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“El Padrino”, el amor súbito y la épica delincuente / Sobre la autarquía.
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El rey y Gibraltar / Opiniones literarias
(Hace seis años, en este blog)
Han salido a la luz algunos documentos que prueban la connivencia del rey en el mantenimiento de la colonia inglesa en nuestro territorio. Desgraciadamente, Juan Carlos no es ningún modelo moral ni intelectual ni, por lo demás, le interesa de modo especial la unidad de España. El pretexto es que, si recobramos Gibraltar, Marruecos querrá hacerse con Ceuta y Melilla. Falso pretexto porque una línea tenazmente proseguida por Marruecos es la ocupación de ambas ciudades españolas, para lo cual ha procurado llenarlas de musulmanes, con la colaboración, una vez más, de los gobiernos antiespañoles del PSOE y no solo. Ejerce una presión constante, sin esperar a que recobremos Gibraltar. Ceuta y Melilla no son territorios a descolonizar sino, insistamos, ciudades españolas, y si no fuéramos capaces de defenderlas frente a un rival como Marruecos, entonces es que España se habría acabado definitivamente.
Hace años me comentó Sabino Fernández Campo unas actitudes de Juan Carlos en relación con Ceuta y Melilla. No las reproduciré porque él ya no puede corroborarlas. Sí diré que él estaba en profundo desacuerdo con el rey en este asunto. Y en otros, desde luego.
España está pasando por un fin de ciclo en el que la corrupción y la traición campan por sus respetos. La cosa puede terminar muy mal si no surge por fin una alternativa razonable.
Hoy el rey es Felipe VI. No ha mostrado por ahora el menor interés por Gibraltar y ha visitado Londres y recibido allí un premio como una especie de súbdito de la corona inglesa. Y ha surgido una alternativa o embrión de ella en VOX. De momento es lo que hay.
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Otras opiniones sobre la novela. Espero no aburrirles, pero comprendan que no quiera yo seguir el ejemplo de los grandes medios de masas, que hacen el vacío a mis libros.
**PRIEDE dijo…
Pues mire por donde, a mí el título me parece inmejorable. Si quiso llamar la atención del lector, lo consiguió. Esos golpes y gritos sobrecogen.
Sin embargo la novela es mala, malísima. No pude pasar de la página 50. A los personajes se les nota que han leído a Pío Moa y que tienen mucha gana de contárnoslo. Y digo esto considerando la prosa de Moa no ya buena, sino brillante; clara, concisa, diáfana. Pero, lo suyo no es la novela.
Creo que Moa debería de haber abordado la historia como alguien que rememora y cuenta en primera persona, sin dar vida a personajes. Dejar que los personajes deambulen solos y no se vayan por la tangente, es el mérito de un novelista, y Moa no lo ha conseguido.
Moa, quizá, debería meterse en la piel de otro y narrar hechos concretos, sin sentirse en la obligación de hablarnos de buenos y malos, o culpables y menos culpables. Un chequista doctrinario adscrito a la checa de Bellas Artes, podría dar juego. La justificación permanente de las atrocidades que comete, o ve o ampara, daría mucho juego. O los conflictos internos psicológicos a los que se ve sometido. Su disidencia final, que se produce, por ejemplo, por un hecho insólito que le conmueve.
Quizá en relatos breves su magnífica prosa hubiera relucido como merece, y no en boca de unos personajes que antes de que nos relaten lo sucedido ya han leído “Los mitos de la guerra civil”.
**Carlos López Díaz no está de acuerdo:

“Creo que Moa debería de haber abordado la historia como alguien que rememora y cuenta en primera persona, sin dar vida a personajes.”
