PSOE, historia criminal (V) El PSOE y los “fascistas” / Negrín y Largo Caballero

Como siempre, se trata de que esos comentarios del blog no se queden en él, sino que sus lectores los enlacen y difundan lo más ampliamente posible. Conocer la historia criminal del PSOE es indispensable para acabar con la ley de memoria histórica y frenar la marcha hacia un régimen tipo Maduro, con disgregación nacional, que es el rumbo impuesto a España por unas castas dirigentes infames.

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Como vamos viendo, el PSOE justificaba su plan de imponer su propia dictadura, de tipo soviético, en razones históricas presuntamente científicas: el mundo, y por supuesto España, entraba en una nueva etapa histórica en la que el llamado socialismo se impondría, acabando con la democracia, con el liberalismo y, desde luego, con la cultura cristiana. Sin embargo, por razones tácticas y como había señalado Wenceslao Carrillo, necesitaba aliados, por lo que no le convenía insistir demasiado en el sovietismo, y al mismo tiempo no debía hablar de democracia para no desorientar a su propia gente, por lo que el asunto debía vestirse como simple “antifascismo”. Ese lema serviría para disimular sus intenciones y atraerse a posibles aliados.

   Por lo tanto, el grueso de su artillería propagandística se dirigió contra el fascismo, que, como hemos visto, podía abarcar hasta a sus recientes socios republicanos de izquierda. La CEDA era fascista, la Falange era fascista, los monárquicos eran fascistas, lo mismo los católicos en general, desde luego el centro derecha moderado de Lerroux y , en fin todo aquel que disintiera de los designios del PSOE. Lo cual se explicaba de modo presuntamente científico  porque, al agravarse la lucha de clases, los enemigos del marxismo se fascistizaban inevitablemente.  El peligro fascista, pintado con los más negros colores, servía entonces como eje para agrupar a otros partidos, sindicatos y sectores sociales, incluidos anarquistas, comunistas y “liberales progresistas”.

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   Los historiadores tipo Preston, Juliá, Viñas, Tuñón y muchos más, recuerdan constantemente alguna frase suelta como la de “los puños y las pistolas”, ocultando que fueron los socialistas quienes empezaron con los puños y las pistolas y los emplearon a fondo, mientras  que los falangistas solo replicaron al verse desasistidos por el poder público. O insisten en algunas amenazas y gestos crispados de  Gil-Robles y sus juventudes para sostener la tesis de un fascismo violento en la derecha. Preston incluso  mutila las frases, método que emplea muy a menudo para crear impresiones falsas.  Pero esas frases no marcaban una línea coherente, como las de los  jefes del PSOE, y en ningún momento fueron acompañadas de asesinatos y violencias, como sí lo fueron los socialistas.

   Pero a pesar de todas estas distorsiones, son muy pocos los historiadores que hoy sostienen un imaginario fascismo en la CEDA. Por lo cual, los falsarios recurren a otros trucos. Por ejemplo, Marta Bizcarrondo descubre de pronto que “El problema no es si Gil Robles era fascista o no , sino si, en la coyuntura de 1933, la desconfianza de la izquierda era o no justificada”.  Naturalmente, Bizcarrondo cree que sí lo era, sin pensar ni un momento en lo que podía pensarse de un PSOE metido abiertamente en la senda de la guerra civil. Santos Juliá abunda en lo mismo: “No importa ahora que la CEDA fuera o no fascista. Todo el mundo (sic), incluso Martínez Barrio, así lo creyeron, y la CEDA hizo todo lo posible por alentar esa creencia”.  ¿En qué consistiría ese “todo lo posible”?  ¿En series de asesinatos, huelgas salvajes y manifestaciones violentas, como el PSOE? ¿Y cómo que no era importante saber si la CEDA era o no fascista, cuando el PSOE hacía de ello  el eje de su agitación? Al parecer, los crímenes socialistas se debían a una ilusión, a una ensoñación o cosa así. Este es el nivel habitual de la mayoría de los “historiadores” de la memoria histórica.

   Pero la verdad es que no solo la CEDA no era fascista, epíteto con el que se pretende justificar cualquier cosa, sino que los jefes socialistas lo sabían perfectamente. En junio de 1933, Largo Caballero señalaba a los representantes hispanoamericanos ante la Organización Internacional del Trabajo, que era prácticamente imposible el fascismo en España  porque “No hay peligro de que se produzca un nacionalismo exasperado. No hay un ejército desmovilizado. No hay millones de parados  que oscilen entre la revolución socialista y el ultranacionalismo. No hay nacionalismo expansivo ni militarismo. No hay líderes”.    Y el principal inspirador intelectual de la cúpula socialista, el periodista Luis Araquistáin  escribía en la revista useña Foreign Affairs en abril de 1934: “En España, al revés que en Alemania o Italia no existe un ejército desmovilizado, no existen cientos de miles de universitarios sin futuro, no existen millones de parados. No existe un Mussolini, ni siquiera un Hitler, no existen las ambiciones imperialistas ni los sentimientos revanchistas. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta”.

   Como vemos, eran los jefes socialistas los primeros convencidos de la inexistencia de aquel supuesto peligro. Pero lo utilizaban machaconamente para soliviantar a las masas y crear el ambiente necesario para implantar su propio totalitarismo, en imitación, insistamos, del régimen de Stalin.

   Hasta tal punto conocían la ausencia de ese peligro y  la debilidad anímica de la CEDA y del gobierno, que cuando decidieron lanzarse finalmente a la guerra civil, en octubre, acordaron  negar su responsabilidad en caso de fracasar, a fin  de proteger de la represión a sus dirigentes y organismos.  Y habría sido muy lógico que, aun sin ser fascista, un gobierno democrático ilegalizase a su partido, así como a los separatistas de la Esquerra. Pero estaban convencidos de que en ese aspecto no correrían peligro. Y tuvieron razón: ni ambos partidos ni sus órganos de expresión serían eficazmente reprimidos, lo que contribuiría a los desencadenamientos posteriores.

   El diciembre de 1933, Largo Caballero, peroraba en el restaurante Biarritz de Madrid  ante un nutrido grupo de dirigentes:  “El mito de la República” había retrasado la revolución , pero “sabíamos que la república era exactamente  lo mismo o peor que la monarquía”. Hizo un llamamiento al “armamento general del pueblo” aunque esto “llenase de horror a algunos, incluso a algunos socialistas”.  E hizo un llamamiento asimismo a comunistas y anarquistas a participar en la tarea común. Este discurso fue difundido entre los socialistas como material de formación política.

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Por Que El Frente Popular Perdio La Guerra Civil

En tres años, Adolfo Suárez  llevó al país al borde del desastre, que intentó salvarse mediante el golpe chapucero del 23-f: https://www.youtube.com/watch?v=S00s8621NeE

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  –Sí, Negrín era personalmente muy diferente de Azaña,  al menos en el sentido de que no parece haber tenido excesivas ambiciones políticas. No había tenido ese “proyecto de vida”.  En su disputa con Prieto por el tesoro del Vita, se jactaba de que él no había buscado sus cargos en la guerra, sino que había sido llamado por otros.

Cosas de esas suelen decirlas los políticos: que ellos no tienen ambiciones, pero que por servir al país se sacrifican.

