La vieja traición de Rajoy / Masonería (IV) Su influencia.

Bastante ruido… ¿habrá nueces?

7 de Junio de 2006 – 09:44:37 – Pío Moa – 357 comentarios

“Hasta ahora, todos los gobiernos democráticos enfrentados a situaciones semejantes, le han explicado a ETA que debe abandonar las armas, que no recibirá ninguna contrapartida a cambio de dicho abandono, y que ninguna de sus reclamaciones políticas será atendida por ningún gobierno español”. No solo eso, señor Rajoy,   tampoco hubo nunca negociaciones conla ETA. Al menos, así se lo han explicado todos los gobiernos a los ciudadanos, mientras SÍ negociaban con los asesinos. ¿De qué negociarían?  No quiera tomarnos el pelo, señor Rajoy. Sólo Aznar cambió esa tónica, que tanto y tan bien ha alimentado a los terroristas.

“Los españoles llevamos treinta y ocho años demostrando que no estamos dispuestos a conceder una sola de las exigencias de los asesinos”. Los españoles, tal vez, pero ¿y los políticos? El plan de nuevos estatutos, ¿no es una inmensa concesión a las exigencias de los asesinos? Sigue usted tomándonos el pelo, señor Rajoy.

“En este contexto, señorías, el pasado 22 de marzo, ETA anunció un alto el fuego permanente. La respuesta del Partido Popular se podía dar por descontada: ofrecimos todo nuestro apoyo al gobierno para intentar confirmar esa buena noticia.” ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué había que confirmar, si  la ETA había declarado el alto el fuego (siempre el perverso lenguaje  de los terroristas y sus compinches. No son un ejército, sino una banda de asesinos)? Además, la razón del alto el fuego no fue otra que los nuevos estatutos prácticamente secesionistas. ¿Qué significó, entonces, el apoyo del PP al gobierno?

“El Partido Popular, desde el primer momento, ha prestado un apoyo leal al Gobierno en los términos que establece el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, es decir, un apoyo para lograr la disolución de la banda armada sin que mediara ninguna clase de contrapartida. En este sentido, el señor Rodríguez Zapatero manifestó públicamente su conformidad asegurando que no se pagaría ningún precio político por el cese de la violencia.” No se sabe quién ha sido más desvergonzado, si Zapatero engañando al PP o el PP haciendo como que no se enteraba.

“Hemos guardado un silencio prudente para dar la oportunidad al Gobierno de explorar lo único que importa. Yo, personalmente, he sufrido numerosas críticas por ello. Pese a todo, señorías, he mantenido mi apoyo porque pensaba que estaba sirviendo a un bien superior, que así entendía yo la posibilidad de que ETA dejara las armas”. ¿Es un “bien superior” el abandono de las armas (siempre la perversión del lenguaje) a cambio de los estatutos?  ¿Es prudencia hacer como que se cree en el inmenso chanchullo que todo el mundo veía, pero sobre el cual el PP no alertaba a la población ni planteaba alternativa?  Rajoy ha sufrido críticas por cooperar, de hecho,  al engaño, y ha sido la presión popular, en todo caso, lo que le ha hecho cambiar de postura. Y está por ver hasta qué punto.

“¿A qué llamamos contrapartidas políticas? En estos tiempos que corren, conviene señorías que precisemos el alcance de todos los términos. Llamamos contrapartida a cualquier cosa que solicite ETA: desde la pasividad del fiscal hasta la independencia. Como regla, se puede señalar que toda exigencia de ETA-Batasuna es infundada y no debe ser atendida. La única mesa que ETA necesita es aquella en la que vaya a depositar sus armas.”   Nuevamente: ¿Y los estatutos? ¿No son contrapartidas políticas? ¿No los solicitóla ETA con el Plan Ibarreche-Ternera, y se le han concedido en el estatuto catalán y los que se anuncian? O  no se ha enterado el PP, como de tantas otras cosas?