Bueno, es evidente que es exactamente lo que hace Moa. Es un relato en primera persona de un anciano que recuerda su juventud y, claro, tiene que dar vida a personajes como la que sería su mujer, los hermanos de esta, y otros muchos. No estoy de acuerdo en absoluto con que la novela emita juicios en términos de malos y buenos: son los personajes quienes lo hacen, y distan mucho de ser marionetas, todos ellos tienen sus luces y sus sombras. Lo que diferencia a esta novela de otras sobre la guerra civil y el franquismo es precisamente que evita dejar constancia de los prejuicios progresistas (que Moa además no los tenga, es accidental, literariamente hablando), como se creen obligados otros. Pienso, por ejemplo, en Muñoz Molina y su “La noche de los tiempos”, novela estimable, pero que en algunos momentos pone en boca del narrador pensamientos de una pretendida ecuanimidad en plan “la tercera España” que provocan rubor, por lo inverosímil (…) Me he sentido apenado y triste tras la muerte de algunos de los protagonistas que iban quedando por el camino. Pero consigue que sigan vivos, de alguna manera hasta el Epílogo He visto odio, pero también mucho amor, en situaciones fáciles y difíciles. De un arma mortífera me queda la canción al viento de la muchacha enamorada al bajar al río por la mañana: la Katiusha. Realmente me sentí un poco D. Augusto Pérez ante el Maestro Unamuno, no para exigirle ni discutirle nada sino para agradecerle el placer inesperado de la lectura de su obra.
**Otra opinión en Facebook: Tino Gago Cienfuegos Nunca me gustaron las novelas, pero me enganchó de tal manera que me sentía parte de la misma, un figurante de carne y hueso dentro de ella. Con cada página mi imaginación se disparaba . Comparto lo que comenta usted. Podría seguir, y seguir hablando de ella……pero al buen entendedor
**En el blog de José Cuevas:
Ahora mismo, acabo de terminar una obra de Pío Moa: ”Sonaron gritos y golpes a la puerta”. Nunca había leído a este autor. Sinceramente la empecé con desgana tras ver lo brusco de su introito sumario y desbocado en sucesos. A medida que iba pasando páginas hizo nacer mi amistad hacia Paco y Berto, como si yo mismo fuera una prolongación de ellos. Realmente soy el menos indicado para emitir juicios u opiniones ante escritores de la talla de D. Pio Moa, o de cualquier otro de ahora o de siempre. El arte también nos llena de sensaciones y esas son las que quiero transmitir tras su lectura.
Destaco que con una increíble facilidad el autor me lleva a vivir todas las dichas y desdichas de los protagonistas, especialmente de Berto como si fuera junto a él, a su mismo lado, sufriendo por momentos y alegrándome en otros. Esquivando las balas y las traiciones. Superando los odios. ¿Es realmente una novela?. Para mí no; es bastante más que una narración de aventuras, de buenos y de malos, de ficción al gusto para deleite, de intrigas odios y sangre, crueldades, de encadenar hechos sin posicionamientos apodícticos. Siempre he dicho que un buen libro es el que te hace pensar y que pensar es como vivir más de dos veces. Con esta obra se han superado mis expectativas de vida, ya que en ella misma está la propia esencia del ser humano, también la mía, un poco la de todos. Es un torbellino de filosofía también, una búsqueda constante de algo que se desarrolla a lo largo de toda la obra. Es un desafío vivaz a sistemas y etiquetas hodiernas, va muy por encima de todo eso. No busca lo correcto en ella, sino el razonamiento y la verdad esquivando la absoluta, haciendo al lector partícipe y protagonista de sus propios pensamientos. No indica un camino, señala posibilidades de sendas.
Estoy convencido que Berto es el propio autor, o que habla por boca de aquél y vive en él mismo. De ahí tantas reflexiones y preguntas, pues solo desde las dudas se puede avanzar. A su vez está repleta de anécdotas, de datos y de historia misma. Desde los clásicos griegos que vienen a darle la bienvenida asomándose en alguna ocasión a ella, hasta los autores y pensadores más recientes o contemporáneos. Y conviven entre sí pacíficamente, mientras el frío en el frente de Rusia parece calarte el alma también. Esta obra tiene en sí misma el don de combinar mucha realidad y ficción en su regazo. Sobre todo no te obliga a
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*Por qué ni la CIA gobernaba a la ETA ni Usa tenía interés en asesinar a Carrero Blanco: https://www.youtube.com/watch?v=2i2MkxBvw5I
*Feminismo, una de las plagas de nuestro tiempo: https://www.youtube.com/watch?v=kCLVsOVtTUE
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¿Por qué odia a Franco el Doctor Democracia?
