El gran debate: qué fue el franquismo y qué entender por democracia / Elecciones vitales

Dice usted que hay que aprender del franquismo. ¿Qué, en definitiva?

–Eso habría que discutirlo mucho. Pero si el franquismo fue capaz de derrotar a totalitarios y separatistas, de evitar la guerra mundial, de  desafiar y sostenerse contra la hostilidad realmente delictiva de medio mundo, de reconstruir el país sin deudas políticas, económicas y morales externas, de conseguir una salud social, una estabilidad social y una esperanza de vida muy destacadas  en un país tradicionalmente poco lucido  en ambas cosas, en  hacer de España una potencia económica considerable… Si consiguió todo eso y otras cosas , algo habrá que aprender de él, seguramente. Creo que es el gran tema de pensamiento político que habría que abordar. No se puede despachar con esa estupidez de la dictadura y la democracia ni con las palmarias falsedades de la memoria histórica. Si queda algo de democracia actualmente viene de la herencia de estabilidad que dejó, no de los autodenominados demócratas, que en España han sido demasiadas veces bandas de botarates y corruptos. Eso ya lo decía Azaña, tan lúcido con sus compañeros como ciego hacia sí mismo.

Sin embargo el franquismo ha sido analizado por arriba y por abajo, desde la izquierda y desde la derecha, y desde el propio franquismo.

–Un análisis que no tenga muy en cuenta los hechos mencionados, sus logros reales, la transición a la democracia, y que se dedique a denigrar a aquel régimen en nombre de una democracia de pandereta… Si no empieza por ahí no irá muy lejos. Porque en España no existe pensamiento democrático, todo se reduce a cuatro tópicos simplones. O que ensalce al franquismo, pero como un régimen en definitiva normal… Todo eso vale poco.

Se entiende que para usted el franquismo no fue un régimen normal.

–Claro que no lo fue. Fue una excepción en Europa. Y una excepción positiva. Observe usted la frase-programa de Ortega: “España el problema, Europa la solución”. Una frase estúpida, pero que ha tenido tal éxito que la opinión casi generalizada es que ¡por fin, después del franquismo, habíamos “entrado en Europa”! Se había cumplido el programa de Ortega y ya éramos “normales”. Lo de Ortega tiene interés por otra causa: porque al volver del exilio en el 46, encontró al país “con una salud casi insultante” en medio del desastre moral y político del resto del continente. Creo que fue un giro radical en su punto de vista, que no llegó a desarrollar, en parte por la hostilidad que le manifestó la jerarquía eclesiástica. Hostilidad, hay que decirlo, sin ningún efecto práctico de persecución o cosa así. El franquismo fue muy poco despótico, culturalmente.

¿España debería distanciarse de Europa, entonces?

–Yo creo que España es diferente, como decía aquel lema del franquismo. No es que lo crea, es que es así. Aunque en cierto modo es no decir nada, porque Europa es un continente repleto de diferencias nacionales, cada país tiene su historia y características culturales muy marcadas, dentro de una raíz más o menos común. Así que hay que especificar en qué consiste esa diferencia. Por lo pronto, en el siglo XX España se ha desmarcado de las dos grandes guerras que en cambio afectaron a casi todas las demás naciones. No cayó luego bajo la tutela useña, se reconstruyó con sus propias fuerzas, siempre insisto en esto porque me parece crucial, mantuvo con más fuerza que otros la raíz cristiana, etc.  Estas diferencias tienen su valor. Pero la actitud de los políticos y de gran parte de la población es de un servilismo inaudito hacia lo que llaman “europa” y que ellos mismos no saben de qué se trata.

¿Europa, entonces, no ofrece nada a España?

A nuestros políticos parece que les ofrece mucho, pero creo que al país le ofrece su desaparición histórica y cultural. Lo voy a exponer de otro modo: no hay debate sobre Europa porque casi nadie sabe gran cosa del asunto, ni tampoco le interesa. Es una palabra mágica para un pensamiento mágico. En cambio sí hay un debate, aunque nada racional, sobre la guerra civil,  que se quiere presentar como una guerra entre demócratas y fascistas o reaccionarios o como se les quiera llamar. La cuestión es totalmente falsa. La cuestión real es: ¿por qué ganaron los nacionales y por qué fueron capaces de construir un régimen tan fructífero? Hay que elevar el debate en esa dirección. Y, claro, especificar qué entendemos por democracia. Los que dicen que el Frente popular representaba la democracia nos aclaran que para ellos la democracia consiste en elecciones falsificadas, en aplastar y asesinar a la oposición, en reparto de armas a los sindicatos, en terror entre los mismos componentes del Frente Popular, en dependencia total, militar y política, de Stalin, etc.  El debate es ese: qué aprender del franquismo, lo que exige analizarlo en profundidad, y qué entender por democracia. A partir de ahí se podría abordar el papel de España en Europa y en Hispanoamérica.

