El destino de Juan Carlos… y de otros héroes de la transición

Para difundir

En La transición de cristal señalé el hecho llamativo de que los autores de un proceso que se ha pintado a diestra y siniestra como ejemplar y maravilloso (“la mejor época de España”, dicen los golfos del ABC) hayan terminado tan mal: Fraga, Torcuato, Suárez, González, Carrillo y Juan Carlos.

   El mejor de todos fue sin duda Torcuato Fernández Miranda, que diseñó la única transición consistente, mediante reforma desde la legitimidad del franquismo, y la asentó en la votación de las Cortes y en un sólido referéndum, desafiando la huelga general y el boicot de los  rupturistas. Cometió el error de creer que Suárez, a quien le había dado todo, políticamente hablando,  seguiría su política. Error del que no fue culpable, pues nadie puede prever el futuro, y menos el de sus sucesores. Enemistado con Suárez, se negó a votar una Constitución que ya llevaba dentro varias bombas de relojería, falleció enseguida y su criatura ni se molestó en asistir a su funeral.

 De Fraga decía que   “fue sobresaliente  en la primera época de la transición, y precisamente el ser sobresaliente le valió el quedar relegado y contemplar cómo sus esfuerzos y avances en la reforma abonaban, desvirtuados, el campo a otros”. Su poco fondo político le empujó a traicionarse a sí mismo imitando a Suárez, para quedar relegado a político regional, con una línea cada vez más proseparatista.

Suárez fue un politiquillo de tres al cuarto, sin la menor talla de estadista, que tuvo la suerte de heredar una sociedad próspera, pacífica y reconciliada, sobre la cual emprendió maniobras peligrosas que condujeron a la destrucción de su partido, la UCD, al mayor impulso al terrorismo y al separatismo, hasta provocar la intentona del 23-f, de la cual fue máximo culpable, cosa que nunca se dice. Tuvo que dimitir en vísperas de la intentona, entre los denuestos de todo el mundo. Sus desgracias personales suscitaron luego una simpatía sentimental hacia él. Cuando murió, algunas encuestas en nuestra desastrosa universidad demostraron que casi ningún joven  recordaba medianamente quién era o qué había hecho. Y sigue ocultándose o desvirtuándose  lo que realmente hizo, a cambio de lo cual su nombre estropea el de un aeropuerto.

No menciono a Leopoldo Calvo Sotelo, servil anglómano que no logró recomponer su partido, ni frenar el terrorismo ni las tensiones disgregadoras ni la crisis económica. No sabemos si habría alcanzado algún logro en esos campos, porque afortunadamente pasó enseguida a la historia.

Felipe González llegó anulando la victoria histórica de España en relación con Gibraltar, proclamó a través de su lugarteniente Guerra la muerte de Montesquieu, es decir, la liquidación progresiva de la democracia, amparó una corrupción generalizada desde la confiscación de Rumasa,  practicó el terrorismo de gobierno, dejó tres millones de parados. Y se libró de la cárcel por muy poco. Probablemente porque chantajeó con sacar a la luz las vergüenzas del monarca y provocar una crisis de todo el régimen parecida de otro modo a la que había llevado al 23-F.

El caso de Carrillo es diferente: vio cómo, siendo su partido el único que había luchado realmente contra el franquismo, los frutos le eran birlados limpiamente por un PSOE que no había hecho nada reseñable, y había sido protegido desde antes de la transición por el propio régimen de Franco. Tuvo que aceptar la bandera, la monarquía, la economía de mercado y unas normas que su propia ideología detestaba. Su PCE entraba en crisis creciente conforme se fortalecía  el PSOE, muy  ayudado desde todos los ángulos, incluida la extrema derecha alemana. Terminó siendo excluido de su partido en 1985. No vio, como hubiera deseado, el fusilamiento de Franco y sí, en cambio, el derrumbe del  bloque comunista. Y sin embargo no dejó de tener un fin triunfal: en su 90 cumpleaños representantes de casi todos los partidos, los medios y el propio rey,   le homenajearon y le dieron además la satisfacción de la retirada nocturna de la estatua de Franco en Madrid: algo era algo, a cambio del fusilamiento.  La  farsa y esperpento a que habían llevado la democracia aquellos políticos. Y Carrillo murió  en “olor de santidad democrática”. Recuerdo que una cretina de la COPE me llamó para que opinase, y al recordar algunas verdades, la muy zorra me cortó sin aviso,  por lo que tardé e unos minutos en darme cuenta de que hablaba para nadie.

En cuanto a  Juan Carlos, rebautizado agudamente “Campechano I” por Jiménez Losantos — a quien había intentado echar de la COPE–  es especial. Cuando escribí el libro seguía siendo rey. Había congeniado mucho con Suárez porque eran muy parecidos: simpáticos y  hábiles en el trato personal, pero frívolosincultos, sin mucho sentido del estado  ni de la historia, aunque algo más por parte de Juan Carlos, que llegó a asustarse de los rumbos que Suárez imponía al estado, motivo real del 23-f. Hombre económicamente corrupto y dado a las relaciones adulterinas, perjudicó gravemente  el prestigio de la monarquía. Se llevó luego bien con Felipe González, no tan bien con Aznar, y terminó firmando su propia ilegitimidad con la ley de memoria histórica, de cuyo alcance real no se dio o no quiso darse cuenta. Dicha ley, típicamente totalitaria y que para más inri proclama como “víctimas democráticas” a los chekistas y asesinos del Frente popular y de la ETA, pretende revertir lo que no lograron cuando la reforma de Torcuato. Su sentido viene a ser la deslegitimación radical del franquismo, por lo que la monarquía, que lo debe todo a Franco, queda a su vez deslegitimada. Viene a ser un golpe de estado encubierto, hecho del que casi nadie ha querido darse cuenta.  Desde entonces la monarquía tiene una carga de ilegitimidad, cuyas consecuencias se van viendo progresivamente hasta el actual golpe de estado permanente en que vive la nación.  La  doble corrupción económica y sexual de Juan Carlos le está castigando con la amenaza de su amante Corinna de llevarlo a los tribunales por amenazas; y su hijo ha necesitado distanciarse abiertamente de su padre por la misma razón. Que sigue sin ser suficiente, pues, como recuerdan muy justamente Podemos y muchos otros, e implícitamente el doctor, ¡la monarquía viene de Franco! Pero al renunciar a su origen se convierte en una democracia esperpéntica, al gusto de Podemos.

