“Justicia europea”

La decisión de la “Justicia europea”, es decir, de la UE, que no es lo mismo, favoreciendo el separatismo en España y orinándose en la justicia española, la cual no es mejor, revela muy bien la situación del país. Son los gobiernos de PP y PSOE los principales promotores y financiadores de los separatismos, y es la “justicia” española la que ha amparado todo este tiempo la vulneración sistemática de la Constitución o la inaplicación de las leyes en Cataluña, Vascongadas y otras regiones. Que ha amparado la infame profanación de la tumba del mayor estadista español en siglos. Que ha suavizado la rebelión de los separatistas.
Es cierto, y no puede ser de otro modo, que en la UE no tienen respeto a España. ¿Cómo se va a respetar a unos gobiernos tan infames y corruptos, ahora presidido por un “doctor”, que arrastran al país por las moquetas de los burócratas de Bruselas? Dice ahora Feijoo que España no se respeta a sí misma. Feijoo es precisamente uno de esos individuos que aplica una política separatista en Galicia al modo como lo han hecho durante decenios en Cataluña. Que insiste en el “centrismo” del PP, entendiendo por centrismo seguir la línea zapaterista.
No obstante, la decisión “europea” puede redundar en algo positivo: la imposibilidad de formar gobierno por el Doctor y la convocatoria de nuevas elecciones. Todos ellos tienen pánico a esas elecciones que podrían significar su hundimiento y con él el del régimen zapaterista. Y por eso mismo sería la salida mejor, aunque harán lo imposible por impedirla..
Hay que salir de esta pocilga. Hay que insistir en el carácter inadmisible de las leyes zapateristas, en una política internacional independiente contra la actual satelización, en una política educativa productiva contra la colonización cultural, en una política demográfica contra el abortismo, la inmigración salvaje y el envejecimiento social…
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(VIII) La complicidad del PSOE con el separatismo catalán
(Estas informaciones, ampliadas y con las debidas fuentes, pueden consultarlas en mi libro Los orígenes de la guerra civil)

Apenas terminada, en fracaso, la gran huelga del campo, tomaron el relevo los separatistas catalanes para desestabilizar al gobierno salido de las elecciones. El pretexto fue una Ley de Contratos de Cultivo aprobada por el parlamento catalán en ausencia de la oposición moderada de la Lliga Catalana de Cambó. Esta se había retirado en protesta por la arbitrariedad e indefensión en que la dejaban los separatistas radicales. Según la Lliga, la ley conculcaba la tradición legal catalana y las facultades del estatuto. Sometida la cuestión al Tribunal de Garantías Constitucionales, este dio la razón, en parte a la demanda, sugiriendo algunas correcciones menores de pura forma que mantendrían la ley en vigor. Pero la reacción de la Esquerra fue drástica: no admitirían el cambio de una coma ni la autoridad del Tribunal, al que habían contribuido. El líder separatista Dencàs clamaba por “la máxima disciplina y decisión con vistas a la liberación de Cataluña”. El 9 de junio, aún en plena huelga agraria, el diario La Opinió, clamaba: “El Parlamento catalán, que es soberano, responderá a España: ¡No somos más que catalanes!” Y La Humanitat, de Companys: “No acataremos la decisión”; y se jactaba de que “sus posiciones políticas son inexpugnables”. “El fallo –decía Companys– es la culminación de una ofensiva contra Cataluña” (que) obliga a (…) esta tierra generosa y altiva a defender su prestigio con la sangre de sus venas”. “Tal vez yo os diré a todos: “¡Hermanos, seguidme!. Y toda Cataluña se levantará”.
Un enlace de la Generalidad, el moderado Amadeu Hurtado, escribirá: “Supe que a la sombre de aquella situación confusa, la ley de Contratos era un simple pretexto para alzar un movimiento insurreccional contra la República”.
El día 12 un Parlament enfurecido exigía la República catalana entre gritos de “Lucharemos hasta la muerte”. Companys declaró: “Me ha llenado de estupor (…) la sugerencia del Sr. Samper (presidente del gobierno) de que tal vez, si se modificaran algunos aspectos, podría haber un plano de avenencia que, en este problema, la sola palabra nos cubre de vergüenza” (…) No somos hombres que nos dejemos llevar por los nervios ni por exaltaciones (…) Sabemos adoptar aquel tono ponderado de táctica y equilibrio (…) No somos unos insensatos” , para a continuación aclarar que ante la imaginaria agresión no admitiría claudicaciones: “¡Oh amigos! , si eso sucediese y yo tuviese la desgracia de quedar con vida, me envolvería en mi desprecio y me retiraría a mi casa para ocultar mi vergüenza como hombre y el dolor por haber perdido la fe en los destinos de la patria”.