Llevamos cuarenta años de barra libre en mentiras sobre el régimen que recompuso a España del caos y miseria del Frente Popular. Es hora de contrarrestar la marea de la falsedad, y eso depende de que cuantos respeten la verdad. La pasividad no es admisible:
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Dejando aparte al votante iluso, considerarse socialista hoy solo puede hacerlo un estafador o un ignorante voluntario de la historia de su partido. El Doctor, desde luego, es de los primeros. Y lógicamente, por su espíritu de estafador, tan manifiesto en su doctorado como en sus pretensiones de demócrata, tiene que odiar a Franco, ya que este representa todo lo contrario.
Franco no derrotó a ninguna democracia, sino a un conglomerado de totalitarios y separatistas. Por eso lo odia el Doctor Democracia.
Franco no tuvo oposición democrática sino comunista, a la que venció siempre, mientras el PSOE se dedicaba a disfrutar en el exilio de los bienes robados masivamente a media España. Por eso lo odia el D. D.
Franco libró a España de la II Guerra Mundial y de sus tremendos destrozos, superiores a los de la guerra civil, pero el D. D., como buen socialista, habría deseado que los nazis hubieran entrado en España y los aviones useños o nazis masacraran a fondo las ciudades españolas y sus tanques hubieran traído de vuelta a sus colegas del PSOE. No lo consiguieron y por eso guardan un odio feroz a quien lo impidió.
Franco libró a la Iglesia del genocidio perpetrado por los socialistas y sus socios del Frente Popular en media España. Se piense lo que se piense de la Iglesia, en el cristianismo se encuentra la raíz de la cultura europea, y solo personas afectas a doctrinas genocidas pueden olvidar o mostrarse satisfechas de aquel crimen. Así el Doctor Democracia.
Caso único en Europa, la España de Franco se reconstruyó con sus propias fuerzas sin deber nada a las finanzas useñas ni al ejército useño ni indirectamente al soviético, y afrontando una criminal hostilidad exterior que pretendía hambrear a los españoles. El Doctor considera eso un crimen que Franco debe pagar en retrospectiva.
Con Franco, España superó el hambre, el analfabetismo y la miseria que venían de la república, desarrolló una importante cultura en todos los terrenos, la gente disponía de una libertad personal y en parte política, que hoy día se pretende aplastar con el miedo y leyes totalitarias como las de memoria histórica o de género.
Nada más significativo que las medidas ilegales y antidemocráticas con las que el Doctor pretende profanar la tumba de Franco y borrar de la memoria de los españoles los grandes logros de su gobierno. Y hacerlo, fraudulentamente una vez más, en nombre de la democracia.
El Doctor no representa ninguna democracia. Representa el fraude, empezando por su título, el mismo fraude y tradición de un partido que se pretende orgulloso de su historia. La historia de la sangrienta insurrección de 1934 contra la república, del fraude en las elecciones del 1936, verdadero golpe de estado, de los asesinatos masivos con extremo sadismo en la guerra civil, de la sujeción a Stalin enviándole fraudulentamente el oro del Banco de España, de enormes destrucciones culturales y del robo del tesoro histórico artístico perteneciente a todos los españoles, y hasta de las alhajas depositadas por la gente pobre en los montes de piedad, de la corrupción masiva reintroducida al volver al poder en una democracia que nada le debe ni le debió y a la que parasita. De esto se siente orgulloso el Doctor.
El Frente Popular se declaró demócrata en su propaganda. Con ello desprestigió para muchos años la idea de democracia en España, pues nadie quería volver a algo así. Algo que vuelve a suceder con este nuevo frente popular. La democracia debe permitir la convivencia en libertad, algo que jamás facilitó el PSOE ni antaño ni actualmente. Este sujeto gobierna España después de echar por corrupción a Rajoy, siendo el PSOE mucho más corrupto, un dato que ya define la situación política a la que hemos llegado. Y lo ha hecho en colaboración con los mismos separatistas que tanto hicieron por llevar al país a la guerra civil y lo han llevado ahora al golpe de estado permanente
El doctorado del Doctor es un fraude. Su democracia una farsa.
Es asombroso hasta qué punto el análisis político prevalente olvida los puntos esenciales en cuestión para degenerar en puro cotilleo político. Hoy parece todo el mundo preocupado por las maniobrillas de tal o cual fulano de tal o cual partido. El único elemento importante de la situación es lo que haga VOX, que ha irrumpido como una alternativa a tanta podredumbre. ¿Lo está haciendo bien? Creo que no del todo, pero también está empezando.