“De manera concreta, en nuestra propuesta se rechazan dos cosas: la autodeterminación, (sigue con el falso  lenguaje: se trata de la secesión), sea como fuere que la disfracen, porque no tiene cabida en nuestro ordenamiento jurídico (pero un ordenamiento jurídico puede cambiarse),  y cualquier pretensión sobre Navarra. El futuro de los navarros no tiene nada que ver con la existencia o la desaparición de ETA”.    No se rechazan, pues, unos estatutos anticonstitucionales, que, al parecer, no tienen nada que ver con la ETA o con el alto el fuego  de los gudaris. Y el futuro, como el presente de los navarros, sí puede tener mucho que ver con la política de los gobiernos respecto de la ETA.

“No me gusta esa insidia de proceso de paz porque desfigura la realidad a favor de los terroristas y juega sucio con los deseos de los españoles.” ¡Menos mal, ya era hora! Pero se queda corto, como suele: no existe tal proceso de paz, sino de destrucción dela Constitución. Y no por parte dela ETA, sino del gobierno. Tampoco acaba de percatarse de ello Rajoy

“Todos deseamos vivir en paz, pero no a cualquier precio (…) Lo que los españoles no aceptan ni aceptarán, es que se premie a los verdugos, que se les dé la razón, que se les sacrifiquen las víctimas, que se les entregue la libertad de los habitantes del País Vasco, que se pongan a su servicio las instituciones de la democracia. ¡Eso, señorías, jamás!”  Ya vivimos en paz, señor Rajoy, sigue usted cayendo en las trampas de estos golfos.  Y volvemos a lo mismo: los estatutos anticonstitucionales y secesionistas ¿entran en lo aceptable?

Pese a todas las fechorías de los actuales mandamases, ha sido el PP quien se ha venido desgastando en estos dos años. Ahora,  ruptura de relaciones con el gobierno. Parece, por fin, algo serio, suena bien, pero ya veremos en qué se concreta. Si se concreta en algo.

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Lo significativo en la agresión a Arcadi Espada no fue la actuación de los  comunistoides y proterroristas de ERC, sino la de la policía de la Generalitat, colaborando con ellos. Las conclusiones las puede extraer cualquiera.

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Masonería (IV)  Influencia

Todo lo anterior tendría interés limitado si no fuera por la influencia social y política atribuida a la orden. Como vimos al principio, sobre ella abundan las opiniones más opuestas, desde quienes la dejan en un influjo puramente humanitario sin connotaciones de partido ni de religión particular, hasta quienes la definen como el centro operativo de casi todas las conmociones sufridas por la humanidad, al menos en Occidente,  en los últimos dos siglos y medio. Dejaré la exposición de algunos datos concretos para la próxima conferencia, ciñéndome ahora a la lógica interna del asunto. En principio, las Constituciones excluyen las discusiones políticas y declaran: “Un Masón es un súbdito pacífico de los poderes civiles, dondequiera que resida o trabaje y nunca debe implicarse en complots y conspiraciones contra la paz y el bienestar de la nación”. Es decir, el masón debe acomodarse al régimen en que viva, sea el que fuere, aunque, como siempre, esa declaración resulta demasiado simple para tomarla muy en serio.

La declaración se entiende mejor  cuando explica que en la Inglaterra del momento la orden vivía una época de prosperidad, por lo que resultaría inapropiada una actitud subversiva. Aun así, advierte, si un masón se comporta como rebelde contra el Estado, “se le debe mostrar compasión como a hombre infeliz”, pero no podrá ser expulsado por eso de la Fraternidad. Y es obvio que los masones tendrán alguna idea, derivada de su doctrina, sobre lo que conviene a “la paz y el bienestar de la nación”, por lo que no estarán muy cómodos con gobiernos que, a su juicio, vulneren esas conveniencias. Sería inverosímil que los políticos, intelectuales y militares masones no trasladasen sus principios al ejercicio del poder, aun suponiendo que obren por propia iniciativa y no por consignas de la orden. También sería inverosímil que no aprovechasen la red de contactos creada en las logias para acceder a puestos clave en el estado y la sociedad en general, sea para imponer sus propias creencias o para evitar que se impongan las contrarias. En ello, las Grandes Logias parecen obrar  de forma más flexible e indirecta que los Grandes Orientes, más abiertamente anticatólicos y orientados a la política.