Los Mitos Del Franquismo (Historia)La guerra civil y los problemas de la democracia en España (Nuevo Ensayo)europa: introduccion a su historia-pio moa-9788490608449

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Acerca de la discusión que han tenido hace unos días sobre la elección de Odiseo o Ulises. ¿Por qué no quiere quedarse  Ulises con Calipso, con todas las maravillas que le ofrece? ¿Por qué quiere volver con Penélope  y a sabiendas de que muy fácilmente no lo logrará y terminará en el fondo del mar antes de alcanzarla?  ¿Qué simbolizan Calipso y Penélope? Permítanme una interpretación aventurada. Calipso representa una vida infantil para siempre, cuidada como en una cuna, de puro placer, como un niño cuidado en la cuna pero para toda su vida. El niño no conoce la muerte tampoco. Ulises rechaza todo eso, que es el ideal de las utopías, que es el ideal totalitario. Acepta su destino como hombre, sus peligros y sus sufrimientos.  Eso es lo que elige. Y Penélope representa el ideal humano, no utópico, conseguir una calma transitoria e insegura hasta que llegue la vejez y la muerte. ¿Qué les parece? Respecto a su novela: los dos personajes son arrastrados por las circunstancias en la primera parte, pero en la segunda eligen aposta  el sufrimiento y el riesgo mortal, y el riesgo se cumple en uno de ellos, quiero decir que encuentra la muerte. Ulises arrostra peligros para conseguir aquella calma que he dicho, pero estos hacen lo contrario: quieren alejarse de la calma humana. ¿Por qué? ¿Quieren expiar algo? Me gustaría discutir el tema, porque la literatura es pensamiento sobre la vida humana, y su blog es bastante de pensamiento  Un lector

 

 

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Españoletes cosmopaletos/ Por qué la guerra civil no acaba de asimilarse.

¿Pudo el KGB estar detrás del asesinato de Carrero? Sin ser probable, lo es mucho más que la CIA. https://www.youtube.com/watch?v=2i2MkxBvw5I

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Europa, la gran desconocida de los europeístas españoles:

europa: introduccion a su historia-pio moa-9788490608449

Breves textos para difundir en las redes y por otro medios:

**No hay españolete cosmopaleto que no se sienta superior a su país y admire a algún otro del que ignora casi todo.

**Yo no compro en establecimientos españoles con nombre o publicidad en inglés. Hay que rechazar la colonización cultural

**Es asombrosa la preocupación por que el PSOE gobierne con el apoyo  antiespañol de los separatistas. El PP no ha hecho otra cosa en todos sus gobiernos. Unos son antiespañoles, los otros los apoyan y financian.

**Me dicen personas solventes que en el PP se abre paso la “solución” de una España confederal. Por lo pronto, el PP, como el PSOE, ya es confederal y copia de los separatismos en todas las regiones

** El PP no va a cambiar: percibe que el auge del patriotismo español puede quitarle votos, y maniobra hablando mucho de “España” para anular a VOX y reencauzar su política hacia el “confederalismo”. El partido de los cabestros.

**No puede decirse que el PP sea antiespañol. Simplemente es indiferente a España. Por eso combina la entrega de soberanía a los separatistas y a la UE. Cree que defender a España es perjudicial para sus intereses de partido.

**No creía que Inda fuera tan ingenuo como para felicitar al Doctor por frenar a Podemos. El Doctor “frena” a Podemos podemizando el PSOE. En España el análisis político es un chiste.

**Para el Doctor, ultrajar la tumba de Franco es un objetivo esencial. Porque Franco es la monarquía, la salvación de la Iglesia y las condiciones para una democracia. Las tres cosas que odia el Doctor en fraudes.

