muertos por relación con la población supera seguramente a las ocasionadas por el comunismo en la URSS o China. Una catástrofe como pocas registra la historia

c) Ello ocurrió en una isla que producía gran cantidad de alimentos, los cuales se exportaban sobre todo a Inglaterra.

c) Ocurrió también al lado mismo del país que era entonces el más rico del mundo.

Para comprender estos datos debemos tener en cuenta dos factores: a) la masa de los irlandeses, aparte de ser discriminados y sufrir persecución religiosa, habían sido despojados de sus tierras y reducidos a la miseria por sus dominadores ingleses. Y b) cuando llegó la plaga de la patata, se les aplicaron las reglas del libre mercado.

El libre mercado no funciona según el principio “si no trabajas, no comes” sino con el de “si no tienes dinero, no comes”.  Este segundo principio suena muy mal, pero la experiencia demuestra que, en general, ha sido muy productivo históricamente. Pero tiene sus limitaciones y en determinadas circunstancias (y las de Irlanda no son las únicas, desde luego) puede resultar en auténticos genocidios. El ejercicio físico es en general bueno, pero su exceso, o su práctica en enfermos del corazón o personas desnutridas puede causarles la muerte.

   Por otra parte, el libre mercado nunca ha existido en estado puro, pues siempre está regulado por leyes y protegido por la violencia física (que en Irlanda impedía a los hambrientos acercarse a los depósitos de alimentos), es decir, por el estado, que aplica también proteccionismos parciales, etc. De ahí que muchos partidarios de un mercado libre sin restricciones abominen del estado y de cualquier regulación. Y esto es lo que aplicó el estado en aquella situación, haciendo como si no existiera, salvo algunas actuaciones caritativas de pura fachada, absolutamente insignificantes ante la magnitud de la catástrofe.

   Podríamos decir que la Gran Hambruna fue un grave error no intencionado, tal como las hambrunas provocadas por el comunismo, nacidas de una ideología que prometía la abundancia general. Lo que la convierte en genocidio es precisamente el no haberse debido a la patata –había otros alimentos en abundancia– sino a la miseria impuesta por una dominación foránea.

   Algo semejante deja huella psicológica profunda en el pueblo que lo sufre, un deseo de librarse de tal dominación que no puede corregirse con medidas posteriores más humanas. Es como quien te acuchilla hiriéndote gravemente, te roba y al cabo de poco tiempo pretende hacerse amigo. La dominación inglesa en Irlanda combinó con tal eficacia la brutalidad y la hipocresía, que los irlandeses llegaron a asumir que la cosa no tenía remedio y había que soportarla. Hasta que el IRA demostró lo contrario.

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La batalla de Madrid / Rusia y el separatismo catalán: https://www.youtube.com/watch?v=gx59xOtUqLQ&t=2s

 

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El franquismo y la libertad

Dice Muñoz Molina que tiene que explicar a los extranjeros la historia de España. ¡Sin tener idea de ella él mismo!pic.twitter.com/rUPtw9Fdlf

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Los logros del franquismo, expuestos muy en síntesis en la entrada anterior, son indiscutibles,  pero según sus críticos no valen nada, porque, en definitiva, en el franquismo “no había libertad”, “era una dictadura”.

El tema requiere una aclaración. Pocos problemas más profundos que el de la libertad. “Aduéñate de la palabra libertad y podrás esclavizar a todo el mundo”. Quizá por eso las ideologías compiten entre sí por adueñarse de la palabra, la invocan sin  cesar, generalmente unida a la de democracia. Así, la ETA,  el PP, los separatistas, el PSOE, Podemos, C´s, los nazis, los comunistas… todos son partidarios de la libertad y la democracia, aunque es obvio que cada cual entiende a su manera tan nobles palabras. Así que habrá que plantear el asunto en términos más racionales. En Europa, una introducción a su historia he expuesto cómo las ideologías, invocando la libertad y la razón, tienden inevitablemente a anular ambas.

