El gran proyecto en marcha / Vizcaíno Casas y yo (I)

El gran proyecto en marcha

Lo peor del Saunas no es su real o supuesto carácter narcisista o psicópata, sino su gran proyecto político: transformar España en una confederación de naciones con derecho de secesión. La profanación de la tumba de Franco y su farsante antifranquismo tienen ese objetivo, pues la figura de Franco simboliza ante todo la continuidad histórica de la nación española, victoriosa en la guerra contra un frente popular que aspiraba a destruirla por disgregación y/o  sovietización.

El objetivo confederal  del PSOE no es nuevo:  fue decidido en  su XI  Congreso, en 1918. Desde entonces el PSOE ha seguido esa orientación con mayor o menor intensidad según las circunstancias,  mediante una persistente alianza de hecho o de derecho con los separatismos, en especial el catalán (ver El PSOE en la historia de España). También ha tenido alguna época pasajera de patriotismo español, como en la dictadura de Primo de Rivera o en algunos momentos de Felipe González.

Aparte del PSOE, el proyecto  estaba implícita en las prédicas de los que llamaba Menéndez Pelayo  “gárrulos sofistas” que, en la crisis moral del “desastre del 98″,  denigraban sistemáticamente  la España histórica:  desde Ortega y Gasset,  a los anarquistas, pasando por los separatistas. La conjunción de esas fuerzas terminaría destruyendo el régimen liberal de la Restauración, como después la República, provocando la guerra civil .

Actualmente PSOE, PP y separatistas, también partes de la Iglesia, en especial la democristiana, comparten silenciosamente la tesis  de una confederación de “naciones” o “nacionalidades” manipulables desde el exterior y que solo podría ser explosiva. Esa tendencia ha acabado ya con el régimen del 78 y  con la democracia en varias regiones, con amenaza inminente sobre el conjunto. Solo VOX defiende la unidad histórica de España, sin la cual no es la democracia. Lo que explica el feroz y permanente ataque que sufre de todos los demás.

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La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

Hace dos años escribí esta carta abierta de Feijoo. Sin el menor efecto, pero de plena actualidad:    https://piomoa.es/?p=20274

353 – La paz, logro clave de Franco | Los datos de la amenaza rusa – YouTube

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Vizcaíno Casas y yo (I)

Me estoy llevando una sorpresa con las memorias de Vizcaíno Casas (Los pasos contados). Las había hojeado ampliamente, pero nunca leído a fondo, y resultan interesantes, no tanto por sus avatares personales  como por la pintura ambiental y en parte política de la época o épocas que le tocaron vivir: guerra, franquismo, transición y relativa (hoy anulada) democracia.

El autor explica la decisión de contar su vida por la necesidad de deshacer el cúmulo de falsedades interesadas  que le dedicaron una larga serie de personajillos surgidos de la transición y  ansiosos de hacer carrera en la política o sus aledaños;  campo nunca trabajado ni cobrado por Vizcaíno. Así se desahogaba en improperios una jefecilla socialista:  “franquista militante, antidemócrata y antiautonomista. Ídolo de todo  el facherío nacional”,  “literariamente irrelevante a insignificante”, “Su estilo se caracteriza por un oportunismo chistosito, por recurrir a la chabacanería, al insulto…”.

Al escritor le dolían tales descalificaciones, acompañadas por la política “democrática” que ahora se llama de “cancelación”. Sin embargo, nada era  más lógico. En la transición una multitud de ambiciosos botarates descubrió en sí misma una repentina afición a la democracia, más propiamente a usurparla o apropiársela, y un feroz odio a Franco: “Curiosamente, los más aguerridos en los ataques fueron algunos que muy directamente habían colaborado con el franquismo”. Y cobrado de él, claro.  Y es lógico que estos se sublevaran contra el escritor, igual que los socialistas que a menudo habían cobrado también del finado régimen y cuya oposición al mismo habría valido para un espectáculo de vodevil.

Pues varias novelas de Vizcaíno retrataban a aquellos antifranquistas, no como los valerosos demócratas o al menos graves sufridores de represión que intentaban parecer,  sino como lo que realmente eran: unos políticos e intelectualillos cantamañanas sin mérito moral o intelectual, charlatanes  ansiosos de medrar a cualquier precio. Para más agravio, el retrato no  estaba hecho de acusaciones furiosas que en cierto modo los hubieran ennoblecido, sino con un humor a veces mordaz pero sin demasiada acritud, que los dejaba en su verdadera naturaleza de personajes de viñeta cómica. Y esto, obviamente, no podían perdonarlo de ningún modo.

Así pues, se desató contra el autor un bombardeo inicial de denuestos desde la izquierda y la derecha, seguida de una consigna de silencio y “cancelación” tenazmente mantenida hasta hacer verdadero efecto. Y aunque él llegó a vender cuatro millones de ejemplares de sus libros, algo nunca visto antes o quizá después en España, la tenaz censura ha logrado a la larga gran parte de su objetivo. Claro que, como cita Vizcaíno de Bernard Shaw, “El secreto de éxito consiste en irritar al mayor número de personas”. A un nivel más modesto, lo mismo me ha ocurrido, si bien ni  mi biografía ni mi personalidad coinciden en casi nada con las de Vizcaíno Casas, como ya veremos.

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GALERIA DE CHARLATANES

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