Moradiellos avanza, pero no lo bastante

El profesor Moradiellos ha publicado Franco, anatomía de un dictador. Ya el título es algo absurdo. Dictadores hay y habrá muchos y del muchas clases, pero el caso de Franco no responde a ningún estereotipo. Sería como decir Blair, anatomía de un demócrata, o De Gaulle, anatomía de un general,  etc. El autor ya había escrito una Crónica de un caudillo casi olvidado, confundiendo de entrada sus deseos con la realidad, porque Franco y su régimen no han cesado de suscitar bibliografía y presencia política desde su muerte.  Aquella crónica, como otros libros suyos sobre el tema o la guerra civil, era una verdadera sarta de disparates, pero este último parece  mejor, a juzgar por la entrevista que le hace uno de los ignorantes periodistas  típicos del ABC,  un periódico que lo debe todo a Franco pero que desde Ansón juega a hacerse el antifranquista duro (trato el hecho, irrisorio en sí mismo, en Los mitos del franquismo).

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Digamos de entrada que en estos cuarenta años la bibliografía sobre Franco y su régimen ha sido en su inmensa mayoría militantemente antifranquista, lo que por sí solo ya señala la enorme importancia histórica del personaje, importancia que niegan puerilmente los mismos que se obsesionan con él. Una bibliografía increíblemente estúpida, por sus contradicciones e incoherencias. Con el tiempo, Moradiellos ha ido mejorando, y señala en ABC: “Es absurdo decir que era tonto, que no tenía ideas políticas”. Cierto, venció militar y políticamente a todos sus enemigos durante cuarenta años, pero la bibliografía al uso, empezando por Preston y siguiendo por el propio Moradiellos hasta ahora, lo presenta como prácticamente un idiota semianalfabeto, y como inteligentes e ilustrados a sus enemigos, sobre todo a Negrín, a quien Moradiellos ha dedicado también una hagiografía (recomendaba El País al sujeto como “ciencia más democracia” ¿Increíble? Nada es increíble cuando uno se mete en esa literatura). Pero a continuación ya desbarra el entrevistado: según él,  la idea política de Franco era el mando militar. Y ello a pesar de que el ejército, salvo los años de mayor peligro,  quedó siempre en segundo plano, sin apenas intervención política y sin grandes presupuestos. En cuanto a su inspiración en Menéndez Pelayo y en el catolicismo, es cierta, y sería la causa de la ruina del franquismo después del Vaticano II.

Otro error de Moradiellos es hablar del puente aéreo desde el 6 de agosto el 36, que permitió salvar la desesperada situación de los nacionales al comienzo de la guerra, y  atribuyéndolo implícitamente a los alemanes. Empezó el mismo 20 de julio con aviones españoles  y para el 6 de agosto ya había conseguido objetivos estratégicos clave. Lo único que hicieron los aviones alemanes fue incrementarlo. Lo he expuesto en Los mitos de la guerra civil, que debería haber consultado el autor. Tampoco sobre el valor militar de Franco acierta al usar una frase realmente necia –ya señaló Gregorio Marañón la estupidez como una nota del antifranquismo–: “No es Napoleón, pero es de lo mejor que tenemos”. Napoleón perdió muchas batallas importantes, fue derrotado en Egipto, Rusia y España y finalmente perdió la guerra. Franco no perdió ninguna batalla y ganó la guerra partiendo de una situación prácticamente desesperada, y lo hizo  con extraordinaria economía de fuerzas y de bajas. De ningún otro general del siglo XX en cualquier país creo que pueda decirse algo parecido. Cuando los historiadores antifranquistas consigan dejar de lado su bobería, podrán adelantar algo.

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En política, Franco resulta, según Moradiellos,  ”un posibilista. Se llevaba bien con todos”. Se ve que no tiene ni idea de lo difícil que es en política lidiar con cuatro partidos muy distintos, cada uno de ellos con su sector antifranquista: los monárquicos juanistas, los carlistas, los falangistas y los católicos políticos. Mantener bajo la rienda a fuerzas que se habían opuesto hasta el suicidio revela una destreza política realmente excepcional, inédita en la historia de España desde por lo menos la invasión francesa.