–Sí, quizá él aspiraba a ser un médico importante, aunque quedó en un nivel mediocre, y en cambio resultó el político más decisivo del Frente Popular, ya antes de ser nombrado jefe del gobierno. Me figuro que, como muchas personas muy burguesas, se sintió atraído por el marxismo, o más propiamente por la versión garbancera del marxismo que predominaba en el PSOE, pero como elemento secundario. Y  las circunstancias le llevaron a puestos en los que quizá no había pensado, pero que desempeñó mejor que los demás. Eso aparte, su espíritu no tenía mucho que ver con el del propio PSOE, Largo Caballero sí lo representaba.

En Por qué el Frente Popular perdió la guerra señalas ese contraste entre los dos personajes, pero yo creo que la corrupción ha sido siempre una constante en el PSOE.

–Sí, ha sido una constante, entonces y ahora. Pero eso no quiere decir que todos fueran igual. Largo Caballero era casi ascético, y eso le hacía popular en el partido. No creo que nadie le acusara de robar nada ni de dedicarse a grandes placeres. Prieto era mucho más corrupto, pero Negrín fue sin duda el mayor ladrón del siglo XX en España. No es de extrañar que disfrute de  tanto predicamento por autores como Viñas, Preston y tantos más, ellos mismos unos perfectos falsarios. Y lo chocante es que él mismo admite sus inmensos latrocinios en su correspondencia con Prieto. Y los admite como una virtud que permitiría a los huidos de España, al menos a algunos, vivir a cuerpo de rey. Como sabéis, Prieto le birló el tesoro a Negrín en sus propias narices. Eran tal para cual. De todas formas, Prieto era culturalmente mucho más burdo que Negrín, menos culto, más politiquero. Negrín era un hedonista enfermizo, pero también un político realista, pragmático y resuelto.

Eso de que desempeñó sus cargos mejor que los demás, lo dirás con ironía.

–No. Desde el punto de vista de los intereses del Frente Popular y de la necesidad de ganar la guerra, Negrín fue mucho más coherente e inteligente que los demás. Como he recordado en el libro, y contra discusiones secundarias, el envío del oro a Moscú fue la medida estratégica decisiva tomada por el Frente Popular. La tomaron debido a la simpatía que sentían por el stalinismo, y no porque “no tuvieran otro remedio”, como intentan justificarse a posteriori. Tuvieran otro remedio o no, lo esencial fue entonces la gran cercanía ideológica del PSOE a la URSS. El envío del oro fue  acordado por Negrín, Largo y Prieto, pero Largo pronto se cansó de la tutela soviética, empezó a mostrarse rebelde, y fue descabalgado del gobierno. A su vez, Prieto fue cambiando de postura y llegó a buscar desesperadamente la intervención de Inglaterra, prometiéndole unos cuantos gibraltares más. Y también terminó descabalgado.  Ni Prieto ni Largo entendieron todas las consecuencias del envío del oro, y sus rebeldías resultaban harto pueriles, pues llevarían a la derrota en un corto plazo. Negrín sí entendió perfectamente que el oro era una cadena que había que aceptar hasta el final, porque de ella dependía su supervivencia.

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PSOE(IV) PSOE y ERC preparan la guerra civil / Afinidades PSOE-ETA y PP-Separatistas

 Es preciso que la historia criminal del PSOE sea más y más conocida por la población. De este modo se entenderán sus políticas actuales y la dirección que siguen, y se impedirá su corrupta demagogia. Y eso depende de todos.  Si pensamos más en lo que podemos hacer y menos en “lo que va a pasar”, podremos derrotar a la “Triple M“. La ignorancia del pasado infantiliza, decía Cicerón. Y facilita la tiranía.

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PSOE y ERC preparan la guerra civil

En el XIII Congreso del PSOE, en octubre de 1932, la ponencia de táctica exponía:  “El ciclo revolucionario que ha significado plenamente la colaboración socialista (…) va rápidamente a su terminación (…)  El Partido Socialista (…) encaminará sus esfuerzos  a la conquista plena del Poder para realizar el socialismo”.  Es decir, buscaba ya entonces desestabilizar a la república e imponer su poder exclusivo. 

En la Escuela de Verano del PSOE, en 1933, Largo  Caballero se declaró más rojo  que nunca , reivindicó la llamada dictadura del proletariado y atacó la “democracia burguesa” Llamó a emplear tanto la vía legal como la ilegal en la lucha por el poder y afirmó: “Las circunstancias nos van conduciendo a una situación muy parecida a la que se encontraron los bolcheviques”. El PSOE todavía estaba en el gobierno, colaborando con Azaña.

   Antes de las elecciones de 1933, el presidente Alcalá-Zamora disolvió las Cortes para convocar nuevas elecciones, gobernando interinamente Lerroux y luego su lugarteniente Martínez Barrio La prensa socialista  trataba de fascista al gobierno moderado de centro derecha y a los mismos republicanos de izquierda: “Es raro encontrar a estas alturas  un periódico republicano que no haga su poquito de fascismo”. Fascismo era la palabra mágica que encubría sus propósitos de destruir lo que había de democracia en la república.  El fascismo, decía su prensa “llevaría a los españoles al estado de naturaleza y a España a la muerte (…) El socialismo ha de acudir a la violencia máxima”.

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   El 1 de octubre de 1933, Largo explicaba en un mitin:  “Asombra a algunas personas, incluso a correligionarios nuestros, que se hable de la conquista del poder (…) Nuestro partrido es ideológicamente, tácticamente, un partido revolucionario (…) y cree que debe desaparecer este régimen”.  Y reivindicó la dictadura: “Aunque haya unos hombres que por motivos sentimentales, digan No, eso no, es algo horroroso, es inútil (…) ¿Vamos a decir que los rusos no hicieron lo que tenían que hacer? (…) En España se va creando una situación (…) que no tendrá más remedio que estallar algún día”. El PSOE estaba convencido de que la república que llamaban burguesa estaba casi en las últimas, y muchos años después Prieto diría:  “se padecía el espejismo de que cuanto significaba reacción en España estaba derruido y sepultado”.

   Ante las elecciones de 1933, Largo señaló:  “La lucha ha quedado planteada entre marxistas y antimarxistas (…) y eso nos llevará inexorablemente a una situación violenta (…) Esto, dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil. Pongámonos en la realidad (…) estamos en plena guerra civil. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o por desgracia, tendrá inexorablemente que tomar”  “El solo hecho de que haya mayoría burguesa en el parlamento es una dictadura”.  “El día en que tengamos el poder, no tendremos titubeos ni dudas (…) Y que no nos pidan transigencias ni benevolencias” (…) La generosidad no es un arma buena. La consolidación de un régimen exige hechos que repugnan, pero que luego justifica la Historia”. “Cuando se habla con ellos  (con los sindicatos rivales) de la implantación de un régimen como el que hay en Rusia, yo pregunto: pero eso lo vamos a hacer unidos, ¿no?”  Llegaría “el momento en que  no servirán para contener nuestro avance ni los ejércitos permanentes, ni la fuerza pública, ni la magistratura ni la policía”.