 Uno puede preguntarse cómo con  políticos tan endebles, digámoslo así, el país no se ha hundido ya. La respuesta es que todos ellos han contado con la espléndida  herencia del franquismo, que todavía resiste. Y sobre la que deberá reconstruirse la democracia y la nación, porque no podrá hacerse sobre otra base.

Leo algunas objeciones a la transición señalando que “se reforma lo que se quiere conservar” y en cambio se demolió por completo el régimen anterior,  por lo que la reforma habría sido un fraude desde el comienzo. Nada más lejos de la realidad. El franquismo no fue un régimen de partido único, sino de cuatro partidos unidos por un cierto catolicismo y la autoridad de Franco, pero el Vaticano II lo privó de cohesión y de futuro. A la muerte de Franco, ¿quiénes podrían mantener aquel régimen? ¿Los carlistas? ¿Los falangistas? ¿Los monárquicos, muchos de los cuales siempre habían conspirado contra él? ¿El episcopado, que apoyaba a sus enemigos, incluidos comunistas y etarras? Basta plantear la cuestión en sus términos reales para entender la enorme habilidad y sentido histórico de la gran reforma de Torcuato. Lo que era preciso conservar era la legitimidad del franquismo como base de la democracia. Pero ni Franco tuvo la culpa de que Juan Carlos le saliera tan campechano ni Torcuato de que Suárez resultase otro campechano o de que más adelante Aznar se ciscase en un régimen al que le debían todo.  Hoy vivimos bajo un nuevo frente popular sin haber aprendido nada del anterior, las cosas son así y solo pueden cambiarse a partir de su realidad.

Por Que El Frente Popular Perdio La Guerra Civil

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Historia criminal del PSOE. Oviedo en llamas: https://youtu.be/_L5awz95gyc

 

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Virus y economía / Los tres canteros y la moral.

Historia criminal del PSOE. Oviedo en llamas: https://youtu.be/_L5awz95gyc

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Virus y economía

Leo: 150.000 casos de coronavirus en el mundo (en 140 países). Sobre 7.000 millones de habitantes.  Varios meses después de su comienzo. ¿Cómo es posible que esté paralizando media economía mundial? O bien se piensa que la cifra se multiplicará por cien o mil en los próximos meses, o que la plaga durará mucho. Leo también que en China la están doblegando ya. En Italia, los muertos  se acercaban a 1.500  sobre unos 21.000 infectados y  unos 60 millones de habitantes, con una  letalidad  del 5,8%  y 80 años de media . La letalidad es mucho menor en China, entre el 2 y el 4%. En España (46 millones de habitantes) vamos por los 200 muertos sobre 6.400 casos (3%). Si la difusión del virus es estacional, como la gripe, el número de muertos e infectados no puede subir ya mucho.

La comparación con la gripe no sobra, porque en España su tasa de mortalidad (1,2%) es bastante inferior a la del  Covid 19, pero  causa cada año unos 6.300 muertos. Al ritmo actual, antes de que llegue el buen tiempo y presuntamente se acabe la plaga del coronavirus, esta tendría que multiplicar sus víctimas mortales por 30, y aun así no merecería más atención que la gripe. De acuerdo con estos datos, las medidas que se vienen tomando en muchos países, particularmente en España e Italia, resultan verdaderamente sorprendentes.  ¿Se teme, entonces, que el número de muertos en un par de meses sea muy superado, que llegue a decenas, incluso cientos de miles?  No leo que nadie lo diga. Y si se piensa que la peste  no sea estacional y dure todo el año, ¿será posible mantener unas medidas antieconómicas como las presentes? Con un solo mes, esas medidas arruinarán una multitud de negocios.  Mantenerlas un año entero destrozaría por completo la economía. Una explicación, aunque no muy convincente, es que unas medidas de choque iniciales evitarían que la peste se difundiera de forma explosiva.  Parece la razón, pero ¿cómo mantener las medidas actuales por más de unas pocas semanas?

Todo esto resulta chocante, desde luego.

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**Qué repugnancia, oír al Doctor y similares emplear frases de tono sublime para ocultar o envolver sus bellaquerías y delitos. En eso se ha convertido la política. Porque los estafadores saben que el truco funciona.

**Con motivo del virus, pretende el Doctor que olvidemos la política y todos nos pongamos a remolque de él. Como si, con motivo de una gran inundación, todos debiéramos seguir sin crítica a un gobierno imprevisor.

**De momento, el Torra y el Urcullu ya están haciendo su política. La que podía esperarse de tantos años de complicidad  de los gobiernos con los separatistas.