Después de oír las simplezas de Moradiellos, el pasmado periodista, le pregunta: “¿Por qué nos hemos ahorrado toda esa complejidad? ¿Por qué exageran incluso historiadores serios?” Se ve que el entrevistador se considera muy serio. Respuesta: “(porque) es el resultado de una guerra, la institucionalización de la victoria” y “Es muy duro aceptar que medio país era franquista”. En realidad mucho más que medio país era franquista, con más o menos intensidad, y lo fue hasta el final, como podemos corroborar quienes luchamos realmente contra él, y como demostró el referéndum de 1976, cuando se aceptó la democracia no contra el franquismo sino desde el franquismo, y contra quienes  querían negarlo para volver a la supuesta legitimidad de 1936.

¿Y por qué es “duro de aceptar? Porque, como casi todos los seudohistoriadores, olvida la cuestión crucial de la guerra:  el carácter del Frente Popular, una agrupación de totalitarios y golpistas de izquierda y de separatistas, que subió al poder en unas elecciones fraudulentas (verdadero golpe de estado)  e impuso en el país el caos y la tiranía. Según la historiografía habitual (estúpida, insisto), aquel conglomerado representaba la  libertad, la democracia; y quienes se sublevaron representaban el fascismo, la opresión más brutal. El hecho que sistemáticamente se oculta es que el Frente Popular amenazaba de modo inmediato con la disgregación de la nación española, la imposición de regímenes totalitarios al estilo soviético y la erradicación de la cultura cristiana. Sus enemigos representaban la defensa de la nación, de la cultura cristiana y de la libertad personal, aunque las libertades políticas se restringieran a sus enemigos. El Frente Popular no representaba ninguna democracia sino que impidió esta para muchos años, y hoy un tercer frente popular amenaza seriamente las libertades y la integridad nacional. Mientras esta evidencia no sea reconocida, las historias de aquel período seguirá siendo una sarta de incoherencias, disparates y falsedades, y la guerra no se superará.   

Así, en lugar de partir de este análisis, la insistencia se centra en el número de víctimas, actualmente solo de las causadas por los vencedores. Moradiellos admite, y es un avance, que también el Frente Popular asesinó cuanto pudo. En toda guerra hay víctimas de los dos lados, y por eso lo que importa esencialmente es discernir qué defendía cada bando y por qué se llegó al conflicto bélico. Algo que, hoy por hoy, creo que solo es posible encontrar en mis libros, que Moradiellos debería leer. Porque incluso en la bibliografía franquista, muy superior a la contraria en detalles y veracidad general, no acaban de percibirse claramente las cuestiones esenciales desde las que enfocar el conjunto de la guerra y del franquismo.  

  Y, pese a su avance, también en la cuestión de las víctimas patina Moradiellos: atribuye a los nacionales 90.000 en la guerra más 40.000 en la posguerra; y 55.000  por los “republicanos” (ya va siendo hora de acabar con esa vulgar patraña: no eran republicanos, si por tal se entiende la república del 31, sino precisamente quienes la destruyeron. Este es otro mito distorsionante que vuelve estúpidas las versiones subsiguientes). Esas cifras no son reales, sino producto de la propaganda subvencionada de la memoria histórica y ningún historiador solvente debería aceptarlas. En cuanto a los fusilados de posguerra, la cifra real creo que pronto se establecerá en menos de la mitad  de las indicadas por Moradiellos. Se trató fundamentalmente de asesinos, torturadores y ladrones de las chekas y similares, juzgados y ajusticiados. Pero aquí lo significativo es que los gobiernos actuales, incluido el del PP, los considera “víctimas del franquismo”, identificándose así con tales criminales.

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   Dice también el entrevistado que el mayor enemigo de Franco fue la ETA. Pues no, el mayor y casi único hasta finales de los años 60 fue el Partido Comunista. Y el enemigo más peligroso fue la Iglesia después del Vaticano II, que no se contentó con disociarse del régimen, al que vació de ideología, sino que pasó a proteger y estimular tanto a la ETA como a los comunistas y los separatistas, es decir, a quienes casi la había exterminado durante la guerra. Un fenómeno asombroso, que he tratado en diversos libros pero que a Moradiellos y a la mayoría de los historiadores parece no decirle nada.