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Los Mitos Del Franquismo (Historia)La guerra civil y los problemas de la democracia en España (Nuevo Ensayo)el derrumbe de la segunda republica pio moa 9788499201849

 

Errores de Vázquez

El artículo de Francisco Vázquez sobre la memoria histórica,  comentado aquí el otro día, no deja de ser un avance para proceder de un socialista. Pero comete una serie de errores que conviene resaltar.

1. La ley de memoria histórica debe ser derogada, pero no por el argumento sentimental de superar una “guerra entre hermanos”, sino, en primer lugar, porque es una ley totalitaria, propia de un estado de tipo norcoreano. En ninguna democracia decide el poder lo que los ciudadanos deben pensar del pasado, vulnerando los derechos de expresión, conciencia y cátedra. Su promulgación ya indica la práctica ausencia de cultura democrática en la mayoría de los actuales políticos y en la universidad. Su derogación argumentada, en cambio, constituiría un avance hacia una democracia real

2.- Esa ley debe ser derogada también por ser eminentemente falsaria. La guerra no se libró contra una democracia, sino contra un conglomerado de  totalitarios y separatistas, muy destacadamente el PSOE.  Al atribuirse ese conglomerado la defensa de la democracia, desacreditaron esta para muchos años. Como la están desacreditando ahora con la memoria histórica, también en nombre de una democracia tan fraudulenta como el doctorado del fulano que hoy gobierna el país.

3. Debe ser derogada también porque exalta como “víctimas del franquismo2 por “el delito de pensar de modo diferente a los peores torturadores y asesinos de las chekas con quienes se identifican evidentemente los autores de la ley, empezando por el PSOE

4. No se puede equiparar esa ley con la de la represión del comunismo y la masonería, pues esta última no se dirigía contra libertades de conciencia y pensamiento, sino contra las acciones criminales, demasiado recientes, del comunismo y muy presuntas de la masonería.

 5. La reconciliación nacional no se alcanzó en la transición sino enseguida después de la victoria de los nacionales, y se alcanzó precisamente sobre la derrota de totalitarios y separatistas. En la Transición volvió a darse a estos cancha, dinero y facilidades excesivas, pese a no representar por entonces casi nada. Gracias a esas prebendas otorgadas sin contrapartida, hoy España vive en golpe de estado permanente, se imponen leyes antidemocráticas como esta o las de género, y se intenta disolver la soberanía de España.

6. No se puede equiparar la matanza real de Paracuellos con la inventada por la propaganda en la plaza de toros de Badajoz. Hacerlo revela, o una deshonestidad muy profunda o una ignorancia indisculpable en un político, periodista o intelectual a estas altura.

7. Tampoco viene al caso hablar de la connivencia nazi-soviética con que empezó la guerra mundial. Porque duró más la connivencia entre democracias anglosajonas y Stalin, con que terminó la guerra. ¿Deberíamos condenar también oficialmente a los gobiernos inglés y useño en nombre de no sé qué memoria? Basta decirlo para entender el absurdo en que se cae cuando no se parte de un discurso claro y se embrollan unas cosas y otras.  España es el único país europeo  que no debe nada ni al ejército useño ni al soviético, ni a las finanzas useñas, ni a los fascismos (la ayuda recibida en la guerra civil, bastante antes de que los nazis cometieran sus genocidios, fue pagada). Por eso sobra también la referencia a Roosevelt, de quien podrían recordarse también algunas infamias que en todo caso nosotros no podemos juzgar hoy, y mucho menos de manera oficial.

8. Incidentalmente, el “moderado José Giral”, que por lo visto “lloró” cuando la matanza de la Cárcel Modelo, fue el que armó a los sindicatos, desatando persecuciones de crueldad espantosa, y su gobierno creó la cheka de Fomento, la peor de aquellos meses, cerrada por Carrillo y no precisamente para disminuir el terror. En cuanto a Azaña, se pasó la guerra dimitiendo pero sin dimitir. A él se debe gran parte de lo que pasó.

   Estas cosas deberían entrar hoy en el bagaje de conocimientos históricos de cualquier persona, sin necesidad alguna de leyes al efecto. Pero resulta que no es así, y mientras siga sin serlo, la guerra civil seguirá gravitando como  una pesadilla sobre la sociedad española

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Francisco Vázquez, cunda el ejemplo… con reparos

Un distinguido amigo me ha enviado este comentario:

Bien por Francisco Vázquez sobre la (des)Memoria Histórica, pero, ¿fue Badajoz igual a Paracuellos?

