Aunque se la conoce por un mismo nombre, la II Guerra Mundial incluyó en realidad tres muy distintas. La del Pacífico enfrentó a Usa, secundariamente a Inglaterra, con Japón; la de Rusia, a Alemania y la URSS; y la de Europa occidental, a Alemania y las potencias anglosajonas. Como expongo en Europa, una introducción a su historia, En Europa fue la Guerra de las Tres Ideologías derivadas de la Ilustración y su fe en una Razón todopoderosa: liberalismo, marxismo y fascismo.
Cada una de ellas tuvo un espíritu y una conducción muy diferente. La del Pacífico fue fundamentalmente aeronaval, aunque con choques de infantería significativos; la de Europa occidental debe compararse con la de Rusia, mucho más civilizada por así decir la primera y mucho más brutal y salvaje la segunda. lo último es normal, pues Hitler no tenía intención de someter y colonizar a los países al oeste de Alemania, mientras que la guerra en el oeste le fue impuesta. En cambio su gran designio del Reich para mil años, con la Gran Alemania extendida hasta los Urales, entrañaba una lucha a vida o muerte, literalmente, en la que el terror y los crímenes de guerra y el genocidio fueron elementos comunes a los dos bandos. Si bien no se puede juzgar lo mismo a quienes pretendían reducir a servidumbre a los eslavos que a estos resistiéndose con todas sus fuerzas. Fue la resistencia soviética la que, ante todo, echó abajo las aspiraciones hitlerianas.
La guerra en Europa empezó con un pacto entre Hitler y Stalin para repartirse Polonia, que motivó la declaración de guerra anglofrancesa a Alemania (pero no a la URSS), y se desarrolló desde veintiún meses después por una alianza alianza entre Stalin, Roosevelt y Churchill contra Hitler. El peso principal, con diferencia, lo llevó la Unión Soviética, basta comparar las proporciones de muertos con sus aliados. En el oeste, los anglosajones cometieron probablemente más crímenes de guerra que los alemanes.
En cuanto a España, Franco temió desde un principio una guerra parecida a la anterior mundial, cuyo gran beneficiario sería Stalin, y por eso declaró desde 1938, en plena guerra civil, la neutralidad en una contienda tal, neutralidad que reafirmó al producirse la invasión de Polonia. La facilidad y rapidez con que los alemanes se impusieron al ejército francoinglés quizá le hicieron vacilar en un primer momento, pero mantuvo la línea de neutralidad, contra viento y marea y en medio de los peligrosos remolinos de la contienda. Ello libró a España de una guerra en que los crímenes más brutales fueron cometidos por todos los bandos, aunque los mayores culpables fueran los nacionalsocialistas. Solo por eso, y a pesar de las penurias heredadas del Frente Popular y sostenidas por el semibloqueo inglés, debemos considerar los años 40 como una época espléndida para España.
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Arqueología e historia.
Schliemann descubrió una nueva civilización partiendo de La Ilíada. Si no fuera por él, el descubrimiento habría tardado mucho más. Pero supongamos que no existiesen los poemas de Homero ni otras referencias griegas sobre aquellos sucesos: la arqueología apenas podría informarnos más que de una civilización con ciertas características técnicas y una evolución muy grosso modo a lo largo de los pocos siglos que duró. La vida que hubiera en ella se nos habría escapado.
Esto se aplica muy bien a la caída de aquella civilización, de la que solo constan relatos muy vagos y legendarios que han dado lugar a especulaciones: ¿Caería por invasiones externas? ¿O por guerras civiles? ¿O por una catástrofe climática que despoblara por hambre la región? ¿O por todo ello junto? Creo que la hipótesis más tradicional, la de la invasión, es la más probable. Una guerra civil no habría acabado con todos los centros micénicos (parece que solo Atenas se salvó), sino que había destruido unos fortaleciendo al mismo tiempo a los vencedores. Una catástrofe climática parece que se ha descartado. También se han mencionado terremotos, pero uno que hubiera liquidado de un golpe todos los palacios suena excesivo. La arqueología solo demuestra que en vísperas del derrumbe se estaban reforzando las defensas de las ciudades. La única objeción a la tesis de la invasión es que apenas aparecen por ahora signos de la cultura de los invasores en los centros precariamente reconstruidos.