   Por no extenderme, termino con el Valle de los Caídos. Haciendo como que no se entera de que la profanación de la tumba de Franco es una deliberada humillación y descrédito a la Iglesia, a la que el Caudillo salvó del exterminio, y a la monarquía, que él volvió a traer, afirma Moradiellos que hay razones para que no esté en el Valle de los Caídos porque no es un caído en la guerra. Se trata de una típica insidia de los profanadores. En el Valle de los Caídos hay tumbas de personas no caídas en la guerra, pero además el monumento es una creación suya, una invitación a la reconciliación que no aceptan los que se identifican con los criminales juzgados en la posguerra. Si en algún sitio debe estar la tumba de Franco es precisamente allí.     

   En suma: Moradiellos ha avanzado considerablemente sobre sus enfoque antiguos, pero aún le falta bastante. “Yo mismo –dice– veo de manera diferente la guerra o a Franco que hace veinte años. Y sé que dentro de otros veinte cambiaré mis apreciaciones”.  Esperemos que no tarde tanto. 

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Algunos otros comentarios a Moradiellos: https://www.libertaddigital.com/opinion/historia/el-hundimiento-de-una-version-y-un-metodo-historicos-1276237587.html

Sobre la polémica que sostuve con él en El Catoblepas, revista digital de Gustavo Bueno, puede encontrarse en internet tecleando su nombre y el mío.

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Gibraltar y el Brexit.

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Como hemos dicho, dedicaremos los lunes a la cuestión de Gibraltar, examinándolo desde diversos ángulos y dando algunas consignas que animamos a nuestros lectores a difundir todo lo masivamente que sea posible, en las redes o por otros medios, a fin de ir creando conciencia de la gravedad del problema. He aquí los de esta semana:

Gibraltar no es un asunto marginal. Intentan marginarlo los partidos que convierten a España en un corrupto satélite de una potencia que invade nuestro país.

Gibraltar es una colonia que invade nuestro territorio en un punto estratégico clave. Los gobiernos PP y PSOE consideran “amiga y aliada” a la potencia invasora. Hacen de España un país lacayo y satélite, una verdadera colonia

Uno se pregunta qué intereses tendrán nuestros políticos en Gibraltar para que se sientan “aliados y amigos” de la potencia que invade nuestro territorio y corrompe todo el entorno.

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En relación con el llamado Brexit se han suscitado muchas ilusiones absurdas, que a su vez denunciaban la situación real: que la UE siempre ha apoyado a Inglaterra contra España en la cuestión de Gibraltar, con la aquiescencia de los gobernantes españoles. ¿Iba ahora a mejorar nuestras bazas con la salida de Inglaterra de la UE? No. El problema principal, lo mismo que el problema principal de los separatismos, está en Madrid, en una indigna, envilecida y corrupta casta política, agravada ahora por un frente popular al que es preciso vencer definitivamente.

   Por supuesto, los ingleses defienden sus intereses, apoyados como siempre desde la UCD por los políticos españoles. Recientemente hubo dos “avisos a navegantes al respecto, como ha informado el blog General Dávila:

https://generaldavila.com/2018/09/22/gibraltar-y-el-brexit-la-royal-navy-envia-dos-avisos-para-navegantes-angel-liberal-fernandez-capitan-de-navio-r/

Un inciso: la cifra de españoles que trabajan en Gibraltar no llega a 200. Se supo cuando, con motivo de un lío fronterizo se entregaron pases especiales a los que podía acreditar un trabajo allí: eran unos 180. Otra cosa son los que pasan para comprar un par de cartones de tabaco y revenderlos ganando así el “sueldo” del día. Gibraltar es una máquina gigantesca de corrupción tanto sobre gente normal desempleada como, más aún, sobre políticos, abogados y similares. Es una verdadera úlcera infectada en nuestro territorio.

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En “Una hora con la Historia”: El crucial siglo de los Trastámara, preludio a la reconstitución de España:  https://www.youtube.com/watch?v=iY8ypH9lyp4

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¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Cómo podemos salir de esto?

En “Una hora con la Historia”: El siglo de los Trastámara, preludio a la reconstitución de España:  https://www.youtube.com/watch?v=iY8ypH9lyp4

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P. El discurso cultural que usted propone parece algo a largo plazo, pero al mismo tiempo usted dice que el grado de putrefacción del régimen actual exige medidas prontas. ¿Cómo se concilia eso?

