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¿Unidad para qué? / (m.s XVII). ¿El sentido al final del camino? / La derrota de Stalin en España
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Intervención en Distrito tv sobre la historia criminal del PSOE
Abascal se ha quedado incluso corto en su denuncia de la historia criminal del PSOE. Decía el filósofo Jorge Santayana que un pueblo que olvida su historia se condena a repetirla, entendiendo que a repetir lo peor de ella. En España, la derecha ha querido olvidar la historia, y la izquierda y los separatistas la han falsificado de modo sistemático. Su falsificación es tan brutal que no puede sostenerse en un debate racional y democrático, y por eso han impuesto una ley totalitaria, de tipo norcoreano, llamada de memoria histórica, que trata de imponer por fuerza sus versiones. Ahora mismo están pensando en organizar la persecución, con multas y cárcel, de quienes defendemos la verdad. Porque, obviamente, su Himalaya de falsedades, que decía Besteiro, no puede sostenerse.
Parte del pasado que es preciso recuperar si queremos regenerar la democracia es la historia criminal del PSOE. Hoy tenemos un gobierno socialista apoyado en los separatistas y en la ETA. Esto no es nuevo, es una tradición, así que rememoraré muy sintéticamente el historial de este partido. Su primer crimen, aparte de preconizar el atentado contra adversarios políticos en el mismo parlamento, fue la huelga revolucionaria de 1917, acompañada de terrorismo y en combinación con el separatismo catalán. Más tarde el PSOE pasó a colaborar con la dictadura de Primo de Rivera, aunque eso no fue un crimen, pues el partido se moderó y contribuyó así a la prosperidad de aquellos años. Al principio no quería la república, pero luego se unió al golpe militar fracasado con que los republicanos intentaron imponerse. Cuando llegó la república, unos meses después, en lugar de moderarse como con Primo de Rivera, el PSOE realizó una escalada de demagogias, amenazas de guerra civil, y al perder las elecciones de 1933 organizó, textualmente, la guerra civil, con una insurrección y de nuevo en complicidad con los separatistas catalanes. La insurrección socialista-separatista dejó casi 1.400 muertos, enormes destrucciones y malherida a la república.
Después de esa derrota, el PSOE se puso de acuerdo con otros partidos, para formar el frente popular, mezcla de socialistas, comunistas y separatistas, lo que anunciaba claramente un designio combinado de destruir la unidad nacional y de implantar un régimen de tipo soviético, en el que los republicanos de izquierda jugaban el papel de adorno para hacerlo pasar por demócrata. Esto es lo que explica la guerra, y lo he expuesto a fondo en mi reciente libro Por qué el Frente Popular perdió la guerra. Causas y consecuencias históricas. Entre todo falsificaron las elecciones de febrero de 1936, como está documentalmente probado, en las que sus jefes anunciaron que no respetarían una victoria de las derechas. Lo anunciaron textualmente, lo anunció el mismo Azaña. Con ello acabaron de destruir la Constitución y la legalidad republicana. Después de imponerse en el poder por fraude electoral, el PSOE, aunque dividido internamente (andaban a tiros entre ellos mismos) se dedicó a formar milicias, perpetrar incendios y asesinatos que culminaron en el intento de asesinar a los jefes de la oposición, lo que consiguieron con Calvo Sotelo, asesinado por una combinación de policías y milicianos socialistas, encabezados por un jefe de la Guardia Civil también del partido socialista. Esta sangrienta tiranía provocó una rebelión muy justificada, y al llegar la guerra, los socialistas organizaron o más bien desarrollaron masivamente el terror que venían practicando desde 1933. De paso convirtieron a Stalin en el verdadero amo del Frente Popular, al entregarle la mayor parte de las reservas de oro, porque el objetivo declarado del PSOE por entonces era sovietizar España y sus simpatías iban hacia la URSS.
