Tres artículos sobre Raymond Carr

Blog Gaceta: Personajes femeninos. Krasni Bor: http://www.intereconomia.com/blog/presente-y-pasado/personajes-femeninos-krasni-bor-20120719

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Repaso estos viejos artículos y no puedo dejar de asombrarme de que unos análisis tan romos sobre la historia española reciente hayan disfrutado de tan extraordinario prestigio. Verdaderamente, la vida intelectual española es una farsa:

 

Raymond Carr y la “diversidad” de España

En   el prólogo de la obrita de síntesis sobre historia de España coordinada por   Raymond Carr (la primera edición en inglés data de 2001) se propone un nuevo   enfoque sobre el pasado y el presente españoles.

“La diversidad de España constituye una clave de su historia”, se dice allí. “En primer lugar, hay que tener en cuenta la marcada división entre la España húmeda y la seca. Las provincias noroccidentales, observaba Richard Ford en la década de 1830, son más lluviosas que el Devonshire, mientras que las llanuras centrales están más calcinadas que las de los desiertos de Arabia”.

Desde luego, España es un país muy variado, pero la cita, recogida acríticamente por Carr, no pasa del nivel de la tontería, y el profesor inglés no la mejora cuando afirma que Galicia recibe más de 2.000 milímetros de precipitaciones anuales, la Meseta Central menos de 26 y Almería, en ciertos casos, ninguno. Una simple consulta a los índices pluviométricos le habría sacado de su considerable error. Luego, añade: “El contraste más espectacular es el que se daba entre esas fincas pobres y las del campesinado castellano y los latifundios de Andalucía y Extremadura, contraste parangonable únicamente con el existente entre el mezzogiorno, asolado por la pobreza, y el próspero norte italiano”.

El contraste entre regiones ricas y pobres no ha seguido el esquema España húmeda-España seca, sino que presenta llamativos cambios a lo largo de los siglos, en que unas regiones han ganado o perdido en riqueza relativa al margen de su pluviosidad. Por otra parte, contrastes regionales más o menos acentuados se han dado y se dan en todos los países del mundo, sin excluir a Inglaterra. ¿Son un caso tan excepcional los de España? Cabe dudarlo.

Mucho más dudosa parece su conclusión, extraída de unas citas del mencionado Ford y de Gerald Brenan. Para el primero, España es “un manojo de unidades locales atado por una cuerda de arena”. Por lo que hace al segundo, afirma: “En lo que puede llamarse su situación normal, España es un conjunto de pequeñas repúblicas, hostiles o indiferentes entre sí, aunadas en una federación escasamente cohesionada. En algunos grandes períodos (el Califato, la Reconquista, el Siglo de Oro), esos pequeños centros se han sentido contagiados por un sentimiento o una idea común y han actuado al unísono; pero cuando declinaba el ímpetu originado por esa idea, se dividían y volvían a su existencia separada y egoísta”. Estas opiniones las confirma Carr con otra de Olavide, quien veía al país como

un cuerpo compuesto por otros menores separados y en oposición mutua, que se oprimen y desprecian entre sí y se hallan en un continuo estado de guerra civil. Cada una de las provincias, conventos religiosos y profesiones está separada del resto de la nación y vuelta hacia sí misma… La España moderna se puede considerar (…) una república monstruosa formada por pequeñas repúblicas enfrentadas unas con otras.

Pero la historia no puede explicarse a partir de algunas citas aceptadas sin mayor crítica. Ford se consideraba miembro de una cultura superior encargada de civilizar al resto del mundo, por supuesto a España, y miraba el entorno con ese prejuicio, tan propenso a crear espejismos. En cuanto a Brenan, mantenía una visión de España un tanto romántica e influida por distorsionantes clichés socialdemócratas, que tan a menudo le ciegan a aspectos clave del país donde vivió largo tiempo, si bien siempre en un ambiente anglosajón. Ambos hicieron algunas observaciones agudas sobre España, y otras reveladoras de una profunda ignorancia o falta de sentido común, entre ellas las seleccionadas por Carr. Sobre Olavide, el historiador debe plantearse si sus frases reflejan la realidad o más bien las impaciencias y exageraciones propias de un reformista que encuentra resistencia a sus planes.

Es cierto que en España subsistieron largo tiempo aduanas interiores, fueros, etc., pero se trataba de instituciones feudales presentes en el resto del Continente hasta tiempos históricamente recientes. Por lo demás, las expresiones de Olavide, Ford y Brenan podrían describir bastante bien la situación de la mayor parte de Europa, empezando por Alemania e Italia, que no lograron formar una nación con Estado propio hasta muy avanzado el siglo XIX. En cambio, coliden con el hecho de que España no hubiera estallado por todas sus costuras, sino que mantuviese hasta el siglo XIX una paz interna mucho más estable que la de casi cualquier otro país europeo, y las fronteras asimismo más estables y de las más antiguas de Europa, contra las cuales se rompería los dientes Napoleón.

Si creyésemos en las citas mencionadas (“cuerda de arena”, “repúblicas enfrentadas entre sí”, “en continuo estado de guerra civil”), la existencia de España habría sido un milagro inexplicable. Pero ya estamos habituados a esas peculiaridades, no del país sino de tantos historiadores, y los disparates corrientes sobre la Guerra Civil, Franco, etc., sólo continúan una larga tradición. Parodiando el famoso lema turístico de Fraga, diríamos que “España es diferente, pero los historiadores de España lo son más aún”.

También valdría la pena comparar la evolución de España con la del Reino Unido. En cierto sentido, este último ha sido el intento de crear una nación similar a la primera, pero el término español ha tenido siempre un contenido mucho más denso –emocional, cultural y políticamente hablando– que el de británico, formado a partir de una hegemonía inglesa impuesta históricamente a sangre y fuego o por sobornos, muy distinta del caso hispano.

Aun en los siglos XVIII y XIX, diversas acciones u omisiones inglesas en Escocia e Irlanda causaron deportaciones o hambres masivas mucho peores que cualquier suceso ocurrido en España, y que no dejan de recordar a determinadas actuaciones de Stalin en el siglo XX, con rasgos de guerra civil contra una población desarmada. A su vez, las fronteras del Reino Unido hubieron de modificarse de forma muy sustantiva en época tan reciente como 1922, completadas en 1948 con la plena independencia de la mayor parte de Irlanda.

Vistas así las cosas, debe admitirse que, en la pugna de tendencias centrífugas y centrípetas propia de toda sociedad humana, la nación española ha mostrado una persistencia y una estabilidad sorprendentes, si la comparamos con el resto de Europa.

Carr, a quien se deben trabajos historiográficos muy estimables y una influencia en general positiva sobre diversos estudiosos británicos e hispanos, parece evolucionar en una dirección harto nebulosa.

 La guerra de España y los comunistas, según Raymond Carr (I)

 

El   mito troncal sobre la guerra, elaborado por la propaganda de izquierdas,   especialmente la comunista, y del que derivan casi todos los demás, es la   imagen de una lucha entre la democracia republicana y el fascismo o la reacción.

Cuando, hace tiempo, reseñé en Libertad Digital el libro Spain betrayed, colección de documentos secretos soviéticos sobre nuestra guerra, me preguntaba qué harían los historiadores hoy oficiales para contrarrestar sus pruebas. La respuesta está a la vista: deformar los hechos en el molde de sus prejuicios. Éstos, arraigados durante décadas se resisten a morir, y acabamos de tener un ejemplo de ello en una reseña de R. Carr sobre el citado libro, publicada recientemente en ABC cultural, y antes en la prestigiosa New York Review of Books. Carr, prestigioso hispanista, no logra, lamentablemente, escapar a tópicos que hoy pueden considerarse demolidos.

El mito troncal sobre la guerra, elaborado por la propaganda de izquierdas, especialmente la comunista, y del que derivan casi todos los demás, es la imagen de una lucha entre la democracia republicana y el fascismo o la reacción. Pese a que su falsedad sale a la luz tan pronto entramos en los datos reales —y los documentos de Spain betrayed hablan por los codos al respecto— el mito persiste contra viento y marea, ayudado por la impresión injustificada de que defenderlo significa, aún hoy, defender la democracia.

Carr expone la tesis tratando de desmentir la opuesta: “La propaganda franquista presentó el alzamiento nacionalista militar contra el gobierno legal de España como una necesidad patriótica para impedir la toma del poder por los comunistas. El hecho es que los comunistas carecían de la posibilidad de organizar un golpe de Estado en potencia, sino que el gobierno de Giral no incluía ni a comunistas ni a ningún representante de otros partidos de clase obrera”. Pero la posición de los nacionales fue algo más compleja, y la realidad general también.

