Koestler-Baroja (III) El amor / Tristeza de la vida / Fallo canallesco / Tres pactos de San Sebastián

El próximo día 13, a las 19.00, en el Centro Cultural de los ejército, Gran Vía 13, tendrá lugar un debate sobre el magnicidio de Carrero Blanco. Participaremos José María Manrique, Fernando Paz, Ignacio López Bru, Jesús Palacios y un servidor

******************************************

Koestler y Baroja (III) El amor

Los griegos tenían distintas palabras para distintas clases de amor, pero hoy los idiomas eurooccidentales –quizá me equivoque– usan una sola, con diversos sentidos. En la interpretación común, el amor por excelencia es el relacionado con el sexo, aunque no se limita a él: ese es el tema, reiterativo y al mismo tiempo  inagotable, de la mayor parte de la literatura y de la canción popular.  Se entiende que no tiene nada, o casi nada, que ver con la prostitución, es decir, implica una relación personal muy fuerte y que idealmente busca mantenerse toda la vida, con un aspecto a la vez personal y  especial (de la especie), que fructifique en descendencia.

    Lo llamativo de los dos novelistas –aunque Koestler fue  bastante más que novelista–, es que no parecen creer en el amor. Baroja lo dice expresamente replicando a la crítica de que  no escribiera sobre temas amorosos: –Sí, eso está bien, pero a mí me interesa poco. A mí lo que no he visto o, por lo menos, entrevisto, no me produce deseo de hablar de ello. Yo no he tropezado más que con matrimonios en gran parte de conveniencia y con amores un poco bajos, de prostitución, y donde ha jugado un papel importante el dinero. Si hubiera visto otra cosa, tendría verdadero interés y satisfacción en contarla (…) Entre una cena refinada y una comida de gañanes hay una diferencia enorme; pero en esa cuestión del amor no hay diferencia alguna. Es el mono o el cerdo que surge sin velos y sin disfraz. Yo creo que a la mayoría de los hombres sensibles, no sé si a las mujeres desdichadas que tienen que caer en ese fondo del erotismo pagado, esos primeros contactos no dejan más que una impresión de tristeza y repugnancia (…) No basta ni la retórica ni la ironía para paliarlo.

Desde luego, a Baroja no se le conocen historias amorosas (solo algún esbozo pasajero), ni se casó ni tuvo hijos. No era este el caso de Koestler, que cuenta con nostalgia sus tres años de felicidad en una fraternidad estudiantil de alegres bebedores y duelistas,  con las “dulces muchachas vienesas”, de clase baja, “bonitas, coquetas y notablemente bien educadas”, gracias a cuya existencia “las fraternidades vienesas se veían libres de homosexualidad y de esas peleas y afectos neuróticos tan frecuentes en otros clubs de jóvenes”. “Desde los diecisiete hasta los veinte, compartía como estudiante la vida locamente promiscua de la juventud universitaria de aquella Viena de los años de inflación. En parte era muy divertida, en parte levemente repugnante”. Por lo que cuenta, durante muchos años se dedicó a una “caza” neurótica de aventuras sexuales fascinado por la imagen de una Helena que se desvanecía pronto: “Helena, desprovista de su magia y su misterio, se volvía opresivamente familiar (…) Cuando llegaba a ese estado, la única solución honrosa que quedaba era la huida”.

En cuanto al sexo, la diferencia entre los dos novelistas no  podía ser mayor; pero en cuanto al amor, creo que se parecían bastante, aun con matices distintos.

*******************************

Tristeza de la vida

Un lector me comenta que Adiós a un tiempo desprende una especie de tristeza de la vida. Nadie más, que me lo haya comentado, lo ha encontrado así. Pero cada uno ve en los demás cosas que estos no ven, vean equivocadas o no.  Me parece cierto, sin embargo, que siempre he tenido algo de esa tristeza, creo que más común entre los gallegos que entre los de otras regiones. Posiblemente venga de la contemplación del mar: al revés que la tierra, poblada de una enorme variedad de objetos,colores y sonidos,  naturales y humanos, el mar se presenta como una inmensa planicie uniforme, con pocas variaciones de color  y alteraciones escasas por las tormentas. Sugiere la muerte igualadora  y aplanadora. No quiero decir que esta sea la única impresión que fuerce el ánimo (hay pocas bellezas naturales como las combinaciones de mar y tierra, como en las rías gallegas), pero no deja de ser una de ellas. También el mar puede representar la vida con sus peligros, la necesidad  de desafiar sus tormentas y arriesgar naufragios. Pero es verdad que a veces todos o casi todos sentimos esa tristeza cósmica. Sin embargo no creí que pudiera reflejarse en estos recuerdos. 