Recordando que la masonería es una religión, aunque sea sui generis, diremos dos palabras sobre la relación entre religión y política. De siempre ha existido un lazo muy estrecho entre ambas, hasta el extremo de confundirse en el Islam o en el antiguo judaísmo. El cristianismo separa desde el principio el terreno de Dios y el del César, lo cual, en el catolicismo, se manifiesta en un centro religioso general, Roma, diferente y a veces en oposición a los gobiernos nacionales o imperiales cristianos. La distinción es menor en la Iglesia ortodoxa y durante un tiempo lo ha sido en los países protestantes, constituidos sobre el principio cuius regio eius religio, es decir, sobre la imposición de la fe del príncipe a los súbditos.  La dinámica del protestantismo, basada en el libre examen de la Biblia,  engendra divisiones, y la  misma masonería inglesa  podría entenderse, hasta cierto punto, como un producto del libre examen.

La necesidad de poner fin a las luchas y persecuciones entre grupos protestantes originó en Inglaterra la propuesta de la tolerancia (no aplicada a los católicos) que dio lugar finalmente a los estados aconfesionales. En estos, la política se independiza totalmente  de la religión, aunque ello ocurra  más en superficie que en profundidad. Durante siglos, las sociedades han sido impregnadas cultural y moralmente por la religión, y a sus concepciones no escapan los políticos y los partidos, cuyas propuestas prácticas tienen como trasfondo una concepción del mundo de raíz forzosamente religiosa, como ocurre con la moral. Pues las políticas, en cuanto se basan en principios indemostrables, que implican fe, tienen siempre un componente más o menos religioso. Lo que varía son las formas como se produce la interinfluencia entre religión y política.

Aparentemente los hijos de la Luz no tienen principios definidos en política, por lo que se adaptarían a diversas situaciones. Pero en realidad esos principios existen como proyección de su doctrina general, y se presentan como defensa de  los derechos humanos, la libertad y la democracia, y la consiguiente oposición a los regímenes que juzgan contrarios a ellos. El lema de la Revolución francesa  “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, muy relacionado con el Gran Oriente, lo haya creado este o no, viene a resumir la orientación política masónica. Slogan de  extraordinaria fuerza sugestiva con el que, como ocurría con las invocaciones morales a la bondad, la honradez o la verdadera amistad,  nadie estaría en desacuerdo. De hecho, el cristianismo también pregona esas bondades y otras que cabría añadir, como Justicia, Misericordia, etc.

Pero analizado más de cerca, el lema, de apariencia simple, se embrolla. Si nadie podría oponerse, como ideal, a esos buenos deseos, tampoco nadie podría atribuírselos como bandera particular. Al hacerlo, se excluiría de la fraternidad a quienes discrepasen de la revolución o de la masonería, es decir,  de su particular concepción de la libertad o la igualdad. A los discrepantes no se les reconocería libertad ni igualdad, y en los períodos de mayor enconamiento, se trató de despojarlos también de sus bienes y hasta de sus vidas. Los derechos especificados en la célebre Declaración revolucionaria nunca fueron más pisoteados que entonces, también entre los propios revolucionarios, poco amigos unos de otros. Situación repetida en la España de los años 30.