El problema debe plantearse de otro modo. En octubre de 1934 ocurrió una sangrienta insurrección marxista-separatista. Entonces, la mayor parte de quienes se sublevarían en 1936, empezando por Franco, defendió la legalidad republicana, en lugar de aprovechar la ocasión para dar un contragolpe desde el poder y destruir así fácilmente a la izquierda y a la república. ¿Por qué, habiendo tenido esa oportunidad, esperó la derecha a 1936 para sublevarse, cuando ya no tenía el poder ni el control del dividido ejército, y corría muy serio riesgo de derrota? Tan serio que el golpe de Mola fracasó, y de no ser por el puente aéreo de Franco, la derrota de los sublevados habría sido segura.

Esta cuestión no la plantea Carr ni casi ningún estudioso, y sin embargo encierra toda la clave de aquella historia. Pues las mismas fuerzas que en octubre de 1934 habían intentado explícitamente imponer un régimen de tipo soviético, más otros partidos que habían apoyado moral y políticamente la intentona, ganaron las (fraudulentas)  elecciones en febrero de 1936, coligados en el Frente Popular. Ello produjo horror a las derechas.

¿Estaba justificado ese horror? Carr y tantos más suponen que no. Según ellos, la izquierda en 1936 era básicamente democrática y moderada, y lo que temían las derechas, en realidad, era perder sus supuestos privilegios. Sin embargo es imposible hablar de democracia ni de moderación en la fracción mayoritaria del Frente Popular, constituida principalmente por el sector principal del PSOE (el de Largo Caballero, Lenin español y líder nada arrepentido de la insurrección del 34) y por los comunistas. Cuando se alude a la debilidad numérica del PCE por entonces se olvida su notable y creciente influencia política, y su estrecha alianza con el PSOE de Largo. Recordemos además a la poderosa CNT, anarquista, que, tras apoyar electoralmente al Frente Popular preparaba activamente su revolución. A ninguna de estas fuerzas puede llamársele democrática ni moderada.

Pero, se dice, el gobierno frentepopulista no estaba en manos de esos revolucionarios, sino de los moderados, capitaneados por Azaña y apoyados desde fuera por el sector socialista de Prieto. Sin embargo, ¿eran éstos realmente moderados y demócratas? Para Prieto y Azaña, la derecha no tenía “títulos” para gobernar, aunque ganara las elecciones, como en noviembre del 33. Azaña había intentado golpes de estado al perder las elecciones de 1933, y los dos habían apoyado, activa o moralmente, la insurrección de octubre del 34, y aunque la consideraban un error, seguían justificándola. Su programa electoral incluía la amnistía y reposición en sus cargos de cuantos se habían sublevado contra la legalidad y contra un gobierno legítimo de derechas, y la persecución judicial para quienes hubieran cometido excesos defendiendo la Constitución. Sobre todo anunciaba reformas destinadas a “republicanizar el estado” (politizando la justicia, entre otras cosas), de modo que la derecha no pudiese volver al poder, quedando como una presencia testimonial y justificadora de una pretendida democracia. Al volver al gobierno, Azaña se apresuró a prometer que el poder no saldría ya de manos de las izquierdas.

Los presuntos moderados resultaban no serlo, por tanto, ni tampoco demócratas, excepto por comparación con los comunistas, socialistas bolcheviques y anarquistas. Pero fue tal el miedo de las derechas a estos últimos, que inmediatamente apoyaron a Azaña como un último valladar frente al proceso revolucionario. El mismo Azaña observó con sorna cómo se había convertido en “ídolo” de la derecha.

Había razones para ese miedo. Pues aunque, como dice Carr, los comunistas no estaban en condiciones de hacer una revolución inmediata, ni lo pretendían, sí estaban empeñados en dar pasos decisivos hacia ella, como no puede dudar quien haya consultado sus documentos. Uno de los pasos principales consistía en la disolución de los partidos derechistas y el encarcelamiento de sus líderes, empezando por Gil Robles. A ese fin presionaban constantemente a los republicanos en el (precario) poder. En cuanto al PSOE de Largo, desestabilizaba al gobierno de Azaña y luego de Casares con el fin de provocar una crisis y heredarlo legalmente. De esta manera podía emprender la revolución directamente desde el poder, con aparente legitimidad y sin correr el riesgo de una insurrección que podría ser vencida como la del 34. En cuanto a los anarquistas, su nuevo proceso revolucionario estaba en preparación acelerada. Estas evidencias suelen omitirlas o minimizarlas quienes mantienen el mito señalado.

El resultado fue una situación caótica que en cinco meses causó casi 300 muertos y más de mil heridos, asaltos a decenas o cientos de centros políticos, periódicos y domicilios particulares derechistas, quema de cientos de iglesias, algunas de gran valor artístico, agresiones y exacciones de todo tipo, innumerables huelgas generales y parciales, atracos políticos, formación y desfiles de milicias, etc. ¿Obrarían los republicanos del gobierno como muro frente al proceso revolucionario, o bien le allanarían el camino? ¿Sería Azaña un Ebert o un Kerenski? Las derechas, pintadas en la propaganda como provocadoras de los desmanes, a fin de justificar la rebelión que preparaban, fueron las que pidieron reiteradamente en las Cortes la aplicación de la ley por el gobierno y el cese de la imposición de la fuerza en la calle. Pero sus peticiones fueron acogidas con insultos, gritos y amenazas de muerte, que terminarían cumpliéndose en el líder monárquico Calvo Sotelo, escapando Gil-Robles por los pelos. El gobierno no se comprometió a cumplir con su más elemental misión de garantizar el orden, e incluso se proclamó “beligerante contra los fascistas”, causantes de una proporción mínima de las agresiones. En estas circunstancias, los republicanos deslegitimaban su poder, si es que no lo habían hecho desde el principio con su programa de impedir la vuelta de las derechas al gobierno. Éstas fueron comprendiendo que ante el acoso revolucionario no podían contar con un poder capaz de imponer la ley, y eso las empujó a una rebelión casi a la desesperada.

Es dudoso que Carr aceptase con tanta benevolencia una situación semejante en su país. Él puede, si quiere, llamar legal o democrático a semejante gobierno pero no debe esperar que una persona informada comparta su criterio. Su frase explicativa podría invertirse de la siguiente manera: “la propaganda izquierdista presentó el movimiento de julio del 36 como un ataque injustificado contra un gobierno legal y democrático. El hecho es que el país soportaba la presión de un gobierno decidido a impedir que la derecha volviera al poder, así como la violenta actividad de partidos que preparaban activamente la revolución, sin que dicho gobierno hiciera nada práctico por cumplir y hacer cumplir la ley, favoreciendo así el proceso revolucionario”. Esta versión concuerda mucho más con los hechos que la de Carr, a la que siguen apegados tantos historiadores y políticos.

La fuerza de los prejuicios se hace patente en opiniones como ésta: “En lo que se ha llamado su fase bolchevique, (…) Caballero usó la retórica de una revolución proletaria sin ninguna intención de organizar una edición española de la Revolución Bolchevique de octubre de 1917”. Lo aseguran también Preston y otros. Pero el PSOE, dirigido por Largo Caballero, no sólo rompió en 1933 con los republicanos de izquierda y optó por la dictadura del proletariado, sino que marginó al sector moderado de Besteiro, creó un comité especial para organizar la guerra civil (textualmente), urdió maniobras desestabilizadoras contra el gobierno legítimo de centro derecha en el verano de 1934, lanzó en octubre del mismo año la más mortífera insurrección del período republicano, con un total de casi 1.400 muertos en 26 provincias. Vencida la insurrección, persistió en sus ideas y prácticas, y en 1936 volvió a eliminar políticamente a Besteiro, se enfrentó con el sector menos violento de Prieto, a quien los seguidores de Largo estuvieron a punto de linchar en el célebre mitin de Écija, organizó milicias y fomentó un clima social en extremo violento después de las elecciones de febrero de ese año. Si a esto le llama Carr “retórica” y “falta de intención revolucionaria”, ya extraña menos que considere democrático y legal al gobierno del Frente Popular.

Los comunistas y España, según Carr (y II)

Las   versión que defiende Carr y, todavía, la mayor parte de los historiadores,   es, con algunas variaciones, la elaborada por la propaganda staliniana, cuya   enorme resistencia a los hechos y capacidad para deformarlos nadie ignora.

No extrañará, por tanto, que las revelaciones de España traicionada —en realidad no revelaciones, sino confirmaciones de cosas bien sabidas, aunque voluntariamente ignoradas por muchos— reboten contra el muro del prejuicio. De acuerdo con esa propaganda, Carr concluye: “Los españoles estaban envueltos en (…) la lucha contra Franco y los militares y clérigos. En ese conflicto, con independencia del recelo que sus intenciones hayan despertado (…) los comunistas fueron las tropas de primera línea”. La primera parte es difícilmente mejorable: no hubo propiamente guerra civil, sino un enfrentamiento entre “los españoles” y Franco más los curas y militares. En la propaganda stalinista tampoco hubo guerra civil, sino de independencia frente a la intervención alemana e italiana apoyada por sus peones españoles, pero en ambas variantes los comunistas fueron los grandes adalides de “los españoles” y su democracia, las “tropas de primera línea”. Chirriante contrasentido que, asombrosamente, no provoca en Carr ninguna vacilación.