En fin, perdieron la guerra los totalitarios y separatistas. Como dijo el socialista Besteiro, el PSOE había querido la guerra civil para implantar “la mayor aberración política que vieron quizá los siglos”. Besteiro era de los poquísimos socialistas demócratas y fue laminado. Pero en lugar de abandonar o provocar una escisión, se mantuvo en el PSOE por disciplina de partido, y por ello fue condenado al terminar la guerra, aunque sin duda habría salido muy pronto.
Después, la oposición del PSOE al franquismo fue irrisoria y cabía esperar que hubieran aprendido la lección. Pero no fue así. Al llegar la transición acusaban a los comunistas de blandos, rechazaban la monarquía, la bandera, propugnaban una economía llamada autogestionaria, típicamente marxista, es decir, antidemocrática, y la autodeterminación de varias regiones españolas. Solo cuando vieron que así no llegaban al poder dijeron que abandonaban el marxismo. Pero el marxismo estaba en la raíz de todos sus crímenes y la experiencia no fue nunca asimilada. De hecho el marxismo continuó y se manifestó primero en su designio de matar a Montesquieu, es decir, la separación de poderes, es decir, el estado de derecho. Luego, en combinar el terrorismo de estado con la colaboración con la ETA. Pero ha sido con Zapatero cuando, de modo similar al antiguo frente popular, destruyeron la legalidad democrática rescatando a la ETA de la ruina a que la había llevado Aznar, imponiendo leyes totalitarias de memoria histórica y de género, impulsando estatutos anticonstitucionales, a un paso de la secesión, etc. El zapaterismo fue un cambio de régimen en esencia, si bien no en las formas, equivalente al que realizó el Frente popular con respecto a la república. Y hoy, debido a la colaboración del PP, tenemos la gravísima amenaza de un gobierno de socialistas y comunistas apoyado en los separatismos y la ETA, como decía al principio. De momento, estos delincuentes están atacando todas las libertades y separación de poderes que caracterizan una democracia.
He enviado un ejemplar de mil libro sobre el Frente Popular a Doctor de la Moncloa con la siguiente dedicatoria: “por si sus ocupaciones le permiten aprender algo de la historia de su país y de su partido”. Hay que decir que esa dedicatoria conviene a mucha más gente, empezando por la inmensa mayoría de los políticos y los periodistas, cuya mezcla de ignorancia y de información tergiversada es una de la lacras que pueden llevar al país nuevamente al desastre.

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**Parece que a Pablo Mansiones solo le ha tocado un cuarto de vicepresidencia.
**Dice el pepero alcalde de Madrid que el PSOE está renunciando a su historial democrático. ¿Es un tonto o un ignorante? Es más bien el PP el que no renuncia a su papel de auxiliar del PSOE.
**También el PP tiene su historia criminal: condenar el alzamiento que salvó a España de la disgregación y el sovietismo fue un crimen. También fue un crimen su complicidad con el cambio de régimen de ZP. O su colaboración en la profanación de los restos de Franco y del Valle de los Caídos. Por poner algunos casos.
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La ETA y sus cómplices / Contra los vuelos corraleños
La marimacho representante de Bildu en el Congreso ha dicho una media verdad: “Estamos aquí porque no nos han vencido ni nos han domado”. La media verdad es que están en el Congreso porque han vencido, facilitando el gobierno de un delincuente como ellos. La falsedad es que esa victoria la han conseguido gracias a otros delincuentes, los del PSOE y el PP de Rajoy.
La ETA no es simplemente un grupo de pistoleros. Era y es un vasto conglomerado político y mediático contra España y la democracia, fabricado con terror y mil complicidades. La principal complicidad vino de los gobiernos, fueran de derecha o de izquierda, que aceptaron una “salida política” a la banda etarra, convirtiendo así sus crímenes en un modo implícitamente aceptado de hacer política. Esto solo cambió cuando Aznar, por primera vez, decidió aplicar el estado de derecho a aquellos asesinos privilegiados e ilegalizar e su entramado político-mediático. Y lo hizo por presión de Mayor Oreja y contra la opinión, no solo de los demás partidos, sino de la mayoría de los señoritos mandamases del PP. Con ello, la banda quedó privada de oxígeno, empezó a perder rápidamente el apoyo popular antes logrado a base de miedo y complicidades, y su capacidad de crimen descendió bajo mínimos. En 2003, la ETA estaba “al borde del precipicio según propia confesión.