Vamos a la cuestión del franquismo. Quienes con más furia han atacado a aquel régimen por no permitir “la libertad” han sido, lógicamente los comunistas, y no vamos a discutir aquí lo que ellos entienden por tal cosa. El argumento lo han adoptado también muchos liberales, los separatistas, los centristas, muchos católicos políticos; y todos ellos, con más o menos ímpetu se declaran antifranquistas por esa razón. Es casi lo único que los une, junto con una hispanofobia difusa o abierta, como casi lo único que unía al Frente Popular era el odio a la Iglesia y el desprecio a España.

Pero interesa aquí especialmente el argumento en boca de muchos liberales. Que estos coincidan con los comunistas tiene una base histórica: la Alemania nazi fue vencida por los demócratas anglosajones y los totalitarios soviéticos en alianza, recayendo lo esencial del esfuerzo y el mérito en los soviéticos, y eso ha establecido una especie de afinidad ideológica, más por parte de los liberales que de los comunistas, pue el número de liberales que han mostrado simpatías o “comprensión”, por el comunismo es bastante mayor  que el inverso. Los comunistas han sido mucho más radicales en su ataque al liberalismo.

Por lo dicho, cuando se afirma que en el franquismo no había libertad tendríamos que empezar por plantearnos desde qué punto de vista.  Por simplificar: ¿desde el punto de vista liberal (y en tal caso debemos preguntarnos  por qué no hubo oposición liberal al franquismo, salvo desde el exterior, y con rasgos criminales)? ¿O desde el comunista ( y en tal caso deberíamos aclarar  el tipo de libertad que había en regímenes comunistas)?

Lo primero será distinguir entre libertad personal y libertad política.  Cuando Solzhenitsin vino a España constató la gran libertad personal de la gente: podían viajar dentro y fuera del país, leer los periódicos extranjeros y libros de todo tipo traducidos, podían hacer huelga sin graves consecuencias, etc. Cabría añadir otras cosas: menos delincuencia y menos gente en la cárcel que en los demás países eurooccidentales, más seguridad en las calles, en particular para las mujeres, facilidad para cambiar de trabajo con una economía de práctico pleno empleo, o de buscarlo fuera, o para  comprar o vender propiedades, o para crear empresas… Y así  con otros muchos índices de libertad. Esto es lo que suele llamarse libertad personal, y en ella la España franquista no tenía nada que envidiar a la Europa más rica, más bien al contrario en varios aspectos. Y era así desde el mismo final de la guerra. Julián Marías, nada profranquista, lo ha explicado bien. Y el ex stalinista polaco Kolakowski constataba que un régimen  totalitario no podía vivir con las fronteras abiertas, y el franquismo siempre las había mantenido así. La única excepción fue cuando Francia, que no España, cerró la de los Pirineos por un tiempo.

Claro que estos críticos, comunistas, liberales o seudoliberales  y otros, no se refieren a esa libertad personal, sino a las libertades políticas, concretadas en los partidos. Y es verdad que no  estaban permitidos los partidos al estilo de las democracias “burguesas” o “socialistas”, cosa explicable por la experiencia de la república y la guerra. Pero quienes habían vencido al Frente Popular no eran un pequeño grupo de oligarcas, sino un conjunto de fuerzas políticas que durante la república habían llegado a representar a la mayoría (no contamos las elecciones del Frente Popular, por su carácter fraudulento). Es decir, el franquismo sí permitía libertad política… para los suyos, en rigor cuatro partidos principales y bastante distintos entre sí. El principal, el de los católicos políticos ligados al Episcopado; después, con más o menos fuerza según las circunstancias, los carlistas, la Falange y los monárquicos. Cada uno de estos partidos, que se llamaron “familias”, tenía sus órganos de prensa, sus organizaciones  particulares con asociaciones juveniles, femeninas  o sindicales.  Y en cada una de esas familias existió siempre un sector antifranquista.

Por tanto, podríamos decir que el franquismo era un régimen de libertad política para sus partidos componentes, los cuales, desde luego representaban a la mayor parte de la población. Y de falta de libertad política para los partidos vencidos en la guerra, y que casualmente habían llevado al país a la máxima confrontación, impidiendo la convivencia en paz y en libertad.

