Contribución historiográfica
**Al ser tan bajo el nivel de historiografía española (aunque produzca estudios parciales meritorios) escribí Una historia chocante: los nacionalismos vasco y catalán en la historia contemporánea de España. ¿Querrán creer que no existía estudio de conjunto de ambos ligado a la evolución general del país?
**También por el bajo el nivel de la historiografía española, escribí Europa, introducción a su historia, dado que el europeísmo universitario apenas producía bibliografía propia y de conjunto sobre el objeto de su apasionada devoción
**Lo mismo en relación con la II Guerra Mundial, en que la historiografía española apenas produce más que refritos de la anglosajona. La Segunda Guerra Mundial y el fin de la Era Europea.
**Incluso sobre la hegemonía española, sobre la que existen obras muy valiosas españolas y extranjeras, faltaba un enfoque de conjunto que clarificase su significación dentro de la historia universal: Hegemonía española y comienzo de la Era Europea. Considero que estoy renovando la historiografía hispana y contribuyendo a llenar grandes huecos.
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El justiciero fuera de la ley
Un personaje importante en Cuatro perros verdes fue El Alhelí (comentado aquí hace tres sesiones) que, después de tantos amigos de juerga, ninguno fue a su funeral. En relación con él estaba Arsenio, el amigo de infancia de Santi, homosexual que en la adolescencia rogaba a Dios que le quitara “aquello” y se había vuelto ateo al no lograrlo.
Arsenio tenía dotes y ambiciones de escritor, y era aficionado a las novelas policiacas, en particular a un personaje de Edgar Wallace, El Campanero, (The ringer) un justiciero al margen de la ley. Santi sabía que Arsenio odiaba profundamente al Alhelí, sin saber bien por qué, tal vez por haberle corrompido sexualmente siendo niño, posiblemente por otra razón peor: su padre había muerto en un accidente de tráfico que se parecía demasiado a un suicidio, con indicios de que fuera causado por algún chantaje del Alhelí. Santi especulaba, un tanto obsesionado con su antiguo amigo, y había llegado a la conclusión, casi segura pero solo casi, de que había sido él el autor del ensañado asesinato del Alhelí.
Extrañamente, las indagaciones policiales no habían conducido hasta él, que pasado un tiempo había abía desaparecido de Cádiz sin que nadie supiera bien adónde habría ido. Santi, que guardaba un vago cariño a Arsenio, especulaba con que hubiera marchado a París, ciudad que le había atraído mucho. Quizá allí le persiguiera el fantasma de su crimen, o quizá estuviera muy satisfecho de él y de haber salido indemne, quizá se habría hundido en la miseria de los ambientes más degradados de la capital francesa; quizá estuviera dedicado a su vocación de escritor, y un día llegara a hacerse famoso y solicitado por los medios…, y él, Santi, católico practicante poco habitual, que había vacilado en ir a la policía con sus sospechas pero no había hecho nada, quizá supiera algo que nadie más sabría.
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Tres notas de historia
*La repúbllica llegó por suicidio de la monarquía, y en solo cinco años de violencias fue destruida por los mismos que la habían traído, dando paso al régimen terrorista del frente popular
*El mensaje del Vaticano II al franquismo: “Eso de estado católico, vamos a dejarlo. Nosotros, al diálogo con los marxistas, que tienen más futuro. Vosotros, lo que duréis, que no parece que vaya a ser mucho”. Y se pusieron a “dialogar” con comunistas, separatistas y ETA. Aquel concilio desahució al franquismo.
*El referéndum del 76 fue una magnífica y magistral maniobra de Torcuato Fernández-Miranda que salvó la legitimidad histórica del franquismo como base para la democracia Torcuato era político culto y conocedor de la historia; Juan Carlos y Suárez, dos ignaros simpáticos, frívolos y cantamañanas, productos de la descomposición del franquismo, y que no entendieron el significado del referéndum
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