Hoy, Bildu, es decir, la ETA, está en el Congreso porque Zapatero y su pandilla decidieron anular la victoria del estado de derecho, rescataron a la ETA y premiaron sus asesinatos con relegalización, dinero público y mil prebendas. El argumento con que encubrieron su delito contra España y contra la democracia fue que, a cambio, la ETA dejaba de matar. Un cambio inadmisible por lo que implicaba de derrota de la democracia, y más inadmisible aún porque la ETA ya había dejado prácticamente de matar por incapacidad, porque estaba en la ruina. Solo esperaba un par de años más para quedar completamente desarticulada, cosa que preocupaba mucho a la izquierda y los separatistas, asiduos recogedores de sus “nueces” (no era solo el PNV).
La realidad es que el PSOE rescató a la ETA por afinidad y solidaridad ideológica. En efecto, la ETA concentra en sí misma a todo el frente popular: es separatista y socialista; y por ello visceralmente antifranquista. El PSOE solo difiere en que, en principio, no es separatista, pero dado que toda su concepción de España y su historia es negativa, como señaló Julián Marías, el acuerdo es perfectamente posible. Y estas afinidades profundas cuentan más que el asesinato ocasional de algunos socialistas por la ETA. Hay que decir que desde el común antifranquismo, la ETA desprecia con razón al PSOE, pues los terroristas lucharon contra el franquismo, cosa que el PSOE solo ha hecho después de acabado aquel régimen.
En fin, la ETA está parasitando las instituciones porque con Zapatero el régimen cambió, destruyendo las normas democráticas mediante leyes totalitarias e impulso a la desmembración de España. Transformación profunda que cualquiera que no quisiera cerrar los ojos podía ver con claridad, y que denuncié y expliqué por activa y por pasiva, en escritos, en libros, en tertulias y entrevistas. Sin el menor éxito, lo que ya indica el aprecio de políticos y periodistas a la democracia, convertida para la mayoría de ellos en una palabra mágica encubridora de cualquier fechoría liberticida. Descubrí entonces que el PP no era oposición, sino auxiliar en todo el proceso de anulación de la democracia decidida en 1976. Hoy la ETA, los separatistas y los mangantes de Podemos, en combinación con los mangantes del PSOE, pasan a gobernar España. Es el triunfo y a la vez la putrefacción extrema del régimen de frente popular zapaterista. Que amenaza de putrefacción a la propia España.
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Contra los “vuelos corraleños”

Me pregunta un posible lector si Por qué el Frente Popular perdió la guerra no será un refrito de obras mías anteriores. Le respondo que no lo es en absoluto, aunque lógicamente se apoye en mis investigaciones de años atrás y en una amplia bibliografía. Con el tiempo y nuevo estudio, la percepción del asunto se hace más nítida y creo haberla clarificado mucho más. En primer lugar, es ya nueva la exposición en cuatro partes: evolución político militar, apuntes biográficos, versiones e intereses en cuestión, y líneas esenciales de las ideologías. Esto da al libro un carácter muy sintético y permite una visión de conjunto más clara.
Y en cada una de las cuatro partes hay novedades. Así en cuanto al oro enviado a Moscú, cuyo alcance real yo tampoco había percibido con claridad, y en las actitudes de los tres responsables (Negrín, Largo y Prieto) y sus demostrativos destinos políticos. En la calidad personal y política o en su caso militar de los principales dirigentes y “damas de la revolución”. En el análisis de las cuestiones “a debate” (a tiros por entonces), en especial la decisiva cuestión de la legitimidad. O en la exposición de las líneas básicas de las ideologías, casi nunca examinadas en los libros de historia, pese a su carácter decisivo. Esas, entre otras cuestiones menos relevantes, no han solido ser tratadas de forma adecuada.