Ahora bien, ¿hasta qué punto carecían de libertad los partidos derrotados? En los años 40 fueron sin duda drásticamente reprimidos. Era una época de enormes riesgos para España (guerra mundial, aislamiento, maquis, hambre provocada…) y no podía ser de otra forma. Pero obsérvese que al terminar la guerra mundial existieron las mejores condiciones para que los vencedores de Alemania nos impusiesen la “libertad” a base de bombardeos y tanques, lo que debiera haber motivado una rebelión de los “oprimidos” españoles contra el régimen.  Pero nada de esto ocurrió, y el maquis quedó aislado y fue vencido.

Y pasados aquellos peligrosos años, los vencidos volvieron a disfrutar de cierta libertad de expresión, creciente, y de influencia más o menos consentida en medios universitarios,  obreros y otros. En los años 60 y 70 aumentaron mucho la expresión y organización de esas fuerzas, generalmente girando en torno a organizaciones abiertas o semiclandestinas  comunistas y eclesiásticas,  aunque nunca llegaron a poner al régimen en aprietos. Así, el editor del Grupo 16, Juan Tomás de Salas, podía jactarse de su liberalismo y al mismo tiempo decir que la prensa de ese género “que era la de más credibilidad y lectores”, tenía a la ETA “por uno de los nuestros” (y lo era).O tener la revista comunistoide Triunfo una fuerte difusión en ámbitos universitarios.  O prensa eclesial-progresista  como Cuadernos para el Diálogo podía criticar a la URSS por haber dejado salir del GULAG a Solzhenitsin, en medio de una amplia campaña de denigración en la prensa contra dicho premio Nobel. Por poner algunos ejemplos bastante significativos.

La base de la crítica al régimen por su falta de libertad era que entonces “no se podía votar”. Es cierto –salvo en referendos por lo demás muy indicativos–,  y diversos observadores extranjeros se asombraban de que el pueblo, en general, se tomase con tanta calma o indiferencia esa  “grave mutilación” de sus libertades. Pero la cosa tiene su explicación. Por una parte, la gente recordaba todavía la república, con posibilidad de votar a partidos que eran poco mejores que mafias, al paso que veía cómo la oposición al régimen era básicamente comunista o comunistoide, mientras su libertad personal permanecía y sus condiciones materiales de vida mejoraban cada año.  Votar a este o el otro partido, de los que desconfiaban por la experiencia republicana, no parecía demasiado importante a casi nadie.

Y algo más: los logros mencionados en la entrada anterior, en particular la resistencia del régimen a las presiones, amenazas y chantajes de fuerzas exteriores tan tremendas,  solo pudieron ser posibles por el apoyo, abierto o implícito, de una gran mayoría del pueblo, como pudo comprobar el maquis. Un apoyo que, por lo arriba señalado, no fue forzado por el terror, sino por la experiencia histórica que volvía indeseable para la gran mayoría la vuelta a algo parecido a la república. Sobre todo esto hay todavía más que decir.

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Méritos del franquismo y miseria del antifranquismo

La batalla de Madrid. Rusia y el separatismo catalán. https://www.youtube.com/watch?v=gx59xOtUqLQ.

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En este aniversario de la muerte de Franco viene muy al caso recordar  hechos que debieran tenerse siempre muy presentes, porque sobre la falsificación del pasado no puede construirse una convivencia sana ni un futuro fructífero. La realidad es que el franquismo:

1.   Derrotó un Frente Popular compuesto de comunistas, socialistas, golpistas y separatistas, que por su propia composición amenazaba disgregar España, arrasar la cultura cristiana e imponer un régimen totalitario. El Frente popular salió de unas elecciones violentas y fraudulentas, como he demostrado hace bastantes años. Y lo derrotó partiendo de una situación prácticamente desesperada.

 2.     Libró a España de las atrocidades de la II Guerra Mundial, atrocidades cometidas en mayor o menor medida por todos los bandos en pugna, fueran nazis, comunistas o anglosajones. Librar a España de tal calamidad fue una hazaña no menor que haber ganado la guerra  civil

 3.     Desafió a las potencias comunistas, democráticas y dictaduras diversas que, todas juntas.  al final de la II Guerra Mundial intentaron derrocarle  por medio de un criminal aislamiento, que habría provocado una gran hambruna en España. Lo desafió, evitó los peores efectos del hambre y lo derrotó.