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Los tres canteros y la moral.

El cuento de los tres canteros indica la diferencia entre el hombre común, que dedica su vida y sus esfuerzos a satisfacer sus necesidades primarias, y apenas ve ni quiere ver más allá, y el que percibe un objetivo general que da sentido a sus sudores más allá de las exigencias básicas, animales, de la vida. Ahí, por lo menos, Omar Jayam falla.

–No lo veo del todo así. Jayam parte de la imposibilidad de encontrar sentido, por lo que postula una especie de diversión desesperada. Ya que todos los esfuerzos por conocer fracasan, divirtámonos cuanto podamos y mientras podamos. Finalmente, ese sería el sentido de la vida y lo demás una sabiduría ilusoria que haría la vida aún más pesada.

Sin embargo, el que era consciente de que sus trabajos tenían un fin más elevado, que traspasaba sus necesidades particulares, siempre lo juzgaríamos más humano, más consciente y con una visión más amplia. Podríamos decir que aunque no respondiera a la pregunta de Jayam en un sentido general, al menos se acercaba a él en un aspecto parcial.

–Pero supón que el cuento continuase con una disputa entre los tres. El tercero podría acusar a los otros dos de pensar como cerdos, ya sabéis lo del cerdo satisfecho y el Sócrates angustiado… Pero imagino fácilmente lo que le replicarían los otros: “En primer lugar, nosotros trabajamos para alimentar a nuestras familias, aunque la paga nos permita pocos lujos, igual que a ti. ¿Qué nos importa si construimos una catedral o unas caballerizas o una cárcel? Eso es cosa de quien nos contrata. Y tú, que imaginas algo tan grandioso, ¿acaso has decidido tú construir la catedral? ¿La has diseñado? Solo la veremos terminada cuando lleguemos a viejos, si no morimos antes. No sabemos si la quemarán o la dejarán a medio hacer por falta de dinero… Si tú fueras el arquitecto,  esas cosas te importarían, claro… Pero todo eso está muy lejos de nuestro alcance, para el plan de la catedral somos poco más que estas piedras. Así que, en definitiva, ¿qué nos importa?

Vaya, has expresado lo que expresaría un cerdo. Está demostrado que la gente trabaja mejor y con más ánimo, y se siente más satisfecha  cuando tiene una idea clara del fin que se persigue, más allá de su interés más inmediato en comer, joder y cagar.

–La cuestión es esta, y es doble: el arquitecto, llámalo Dios o Necesidad,  está muy lejos de nosotros, nos distribuye como quiere en función de una obra que nunca conoceremos. Nos pone al servicio de algo que nunca entenderemos. Y esto se refleja miserablemente en la vida real. Omar se pregunta en otro verso: “¿Por qué un hombre ha de servir a otro?” Pues ahí está la otra cara del destino: la inmensa mayoría de los hombres tienen que trabajar para comer con un esfuerzo que les ocupa la mayor parte de sus vidas, siguiendo normas que les son impuestas, y en beneficio de otros pocos que  obran como amos y señores. Pero incluso estos, que tienen el dinero y el poder, están sometidos a mil azares de la vida, es decir, que tampoco son una imagen de la divinidad o de la necesidad.

Todo eso está muy bien cuando nos dedicamos a teorizar de manera abstracta. Pero cuando vamos a lo concreto, a las exigencias prácticas, ¿de qué sirve? Uno tiene que preguntarse: ¿por qué la sociedad humana está hecha de esa forma? ¿Podría cambiarse de modo que esa servidumbre quedara abolida, por ejemplo?

–Percibimos la vida en varios planos. El de las exigencias inmediatas y perentorias es uno. Salvo que nos suicidásemos, nos vemos obligados a entrar en esa dinámica, tratando de sacar la mayor satisfacción posible de ella, lo que muchas veces resulta ilusorio. Pero el plano más amplio, el por qué y para qué de esos esfuerzos y servidumbres, que parecen inevitables, se nos escapa sin remedio.

Parece, según lo expresas, como si la vida fuera necesariamente una frustración constante. Tiene muchas alegrías, y la prueba es que casi nadie quiere irse de ella, al menos mientras queda algo de fuerza y de salud.

–Eso es verdad, como diría nuestro cerdo parlante. El cual nunca se plantearía problemas morales o de cualquier tipo distinto de los inmediatos. Tampoco lo haría el hombre, si no supiese que ha de morir.

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Separatismo catalán (II) Miseria hermana del regeneracionismo / O. Jayam (16) ¿Y si supiéramos el sentido de la vida?

Separatismo catalán (II) Miseria hermana del regeneracionismo

Si Gaziel hubiera investigado un poco la historia, habría constatado dos cosas: que lejos de mantenerse aislada de lo que entiende por Europa, España había participado en todas las evoluciones europeas, oponiéndose solo al protestantismo. Y que al menos una de las bases de la democracia actual se encuentra en la escuela de Salamanca, así como de ciertas concepciones económicas hoy dadas por más o menos científicas,  asimismo del derecho internacional. Y que España  llevaba dos siglos y medio esforzándose por seguir aquellos rasgos más modernos que según él caracterizaban lo europeo, siendo Cataluña, junto con Vascongadas, la región que más empeñadamente se opuso a esa evolución reciente. Habría notado también que en la pugna entre liberales y carlistas, ganaron los liberales (los “europeos”, en su concepto), y que el separatismo hunde una de sus raíces precisamente en la reacción clerical contra dicho triunfo. Esa raíz se combinó curiosamente con el racismo entonces extendido por toda Europa para dar lugar a un separatismo aún más furioso por impotente. Las maldiciones de Gaziel a Hitler tienen cierta gracia, porque la base ideológica de ambos es muy pareja. Que la adopción del liberalismo en España  marcase el siglo de su mayor decadencia es otra cuestión. Desde luego, el carlismo no era la alternativa. Que los separatistas creyeran probada su superioridad en la industrialización de Barcelona es otra mistificación. Aunque los  separatistas, ajenos a dicha industrialización, se la apropiaran  para demostrar su superioridad, ella no les debe nada: se produjo por una combinación de iniciativa de  catalanes que se consideraban españoles  con una política centralista que les facilitó un mercado cautivo.