–Evidentemente las medidas políticas, el discurso político, es más urgente. Veamos la situación: España está gobernada por un macarra auténtico y doctor falso, embustero contumaz y ligado por familia al negocio de la prostitución, más una banda de tiorras golfas y mentalmente perturbadas. Una auténtica banda de estafadores. Eso supera a las democracias bananeras. La  banda, no elegida, se apoya a su vez, de manera cómplice, en partidos que aspiran a disgregar España o pagados por la tiranía de Maduro en Venezuela. Es lo nunca visto, y está ocurriendo ante nuestras narices. La cuestión es: ¿cómo se ha llegado aquí? ¿Cómo podemos salir de aquí? Ello exige discurso y medidas políticas que frenen la deriva, VOX ofrece una esperanza; pero sin un discurso cultural no iríamos muy lejos a largo plazo.

 P.  Muchos dicen que hemos llegado aquí por la propia democracia, sea porque esta es un mal régimen en sí mismo o porque no sirve para un país con la cultura e historia de España. Cosa que incluso amplían a los países hispanoamericanos.

–Ese es un problema importante. Digámoslo de otro modo: un régimen en que se homenajea a asesinos, desde Companys a los etarras, no es una democracia. Un régimen que lleva al país al golpe de estado permanente, al enfrentamiento civil y a la falsificación de la historia por ley, no es una democracia. Un régimen cuyos gobiernos colaboran con los separatismos y con la potencia que invade nuestro territorio no es una democracia. Un régimen en que los torturadores, asesinos y ladrones de las chekas son glorificados como campeones de la libertad y víctimas del franquismo, no es una democracia. Etc. Una democracia es un régimen de convivencia tensa, pero pacífica, en que la lucha por el poder se dirime en votaciones. Para que la tensión no se transforme en antagonismo, como ocurrió en la república, es precisa una conformidad general con ciertos principios, empezando por la identidad nacional, la identificación con la propia historia con sus rasgos mejores y peores. En España esto no ha existido, salvo en el franquismo y los primeros años desde la transición, y la causa profunda es la leyenda negra. Gente de izquierda y de derecha coincide en que la cultura y la historia de España son antidemocráticas o impiden la democracia. Por eso la izquierda española siempre fue antiespañola y propensa a aliarse con los separatismos. Azaña lo expresó proponiendo un programa de demoliciones, para demoler precisamente las tradiciones españolas. La reacción de cierta derecha es la contraria, sobre los mismos principios: España es incompatible con la democracia, hay que volver a los viejos tiempos, que no se sabe bien si son los anteriores a la invasión francesa, los de los  Austrias o los de  los Reyes Católicos. O el franquismo. 

 P. ¿No defiende usted también, constantemente, el franquismo?

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–Ya he explicado que hoy, la actitud ante el franquismo es la piedra de toque para definir al demócrata. El antifranquismo es, igual que aquel primer Frente Popular, el máximo enemigo de la libertad y de la democracia. Y se basa en la distorsión o falsificación de la historia reciente. Los franquistas que piensan en la vuelta de un régimen parecido empiezan por tener ideas entusiastas, pero falsas, de lo que fue aquel régimen, al que unos identifican con la Falange y otros con el integrismo católico o con una mezcolanza de todo ello. Escribí Los mitos del franquismo frente a unos y otros, para avanzar en la clarificación del asunto. Pero el libro ha tenido difusión escasa para lo que significa, porque la derecha en general, la asimilable al PP, nunca ha entendido la importancia de la historia, quiere huir del franquismo para hacerse la demócrata;  y su pensamiento político es simplemente nulo, es la “democracia de amigotes”. Los de izquierda no quieren ni oler estas cosas, les dan verdadera fobia porque les destroza el argumentario. Y los “franquistas” del momento no sienten necesidad de leer porque creen que ya lo saben todo. Así, resulta difícil. En España, la política no funciona a partir de concepciones amplias y algo claras, sino de tópicos, generalmente simplones,  de sentimentalería  y visceralidades. Pero creo que algo se va  avanzando en otro sentido.