En el ABC del 23 de agosto, Francisco Vázquez, una figura política de referencia en Galicia dentro y fuera del PSOE, gran alcalde de La Coruña, con un brillante desempeño en la embajada en el Vaticano, siempre defensor y promotor de las mejores iniciativas culturales, ha publicado una muy buena reflexión sobre la llamada Ley de Memoria Histórica. Nacida como una de las aportaciones más estúpidas y peligrosas de Rodríguez Zapatero, un verdadero rebuzno contra la Transición democrática, Rajoy, asombrosamente, no quiso tocarla a pesar de su mayoría absoluta en ambas Cámaras.  Y el actual gobierno de Sánchez se propone hacer aún peor el disparate.

La “Memoria Histórica” que defienden ahora el PSOE, Podemos y sus aliados exterroristas, separatistas y tutti quanti, trata de imponer una versión única  de lo que ocurrió durante la II República, la guerra civil y los 35 años de régimen franquista.  Las demás versiones estarían prohibidas y quienes se atrevan a defenderlas podrían ser objeto de sanción penal. El silencio -cuando no el apoyo- de la Universidad, de los historiadores, de la gran mayoría de los políticos -algunos sectores del PP y VOX excluidos- y de casi todos los medios de comunicación -las televisiones, casi sin excepción, en primer lugar- son una demostración de la bajísima calidad intelectual y moral  de nuestra vida política y académica. 

Por eso, es muy de agradecer el artículo de Francisco Vázquez explicando su rechazo a todo este engendro, que hace pensar en tiranías muy alejadas de las democracias occidentales. Pero algunos de los bulos de la versión que quiere imponer la “Memoria Histórica” están tan instalados que, en su Tercera de ABC, Vázquez se ha dejado llevar por el que es, quizá, el más correoso y popular de todos: la supuesta matanza de la Plaza de Toros de Badajoz. 

Vázquez pone en paralelo lo supuestamente ocurrido en Badajoz, en agosto de 1936, con el asesinato en Paracuellos y Torrejón, en noviembre y diciembre de ese año, de unas 4.000 personas, cuyo único delito era ser hipotéticamente sospechosas de simpatizar con la sublevación militar. El problema es que la matanza de Badajoz, según la propagandeó el gobierno del Frente Popular y han repetido y divulgado, desde entonces, la mayoría de los historiadores, nunca existió.

 Si Vázquez quiere ponerse al día sobre lo que se ha investigado y averiguado durante los últimos veinte años se convencerá enseguida de que en Badajoz hubo una durísima lucha entre las fuerzas atacantes -en gran parte, legionarios- y los defensores de la ciudad, soldados del Ejército fieles al gobierno del Frente Popular y milicianos, con centenares de muertos por ambos bandos, seguida, tras la toma de la ciudad, de ejecuciones de milicianos y soldados combatientes que se habían rendido o habían sido capturados por los atacantes. Pero ni hubo matanzas en la Plaza de Toros, amenizadas por la orquestina que se inventó en Madrid algún creativo de la propaganda frentepopulista, ni el número de ejecutados después de los combates por las fuerzas de Yagüe debió de superar el 5% de los asesinados en Paracuellos y Torrejón.

No, Paracuellos y Torrejón no tuvieron nada que ver con lo realmente ocurrido en Badajoz y no se pueden poner en paralelo.

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Sobre la matanza de Badajoz en “Una hora con la Historia”: https://www.youtube.com/watch?v=xWeyfHiI8zk

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Un caso de heroísmo: el debate parlamentario entre Dencàs y Companys

(El debate en el Parlament entre Dencàs y Companys es enormemente esclarecedeor, y quizá por ello no aparece en casi ninguna historia de la época. Arrarás se refiere a él brevemente, y muy pocos historiadores más. Me extendí más de lo común en Los orígenes de la guerra civil)

En reacción a la campaña de Companys y los suyos contra Dencàs y Badía para convertirlos en el chivo expiatorio del desastre de la rebelión de octubre del 34, y que indirectamente costaría la vida a los hermanos Badía (http://historia.libertaddigital.com/el-asesinato-de-los-hermanos-badia-1276238379.html), Dencàs consiguió un debate en el Parlament  los días 6 y 7 de junio de 1936, poco antes de recomenzar la guerra civil.