Dencàs aclarará más tarde: “Intentábamos organizar unas juventudes armadas para traducir en hechos prácticos los clamores de heroísmo y de actitudes rebeldes, para implantar aquella revolución que todos los dirigentes en sus actos predicaban a nuestro pueblo (…) Me fue hecha por el gobierno de Cataluña la indicación de que enviara a buscar a una alta personalidad política española para que viniera a colaborar con nosotros (…) Aquel señor era el señor Esplá”, un político muy ligado a Azaña. A las reuniones con Esplá “asistían unos cuantos militares de Barcelona, entre ellos el señor Pérez Farrás. A un respetable militar, cuyo nombre no diré, se le encomendó el proyecto de defensa de la frontera catalana (…) durante semanas o días, tiempo suficiente para ver qué cariz tomana la revolución en España”. La declaración de Dencàs, ante el Parlament, dos años después, para defenderse de haber sido convertido en chivo expiatorio por el desastre en que había acabado el “heroísmo”, revela claramente la coordinación con la revolución planeada por el PSOE.
En Madrid, el representante de la Esquerra, Santaló, habló de “desnaturalización de la república”, y él y los diputados de su partido se fueron furioso de las Cortes. El pobre Samper se dirigió implorante a los asientos vacíos: “¿La esencia fundamental de la República no es el respeto profundo a las leyes? (…) ¿Por qué se retiran? ¿Se han acercado alguna vez al Gobierno en que hayan sido objeto de desatenciones? ¿Es que se puede llegar al rompimiento sin que haya precedido ninguna gestión para el arreglo (…) He escuchado las palabras del señor Santaló con profunda amargura, porque constituyen una gran injusticia”. El jefe del PNV, Aguirre, anunció que “por órdenes que tenemos nos solidarizamos enteramente con Cataluña”, por lo que “esta minoría cesa en sus funciones, retirándose del Parlamento”.
Las· izquierdas republicanas no se fueron, pero proclamaron su “absoluta solidaridad con la Esquerra Catalana” El diputado comunista acusó al gobierno de “actos que avergonzarían a Atila”. Y Prieto, del PSOE, afirmó suscribir las palabras de la Esquerra y amenazó con retirarse también “dada la amplitud de la ofensiva entablada por el Gobierno contra el Partido Socialista” La “ofensiva” contra el PSOE, que preparaba sin disimulo la insurrección, consistía en el descubrimiento ocasional de alijos de armas.
Los diputados del PNV fueron recibidos en triunfo en Barcelona. Companys advirtió: “Cuando nosotros decimos que estamos dispuestos a dar la vida, no lanzamos al aire una palabra vana (…) Hemos de esperar el momento que nos convenga para la gesta definitiva”. El peneuvista Monzón lamentó tener que expresarse “en la lengua de los hombres que no saben o no quieren entendernos”. Y no dejaba de tener razón: Samper no quería entender la amplitud de unas amenazas y designios que no se molestaban en ocultar los separatistas, como tampoco el PSOE. El gobierno trataba de “resolver el problema con cordialidad”. Prieto, metido plenamente en la preparación de guerra civil de su partido, amenazó al gobierno, utilizando el lenguaje de los separatistas: “Tenemos la sospecha intuitiva de que este conflicto va a adquirir proporciones gigantescas (…) Frente al fallo del Tribunal, Cataluña tiene razón (…) Tened por seguro que si vosotros llegáis a pelear con Cataluña, Cataluña no estará sola, porque con ella estaré el proletariado español”.
Azaña, a su vez, insistió en la amenaza: “toda la responsabilidad de la inmensa desdicha que se avecina” recaería sobre el gobierno. Los republicanos de izquierda acosaban al presidente de la república, Alcalá-Zamora, para que provocara una crisis que les devolviera el poder perdido en las urnas. El presidente comentará: “Apena presenciar todo esto y seguir rodeado de gentes que constituyen un manicomio no ya suelto, sino judicial, porque entre su ceguera y carencia de escrúpulos (…) están en la zona mixta de la locura y la delincuencia”. Se sentía al borde del colapso nervioso.
