Una expulsión suicida
*Como resultado de la SGM, Europa, del centro al oeste, quedó dividida en zonas de ocupación o influencia de Usa y la URSS. Desde el punto de vista cultural, tanto la ideología liberal de Usa como la soviética son productos europeos, por lo que parecería excesivo hablar de “fin de una era europea”. Pero aunque originadas en Europa, ambas ideologías han tenido desarrollo muy particular en Usa y en Rusia. (La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea)
*Usa y Rusia como potencias se aliaron para combatir a Alemania, y como ideologías para aplastar a la nacionalsocialista. Esta realidad histórica suscita muchos problemas. Así, cabría pensar entonces que lo propiamente europeo habría sido el nacionalsocialismo alemán, destruido por potencias en gran medida extraeuropeas. Lo que sostengo es que fue el propio choque entre las tres lo que motivó el fin de la Era, habiendo sido precisamente el nazismo el principal causante del choque. (La II Guerra…)
*Hoy, caída la URSS, el mundo ha cambiado más profundamente: China se ha convertido en una superpotencia, y la India va camino de serlo. Ninguna de ellas puede considerarse europea, pese a determinadas relaciones (en las que entran fuertes resentimientos). Y el mundo islámico está en ebullición tras varios siglos de estancamiento. Fue el más peligroso enemigo tradicional de Europa y lo sigue siendo, con hostilidad muy superior a la que pudieran mostrar China o India. Mientras que la UE ha tratado de expulsar a Rusia de Europa, acercándola a China. Estos movimientos van profundizando la decadencia europea. Queda el ámbito hispánico, hoy por hoy sin peso propio. (II Guerra…)
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Esclavitud, libertad y derechos
La esclavitud ha sido común quizá a todas las civilizaciones, y también a muchas culturas precivilizadas (entendiendo por civilización sociedades complejas con ciudades, estado, economía diversificada y otras instituciones). Se puede definir al esclavo como el trabajador sin derechos, reducido en principio al nivel de animal doméstico, tal un buey. Homero dice que Zeus priva de la mitad de su hombría a quien cae en la esclavitud. La esclavitud fue vista como algo natural e inevitable para mucha gente, y en Occidente ha sido la herencia cristiana –aunque en principio también aceptara una esclavitud digamos “benévola”– la que ha terminado por impulsar su abolición, tal vez ligada también al desarrollo de las máquinas de la revolución industrial. Aun con su condicionamiento económico, que parece hacerla racional, la extensión de la esclavitud provoca un doloroso problema moral e histórico.
Sin embargo, aunque privado de derechos, el esclavo no está privado totalmente de libertad, ya que esta es connatural a la condición humana. Así, puede reaccionar a su situación rebelándose o engañando al amo o matándolo, o huyendo, o suicidándose, o asociándose con otros contra los esclavistas, o aceptando su posición para intentar mejorarla, o emanciparse legalmente… Todas estas opciones se han dado históricamente. Por otra parte, no era la misma la posición de los destinados a los trabajos más duros, como las minas, o los dedicados al servicio doméstico, y en muchos casos no le convenía al amo maltratarlo, ya que le había costado dinero.
Así, pues, derechos y libertad no son sinónimos, como a menudo se entienden. La libertad es intrínseca al ser humano, según viene a exponer el mito del árbol del bien y el mal. Y es paradójicamente esa libertad la que impulsa a unos hombres a esclavizar a otros. Los derechos son, en definitiva, concesiones políticas a las personas, a las que delimitan legalmente el ámbito de su libertad. Limitación ya establecida socialmente por la costumbre derivada del continuo roce de la libertad de cada uno con la del prójimo: “tu libertad termina donde empieza la del vecino”, suele advertirse con algo de amenaza.
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La policía arrasó a la OMLE en Vigo
**La OMLE nació, pues, en el mayo francés de 1968, cuando unos emigrados pensaron que el partido comunista había perdido sus virtudes revolucionarias debido al “revisionismo” de Carrillo, y era preciso reconstruir un comunismo auténtico en la línea maoísta. Y hacia mediados del 69 llegaría a Madrid la primera expedición para reconstruirlo en España. La integraban Manolo, llamado luego El francés de origen gallego aunque sin relación con quienes años más tarde compondrían el primer contingente obrero de gran peso; María o Bárbara, pareja del anterior, rubilla bretona de expresión ingenua y voluntariosa; y Rizos, madrileño formado políticamente en la emigración. Traían folletos de la Revolución Cultural, un marco para reproducir carteles, conocimientos sobre cócteles molotof y libros de Lenin, Mao, el albanés Enver Hoxha, el vietnamita Le Duan, etc. Como el registro en la frontera no solía ser minucioso, lo pasaron fácilmente. ( De un tiempo y de un país)
**La policía arrasó a la OMLE en Vigo y la redujo a mínima expresión en el resto de Galicia. Se perdió contacto con Ponte, que vivía últimamente en Ferrol, y salí de Madrid a ver si daba con él. Paseé por su calle, alerta a cualquier anomalía. Nada. Subí silenciosamente los escalones y escuché tras la puerta. Ningún ruido. Más valía no fiarse, pues los sociales acostumbraban dejar en las casas descubiertas un retén para capturar a visitantes incautos. Bajé al piso inferior, preguntando como si me hubiese equivocado. “No, no es aquí. Deben ser los del piso de arriba, pero llevan días que no se les oye. Es un matrimonio que habla poco con los vecinos. Hacen bien, cada cual a su vida”. Yo observaba a la mujer, atento a reticencias que indicasen una batida policial, pero ella hablaba con normalidad. (De un…)
**Me mudé a casa de un compañero que me ofreció habitación y comida a precio razonable. Era un portugués, ya mayor, rezongón, socarrón y bienhumorado, y vivía con su mujer, también portuguesa, en un caserón decrépito saliendo de Baracaldo hacia Sestao. Al lado se pudrían vetustas instalaciones de Altos Hornos. Frente al portal cruzaba la carretera, de tráfico denso. Cuando circulaban camiones pesados, y lo hacían constantemente, trepidaban los pisos de la casa: supe que estaba en vías de ser declarada en ruina. Mi ventana daba al sucio riacho, y en el balconcillo guardaba la patrona unas cajas en que criaba tres o cuatro gallinas. Otro realquilado, paisano mío no anciano pero envejecido, había trabajado en Madrid. Un día había comprobado que su mujer le era infiel, y abandonó el domicilio sin dar ni pedir explicaciones. Atormentado e incierto de su porvenir, se había aficionado al alcohol. Cuando llegaba un poco bebido se ponía pesado y la mujer del portugués no lo soportaba bien. “Ya sé que no tiene culpa, que es muy boa persona, pero é que non poso, non poso aguantalo”, se excusaba… (De un…)
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