No, le dije, de refrito no tiene nada. Se trata de una reordenación, reenfoque y puesta al día de aquella contienda. Una guerra que sigue estando no solo presente, sino condicionando gravemente la actualidad española y comprometiendo el futuro de la nación. Se ha mentido de tal manera sobre aquel gran conflicto que hoy, como en la tragedia griega, “los muertos matan a los vivos” por aquella razón de que “un pueblo que olvida su historia se condena a repetirla”. Aquí se ha combinado el olvido de unos con la falsificación de otros. Cualquier reacción política a la situación presente que no se apoye en una idea clara de la historia y los problemas implicados en la actualidad no pasará de un “vuelo corraleño”.
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Conocer la historia corrupta y criminal del PSOE es esencial para regenerar la democracia: https://www.youtube.com/watch?v=NjlWfCrqdng
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La clave de la hispanofobia / Masonería y sionismo
Conocer la historia criminal del PSOE es esencial para regenerar la democracia: https://www.youtube.com/watch?v=NjlWfCrqdng
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Todo el discurso político del frente popular se resume en una palabra: hispanofobia. Por eso tienden a disgregar la nación, arruinar el fruto de siglos de convivencia y esfuerzos, e imponer alguna forma de totalitarismo. Separatistas, socialistas, comunistas, peperos y cierto número de liberales coinciden en considerar la historia de España como algo profundamente negativo (los peperos hasta la Constitución del 78, como su “teórica” la ignorante y necia Cayetana. Otros dicen que hasta la Constitución de 1812. Creen en la magia de las declaraciones). Ello no impide que de vez en cuando, por pura retórica, salgan algunos de ellos, del PP o socialistas, con lo de “España es un gran país”, por si pueden engañar a algunos. Tendría que añadir “Un gran país que no tiene nada que ver con nosotros”.
La hispanofobia, bien denunciada por Menéndez Pelayo en unas frases célebres, es la actitud y concepción que ha orientado, o propiamente desorientado, la política española y causado sus desgracias del siglo XX. Su origen está en la leyenda negra que iba siendo asumida por una élite degradada ya en tiempos de Quevedo y que no cesó aumentar, aunque siempre como una corriente secundaria, hasta finales del siglo XIX. Es a partir del “desastre” del 98 cuando se convirtió en una verdadera plaga, que desembocó en una república caótica, un frente popular criminal y una guerra civil. Para volver a amenazar gravemente, ahora mismo, la continuidad de España. La hispanofobia ve a España como el monstruo histórico que retrasó a Europa y sigue oprimiendo a “los pueblos” de la península, cuya representación se atribuyen usurpatoriamente los hispanófobos.
Por cierto que un aspecto de esa hispanofobia es la denigración de la Reconquista y la exaltación de la “delicada cultura y tolerancia” de Al Ándalus. El ideal de los separatismos, perfectamente aceptables para los socialistas y comunistas, es volver a una edad media con la península dividida en pequeños estados hostiles entre sí, impotentes y manejados por potencias exteriores más “progresistas”.
Finalmente, el conflicto derivó en los años 30 del siglo pasado, en una guerra civil que fue, muy directamente, el enfrentamiento de España con la Antiespaña, como lo había sido entre España y Al Ándalus. El asunto debía haber quedado resuelto de una vez por todas, y así lo pareció al llegar la transición. Luego, la derecha y los obispos se las arreglaron para retroceder y hoy tenemos un nuevo frente popular amenazando al país y la libertad.
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Usted se burla a menudo de los que invocan la masonería y el sionismo en los problemas políticos actuales.
–No me burlo, me irritan bastante.
¿No existe la masonería? ¿O el sionismo?
–A la masonería le he dedicado un ensayo que he reproducido en el blog y que no parece haber leído nadie. Es una especie de religión sucedánea, religión de la técnica y que por ello es anticatólica y más ampliamente anticristiana. Además, en su historia ha sido siempre antiespañola. Pero además es una sociedad secreta que se infiltra y mete ocultamente sus tentáculos en los órganos de poder, y solo por eso debería ser prohibida.
Luego, quienes la denuncian tienen razón.