P. ¿Diría usted que el ataque al franquismo es también parte de la leyenda negra?

–Por supuesto. Sobre el significado de la leyenda negra hay que hablar mucho, no solo demostrar su falsedad, sino mostrar a qué concepciones generales ha servido y sirve. Escribí Nueva historia de España precisamente con el objetivo de aportar un discurso que me parece más lógico e inteligible que los que se vienen sirviendo desde hace mucho tiempo. La leyenda negra nace del hecho de que España fue el principal valladar contra el protestantismo (y los turcos, pero ese es otro tema), y contra el expansionismo de Francia e Inglaterra. Y eso ha quedado. Cuando Franco mantuvo la neutralidad en la guerra mundial y desafió y mantuvo su régimen  y la independencia nacional contra las amenazas y agresiones de medio mundo, la leyenda negra despertó de nuevo. Observe que cuando la batalla por Gibraltar en la ONU todos los países de la futura Unión Europea votaron a favor de la invasión inglesa, y eso responde a actitudes muy enraizadas en el pasado.  Pero si no acabamos de dotarnos de una visión lo más veraz posible de nosotros mismos, que derrote a una leyenda internalizada, la democracia será imposible, efectivamente, y ocurrirá lo que Tocqueville decía de Méjico.

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Discurso político y discurso cultural. El rescate de la historia

P. Usted ha expuesto alguna vez una serie de puntos que, se supone, deberían constituir la esencia del discurso político

–Se trata de una elaboración de circunstancias, algo a debatir, corregir, etc. No pretende constituir un discurso completo, lo que pasa es que no ha suscitado ninguna discusión ni debate, porque así está el país, y este es un problema cultural. Pero hay unas directrices generales. Estamos ante un tercer frente popular. En el primero, el de 1936, la amenaza principal venía del totalitarismo y el secundario y  auxiliar, de los separatismos. Hoy viene a ser al revés: la amenaza más inmediata viene de los separatismos y el totalitarismo, que indudablemente avanza, parece estar en segundo plano, aunque en realidad los dos van muy unidos. Una de las armas principales de ambos es la historia, o más exactamente la falsificación de la historia, que intentan imponer por ley, al modo de Corea del Norte o Cuba. Por ello el discurso político debe partir de un rescate de la historia. No puede tolerarse más, para empezar, que los mayores enemigos históricos de las libertades políticas y hasta de la libertad personal, se envuelvan en la bandera de la democracia  para cometer mil fechorías. Ese ha sido el mayor fallo de la transición. En parte, esta se hizo con la idea de que la generosidad de los políticos procedentes del franquismo sería correspondida por los que se identificaban con los perdedores de la guerra. Esto era una ilusión producto de un mal análisis del pasado, pero en principio podría funcionar y hasta pareció que funcionaba. Lo que envenenó todo fue el acuerdo, al principio tácito y después abierto, de que democracia y antifranquismo significaban lo mismo, que no habría democracia sin antifranquismo. Pero los autoerigidos en herederos del Frente Popular solo podrían corresponder a la generosidad si se dejaba bien claro que la victoria en la guerra había sido justa, que el franquismo había sido una necesidad histórica y un régimen excepcionalmente fructífero, del que venían las libertades… Y que los separatismos no serían tolerados. Si se les dejaba claro que el pueblo, muy mayoritariamente, había rechazado sus soluciones y votado por una democratización desde y no contra el franquismo.

P. Sin embargo, ¿sería eso suficiente en una época nueva en la que asoman mil problemas que tienen muy poco que ver con los de los años 30, incluso con los 70? Me refiero a la globalización, los movimientos LGTB, el multiculturalismo, los grandes movimientos migratorios, la integración europea…

–Efectivamente, pero una persona no puede afrontar los problemas cotidianos si no sabe quién es y qué quiere. Lo mismo pasa, a un nivel muy superior, con la nación. Debemos afrontar esos problemas con una política clara, que solo puede estar enraizada en nuestro pasado. Debemos decidir si queremos seguir existiendo como nación soberana o disolvernos en la UE; si queremos satelizarnos a los poderes condensados en Gibraltar o no; si queremos admitir masivamente inmigrantes de otras culturas o no; si queremos mantener la familia tradicional o disolverla… Todo esto requiere posiciones firmes y meditadas, no puede improvisarse. Yo he procurado sentar un principio de discurso también en esos problemas, aquí en el blog, por ejemplo en forma de lecciones de democracia sobre las leyes LGTBI o sobre el franquismo y la figura de Franco… Esto último es absolutamente crucial. De la actitud hacia el significado del franquismo depende en muy gran medida cualquier enfoque de los problemas actuales.  Eso no lo quiere ver casi nadie, pero sin clarificar esa cuestión  ni superaremos la guerra civil ni saldremos del laberinto político en que estamos inmersos. Por eso, precisamente, escribí Los mitos del franquismo y otros libros como el referido a Europa.