   En ese designio, las elecciones previstas para el 19 de noviembre del 33 eran solo un paso: “Se ha dicho por otros camaradas que el acto del día 19  es el preludio de actos más importantes. ¡Naturalmente! ¿Pero es que se ha creído el enemigo que nos vamos a limitar a echar papeletas en la urna electoral?”

   Gil-Robles amenazaba por una parte al parlamento y por otra hacía declaraciones conciliadoras pidiendo “Paz y cordialidad a quienes nos voten y a quienes no nos voten”. Y con temor: “No aspiramos a un triunfo imprudente que nos lleve al Poder” (Iban a ser el partido “imprudentemente” más votado, pero renunciarían a gobernar, apoyando al Partido Radical, segundo en votos).

   Largo pensaba de otro modo: “”Cuantas más dificultades encuentren nuestros enemigos (…) mejor. Que se destrocen, que se deshagan”.  “Estamos dispuestos a no retroceder y a llegar a donde sea necesario. Necesitaremos someter a nuestros enemigos”.

   Las elecciones salieron, como ya dijimos, contrarias a los socialistas, debido al voto femenino, según Prieto y otros. Pero no cambiaron de táctica. Una semana después,  El Socialista dictaminaba  “la agudización de la lucha de clases”. “La sociedad se escinde en dos bandos, uno dictatorial, burgués, el otro dictatorial, proletario Es preciso preconizar como solución única la dictadura del proletariado”

  Para crear ambiente, el PSOE hacía circular bulos  sobre un supuesto “golpe militar en Zaragoza”, “maquinaciones fascistas para apoderarse del Estado”, una “marcha monárquica sobre Madrid”; “detención de las comisiones ejecutivas del PSOE y la UGT” y así otros.

   El PSOE no fue el único que reaccionó a las urnas planteando la guerra civil. También lo hicieron los separatistas catalanes, que seguían gobernando en Cataluña por no haber habido elecciones regionales.  El partido de Companys había planteado las eslecciones  “Contra el alud reaccionario, contra el fascismo, contra la dictadura” bajo el lema No pasarán, adelantándose en más de dos años a la frase de la Pasionaria. Y conocidos los resultados, se declaró “En pie de guerra”, título del editorial de su periódico La humanitat.  “Ha sido toda la tropa negra y lívida de la Inquisición y el fanatismo religioso para apuñalar la democracia. No ha sido la Lliga ni Acción Popular la triunfadora. Ha sido, aquí y fuera, el obispo. Ha sido la Iglesia, ha sido Ignacio de Loyola, la llamada al fanatismo,  a la locura, a la traición, a la miseria moral y mental de una conciencia de esclavo e iluminado”. Tras este  brillante análisis pasaba a  la respuesta: “Estar alerta, el arma al brazo y en pie de guerra (…) Tomen nota la Lliga, el obispo y su tropa siniestra (…) y mediten bien el significado de nuestras palabras (…) No amenazamos, advertimos.  No hacemos literatura nosotros”. Y aseguraba con la misma desenvoltura: “Hemos sido  generosos, cordiales comprensivos, amables”, pero el resultado de las urnas aconsejaba menos fraternidad: “Es la hora de ser implacables, rígidos,. Sin perder la serenidad, solo hay que escuchar una voz, que resonará, si hace falta, en el momento preciso.

   Nada mejor que las propias declaraciones de unos y otros, “olvidadas” por los Preston, Viñas, Juliá y compañía, para entender sin lugar a dudas que PSOE y los separatistas catalanes creaban las condiciones para la guerra civil, convencidos de que iban a ganarlas.

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**¿Por qué perdió la guerra el Frente Popular? No fue un simple asunto técnico. En el libro lo trato desde cuatro perspectivas distintas. La principal es la última, la de las ideologías. Porque fue una guerra de ideologías.

**El caso de la Greta no es tan nuevo como parece. Ya Isaías clamaba, ocho siglos antes de Cristo: “¡Niños dominan al pueblo y mujeres lo gobiernan!”.

**Imaginen un mundo gobernado por la histeria feminista. Pues está en marcha: leyes antidemocráticas, aborto masivo, “pensamiento” que sale de los genitales y se queda en él… La nueva cultura.

**Vi a Ortega Smith  replicando a una arpía de la SER. Se defendió bien, pero deja cierto malestar. Defenderse es reconocer a esa gentuza autoridad moral para acusar. Es preciso contraatacar sin contemplaciones sus sucios discursos. 

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Afinidades ideológicas

  ¿Por qué el PSOE rescató a la ETA de la miseria a que la habían llevado Aznar y Mayor Oreja? Por afinidad ideológica. La ETA y el PSOE comparten hasta un 90% de ideología. Los dos son socialistas, antifranquistas y antidemócratas a fuer de socialistas y antifranquistas; y son  homosexistas, abortistas y  feministas. Y son antiespañoles, la ETA de modo abierto y declarado, el PSOE de modo más dsolapado: detesta la España histórica y culturalmente real, y aspira a cambiarla de acuerdo con sus ideas (tan simples y similares a las de la ETA) de modo que “no la reconozca ni la madre que la parió”, como dijo su mayor intelectual.

   Lo he explicado a menudo, pero algunos creen que lo decisivo en la acción del PSOE son cosas como el GAL o algunos asesinatos de socialistas por la ETA. El GAL no fue montado para acabar con la ETA, sino para obligarla a negociar transformándola en un poder político, que es lo que ha hecho Zapatero. Porque el PSOE comprende muy bien el terrorismo, ya que lo ha practicado abundantemente a lo largo de su historia. Y entre afines mafiosos hay a menudo peleas y asesinatos, como ya ocurrió durante la guerra civil. Los dos partidos identifican  la democracia con el antifranquismo. Por lo tanto no pueden aceptar una democracia que viene directamente del franquismo. La ETA la rechazó siempre, el PSOE se vio obligado a resignarse a ella, pasajeramente, a causa de su debilidad. La ETA ha sido así, en buena medida, la conciencia del PSOE. Si no se entiende esto, no se entiende nada y,  como de costumbre, el análisis político no pasa del chismorreo de ocasión, ajeno a toda perspectiva histórica.

   No menos sorprendente  es para muchos el apoyo y financiación sistemáticos de los gobiernos de UCD y PP a los separatismos. Un caso que no se da en ningún otro país, me parece. ¿Cómo es posible, piensan los ingenuos, si el PP es abiertamente proespañol, aparte de descender directamente del franquismo? Es posible por la misma afinidad ideológica democristiana de todos ellos. En la UCD, aunque materialmente basada en el Movimiento franquista, se impuso la ideología democristiana, debido a que el Movimiento estaba intelectual e ideológicamente vacío, incapaz de afrontar la nueva situación histórica. Y tanto el PNV de Arzallus como CiU de Pujol eran asimismo democristianos. Por así decir, todos estaban en familia y más o menos se entendían.

