Algunos capítulos de Europa, introducción a su historia: “La guerra que fundó Europa”. “Segunda oleada de invasiones, el islam corta el Mediterráneo”. “Primera gran división de la cristiandad: tres Europas en torno al año 1000″. “Guerra, comercio y derecho internacional”. “Iván IV El Terrible y el origen divino del poder”. “El pensamiento científico”. “Aventuras de la razón (I): Liberalismo y marxismo en el siglo liberal”. “Las aventuras de la razón (II) Darwin, Nietzsche, Pío IX y Donoso”. “Los años 30, la II Guerra Mundial y la paz perpetua”. “Dos hechos históricos imprevisibles: colapso de la URSS y resurgir islámico”…
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La “democracia” del golpe de estado recurrente
**Dice Espinosa de los Monteros que Felipe González fue la excepción en la historia criminal del PSOE. O tiene muy mala memoria o ha leído muy poco. En “El PSOE en la historia de España” dedico seis capítulos al felipismo. Le convendría leerlos.
**Felipe González, el de la “ética” inundó al país de corrupción, emprendió la liquidación de la independencia judicial, abrió la verja de Gibraltar transformando la colonia, de ruina para Londres, en emporio de negocios opacos, dejó un paro de dos-tres millones que se ha vuelto “estructural” desde entonces… Por citar cuatro “cosillas”. Claro que a muchos les parecerán bien.
**El régimen del 78, en principio democrático, puede llamarse y también del golpe de estado recurrente. El primero, a poco de llegar el PSOE al poder, el reparto del poder judicial entre PSOE, PP y separatistas, que corroía la independencia judicial, un fundamento de la democracia. El segundo, en 2002, la anulación de facto del referéndum de 1976, que decidió la democracia desde la legitimidad franquista y no contra ella. Dicha anulación, mediante la condena al franquismo, cortaba la raíz histórica de la democracia y de la monarquía. Este golpe dio lugar a una involución, y su autor fue Aznar y su PP. Un tercer golpe, derivado del anterior, fue la imposición de leyes de memoria de tipo soviético, la primera en 2007. Y el cuarto, que remató al régimen del 78 fue la amnistía de 2.024 contra la Constitución y la integridad nacional de España. A partir de este, el país ha entrado en un interregno con impulso hacia una tiranía de tipo venezolano y una creciente resistencia a ella por parte de VOX.
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En Cuatro perros verdes
“Sonó el ruido enojoso de su despertador y Chano lo silenció con un gesto brusco. Miró hacia la cama de Santi, vacía. Sabía que pensaba levantarse pronto y no le extrañó. Ya entraba una débil luz a través de la ventana. Incorporándose a medias, apartó el visillo y atisbó al exterior. El trozo visible de cielo indicaba un nuevo día de sol. Había preguntado a la patrona si en Madrid era siempre así, y ella le había dicho que a aquellas alturas del año solía hacer frío y lluvia, y nieve en la sierra. Escuchó el sonido amortiguado del tráfico en la calle. Un coche pitó con estridencia. Dobló la almohada para tener la cabeza más alta y paseó la vista por el cuarto: el colgador a la entrada, el armario común y una estrecha estantería desde el suelo, también común. Un cartel pegado a la pared con chinchetas exhibía a Joan Baez tocando la guitarra ante unos micrófonos. Otro, a su lado, mostraba a una pareja en un descapotable circulando por una carretera contra un fondo de pinos y mar, y la leyenda “Rías gallegas. Lugares de ensueño”. Santi los había colocado simplemente por adornar, a ninguno le gustaban gran cosa. Le invadió una oleada de alegría al constatar que por fin era independiente, por fin emprendía su propia vida, y aquella alcoba, en su modestia, le sugería el comienzo, quizá anodino y pesado, y humilde, pero comienzo de una gran carrera que dejaría recuerdo en la gente. Bostezó, se estiró varias veces y recordó haberse dormido escuchando canciones de la tuna en la radio. Tomó el transistor sobre la mesilla de noche: su compañero lo había apagado…”