En julio, Azaña preparó un golpe de estado en combinación con la Esquerra, que no tuvo lugar porque el PSOE lo rechazó en aquel momento, pues planeaba una revolución exclusivamente “proletaria”. Pero explicó el republicano: “Unas gotas de sangre generosa regaron el suelo de la República y la República furctificó. Antes que la República convertida en sayones del fascismo o del monarquismo (…) preferimos cualquier catástrofe”. En las Corte, Gil-Robles denunció: “¿Es que no se han hecho concesiones a la Generalidad cuantas veces el señor Azaña necesitaba (…) unos cuantos votos de la Esquerra para mantenerse en el poder? ¿Es que en estos momentos persistiría la rebeldía de la Generalidad si no tuviera la evidencia de que cuenta con cómplices y encubridores en los partidos (de las Cortes)?”. Siguió una pelea entre diputados , y narra Josep Pla: “Los diputados se insultan, llegan a las manos; las bofetadas, las coces, los puñetazos, llueven (…) De pronto (…) un diputado hace relucir la pistola. Prieto, con gesto violento, saca la suya (…) Los diputados, el público de las tribunas, los periodistas, tenemos la sensación de estar a un milímetro de la tragedia. En un momento determinado el número de armas que se esgrimen pone un escalofrío en el hemiciclo. Pero la catástrofe no se produce. Quizá la misma profusión de armamento aconsejara prudencia a todo el mundo”
El periodista Gaziel, de La Vanguardia, señalaba: “El catalanismo de antaño había usado y abusado en gran escala de la (…) intimidación. El “todo o nada”, el “si no nos la dan, nos la tomaremos” y bravatas parecidas, como un posible alzamiento de Cataluña,, trucos m,anejados con gran habilidad pero eprfectamente irreflexivos e irrealizables (…) Pero hoy ya es otra cosa. El catalanismo se ha corrido a extensas zonas proletarias, a fuertes masas campesinas, a juventudes deportivas resueltas “
Hurtado relata: “En todas las emisiones de las radios locales se hacían sonar al final unos golpes secos y acompasados que significaban que no había llegado aún la hora del alzamiento, pero se sabía la consigna de aquellos golpes, que cuando fuesen seguidos y rápidos serían la orden de insurrección”.
Confiado en la solidaridad del PSOE, de Azaña y los republicanos de izquierda, que debía paralizar cualquier acción contra el separatismo, Companys proseguía su carrera de mítines inflamados. El separatista Jaume Maravitlles glosará: “Cada discurso de Companys era un toque de atención. Cada viaje, una concentración popular, cada inauguración, una revista. A medida que pasaban los días, la figura del Presidente de la Generalitat adquiría proporciones épicas, de leyenda, mientras que Samper, Lerroux, Salazar Alonso, aparecían en su miserable minusculidad”.
El 1 de agosto, la UGT publicaba un manifiesto: “Contra un régimen de terror blanco como el actual no sirven las protestas platónicas” Y anunciaba su decisión de que “la clase obrera organizada realice el supremo esfuerzo para dar término con el régimen de excepción que vive la clase obrera”. Y recomendaba una unidad amplia ”con fines concretos y definitivos”.
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Miseria de Ciudadanos.
C´s tuvo un buen papel defendiendo el español en Cataluña y oponiéndose al separatismo. Luego intentó ir desplazando al PP en el conjunto de España, pero le faltaba fondo. Era un partido zapaterista más, con su memoria histórica, leyes de género y similares. Y no era realmente un partido español o partidario de España. Su fisonomía general la expresaba el pobre Rivera en su presentación en twitter: “my future, Europe”. Y su promoción del inglés para ir desplazando progresivamente al español como lengua de cultura. Como Hope Aguirry, titulada por sus servicios Dama de la Orden del Imperio Británico, el de Gibraltar, ya saben.
Ahora estos cretinos han vuelto a dar su talla al “pedir explicaciones” por la presentación de mi libro último en la biblioteca de Majadahonda. Además decían que el tema era “para entender a Franco” en lugar de para entender al Frente Popular, el de entonces y el de ahora. ¡Qué pandillas! Espero que este breve comentario se difunda en Majadahonda y enseñe algo a sus votantes. Y de paso a los del PP.

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Comunicado de Hazte Oír:
El alcalde de Madrid, el popular Martínez Almeida, no ha querido escucharte, y en los presupuestos que pretende aprobar el próximo lunes, tiene previsto subvencionar a las organizaciones de gays y lesbianas con la escandalosa cifra de, ¡atención!… ¡medio millón de euros!
Quedan menos de tres días para que el lobby gay reciba todo este dinero, a través de los presupuestos municipales para el ejercicio 2020.
417.323 euros euros, mínimo, que saldrán este lunes, si no lo evitamos, de tu bolsillo, del mío, de miles de ciudadanos que ni tienen que ver con esta ideología, ni les importa, ni la desean en las calles… Pero ni PP ni Ciudadanos parecen dispuestos a cortar el grifo por miedo a que les tachen de homófobos… Y despilfarran tu dinero para hacer frente al chantaje ideológico al que están sometidos.
¿Sabes todo lo que se podría hacer con ese dinero? ¿A cuántas madres apoyar? ¿A cuántas personas maltratadas ayudar? ¿Cuántos cheques escolares, comida para personas que lo necesitan, ayuda a dependientes?
El PP, que se llama centro-derecha, hace lo mismo que la izquierda de Carmena… ¡Porque mantiene las mismas ayudas para gays y lesbianas que la exalcaldesa, una comunista convencida!