Además esos ideales, tomados en abstracto, no son coherentes entre sí.  La libertad implica la diferenciación personal, por tanto  se opone a la igualdad; y ni de una ni de otra, y menos de su contradicción, brota fraternidad alguna. La propia masonería, con su neta distinción entre los  hijos de la Luz y los profanos sumidos en las tinieblas, tiene poco de  igualitaria o fraternal, salvo entre sus iniciados. En relación con la democracia reencontramos la contradicción de sus proclamas moralistas y filantrópicas o de su religión “de todos los hombres”: a duras penas imaginaríamos algo más contrario a la democracia, basada en la publicidad, que una sociedad secreta.  Y por su misma concepción orgánica, la masonería se presta extraordinariamente bien a la conspiración,  la manipulación y la acción oculta. Entra en la lógica que a los hijos de la Viuda busquen adueñarse de puestos clave  de poder e influencia social. Fue significativo que en las Olimpíadas últimas de Londres, en un país de historia y cultura cristianas, se prohibieran los signos religiosos, en ofensa a los derechos y libertad de las personas, pretextando que eran un motivo de conflicto. No sería muy aventurado pensar que la masonería estuviera detrás de la prohibición o contribuyera a ella en coherencia con sus aspiraciones universalistas y prometeicas, tratando de relegar al ámbito privado la religión, es decir, las demás religiones.

En Occidente, y más en Europa, se tiende  hoy a sustituir el cristianismo por lo que cabe definir como religión del progreso, cimentado en la técnica y el consumo. El ataque, la burla y la calumnia al cristianismo proliferan en medios de masas, libros, cine, etc.,  y existe un empeño en relegarlo a la esfera íntima o de neutralizarlo promoviendo el Islam y otras creencias. También ataca al cristianismo la concepción de la historia y el porvenir en clave economicista, es decir, técnica y hedonista, prometeica en términos míticos. O la corrosión de la familia por el feminismo, el abortismo o el homosexualismo, así la creciente  expansión en intromisión del estado en todos los aspectos de la vida, hasta los más personales. O hay planes de crear un nuevo orden mundial, que disolvería las naciones y culturas a fin, se dice, de evitar guerras. Y hechos similares, contrarios a lo que ha significado Europa en la historia. La Masonería participa en esos fenómenos, pues, repito, su doctrina y aspiración universalista chocan con el cristianismo, más aún en su versión católica. Pero muchos van más allá y afirman que dicha Fraternidad constituye el núcleo operativo de una vasta conspiración mundial con fines perversos, que domina la política de Usa, Inglaterra, Francia y otros países. Esta acusación tiene la comodidad de simplificar al máximo el problema, señalando un culpable general de todos los males. Pero me parece improbable, por varias razones.

En primer lugar,  es una idea no cristiana, pues el cristianismo no localiza el mal en algo o alguien particular, sino que lo  entiende como una característica de la naturaleza humana, presente de manera clara o difusa en cada individuo y en la sociedad, incluida la Iglesia.  Lo entendemos mejor remitiéndonos al carácter  prometeico de la religión, o si se quiere seudorreligión, de los hijos de la Luz. La orientación prometeica, tecnicista, economicista,  etc.,  no ha sido creada por los masones, pues otras religiones la miran como un peligro consustancial al ser humano. Por tanto, la Masonería no sería la causa, sino una de las muchas manifestaciones de ese peligro o tentación. En realidad, hechos semejantes a los actuales se han dado siempre a lo largo de la historia, con unas formas u otras y momentos de especial intensidad y crisis.

En segundo lugar, esa acusación general se vuelve contra los acusadores, porque al considerar a los regímenes inglés, francés o useño dominados por la Masonería, también tendrían que acusar a esta  de culpas como la democracia, la prosperidad económica o los avances técnicos y científicos. Recordemos, además, los defectos de la católica España, como haber tardado tanto en abolir la esclavitud o en alfabetizar a la población, en contraste con regímenes tachados de masónicos.

En tercer lugar, el supuesto de que la masonería opera como un todo único y disciplinado por órdenes y consignas de un poder central, suena poco creíble. Una cosa es que encontremos hijos de la Viuda en determinadas políticas o tendencias, y otra que ellos obren siempre dirigidos. Hay varias masonerías, sin un órgano supremo común, y sus posibilidades de imponer una disciplina algo estricta parecen limitadas, pese a los vistosos juramentos de secreto. Así, no han faltado choques y hasta asesinatos entre masones, como en la Revolución francesa, y los que participaron en la independencia de Usa lo hicieron contra los masones ingleses. Mi impresión es que la orden opera más bien por la difusión de ideas y argumentos que muchas veces no proceden de ella, y que muchos profanos repiten con mayor o menor convicción. Por ejemplo, que el diario El País, mantenga sus conocidas posiciones, no quiere decir que esté dirigido por la masonería, si bien esta seguramente no es del todo ajena al periódico.