No mejor es la versión del franquismo  ofrecida por  Gaziel y que es compartida en lo esencial por Varela Ortega y los intelectuales y políticos anglómanos que venimos comentando:  Sólo quedan las terribles castas ancestrales: la milicia y la clerecía, institucionalmente hermanadas (incluso cuando parecen reñidas), forman una piña fortísima, con una mentalidad cuartelaría y seminarista, refinada por toda clase de “rasgos” autoritarios, negocios fabulosos e intereses creados [...] son todavía las castas medievales hispánicas, nunca muertas del todo, revigorizadas ahora, en pleno siglo xx, gracias a los vientos totalitarios [...] que hace algunos años surgieron en Italia y Alemania. Lo curioso del caso, sin embargo, es que, vencidos y aniquilados en toda Europa, la copia grosera que hicieron las castas españolas sigue perdurando en España. Para ellas no ha habido justicia, ni tribunal de Núremberg. Y así continúan, más soberbias que nunca, convencidas de que tiene que estallar universalmente un nuevo y todavía más grande cataclismo bélico [...] que barrerá el Renacimiento, la Reforma, la Revolución Francesa, todo lo que ha hecho Europa que ellas no pueden soportar. Con la esperanza de dejar encima de sus ruinas un nuevo imperio teocrático y militar hispánico, como el de Felipe II.”

El imperio de Felipe II ni fue teocrático ni militar, fue una enorme organización sin precedentes anteriores, un imperio que duró tres siglos, probablemente el más pacífico internamente de la historia, y que en Europa tuvo que contender con las violentas teocracias protestantes y calvinistas, con la amenaza otomana y con  mil piraterías que parecerán ilustradas  a los gazieles. Es natural que para España sea una época grande e inspiradora. España participó ciertamente en el Renacimiento; en cuanto a la Reforma y la Revolución francesa, uno no sabe si los gazieles las admiran tanto por las libertades que les atribuyen o por la  tremenda acumulación de crímenes, guerras y despotismos que las caracterizaron. No les gusta mencionarlos, pero merecerían alguna reflexión.

   En cuanto al franquismo, sus famosas “castas”, provenientes de Recaredo como las define el botarate, lejos de desear ninguna nueva guerra, mantuvieron a España al margen de la II Guerra Mundial, reconstruyeron e industrializaron  el país, crearon por primera vez una extensa clase media, expandieron la enseñanza como nunca antes, redujeron el analfabetismo a niveles marginales, mantuvieron un estado pequeño y eficiente; y aunque restringieran las libertades políticas, sobre todo para los que habían provocado la guerra civil, mantuvieron unas libertades personales que podemos envidiar ahora que el estado pretende dictar “democráticamente” hasta los sentimientos de la gente; y forjaron una sociedad con la mejor salud social de Europa, medida por los índices de delincuencia y población penal, droga y alcoholismo, fracaso y violencia familiar, etc; con una de las tres o cuatro esperanzas de vida al nacer más largas del mundo. Lo sorprendente es que todas estas transformaciones iban ya realizándose, poco a poco o aceleradamente,  ante los ojos de un Gaziel, cerrados a la realidad por su fanatismo hispanofóbico: falleció en 1964 en su odiada España franquista.

Pero el fondo de la cuestión es más amplio: se trata de la interpretación de la historia de España en su conjunto. Según  Gaziel,  ese pasado se resumía en  la historia de una familia pobre, numerosa y malavenida, con más carácter primario en sus diversos componentes que espíritu colectivo. Y que esta familia, sumergida durante largos siglos en ásperas luchas intestinas, encerrada en su redil y aislada prácticamente del resto del mundo, recibió de repente el Gordo de Navidad (descubrimiento fortuito de América), y poco después un casamiento no planeado, también fruto del azar (el de Juana la Loca y Felipe el Hermoso), la llevaron a verse comprometida en los más grandes problemas e intereses de la tierra [la cursiva es mía] [...]. Naturalmente, falta de preparación, España sólo, pudo hacer frente a tan enormes, no deseadas y desproporcionadas empresas con el impulso primario de sus hijos, una fuerza vital puramente biológica, sostenida por los tesoros del Eldorado. De aquí que la inmerecida y rápida grandeza de España comenzase a declinar fatalmente inmediatamente después de haber eclosionado [...]. Menos de un siglo después de constituido aquel inmenso imperio ya estaba hecho jirones por todas partes [...]. Pero el sueño imperial [...] dejó en el alma española un complejo morboso, del cual todavía no ha podido curarse, ni es probable que se cure. Desde Felipe II a nuestros días, cuando no dormita [...] o no vuelve a destrozarse en luchas fratricidas, España vive soñando que va a volver a tocarle el Gordo»