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¿Qué papel tuvo la democracia en la guerra civil? ¿Y en el franquismo? La transición se hizo a una democracia desde y no contra el franquismo, pero la misma ha degenerado de forma peligrosa por obra de un antifranquismo extraño. Unos problemas clave que es preciso abordar.
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Feminismo, una plaga de nuestro tiempo: https://www.youtube.com/watch?v=kCLVsOVtTUE
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En el blog, hace seis años
Probablemente Los mitos de la guerra civil ha sido el libro de historia más vendido en España en los últimos diez años, fecha que precisamente se cumple en este. Vale la pena recordar brevemente su acogida porque constituye un retrato del páramo cultural que hoy sufre España.
Como recuerda Stanley Payne, la parte izquierdista y “progre” del mundo intelectual recibió el libro con auténtica furia, mezclando la descalificación personal, la injuria y la exigencia de censura. Los medios de masas y partidos contribuyeron, y los sindicatos fueron a las Cortes a exigir la prohibición de semejante “revisionismo” (la revisión es parte esencial del trabajo científico). Cuando todas esas medidas fracasaron, optaron por el ninguneo. Como advirtió alguien en la SER, “¿por qué no dejamos de hablar del libro de Moa? Le estamos haciendo propaganda”. Lo que no lograron en ningún momento fue rebatir algún punto importante de su libro odiado.
Hay que comprenderlo: todos ellos habían edificado sus políticas, sus carreras, sus prestigios, sus famas sobre la falsificación sistemática de la guerra civil. Falsificación basada, no por casualidad, en las lucubraciones “científicas” de la propaganda marxista a partir de Tuñón de Lara. Estoy convencido de que los historiadores de izquierdas, profesores muchos de ellos, son conscientes del fraude que enseñan a sus alumnos, pero ¿cómo echarse atrás a estas alturas?
¿Y el sector más conservador de la intelectualidad? Como es tradicional en él, y salvo contadísimas excepciones, se hizo el sueco, cuando no contribuyó a la campaña con alguna puñalada de pícaro. Son gente timorata y aman la verdad solo si ello no les causa alguna molestia o les supone algún peligro. De modo revelador, los grandes medios de la derecha silencian por sistema mis libros (últimamente, Sonaron gritos y golpes a la puerta, España contra España, Ensayos polémicos y El derrumbe de la II República), mientras que los de izquierda reconocen al menos mi existencia, aunque sea para seguir con sus ataques de mala fe. Entre los políticos, Aznar expresó su intención de leer en vacaciones Los mitos, entre otras lecturas. La izquierda se le echó encima afirmando que yo era su autor de cabecera. La cosa tuvo efecto: ni una alusión más de ningún político. No hace mucho Esperanza Aguirre desmintió en el parlamento madrileño la visión beatífica de la república difundida por la izquierda. Inmediatamente la acusaron de leer mis libros y ella, modosita, aseguró que se basaba en otros, no recuerdo cuales.
¿Qué queda? Muchos lectores antes influidos por las versiones de izquierda me han dicho que Los mitos les había abierto los ojos y permitido comprender la guerra, sus causas y consecuencias. Como digo, los adversarios a las tesis del libro nunca han podido rebatirlas, mientras que yo he rebatido a fondo los enfoques de ellos. Por esa razón, en el décimo aniversario, no estaría de más que se recordara y que otra mucha gente lo leyese. Porque del pasado podemos aprender, pero no veremos nada mirando al futuro, como pregonan muchos con frase tan sugestiva como vacua En twitter difundo que la lectura de este libro y, en novela, de Sonaron gritos y golpes a la puerta, suministra una visión suficientemente clara de aquellos tiempos cruciales, de los que en cierto modo aún vivimos.