“Companys acusó a Dencàs de que le había telefoneado la noche de aquel 6 de octubre (fecha del alzamiento de los separatistas), “haciéndole saber que “estábamos absolutamente batidos, que estábamos rodeados” y pidiéndole  refuerzos (y que) Dencàs le animó prometiéndole 400 milicianos.

   Alegaría Dencàs que había decidido retener  a los escamots en sus locales para evitar los tiros entre ellos, y esperar al alba, cuando la claridad permitiría evitar las confusiones. Además pensaba reservar aquellas fuerzas para encuadrar  a las masas populares que, según se esperaba, acudirían al amanecer desde fuera de Barcelona. Companys le replicó acremente: “Su Señoría esperaba la mañana para que, entonces, llegasen los elementos de fuera, los cuales, junto con las concentraciones que Su Señoría había preparado, derrotarían a los ejércitos  que estaban emplazados estratégicamente en todas las plazas y en todas las calles de Barcelona”. Dencàs, indignado, le interrumpió: “¡Un centenar! ¡Ciento veinte soldados, señor Presidente” aludiendo a la compañía que hostigaba a la Generalidad [y que, según Companys le tenían “absolutamente batido y rodeado”. El edificio nunca estuvo rodeado] Companys fingió no oírle e insistió impertérrito: “Entonces, cuando hubiera claridad y estuvieran todas las fuerzas emplazadas con los cañones, ametralladoras, etc., bajarían todos los refuerzos del exterior y en un momento derrotarían a aquel ejército establecido de forma estratégica en las plazas y calles de Barcelona (…) Si era así, ¿por qué no me lo dijo cuando le hablé, a las dos y a las cuarto?”

   Culpó a Dencàs de inducirle a engaño por haberle asegurado que las tropas tardarían “cuatro días en alcanzar la Generalidad, aunque fallasen las cuatro quintas partes de las fuerzas y disposiciones que tenían dadas: Presidente, no hace falta más que vuestra orden (…) Pero a las once y media nos tiroteaban el Palacio de la Generalidad”. Lo que Dencàs rebatió: “Dijo usted que que los cuatro días que yo decía que tardaría  en llegar el ejército (…) era el argumento en virtud del cual el Consejo se pronunció  por ir a la acción revolucionaria (…) Lo dije y lo mantengo (…) No lo decía yo, (sino) el comité de técnicos (…) una serie de señores preparados en estas materias que nos habían dicho que en la plaza de la República, en el Palacio de la Generalidad y en el Palacio del Ayuntamiento, enclavados en medio de una serie de callejas (…) cien hombres armados y resueltos harían imposible que una columna se acercara. Esta emplearía cuatro días, cuando menos, en poder cumplir su misión. Y usted sabe perfectamente que yo había dejado en el Palacio de la Generalidad no cien hombres como nos habían aconsejado los técnicos, había dejado allí la totalidad de los mozos de escuadra (…) mandados por un comandante valiente y a vuestras órdenes, que era el comandante Pérez Farràs (…) y que este núcleo selecto, este núcleo heroico, ese núcleo preparado yo lo dejaba en  el Palacio de la Generalidad”. A Companys le defendían, en efecto los 400 policías bien armados más 150 voluntarios, número mucho mayor que el de los sitiadores.

   En su libro sobre aquellos avatares, Dencàs citó una carta de Pérez Farràs: “La Generalidad (…) es un edificio sólido que no se derrumba así como así (…) Yo te aseguro que mientras hubiese vivido, ahí no entra nadie”. Pérez  habría estado dispuesto a resistir a ultranza, lo que “hubiera ocurrido si el Gobierno sale por la puerta de atrás, como yo le propuse; con ellos dentro, imposible, pues la moral era muy distinta”.(…) Companys tenía otras intenciones. Hacia las seis de la madrugada –acusó en el Parlament– “Por primera vez se oyó de labios del señor Dencàs un ¡viva España!, acompañado de aplausos”, lo cual “produjo una sensación muy deplorable (…) Pudo colegirse que todo estaba perdido” (…). Con tal motivo habían llovido sobre Dencàs los peores escarnios. Pero él lo explicó mejor al Parlament:  había dejado que un diputado socialista  radiara a los obreros catalanes un discurso de encendido nacionalismo, así que, “por pura gentileza”, apeló a su turno a los obreros españoles para que juntasen sus armas con las de los asturianos y catalanes. Lo cual “no era una negación de mi separatismo”.