Esta sarta de disparates, leyenda negra incluso degradada, tiene máximo interés porque  coincide en lo esencial con la visión del grueso de las infraélites políticas e intelectuales de toda España desde el 98. La he examinado largo y tendido en Nueva historia de España, en La Reconquista y España, en Una historia chocante y muchos artículos, y no me extenderé ahora. Baste con señalar que fue imponiéndose por los “gárrulos sofistas” del regeneracionismo, y destacadamente por Ortega, Azaña, Marañón, Lerroux  y muchos más, que en su “europeísmo” puramente retórico,  incapaz de producir el menor análisis histórico de su ídolo, ni político de la situación europea del momento,  pretendían empujar a los españoles a ser masacrados en la I Guerra Mundial al servicio de Francia e Inglaterra, dos potencias siempre “amigas” de España. Fue casi un milagro que el país se librase de aquella contienda, que sumió a Portugal, satelizado por Inglaterra, en una continua convulsión interna.

Lógicamente, si tal había sido la historia de España, los separatistas tenían sobradas razones para abandonar un barco tan cochambroso.  Y esa es la concepción que ha vuelto a prevalecer desde la Transición, y en ella se encuentra el germen de todos procesos destructivos  y liberticidas que viene sufriendo el país… ¡siempre en nombre de una “democracia” tan quimérica como su “Europa”!

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Omar Jayam (16). ¿Y si supiéramos los porqués de la vida?

Creo que Eugenio D´Ors solía contar un viejo cuento: un curioso contempla a tres obreros  atareados  con unas grandes piedras. “¿Qué haces?” preguntó a uno: “¿No lo ves? Estoy deslomándome tallando estos bloques para poder comer”. Preguntó al siguiente lo mismo: “Estoy preparando las piedras para hacer una columna, esperando que me paguen”. El tercero contestó: “Estoy construyendo una catedral”. Los tres hacían lo mismo, pero con perspectivas diferentes: solo el tercero sabía o sentía  realmente para qué trabajaba,  o se interesaba por ello más allá del interés inmediato.

Si extrapolamos el cuento a las cuestiones de Omar Jayam, nos encontraríamos que el tercero  sería el único que vislumbrase, si no el por qué de su llegada y partida del mundo, al menos el para qué de su estancia en él. Desde luego, si la condición del hombre le permitiera saber el porqué o el paraqué de su vida, perderían su razón de ser las angustias y esfuerzos resultantes por orientarnos en ella, es decir,  la moral, la religión, la filosofía, el arte. El hombre sería como los demás animales, pero con la consciencia real, la consciencia  del sentido de su vida. Esa situación puramente teórica no tendría por qué ser, sin embargo, satisfactoria. Aunque la vida tenga muchas satisfacciones, lleva consigo una carga muy fuerte, no pocas veces abrumadora, de pesares. Quizá la verdad de la existencia humana fuera precisamente un mal a cuya realidad procuramos no asomarnos, pero que percibimos vagamente en nuestras pesadillas. 

  Abarcara lo que abarcara esa consciencia, algo compartiría sin embargo con la deficiente consciencia del ser humano presente: la de que su vida, en todos sus aspectos fundamentales, dependería de una fuerza exterior a él. Conocer el sentido de su vida pasaría por el conocimiento de esa fuerza, que dejaría de ser misteriosa. Si la llamamos Dios, podríamos pensar, bien que es un ser bueno o que es malvado, aunque, al menos, podremos dirigirnos a él, para rogarle o para maldecirle, ya que, de algún modo, se parecería a sus criaturas. Si la llamamos “necesidad” o “ley” (cósmica), entonces la vida humana es un mal insoportable: como una apisonadora, la necesidad termina destruyéndonos de manera ineluctable y por completo insensible  a nuestros deseos y sentimientos, volviendo estos absolutamente irrelevantes. ¿Cómo salir de estos dilemas?

 

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Y de pronto… la peste / Tesis sobre el franquismo / Por qué tenemos una universidad basura

Y de pronto… la peste

De repente, la vida que considerábamos libre y normal se altera profundamente, al extremo que se pide, y en algunos sitios se impone, no salir de casa; y todas las noticias y la atención pública giran en torno a la nueva amenaza. Cabría pensar que se trata de un fenómeno de pánico colectivo, quizá inducido por intereses oscuros, pero no parece ser así. Ningún interés político o económico sale indemne de la pandemia. Las pestes tradicionales solían ser bacterianas, mientras que esta es vírica, y tiene peor arreglo. Es una peste global, como lo fueron la de Justiniano y la Peste negra. Desde luego no es nada probable que vaya a hacer ni remotamente tantas víctimas como aquellas, quizá  la gripe corriente haga más víctimas, aunque pudiera no ser así. El problema es más bien su carácter explosivo y repentino, su duración incierta, la falta de medicamentos adecuados y el desbordamiento de los medios hospitalarios. Otra peste reciente, el Sida, afectaba muy mayoritariamente a homosexuales y drogadictos, pero esta obra sin discriminación.

Y las consecuencias económicas. Millones de negocios tendrán que cerrar por más o menos tiempo, muchos de ellos quebrarán, provocando millones de desempleados, penurias y probables disturbios. Ya antes del coronavirus decían bastantes economistas que se acercaba una crisis quizá peor que la iniciada en 2008. Otros en cambio lo negaban, así García Domínguez; aunque, también en LD, Daniel Rodríguez la pronosticaba con casi certidumbre, por no haber aprendido de la experiencia ni efectuado reformas estructurales de verdadero calado. Por tanto el coronavirus no haría sino agravarla. Los remedios fiscales y monetarios, señala García Domínguez, están agotados, por lo que la crisis, que ahora atribuye al coronavirus, promete una gravedad extrema.