En cuarto lugar, aunque una organización secreta es un buen vivero de conspiraciones, estas se dan en todos los ámbitos sociales, y muy especialmente en la política. Esa misma proliferación suele neutralizarlas, y en su mayoría fracasan total o parcialmente. El avance actual de las corrientes anticristianas incluye conspiraciones, pero se debe más a tendencias generales que conviene examinar en ellas mismas. Por cierto, una sociedad secreta  es condenable en democracia, y ese punto tiene relevancia. Pero centrar  el análisis en ese aspecto no sirve de mucho, si no se examinan concretamente los fenómenos sociales más o menos relacionados con él orden. Esos fenómenos se presentan como ideas y propuestas a menudo argumentadas hábilmente, y condenarlas por su carácter masónico, real o imaginado, convencerá a pocos. Pues la gente quiere saber ante todo si el fenómeno en cuestión es bueno o malo, cualquiera sea su origen.

Con estas precauciones abordaremos algunas acciones históricas de clara inspiración masónica. Antes, condensaré en unos pocos puntos el objeto de esta conferencia:

a)      La masonería es una religión sui generis, con sus mitos, ritos, moral y  templos.

b)      Es una religión tecnicista o prometeica, con una moral a tono, en la que el bien se reduciría al saber, esencialmente técnico, y el mal a la ignorancia. Esta concepción socava el fundamento mismo de la moral según la concibe el cristianismo.

c)      Como religión, pretende  una universalidad que la situaría por encima de las demás religiones, consideradas particulares y relegables a la opinión privada.

d)     En contradicción con sus ideas universalistas, es una sociedad secreta, iniciática y ocultista, por tanto proclive a la manipulación de los demás, tachados de ignorantes.

e)      Por su  propia organización y naturaleza, la masonería se presta especialmente bien a la conspiración política, económica o profesional.

f)       La contradicción recorre la concepción masónica, no solo en cuanto a la religión sino también en sus invocaciones a la razón y en sus pretensiones políticas democráticas.

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14 Respuestas a La vieja traición de Rajoy / Masonería (IV) Su influencia.

  1. Spasic dice:

    ManuelP en el hilo anterior:

    Bien, no especifiqué cuánto tiempo fueron checas durante la guerra, aunque tampoco lo nombré pensando en eso, sino porque el nombre Bofarull me recordó al palacio. También hubo otra checa en la calle Antillón.

    Por cierto, vivo por allí y alguna familia mía lo lleva haciendo allí de hace mucho.

    Un saludo. 

  2. Catlo dice:

    El Vaticano anda mucho más desorientado de lo que parecía. Ha bastado un vídeo de un cardenal sobre la catastrófica diferencia entre los nacimientos de cristianos y los nacimientos de musulmanes en Europa para comprobarlo.
    http://www.libertaddigital.com/internacional/europa/2012-10-19/que-dice-el-video-sobre-la-conquista-de-europa-por-el-islam-emitido-en-el-vaticano-1276471909/

  3. ramosov dice:

    Tiene razón Manuelp, toda la zona del actual Madrid entre su entrada por Cuatro Vientos hasta el río Manzanares fue ocupada por los nacionales entre el 6 y el 8 de noviembre del 36, aunque entonces eran suburbios dispersos que en muchos casos ni siquiera eran Madrid capital, como mi barrio de siempre, Campamento, cuya zona antigua -la que existía en el 36- era pedanía de Carabanchel bajo. He recordado que por todas partes teníamos búnqueres, dentro del barrio y en la vecina Casa de Campo. La de veces que me habré metido en dichos búnqueres para sacar un balón que se nos había colado allí.