P. Supongamos que la sociedad acepta la necesidad histórica del franquismo, ¿qué se sigue de eso?

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–Obviamente se sigue la deslegitimación de las tendencias crecientes separatistas y antidemocráticas, se sigue la exigencia de independencia tanto frente a las derivas totalitarias de Bruselas como ante la OTAN y Gibraltar, se sigue una mayor atención a Hispanoamérica y una mayor contención de una inmigración peligrosa, sobre todo la islámica. He discutido sobre esto con algunas personas que lo cifran todo en la decisión administrativa. Un senegalés no es problema y probablemente se integrará, pero un millón de senegaleses sí constituyen una problema muy serio. Vi hace poco un video en una escuela francesa con mayoría de alumnos islámicos y africanos. Todos eran de nacionalidad francesa, hijos y a veces nietos de inmigrantes. Eran, pues franceses administrativamente, pero se les preguntaba si se sentían franceses. Todos, no sé si con alguna excepción, afirmaron no sentirse franceses. Esto significa mucho. En fin, se siguen muchas cosas más. Pero, como dije, el discurso político quedaría flojo si un discurso cultural más amplio que lo sostuviese.

P ¿Qué podríamos entender por un discurso cultural? ¿No suena demasiado amplio y difuso?

–Parte importante de ese discurso es el rescate de la historia, no solo de la guerra civil y sus consecuencias, sino más en general. España sufre el peso de la leyenda negra, que deprime sus energías, y se vienen haciendo esfuerzos crecientes por contrarrestarla y resaltar los grandes valores del convencionalmente llamado siglo de oro. Eso está muy bien, es imprescindible, pero se quedaría a medias si, como en el caso del franquismo, no intentáramos analizarlo de tal modo que extrajéramos de ahí lecciones válidas para afrontar los problemas actuales. ¿Por qué España tuvo tal fuerza durante un siglo y medio en torno al XVI? ¿Podría recuperar de alguna forma su importancia cultural, o estamos condenados a la satelización al mundo anglosajón y la colonización por el inglés? Etc. Observe usted que uno de los tópicos del antifranquismo, que envuelve una hispanofobia de fondo, es el del “páramo cultural” de aquel régimen. Se trata, como de costumbre,  de una enorme falsedad. El páramo es más bien el actual. Los antifranquistas saben bien que atacar al franquismo no solo en el plano político sino también en el cultural, es esencial en su estrategia. Una labor importante consistiría en analizar aquel período con un punto de vista mucho más amplio que el político, y ver si podría obtenerse de ahí alguna lección que permitiese una continuidad, saltando por encima del siniestro frente popular hoy dominante también en la cultura. Pero eso casi nadie lo hace, ni siquiera se lo propone. Haría falta una verdadera escuela historiográfica que por ahora no existe. No basta con reivindicar el pasado a base de retórica e indignaciones, si empezamos por conocerlo mal y ni siquiera nos preguntamos qué podríamos aprovechar de él para las circunstancias actuales. 

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En “Una hora con la Historia”,  recapitulación de las cuatro grandes etapas de la Reconquista, la dialéctica integración-disgregación, y las causas de la lentitud del proceso.

https://www.youtube.com/watch?v=an8bIhYnN38

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Estimado Sr Moa:

   Me gustaría denunciar la situación que están viviendo los profesores en los centros de enseñanza de Navarra.

   El gobierno actual impone a todos los centros formación obligatoria en Ideología de Género. También a los centros concertados. El profesor no puede elegir su formación, se le obliga a recibir esta doctrina,  ideológicamente radical. Si no acude, tiene un aviso de la Dirección del Centro conminándole a asistir. 