No hay que ser agoreros, pero ante la gran depresión de los años 30 Hayek preconizaba un “dejar hacer”, que según él recompondría la economía en plazo más o menos corto o largo. Pero que daría lugar entre tanto a unos costes e inestabilidad sociales difíciles de asumir. Keynes era partidario de la política de gasto e intervención pública que se adoptó en la práctica. Sin embargo, la crisis no se superó en toda la década, sobre todo para Usa,  hasta que la guerra mundial le puso fin.

Europa (Historia)

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Campaña por la verdad: Tesis sobre el franquismo. Dado que la mayoría de los jóvenes han perdido la costumbre de leer textos algo largos, puede tener la máxima utilidad difundir  en las redes esta campaña en “píldoras”.

**El franquismo libró a España del Frente popular, es decir, del comunismo y la disgregación, así como de la guerra mundial. Solo por eso entra con letras de oro en la historia de España.

**El Frente Popular comenzó el terror ya antes de la guerra, y cometió tales crímenes y tan sádicos, que se impuso un castigo severo a sus sicarios, a quienes abandonaron sus jefes, que huyeron llevándose todo lo que habían robado.

**Al librar a España de la guerra mundial, España se convirtió en el único país de Europa sin deuda moral, política o económica con los ejércitos useño y soviético ni con las finanzas useñas.

**Al derrotar al maquis y a un aislamiento criminal, diseñado para hambrear masivamente a los españoles, y al reconstruir el país contra todos los chantajes y hostilidades,  el franquismo contrajo otro mérito de carácter histórico.

**El franquismo no tuvo otra oposición que la comunista y terrorista. Y ha sido esa oposición la que ha elaborado la versión “memoria histórica” de la guerra y el franquismo, adoptada después por cierto liberalismo de pandereta y anglómano.

**No había demócratas en las cárceles franquistas, solo marxistas y terroristas. Los más o menos demócratas y liberales prosperaron como el resto de la población en el régimen, a menudo en su aparato de estado.

**Si el franquismo hubiera sido tal como lo describe la historiografía lisenkiana y anglómana, entonces los comunistas, la ETA y el GRAPO habrían tenido razón. Y los “liberales” que adoptan sus versiones habrían sido cómplices de una tiranía criminal.

**El hecho de que para atacar al franquismo precisen sus enemigos imponer una ley totalitaria explica por sí solo la ligazón histórica entre democracia y franquismo. Sin este, la democracia habría repetido el caos de la república. Lo que intenta el nuevo frente popular.

**Es muy significativo que la mayoría de los que se descubrieron “antifranquistas” a la muerte de Franco y sin haberle hecho oposición, optaran por apoyar o  adherirse al PSOE, el partido de historia más criminal del siglo XX y lo que va del XXI

Los Mitos Del Franquismo (Historia)

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Una universidad basura. (Tertulia)

De los lectores de Por qué el Frente Popular perdió, ¿cuántos calculas que son jóvenes?

–No puedo decirlo con precisión, pero sí puede medirse por la difusión en las redes sociales: parece que los jóvenes son una proporción muy baja, no creo que llegue al 10%.

No debe extrañarte, porque es un hecho que hoy los jóvenes, me refiero a los universitarios, apenas leen libros, y menos libros serios, a no ser que les obliguen para aprobar.

–No creo que ocurra solo en la actualidad. En mis tiempos, la gran mayoría de los universitarios hacía lo mismo. Bien es verdad que había una minoría, que hoy no se aprecia apenas, que sí leía cosas enjundiosas. Desde Sartre a Mao, pasando por Freud, Fromm, Marx, Althusser, Reich, y un largo etcétera. Alguno que otro estaba prohibido, pero se conseguía con facilidad. Los chicos no eran todos marxistas o freudianos, pero leerlos era  y es imprescindible para conocer gran parte de la cultura del siglo XX. Hoy, según veo en las redes, esas minorías no existen o apenas. Los jóvenes están muy condicionados desde la infancia por los juegos, la enorme cantidad de bazofia de internet, la pornografía, etc. Algunos se salen de ese ambiente, pero reconozco que no es fácil.

No obstante, tu libro sobre el Frente Popular va por la tercera edición. Si solo lo lee un 10, o incluso un 5 por ciento de universitarios, ya se demuestra que hay una minoría interesada. ¿O es que en tus tiempos era una proporción mayor?

–Ahora que lo dices, no, no creo que fuera mayor. Sin embargo había una diferencia: esa pequeña minoría era la que daba el tono, por así decir, a la universidad. Es cierto que causó muchos estragos en ella, pero tenía cierta excusa, porque fuera de esa minoría el ambiente intelectual era bastante rutinario y anodino. Hoy tenemos una experiencia histórica que ya no justifica tales cosas, pero no ha sido analizada. Es una universidad mangoneada por caciques y basada en una ley norcoreana, que no afecta solo a la historia. Es un enorme retroceso. Una universidad basura, para hablar con claridad. He escrito el libro sobre el Frente Popular no solo para reenfocar la historia pasada, sino para hacer comprender que la falsificación del pasado envenena el presente. En España la experiencia histórica pasa sin el menor análisis o con versiones falsas, por lo que los errores se repiten como vemos. Hoy tenemos un nuevo frente popular que ha impuesto un golpe de estado permanente y amenaza muy seriamente la integridad nacional y las libertades, como ocurrió en los años 30

¿Se puede juzgar al enorme aparato universitario por esa ley? Resulta muy excesivo.