Sin embargo conocemos bien una invasión parecida con la caída del Imperio romano de occidente, y sus enormes destrucciones, empobrecimiento y reducción demográfica. De esta conocemos en cambio a los jefes de los invasores, muchas de sus acciones y creencias, etc., cosa que nos está vedada para los micénicos. Lo único que sabemos de estos a ciencia cierta es que su civilización sucumbió: a manos de quiénes o quiénes dirigían la defensa y los avatares de la lucha, de eso no nos informarán jamás las piedras.
Otro aspecto arqueológico que puede inducir a error son las tablillas traducidas en los palacios: ofrecen la imagen de una sociedad sumamente burocrática y jerarquizada, de unos reyes y nobles minuciosos dedicados a administrar sus bienes. De ellos parecen estar ausentes sucesos como los que nos narran los poemas. Pero es una ilusión: los poemas aportan mucha más verdad que los restos arqueológicos: nos informan de la vida humana contenida en esas piedras y tablillas, su manera de afrontar la vida, sus terrores, crímenes, angustias y placeres, todo ello volatilizado en el tiempo. Y es lo que más nos interesa.
La vida propiamente humana de aquella cultura se nos escaparía sin los fantásticos documentos de los poemas homéricos, otras leyendas relacionadas, y la mitología griega. Tengo idea –desde luego no soy especialista—de que los héroes míticos desaparecen con la cultura micénica. Los últimos son los descendientes de los héroes homéricos, realmente de uno de ellos, Agamenón (Orestes y Electra), y un atisbo en el hijo de Odiseo (Telémaco) si no recuerdo mal. Los dioses, desde luego, permanecieron e incluso se ampliaron, pero los relatos de héroes terminan ahí. Quiero decir es que la cultura micénica habría demostrado un esplendor pocas veces igualado en su comprensión del alma y el destino humanos, una capacidad poética y fantasía que seguirán fascinando a las personas a lo largo de los siglos, por mucho que después los relatos se hubieran complicado o elaborado.
Homero es muy posterior a la caída de Troya, pero indudablemente no habría podido componer sus poemas sin una tradición de cantos épicos relacionados desde cinco siglos antes. De modo que la Edad Oscura tuvo que estar lo bastante impresionada por los viejos relatos como para mantener un intenso recuerdo de aquella época. Lo llamativo, en cambio, es que no hayan quedado leyendas y relatos de la caída de Micenas y demás, como los de la caída de Troya. Quizá fue visto como algo indigno de recordarse.
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Hay un programa de historia dirigido contra la ley de falsedad histórica, contra el Himalaya de falsedades, dicho por Besteiro, en que se asentó el Frente Popular y sobre el que un nuevo frente popular quiere asentar una nueva tiranía. Ese programa es “Una hora con la Historia”. La ley es totalitaria e identifica a sus autores con los asesinos y torturadores que cayeron en manos de los nacionales, los cuales fueron juzgados y muchos de ellos fusilados. Los legisladores de la nueva tiranía llaman “víctimas del franquismo” a aquellos delincuentes, cuando si son víctimas de alguien es de sus jefes, que los abandonaron a su suerte mientras ellos huían con grandes tesoros robados. Es también totalitaria porque es subvencionada, obligando a todos los españoles, les guste o no, a pagar esa propaganda siniestra.
En esta lucha de David contra Goliat, es necesario que contribuyan todos los que sientan respeto por la verdad y la libertad. Una hora con la Historia debe llegar a cientos de miles de personas, y eso dependerá de sus oyentes en un doble sentido: mediante un esfuerzo de difusión y comentario de los programas a través de las redes sociales y otros medios; y mediante la colaboración económica. El programa se sostiene con muy pocos medios, y bastaría que unos 300 oyentes dieran a su banco la orden de ingresar 10 euros al mes para que el programa pudiese continuar sin problemas. Es una empresa que nos compete a todos, y que con el compromiso de todos puede demoler esta amenaza permanente sobre la libertad y sobre la misma España. Pues el Frente Popular antiguo y nuevo, es básicamente una alianza de totalitarios y separatistas. Y no podemos consentir que nos impongan su ley.
¿Quién estuvo detrás del asesinato de Carrero? https://www.youtube.com/watch?v=2i2MkxBvw5I
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