–Tienen razón hasta cierto punto. Pero nunca la han analizado con un mínimo de racionalidad. Su punto de vista es puramente emocional y un tanto pueril cuando la presentan como una conspiración universal, una especie de anticristo. He conocido a algunos convencidos de que estamos en el fin de los tiempos considerando precisamente como el anticristo profetizado a la masonería y el sionismo. Además reducen la historia a una conspiración oculta con la que pretenden explicarlo todo, no se entiende bien cómo saben tanto de ella si es secreta. Evidentemente, ya que la masonería concentra todo el mal, ellos concentran todo el bien, y las desdichas de España en los últimos siglos se explican por esa conspiración diabólica. Obviamente, esto es muy satisfactorio para las almas pueriles, que así se sienten como el bien absoluto, descargadas de toda culpa. La explicación perfecta, que además les evita de todo esfuerzo mental algo complicado. He visto en muchos de ellos una exposición más o menos detallada de los desmanes masónicos, generalmente exagerándolos, pero no un examen de la ideología implícita. Aparte de que, si venimos a algo tan concreto como la desvirtuación de la transición dos días después del referéndum del 76, no encontramos a la masonería, sino a la democracia cristiana.
Ricardo de la Cierva ha escrito muy abundantemente sobre la masonería, y la ha analizado a fondo. En otros aspectos, usted ha elogiado a este historiador.
–Ricardo de la Cierva es un historiador muy superior a sus críticos, si se puede llamar crítica a la sucia hostilidad que estos le han mostrado. Siempre lo he defendido, a pesar de ciertas tendencias patrioteras que no me gustan. Lo que él ha explorado son los contenidos anticristianos de la masonería y sus infiltraciones y ataques a España. Todo eso es cierto, como digo, pues la masonería es una religión prometeica, como he explicado a mi vez en el ensayo mencionado y en el libro sobre Europa. Sin embargo le da un contenido algo místico que no me convence. Si comparamos a la España de los siglos XVI y XVII con la posterior o la actual, la decadencia es enorme. Pero eso no es obra de la masonería, aunque esta haya contribuido en cierta medida. La decadencia es obra de la propia España, de sus élites y de su pueblo, que de alguna forma han perdido su espíritu inicial. ¿Por qué se ha producido esa decadencia? Para empezar, ninguna potencia política se mantiene indefinidamente en la cumbre, este es un hecho histórico bien constatable, aunque por sí mismo explica muy poco. Lo que deseamos es clarificar causas más concretas por si fuera posible superarlas. Y caer en esas conspiranoias y patriotería es el peor camino para recuperarnos de la decadencia. Es más, es una manifestación de la propia decadencia.
¿Existe una alianza o cooperación estrecha entre masonería y sionismo?
–Usted no quiere decir sionismo, sino judaísmo. El sionismo es el movimiento de retorno a Israel, que por cierto colaboró con los nazis en esa tarea común. El judaísmo, por sus propias formas de vida, unas impuestas y otras autoimpuestas como “pueblo elegido”, nunca se ha asimilado del todo en la civilización europea, lo que es un milagro. Siempre se ha encontrado un número desproporcionado de judíos en las ideologías y fenómenos subversivos, precisamente por ese carácter de minoría intelectual y religiosamente inquieta y a menudo marginada o perseguida. Pero de ahí a concluir en una conspiración judía universal para disolver la moral y la cultura cristiana, de la que la masonería sería una parte, hay un trecho muy grande. Las mismas manifestaciones de lo que juzgamos como degradación cultural de occidente las encontramos también en Israel, parece entonces que los supuestos grandes conspiradores ocultos que dirigirían al judaísmo quieren degradar también a su pueblo, preparándolo quizá para ser finalmente arrasado por los árabes. Y no debe olvidarse que también se encuentra un número desproporcionado de judíos entre los científicos, innovadores en medicina, en la literatura, etc., que desde luego nos han beneficiado a todos. Pues también se encuentra el otro extremo, el de los adoradores de los judíos, por esta última razón. Pienso que ni tanto ni tan calvo y de todas formas el fenómeno del judaísmo sobreviviendo dos mil años sin patria propia, como minoría inasimilable y marginada, incrustada en otras culturas, y capaz de volver a Israel y mantenerse en una posición casi imposible, es de los más interesantes de la historia.