El historiador británico no puede hoy, claro, mantener la tesis de la guerra de independencia, porque salta a la vista que ocurrió exactamente al revés: ni Hitler ni Mussolini influyeron ni se inmiscuyeron en los asuntos españoles de modo ni remotamente comparable a como lo hizo Stalin. Éste obtuvo —le fue entregado por el PSOE— el control del grueso de los recursos financieros españoles, convirtiéndose en el amo de los suministros, y por tanto del destino del Frente Popular. También dispuso de completo dominio, como es generalmente reconocido, sobre el partido que pronto se hizo el más poderoso de las izquierdas, el PCE. Además, los asesores soviéticos tuvieron sobre las decisiones y operaciones militares una influencia que jamás lograron en el otro bando los alemanes e italianos; y el ejército izquierdista rompió con el modelo de Azaña para inspirarse en el soviético, desde las insignias y saludos hasta la politización extrema asegurada por los comisarios políticos, pasando por un código disciplinario casi terrorista. En cuanto a la policía secreta staliniana, operó en España al margen del gobierno español, como en una colonia. Los políticos opuestos a la hegemonía comunista, en especial Largo Caballero y Prieto, fueron expulsados del poder (Negrín, en cambio, nunca planteó problemas serios a Stalin). Estos y otros hechos permiten afirmar que el Frente Popular perdió realmente su independencia, cosa no ocurrida en ningún momento al bando nacional. Teniendo en cuenta este dato definitorio, que Carr omite graciosamente, ¿puede sostenerse que los comunistas defendieron la democracia de un pueblo al que empezaron por satelizar?

A ello responde Carr con aparente ingenuidad: “Para Stalin, España fue siempre un peón en el juego diplomático de atraer a Francia y Gran Bretaña hacia un bloque antifascista y antialemán. ¿Realmente quería asumir la responsabilidad de apoyar a un satélite soviético en la otra punta de Europa, dados los peligros que tenía más cerca de casa?” Los esfuerzos —y logros— de Stalin por satelizar a España no admiten la menor duda, pero el prejuicio tiene tal fuerza que no parte de los hechos para poner en cuestión una teoría, sino de la teoría para poner en cuestión los hechos. El planteamiento correcto de la cuestión tendría que ser el contrario: puesto que Stalin satelizó realmente al Frente Popular, ¿puede sostenerse que se limitaba a utilizar a España de peón para atraerse a Francia y Alemania? El mismo Carr admite los hechos, aunque de forma reluctante y parcial, cuando señala: “Para controlar el ejército, los comunistas decidieron destruir a Caballero”. Pero no saca la consecuencia obvia, es decir, que los comunistas —Stalin— estaban en posición de deshacerse nada menos que del jefe del gobierno español, por obstaculizar éste sus designios.

A Stalin, desde luego, la democracia española le importaba tan poco como la francesa o la británica, y sus movimientos tácticos (primero entendimiento con Londres y París, y después con Berlín) no se entienden sin tener en cuenta una concepción estratégica básica: convencido de la inevitabilidad de una próxima “guerra imperialista”, su objetivo era evitar que la misma estallara entre Alemania y la URSS, desviándola hacia una contienda entre Alemania y las potencias occidentales. Pues si ocurría lo primero, el sistema soviético se vendría abajo probablemente; pero en el caso opuesto, Europa quedaría arrasada y abonada para la revolución. La guerra de España le ofrecía la posibilidad de agravar las “contradicciones” entre las democracias y Hitler, y al mismo tiempo la de conseguir un peón en un punto estratégico de occidente. Eran opciones en alguna medida contradictorias, pero la política soviética trató de armonizarlas: dominar al régimen español, por un lado, e incitar a las democracias a intervenir contra los fascismos, por otro. Las democracias también tuvieron en cuenta, seguramente, el mismo problema que Stalin: una guerra en occidente podía dejar a Europa madura para el comunismo. Eso ayuda a explicar su actitud de entonces.

Otro obstáculo al afán comunista de dominio fue el poder anarquista. Los documentos de España traicionada revelan, entre otras cosas, el odio de los comunistas hacia los ácratas, odio cuyo fundamento encuentra Carr en la versión stalinista, seguida acríticamente: “La CNT, en opinión de los comunistas, hacía imposible la creación de una industria de guerra eficaz (…) Además, en los primeros días, elementos incontrolados de la CNT habían ejecutado sumariamente a presuntos fascistas (…) Habían asesinado en masa a sacerdotes (…) y quemado iglesias. Habían matado monjas. Si los anarquistas seguían con su “pillaje y sus quemas” quedarían como una “mancha negra” en el movimiento antifascista”. Podía haber indicado Carr que una industria de guerra eficaz no consiguieron crearla ni los anarquistas ni los comunistas, pese a disponer de una infraestructura más que regular, y debido no sólo a las querellas entre unos y otros, sino también al desinterés de los obreros, a quienes todos decían representar. Más grave es la atribución de todos los desmanes a los ácratas, o la supuesta preocupación por la “mancha” en la pureza moral del movimiento antifascista. En el exterminio de la Iglesia, como de los fascistas, intervinieron con parecido ardor ácratas, comunistas, socialistas y republicanos, y no sólo en los primeros días, como está sobradamente documentado. Pasma que un historiador en otros aspectos solvente, repita a estas alturas los tópicos de la más inconsistente propaganda comunista.

En la senda de dicha propaganda, Carr insiste: “Los republicanos, disgustados por los paseos anarquistas de julio, estaban decididos a recuperar los poderes del gobierno legítimo para controlar a los “incontrolables”. Odiaban el resurgimiento del anticlericalismo tradicional. Al carecer de amplio apoyo popular, eran por tanto aliados de los comunistas en tanto que hombres de orden”. El disgusto de los republicanos, salvo excepciones, no pudo ser por los paseos, en los cuales también intervinieron, así como en la formación de checas. Y esos crímenes no se limitaron, ni mucho menos, al mes de julio. El disgusto provenía más bien de que aquellos comités incontrolables privaban a los republicanos del poder, y de que el terror, del que informaba la prensa internacional, llegó a perjudicar seriamente los esfuerzos de los sucesivos gobiernos por aparecer a los ojos del mundo como demócratas. Y, contra lo que dice el aquí muy mal informado Carr, los republicanos no odiaban el anticlericalismo tradicional, pues habían sido ellos quienes más lo habían fomentado a lo largo de decenios, y era, en rigor, el único rasgo que unía a todas las izquierdas.

Y tampoco, finalmente, estaban los republicanos “decididos a recuperar el poder” después de la revolución de julio del 36, porque su insignificante organización y apoyo popular no les permitía soñar con tal cosa, ni podían tener garantía, a la altura de septiembre del 36, de que los comunistas fuesen “hombres de orden”. En realidad el gobierno republicano de Giral se hundió en la impotencia tan pronto repartió armas a las masas, el 19 de julio, y en el gobierno compuesto un mes y medio después de la revolución de julio, los republicanos tenían un papel decorativo, mantenido con vistas a presentar una fachada de legalidad que le valiese el favor de Londres y París. El nuevo gobierno lo encabezaba el Lenin español, Largo Caballero, el principal enemigo de la república burguesa; y sus fuerzas reales eran los socialistas y comunistas. En noviembre entraron también otros republicanos ejemplares: los anarquistas. La historia subsiguiente del Frente Popular fue en gran medida la de las querellas, a menudo sangrientas, entre las tendencias revolucionarias principales, la socialista, la comunista y la anarquista.

 

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70 Respuestas a Tres artículos sobre Raymond Carr

  1. seiran dice:

    Buenas tardes.
     
    A Malpharus, del hilo anterior:
     
    Me parece a mí que a nuestro interés nacional se le da un bledo el hecho de que, en tal o cual país moro, mande Mohamed, o Muhamad; o que todos los días ahorque a ciento, o lapide a cincuenta. Ahí todos son criminales si les da vd. ocasión, Malpharus, porque no conocen otra forma de lidiar con la oposición que dándole matarile. Dentro de eso, es obvio que deberíamos apoyar a quienes, al menos, no representen una amenaza exterior. De ahí que la caída de los regímenes de Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto haya sido una gran desgracia para el mundo en general, y para los países ribereños del Mediterráneo, como el nuestro, en particular; puesto que es difícil imaginar que los sustituya nada mejor. El de Gadafi, quizá fuese menos conveniente, porque de igual forma que ahora enseñaba la cara amable, podía cambiar en cualquier instante. Pero, en todo caso, hay que lamentar su derrocamiento, como el previsible de Hasad en Siria, no muy amigo de Occidente, por el avance del islamismo que parecen suponer.
     

