Clave italiana / Dos paradojas / Prestigios del terror

De Un Tiempo Y De Un Pais - 1

La clave italiana en el siglo XVI

Las guerras de Italia, herencia de Aragón, fueron asumidas por toda España. En su mayoría, las tropas eran castellanas con refuerzos gallegos y aragoneses, y con las operaciones navales a cargo del catalán Requeséns o del vasco Lezcano, prueba de la efectividad de la unión de las dos coronas. La pugna con Francia se desplazaría luego a Milán en varias enconadas contiendas durante algo más de sesenta años, hasta 1559, siempre bajo amenaza turca, con la que llegaría a aliarse Francia. La victoria final aseguró a España la posesión de Nápoles, Sicilia y Milán hasta principios del siglo XVIII, y a Italia la seguridad frente al Imperio turco y el período de paz quizá más largo de su historia desde la caída del Imperio romano hasta nuestros días. Característica de estas guerras sería la facilidad con que se invertían las alianzas entre ciudades italianas y con otros países. Los intrincados manejos diplomáticos y bélicos, y las concepciones de un poder sin reparos morales serían elevados por Maquiavelo al nivel de teoría general de la política, cuya aplicación haría imposible una paz algo duradera. Maquiavelo, como los humanistas, anhelaba la unidad e independencia de Italia, cosa difícil con tales prácticas. Si España hubiera perdido en Italia, se habría visto reducida a nación secundaria en el Mediterráneo, débil frente a los avances turcos y berberiscos y quizá sometida a tensiones disgregadoras, con una quinta columna morisca. Por contra, allí, como en la campaña de Granada, se forjó gran número de caracteres militares, políticos y diplomáticos, dirigentes y soldados, algunos de ellos participantes en la conquista y colonización de América y que iban a asegurar una prolongada hegemonía en Europa. Quedó de relieve la superioridad tanto de la organización política hispana como del nuevo espíritu en el país tras el desorden y frustración de tiempos tan recientes como los de Enrique IV y Juan II. (Hegemonía española y comienzo de la Era Europea)

“Por tres siglos el Imperio español seguiría creciendo, y con él el catolicismo, las universidades y la imprenta, nuevas ciudades, a menudo de gran belleza y racionalidad, vastas infraestructuras, rutas y caminos terrestres y navales que comunicaron a pueblos variados y hasta entonces mutuamente ignorantes. Difirió de los posteriores imperios europeos, pues no fue propiamente colonial ni esencialmente mercantil, y resultó uno de los más pacíficos internamente de la historia. En que medida algunos de sus rasgos pudieran servir a la difícil convivencia humana de nuestro siglo, es cuestión abierta. Los hechos revelan que la impronta de España en la historia humana entre finales del siglo XV y mediados del XVII ha sido objetivamente excepcional. Su balance, se lo contemple con ánimo favorable u hostil, resulta fascinante porque provino de una nación que, como queda dicho, no era la más rica o poblada de Europa; porque tuvo que combatir durante siglo y medio en varios frentes a enemigos políticos, militares y culturales tanto o más poderosos que ella; y por el marcado contraste con la posterior decadencia, progresiva hasta nuestros días con algún repunte temporal. Así, en el siglo XVIII España retuvo su rango de gran potencia pero con parcial satelización a Francia en los órdenes político y militar, y decisiva en el cultural. Desde la invasión napoleónica a principios del XIX, el país ya perdió por completo su rango de gran potencia en cualquier plano, con una historia un tanto lúgubre de guerras civiles y pronunciamientos castrenses, sin apenas influencia ni prestigio exterior. Y en el siglo XX, con la parcial recuperación de la época de Franco, el país sufrió fuertes tensiones separatistas, terrorista y totalitarias aún hoy persistentes… (Hegemonía española y comienzo de la Era Europea)

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Paradoja del instinto de conservación

**Atiende, Rafa, dijo el doctor Ríos, ¿no es paradójico que tengamos un instinto de conservación tan fuerte sabiendo que hagamos lo que hagamos moriremos? Ah, y otra paradoja: ¿por qué anhelamos de tal manera entender el sentido de la vida, sabiendo que excede de nuestras capacidades? ¿Qué dices a esto, brutillo?

**Lamentaba Pérez Reverte que en España no se hubiese empleado a fondo la guillotina. Aun es tiempo. Hay que suponer que él ni se imagina como guillotinado, sino como guillotinador, lo cual por otra parte es muy razonable.

**El Saunas tiene manías de grandeza. Se ha jactado de pasar a la historia por haber profanado la tumba de Franco. Sospecho que piensa completar la faena acabando con la monarquía, decidida por Franco.

**La corrupción es el menor de los delitos del Saunas y su tropa. Sin embargo es posible que caigan por ella, como Al Capone por los impuestos.

