Largo Caballero, ¡tan adecuado! / Cultura, civilización y poder / Esterilización cultural

Largo Caballero, ¡tan adecuado…!

La ley chekista de memoria “democrática” entraña todo un programa histórico-político  del máximo alcance,  por lo que es de igualmente máxima importancia echarla abajo,  lo que exige sucesivas  campañas de aclaración dirigidas a la opinión pública. Aparte del manifiesto, podemos empezar por comentarios breves como estos, aptos para las redes sociales u otros medios.

**El gobierno socioseparatista ha financiado a la fundación socialista Largo Caballero hacer un censo  de víctimas de la guerra civil. Nada podría ser más adecuado: Largo Caballero fue  el principal instigador, provocador  y organizador de la guerra civil.  Ver Los orígenes de la guerra civil española

**En la guerra civil, como en todas, se mata. Por eso lo importante es entender dos cosas: cómo se llegó a ella y  qué defendía cada bando. Y esto es lo que intenta ocultar la ley de memoria “chekista” con su insistencia en las muertes. Solo las de un bando, obviamente.

**Las cifras que vienen dando los socioseparatistas o sociosepas, con sus fosas, cunetas, etc., son falsas, una  estafa bien organizada para ocultar que ellos provocaron la guerra civil.

**Los socialistas y separatistas  insisten mucho en las víctimas de la guerra para ocultar que ellos la quisieron,  con esas palabras, la organizaron y a ese fin destruyeron la república. 

**¿Por qué necesitan los socioseparatistas  una ley soviética como la de memoria “democrática”? Porque saben que mienten y que sus versiones no podrían sostenerse en un debate libre. 

Por Que El Frente Popular Perdio La Guerra CivilLa Segunda República Española: Nacimiento, evolución y destrucción de un régimen 1931-1936

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Cultura, civilización y poder

En Nueva historia de España expuse este esquema, no creo que original: toda sociedad humana tiene  cultura o, más precisamente, es  cultura. Ello la diferencia radicalmente de las sociedades animales, regidas por el instinto y con solo esbozos muy primarios  y limitados de aprendizajes. La cultura, creo que  incluso la más primitiva, comprende conceptos religiosos, generalmente relacionados con la conciencia de la muerte: mitos, ritos y costumbres con un contenido moral; comprende organización social y relacionada con la  reproducción y la actividad económica, en especial conocimientos técnicos y científicos derivados de la observación;  e incluye el  arte manifiesto en canciones, grabados, relatos, etc. 

La civilización es una manifestación más compleja de la cultura: todas las civilizaciones son culturas, pero no todas las culturas son civilizaciones, aunque haya cierta gradación al respecto. En la civilización, todos los rasgos culturales se amplifican y toma forma lo que podemos llamar alta cultura o cultura de élite: religión más elaborada, pensamiento, arte,  ciencia, técnica. Y sus cambios y evoluciones se aceleran, aunque permanece la cultura popular o ancestral. La civilización se relaciona también con el cultivo sistemático de la tierra, con poblaciones más densas y ciudades, con la escritura,  la evolución del poder primario de jefes y chamanes a estados. 

Un estado es un aparato institucionalizado de poder, asentado básicamente en la combinación de la ley, que va sustituyendo parcialmente a la costumbre,  con la fuerza armada capaz de imponerse. Ese aparato es el medio que permite ejercer el poder, es decir, gobernar, a una minoría especializada u oligarquía. Hablamos de poder político, pero existe un poder difuso  en toda la sociedad, no reglamentado y  producto de diferencias personales como en  fortaleza física o de carácter, posición social, la agresividad, etc. Este poder, apolítico,  está presente siempre, aunque el que aquí interesa es el político.

Las civilizaciones aparecen como islas en un mar de culturas primarias, y unas y otras se sienten mutuamente amenazadas. Algunas civilizaciones han sido destruidas por las segundas,  y a su vez las civilizaciones han tendido a expandirse sobre ellas por la fuerza. El caso de China y sus vecinos centroasiáticos es típico; centroasiáticos que también han estado cerca de destruir la naciente civilización europea.