  2. seiran dice:

    El dilema de Occidente ante la llamada “primavera árabe” era -y es-, o apuntalar los viejos regímenes, con el riesgo de que se nos caigan encima; o ayudar a los elementos subversivos a echarlos abajo, con la esperanza de poder así influir sobre ellos cuando ocupen el poder. Esta esperanza es, cuanto menos, muy dudosa; pero se ha optado por ella. ¿Quizá la alternativa fuese peor?

  3. churruca dice:

    ¡Banéale de una puta vez, Pío!

  4. seiran dice:

     Calvotelo dice:   
    19 julio, 2012 a las 22:40   

    No alcanzo a explicarme la desfachatez con la que se puede escribir. ¿Pero usted es capaz de creerse eso que escribe? Pero si usted mismo se contradice.  ¿Pero no se da cuenta? Coño, guarde silencio, pero no tome a los demás por idiotas, caramba.

    Si guardase vd. silencio de vez en cuando, en lugar de aprovechar la menor ocasión para endosarnos aquí la verborrea propia y ajena que se gasta, a lo mejor se daba cuenta de que en la primera parte del comentario:

    Me parece a mí que a nuestro interés nacional se le da un bledo el hecho de que, en tal o cual país moro, mande Mohamed, o Muhamad; o que todos los días ahorque a ciento, o lapide a cincuenta. Ahí todos son criminales si les da vd. ocasión, Malpharus, porque no conocen otra forma de lidiar con la oposición que dándole matarile. Dentro de eso, es obvio que deberíamos apoyar a quienes, al menos, no representen una amenaza exterior.

     aludo a lo dicho por Malpharus, en el sentido de que  “las imágenes del cadáver de Gadafi [...] siendo profanado de esa forma demuestra la catadura de moral de quienes lo derrotaron.” “Tan malvado era antes como después.” “Primero eran aliados de los talibanes, unos demócratas de toda la vida, y ahora, como no cedieron a las exigencias del imperio, se aliaron con la Alianza del Norte, otros peor aún que los primeros, una pandilla de criminales.” Es decir, en el de establecer distingos morales entre unos moros y otros, que sin duda podrán hacerse, pero que me parecen ociosos a la hora de diseñar una política exterior.

  5. IC dice:

    Perdón, por la insistencia, don Pío, pero la materia me parece lo suficientemente importante como para no desistir a la primera.
    Buenas tardes, don Pío.

    Me dirijo a usted por considerarle nuestro intelectual más brillante y riguroso de la época. Y tengo la esperanza de que usted sepa apreciar -o al menos pueda interesarse- la propuesta que traigo hoy aquí. Por supuesto va también dirigida a los demás integrantes del blog que pueda interesarles. Sí me gustaría enfatizar que si solo pretendiera promocionar la idea que traigo sabemos que los que tienen los más potentes altavoces mediáticos son “los otros”, y que esa propaganda la usan contra usted para intentar mantenerle en la marginalidad. Por eso reitero que si me dirijo a usted es porque pienso honestamente que alguien con su rigor, inquietudes y amplitud de miras es la persona ideal para presentarle estas ideas.

    En primer lugar me gustaría señalar que me entuentro en la posición del que trae algo de extrema utilidad pero al tiempo nuevo y desconocido. Y eso entraña principalmente la dificultad de que siempre suena uno al oido ajeno como con un tono mesianico…  Por lo tanto me gustaría aclarar de antemano dos cosas: no estoy vendiendo nada y lo único que deseo es una oportunidad práctica para todo el que le pueda interesar de que lo que voy a exponerles es cierto.

    Bien, siempre nos estamos quejando que en este país no se investiga, no porque no haya gente válida para ello, sino porque no se estimula esta actividad. Entonces vengo a proponerles que cada uno aportemos nuestro granito de arena, que la sociedad civil sea capaz de tomar las riendas de su destino y no estemos siempre hablando mal de lo que no hacen otros, mientras nosotros no hacemos todo lo que podemos.
    A este respecto quiero llamarles la atención sobre algo muy interesante, existe una ingeniería de automóviles, aeronáutica, de caminos, informática, etc… pero no existe una ingeniería de nosotros mismos, corporal.  Sí, cada vez hay más estudios y conocimiento de cómo es y funciona nuestro cuerpo, pero son meramente descriptivos. No existe una ciencia del uso, del buen uso de nosotros mismos. Y al decir que no existe quiero decir que no se la conoce… Porque a finales del s. xix uno de los hombres más geniales que hayan existido, F.M. Alexander, descubrió y desarrolló una técnica que estudia el uso de nosotros mismos, la reacción humana, la forma óptima de usa nuestra mente y cuerpo, nuestro ser.  Porque todos sabemos que si un coche, un móvil, cualquier herramienta o máquina lo usamos de forma errónea eso afectará a su funcionamiento y terminará por deteriorarse… Por ejemplo a ninguno se nos ocurre poner en marcha y circular con un coche con el freno de mano puesto, porque sabemos que terminará en avería y además perjudica el avance del automóvil, sin embargo con nuestro cuerpo hacemos eso constantemente, obteniendo a cambio como es natural dolores, fatiga y lo que es más importante, un uso general en el que no alcanzamos todas nuestras posibilidades y que además por ser perjudicial puede derivar en diferentes enfermedades. Siguiendo con la analogía del freno de mano, ¿a alguien le extraña que alguien termine con una lesión o enfermedad crónica de espalda si durante años la ha mantenido en tensión en todas sus actividades diarias…? Como les decía, Alexander desarrolló una técnica que por primera vez en la historia estudiaba el uso que hacemos de nosotros mismos. Y no cayó en saco roto, pues aunque sea desconocida para el gran público, en ciertos sectores es bien conocida, les muestro este link para que puedan ver los apoyos que tiene y los experimentos que han confirmado su utilidad: http://www.alexanderlearningstudio.com/play/supporters.html .
    Sin embargo no ha dado el salto al gran público. Las razones pueden ser varias, y seguramente no es una de las menores el que sea una técnica que exige disciplina y atención, pues normalmente lo que queremos es que todo se solucione tomando una pastilla o con una terapia pasiva, es decir, en la que alguien hace algo por nosotros (masaje, clavarnos agujas, administrarnos pastillas) y no tomamos la responsabilidad. Pero también hay que reconocer que la técnica no se ha mantenido en los principios que estableció su descubridor, que ha degenerado. Esto lo puedo afirmar por experiencia propia, ya que he tomado clases con profesores egresados de los más prestigiosos centros de estudio de la Técnica Alexander y su nivel dejaba muchísimo que desear… Y dejaba que desear en un aspecto fundamental: en el entendimiento y aplicación de los principios básicos de la técnica. Que los puedo resumir en: dirección adecuada de las diferentes partes del cuerpo, inhibición de la forma de actuar habitual y ser capaces de mantener las direcciones mientras se ejecuta cualquier acto para un óptimo funcionamiento del organismo como un todo.  Todo esto, y aquí está la clave, se hace por medio de nuestra voluntad –como por otra parte no podría ser de otra manera. Ya que así es como actuamos sobre nuestro cuerpo: si queremos levantar un brazo en última instancia los mecanismos que terminan levantando el brazo los ponemos en marcha con nuestro deseo, nuestra voluntad. Por eso Alexander declaró: “pensáis que esta técnica es algo físico, sin embargo es la actividad más mental que se haya descubierto”.  http://www.alexanderfreedom.nl/AlexanderTechnique/links_files/The%20right%20thing,%20Final.pdf  Sin embargo en la enseñanza habitual de la Técnica esta parte -que es la base, que es fundamental- se deja de lado, conviertiéndose en una especie de terapia de manipulación corporal, que si bien también se han reportado beneficios comprobables, entendemos que se ha apartado del trabajo original y no alcanza toda la potencialidad que tiene.
    Las actividades en las que se aplica son… todas. Porque en toda actividad usamos de nosotros mismos.  No será ocioso comentar que en países como Inglaterra y Australia está incluida en la seguridad social y planes oficiales de estudio. Pero por adecuarlo a los intereses que tienen los participantes de este blog debo mencionar un estudio realizado en las más diversas empresas en la que se hizo el experimento de aplicar la Técnica a los trabajadores durante un periodo de tiempo, reportándose de forma general una reducción de las horas de trabajo perdidas por enfermedad y una potenciación del rendimiento.  http://www.foment.com/prevencion/documentos/Estudio_tecnica_Alexander/Estudio_tecnica_alexander.pdf .

