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VOX HA GANADO LA MOCIÓN
Desde hace tiempo sostengo que el único elemento importante para el análisis de la política española es lo que haga VOX. Lo demás es la misma morralla, estafa y corrupción de un régimen fallido en golpe de estado permanente. Y un importante paso adelante ha sido la moción de censura de VOX.
La moción buscaba tres cosas: que millones de personas se enterasen de un proceso siniestro que se desarrolla ante sus narices sin que se percaten, debido al ilusionismo de los estafadores políticos; que el PP quedase retratado como lo que siempre ha sido, sin que sus votantes quieran darse cuenta: el auxiliar cómplice de izquierda y separatistas; y que VOX aparezca como una alternativa real a unos y otros. Creo que los tres objetivos han sido alcanzados en grado notable, y ello abre un nuevo proceso político en España.
Desde que el PSOE impuso las leyes de memoria histórica y de género más el rescate de la ETA y el paso previo a la secesión de varias regiones, dije que estábamos en una democracia fallida. Y que el PP era el responsable, no ya por no haber hecho oposición, sino por haber colaborado en ese proceso destructivo. La prioridad hoy es echar a los delincuentes que aplican desde el poder un claro programa de disgregar España e imponer una dictadura a la venezolana, culminación de la política de Zapatero. Y esa prioridad implica poner en la picota al PP, el partido cómplice en todos los desmanes perpetrados por el PSOE desde la muerte de Montesquieu: ahora se ha puesto en la picota él mismo.
¿Podría gobernar VOX? Ello depende de dos factores: que el PP acabe de hundirse, y que el embrutecimiento popular creado por cuarenta años de falsificación de la historia pueda corregirse en grado suficiente. Ese embrutecimiento se refleja en la credulidad hacia las demagogias y embustes más groseros y en el apego a una moderación fraudulenta. Los partidos han desarrollado un lenguaje pervertido haciendo significar a los conceptos su contrario. Así, la democracia consiste para la izquierda en aplicar leyes liberticidas, para los separatistas en falsificar la historia de sus regiones e imponer una dictadura sobre quienes quieren mantener la unidad nacional; y para el PP colaborar en todo ello. Esto y no otra cosa ha significado la “moderación” y el “centrismo” de ese partido funesto, ayuno de formación histórica e ideológica.
Aunque un deporte principal de los políticos es lo que llaman “mirar al futuro”, quizá consultando el tarot, lo cierto es que el futuro no tiene la delicadeza de mostrarse, siempre reserva sorpresas. No es imposible que el embrutecimiento de tanta gente por cuarenta años de embustes y de reparto del poder y los dineros entre PSOE, separatistas y PP estén tocando a su fin, aunque también puede pasar lo que en Bolivia. Debería acabar de una vez la pesadilla y surgir dos o más partidos que decidan obedecer finalmente la decisión popular en el referéndum de 1976. En eso, y solo en eso, consistirá la moderación y la democracia: partidos nuevos, de derecha y de izquierda, respetuosos con el pasado, con la unidad de España y con las normas de convivencia en libertad. ¿Será así? No lo sabemos, pero sí sabemos que VOX ha dado un gran paso en esa dirección, contra la cloaca política.
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Crónica: Fuera disfraces “democráticos”
**Es necesario, de una vez por todas, arrebatar la bandera de la democracia con que se arropan los canallas, para dejarlos desnudos: “Su gobierno es tan democrático como legitimo su doctorado, es decir, nada. Para ustedes la democracia consiste en engañar a los votantes, en implantar leyes totalitarias, en compincharse con los déspotas separatistas y los asesinos de la ETA. Ustedes son la peor tropa que ha gobernado España en noventa años. La democracia la decidió el pueblo español en 1976 por abrumadora mayoría “de la ley a la ley”, respetando el legado de un régimen que dejó una España próspera, moderada y reconciliada en contra que quienes pretendían y siguen pretendiendo volver al caos de la república y al terror del Frente Popular. Ustedes son una estafa y la ruina de la democracia” Este mensaje debería repetirse millones de veces.
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La acción y su sentido
Quiero decir también que tanto Cuatro perros verdes como Sonaron gritos y golpes a la puerta, tienen una trama precisa. En la primera son las memorias de juventud del protagonista, sus avatares y altibajos, durante una época especialmente violenta. Esa es la trama, que culmina en cierto modo en su comienzo, formando una especie de bucle. E incluye una reflexión final sobre cómo los esfuerzos educadores de los padres, en especial de la madre, tienen poco efecto sobre los hijos en circunstancias nuevas. Yo creo que es una excelente trama. Es la peripecia de Alberto lo que da unidad y sentido al conjunto.
Pero reconocerás que ese sentido resulta deprimente: ¡tantos esfuerzos y sacrificios para nada, en fin de cuentas! Una conclusión penosa, en el fondo nihilista.
Tú mismo has dicho que las dos novelas las recorría una corriente subterránea optimista.
Sí, juvenil, de empuje juvenil, desde luego, por eso me resultan algo desconcertantes las dos narraciones, la segunda sobre todo, por la mala suerte de Chano, un personaje tan simpático; es decir, tienen optimismo juvenil y al mismo tiempo una especie de pesadumbre, y ahí está la cosa: tampoco nos cuentas que las ilusiones juveniles están condenadas a quedar en cenizas, a pesar de la advertencia de Santi a Chano: “cuanto más le pidas a la vida, más te decepcionará”. En definitiva, ¿están o no están condenadas?
Es que las dos se refieren a episodios juveniles, la edad de las ilusiones. En Sonaron gritos es una reflexión en el fondo optimista. La cuestión es esta: durante años Alberto ha querido olvidar aquellos tiempos, parece que fue una consigna en gran parte de la sociedad española, sobre todo la que ganó la guerra. Olvidar la “guerra entre hermanos”, perdonar, etc. Eso fue influjo del catolicismo, que de tanto perdonar terminó por pedir perdón a sus exterminadores. Eso no es casual, es una dinámica profunda, tiene su lógica. Y de pronto, deprimido por la muerte de su esposa, Alberto recobra aquellas memorias que había preferido olvidar, y al escribir sobre ellas se siente liberado de un peso. No hay nada que perdonar ni nada que olvidar.
Vamos a ver: Alberto es viejo, y su conclusión final sobre sus hijos no puede ser más lamentable. ¿Acaso piensa que a pesar de todo su vida fue un éxito?
Ahí está la cuestión: no piensa nada parecido, ni se lo plantea. Pero encuentra que la mera descripción de aquellas peripecias juveniles tiene algo, un sentido un valor o como quieras llamarlo, que se manifiesta en la propia acción, aunque al final se la pueda ver como un fracaso… ¿fracaso real o aparente? No se lo plantea. El valor ante el destino, podríamos decir. En la otra novela no existe la violencia desatada de la primera, es una época de paz y tranquilidad, aunque bajo la sombra de la guerra fría y los avances comunistas que parecen imparables. Al revés que en la primera, que viene a ser el relato de un viejo sobre una juventud que narra con muy pocas reflexiones sobre si valió la pena o no, en la segunda se trata de las ilusiones y proyectos de unos jóvenes, cada uno de ellos con muy distinta personalidad y actitud ante la vida. Me fastidia un poco tener que explicarlo a alguien inteligente como tú.

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