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“El canto del ruiseñor”. Recogido en Adiós a un tiempo:
https://www.amazon.es/Adi%C3%B3s-tiempo-Recuerdos-sueltos-relatos-ebook/dp/B075L82G5B
![Adiós a un tiempo: Recuerdos sueltos, relatos de viajes y poemas de [Moa, Pío]](https://images-eu.ssl-images-amazon.com/images/I/41x%2B9j5cNIL.jpg)
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Ucronías / Globalización y Europa / Pederastia, próxima frontera/ Echar al Doctor y sus socios.
https://www.elcorreodemadrid.com/historia/964334237/Entrevista-a-Pio-Moa-Por-Demostenes.html
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Ucronías
¿Qué opinas de las ucronías o “historia contrafactual” que dicen los anglosajones?
–En buena medida son tonterías, de una fantasía pobre. Supongamos que Cartago hubiera vencido a Roma (no estuvo lejos de ello) ¿Qué habría ocurrido? Lo único que podemos decir es que la historia habría sido muy distinta. Una de mis tesis principales en Nueva historia de España, es que ni España ni Europa habrían llegado a existir sin la victoria de Roma. Esto tiene la mayor importancia y es curioso que casi nunca se haya apreciado en toda su transcendencia. Es decir, la historia habría sido muy distinta de la que conocemos. Pero ¿cómo de distinta? Eso nunca lo sabremos.
¿Quiere decir que la historia viene predeterminada?
–De ningún modo. Esa es una pedantería irritante de muchos historiadores. Una vez un proceso ha llegado a su fin, es fácil discernir factores diversos que condujeron a él. Pero antes operaban otros muchos factores que podrían haber llevado a un final diferente. Esto ocurre con los pueblos y las culturas lo mismo que con las personas. Había factores que inclinaban la victoria a favor de Cartago… Por ir a algo más reciente, el título de mi último libro Por qué el Frente perdió la guerra, lleva implícita la posibilidad de que la hubiera ganado. Es muy frecuente la “explicación”, sobre todo en la derecha, de que perdió porque los otros eran mejores militar y económicamente. Pero esto es una simpleza, que reduce a un mero problema técnico una guerra ideológica con un proceso político y militar muy complejo y que de diversas formas interesaba a toda la situación europea e incluso mundial. Las ideologías que chocaron en España fueron, con algunas diferencias, las mismas que volvieron a chocar en la II Guerra mundial. Y esa es una de las razones por las que el frente popular ha resurgido: porque los vencedores solo fueron capaces de analizar su propia victoria desde un punto de vista simple, cuando no meramente emocional como “guerra fratricida”, etc.
¿Cómo habría podido ganar el Frente Popular?
–La gran ventaja de los nacionales fue contar con un estratega y político de primer orden. En el bando contrario solo los comunistas, que al principio eran muy débiles, contaban con una verdadera estrategia, basada en un análisis social, político y militar acertado desde su punto de vista. Sus restantes aliados eran en realidad unos botarates, al principio muy eufóricos porque todos los recursos materiales habían caído de su lado, y luego asustados, deseosos de sobrevivir a toda costa. Faltos de visión general y sobrados de pequeños intereses particulares, no hacían más que intrigar y entorpecer unas medidas inevitables. Eran “la charca”, como los llamaba Negrín. El Frente Popular tenía la posibilidad de vencer solo si sometía por completo o liquidaba “la charca”. Les impuso una dura disciplina, incluidos números asesinatos, pero no logró someterlos del todo, y la guerra terminó en guerra civil entre ellos mismos.
¿Habrían podido vencer a los nacionales, en tu opinión?