    Y como dije al principio, consideramos, por la experiencia acumulada, que los principios que llevan a estos resultados han sido parcialmente abandonados en la práctica habitual de la Técnica Alexander. Por eso proponemos una vuelta a las raíces, una búsqueda de lo que la Técnica Alexander debió ser, mediante la aplicación rigurosa de sus principios fundamentales. Y para distinguirnos de la Técnica Alexander que consideramos degenerado proponemos el nombre de Ingeniería Corporal, que se considera heredera de la auténtica ciencia que inició F.M. Alexander.

    Me gustaría tambien señalar, que bien mirado todo este trabajo se trata de cruzar la última frontera de la libertad… Porque, por muy libres que lleguemos a ser en nuestra vida diaria, con nuestros sistemas políticos, nunca alcanzaremos una libertad plena si no somos capaces de hacer lo que queremos como queremos. Y actualmente nos encontramos en ese punto, porque estamos limitados en todos los ámbitos de nuestro uso por tensiones inconscientes que determinan una forma de hacer las cosas y nos imponen un límite. Por lo tanto, cuando por medio de la Ingeniería Corporal logramos hacer lo que queermos como queremos, entonces podemos decir que sí somos realmente libres.

    Espero que les haya resultado de interés. Estoy convencido que en todo esto se almacena un enorme potencial para la sociedad. Por lo tanto si usted, don Pío, o cualquiera de los participantes quiere más información o comprobar de primera mano lo que he expuesto, si hay voluntad siempre encontraremos la forma de efectuarlo. Por supuesto que para demostrar la veracidad de lo expuesto no tengo la intención de cobrarle un solo euro a nadie, aunque su valor sea incalculable… o precisamente por ello.

    Muchas gracias por su atención.

  6. jaquejaque dice:

    vuelve el pedromar lleno de su odio babeante.
    Bah.

    En cuanto a moa, cada vez siento más repugnancia por un señor que no se corta a la hora de llamar señorito a todo el que tuviese esos escrúpulos morales mínimos para no querer saber nada de pandillas de asesinos y torturadores como estos:
       http://www.libertaddigital.com/nacional/2012-07-19/carmen-cordon-tengo-las-entranas-del-reves-de-pensar-en-mi-padre-1276464259/

    ¿Don Pío antiterrorista? Lo que le he leido últimamente sobre el IRA y sobre los “señoritos” que nunca, por principio, quisieron lanzarse a asesinar , lo descalifica de raíz . Para mí su sensibilidad moral sigue embotada y aunque no se cansa de elogiar a Franco, sigue secretamente orgulloso de su pasado terrorista, basta saber leer entre líneas todo lo que está escribiendo últimamente sobre aquellos años y las valoraciones implícitas de sus injurias e insultos a quienes no se hicieron terroristas.
    Doble personalidad, hipocresía oportunista, que lo desenreden otros. Vaya panda. 

  7. Pío Moa dice:

    Don jaque me prece, por un lado, un señorito cantamañanas y por otro un admirador de los terroristas, siempre que sean anglosajones. El IRA le parece inconcebiblemente malvado porque atacó a los ingleses y consiguió liberar a la mayor parte de Irlanda de su yugo, que a él le parece una bendición. La Gran Hambruna le parece una nimiedad, las brutales represiones sobre los irlandeses católicos, otra, por no hablar de hazañas como los bombardeos  terroristas sobre población civil (no solo en Alemania), ese sí que terrorismo masivo. En su aversión a España le parece que ETA e IRA son la misma cosa. Es incapaz, además, de analizar objetivamente una situación sin caer rápidamente en argumentos ad hominem.  En cuanto a sus lucubraciones “psicológicas”, solo puedo alegrarme de no necesitar sus terapias, y compadecer a quienes acuden a él. Menuda pieza este jaque, aunque creo que hay en el blog otro aún más pirado que él.

  8. Pío Moa dice:

    Por cierto, el odio de jaque al franquismo nunca le impidió vivir muy bien en él y disfrutar después de una democracia que él no ayudó a traer en lo más mínimo. Tiene interés esto, porque se ha vuelto muy típico en el estado de farsa en que se sumió España desde hace bastantes años. Como él hay miles, si no millones.

       En fin, suponía que mi comentario sobre Carr, una de las vacas sagradas de la servil progresía hispana, daría para alguna discusión, pero veo que no. 

  9. Hegemon dice:

     
    Carr y otros autores siguen la línea errónea y especulativa de análisis de España. No es otra cosa que un desconocimiento e ignorancia, intencionada o no, sobre nuestro país que produce una tergiversación y visión de los hechos muy alejada de la realidad. Bien es cierto que personajes nacionales dan por buenas, como Gaditano, esas teorías erróneas y de total desconocimiento de la realidad española. Como dije hace unos días, las teorías como las de Carr, Esdaile, o Ford, no tiene en cuenta una realidad nacional que sólo se produce en España a deferencia del resto de Europa cuando Napoleón invade nuestro país. Ante el vacío de poder dejado por Fernando VII se forman de forma espontánea Juntas Locales que a su vez constituyen y asumen, la potestad de una Junta Central que enseguida pone en marcha ejércitos regulares y organizan la nueva situación para hacer frente a la amenaza napoleónica. Eso, repito, no lo hace un país dividido. El hecho es que no lo hace ningún país de Europa contra Napoleón. Esta circunstancia, como digo, es omitida por los historiadores foráneos del siglo XIX, y del XX tanto anglosajones como franceses, los cuales menosprecian la labro y la actitud de un pueblo que siempre lucho celosamente por su independencia y sus tradiciones con cierto grado importante de venganza y salvajismo contra aquellos, franceses y supuestos aliados, que supuestamente representaban un nuevo y mejor orden, más humanidad y racionalidad, una superioridad cultural que difícilmente se podía ver en los salvajes saqueos, violaciones y asesinatos que se cometieron durante la Guerra de la Independencia.  El siglo XIX español estuvo marcado por los 150 años de guerra continua que tuvo que soportar España, desde la guerra de los 7 años contra Francia, el continuo conflicto contra Inglaterra en el mar, las guerras contra la Francia revolucionaria, las posteriores alianzas con ella para combatir a Inglaterra y la sangrante y decisiva guerra de Independencia marcan a un país como España. Un país que difícilmente se ve reflejado en las reflexiones y análisis de Carr y de otros autores.
     

  10. Pío Moa dice:

    Tiene mucha gracia el calificativo de los lamebotas españoles de El País y similares: Carr hace una historia “serena”. También podrían llamarla “relajada”, o “bonita”, o “simpática”. Lo que no escribe es una historia veraz.

  11. malpharus dice:

    Me temo que nosotros no tenemos ni política exterior ni mucho menos interior. En cuanto al dilema de Occidente, más que de Occidente es de ciertas corporaciones como UNOCAL, empresa de donde salió el actual presidente de Afganistán por citar un ejemplo. Y no es otro que el control de los recursos energéticos, para dar jaque en el futuro a la población mundial. Es un proyecto megalómano como otros que se han dado a lo largo de la historia, pero esta vez con más posibilidades de éxito, parece.

    En cuanto a las inclinaciones criminales del poder en el mundo árabe, no tenemos nada que envidiarles… aquí sabemos liquidar a quien convenga cosa que hemos demostrado a los largo de los siglos. Y es más, como decía la mayoría de los dirigentes de dichos países han sido impuestos por el Imperio. Ayer hablaba del Sah de Persia, pero todos sabemos el caso de Egipto también, etc, etc… Ni creo que esa política haya redundado en beneficio para Occidente (entendiendo Occidente como el conjunto de los occidentales), ni ha sido diseñada para eso. Ni hubiese sido tolerable aunque ese hubiese sido el caso.