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Goligorski nos quiere gobernar
La novela negra como la vida misma que arrasa en el mundo: https://www.amazon.es/El-er%C3%B3tico-crimen-del-Ateneo-ebook/dp/B07GD83ZN8
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Eduardo Goligorsky ha escrito en LD un artículo, “Con las lenguas a la greña”, en que, siguiendo a J. R. Lodares afirma que los idiomas no son patrimonio natural o esencial, ni definían a ningún pueblo o cultura –conceptos ya de por sí imposibles de definir—ni eran, ni son una riqueza en sí mismas. Pensar otra cosa, insiste, es caer en “el tópico de las esencias o identidades”. Las lenguas estaban más bien sujetas a los avatares de la sociedad y a los intereses de la gente. Por supuesto, lo mismo cabe decir de cualquier patrimonio humano, las posesiones de las personas, su familia, su dinero, etc., aunque quizá Lodares y Goligorsky pusieran el grito en el cielo si alguien quisiera despojarles de esas nimiedades no naturales ni esenciales. Es más, el mismo ser humano es imposible de definir, ni queda claro cual pueda ser su patrimonio natural o esencial, ni se le puede considerar una riqueza en sí mismo. Por consiguiente, su destrucción o desaparición tampoco tiene la menor importancia (algo así decía B. Russell), aunque, de nuevo, sospecho que si a Lodares o Goligorsky quisieran eliminarlos en función de esa teoría ofrecerían alguna resistencia.
En cuanto a los intereses de la gente, nos informan ambos, lo que cuenta en las lenguas son los intereses materiales — en definitiva el dinero–, y no aquellos lazos gaseosos trazados en el vacío por el espíritu, la naturaleza o la ley divina. ¿Queda claro?
Pero ocurre que en la vida real muchas personas se empeñan en pensar de otro modo, y casualmente tienen un fuerte sentimiento afectivo por la lengua en la que han aprendido a hablar y a relacionarse con la familia, con los amigos, con la sociedad, en que han recibido la cultura y que sienten como parte de sí mismos. Lo mismo ocurre con el sentimiento de patria y con muchos otros. Pero Goligorsky y Lodares opinan que se trata de sentimientos equivocados y que de algún modo debieran extirparse, pues no valen ni deben valer nada al lado de otro sentimiento mucho más material y para ellos inspirador: el que les provoca el dinero. Sentimiento que debería, a su juicio, ser el de “la gente”. Goligorsky quiere dictarnos incluso cuáles deben ser nuestros sentimientos, en un estilo que él cree liberal pero que suena a totalitario, como cuando en la URSS no solo había que soportar el sistema sino manifestar cálidos sentimientos de entusiasmo por el mismo.
Y pone Goligorsky el ejemplo de Usa, donde el aumento de hispanos no supone, afortunadamente según él, una amenaza para el inglés (en lo que estoy de acuerdo). El inglés es el idioma que reúne todas las condiciones necesarias para aglutinar a los ciudadanos en torno a intereses comunes, intereses que no son “factores identitarios” sino, de nuevo “eminentemente materiales”. Y cita a una reverenda episcopaliana dedicada a aculturar a los hispanos: “Los padres no quieren que cuando sus hijos sean mayores trabajen en talleres donde los exploten ni que sean empleados de la limpieza en los edificios de oficinas del centro de la ciudad. Quieren que vayan a Harvard y a Stanford, y eso no pasará a menos que dominen realmente bien el inglés”. O sea, que dominando el inglés uno podrá ir a Stanford o a Harvard, y que nadie que hable bien el inglés será explotado en ningún oficio duro. ¿Cabe mayor estupidez?
Pero hay una realidad: en Usa el idioma nacional y prioritario es el inglés, el español queda como lengua subcultural, y no por imposición metafísica, sino por incapacidad cultural de sus hablantes, como también va pasando en España, inmersa en un verdadero páramo intelectual. Goligorsky es contrario a la educación bilingüe en español e inglés en Usa… pero no en España, claro. Y señala, en contra de la superficial euforia patriotera tan frecuente por aquí ante el número de hispanohablantes en Usa, que la segunda generación de hispanohablantes deja el español para hablarlo en casa, y el 70% de los mejicanos de tercera generación habla solo inglés. Por no mencionar el bastardeamiento del español en spanglish.
