Propuesta de manifiesto

 Propuesta de manifiesto

Las dos leyes de “memoria” impuestas por el PSOE y los separatistas y seguidas por el PP para impedir el conocimiento de la alianza de sovietizantes y separatistas que fue el Frente Popular, tienen una doble característica: atentan contra las libertades de investigación, expresión, opinión y cátedra, por un lado, y por otro mienten sistemáticamente sobre el pasado reciente español.  Obviamente, si no mintieran no necesitarían una ley política de estilo soviético, y si necesitan esa ley es porque saben muy bien que mienten y no pueden tolerar versiones contrarias. Esa ley intenta garantizar a sus promotores la imposición forzosa de sus versiones a la sociedad,  con los beneficios políticos y económicos derivados para ellos.

El tremendo deterioro moral e intelectual que sufre nuestra universidad se revela en el hecho de que esta no se haya rebelado contra una ley inicua que ataca los principios más básicos de la libertad e investigación científica. Por el contrario, dominan la universidad los antidemócratas, atemorizados ante el reto que plantean a sus   currículos las  versiones contrarias.  Acaba de publicar un grupo de ellos, en Zaragoza, un manifiesto contra la prevista derogación de dicha ley en Aragón. Según esos profesores, dicha ley totalitaria, titulada cínicamente democrática,  es “un instrumento necesario y eficaz para construir un futuro de convivencia y una sociedad apoyada en valores éticos compartidos”. He aquí la clásica lengua de madera del stalinismo, invirtiendo desvergonzadamente el significado de las palabras.

Por supuesto,  esos profesores de Zaragoza, como de tantas otras universidades, tienen derecho a exponer sus versiones, derecho que defendemos los demócratas e investigadores apartidistas, pero no tienen derecho a imponerlas a nadie, y menos aún a aplastar  cualquier disidencia con pretextos totalitarios. Esas leyes vulneran de tal modo los derechos más elementales, no solo de la universidad sino de toda la sociedad española, que deben ser expuestas, denunciadas y abolidas cuanto antes. Porque además de atacar la libertad, envenenan precisamente la convivencia e invierten todos los valores éticos, convirtiendo al actual régimen del país en una democracia fallida.  Decía Santayana que un pueblo que olvida su historia (en este caso la falsea) se condena a repetirla. Y a repetir lo peor de ella, como vemos actualmente.

Propongo la difusión de este manifiesto, con vistas a la recogida de firmas en su apoyo entre los profesores  conscientes del peligro que entrañan dichas leyes. Estamos llegando a un punto crucial y esto no puede seguir así.

 

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