   En torno a aquella hora un desolado Companys había telefoneado a Dencàs para anunciarle que capitulaba y pedirle su opinión. Dencàs afirmará, en 1936,  que la decisión de Companys le había sorprendido: “No sé cuales serán los motivos, los móviles y la justificación  de lo que me dice. Cataluña no nos podrá hacer ningún reproche si creéis honradamente que no hay posibilidad de resistir (…) Yo no sé qué hacer”. Companys le replicó en aquella sesión parlamentaria: “No me niegue Su Señoría un elogio que me conmovió. Su Señoría me dijo: “Señor Presidente, se ha portado usted como un héroe”. ¡No lo niegue, señor Dencás, sea honrado”. Dencàs lo admitió, y remachó el presidente: “Si dijo usted que yo había sido un héroe, es que confirmaba la capitulación”.

   La acerba y esclarecedora disputa entre Dencàs y Companys en el Parlamento catalán, año y medio después de los sucesos, obedecía a que Dencàs y Badía habían sido convertidos en cabeza de turco por aquella calamitosa noche. Sobre ellos se cebaban las burlas y maldiciones, mientras Companys salía glorificado como héroe nacional. Para defenderse  a sí mismo y la memoria del asesinado Badía, Dencàs leyó ante los diputados una carta  del finado, en la que ironizaba: “No cuenta nada el que aquella noche aciaga algunos nos jugáramos la vida. Nuestra obligación, sobre todo la mía, era capitular enseguida, sin luchar como lo hicimos [la verdad es que apenas habían luchado tampoco]. Y tenía la obligación de quedarme escondido en un despacho y sacar bandera blanca en cuanto hubiera oído un par de cañonazos. Di mal ejemplo al ser el único que con un grupo de voluntarios salió a la calle, y ahora lo he de pagar (…) Reconozco que merezco sólo desprecios e insultos, mientras que el apoyo material y moral lo tienen bien ganado aquellos valientes que permanecieron bien escondidos para rendirse a cambio de que les perdonasen la vida. Sí, hace muy bien la gente en ayudar y plañir por esos pobretes…” La lectura de la carta fue interrumpida por la furiosa protesta de los parlamentarios de la Esquerra. (En Los orígenes de la guerra civil española)

   Las mismas interrupciones impidieron a Dencàs terminar de exponer datos reveladores de los preparativos y planes armados de la Generalitat. Companys y los suyos, en efecto, habían sostenido ante los jueces que ellos no habían intentado ningún golpe, solo protegerse “¡de la CNT!”. Un historiador muy peculiar, el benedictino o ex benedictino Hilari Raguer, afirma que la sedición de Companys “no es una acción bélica, sino un gesto político por el cual se suma a las izquierdas españolas”. Con un par, como dicen los castizos.

(Hace cuatro años)

LOS ORIGENES DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

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El itinerante corazón de Macià / Un desbarre de César Vidal

Por qué la CIA no mató a Carrero y por qué Carrero no representaba “al franquismo”. https://www.youtube.com/watch?v=2i2MkxBvw5I

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Cuando murió Macià, primer presidente de la Generalidad en la república, le fue extraído el corazón, que según los separatistas, representaba el corazón de Cataluña. Macià tenía mucho de orate, como reconoce implícitamente su amigo Alcalá Zamora. En 1926 organizó una invasión de Cataluña desde Prats de Molló con sus “bravos almogávares”, al objeto de imponer por las armas la secesión de Cataluña. Como es habitual en las grandes empresas separatistas, la invasión quedó en nada cuando un grupo de gendarmes franceses detuvo sin la menor resistencia a los “almogávares”. Después, diversas complicidades masónicas permitieron a Macià convertir el juicio por su astracanada en Francia, en una plataforma de propaganda contra España.

  Los “hechos” de Prats de Molló convirtieron a Macià en motivo de irrisión en Cataluña. Sin embargo, por una reacción sentimental no inhabitual en circunstancias históricas cambiantes, Macià se convirtió en “héroe nacionalista” al llegar la república, como recuerda un asombrado Cambó. Y procedió a nuevas maniobras golpistas sin consecuencias. Macià murió en diciembre de 1933 y en una ceremonia (masónica, según algunos) el corazón le fue arrancado y guardado en una urna. Hacia el final de la guerra civil, Tarradellas se llevó el corazón a Francia, tras advertir a la familia que el cadáver había sido trasladado a un panteón diferente (Collaso Gil) para evitar profanaciones.