    La única política posible es la del respeto al derecho que tienen las demás civilizaciones de auto-gestionarse como deseen sin que tengamos que intervenir nosotros para nada. Eso no quiere decir que no hayan cosas puntuales en las que sí podemos intervenir. Sobre todo en temas de conflicto de las fronteras de las distintas civilizaciones, especialmente con el mundo árabe. En el caso de España hemos seguido una política con Marruecos absolutamente errante. Deberíamos haber apoyado a los movimientos rifeños en el norte de África. En lo que fue el Protectorado Español en Marruecos. Porque a pesar de que el respeto entre naciones debe ser el objetivo para mantener la paz, hay cuestiones geoestratégicas que deben ser tenidas en cuenta. Pero no quiere decir que temas puntuales tengan que marcar una forma de imperial de actuar en todo el mundo. Luego el norte de África debería ser un tema capital en cuestiones de política exterior en España, amén de Gibraltar y no ir a promocionar la producción de opio en Afganistán…

  12. malpharus dice:

    En cuanto al hilo nada que decir, estoy absolutamente de acuerdo…

  13. Hegemon dice:

     
    Por otra parte, leer a Carr es una tarea de sacrificio. Es infumable. Su análisis sobre las diferencias económicas de España dependiendo de las bondades de una u otra región es muy pintoresco. Es curiosa, como digo, su idea de los gallegos. Según él, estos están marcados por la actitud de sus mujeres las cuales desempeñan un papel más preponderante que otras mujeres de España por su importancia en las labores del campo. No sé si es cierto o no. Pero, como digo, no dejan de ser pintorescas estas ideas sobre España. Efectivamente, el atraso de unas regiones sobre otras en el siglo XIX, son consecuencia de otras cosas muy distintas a si llueve o deja de llover. Después de la independencia a de América (conflicto que viene del siglo XVIII) y el desmantelamiento del imperio español, el centro económico se desplaza de Cádiz  a la periferia del norte peninsular pero sobre todo a la actividad industrial de Barcelona y del País Vasco. No es más, como pasa ahora, de un desplazamiento de la actividad económica de unos sitios que se adaptan mejor que otros a la nueva situación. El campo español, después de la Guerra y la larga y perniciosa posguerra que significó el reinado de Fernando VII, se debe adaptar a la situación ruinosa dejada por el conflicto. Despoblamiento, varios años de inactividad y saqueos, altos impuestos y los conflictos internos entre el viejo régimen y los liberales.
     
     
     
    Carr y otros autores omiten, intencionadamente o no, la ambigüedad de los gobiernos británicos, por ejemplo. Por un lado financiando a Fernando VII la guerra contra las colonias a la vez que financiaban a los rebeldes y les procuraban armas, como a Bolivar para combatir a España, cuando estuvo exiliado en Jamaica. La España que sale de la Guerra es moldeada por las potencias europeas, sobre todo Inglaterra que influenciada por la aureola de Wellington, procura mantener un gobierno absolutista apoyando financiera y políticamente a Fernando VII porque los ingleses consideraban que era mejor tener una Europa sumida en las antiguas tradiciones, más manejable que una Europa, particularmente una España, liberal que no se dejaba manejar y que el propio Wellington repudiaba y recelaba de ella por ser muy “revolucionaria”. Lo que en realidad pasaba es que una España liberal era muy poco manejable, mucho más independiente y respondona que la dócil Portugal.
     
     
     
    Pero no nos engañemos, como ahora, España era y es soberana como para tomar sus propias decisiones y moldear su forma de Estado para no depender tanto de Europa.
     

  14. Hegemon dice:

    La única política posible es la del respeto al derecho que tienen las demás civilizaciones de auto-gestionarse como deseen sin que tengamos que intervenir nosotros para nada. Eso no quiere decir que no hayan cosas puntuales en las que sí podemos intervenir. Sobre todo en temas de conflicto de las fronteras de las distintas civilizaciones, especialmente con el mundo árabe.
     
    jejejeje…usted dice a la vez que SI pero NO. Hecha al Ley, hecha la trampa ¿Quién es el guapo que dice ahora si se interviene y ahora no? Se que la OTAN y USA no les sirve, por su maldad. ¿Entonces quién? Como Rusia y China ahora, no quieren intervenir en Siria, ¿A quién dan más crédito y se fían más? ¿De la ONU?…jejejejejeje

  15. malpharus dice:

    La posibilidad de intervenir en el norte de África viene dada por la amenaza del Reino alauí sobre Ceuta y Melilla. No porque yo piense que existe un imperialismo bueno y otro malo. No se confunda. Cualquiera puede entender lo que estoy diciendo… esa amenaza de que hablo, es una amenaza real y patente, porque ya las autoridades marroquíes se han ocupado de airearla (la amenaza). Luego España tiene la obligación de proteger ambas ciudades… ¿Y eso como se hace? A través de una política exterior, inexistente ahora…

  16. Hegemon dice:

    Luego España tiene la obligación de proteger ambas ciudades… ¿Y eso como se hace? A través de una política exterior, inexistente ahora…
     
    ¿España sólo se debe fijar en Marruecos? ¿Y en el resto del norte de Africa, no?. Estamos de acuerdo. Se necesita una polñitcia exterior ¿Cuál, según usted? ¿Enfrentarnos a USA? ¿Guerra contra Marruecos? ¿Cuál?

  17. malpharus dice:

    Otra cosa que es de interés nacional, aparte de lo citado sobre: el Rif, Ceuta & Melilla y Gibraltar, es en lo interior mucho. Tanto que entre las dos cosas no nos queda tiempo de ir a hacer el indio a parte alguna. Tenemos dentro la “democracia” española, el único territorio del mundo que conserva la ideología nazi como forma de “Estado”, o sea, las antiguas provincias vascongadas. Es de interés nacional acabar con el ultraje a la bandera española, el cuestionamiento a su Unidad (de España). Y no se está haciendo nada al respecto porque el sistema es canceroso, traicionero, tiránico. Un país serio ya habría puesto coto a tanto desmán, en algo tan sensible para una nación como lo que venimos soportando durante años. A como de lugar, hay que acabar con este cáncer. El que no quiera ser español que no lo sea, las puertas están bien abiertas para cualquiera. Pero España se queda como está y eso debe ser una preocupación para el Estado, y es innegociable. ¿A alguien le puede extrañar la situación en que estamos ante semejante panorama? A mi no…

  18. malpharus dice:

    Hegemon que yo sepa, cualquier país debe estar abierto al resto del mundo, por eso existen la embajadas, consulados y demás… pero que yo sepa ni Argelia ni Túnez ni Libia ni Egipto amenazan a Ceuta & Melilla. Es el Reino alauí quien lo hace. Por tanto hay que proyectar una política de firmeza en cuanto a la españolidad de las dos ciudades y además mantener ocupados a los marroquíes, ¿cómo? Fomentando la disconformidad que tienen los territorios del Rif hacia Rabat, de muy diversas maneras. Si el Mojamé quiere hacer en Rabat el pino todas las mañanas o convertirse al judaísmo, no es problema nuestro, en todo caso sus súbditos serán los que tengan que juzgarlos pero sobre Ceuta y Melilla o rectifica su actitud o tendrá problemas. A fin de cuentas como he dicho en otras ocasiones hay muchos rifeños que estarían encantados de cambiar de bandera…

  19. Hegemon dice:

    Mire Malpharus:
     
    A difererncia de usted, yo no quiero histerismos ni pegar tiros sin sentido. Las cosas no son alzamiento, o no eres español. España tiene intereses en el norte de Africa por su proximidad física y por muchas otras cuestiones como defender una postura global en el mundo, no sólo contra Marruecos y Ceuta y Melilla. Que también. Usted simplifica mucho las cosas y reduce las soluciones a la brutalidad en vez de a la inteligencia de defender nuestros intereses que no sea pegando tiros. Existen formas mucho más eficaces. Aunque estoy de acuerdo en su postura, no lo estoy en la forma de ponerla en práctica. De todas froams, le pregunto ¿Es ahora Ceuta y Melilla el gran problema de España?

  20. malpharus dice:

    La situación de Ceuta & Melilla, si bien no parece que sea el principal problema de los españoles en este momento, (aunque la integridad territorial siempre es prioritaria). Si que tiene relación con la situación que padecemos porque es un síntoma del mal que nos aqueja. Es decir: si la situación de Ceuta y Melilla fuese otra, si la política que se hubiese aplicado hubiese sido distinta, hoy en día no estaríamos en la situación que estamos. Luego existe un paralelismo claro entre unas cosas y otras.

    En cualquier el motivo de citar ese tema era para demostrar que existen formas diferentes y más o menos convenientes de diseñar la política exterior en un país que forma parte de Occidente. Y por otro lado yo no he hablado de pegar ningún tiro, sino de estrategias para defender una agresión de un país vecino, aunque sea dicha agresión, por ahora, a nivel diplomático. La defensa de Ceuta y Melilla es una cuestión de interés nacional capital, por mucho que ahora nos veamos inmersos en un problema, que más bien es un callejón sin salida, porque no hemos perdido la dignidad, porque hemos sido muy cobardes, y porque hemos sido en definitiva muy ignorantes…

  21. malpharus dice:

    En cualquier caso, quise decir, disculpas…

  22. malpharus dice:

    Porque hemos perdido, perdón otra vez…

  23. malpharus dice:

    Es que ademas Pedro, de lo que dices, yo no he hablado de pegar ningún tiro, al menos de entrada. Hablaba de fomentar un problema que ya existe dentro de Marruecos, y hay muchas formas de “joder la marrana” sin tener que pegar ningún tiro ni tener que vender ningún arma. Si quieren hablamos sobre ello…

  24. malpharus dice:

    Por ejemplo, el Rey podría irse a veranear, en lugar de a Mallorca, a perseguir faldas… a Ceuta y Melilla todos los veranos. También hay mar y podría navegar que parece que eso le mola…

  25. Hegemon dice:

    Pero…¿Qué problema nuevo existe ahora con Ceuta y Melilla que no hayamos tenido antes? ¿Qué es lo que quiere decir? ¿Hay una posibilidad de que Marruecos nos ataque o qué?
     