***********************************

**Dice Abascal que “Argentina nos ha enseñado cómo salir del profundo pozo de la izquierda”. ¿De verdad? ¿Por qué no espera un poco a ver qué pasa?

 Un fallo canallesco

(En este blog, 21 de  junio de 2012)

Uno de los mayores desastres de la Democracia ha sido ese Tribunal Constitucional contra la democracia, contra España y contra la Constitución.  Alguien tendría que escribir la sórdida historia, desde el expolio de Rumasa, de esa institución de jueces politicastros.  Ahí están, sonrientes, esos “progresistas”,  satisfechos-as de su hazaña proetarra (el permiso para el rescate de la  ETA, grupo  también muy “progresista”, lo que genera entre todos ellos una corriente de comprensión y simpatía disimulada) contentos-as  del nuevo golpe –y ya son muchos—que han asestado a la libertad y a la nación española.  Hay una figura que se llama colaboración con banda armada y eso tendría que ser juzgado a su vez.  Mientras tal cosa no ocurra, no habrá verdadera libertad en España. Y es una carrera contra el tiempo: o la democracia acaba con ellos o ellos con la democracia, la poca que va quedando. ¿Será posible que el pueblo español esté ya tan envilecido por la “cultura” del embuste y la farsa, que no dé de sí para crear un partidos con cuatro, solo cuatro, ideas firmes y claras? (En 2012 no existía VOX, claro está. Ahora es una esperanza)

** Dice Ángeles Pedraza: “No vamos a tragar con un final cualquiera”. Tengo la impresión de que tragará. De que en realidad ya ha tragado. (Era cuando el PSOE se compinchaba con la ETA para sacar a esta del pozo y convertirla en una potencia política. Objetivo plenamente logrado. Y con el que tragaron el PP, el Emérito y también las víctimas directas de  los asesinos).

** Pachi López pide una política penitenciaria “que no busque la venganza”.  Para este fulano, como para los etarras, la justicia es venganza. Viene a ser una forma,  eficaz en su hipocresía, de apología del terrorismo. No debe olvidarse que la ETA no habría sido nada sin los muchos y poderosos amigos que ha tenido desde que empezó a asesinar, y que entre el PSOE y ella hay muy profundas afinidades ideológicas.

**Madrid Sunday Shopping, rezan unos infames carteles del ayuntamiento por toda la ciudad. Supongo que será cosa de Annie Bottle.  Lo de siempre: la izquierda tratando de disgregar España, la derecha, de colonizarla y disolverla.

**La argentina Sylvina Walger cree que “Garzón se dejó usar por los mayores ladrones de mi país”. Ingenua doña Sylvina.  Garzón y los otros se “usaron” mutuamente, es decir, colaboraron. El ex juez no es moral ni políticamente mejor que  sus “usadores”.

********************************

Tres pactos de  San Sebastián

Como es sabido, el “Pacto de San Sebastián” en 1930 fue un acuerdo entre  republicanos de izquierda y de centro, separatistas catalanes, socialistas (asistió Prieto sin mandato de su partido, al que arrastró luego), por iniciativa de dos hombres de derecha que se creían más listos y realistas de lo que eran (Alcalá-Zamora y Miguel Maura). Los ácratas rehusaron, así como el PNV. Suele presentarse como un acuerdo entre demócratas, pero ninguno de sus componentes lo era. Como mucho, entendían por democracia el acuerdo entre todos ellos para repartirse el poder, y solo coincidían en un  punto real: acabar con la monarquía. Las propias izquierdas solo compartían un odio visceral a la Iglesia. Todos eran, además, muy débiles y poco representativos, si excluimos al PSOE, que salía de su colaboración con la dictadura de Primo de Rivera como el partido mayor y mejor organizado de España, y que como tal decidiría el sino fatal de la república. También Lerroux representaba a bastante gente, pero como había abandonado su exaltación de antaño, fue despreciado y marginado por derechas a izquierdas. Lo primero que se les ocurrió a aquellos “demócratas” fue intentar un golpe militar combinado con una huelga general, en lo que fracasaron.  No obstante, veían clara una parte de la realidad: la profunda crisis moral de la monarquía, la cual se apresuró a facilitarles todas  sus maniobras políticas.  El resultado fue una república epiléptica que degeneró rápidamente en intento de guerra civil, golpismo revolucionario, un Frente Popular que acabó de destruir la propia legalidad republicana y reanudación de la guerra civil.