En apariencia, Goligorsky va contra el catalán o el vascuence, por los abusos totalitarios con que están siendo impuestos. Pero en realidad va contra el español. Porque el fondo de todo el asunto consiste en la globalización. En un mundo globalizado, ¿qué idioma despertaría más sentimientos materialistas no gaseosos que el inglés? Pues, como nos quieren imponer en la misma España, es el idioma de la ciencia, de la música, de la moda, de tantísimas cosas más, el idioma de la cultura, ante el cual no cesa de retroceder el español aunque haya tantos millones que lo tienen por lengua materna. Y es cierto que, gracias en buena medida a los goligorskis, el mundo hispano apenas produce hoy, culturalmente, más que esperpentos o malas imitaciones de los productos anglosajones. Pero también es cierto que todos los países, todas las culturas y todas las personas pasan por altibajos, por épocas mejores y peores, y una mala temporada, aunque dure, no debe servir de pretexto para su eliminación, esa sí muy material.
(Hace siete años, por estas fechas, en LD).
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*Por qué ni la CIA gobernaba a la ETA ni Usa tenía interés en asesinar a Carrero Blanco: https://www.youtube.com/watch?v=2i2MkxBvw5I
*Feminismo, una de las plagas de nuestro tiempo: https://www.youtube.com/watch?v=kCLVsOVtTUE
*He expuesto (https://www.piomoa.es/?p=10595) razones por las que mi libro sobre la Reconquista es innovador y puede considerarse la mejor obra de síntesis escrita hasta ahora al respecto. Claro está que esto no es un dogma y cualquiera puede opinar lo contrario. Pero para ello debería dar asimismo razones y no sustituir estas por calificativos, como suele ser tan frecuente en estos “debates”
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Por una España culta / La luz y la realidad
He propuesto el lema “Por una España culta, reconciliada y emprendedora”, por si algún partido serio quiere adoptarlo. Para entender mejor la primera parte del lema, podemos referirnos al siglo de mayor auge de España, el XVI. Muchos dan especial relieve al poder militar y político del país, quizá la primera potencia mundial por entonces, algo hoy imposible radicalmente. Pero olvidan que aquella potencia se sostenía en una sociedad que era posiblemente la más culta de Europa. Y no solo por tener acaso la mayor proporción de universitarios, sino por su poderosa cultura popular, bien reflejada en la gran literatura de la época, La Celestina, el Quijote, incluso en la picaresca, si bien este es ya un género de la decadencia o que la anuncia. He insistido en ello en Nueva historia de España y en España contra España, porque me parece un punto crucial, al que no siempre se presta la atención debida.
La cuestión de la cultura es decisiva, porque, al revés que en el poder militar o político, para ella no hay límites. Si consideramos la decadencia española vemos fácilmente cómo es también la de su educación y alta cultura en general, más aún que el declive político-militar. España quedó atrasada en la ciencia y el pensamiento y, aunque ha tenido desde entonces períodos mejores y peores, es claro que no ha recuperado el nivel relativo del siglo XVI.
Un buen nivel cultural de la sociedad importa mucho para mantener la democracia. La actual incultura de la sociedad española se revela en mil cosas, desde la influencia de la telebasura a la disposición a elegir a demagogos baratos como Zapatero o a permitir una corrupción como la que presenciamos, o la incapacidad para responder adecuadamente a las oleadas de demagogia, sobre todo de la izquierda y separatistas. Por cultura no entiendo la existencia de muchas personas con conocimientos particulares o especializados: obviamente hay ahora mucha más gente con esas condiciones que nunca antes. Falta en cambio, y cada vez va la cosa a peor, un acervo de conocimientos comunes, sólidos y ampliamente compartidos, junto con cierta capacidad crítica y lógica, que permita integrar los conocimientos especializados.
Entre ese acervo básico está la historia, hoy un tanto despreciada en un Occidente que aspira a cortar sus raíces culturales. Pues un pueblo que olvida o desfigura su pasado tiende a repetir lo peor de él. No es cierto, como pretendía Tony Blair, que la historia no puede enseñarnos nada ante los problemas de hoy. Mientras sigamos siendo humanos, mirar al pasado con espíritu abierto nos proporcionará lecciones saludables, mientras que la consigna de “mirar al futuro”, sugestiva en apariencia. Al futuro solo podemos proyectar nuestros deseos, por lo común estériles. Sin embargo la historia debe enseñarse de manera muy distinta a como se hace actualmente, tan pesada y opaca que provoca rechazo más bien que adhesión.