  4. ramosov dice:

    Lead:

    Los bomberos sublevados, actuando de oficio, por tal razón iban dictando la primera medida que se consideraba imprescindible para intentar acabar con el estado de subversión que vivía España: el estado de guerra. Este no quería decir que los militares quisieran entrar en guerra con media nación, sino que se trataba de la medida excepcional establecida en la constitución para la situación que vivía el país, la cual el gobierno no quería decretar de ningún modo.

    Permanecía el estado de alarma, que durante 5 meses no solo no conseguía nada, sino que la situación empeoraba, pues el gobierno había ya decidido ir de la mano con los revolucionarios, mimetizarse con el ambiente revolucionario y hacer la vista gorda de modo permanente con el proceso revolucionario. El estado de alarma era utilizado por el gobierno en provecho propio, vez de para defender los derechos y libertades de los ciudadanos, cada día más conculcados. El estado de alarma incluía medidas, como la censura de prensa, que era ideal para el gobierno que la usaba para tratar de escamotear a la ciudadanía la información de lo que estaba pasando en la nación.

    El gobierno no podía decretar el estado de guerra porque significaría simple y llanamente perseguir la revolución que vivía el país, y el momento clave fue el asesinato de Calvo Sotelo.  Prorrogar el estado de alarma tras lo ocurrido fue una burla, que unida a la de tratar de culpar a la víctima y dar protección a los asesinos, decidió a muchos militares a sumarse a la sublevación.   

    Si el gobierno, en el momento oportuno hubiera cogido el toro por los cuernos y hubiera decretado el estado de guerra no hubiera habido finalmente sublevación militar o hubiera quedado en una sanjurjada.   

  5. Catlo dice:

    Los políticos encantados de hacerse fotos con urnas y tal, o con Merkel. Seguramente los españoles podríamos haber superado ya la crisis y sin embargo lo que nos espera puede ser terrible. Suscribo lo que dice Luis del Pino: (vamos que hay que actuar ya)
    Piensen en toda la verborrea política de los últimos meses y díganme: ¿tiene algo que ver toda esa palabrería con los problemas del parado que no encuentra empleo, del jubilado que tiene que ayudar con su pensión a sus hijos, del taxista que trabaja catorce horas para poder llegar a fin de mes, del ama de casa que cada día tiene que hacer más economías y renunciar a más cosas para estirar el sueldo, del autónomo que ya no puede mantener abierto su negocio? ¿Se han dado Vds cuenta de que hace ya tiempo que los políticos se han trasladado a vivir a una realidad paralela?
    ¿Se han percatado Vds de que casi ningún político se ofrece a resolver nuestros problemas y, en lugar de ello, nos piden que les resolvamos nosotros los suyos: con nuestros impuestos, con nuestro trabajo, con nuestro voto?
    En algún punto, por alguna razón misteriosa, la clase política española abandonó el barco de España, dejando la nave a la deriva, renunciando a dirigirla hacia ningún sitio en concreto. Y por algún lado andan en su bote salvavidas oficial, remando hacia no se sabe muy bien dónde. Les oímos gritar en su jerga de políticos, pero ya no les entendemos, de tanto que se han alejado de nosotros.
    Y aquí estamos los españoles en nuestro barco en mitad del Atlántico, rezando para que alguien, por ejemplo el acorazado Merkel, nos aborde y nos imponga al menos un rumbo.
    Pero nosotros no somos simples barriles de alcohol que se almacenan en la bodega y que nada pueden hacer salvo esperar a ser descargados. Somos seres humanos, tenemos libre albedrío. Y, sobre todo, podemos aprender a manejar un barco. Así que no tenemos por qué resignarnos a estar perpetuamente sin tripulación.
    Antes o después, los españoles, de todos los colores políticos, tendremos que terminar poniéndonos de acuerdo para que una nueva tripulación, salida de entre los ciudadanos, se haga cargo de los mandos del buque.
    Y para que esa nueva tripulación empiece a intentar resolver, esta vez sí, los problemas reales de la gente real.


    http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/el-mary-celeste-11686/

  6. manuelp dice:

    Spasic

    Pues la calle Antillón sale de la Puerta del Angel y es muy cortita, así que las dos checas (la de la iglesia de Santa Cristina y la de la calle Antillón) estarían prácticamente pegadas. por cierto en esa calle vivieron mis abuelos y mis padres despues de la guerra hasta que mis padres se subieron al Alto de Extremadura.