Pero, debido a que el Pacto hundió la monarquía, muchos lo consideraron un éxito político del mayor alcance (en cierto modo lo tuvo), y pareció un modelo a repetir cuando, ante la derrota de Alemania en la II Guerra Mundial, casi todo el mundo creía que el régimen de Franco iba a caer,  incluso con mayor facilidad que la monarquía, y que probablemente los anglosajones invadirían España o de cualquier otra forma traerían la “democracia”.  Nuevamente empezaron los tratos entre las fuerzas políticas vencidas en la guerra civil, en parte por iniciativa de Don Juan y otros monárquicos, militares, etc.,  que aspiraban a formar un frente no tan popular como el de antaño con los socialistas de Prieto, separatistas  y otros republicanos,  para echar a Franco y ocupar el poder.  Por supuesto, el democratismo de todos ellos era tan imaginario como el de los del pacto donostiarra, a quienes emulaban en irresponsabilidad;  y si algo puede afirmarse es que no habían aprendido la menor lección de la república y la guerra. (Alguien preguntaba si la carta de Aranda a Churchill mencionada en Sonaron gritos…, fue real.  Lo fue. En la novela trato estos episodios, cuando tanta gente dentro y fuera de España daba al franquismo por liquidado y hacía sus preparativos para sustituirlo. La época y sus intrigas han sido muy poco tratadas, y en general mal, tanto histórica como novelísticamente). La propia seguridad en la victoria (¿cómo podría imaginar nadie que Franco resistiera?) fomentó más las discordias que los acuerdos entre los aspirantes al poder, de modo que no llegó a cuajar un pacto como el de 1930, pero su espíritu se cernía como objetivo sobre todas las intrigas del momento. Claro que, en esta ocasión, ni Franco era Alfonso XIII  ni se produjo en el régimen un proceso autodestructivo como en la monarquía del 30-31.

El tercer “pacto de San Sebastián” puede considerarse el  llamado “Contubernio de Munich”, que he tratado en el otro blog. Fue urdido en plena Guerra Fría, probablemente con auspicio de la CIA y apoyos en otros países europeos en la expectativa de que el franquismo se hundiría pronto y con el objetivo de que no fuera el PCE el mayor beneficiario. Por lo demás,  tenía características muy parecidas a los anteriores:  socialistas, separatistas, franquistas reciclados y otros, cuyas supuestas buenas intenciones democratizadoras no se apoyaban en otra cosa que en sus particulares ambiciones y su nula capacidad para extraer lecciones del pasado.  Es decir, se apoyaban en el vacío. Su única esperanza real era, como en 1930, que el régimen estuviera aquejado de tendencias suicidas, en lo que volvieron a equivocarse. Sus patrocinadores comprendieron enseguida que el franquismo era algo (estaba iniciando el mayor despegue económico y social que había experimentado España en siglos), mientras que ellos no eran nada, y los dejaron para mejor oportunidad. Quedarían como un vago referente de las tendencias rupturistas cuando llegó la Transición. Tendencias que tampoco triunfaron, aunque consiguieron enturbiar el proceso, teniendo que esperar a Zapatero para imponerse: la alianza de izquierdistas y separatistas contra España y la libertad, en definitiva.  Quizá pueda considerarse como un cuarto Pacto de San Sebastián, implícito, la alianza de socialistas y separatistas a raíz del atentado del 11-m, con la oposición pasiva de la derecha.

Esta entrada se ha creado en presente y pasado. Guarda el enlace permanente.

Comments are closed.