   Había, no obstante, dos diferencias: también entonces se aceptó que democracia y antifranquismo eran equivalentes, con lo que la UCD y luego el PP quedaban en desventaja, al proceder del régimen anterior, mientras que el PNV y CiU tenían un plus de legitimidad por considerarse radicalmente contrarios a Franco…, aunque este apenas hubiera notado su oposición.  Y con arreglo a ese plus podían presionar y exigir, y acusar y  avergonzar a UCD y PP por no ser lo bastante “demócratas”. La otra diferencia era el propio secesionismo. UCD y PP defendían de palabra la unidad nacional, pero sin el menor brío y actuando en los hechos como auxiliares de los disgregadores de España, concediéndoles más de lo que estos mismos osaban exigir. A su vez, los disgregadores aceptaban de palabra la Constitución y la unidad del país, para ir minándolos en los hechos y progresando hacia la secesión. El  PNV y la CiU, como el PSOE, se habían resignado provisionalmente a la democracia, debido a su debilidad inicial, pero desde el primer momento se afanaron en socavarla mediante la estrategia indirecta de  falsear la historia para atacar al franquismo, origen precisamente de las libertades.

    La situación actual de España no es casual, tiene una lógica clara y profunda. Es el resultado de un proceso de cuatro décadas de ciertas afinidades ideológicas. Y para evitar que todo desemboque en una gran tiranía y descomposición nacional es indispensable dejar en claro lo que fue y significaron Franco y su régimen, cómo solo de él y de ninguna oposición a él pudo ser posible la democracia, y cómo el antifranquismo posterior ha sido precisamente el cáncer de la libertad y de la nación. Mientras esto no se entienda, la dinámica fatal de estos años seguirá empujándonos al desastre o incluso a la guerra.

 

 

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PSOE (III) La técnica del terror (b) / El proyecto de vida de Azaña

Los milicianos socialistas madrileños, llamados “chíbiris” por el estribillo de canciones obscenas que solían entonar,  se adiestraban en el parque de la Dehesa de la Villa y en el bosque de El Pardo. Allí, el 10 de junio, durante una reyerta, un falangista de 18 años, Juan Cuéllar, fue apaleado hasta morir, quedándole el rostro irreconocible por los golpes. Esta vez los de Ansaldo no postergaron la represalia. Cuando un autocar traía de vuelta de El Pardo a jóvenes socialistas, dispararon contra ellos desde un automóvil, matando a una chica, llamada Juana Rico, de la que se decía que había orinado sobre el cadáver de Cuéllar e hiriendo a otro. Aquel día, José Antonio se salvaba de un nuevo atentado al confundir los atacantes la matrícula de su coche.

  Los falangistas habían soportado sus bajas con estoicismo, pero el PSOE reaccionó a esta primera suya  con una agitación descomunal. Juana Rico fue convertida en símbolo, su entierro en una gran manifestación. El Socialista, órgano del partido que describía a los que venían de entrenarse  en la Dehesa de la Villa como  “niños y mujeres obreras”, ponderaba el aspecto marcial del impresionante acto, con asistencia de 10.000 personas, y advertía: “Un día formularemos la factura”. El poeta Rafael Alberti  la glorificó en un poema. Wenceslao Carrillo, padre de Santiago , dijo:  “Los que asesinaron a Juanita Rico iban contra las ideas (…). La vida de Juanita no hay más remedio que vengarla”. Contra las ideas… A los pocos días  la sede de Falange era ametrallada, dejando dos heridos.

   El atentado de Falange sería seguido de algunos más, en número menor que los sufridos,  hasta octubre, cuando el PSOE y los separatistas catalanes lanzaron su revolución.  El gobierno centrista del Partido Radical, apoyado por la CEDA,  reaccionó contra la Falange con mucha más energía que contra los socialistas . El ministro de Gobernación, Salazar Alonso, persiguió sus organizaciones, cerró sus locales e hizo detener a decenas de sus miembros, incluyendo en una ocasión al propio José Antonio, liberado enseguida por su inmunidad parlamentaria. El entierro del falangista Cuéllar hubo de realizarse muy de mañana y sin concentraciones, mientras que fue autorizada una concentración por Juana Rico. En Asturias  se prohibían conferencias del líder falangista, mientras que el PSOE y la UGT tenían permiso para organizar toda clase de actos y exaltaciones abiertamente revolucionarias, y sus organismos recibían cuantiosos fondos oficiales, como tres millones y medio de pesetas  al Sindicato Minero, que preparaba activamente la revuelta.

   Los falangistas creían que Gil-Robles atizaba la represión contra ellos por temor a verse debordado: “La CEDA, así, tras la cortina, promueve nuestras persecuciones. Las gentes de la CEDA son maestras en la insidia: no hay órgano mejor que su periódico para recoger y divulgar  cuantas falsas especies pueden perjudicarnos”, escribía José Antonio.  El  cual fue imputado en las Cortes, el 3 de julio, por tenencia ilícita de armas. Inesperadamente el líder socialista Prieto salió en su defensa recordando que muchos congresistas tenían armas (y las llevaban a las Cortes). José Antonio se expresó con frases muy agradecidas a  Prieto, frases que Ansaldo consideró inaceptables y tramó un complot para destituirle, aunque el destituido sería él.

   Los socialistas no atacaron solo a la Falange. El 7 de febrero el diputado Álvarez de Lara había presentado al Congreso un informe sobre la situación en Jaén: “Con el régimen de alcaldes socialistas no hay paz ni sosiego (…) Se están cometiendo asesinatos como el de Torredonjimeno, como el de Marmolejo, donde la víctima, después de caer del caballo, fue rematada; como el del labrador de Mengíbar llamado Valdivia (…) Acaso se diga que la conducta de los patronos ha originado todo esto (…) pero los patronos no pueden dar más ni menos jornal, porque la agricultura está arruinada”. Denunció también cómo los alcaldes socialistas gastaban grandes cantidades en gastos de representación y otros inútiles, y que no había modo de controlar sus cuentas.

Portada

 La CEDA quiso demostrar que era una fuerza de masas  convocando en El Escorial,  para el 20 de abril,  una concentración de sus juventudes. El PSOE conminó: “Somos millares y millares los que iremos de toda España a impedir ese crimen contra la clase obrera. Y si el gobierno lo autoriza,  habrá un día de luto en El Escorial”. Los socialistas boicotearon el acto con sabotajes, apedreamientos de trenes y autobuses, y paros en empresas, a veces impuestos pistola en mano. S. Carrillo rememora: “Por primera vez habían actuado de diversas formas las milicias que estábamos organizando”. La víspera de la concentración unos pistoleros del PSOE ametrallaron desde un coche  a un grupo de cedistas cuando bajaban del autobús que los había traído a Madrid, haciéndoles un muerto y un herido grave.  Exasperado, Gil-Robles exclamó:  “No podemos con este estado de cosas. Tenemos que defendernos; llegaremos incluso a convertirnos en fieras como ellos”. Y en El Escorial afirmó: “Actuamos siempre dentro de la legalidad (…) (pero) ¡que la revolución se eche a la calle! Nosotros nos echaremos también”.

 En septiembre, poco antes de la insurrección armada, la CEDA llamó a otra concentración en Covadonga, y los socialistas volvieron a sabotearla con huelgas, cortes de carretera y ferrocarril, tiroteo de automóviles, etc. Hay que señalar que la CEDA, aunque mucho menos hostigada que la Falange, nunca replicó en el mismo plano, y las reuniones y mítines monstruo de los socialistas pudieron celebrarse con tranquilidad y hasta apoyo de las autoridades centristas.