–No lo es. Naturalmente, están las facultades y escuelas técnicas y científicas, que tienen un nivel pasable, pero ese nivel puede conseguirse con facilidad, basta dedicarles suficiente dinero sin demasiados derroches o corrupción. Pero en lo que se refiere al pensamiento y las humanidades en general, aceptar y explotar  la ley de memoria histórica es reconocer  una especie de gangsterismo de la cultura.  Y no me refiero solo a los departamento que difunden esa porquería, sino también a los que, sin aceptarla abiertamente, no se rebelan contra ella, no protestan. El nivel moral, intelectual y democrático, está por los suelos. A menudo se ha criticado, yo también lo he hecho, que la UCD y el PP hayan abandonado la universidad renunciando a la batalla cultural, a la batalla de las ideas. He tardado en percatarme que para dar esa batalla hay que tener ideas, y esa derecha carece por completo de ellas. Se proclama “centrista” lo que en la práctica solo significa seguir las ideas del PSOE y los separatistas, lo viene haciendo desde hace muchos años. 

Por Que El Frente Popular Perdio La Guerra Civil

Es usted un héroe”, le dijo Dencàs a Companys cuando la sublevación separatista del 34. En historia criminal del PSOE:   https://www.youtube.com/watch?v=aYczf_Ojg-g

 

 

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Miseria del separatismo catalán (I) / Eslava Galán o los “demócratas” sanguinarios.

Es usted un héroe”, le dijo Dencàs a Companys cuando la sublevación separatista del 34. En historia criminal del PSOE:   https://www.youtube.com/watch?v=aYczf_Ojg-g

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Miseria del separatismo catalán

El artículo de Linde sobre Gaziel es muy interesante en cuanto expone  ciertas opiniones del sujeto sobre Churchill y la guerra mundial, no muy compartidas hoy, y más aún por sus opiniones sobre España en general y Cataluña en particular, actualmente muy divulgadas, con más o menos matices entre las élites –infraélites más bien–  culturales y políticas españolas.  En cuanto a  Churchill,  no solo habría sido el gran traidor responsable de la supervivencia del régimen de Franco  (como Varela Ortega y compañía, cree que la actitud y actividad de Franco fue un dato irrelevante al efecto),  sino también de la II Guerra Mundial al “encender toda Europa y todo el mundo a sangre y fuego porque Hitler estaba haciéndole, con violencia, un pequeño recorte a Polonia en 1939″. No deja de ser una interpretación de lo más llamativa, baste aquí con exponerla.

Gaziel  era un separatista, moderado solo por la impresión de que la secesión era inviable en fecha previsible. Cataluña estaba amarrada a España, pero él había escrito a Companys Lo dramático de nuestros días para nosotros, los catalanes, es esto: ¿durará la República lo suficiente en España para permitirnos hacer frente a su inevitable caída? ¿Tendremos tiempo de reforzarnos y organizarnos antes de que se hunda, y de hacerlo suficientemente para que, cuando venga el inevitable derrumbamiento, no se derrumben también nuestras libertades? A decir verdad, los separatistas venían pronosticando desde el 98 el inevitable derrumbe de España, y siguen en las mismas 120 años después. Es su máxima obsesión: el hundimiento de España abriría el paso a las “libertades” de  una Cataluña de vocación “europea”.

Una historia chocante: Los nacionalismos vasco y catalán en la historia contemporánea de España (Ensayo)

   Porque España y Europa no solo eran diferentes, sino opuestas: España es esencialmente antieuropea (…). Europa es un concepto [...] que, arrancando de Grecia y de Roma, comenzó a plasmarse en su forma actual con el Renacimiento, se expandió con la Reforma y acabó de concretarse con las revoluciones democráticas y liberalizadoras de Inglaterra y Francia. España –que ya durante lo que llamamos Edad Media estuvo un poco separada, fue una rueda excéntrica del engranaje de la cristiandad– siempre ha combatido en los tiempos modernos contra los principios fundamentales de Europa: racionalismo, ciencia, técnica, libertad de pensamiento, libertad política [...] si Europa sigue existiendo y prosperando, tarde o temprano la España tradicional –la misma hoy que en tiempos de Recaredo – volverá a quedarse al margen de lo que continuará siendo esencialmente europeo. Por lo visto los concilios de Toledo, embrión de los parlamentos;  el Fuero y las Cortes de León, primeras declaración de derechos  y parlamento europeos; la Reconquista, que fue también una barrera de defensa de Europa; la defensa posterior del continente frente al Imperio otomano;  la exploración y descubrimiento del mundo y expansión de la cristiandad… son hechos insignificantes. Por lo demás, España participó más tarde, aunque en posición de segundo orden, en el racionalismo, la ciencia, la técnica y las libertades posteriores; en todo lo cual Cataluña resultó durante siglos una de las regiones más atrasadas. Y si en el XIX y XX Barcelona destacó en la industria,  junto con Bilbao, fue gracias a un proteccionismo excesivo impuesto por Madrid, que perjudicaba al resto del país, y sin inventiva ni espíritu de innovación, gracias al mercado cautivo por dicha protección. “El catalán es copista”, decía Josep Pla, es decir, carecía de originalidad. También lo ha sido el resto de España, bien es cierto. 