    De todas formas, la política exterior se basa en la fortaleza de un páis. Como ha dicho Morenés, ahora no podemos hacer filigranas con Gibraltar porque no está el país como para estos trotes. Un país fuerte interiormente, se puede planetar lo que quiera, dentro de sus posibilidaes, en el exterior.  Estas posibilidades aumentan si somos fuertes. Si somos débiles y nuestros problemas son acuciantes, no podremos hacer mucho. La amenaza actaul no es ceuta y Melilla, son otras cosas.

  26. Hegemon dice:

    ¿Y por qué no va el Rey a Asturias? ¿O a Galicia? ¿O a Canarias? ¿O mejor, a Cataluña?

  27. Hegemon dice:

    Aunque se empeñs usted y su amigo Calvotelo, los problemas de España no son por culpa de USA, ni del FBI, ni la CIA. El mal es interior. Dejémonos de tonterias alucinatorias.

  28. malpharus dice:

    Si, pero esto no sólo lo lee una persona Pedro. Es verdad que somos menos de los que nos gustaría, pero aún así, lo que escribes va para más de uno. Y por otro lado yo no tengo intención de convencer a nadie en concreto. Porque en todo caso se deben convencer ellos mismos. Yo doy una opinión sobre lo que hablamos y eso es todo. Allá cada uno con su conciencia. No me lo tomo como algo personal. Tú tienes razón, pero como sé que esto lo leen varias personas, escribo en consecuencia… otra cosa sería que fuera una conversación entre dos…

  29. malpharus dice:

    Nuestros problemas no son solamente responsabilidad nuestra desde el momento en que estamos dentro de la Unión Europea, sosteniendo una moneda común a muchos países de la Unión, y además dentro de la OTAN. Nuestra supuesta deuda es hacia entidades financieras internacionales como el FMI, el Banco Mundial, etc… 

    Además creo haber demostrado que desde que la jefatura del Estado es responsabilidad de don Juan Carlos, las diferentes políticas tanto internas como externas no han venido a beneficiar la prosperidad ni el peso internacional de nuestro país, más bien al contrario. O sea, si nuestros enemigos, o los que no son nuestros amigos, hubiesen gobernado España no lo hubiesen hecho de una forma tan nefasta para nuestros intereses.

    Lo único que sí es cierto es que los españoles hemos bendecido esta hecatombe legitimando el sistema, y eso nos lo podíamos haber ahorrado. Pero también es cierto que la opinión pública viene siendo manipulada de muy diversas maneras, con lo que el pueblo español tiene al menos algunos atenuantes…

  30. Hegemon dice:

    Malpharus:
     
    Yo tengo la conciencia bien tranquila. ¿Usted?

  31. malpharus dice:

    Y no hablemos ya de los diferentes apoyos que tienen las distintas formaciones políticas y de donde vienen. Ya don Pío nos ha explicado muchas veces como el PSOE fue apoyado desde Alemania en un momento clave de nuestra historia. Es decir… el principal causante de nuestras desgracias (económicamente hablando y desde cualquier punto de vista) probablemente existe porque quiso Alemania, o parte de Alemania, en su día…

  32. Hegemon dice:

    Nuestra supuesta deuda es hacia entidades financieras internacionales como el FMI, el Banco Mundial, etc…
     
    ¡¡Mentira!!…¿De dónde saca eso? Nuestra deuda ya no la compra nadie. Como dijo ayer Recarte, ya no nos financiamos en el exterior. Nadie nos presta. El FMI aún no nos ha prestado nada. Si lo ha hecho el BCE. Debemos mucho dinero a Bancos y entidades exteriroes e interiores. ¿Tienen la culpa de que nosotros no podamos devolver lo que nos prestan o como cándido que es usted, quiere que nos perdonen la deuda y aquí paz y después gloria?

  33. malpharus dice:

    Yo sí, hace tiempo que no voto Hegemon… 

  34. malpharus dice:

    ¿Pero Hegemon que más da el BCE que el FMI que el BIS o la FED? Todos forman parte del mismo entramado…

  35. malpharus dice:

    Yo no he dicho que nos tengan que perdonar ninguna deuda. Digo que primero habría que ver si esa deuda no ha sido fruto de una estafa, que yo creo que sí. Pero en todo caso habría que investigarlo. Y en caso de que no hubiese ninguna incorrección. ¿No deberían pagar la deuda los responsables? Ojo, no digo que legalmente sea así, pregunto. ¿No deberían pagarla los responsables?

  36. Hegemon dice:

    Sabe lo que pasa Malpahrus, que usted y su amigo se creen muy virtuosos. Ese es el problema. Calro que los demás también creemos estar en le uso de la razón. Ese es el may9or problem,a que su Alter Ego no admite semejanrte desafío. Yo si he votado. ¿Y? ¿Hago mal a alguien? ¿Por no convercerme con sus teorías y las disparatadas de su amigo ya tengo que tener la conciencia intraquila? ¿Por qué? ¿Usted la tiene después de especular con la compra de un piso que se ha adquirido a precio de saldo?
     
    Usted y su amigo deben plantearse el por qué no son capaces nada más que de sacar una sonora carcajada cuando despotrican en el blog.

  37. malpharus dice:

    ¿Por qué? Me siento a gusto escribiendo aquí… Además, hay gente mucho peor en España que los que no ven el alcance de la situación… al menos Hegemon o cualquiera los demás (salvo excepciones) defienden la idea de España como el que más…

  38. Kufisto dice:

    “Cela, o un personaje de Cela, aunque el gochón de él podía pasar por ese personaje, decía que tirarse a una retrasada tenía morbo. Moa se tira a Gaditano”

    ¡Joder, qué bueno!

    Ahora lo comprendo…

     

  39. Hegemon dice:

    Digo que primero habría que ver si esa deuda no ha sido fruto de una estafa, que yo creo que sí.
     
    ¿Que estafa y quién la ha cometido?
     
    ¿Usted ha cometido una estafa en la compra de su piso a precio de saldo? Como especulador debería hacerselo mirar. Cuando le conviene a usted, no es una estafa prestar dinero. Cuando no le conviene, es una estafa. Son los mismso argumentos que los del 15M.
     
    La única estafa es la de los Gobiernos que se endeudan irresponsablemente por encima de los ingresos haciendo del Estado el mayor factor económico de un país a cuenta de los impuestso de todos. Eso si que es una estafa.

  40. malpharus dice:

    Si vota, claro que hace mal. Legitima un sistema nefasto para España… a las pruebas me remito. Pero yo no le juzgo por ello. En todo caso esa es mi opinión, y usted tiene la suya que me parece muy bien, vamos me parece muy mal, pero me parece bien que la tenga…

  41. malpharus dice:

    Hombre, es una estafa si el Poder (el sistema financiero internacional), interviene en la política financiando a los políticos y a los partidos políticos que luego toman decisiones que hacen que los países endeuden. De manera que recuperan la “inversión” que hacen en la compra del mundo políticos multiplicadas por cien o por mil. Si esto se puede demostrar sin duda es una estafa. Y por tanto en lugar de tener que pagar la deuda, tenemos que encarcelar a los políticos y a los financieros por estafadores, ¿o no?

    Habría que demostrar que existen consignas como para que esos políticos tomen las medidas que favorecen a los financieros. También cabe la posibilidad que los financieros escojan aquellos políticos que saben que la cagarán sin necesidad de darle directrices determinadas. En fin, esto una hipótesis, pero si es cierto, no debemos nada… 

  42. Hegemon dice:

    Hombre, es una estafa si el Poder (el sistema financiero internacional), interviene en la política financiando a los políticos y a los partidos políticos que luego toman decisiones que hacen que los países endeuden.
     
    Y no es responsabilidad de esos políticos el meterse a endeudarse para perder soberania? ¿Qué culpa tiene el FMI, el Poder, como usted lo llama, de que España se manirota?

  43. Hegemon dice:

    Y por tanto en lugar de tener que pagar la deuda, tenemos que encarcelar a los políticos y a los financieros por estafadores, ¿o no? Habría que demostrar que existen consignas como para que esos políticos tomen las medidas que favorecen a los financieros.
     
    Me parecen consignas ideológica muy cercanas a los progres, a la izquierda y al 15M. No las comparto en absoluto. No vale ahora lamentarse de un sistema que se aplaude cuando sale bien, y se ataca cuando sale mal. Estas son las consecuencias del socialismo y la intervención estatal en los mercados financieros y en el funcionamiento normal de la economía. Si. Suena a lo de siempre.