    Hay centros que imparten en vascuence, donde se está sistemáticamente adoctrinando a los alumnos en esta ideología;  y también en la xenofobia antiespañola. Departamentos de Historia que tienen como proyecto “La recuperación de la memoria histórica”

   Regulan hasta los juegos de los niños en el patio, la ocupación de los espacios, con el criterio de género. Pretenden hacer baños mixtos, vestuarios mixtos…Obligan al profesorado a a escribir alumnos/alumnas  en todos los documentos, contra al criterio de la RAE. Obligan a contar las fotos de mujeres y hombres en los libros de texto y a elegir los libros según ese criterio.

   El nivel intelectual de los profesores es ínfimo en estos centros, por eso no hay resistencia ni disidencia. Oponerse, es verdad, supone represalias.

   Estamos viviendo en Navarra una auténtica tiranía totalitaria. Además, es una tiranía analfabeta. No hay oposición, nadie se hace eco de esta situación ni la denuncia. Sólo alguna carta que ha aparecido en el Diario de Navarra.

  ¿Qué podemos hacer contra este despropósito?

   Un atento saludo. Reciba  mi más sincera admiración.

   Benigna.

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La cultura democrática y una universidad basura.

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P. Ud insiste mucho en el discurso como elemento necesario para superar la actual situación.

–Bueno, se ha puesto de moda llamar discurso a una doctrina general bien articulada. Esto tiene dos niveles, uno inmediatamente político y otro más en profundidad, más ampliamente cultural. Si la oposición al actual frente popular se limita a la protesta y la denuncia, no irá muy lejos y puede provocar un caos. A propósito, quiero insistir en ciertas similitudes de fondo con el 36. Entonces el frente popular tomó el poder mediante unas elecciones fraudulentas, que fueron realmente un golpe de estado, y a continuación cambió radicalmente el régimen de la república, cosa que casi ningún historiador ha sido capaz de percibir. Zapatero llegó al poder explotando fraudulentamente un tremendo atentado, aunque debe decirse que ya la campaña electoral de Rajoy le estaba facilitando las cosas. Y desde el poder empezó a liquidar el legado de la transición, imponiendo leyes incompatibles con la democracia y llevando a cabo la ruptura que no pudieron lograr en 1976. Siempre y básicamente en alianza de hecho con los separatistas, como en 1936. Y ahora el Doctor Profanatumbas, sin pasar por las urnas, quiere llevar el proceso hasta el final, un verdadero cambio de régimen que nos acerca al actual de Venezuela, y en todo caso acaba de demoler lo que se votó por enorme mayoría en 1976. Tampoco entre nuestros analistas e historiadores parece haber nadie capaz de verlo en su proyección general, en su significación histórica. Apenas se va más allá del chismorreo político y la denuncia de detalle. Que por cierto es necesaria, pero muy insuficiente.  El discurso tiene que partir de ahí y plantear una alternativa radical, porque realmente se está cercenando la libertad de los españoles y liquidando la democracia.

P. ¿Qué elementos cree ud que compondrían ese discurso?

–Si digo que debe ser radical me refiero a que prácticamente todas las instituciones y actitudes políticas están viciadas. No existe una cultura democrática  en nuestros partidos e intelectuales.  Fíjese en esto: los actuales gobernantes, realmente golpistas, pretenden profanar la tumba de Franco, en una revancha grotesca propia de delincuentes, y he aquí que ningún partido, ni la Iglesia ni la monarquía, se oponen. Pero esa profanación va más allá: va acompañada de un proyecto de ley para suprimir, so pretexto de antifranquismo, las libertades básicas de opinión, expresión asociación, investigación y cátedra. Este plan, en el que van avanzando, tendría que haber despertado la rebeldía total en una sociedad con un mínimo de cultura democrática, tendría que haber provocado especialmente la indignación de la universidad. Como ud recordará, el PP aparcó el proyecto alegando falta de presupuesto, demostrando con ello  que los elementos básicos de la democracia le importan muy poco. Yo propuse un manifiesto de intelectuales y políticos,  que terminó saliendo, modificado, y consiguió cierto número de adhesiones significativas, que lo fueron tanto por la relevancia de los firmantes como por su número relativamente escaso. Este hecho, entre tantos, lo dice todo. En la inanidad intelectual y cultural a que ha llegado el país, cualquier fechoría de ese tipo se vuelve posible. Es más, llevamos ya una buena serie de ellas desde la ley de memoria histórica y las de género, “ante los ojos estúpidos” de la mayoría.