   Varios años más tarde, Prieto lamentaría aquellas políticas, achacando a sus juventudes actos como si fueran espontáneos, aunque realmente estaban impulsados desde la dirección del partido.  Las juventudes tenían adjudicado precisamente el papel de punta de lanza de la revolución, y su terrorismo era parte de su entrenamiento. Porque Prieto y Largo Caballero,  con sus huestes y una vez marginado Besteiro, preparaban activamente en toda España una acción mucho más grave: el asalto armado no solo al gobierno salido de las urnas, sino a la república, para destruir lo que esta tenía de democrática –tampoco mucho, la verdad– e implantar su propia dictadura, que llamaban  “del proletariado”.

   Interesa constatar la técnica del terrorismo empleada por el PSOE (como por la ETA y otros) consistente en envolver sus asesinatos en una ola de victimismo puramente artificial, como había denunciado José Antonio. En nuestra época, el victimismo es el mejor disfraz de la tiranía y los golpismos. El problema radica en que los líderes y doctrinarios del PSOE, cuyo bajo nivel intelectual señalaría Besteiro, creían tener la receta para alumbrar una sociedad feliz y emancipada de todos los males, achacados estos a “la burguesía” y en general a la derecha. Esa receta ideológica les daba derecho a mentir, provocar y golpear, mientras que las réplicas sufridas se consideraban crímenes inexpiables.  Y por ello deseaban la guerrea civil, con sus propias palabras, y la organizaban activamente.

   Debe señalarse que esa técnica continúa hasta hoy. Jamás el PSOE, en su criminal historia, ha expresado el menor remordimiento por acciones como las mencionadas o por la inaudita crueldad de la persecución religiosa y política durante la guerra. Por el contrario, siempre las ha disimulado con victimismo o las  ha recordado con jactancia.

Y tras este breve resumen pasamos a examinar cómo el PSOE –en compañía de los separatistas vascos y catalanes, y de las izquierdas republicanas de Azaña– realizaban a lo largo de 1934 amplias maniobras desestabilizadoras al tiempo que practicaban el terrorismo mencionado. Tales maniobras culminarían en la  insurrección armada de octubre de aquel año.

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(Tertulia)

En Por qué el Frente Popular perdió la guerra, la parte dedicada a biografías de sus líderes me ha parecido demasiado escueta. La de Azaña me ha parecido la mejor….

–Se trata de semblanzas para mostrar brevemente el papel y el destino de los personajes. Claro está que podrían haberse desarrollado mucho,  como pasa con las otras tres partes. Espero  que den lugar a debates y ampliaciones.  De hecho existen cientos de libros biográficos o sobre mil cuestiones particulares de la guerra. Pero esta es una obra de síntesis. Sobre Azaña, Largo, Prieto y otros yo mismo he escrito mucho más, pero lo que me importaba  en este libro era mostrar su coherencia política y personal a partir de sus ideas básicas y proyecto de vida. O piensa en Federica Montseny, a la que he dedicado un ensayo crítico, por lo demás muy poco conocido. 

 Pero de Azaña, tú sostienes que solo figuró como disfraz supuestamente democrático de la revolución. En cambio le das más extensión que a otros.

–Eso es por dos razones: porque cubrió toda la época de la república y la del Frente Popular, dando una apariencia de continuidad a ambos regímenes; y porque mantuvo hasta el final su proyecto de vida política (y no solo política). Azaña es una figura trágica en mayor medida que los demás. Se hizo un proyecto de vida en la juventud, aunque eso no lo toco en este libro, pero sí en otro, sobre Los personajes de la república. La cosa queda muy clara en su libro El jardín de los frailes,  magníficamente escrita, donde se expresa su odio a la España tradicional y cierta megalomanía que le hace creerse predestinado a destruir todo aquello. También era consciente desde muy joven de su superioridad intelectual sobre su medio, y esa consciencia resalta con gran fuerza en sus diarios de la república. Luego, los diarios de la guerra son más bien un interminable quejido. Pero estos aspectos no los trato en la semblanza de Por qué el Frente Popular perdió, sino que parto de su discurso en el Ateneo, en vísperas del golpe militar con que pensaban traer la república, porque en él se encuentran todas las claves de su acción posterior.

¿Trágico Azaña? ¿No sería más justo decir que ocasionó una tragedia? ¿Mil tragedias?

–Bueno, ahí está la misteriosa imbricación del destino de los dirigentes y de los pueblos.  Pero digo trágica en el sentido preciso de las tragedias griegas: los personajes argumentan muy bien sus razones y motivos, y sin embargo una fuerza impalpable les lleva al desastre.  Esa fuerza viene a ser lo que llamaban la hibris, la desmesura o soberbia. Azaña concibió un magno proyecto de destrucción de la España tradicional dirigiendo a  “los gruesos batallones populares” o algo así. La expresión en sí misma es despectiva, él sería la inteligencia y los “gruesos” la fuerza bruta. Él pensaba que la obra de demolición que se proponía alumbraría por sí misma una sociedad mucho más ilustrada y libre. La realidad fue que su inteligencia no era tanta como él suponía, que no había apreciado la de los gruesos batallones, y que sería arrastrado por ellos. Es cierto que en toda tragedia hay algo cómico, y las lamentaciones de Azaña en sus diarios de guerra tienen también algo de cómico por su empeño en descargar las culpas sobre los demás, sobre los “gruesos”, cuya estupidez y falta de talento no se cansa de señalar. Creo que esa dinámica y esa lógica, muy en síntesis, queda expresada en este libro, pero quien tenga curiosidad puede ampliarla en Los personajes de la guerra vistos por ellos mismos.

 Yo no creo en eso de los proyectos de vida. Estuvo muy de modo hablar de eso en los años 20 o 30, pero la inmensa mayoría de la gente no se hace proyectos de vida, simplemente se adapta a lo que la vida va imponiéndole.

–Sí, hay las dos cosas. Pero creo que en la adolescencia o la juventud todo el mundo se hace un proyecto, aunque sea poco impreciso. Hay quienes aspiran a la gloria como grandes poetas o pintores o políticos o científicos, pero esos son pocos. La mayoría piensa más bien en conseguir un empleo que les permita vivir con desahogo, casarse y tener familia. Esto también es un proyecto. Luego están los avatares imprevisibles que les presenta la vida: el trabajo puede ser bueno o malo, pueden hacerlo mejor o peor, pueden elegir un cónyuge que les vaya bien o no, los hijos pueden salir mejor o peor, qué sé yo… Sus  comicidades o tragedias o bienandanzas e fortunas no pasan de un círculo estrecho. Pero quienes se plantean grandes aspiraciones influyen sobre muchísima gente más, sobre países y sociedades enteras. Incluso durante siglos.