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“Marcharon sin prisas bajo los plátanos de la avenida, mezclados con otros jóvenes que iban y venían. “Ha sido una mañana curiosa, sí. En realidad, todos los días son distintos. Dante lo dijo: este día no volverá a amanecer, o algo así. Por lo tanto, cada día es único. Lo digo a veces, aunque no consigo sentirlo de verdad. A ver qué nos cuenta Chano” “Habrá tenido una idea genial para derrocar a Franco. O habrá encontrado una cartera con cien mil pesetas. O habrá ligado con alguna chavala… Sí, cada día es único, pero eso no podemos apreciarlo. A menos que nos ocurra algo muy especial, todos los días son casi iguales. Chano también se queja de eso”. “Hay ritmos distintos. Y cada días nos pasan cosas distintas, pero sin mucho relieve. Y pese a todo, cada día viene a ser un resumen de la vida entera, y cada noche una muerte provisional. Ya sé, suena a tontería, pero solo sabemos que vivimos mientras estamos despiertos, y cuando dormimos perdemos la consciencia, y eso tiene semejanza con la muerte. El cosmos nos impone esa alternancia, nos marca la existencia. Lo pensaba esta mañana cuando fui a ver la salida del sol. Y, ya ves, eso no lo percibimos… (Cuatro perros verdes)
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Ucrania, Israel y España: 361 – Ucrania, Israel y España | Política de burdel
III Razón política de la feroz “cancelación”
El problema de la feroz cancelación a mis libros sobre la república y la guerra, abarcaba, pues, mucho más que los resquemores personales de un amplio profesorado: su fondo era político por encima del académico: se trataba de la legitimidad de origen de la democracia y sus consecuencias políticas. Según la versión “irrevisable” socialista-separatista, la guerra civil provino de la reacción de unos grupos sociales retrógrados y explotadores, “fascistas” o “reaccionarios”, ante los avances democráticos de la república en favor de los obreros, también de las mujeres y de los más desfavorecidos de la sociedad. Del “pueblo” en suma. Reacción en la que la Iglesia cargaría con una culpa histórica especial que justificaría su exterminio físico, un genocidio al que se aplicó el Frente Popular y por el cual nunca mostraron pesar alguno sus herederos. Por tanto, la democracia de la transición debía enlazar con la atribuida al Frente Popular, al que esa versión confunde intencionadamente con una república, que pese a su carácter caótico conservaba rasgos democráticos. Y debía condenar la larga época franquista a una mezcla de execración sistemática y damnatio memoriae.
Esa tesis podría sostenerse si, durante el izquierdista primer bienio republicano las capas populares hubieran gozado de mejoras significativas. Sin embargo no hay la menor duda de que entonces aumentaron el paro, el hambre, la violencia entre las mismas izquierdas, y las desigualdades, hechos que propiciaron el vuelco electoral derechista en 1933. Tales “mejoras” ya se volvieron desaforadas tras la fraudulenta victoria izquierdista en las elecciones de 1936. Y empeoraron aún durante la guerra civil pese a disfrutar el Frente Popular inicialmente de casi todos los recursos financieros e industriales, minas, grandes extensiones agrarias, de las principales ciudades y puertos y de la mayor parte de las fuerzas armadas. Sostener la versión dominante exige también considerar democráticos al PSOE, PCE y separatistas en la guerra, una rueda de molino con la que una multitud de intelectuales, políticos y periodistas han intentado hacer comulgar a la población y aparentemente han comulgado ellos mismos. Tampoco los republicanos de izquierda, vinculados poco más que como adorno a tales partidos, pueden llamarse demócratas.