  7. manuelp dice:

    ramosov

    La verdad es que no me cuadra lo que dicen las fuentes que conozco sobre la línea del frente a partir del 8 de noviembre de 1936, que viene a ser prácticamente en el Lago y Puerta del Angel en la misma orilla del Manzanares con lo que yo he visto, es decir los nidos de ametralladora del Alto de Extremadura, del Batán e incluso de Campamento, como dice usted, que están mucho más arriba. Pues es claro que esos nidos no se iban a hacer en y para un día de combate, es decir que parecen indicar que estaban en la línea del frente, como si el ejército popular hubiese recuperado terreno en esa zona después del 8 de noviembre, cosa que no aparece en ninguna fuente.

    La única explicación es que se construyesen como protección de cobertura en profundidad dado que en el cerro Garabitas- que es la cota geográfica y militar  más alta en poder del ejército nacional en esa zona- tenía un importante observatorio y polígono de artillería el ejército nacional y quisiesen protegerlo ante un eventual ataque frente populista.

  8. menorqui dice:

    Deportación a algún sitio de esa población de esa antiespaña, a donde les reciban. No importa si son millones. Mejor cuantos más sean. Y cuando nos bombardeen los gabachos y los gringos y la merkel sacamos la bomba escondida se la lanzamos a marthas vineyard y a tomar por culo el mundo entero, cabrones hijos

  9. menorqui dice:

    Qué panda de perdedores nuestros pijos patéticos peperos y progres. Qué asco que me habéis dado siempre, mediocres paletos, Bildu, cabrones, Bildu, por puro miedo. Habéis destruido nuestro país por delicados, merecéis todos también la depo. Nos habéis roto por muy adentro.

  10. Spasic dice:

    Manuelp

    Sí, la checa de Antillón leí en un libro que estaba en el nº 4 (Las Checas del Terror de César Alcalá, ni fu ni fa) que por aquella época no sé si estaría numerado igual. En esa calle llegando a la Puerta del Ángel sabrá que está el colegio de monjas “María Cristina” que tiene pinta de bastante antiguo, así que si en aquella época existía… igual fue ese el 4 y entonces estarían separadas por pocos metros, como bien indica usted. A ver si me informo. Curiosamente jamás entré en la Iglesia de Santa Cristina… y eso que fui al instituto que está pegado a ella (también se llama Santa Cristina, aunque creo que antes tenía otro nombre aunque no sé desde cuando existe). También fui al colegio al público que está precisamente en la otra punta de Antillón, llegando ya a Caramuel. Claro, yo hablo de los años 90. Mis abuelos con mi madre vinieron a vivir aquí a finales de los 50, que yo sepa, y nada, casi siempre he vivido aquí. 

    También veo que ramosov nació en Campamento. Bueno, y creo que Pío estuvo viviendo en el piso alquilado de un Guardia Civil en la zona del Batán supongo que por los años 70. Al final todo queda cerca. Un saludo a todos.

  11. menorqui dice:

    No tiene remedio.Mientras lo español sea defendido por la derecha española, Antiespaña crece. Porque es una defensa falsa. Esta tontería de “los perroflautas”, puede que lo penséis, pero no os centréis en ello.No puede ser que en Vascongadas todo lo antisistema sea antiespañol, porque debería ser lo contrario. Pero cuando se es al mismo tiempo mediocre e inflexible pasa que no se acaba de nacer y ya se es pepero. En Galizia, Antispain sube. En EH, gana por mutxo.

  12. menorqui dice:

    Nou sé, la verdad es que también hacen lo que pueden. Quizás es que los españoles no damos para más, ni para saber quiénes somos damos. Qué mal fario.