Notas de pasada
**En VOX están muy equivocados si creen que pueden eludir la cuestión de Franco criticando con pequeñas burlas a la izquierda y los separatistas por sacarla constantemente a colación, o hablando de “abrazos” de nuestros padres. Porque se trata de una cuestión objetiva y crucial para la continuidad de España.
**En Usa e Inglaterra se escriben incontables estudios y ensayos sobre la SGM. Es lógic0, pues fueron protagonistas de ella. Pero España también tuvo un protagonismo muy considerable, pero apenas hay libros españoles algo serios al respecto; y ninguno con planteamientos originales, salvo el más reciente, sobre el fin de la era europea.
**No conozco ningún estudio serio, quizá lo haya, sobre el hecho de que la SGM, con la fabricación masiva de armamento, permitiera a Usa superar la gran depresión de los años 30 sin recaer luego en ella. Y ello hasta el punto de poder condonar sin arruinarse la enorme deuda inglesa, y también la de la URSS (esta, porque Stalin la dio por pagada de sobra con sus victorias y sangre) (La II Guerra Mundial y el fin de la Era Europea).
**Felipe II puede considerarse, entre tantas cosas más, el rey de tres batallas decisivas: San Quintín, Lepanto y la Contrarmada. Esta última (batalla de Lisboa) ha estado y aun lo está, semiignorada, mientras se destaca la Gran Armada “invencible”, no derrotada por los ingleses, sino por los temporales. Es muy de admirar la destreza propagandística inglesa que no solo ha logrado disimular para la historia su desastrosa Contrarmada, vencida por los hombres, no por los elementos. Y han logrado que lo acepte la torpona historiografía española (Hegemonía española y comienzo de la era europea)
**Pedro de Valdivia se describió así: “Para gobernar los vasallos de V. M. fui capitán para los animar en la guerra y ser el primero en los peligros (…) Geométrico en trazar y poblar; alarife en hacer acequias y repartir aguas; labrador y gañán en las sementeras; mayoral y rabadán en hacer criar ganados. Y, en fin, poblador, criador, sustentador, conquistador y descubridor”. Lo he recogido en Hegemonía española porque nadie ha descrito mejor la conquista de América. Soldados excepcionales, eran también exploradores, organizadores, ingenieros y difusores de técnicas bien avanzadas para su tiempo.
**Me mandan un vídeo sobre “historia de la guerra civil” por una tal “academia play”, que explica con dibujitos infantiles. No he abierto el vídeo. Que se llame “by academia play” ya revela el carácter capullo de sus autores.
** El “capitalismo” se define de muchos modos: como el último sistema de explotación del hombre por el hombre, según el marxismo; como el modo más lógico y productivo de organizar la economía, según el liberalismo; como una fabricación parasitaria judaica para dominar el mundo, según los nazis; como el mayor enemigo de “la Tierra”, según los ecologistas; como destructor del propio ser humano, según otros… Así, se convierte en un concepto ininteligible, que exige revisión.
**Suele suponerse carácter homosexual a la amistad por así decir apasionada, entre Aquiles y Patroclo, pero la única indicación sexual en La Ilíada es de otro tipo. Tras rechazar reconciliarse con Agamenon aduciendo, entre otras cosas, “¿creen los Atridas que son los únicos hombres que aman a sus esposas?”, él y Patroclo se retiraron a dormir en puntos opuestos de la tienda, Aquiles con una mujer “de hermosas mejillas” y Patroclo con otra “de bella cintura”. Esclavas ambas, botín de guerra.
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El franquismo “liberal”
González Cuevas califica la primera parte del régimen, hasta el fin de la SGM o quizá hasta 1956, como la “edad de oro antiliberal”. A un gobierno o régimen no lo definen sus “antis”, sino sus “pros”, de los cuales derivan los primeros. Y es cierto que todos los sectores del régimen se declararon más o menos antiliberales desde el principio hasta el fin, con diversas gradaciones. Pero eso era más retórica que práctica. Julián Marías, más perspicaz, anota que desde el principio, aun con regulaciones y trabas, la economía era esencialmente liberal, lo que además permitía una libertad intelectual y profesional muy aprovechable. Y si de la economía pasamos a la cultura, tanto las tendencias falangistas como las eclesiásticas o las carlistas o las monárquicas, fueron solo una parte menor de la creación cultural, siendo esta también variada y en ese sentido liberal, pese a una censura irrisoria. Y el franquismo mantuvo siempre un estado pequeño, acorde con el liberalismo clásico, mientras que en el resto de Europa oeste el peso del estado en la economía se disparó después de la SGM.