Pero me parece que el caso de Negrín no se ciñe a ese modelo. Quiero decir que tiene poco que ver con Azaña…

–Tienes razón,  es un caso muy diferente del de Azaña. Quizá aspiró solo a ser un médico destacado, y ya veis…

 

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Historia criminal del PSOE (II): El PSOE pierde las elecciones y opta por el terrorismo (a) /Peligro para VOX

Las elecciones de noviembre de 1933, después de dos años de caos y violencias izquierdistas, dieron una abultada mayoría a la derecha, representada sobre todo por  la CEDA  y el Partido Republicano Radical de Lerroux. Los partidos republicanos de izquierdas se vinieron abajo, y el PSOE cayó de  115 a 59 escaños. La lección que extrajeron los socialistas (salvo Besteiro, a quien marginaron Prieto y Largo Caballero) fue que había llegado la hora de imponer la “dictadura del proletariado”, es decir, del propio PSOE, para implantar un régimen de tipo stalinista, muy admirado entonces los socialistas. Largo Caballero, principal líder del partido, comenzaría a ser llamado el Lenin español.

Parte del plan de acción consistió en el terrorismo, a cargo de las Juventudes socialistas. A principios de febrero, la dirección de estas envió a sus secciones una circular: “Estamos en pleno período revolucionario (…) Nuestras secciones tienen que colocarse en pie de guerra”. En adelante las circulares debían interpretarse como “órdenes”, y  la primera de ellas consistía en organizar  “milicias juveniles armadas”  con “disciplina rígida e inflexible”, pues “la revolución se organiza como una guerra”, de la que las juventudes serían “la principal fuerza de choque”. Informaba de la decisión de “articular un movimiento revolucionario de acuerdo con la dirección de Partido Socialista” y por la “implantación del poder totalitario del proletariado”.  La revista de las Juventuides Renovación  repetía machaconamente: “¡¡Estamos en pie de guerra!! ¡Por la insurrección armada! (…)  La guerra civil está a punto de estallar sin que nada pueda detenerla”. Etc.

Cuatro meses antes, en octubre del 33, se había fundado la Falange por José Antonio Primo de Rivera. Este era un joven  abogado de 30 años, buen prosista, con cierto espíritu poético y un escepticismo intelectual poco adecuados para un líder fascista. No muy admirador de Mussolini, y menos aún de Hitler, creía que la época liberal tocaba a su fin en el mundo, y que algo parecido al fascismo libraría a España de una revolución bolchevique  y le abriría una nueva época de gloria e influencia.  Su escasa convicción se mostraba también en su reiterada disposición a ceder el papel de caudillo regenerador del país a Gil-Robles o incluso a Prieto o Azaña. A su juicio, el país estaba enfermo y decaído por falta de espíritu patriótico, y él insistía en su mensaje por un especial sentido del deber.

Su programa tenía más contenido estético que práctico, y había de realizarse por voluntad de una élite rectora ejemplar, con espíritu  “mitad monje, mitad soldado”. Trató también de formar una élite intelectual, literaria y de pensamiento.  Sumó pocas adhesiones. En 1934 se unieron a la Falange las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) fundadas por Ramiro Ledesma Ramos, , joven matemático e intelectual, este sí resueltamente fascista. Pero ni separados ni juntos lograron hacerse con un espacio político significativo, y pronto se dio una lucha por el poder de la que Ledesma salió expulsado.

A pesar de su debilidad, o por eso, la Falange fue elegida por los socialistas como blanco preferente de su terrorismo, hasta crear una espiral de violencia. Si uno atiende a las versiones históricas difundidas por los Preston, Juliá, Tuñón de Lara, Sheelagh Ellwood  y compañía, los causantes de esa espiral habrían sido los falangistas, de quienes se invocan frases como “la dialéctica de los puños y las pistolas (cuando se ofende a la justicia o a la patria)”, ocultando cuidadosamente los propósitos anteriores  socialistas de extrema violencia en pro de un régimen a la soviética. Tagüeña lo explica algo mejor: “Las calles se ensangrentaban con motivo de la venta de FE, órgano de Falange Española, ya que grupos armados socialistas estaban dispuestos a impedirlo. Hubo algunas represalias (…) pero los falangistas  llevaron, al principio, la peor parte”. Los socialistas asesinaban para impedir la expresión ajena. Actualmente se contentan con planes para multar y encarcelar.

Ya durante la campaña electoral de noviembre del año anterior, un joven de las JONS había muerto acuchillado en Daimiel por  socialistas, y José Antonio había salido ileso de un atrentado que había dejado  un muerto  y una mujer herida grave. En enero, nuevos atentados aumentaron el número de víctimas, con asesinatos como el de un joven de 18 años por vérsele comprar el periódico FE. Sistemáticamente, los socialistas envolvían sus atentados en denuncias victimistas de supuestos crímenes “fascistas”. El socialista Hernández Zancajo era particularmente agresivo en las Cortes, y José Antonio le replicó el  1 de febrero: “Frente a esas imputaciones de violencias vagas, de hordas fascistas y de nuestros asesinatos y nuestros pistoleros, yo invito al señor Hernández Zancajo a que cuente un solo caso con nombres y apellidos. Mientras yo, en cambio, digo a la Cámara que a nosotros nos han asesinado a un hombre en Daimiel, otro en Zalamea, otro en Villanueva de la Reina y otro en Madrid, y está muy reciente el del desdichado capataz de venta del periódico FE, y todos estos tenían nombres y apellidos, y de todos se sabe que han sido muertos por pistoleros que pertenecían a la Juventud socialista”.

Los atentados continuaron. En enero y febrero cayeron otro falangista en Éibar  y uno más en Madrid, aparte de varios heridos. José Antonio trataba de frenar el ansia de venganza de sus seguidores: “Una represalia  puede ser lo que desencadene en un momento dado (…) una serie inacabable de golpes y contragolpes. Antes de lanzar así sobre un pueblo el estado de guerra civil, deben los que tienen la responsabilidad del mando medir hasta dónde se puede sufrir y desde cuándo empieza a tener la cólera todas las excusas”.  El gran problema era que el gobierno, pese a estar en manos del centro-derecha, no cumplía su responsabilidad elemental de investigar y perseguir a los agresores, con los que estos adquirían una gran sensación de impunidad y las víctimas quedaban desamparadas.

La respuesta de Falange se limitó a peleas a puñetazos, asaltos a locales de la FUE, colocación de banderas de Falange en sedes socialistas, etc. El 9 de febrero un militante del PSOE asesinó a Matías Montero, jefe del sindicato universitario falangista. La crispación subió de tono, pero tampoco entonces estalló la represalia. Los monárquicos alfonsino incitaban a la Falange ridiculizando las siglas FE como “Funeraria Española” y a José Antonio como “Juan Simón”, por la conocida copla. Trataban de empujar a la Falange a hacer el “trabajo sucio”. Ellos habían dejado caer sin resistencia a Alfonso XIII, de hecho lo habían empujado a huir, y poco después conspiraron con plena ineptitud contra la república. En marzo de 1934 planearían con apoyo de Mussolini  un golpe armado que quedaría en agua de borrajas. Dada su escasa afición al riesgo, los alfonsinos trataban de apoyar otros movimientos desestabilizadores (incluso anarquistas, según el monárquico Sainz Rodríguez). Para su frustración, José Antonio declaró  oficialmente que Falange “no se parece en nada a una organización de delincuentes ni piensa copiar los métodos de esas organizaciones”.

Pero la situación empeoraba.  Las juventudes socialistas recibían entrenamiento paramilitar en las afueras de las ciudades y organizaban paradas  como una en San Martín de la Vega, reseñada el 10 de julio en El Socialista: “Uniformados, alineados en firme formación militar, en alto los puños, impacientes por apretar el fusil (…) Un poso de odio imposible de borrar sin una violencia ejemplar y decidida, sin una operación quirúrgica”.