La Reconquista Y España (Historia)

Según el sentido que Castilla le ha dado a España y ha impuesto a todos los pueblos peninsulares, con la sola excepción de Portugal, los catalanes no son españoles, pontifica Gaziel. Estamos aquí ante el mito de la España castellana, expuesto a su vez por Ortega en una de sus frases vacuas: “Castilla hizo a España y la deshizo”. Empeorada si cabe por Sánchez Albornoz: “Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla”. Como salta a la vista de quien quiera alejarse de tales fraseomaquias, ni Castilla hizo a España ni la deshizo,  ni fue a su vez deshecha: basta echar un vistazo  desprejuiciado a la Reconquista y su precedente el reino de Toledo. Solo en una fase bastante avanzada de la Reconquista, Castilla, después de obstaculizar la unidad,  se convirtió en hegemónica política, económica  y culturalmente, amplió su ámbito hacia el sur  y se hizo común su lengua, a la que han contribuido todas las regiones y posteriormente América. También Cataluña, cuya cultura regional expresada en la lengua común es bastante más importante, cuantitativa y cualitativamente, que en la lengua regional.  En cambio Castilla perdió importancia económica en el siglo XVIII, y también en su aportación cultural y política, a las que contribuyeron en mayor medida las regiones periféricas sobre la base del tronco ya común a toda España.

La rupestre mitología del separatismo catalán, con su desaforada mezcla de narcisismo y victimismo, como da a entender Linde, se asienta en un doble mito: una España denigrada y calumniada sin limitación alguna, y una Europa tan idealizada como irreal y conocida solo por tópicos, y a la que en la península ibérica pertenecería solo Cataluña. Trataremos estos aspectos con más extensión aprovechando el brillante artículo de Linde. Baste señalar de momento dos cosas: las ideas que expresa Gaziel son las mismas, en lo esencial, que defendían los regeneracionistas y particularmente Ortega; y a pesar del grave problema que han supuesto los separatismos en España durante más de un siglo, hasta mi estudio sobre los dos principales “nacionalismos”  dentro de la evolución de España en ese tiempo, no ha habido un solo estudio medianamente serio y abarcador (sí algunos, muy meritorios, sobre aspectos parciales) y poco después los trabajos de Jesús Lainz. Este hecho ya revela mucho de por qué los separatismos han resurgido una y otra vez: por ausencia de nivel intelectual en España, a pesar de la “edad de plata” y del franquismo, que los derrotó en la práctica, mas no en las ideas.

Europa (Historia)

El detective separatista Francesc Bofarull i Bofarull pone en su sitio a la separatista andaluza Aixa Modrejón Cogolludo (http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/el-toque-carolingiopujolico-4070/ ). En El erótico crimen del Ateneo: Un detective catalán penetra en el sórdido mundo de la intelectualidad organizada madrileña. Una novela negra como la vida misma:

  El erótico crimen del Ateneo: La novela negra como la vida misma que arrasa en el mundo de [Moa, Pío, Moh, Ul-Sih]

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Eslava, o los demócratas sanguinarios  

Dice este relativo historiador que si España hubiera entrado en la guerra mundial, habría sido invadida, con lo que felizmente en 1945 se habría instaurado una democracia y el país disfrutado del Plan Marshall.  “Olvida” señalar la cantidad de muertos, destrucciones y probablemente una nueva guerra civil que habría costado tanta dicha en un país que se estaba reconstruyendo de otra guerra. Eso le da igual. Estos “demócratas” siempre han sido  así de liberales con la sangre y los bienes de los españoles, ya en la I Guerra Mundial ansiaban enviar a ella abundante carne de cañón hispana. En España, es sabido,  son “demócratas”, es decir, antifranquistas, desde la ETA al PP pasando socialistas, comunistas y demás. Excepto  VOX.

   A VOX le  tildan de extrema derecha por oponerse a las leyes totalitarias de memoria “histórica” y de género, y a los chanchullos con los separatistas. Así son los miembros de ese club político político-intelectual del que forma parte el buen Eslava. Tenemos prácticamente una democracia de partido único, porque todos vienen a ser lo mismo. Muy corruptos también. ¿Y qué habría sido el Plan Marshall en manos de esos sanguinarios? No es difícil imaginarlo: un festival de la corrupción. Eso sí, el país estaría satisfecho,  invadido y con esos “demócratas” disfrutando de la sangre y los bienes ajenos.

La guerra civil y los problemas de la democracia en España: 9 (Nuevo Ensayo)

Viene esto a cuento de una novela en la que dicho escritor quiere retratar a Franco y su política durante la guerra mundial, recogiendo los tópicos, sin faltar uno,  de la propaganda, fundamentalmente comunista (él es más bien anglómano, pero aprovecha todo). Uno no acaba de sorprenderse del empeño que esa gente tiene en retratar a Franco como si fuera uno de ellos. Quizá quepa observar que, dado ese retrato del personaje y su régimen,  puede considerarse a Eslava cómplice de los mismos, pues hizo una fácil carrera de hijo de familia acomodada en aquel terrible régimen, para convertirse oportunamente al antifranquismo,  como tantos otros héroes de la “democracia”, palabra mágica que en España encubre cualquier cosa.

 Esta última novela le ha valido una intensa promoción en los medios, de izquierda y de derecha, empezando por el ABC monárquico (la monarquía lo debe todo a Franco, no se olvide). Me permito recordar el boicot generalizado  en esos medios, en la universidad  y en muchas librerías  a mi obra Por qué el Frente Popular perdió la guerra. En la España “democrática” de pandereta y  memoria histórica. 

Por Que El Frente Popular Perdio La Guerra Civil

 

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