Insistir en la propaganda de un supuesto fascismo contra una supuesta democracia, tiene otra función: distraer la atención de las dos cuestiones clave en toda guerra: cómo se llegó a ella y qué defendía cada bando. Y ambas cuestiones son las que creo haber dejado bien claras en mis libros, basados siempre en los documentos, declaraciones y actos de izquierda y separatistas, no en las acusaciones que hayan recibido de sus contrarios. Repito: la guerra se debió a la destrucción de la legalidad republicana por el Frente Popular, y consistió en la defensa de la continuidad histórica de la nación contra una doble amenaza extrema de sovietización y/o disgregación del país. Una vez se entiende esto, la historia se vuelve coherente.
La versión simplificada de “fascistas contra demócratas” fue la gran contribución propagandística del PCE durante la guerra civil, por motivos que he tratado especialmente en Por qué el Frente Popular perdió la guerra y que aquí no repetiré. Fue la base de la legitimidad histórico-política que se atribuyeron en la transición los partidos que se decían herederos de dicho frente: PSOE, PCE y separatistas, como siempre. Al comienzo de la Transision, esa versión fue derrotada abrumadoramente en el referendum de diciembre de 1976, que eligió una democracia “de la ley a la ley”, no contra sino desde el franquismo, desde su legitimidad histórica. Sin embargo, la atribución de la legitimidad al Frente Popular siguió siendo cultivada tenaz e intensamente por los derrotados en el referendum, explotando una sorprendente vaciedad intelectual de la derecha política. Vaciedad que terminó rellenada… ¡con la condena del PP al franquismo en 2002, que anulaba el citado referéndum y justificaba a los herederos de los derrotados en 1939! Aquella bancarrota intelectual tuvo lógicamente las mayores consecuencias políticas, es decir, una involución coronada en el doble golpismo de 2017/ 2024. Lo he expuesto en El PSOE en la historia de España. Por supuesto, también abierto a un debate que sigue inexistente.
Así, el PP se sumaba a las versiones del PSOE y sus aliados, que con Zapatero se aprestaron a explotar su triunfo. Pese a ello, la difusión de mis cuatro libros citados les alarmó seriamente, y en vez de controversia lanzaron una “contraofensiva”, pasando de la furia a las medidas prácticas. En 2006 salió un manifiesto “Con orgullo, con modestia, con gratitud”, firmado por varios cientos de profesores, escritores, artistas, políticos, sindicalistas, abogados, militares y otros. Nada parecido a un escrito de polémica, sino de la defensa de una imaginaria II República exaltada con retórica pomposa y un tanto pueril como un “colosal impulso modernizador y democratizador”, pródigo en “bellísimas realidades”, “el sueño de un país capaz de ser mejor qué sí mismo” (sea eso lo que fuere) “labor ingente que asombró al mundo y situó a nuestro país en la vanguardia social y cultural” Etc. Maravillas redentoras para un pueblo “condenado a la pobreza, la sumisión y la ignorancia por los poderes que se apresuraron a mutilarlo de toda esperanza”.
Habría bastado a los firmantes leer a su venerado Manuel Azaña para entender lo absurdo de aquella tirada, pero no se trataba de eso.Se trataba de dar respaldo intelectual y primer paso a la “Ley de memoria histórica”, de imponer a los españoles el viejo relato de fascistas “mutiladores de toda esperanza” y demócratas y modernizadores que “asombraron al mundo”. Aquella ley, empeorada posteriormente, pretende que unos políticos por lo general incultos y corruptos impongan a los españoles lo que deben creer sobre su propia historia. Y si por un lado define muy bien hasta qué punto sus promotores son tan “demócratas” como los del frente popular, por otro demuestra asimismo su conciencia de la falsedad de sus versiones, que no se sostendrían en un debate libre. Sin embargo la necesitan por sus efectos legitimadores de políticas que vienen socavando la unidad nacional y las libertades democráticas. Y ha sido el acuerdo del PP lo que ha impedido una verdadera resistencia a tales procesos.