 4.     Al revés que el resto de Europa occidental España se reconstruyó con sus propios esfuerzos, sin deber nada a Usa, y lo hizo con gran efectividad. Pese a las estrecheces, los años 40 fueron para España mucho mejores que para el resto de Europa. Y en ellos se superó netamente el nivel de vida de la república. Baste señalar dos datos, entre muchos: la esperanza de vida al nacer saltó de 50 años en la república a 62 al terminar los años 40, un salto espectacular. Y la estatura media de los reclutas también aumentó, lo que revela una alimentación más sana, a pesar de las dificultades y hambre impuestas desde el exterior.

 5.     La cultura en España, y yo creo que más en los años 40-50 que después, fue de muy buen nivel, nada de “páramo cultural”. El páramo es ahora, con una cultura chabacana,  falsa y parodia de la anglosajona.

 6.     Venció diplomáticamente a Inglaterra en la ONU, y ante la arrogancia de Londres cerró la verja de Gibraltar, convirtiendo el peñón en una ruina para los invasores de nuestro territorio.

 7.     Superó plagas de la república y el Frente Popular como los separatismos, la demagogia anarquista y socialista y las miserias republicanas. Su única oposición real fue comunista y, en su etapa final, terrorista.separatista-comunistoide (ETA)

 8.     Dejó atrás los odios sociales y políticos que destrozaron la república y que impedían la democracia en España. Odios que ahora están resucitando los “demócratas antifranquistas”, dos conceptos contradictorios.

 9.     Pese a la hostilidad, el chantaje y la manipulación mediática y el apoyo al terrorismo en España por parte de Europa occidental, que en eso iba con la URSS, les hizo tragar la permanencia del régimen durante 40 años.

 10.  Cuando se agotó el sistema económico llamado autárquico –que había permitido la recuperación del país– supo cambiar con habilidad a otro más liberal, y convirtió a España en uno de los dos o tres países de más rápido crecimiento del mundo, aproximándose rápidamente a la renta de los países ricos europeos.

 11. Contra el expansionismo soviético mantuvo una buena cooperación con Usa sin supeditarse nunca a su política. Rechazó involucrar a España en la guerra de Vietnam, vaticinando al presidente useño Johnson su derrota, comerció con Cuba pese al embargo y aplicó en Hispanoamérica una política independiente de Washington, por poner unos ejemplos.

 12. Pese al Vaticano II, que dejó al régimen vacío ideológicamente y empezó a sabotearlo, con lo cual amenazaba provocar un desplome catastrófico al estilo de Portugal, el régimen se mantuvo firme hasta dar paso a una democracia “de la ley a la ley”, sin ruptura. Éxito póstumo, hoy echado a perder por la oleada de antifranquismo, probablemente la política más estúpida y canallesca de todos los tiempos.

 13. El paso a la democracia “de la ley a la ley”, es decir, sin ruptura con la legitimidad franquista, hace de España una excepción en Europa occidental, pues casi toda ella debe su democracia no a sí misma, sino a la intervención bélica del ejército useño, que fue acompañada de bastantes atrocidades por otra parte. España debe su democracia a su propia evolución pacífica, aunque el antifranquismo la está destruyendo prácticamente con su colaboración con la ETA y con el separatismo, con leyes totalitarias y falsificadoras como la de memoria histórica y las LGTBI, con la entrega ilegal de soberanía a  la burocracia de Bruselas y a la OTAN, etc.

 14. Al terminarse el franquismo España había pasado de una de las expectativas de vida más bajas de Europa a una de las dos o tres más altas.

 15. España tenía además una salud social muy superior a la del resto de Europa, medida por índices como la delincuencia, la población penal, los suicidios, la droga, el aborto, la prostitución, el alcoholismo juvenil, el fracaso matrimonial o la violencia doméstica

   Y podríamos seguir bastante rato. Pero mucha gente está realmente embrutecida por una propaganda diseñada por los comunistas, que fueron la única oposición real al régimen. Una propaganda basada en falsedades y que han adoptado también muchos “liberales” o seudoliberales.