Ciertamente, el franquismo no era liberal ideológica ni doctrinalmente, pero en la práctica heredaba en buena medida las tradiciones de la Restauración. En ningún momento fue un régimen totalitario, si entendemos por tal la ocupación de la sociedad por el estado, y del estado por un solo partido. Muy lejos de ello.
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Marx XVIII. Desigualdad personal y social
La desigualdad es un rasgo muy acentuado entre las personas. Desigualdad en fuerza, física, anímica o de carácter, en inteligencia, en sensibilidad, incluida sensibilidad moral, en aptitudes y aficiones y, en fin, en todos los rasgos propiamente humanos. Esto ocurre con independencia de la clase social a la que se pertenezca, y no parece posible eliminarlo sin abolir la misma naturaleza humana. Existen, además desigualdades profundas en lo que llamaríamos el destino, pues cada persona tiene su trayectoria vital, quizá influida, pero no determinada por la clase. Aunque busquemos en las combinaciones genéticas una explicación de estas desigualdades, es solo una explicación aparente, porque no hallamos ninguna causa comprensible para que ello sea así, cuál sería el sentido de ello.
Las desigualdades en el plano personal se limitan mucho en el plano social. Así, la clase en que se ha nacido es aquella en que desarrollan la vida la mayoría de las personas, incluso con bastante rigidez en sociedades como las del antiguo régimen. Y por más que el destino general sea igualitario en la muerte, en vida la desigualdad social se impone a menudo y en parte sobre las desigualdades personales. Cuestión implícita es la de si sería posible eliminar las desigualdades personales desde la sociedad, bien homogeneizando cada clase, bien eliminando las mismas clases en una igualdad general.
Como vimos, el marxismo es una concepción de la condición humana que se afirma racional y, más allá, científica, esto es, materialista, que encuentra en la economía la clave de la historia y del mismo comportamiento humano y de sus males. Por consiguiente, y con respecto al liberalismo, impondría ampliar la igualdad ante la ley — pura fachada, detrás de la cual imperaría realmente el desigual poder económico– a la igualdad real, humana, es decir, económica. Extensión posible por primera vez en la historia, como sabemos, por el desarrollo de las fuerzas productivas.
Pero la desigualdad personal tiende a arruinar la igualdad social, por lo que el programa científicamente igualitario debe atender a uniformizar la vida y actitudes personales, cosa en principio factible desde la fuerza del estado (la “dictadura proletaria”) Y este ha sido el empeño fundamental del estado soviético o de movimientos como la Revolución cultural maoísta. La desigualdad personal tiene mucho que ver, realmente es la base de la idea de libertad, y por ello el intento de homogeneizarla supone precisamente el arruinamiento de la libertad personal, extendida a las libertades políticas.
No hay ninguna casualidad en que esos regímenes aplasten la libertad personal en nombre de la igualdad social. La igualdad en el plano personal, si se consiguiera, haría finalmente innecesario el poder, el estado, objetivo posible solo en sociedades en que las diferencias personales se anulasen prácticamente, al modo de las hormigas o las abejas. Ya hemos dicho que el poder surge de manera natural y forzosa en todas las sociedades, y precisamente por efecto de las desigualdades personales; una paradoja solo aparente. Como también es posible, llegados a ese punto, presentar la abolición de las desigualdades personales como la elevación a un plano científico del un concepto corriente, primario y rudimentario, de libertad: la aceptación consciente y aceptada de la necesidad científica sería la verdadera libertad. Y quien se le opusiera, sería arrastrado inevitablemente.