360 – Destruir la historia, destruir Europa | La guerra contra el pasado – YouTube
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¿Stalin salvó a España?
*Aunque la guerra en Europa fue muy distinta, ideológica, política, incluso militarmente, de la del Pacífico, también en la europea deben distinguirse de manera radical la que se libró en el frente occidental de la del frente del este. Esta diferencia es crucial para percibir no solo el rumbo de la guerra, sino también sus consecuencias. La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea
*Alemania necesitó destinar al frente oriental hasta el 80% de su potencia militar, y fue allí donde principalmente halló la derrota. Basta comparar las dos operaciones simultáneas “Bagratión” y el desembarco en Normandía para percibir la diferencia.
*A Inglaterra, cuando llevaba las de perder, le interesó de manera casi agónica la neutralidad de España. Y cuando Alemania se fue encontrando en la misma situación también tuvo interés en dicha neutralidad. Y viceversa, a Alemania y a los aliados anglos les interesó la intervención hispana cuando llevaban las de ganar, y pensaron incluso en una invasión para forzarla. Paradójicamente, fue Stalin quien frenó a los anglos.
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La existencia y la doble dimensión del tiempo
Hay algo extraño en los eternos debates sobre la existencia de Dios. Se supone que Dios es la causa de la existencia, de todo lo que ocurre en el tiempo y el espacio y por lo tanto debe estar algo así como por encima de ella, ser algo muy distinto de ella. Por otra parte existir significa etimológicamente “salir de”, “estar fuera de” (la sabiduría del lenguaje, diría P. Diel). ¿Salir de dónde? De algo misterioso. “Somos arrojados a la vida”, han dicho varios pensadores para exponer la realidad humana –compartida por toda la realidad de las cosas–. Podemos saber mucho sobre nuestra existencia pero no, por principio, sobre el origen de ella ni sobre el después de ella, pues otra de sus características es la finitud. No obstante, el esfuerzo por pensar ambas cosas es permanente y probablemente la fuente más profunda de la cultura.
Una vez “arrojados” a la vida, el tiempo va disolviendo los sucesos de que la vida se compone. Mientras ocurre, en el presente, el suceso nos parece algo por así decir sólido, indudable, pero al poco tiempo desaparece, está desapareciendo continuamente, como desapareceremos nosotros mismos. Decir que la vida se va disolviendo es solo una manera de hablar, que nos sugiere el humo en la atmósfera, pero no hay un concepto que lo expresa adecuadamente. Uno se pregunta: ¿adónde va eso que nos ha parecido tan “sólido”? ¿Es posible que a la nada, si es que la nada es concebible?
Pero hay otro modo de plantearlo. El tiempo va disolviendo los sucesos, pero estos son, al mismo tiempo perennes: todo lo ocurrido permanece y nada logrará cambiarlo en lo más mínimo, por mucho que queramos reinterpretarlo o transformarlo y por mucho sentimiento o palabrería que le apliquemos, y sin que logremos tampoco aprehender del todo su realidad. Como si todo entrase en una especie de archivo cósmico alejado de nuestras percepciones y comprensión: precisamente la idea de archivo nos ofrece una idea de esa doble dimensión: a su nivel parcial y modesto, un archivo perenniza hechos que de otro modo se disolverían en el olvido. Esto viene a ser como otra dimensión del tiempo: la perennidad, además del cambio.
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“Cuando el yugo del esclavo…“
**Para infundir más energía al desgalichado núcleo de la OMLE en Madrid, vino de París Raúl, electricista que había militado en las juventudes del PCE. Había pensado unirse a las guerrillas en algún lugar de Hispanoamérica, pero se había quedado en París para impulsar un partido comunista “auténtico”. Tenía, como otros, un concepto romántico de la revolución y citaba los versos de Espronceda: “Y si caigo, ¿qué es la vida? / Por perdida ya la di / cuando el yugo del esclavo/ como un bravo sacudí”. (De un tiempo y de un país)
**”Llegué a tener tres trabajos simultáneos vendiendo libros, recogiendo encuestas y haciendo traducciones de inglés, idioma que entendía algo. Sin embargo, el riesgo de aburguesarme con tanto salario no pasó de remoto. A no ser porque me alojaba gratis en el piso de unos amigos y podía dedicar los cuartos a la manduca, habría adelgazado, asunto molesto par quien no andaba sobrado de carnes. Casi todos estábamos por el estilo. La mujer de Bueno de Pablos, hija de un fascista francés refugiado en España, pilló una anemia entre el mucho activismo y el poco alimento. Rebañando las cuotas y aportaciones lográbamos sostener a duras penas el aparato de propaganda. Se alquiló un local estrafalario, especie de chabola en la terraza de un edificio cerca de Marqués de Vadillo. (De un tiempo…)
**”Delgado se crió en Segovia pero vivió en Cádiz unos años mientras estudiaba Náutica. Un día se refirió a la fuente de nuestra vocación rebelde: “Yo era un poco anarcoide. En Cádiz existe mucha tradición anarquista, en la vida misma de la gente (…) Los anarquistas tenía una veta puritana muy fuerte, cuando se alzaban querían destruir las bodegas y suprimir el alcohol. Yo creo que hay una veta utópica, o anarquista, en el movimiento obrero español, que es difícil de eliminar… Yo creo que esa veta utópica se puede asimilar un poco, aunque, claro, de por sí lleva a la reacción. Es casi religiosa“. Le encantaba Galdós y el siglo XIX español. Al revés que a mí, pues ese siglo siempre me pareció, chato, vocinglero y neciamente sanguinario” (De un...)
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