En marzo y abril perdieron la vida más falangistas  en diversos puntos del país, quedaron heridos por bomba cinco obreros de la imprenta que tiraba FE,  y el propio José Antonio escapaba por los pelos de un nuevo atentado. Y la lista siguió alargándose.  Entonces  el líder falangista encargó a Juan Antonio Ansaldo, un aviador monárquico de reciente afiliación,  la formación de grupos armados. El 3 de junio, Ansaldo revistaba a 800 jóvenes dispuestos: “El entusiasmo que reinó  aquel día fue inigualable. La sensación de triunfo que produjo en aquellos hombres desafiar en modo abierto y decidido leyes y fuerzas republicanas, se les reflejaba en los semblantes y miradas de orgullo y esperanza”, recuerda Ansaldo. Así nació la “Falange de la sangre”. Y comenzaron las represalias..

(Todas las citas en Los orígenes de la Guerra Civil, ed. Encuentro).

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**VOX es el único partido que se ha opuesto a la liberticida ley de memoria histórica. Por eso creo que debería apoyar el manifiesto expuesto en este blog y reproducido más abajo, dar la mayor difusión posible a la historia que iremos exponiendo aquí  y al estudio Por qué el Frente Popular perdió la guerra. Porque señalar como criminal la historia del PSOE es un paso, pero  en ese libro está fundamentado intelectualmente, y de poco serviría si solo accedieran a él unos pocos.    

 ** VOX debiera tener en cuenta que su mayor enemigo es el PP, y cometería un gran error si aceptase la “división de votos” que se les propone: los “moderados” o de centro, para el PP, los radicales para VOX. Esa trampa es peligrosa. El centrismo del PP nunca ha significado otra cosa que la estafa a sus votantes para seguir las políticas del PSOE y de los separatistas. Nunca dejó de ser así, año tras año, década tras década. Es tan solo el auge de VOX, que quisieron impedir a toda costa y finalmente en vano, lo que mueve al PP a intentar todo tipo de manejos y mañas, como el de la mesa del Congreso, trampas en que han caído muchos comentaristas. El PP, partido de señoritos resabiados e indecentes que han vivido del voto más inútil, emplea y empleará  contra VOX las maniobras más viles, que nunca osó aplicar al PSOE y los separatistas. El PP quiere recuperar a cualquier precio su poder y sus dineros y sabe muy bien que quien los pone en peligro es VOX. Hacer caso de sus nuevos cantos de sirena sería fatal para la única alternativa actual al régimen zapaterista.

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Manifiesto contra una ley tiránica y por la regeneración democrática

La exhumación de los restos de Franco  se presenta como un acto de democracia, pero el mero hecho de que  se justifique en una llamada ley de memoria histórica radicalmente antidemocrática, revela por sí solo la realidad política e histórica del designio. Dicha ley pretende imponer a la sociedad una versión partidista del pasado español, pretensión solo compatible con regímenes del tipo de Corea del Norte, la Cuba castrista o la Venezuela de Maduro. Constituye una ofensiva contra las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra garantizadas por la Constitución. Ofensiva que el actual gobierno, presidido por un Doctor ficticio, pretende completar con persecución penal a cuantos discrepen de sus extraños conceptos de la democracia y la historia.

El contenido de esa ley es una valoración negativa del régimen anterior y de su principal figura, Francisco Franco. Quizá sea demasiado pronto para tener una perspectiva histórica ecuánime sobre Franco y su tiempo, pero no debe ocultarse que las valoraciones de la ley proceden sobre todo de propagandas del antiguo Partido Comunista –el mayor enemigo del franquismo y  única oposición real a él, que no la tuvo democrática significativa– y de grupos separatistas. Tampoco debe olvidarse que el comunismo ha perpetrado crímenes monstruosos y aplastado las libertades  más básicas. Y lo hizo, cabe recordar, en nombre de un peculiar concepto de democracia, llamada “socialista” o “popular”. Estos datos permiten calibrar la solvencia de sus valoraciones, que ahora intentan implantarse como dogmas desde el poder. Intentan imponer un viejo totalitarismo so pretexto de “combatir” a un régimen finado hace cuarenta años, y que ya es parte de la historia de España

Hemos podido comprobar en estos años efectos de dicha ley tales como la utilización manipuladora y emocional de las víctimas de un solo bando y el ensalzamiento de auténticos asesinos como defensores de la libertad; el impulso a los despotismos, ilegalidades y golpismo separatistas; exigencias de censura en los medios contra la libertad de expresión; adoctrinamiento ideológico totalitario en las escuelas; incentivación de odios sociales reminiscentes de los que desgarraron la república, manifiestos en ofensas y ataques a locales, iglesias y sentimientos religiosos de gran parte de la población; justificación de los crímenes de ETA e incremento de agresiones, asaltos, incluso ya algún asesinato ultraizquierdista; y, en general una perturbación creciente del ambiente social y político.

   Desde hace años se oyen en la sociedad clamores de regeneración democrática frente a evidentes abusos y degradación política, condensados precisamente en la citada ley. Por todo ello, y en nombre de la necesaria regeneración, los abajo firmantes exigimos la urgente derogación de una ley tiránica,  incompatible con la libertad y la igualdad de todos los españoles. Es preciso acabar con esta peligrosa anomalía, hija de una propaganda totalitaria y falseadora de la historia,  que amenaza gravemente la convivencia cívica en paz y en libertad.

 

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Historia criminal del PSOE (I) / “Razón libertaria” / Iglesia e Hispanidad.

¿Qué le parece la frase de Abascal sobre la historia criminal del PSOE?

–Me parece muy descriptiva. Y que uno de los grandes errores de la democracia fue haber ocultado cuidadosamente esa historia, por izquierda y derecha desde la transición.  La derecha, lo más que ha hecho son algunos pellizcos de monja, para a continuación seguir las iniciativas políticas del PSOE. Ya con Suárez,  con Aznar y no digamos con Rajoy. Por consiguiente, esa historia debe ser conocida, la he tratado en libros, pero iré haciendo un amplio resumen en el blog. Ya que ellos insisten mucho en la historia, para falsificarla y justificar así sus desmanes actuales, es preciso insistir en ella para restablecer la verdad, porque de la verdad va a depender que la democracia o la propia España salgan adelante.

Me temo que ni sus libros ni su blog van a contribuir gran cosa a ese fin. Los grandes medios y la universidad están en sus manos.

–Sí, esta derecha de señoritos chulillos, ignaros  y cutres ha entregado los medios y la universidad a la izquierda y los separatistas. Por lo tanto es preciso redoblar los esfuerzos contra todo eso. El gran problema que encontramos siempre es el mismo: mucha gente ve con más o menos claridad, que la sociedad sigue un camino siniestro, pero encuentra la excusa para no hacer nada al considerar eso de los medios y la universidad. En lugar de encontrar ahí un estímulo para esforzarse. Espero que haya suficientes lectores del blog para difundir esta historia a todos los niveles. Y hay que hacerlo con valor y tenacidad.