–Ya he dicho que era muy difícil, pero no tanto si Franco, por ejemplo, hubiera muerto pronto, ya que no me parece que los nacionales dispusieran de un dirigente militar y político de su categoría. Y aun con Franco, la victoria de sus enemigos no era imposible. Una de las maniobras del Frente Popular fue el intento de implicar a Inglaterra, y sobre todo a Francia, en la guerra de España. Esto habría cambiado considerablemente las perspectivas y, por supuesto, Franco lo tuvo siempre muy en cuenta en sus movimientos militares y políticos. Una historia elaborada solo desde el resultado final es siempre una historia obtusa. El final de un proceso es evidente y hasta el menos agudo puede discernir algunos factores que llevaron a él, como dije. Pero antes de ese final todo era incierto, y el historiador debe exponer esa incertidumbre. Alguno me ha dicho que la primera parte del libro se leía con “suspense” a pesar de conocer de antemano el final. Eso me ha halagado mucho. Pero, en fin, es algo muy diferente de una ucronía especulando con lo que habría pasado si ganaba el Frente Popular, es decir, los comunistas. Naturalmente sabemos lo que habría ocurrido en los primeros momentos, porque hay amplia experiencia de regímenes parecidos, pero no podríamos ir más allá, porque entran otros muchos factores e incluso azares imprevisibles…


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Pederastia, la próxima frontera
El homosexismo y el feminismo conciben la sexualidad al margen de la reproducción, es decir, al margen de la familia y todo lo que ella representa. La relación sexual sería solo la búsqueda de un rato de placer, mientras que la procreación implica trabajos responsabilidades y compromisos muy fastidiosos desde el punto de vista del hedonismo implícito. Esta concepción significa que, mientras el placer se consiga, son equivalentes todas las formas de placer sexual, incluida la zoofilia o la coprofilia, por supuesto la homosexualidad y la pederastia. Ya existen numerosos grupos y camarillas que se mueven activamente, como antes con la homosexualidad, para promover y legalizar la pederastia, encomiando las muchas ventajas que supondría para los niños. La mayoría de esos grupos son también de homosexuales, lo que no debe extrañar.
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Globalización y Europa
En su libro El rapto de Europa, Díez del Corral define la civilización europea como “fáustica” en el sentido de “ultraprometeica”, por su despliegue técnico sin paralelo en la anterior historia humana. El problema es que esa capacidad técnica, que a partir de la revolución industrial dio a Europa –es decir, a algunas potencias europeas– una superioridad material decisiva sobre el resto del mundo, es hoy compartida o está al alcance de otras potencias y culturas no europeas. Desde que en la II Guerra Mundial Europa quedó repartida en dos protectorados, en el mundo actual esas otras culturas, cada vez más potentes demográficamente, han ido adquiriendo unas capacidades técnicas comparables o incluso superiores a las de las potencias punteras europeas, las cuales han sido humilladas y vencidas en sus guerras coloniales.
Esta situación, históricamente nueva, trae consigo otros muchos problemas, mayormente el de la difícil convivencia entre culturas, religiones, ideologías y concepciones del mundo y del hombre. Problema tanto más acuciante cuanto que el hombre ha desarrollado una capacidad técnica suficiente para exterminarse él mismo. El globalismo intenta dar solución a este problema. Una solución que choca con las tradiciones religiosas y culturales elaboradas por las naciones europeas, precisamente, y que provocan en estas unas tensiones crecientes. La alternativa dista mucho de estar clara hoy por hoy.
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Expulsar al Doctor y sus socios
Si el Doctor sale investido, se plantea la lucha por expulsar del poder a él y a sus socios. En esta lucha pueden coincidir muchos partidos, pero sería un error monumental generar confusión entre los que han contribuido a crear esta situación y los que presentan una alternativa real, que solo puede fundarse, en definitiva, en la consigna “más España y más democracia”.
Suponiendo que salga el nuevo frente popular, echarlo mediante una moción de censura, o por alguna otra maniobra legal, solo tendría sentido en la perspectiva de un cambio profundo de la situación institucional que ha permitido desembocar en una amenaza muy grave de desmembración de España y de liquidación de la democracia.
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