Con la ayuda de los comentaristas del blog volveré a prestar atención a los problemas de la enseñanza y sus contenidos.
(Hace seis años).
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*Por qué ni la CIA gobernaba a la ETA ni Usa tenía interés en asesinar a Carrero Blanco: https://www.youtube.com/watch?v=2i2MkxBvw5I
*Feminismo, una de las plagas de nuestro tiempo: https://www.youtube.com/watch?v=kCLVsOVtTUE
*He expuesto (https://www.piomoa.es/?p=10595) razones por las que mi libro sobre la Reconquista es innovador y puede considerarse la mejor obra de síntesis escrita hasta ahora al respecto. Claro está que esto no es un dogma y cualquiera puede opinar lo contrario. Pero para ello debería dar asimismo razones y no sustituir estas por calificativos, como suele ser tan frecuente en estos “debates”
La luz y la realidad
El segundo capítulo de Sonaron gritos y golpes a la puerta relata el asesinato en la familia de Alberto y la huida de este in extremis, para caer en un estado de perturbación mental, refugiándose en la parte más agreste del Montjuich como un perro apaleado, lleno de miedo, robando fruta en algún huerto o rebuscando en las basuras. Un estado en el que pasa varios meses, durante lo cuales cumple dieciocho años. No habría subsistido mucho tiempo más, de no haberlo hallado casualmente su amigo de estudios, Paco, quien le da cobijo en una casa normal. Allí se encuentra con Carmen, hermana de su amigo. Paco anda en relaciones con la quinta columna después de haberse desengañado del anarquismo. Carmen, también mezclada en la actividad subversiva, trabaja en la cocina del Ritz, transformado por los revolucionarios en “Hotel gastonómico número 1”. Ello les permite comer mucho mejor que la gente común, sin soportar largas colas para obtener unos víveres escasos. Alberto tardará aún varias semanas en recuperar cierta lucidez.
Pero no voy a extenderme sobre esto. Hay un tema tocado muy de pasada, y que reaparece de otras formas en la novela: mientras sobrevivía en Montjuich, “El alba y el ocaso me aportaban algún sosiego: al amanecer contemplaba cómo se iluminaban poco a poco el cielo y el mar y la luz se extendía sobre el enorme y revuelto caserío de Barcelona, de donde subían columnas de humo; me llegaba el eco apagado de detonaciones, más tarde supe que se trataba de fusilamientos en el castillo sobre la cima del monte. Al anochecer contemplaba los últimos colores del cielo y cómo la realidad iba borrándose hasta fundirse en una nada oscura salpicada por las débiles luces urbanas o de los barcos, mientras la luna y las estrellas poblaban poco a poco el firmamento ennegrecido. Esos momentos obraban sobre mi estupor un influjo indefinible, vislumbre de un misterio confortante que gobernaba nuestro paso por la .![Sonaron gritos y golpes a la puerta (Novela Historica(la Esfera)) de [Moa, Pío]](https://images-eu.ssl-images-amazon.com/images/I/51uyQymeyyL.jpg)
tierra”.
El punto clave es “cómo la realidad iba borrándose”. En su recuerdo, Alberto, profesor de filosofía, se pregunta implícitamente sobre la realidad, tan determinada por la luz; y por su desaparición repetida cada cierto número de horas para ser sustituida por la oscuridad, a la que podemos llamar otra realidad muy diferente. En la cual también la agitación de la vida “real” se convierte en quietud, olvido y da paso a la extraña vida de los sueños. La pregunta sobre la realidad reaparece, de otra forma, en una conversación en Rusia, y también en la escena donde encuentran el cadáver de Mercè, la amante de Paco.
Alberto no intenta explicar la razón por la que el amanecer y el ocaso le traían consuelo, pero creo que tampoco hace falta. Desde siempre, esos momentos han ejercido sobre el ser humano un influjo tan poderoso como indefinible, aun si en la vida urbana moderna apenas se noten.
No sé si un psicólogo certificaría como realista la reacción de Alberto ante el asesinato de su padre y la desaparición de su madre y de su hermana. Creo que se dan casos así, en los que la mente rechaza aceptar lo ocurrido y entra en una especie de tiniebla. Un psiquiatra me comentó que la reacción era perfectamente posible.
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