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En “Una hora con la Historia”. Cómo la izquierda se identifica con  los chekistas: https://youtu.be/-460o6FukFA

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La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

**Dice Mercadona que “esta es su bandera”:  Together for the sustainable development goals”, es decir, la agenda 2030.  Ello aparte, “nuestros” grandes empresarios, desde los del BBVA o Santander, Caixa, Inditex, etc., y multitud de empresarios menores, desprecian su propio idioma y cultura, o al menos carecen por completo  de conciencia de ellas. Con entusiasmo se suman a una colonización cultural, obviamente por una mezcla de servilismo  y de espíritu “pesetero”. Piensan que así tendrán más ganancia. Habría que encontrar la fórmula de hacerles sentir que su actitud tendrá costes. 

Esterilización cultural 

La cuestión del inglés, en la enseñanza y en general, tiene carácter fundamental. No es lo mismo asimilar elementos culturales ajenos, cosa que suele enriquecer a una sociedad, que ser asimilado por ellos, lo que produce esterilidad, como realmente  está ocurriendo. En ese espíritu servil e inculto, que convierte a los partidos en agentes del desplazamiento del español en la propia España, destaca de manera especial  la derecha. Para muestra, un botón, aunque hay infinidad de ellos:  El PP ha dedicado una plaza a Margaret Thatcher en pleno centro de Madrid, al lado mismo de la que conmemora los descubrimientos y el Imperio español (destruido este en gran medida por los ingleses). La Thatcher, un tanto alcohólica, compartía algunas ideas con el PP, pero era radicalmente una patriota inglesa (nada que reprocharle por eso) que en Gibraltar (¡Gibraltar!) hizo aquella declaración gloriosa: “¡Bombardeemos Madrid!”. Aquí, una gran admiradora de Inglaterra, Esperanza o Hope Aguirre, es también una patriota… inglesa, que ha cometido la felonía (por lo demás anticonstitucional) de cooficializar el inglés en la enseñanza, por lo que ha recibido u título en la Orden del Imperio Británico (el de Gibraltar). Y los argumentos para el desmán  no pueden ser más clarificadores: el inglés es la lengua de la economía, la ciencia, el pensamiento, la música y el arte, la milicia… Se trata de arrinconar el español más y más a lengua doméstica y de infraculturas.

    Por otra parte, el español es desplazado cada vez más por las propias  empresas españolas, comenzando por la más exitosa de ellas, Inditex, y siguiendo por multitud de pequeños negocios con nombres ingleses, que se exhiben en inglés, con la publicidad en inglés llenando un espacio público que sigue siendo español aunque se note cada vez menos, etc. No es algo espontáneo sino en gran medida programado, para acostumbrarnos a ver en ese idioma la lengua del empleo y la cultura en nuestro propio país. Y esto es incomparablemente más grave que los ataques separatistas al español, seguramente llamados al fracaso. Porque el  relegamiento del español a lengua secundaria en la propia España sigue una marcha triunfal y está llamado a un pleno éxito… si no se genera una reacción, que debe encabezar un partido que bajo el lema MÁS ESPAÑA quiera actuar como revulsivo y salida a la podredumbre actual.

   No habría que decir, aunque hay que hacerlo, debido a la mala comprensión lectora tan extendida, que al denunciar tal situación no condenamos el aprendizaje del inglés para quien lo desee o necesite. Lo que condenamos es la invasión y colonización en curso. En cuanto a la enseñanza pública, el inglés debe presentarse como lengua extranjera, como una asignatura aparte y no como aquella en la que se estudien las ciencias y otras asignaturas cruciales en aparente igualdad, de hecho superioridad, con el español, cosa que ocurre cada vez más.

   La denuncia y contraataque a la colonización cultural debe ser un punto clave, de principio, en un programa político. Aparentemente la gente está tan anestesiada por la verborrea  al uso, que no tiene conciencia ni interés en el asunto, el cual solo despierta en una minoría un descontento vago y difuso. Pero también parecía que el patriotismo había desaparecido del ambiente español, y vamos comprobando lo contrario. Un partido que ponga en primer plano este gravísimo problema no solo se destacará de los demás sino que encauzará de manera productiva una insatisfacción hoy por hoy impotente y poco concreta.

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