P. Tal como lo plantea, parece no haber solución

–Tal como están las cosas, no la hay. Tenemos la alternativa, no muy articulada, de VOX,  que suscita esperanzas, pero que debería dar lugar a un auténtico vuelco social, de lo que está aún lejos, y el tiempo se vuelve ya muy importante, apremia. Algunos creen que no pasa nada especial, que efectivamente VOX llegará al Congreso con uno o cinco diputados y empezará a cambiar las cosas poco a poco. Insisto en que estamos en un cambio de régimen, cambio realmente golpista, y las cosas van muy deprisa. Ya hablaremos más de eso. Tengo esperanza porque a menudo sucede lo inesperado… Pero volviendo al principio, he señalado la universidad como un elemento especialmente degradado. La universidad es, desde la Edad de Asentamiento, la columna vertebral de la cultura europea y por supuesto española. Pero en la actualidad, y con las excepciones de rigor, ha caído en una degradación realmente infame, una de cuyas muestras es la ya señalada. No me refiero a los centros técnicos y científicos, que son bastante buenos, sino a aquellos que recogen y promueven  los elementos culturales e ideológicos. Una universidad que acepta sin rechistar la enseñanza de la historia según la ley falsaria y totalitaria de Zapatero y Sánchez (mantenida por Rajoy), es simplemente una universidad basura. Y realmente es lo que hay. De ahí pueden salir sujetos y grupos políticos semidementes como los de Podemos o del propio PSOE o los separatistas. O los falsarios de derecha, ya hablé de ellos en el caso de Soledad Becerril, que son los peores, porque bloquean cualquier resistencia, impiden el esfuerzo o la lucha por la verdad, que debiera ser la característica más propia del mundo universitario. Rescatar la historia es una clave esencial  de cualquier alternativa. Y sin un discurso cultural, el discurso político flojeará siempre.

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En “Una hora con la Historia”,  recapitulación de las cuatro grandes etapas de la Reconquista, la dialéctica integración-disgregación, y las causas de la lentitud del proceso.

https://www.youtube.com/watch?v=an8bIhYnN38

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*El libro “Los mitos de la guerra civil” despertó un cabreo impresionante en izquierda y separatistas. No fueron capaces de un mínimo debate intelectual. Y la derecha (PP) lo boicoteó en la práctica.

*Si la Iglesia no hace nada para impedir la profanación de la tumba de quien la salvó del exterminio, caerá en la mayor humillación y descrédito.

*Las mujeres normales NO son lesbianas. Los hombres normales NO son maricas. Sin embargo lesbianas y maricas pretenden representar a las mujeres, a los hombres, a la libertad y al progreso. La usurpación.

*Los corruptos partidos actuales están muy interesados en mantener en sordina la cuestión de Gibraltar. Por esa razón los españoles debemos interesarnos en entender lo que significa el peñón y esa actitud de los políticos Los lunes en

*Los lunes dedicaré mi blog (https://www.piomoa.es ) a la cuestión de Gibraltar, que condiciona toda la política exterior (o ausencia de ella) de España, y cuya gravedad ocultan la práctica totalidad de los políticos

*Uno se pregunta qué intereses tendrán nuestros políticos en Gibraltar para que se sientan “aliados y amigos” de la potencia que invade nuestro territorio en un punto estratégico clave

*En “Los mitos del franquismo” explico con mil datos por qué el franquismo fue un régimen históricamente necesario y extraordinariamente fructífero. Y por qué el antifranquismo miente sistemáticamente sobre él. Y por qué esa mentira envenena la convivencia y destruye la libertad de los españoles.

*Pablo Casoplones es tan cretino como ud, d. Luciano. Solo promocionado por el PP y en un medio político tan degradado como el español puede ese memo haber prosperado tanto.

*Como he explicado cien veces, la democracia vino del franquismo y no podía venir de su oposición, que fue comunista y terrorista. Pero otros quieren atribuírsela y no son más que parásitos y vividores corruptos de la democracia, a la que arruinan.

 

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