  Llegada la transición, el ayuntamiento de Barcelona preparó una gran ceremonia para devolver el corazón a su lugar de origen. Pero he aquí que el cadáver no se hallaba en el panteón, sino en su tumba original, que los nacionales no habían profanado. La sorpresa mayor se produce cuando se encuentra que el corazón no había sido extraído del cuerpo del pobre Macià. El escándalo fue eficazmente tapado y olvidado, pero no puede negarse que representa bastante bien lo que algunos llaman “la cultura del nacionalismo”, propiamente del separatismo.. Como “la misa negra en la cama de Macià”, de la que ya he hablado.

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   Tres antídotos  contra la ley de memoria histórica, demoledora de la democracia y de la historia:

Los Mitos Del Franquismo (Historia)La guerra civil y los problemas de la democracia en España (Nuevo Ensayo)el derrumbe de la segunda republica pio moa 9788499201849

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Afirma  César Vidal: En no escasa medida, el siglo XIX español fue un desangramiento nacional provocado por el intento –no siempre feliz– de los liberales por crear un estado moderno y la insistencia de la iglesia católica por abortar esa posibilidad

¿De verdad? El poco estimulante siglo XIX español fue un regalo de la invasión napoleónica, de carácter estrictamente contrario a la Iglesia. Hubo una resistencia no solo de gran parte de la Iglesia, sino popular, a unas reformas liberales bienintencionadas aunque sin mucho talento, que el pueblo identificaba con la Revolución y la invasión francesa y sus destrozos. Por desgracia, en la mentalidad popular el liberalismo llegó a España como un acompañamiento de dicha destructiva invasión y en parte también del brutal comportamiento (saqueos, asesinatos, violaciones, destrucción de manufacturas) de los “aliados” protestantes ingleses. Por ello fue una tendencia muy minoritaria que tomó auge apoyándose fundamentalmente en el ejército y en capas minoritarias.  

  Una muy dura guerra civil resolvió el asunto a favor de los liberales (las otras dos guerras carlistas tuvieron mucha menor importancia y las ganaron también los liberales). Por consiguiente, la inestabilidad de la época procedió en parte fundamental de las discordias entre la facción liberal moderada, más fructífera,  y la extremista, ansiosa de imitar a la Revolución francesa y autora de persecuciones y matanzas de religiosos. De ahí provino la plaga de los pronunciamientos, los espadones, las conspiraciones masónicas hasta derivar a una I República desastrosa que estuvo a un paso de destruir la nación española en una triple guerra civil. 

  El antagonismo creado entre amplios sectores de la Iglesia (y del pueblo) y los liberales, entró en vías de arreglo con la Restauración, un liberalismo moderado en relación bastante buena con la Iglesia y con el Vaticano. El “desangramiento” fue así contenido. Había sectores católicos muy reaccionarios, pero minoritarios y sin influencia política, a los que don César trata de dar un protagonismo definitorio, con poco respeto a la verdad.  Y la Restauración se vino abajo precisamente por el surgimiento de mesianismos ateos o ateoides, enemigos frontales de la Iglesia. Mesianismos inspirados, en gran medida, en la propaganda protestante de la Leyenda negra.  

    Creo que don César debiera matizar algo más tanto sus esquemas históricos como su admiración un tanto beata y acrítica por el protestantismo, que, aunque a don César le cueste creerlo, tiene en su haber crímenes y desastres de cierta consideración.  Sin olvidar que hay cierto abuso en  hablar de protestantismo, cuando las doctrinas de Lutero han dado lugar a decenas o cientos de iglesias enfrentadas entre sí, a menudo violentamente y cuyo único común denominador es la aversión a la Iglesia católica, única institución, si no estoy equivocado, que ha permanecido dos mil años superando a menudo crisis extremas frente a mil enemigos. Solo por este hecho debiera ser enfocada esa Iglesia con más precaución y menos “alegría” de la que suelen haber tenido sus muchos enterradores; que han terminado al final enterrados.

(Los dos textos en este blog hace cuatro años)

 

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