   La realidad histórica es que nunca, en varios siglos,  había registrado España tal cantidad de éxitos y había mantenido con tanta dignidad su independencia y soberanía, desafiando a  mil enemigos,  hostilidades y terrorismo. Franco fue sin duda el mayor estadista que ha producido España en varios siglos

   He escrito el libro Los mitos del franquismo, ciñéndome a los hechos, porque el antifranquismo miente sistemáticamente al respecto y los que se declaran más o menos franquistas, ofrecen en su mayoría una versión demasiado simple y pobre de aquella época histórica. Sin entender la cual no se puede entender la actualidad.

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Dice Muñoz Molina que tiene que explicar a los extranjeros la historia de España. ¡Sin tener idea de ella él mismo!pic.twitter.com/rUPtw9Fdlf

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Retórica izquierdista en la gran contraofensiva del 13-XI-36 en Madrid

Esta contraofensiva la hemos tratado en Una hora con la Historia. De haber sido mejor organizada, pudo haber liquidado a las tropas de Varela en el frente de Madrid.

Durruti, recién llegado:  “Os traigo el saludo del frente de Aragón. El saludo de unos milicianos que están viendo el Pilar, ese Pilar donde hoy, como siempre, se cobija el crimen, el fanatismo y la hipocresía criminal de los eternos tiranos(…)  Nadie sabe cuánto durará esta guerra, igual uno que cinco meses más (…) Los milicianos tienen la mirada fija en Barcelona, y Barcelona no está a la altura. No cumple con su deber. Porque no puede tasarse en 10 pesetas la vida de un miliciano (10 pesetas diarias era mucho más de lo que cobraba un profesional de la Legión). Y mientras esto ocurre, los consejeros no tienen tasa ni medida para el vestido y la comida. Si creéis que podemos consentir que todas las noches de Barcelona ofrezcan el mismo lamentable espectáculo, os equivocáis”

Carrillo: “La quinta columna está en camino de ser aplastada (…) con arreglo a la ley, con arreglo a todas las disposiciones de justicia posibles, pero sobre todo con la energía necesaria” (Paracuellos).

Diario Claridad:  “Completemos la potente organización de comités de vecinos antifascistas” (para denunciar y vigilar manzana por manzana de casas  a los habitantes) “¡No fusilaréis a los trabajadores madrileños! ¡No degollaréis a sus hijos!”  “Madrid en esta hora de epopeya es la patria del mundo y la madre gloriosa de los siglos liberadores. ¡Adelante las armas del pueblo! “La fe agiganta las fuerzas de las milicias. Todo está maduro para lanzarse al esfuerzo definitivo”

CNT:  “Nuestra posición, la posición de la revolución, no puede ser la simple defensa. Tiene que ser siempre el ataque”  “Lo que hoy es acción defensiva se trocará en ofensiva torrencial e incontenible. Asistimos a los últimos coletazos del fascismo”.

Miaja: “Cincuenta mil hombres vais a aplastar hoy a la reacción en una lucha decisiva. Vais a terminar la semana de heroísmo con un triunfo decisivo, que admirará al mundo”

Koltsof (enviado de Stalin, desaparecido a la vuelta a la URSS) ”En otra parte esto habría sido sabotaje. Aquí solo es imbecilidad”

Tárjof, piloto soviético linchado por  los madrileños: “Esto es una casa de locos. ¿Por qué disparan sobre los propios?”

Claridad: “Nuestras tropas han dado hoy la embestida que todos anhelábamos ¿Por qué nuestro optimismo? Por el análisis de los hechos verificados hora a hora”.

Margarita Nelken: “La historia de las ratas, o lo que ya no interesa”, contra “los que querían la vuelta a la normalidad, pregonada al socaire de una serenidad que quiso refrenar lo irrefrenable” (se refería al terror, del que ella era una organizadora)

Mario Nicoletti, comisario político de una brigada internacional: “Hemos venido voluntariamente para ayudaros a defender vuestra república, vuestra libertad y vuestras conquistas sociales. El hecho de que en nuestra brigada estén en gran mayoría los comunistas no cambia absolutamente nada de su carácter de Frente popular”

Koltsof , sobre el balance de la jornada: “Desilusiones y grandes amarguras”

Miaja: “Nuestras tropas lograron, en parte, los objetivos señalados por el mando”

(el texto original en Ayeres, revista de historia del Ateneo de Madrid, 1990)

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