No obstante, condenar al PSOE en bloque parece excesivo. De todos modos, sus miembros son personas como los demás, con sus vicios y virtudes.

–Sí, son personas como las demás, y eso quiere decir que al menos parte de ellas pueden recapacitar. Porque los socialistas son los primeros que ignoran la historia de su partido. Pero eso tiene poco que ver con el asunto. No estamos hablando de personas particulares, sino de su acción de conjunto como partido.  También está claro que no todo lo que hizo el PSOE está mal, pero si hacemos un balance entre lo que ha hecho bien y lo que ha hecho mal, lo segundo pesa mucho, muchísimo más que lo primero.

Diga algunas cosas que ha hecho bien.

–Por ejemplo: aunque en la práctica sus medidas siempre han perjudicado a los obreros, su misma demagogia ha servido para plantear la necesidad de mejorar las condiciones de vida sociales, cosa que, paradójicamente, han hecho más bien las derechas, sobre todo en el franquismo. Pero creo que las derechas, por sí mismas, apenas se habrían preocupado. También han expandido el gasto público en medidas sanitarias, en  la enseñanza universitaria y otros aspectos beneficiosos en principio. Claro que lo han hecho con una gran dosis de corrupción y destrozando el nivel intelectual de la enseñanza, pero el mero hecho de aumentar el gasto ha sido bueno. Ahora bien, el PSOE ha sido el partido que, con el terrorismo anarquista y los separatismos, más contribuyó a hundir el régimen liberal de la Restauración, con el que España iba saliendo adelante. Y forzó así la dictadura de Primo de Rivera. Luego, en la república, fue el partido que dinamitó la democracia y la mera convivencia, con su pistolerismo, su insurrección, sus fraudes electorales y sus asesinatos, siempre en compañía de los separatismos. Fue el partido que causó la guerra civil, porque la quiso y la organizó, el que puso al Frente Popular bajo la tutela de Stalin, el que organizó el robo sistemático del patrimonio artístico y de bienes particulares… Y el que desde la transición se ha ocupado sobre todo en destruir el estado de derecho matando a Montesquieu y desacreditando a la democracia mediante una corrupción masiva, el incumplimiento o desvirtuación de las leyes, el terrorismo de gobierno, la colaboración con los separatismos, el rescate de la ETA… Claro que ha podido hacerlo gracias a que el PP nunca ofició de verdadera oposición, sino de compinche. Compinche despreciado por el propio PSOE y los separatistas, pero compinche.

Ha olvidado usted decir que colaboró con la dictadura de Primo de Rivera.

–Eso, precisamente, hay que anotarlo a su favor. Entonces, por unos años, el PSOE se convirtió en un partido razonable con una acción fructífera. Aunque fuera en contra de sus presupuestos doctrinales, o precisamente por eso. Fue la única época en que el PSOE obró positivamente. Ah, y durante el franquismo, en que hizo a los españoles el enorme beneficio de desaparecer dentro del país, sin imitar a los comunistas, que sí lucharon, y de entretenerse en el exilio disputándose sus  jefes  los inmensos tesoros robados a la nación. Realmente ha sido lo más positivo que hizo el PSOE en su historia, colaborar con Primo de Rivera y desaparecer bajo el franquismo. En conjunto ha sido el partido más nefasto y perjudicial para España en el siglo XX y lo que va del XXI.

Habrá quien se pregunte a qué se debe eso.

–De manera muy escueta, le recordaré que en la Transición hubo un altercado interno en el PSOE sobre el marxismo.  Como le dificultaba ganar votos, fue abandonado en apariencia. En la práctica nunca lo fue. Jamás ha habido un análisis de lo que supuso esa teoría en la historia realmente criminal de ese partido. Pero eso lo analizaremos al final de esta serie. Empezaremos por los hechos concretos. Y empezaremos también por la guerra civil, para remontarnos luego más atrás.

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Libertarismo

Al exponer en mi último libro las ideologías en confrontación durante la guerra civil he señalado un rasgo importante de cada una de ellas, aunque no tendría por qué ser definitorio y en parte resulta algo arbitrario. Así “la razón igualitaria” en el marxismo, “la razón económica” en el liberalismo, etc. Pero alguien me ha criticado lo de “la razón libertaria” en el anarquismo, puesto que libertario  es sinónimo de ácrata. Como si pusiera “el liberalismo o la razón liberal”.  Pero no es lo mismo. En primer lugar, al  señalarlos como razones, estoy excluyendo de ellos el elemento religioso, pues todas afirman asentarse en la razón humana. Y el libertarismo es el contenido profundo de la anarquía: defiende la absoluta independencia o soberanía del individuo con respecto a la sociedad. Su lógica podría ser algo parecido a esto: “yo tengo mi vida, que se acabará un día, y no puedo supeditarme a las normas o intereses de otros, que mermarían y deformarían mi propia existencia. Nadie puede tener autoridad sobre mí, ya que nadie es superior a mí, aunque quiera invocar a su favor a un dios inexistente para limitar o destruir mi libertad. La mayoría de la gente se somete a las normas que otros imponen, y lo hace por ignorancia de sí mismo y por cobardía. Yo debo realizar los deseos que la naturaleza ha puesto en mí, sin ninguna limitación externa, salvo las que yo mismo me imponga si lo tengo a bien“. Por eso la figura del bandido ha gozado de tanto aprecio tradicionalmente en medios anarquistas. Como vemos, tiene mucha relación también con el sentimiento del yo, del que hemos hablado un poco recientemente. Cosas como estas ayudan a entender la conducta de la CNT-FAI en la guerra.

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Nueva historia de España: de la II guerra púnica al siglo XXI (Bolsillo (la Esfera))

Iglesia e Hispanidad

Usted considera entonces que la Iglesia está en contra de España y de la Hispanidad.

–Usted no lee bien. Lo que digo es que España, la Hispanidad y la Iglesia católica son cosas distintas y a veces opuestas, como ahora mismo. Pero históricamente España no solo  ha sido católica, sino la mayor defensora y difusora del catolicismo en los siglos XVI-XVII. Y aun entonces con choques bastante graves con la Iglesia. Hoy, desde hace mucho tiempo, no puede plantearse de esa manera una política o gran política. El franquismo cometió un grave error al identificarse demasiado con la Iglesia. Tenía necesariamente que reivindicar su importancia, pero sin esa identificación que se demostraría  casi suicida.

Pero ha dicho que los misioneros dejaban de lado la lengua y cultura españolas.

–En gran medida fue así. Claro que de un modo u otro contribuían a extenderlas, pero de modo secundario. El ejemplo mejor lo tiene en Filipinas, donde las órdenes religiosas tuvieron un poder extraordinario. Y allí el español casi ha desaparecido, porque solo se hablaba en los medios españoles  en algunas ciudades y en sus círculos próximos. De ahí que a los useños les fuera tan fácil ir marginándolo e implantando el inglés, y hoy ni siquiera es lengua oficial por respetar la historia. Las oficiales son el inglés y el tagalo, creo. Pero en definitiva todo eso es secundario hoy. Se trata de plantear  si es posible hacer algo serio con la hispanidad, yo creo que sí, pero hay que partir de una apreciación realista de dónde estamos.

 

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