**En el terrible patriarcado las mujeres viven más que los hombres, delinquen muchísimo menos, se suicidan mucho menos, se drogan mucho menos, evitan los trabajos más duros, sonrían mucho más y hablan mucho más. ¿Estarían mejor gobernadas por histéricas lesbianas feministas?

**Dicen los homosexistas que los “matrimonios” homosexuales sienten mucho amor a “sus” hijos y que eso es lo que importa. El amor empieza por reconocer el derecho elemental del niño a un padre y una madre reales, y no a una parodia de dos “papás” o dos “mamás”. Un niño no es una mascota

**¿A qué llaman extrema derecha? A la defensa de la unidad e independencia nacionales, de las normas democráticas y separación de poderes, de la familia tradicional, de la lengua española… ¿A qué llaman progresista? A la censura de la libertad de expresión y la eliminación de la independencia judicial, a las leyes de falsificación de la historia, a la anulación de la soberanía nacional, a los separatismos, al enfrentamiento artificial de los sexos…

**Los mayores aliados de los separatismos son el PP y el PSOE. Partidos que a su vez atacan por arriba la independencia y soberanía de España, tratando de disolverla en una UE lgtbi, woke y belicista. La tercera pata de sus políticas es la promoción de una inmigración masiva unida a aborto masivo.

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362 – ¿Una monarquía suicida? | El rey en Mauthausen – YouTube

Prestigio del terrorismo

Las presiones internacionales, las protestas masivas en el extranjero arreciaban de tal modo (en favor de los terroristas) que, en vísperas de las ejecuciones, Pérez creyó en un retroceso del gobierno, como cinco años atrás en el proceso de Burgos. Pero flotaba en el aire algo distinto. Ahora había mucha sangre por medio, y más que nada la necesidad del franquismo de despejar la situación con vistas a la maniobra sucesoria, cada vez más apremiante. Con todo, se puso a punto la tirada de una hoja volandera sosteniendo que la conmutación de las penas de muerte mostraba exclusivamente la debilidad del régimen ante la lucha de masas y armada… Solo seis de las penas fueron conmutadas: tres miembros del FRAP y dos de la ETA cayeron fusilados. Las hojas no volaron. Compré un par de periódicos en la plaza de Manuel Becerra y bajé hacia Ventas, aturdido, como ebrio. En el bar, comentarios vagos, un leve sobrecogimiento, unas frases serias, aunque no preocupadas por las protestas exteriores…Me llegué a unos jardincillos donde solía contactar con Pérez. También él estaba visiblemente afectado, con un matiz extraño en su ademán. Caminamos en silencio. Al poco me espetó: “¡Bueno, qué! Ahora está claro que hay que hacer algo (en represalia), ¿no?” Le miré sorprendido. Su tono parecía de reproche. “Naturalmente que hay que hacer algo. Lo más duro que podamos. Quién dice lo contrario”. Como comprendí luego, su pesar se teñía de resentimiento por su resbalón en lo de las conmutaciones” (De un tiempo y de un país)

El más valioso colaborador recuperado fue Ángel Collazo, hermano de Abelardo. Afiliado años antes, había abandonado, perdida la moral. Se embarcó de marinero y dio la vuelta al mundo. Con una mezcla de sorna y orgullo enseñaba una postal de Waikiki, en Hawai: “Pos sí, oh, alí estuven eu, ¡na praia dos ricachóns yanquis!”. Vuelto al redil, trataba a numerosos obreros y acercó a unos cuantos a reuniones. Nos citábamos en el extremo del barrio de Cabral, al anochecer. Nos juntábamos tres, cuatro o cinco, y subíamos carretera arriba hasta un bosquecillo, donde nos internábamos. Oíamos apagadamente los coches y pasos de viandantes por el asfalto mojado. En un huerto, no lejos, ladraba un perro. Caía mansa la lluvia entre las ramas de los pinos. Rodeados de tojos, nos cubríamos con paraguas o periódicos. Espectros borrosos en la oscuridad. “E si nos collen, qué lles decimos”. “Da igual. Que estamos falando de fútbol”. “No o van creer”. “Si veñen aquí a por nos é que xa saben algo, e lles contemos o que lles contemos non o van crer. Non lles hai que decir nada. Manter a coartada. Así que falamos de fútbol e xa está”. “A min o que me preocupa é si poderéi aguantar as hostias”. “Si uns aguantan, outros tamén. Non hai que pensar niso. O que compre é facer ben as cousas e non se preocupar. Si temos malasorte, pois a poñer o lombo e non comprometer a ninguén”. “¡Fala mais baixo, carallo, que vanche oir na carretera”. “Sí, sí”, y al poco volvía Ángel a elevar la voz. “Que non fales tan alto, hostia”… Hablábamos en gallego castellanizado o castrapo lenguaje popular de Vigo. Discutíamos artículos del “Bandera roja”… (De un tiempo y de un país)

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