  44. malpharus dice:

    Bueno, una cosa es que usted no comparta esas ideas, y otra que no pueden ser muy probablemente lo ocurrido. Y la responsabilidad de que un político se haya vendido es tanto del que se vende como del que le compra. No sé si estarán cercanas al 15M o al 23F, pero en todo caso no tengo nada que ver con ellos… es más, me parece que son una cortina de humo que viene del propio sistema. Porque, ¿qué sentido tiene que unos tipos se pongan a indignarse en plena Puerta o Plaza del Sol, estando tan a mano el Congreso o el Palacio de la Zarzuela que es donde tenían que ir si realmente es cierto lo que proclaman?

    No es que yo esté fomentado la violencia, pero entienda que me pueda preguntar, ¿qué sentido tiene que estos tipos rompan lunas de los escaparates de los comercios de la zona donde reptan, habiendo, repito sitios más indicados que romper? Como mínimo es cobardía, y para cobardes nos quedamos como estamos. En cuanto a la culpa que pueda tener el FMI, o el poder sobre la avidez gastosa de los españoles, pueda haberla. Claro que sí. De mi piso el Banco de Santander me llamó por tres veces para hipotecarlo, aún sabiendo que la había comprado al contado. Ellos utilizan medios muy poderosos para saber como influir en la mentalidad de las gentes para que acepten las tarjetas de crédito, que benefician sobre todo a los bancos, para que consumamos más de la cuenta, y para lo que ellos quieran. Los medios de comunicación están en sus manos. Cualquiera que coge un periódico está siendo manipulado más o menos, en función de la capacidad que tenga esa persona de discernir la realidad…

  45. malpharus dice:

    De todas formas, aunque ni los del 15-M, ni la llamada izquierda ni los progres, me merecen confianza, es natural, digo yo, que se pueda coincidir en algo con ellos o siquiera aproximarse a alguna de sus consignas… lo mismo pasa con el PP por ejemplo… A mi me parece genial la idea que tuvo Aznar de eliminar de las matrículas de los coches el distintivo provincial o regional. Ahora ves un coche de cualquier parte de España y no hay ningún motivo de discordia, todas son iguales (en cuanto a lo que estoy discutiendo). Ese fue uno de los mayores logros del PP desde que se refundó a principios de los noventa…

  46. malpharus dice:

    Pedro, lo que escribimos lo lee sino mucha gente poca, pero lo leen. Ya te lo he dicho antes. Y si se burla, es su problema…

  47. Hegemon dice:

    Ahora ves un coche de cualquier parte de España y no hay ningún motivo de discordia, todas son iguales (en cuanto a lo que estoy discutiendo). Ese fue uno de los mayores logros del PP desde que se refundó a principios de los noventa…
     
    Si. Unificar las matriculas con la E de Europa. Con muy poco se conforma usted. Vaya logros por los que se alegra. En fín.

  48. malpharus dice:

    Eso le da una idea de lo poco que hemos recibido a cambio de la confianza que hemos otorgado…

  49. Hegemon dice:

    Eso le da una idea de lo poco que hemos recibido a cambio de la confianza que hemos otorgado…
     
     
    ¿Y la solución es….?

  50. malpharus dice:

    No seguir otorgando más confianza al sistema…

  51. seiran dice:

     malpharus dice:   
    20 julio, 2012 a las 8:50   

    Me temo que nosotros no tenemos ni política exterior ni mucho menos interior.

    En eso le doy la razón totalmente. Yo no intento describir la nuestra, sino más bien poner de relieve los criterios sobre los que entiendo que debiera intentar basarse. Aun así, tampoco afirmo tenerlas todas conmigo.

    En cuanto al dilema de Occidente, más que de Occidente es de ciertas corporaciones como UNOCAL, empresa de donde salió el actual presidente de Afganistán por citar un ejemplo. Y no es otro que el control de los recursos energéticos, para dar jaque en el futuro a la población mundial.

    Yo no digo que el control de esos recursos sea un tema baladí. Pero mucho menos lo es el terrorismo islamista promovido por ese tipo de regímenes, que ya hemos visto de que es capaz. Claro que, si pensamos que el 11s fue una maniobra de provocación de los propios estadounidenses, el 11m fue obra de la CIA, etc., ese terrorismo es pura ficción, y sólo queda lo que vd. señala.

    En cuanto a las inclinaciones criminales del poder en el mundo árabe, no tenemos nada que envidiarles… aquí sabemos liquidar a quien convenga cosa que hemos demostrado a los largo de los siglos.

    Créame que sí tenemos mucho que envidiarles en ese terreno, de ser admisible semejante expresión. En el siglo XVII, el sultán turco se paseaba por Constantinopla, arco en mano, asaeteando a todo aquel que le venía en gana. La arbitrariedad regia nunca ha llegado a esos extremos, ni en los peores tiempos del Occidente cristiano. Lo que ocurre hoy día en uno y otro campo tampoco resiste la menor comparación.

    La única política posible es la del respeto al derecho que tienen las demás civilizaciones de auto-gestionarse como deseen sin que tengamos que intervenir nosotros para nada.

    Eso opino yo también, que hagan lo que les dé la gana. Si el general Ben Alí es derrocado por el coronel Ben Alá, y su tribu perseguida y masacrada, me parece un hecho lamentable; pero no creo que deba arriesgarse la vida de un solo legionario español por ello. Ahora bien, otra cosa es que el coronel Ben Alá sea sustituido por el clérigo Ben Alé, que llame a la morisma a la Yihad para recuperar Al Ándalus. De ahí mi desacuerdo con que ayúdasemos a tumbar a Sadán Huseín o a Gadafi, por asesinos que fuesen; y mi acuerdo con que contribuyamos cuanto podamos a echar por tierra el gobierno de los talibanes.

  52. malpharus dice:

    Bueno, ya he manifestado Seiran que hagan lo que les de la gana dentro de un orden. Por eso he comentado lo de Ceuta y Melilla, etc. En cuanto al terrorismo islámico, a la que Occidente deje de meter sus enormes narices en donde no deben se acabará apagando poco a poco. De hecho ese fenómeno se observó después de lo de Afganistán contra Rusia, y antes del 11-S… Cuando se acabe esta forma imperialista de operar se acabará Al-Qaeda se acabará el problema, aunque siempre quedará latente. La propia idiosincrasia de la civilización islámica hace que esto sea así. Pero el problema integrista lo ha provocado Occidente claramente, al querer apagar el fuego con gasolina… podría poner muchos ejemplos. Desde la creación de la propia Al-Qaeda, que se creó en Manhattan para más señas hasta la instauración de un estado islámico en Europa (Bosnia) como un revolver que apunta a Europa… Como mínimo todo se ha hecho mal en cuestión de política exterior y en relación al mundo árabe, como mínimo. El resurgimiento del integrismo islámico es el fracaso de Occidente ante el Islam…

  53. seiran dice:

     malpharus dice:   
    20 julio, 2012 a las 13:32   

    En cuanto al terrorismo islámico [...] cuando se acabe esta forma imperialista de operar se acabará Al-Qaeda se acabará el problema, aunque siempre quedará latente. La propia idiosincrasia de la civilización islámica hace que esto sea así. Pero el problema integrista lo ha provocado Occidente claramente, al querer apagar el fuego con gasolina…

    Ahí creo que yerra vd. ¿Provocó la Cristiandad las invasiones musulmanas de los siglos VII y VIII, que acabaron con ella, me temo que para siempre, en las riberas este y sur del Mediterráneo, y a punto estuvieron de hacer lo propio con nuestra España? Obviamente, no. La llamada guerra santa es uno de los pilares del Islam, y que ahora se exprese mediante el terrorismo sólo obedece a la incapacidad militar por la que atraviesan los moros desde hace un par de siglos.

  54. ramosov dice:

    El frente popular era tan democr’atico y moderado que al tener las primeras noticias de la sublevaci’on militar respondi’o con el ‘ultimo grito en democracia y moderaci’on: una revoluci’on marxista y anarquista “a la espanola”. Es incomprensible que autores que han gozado de tanto prestigio como Carr caigan tambi’en en la propaganda marxista con tanta candidez, salvo -claro est’a, que luchen con todas sus fuerzas por una causa que sienten propia-.
    Yo creo que no existe en la historia de la humanidad ning’un caso de un r’egimen que se diga democr’atico, que sufra una sublevaci’on o alzamiento militar, y que la reacci’on de buena parte de la sociedad a ese alzamiento sea desencadenar una fiera revoluci’on mayoritariamente marxista, aunque tambien anarquista. No existe porque no tiene sentido, y es incluso absurdo. El ‘unico pais en el que ocurri’o “algo parecido”, es decir, Espanha, ocurri’o precisamente 1) porque la democracia objetivamente ya no exist’ia y 2)porque el proceso revolucionario en cuesti’on, en cierto modo ya hab’ia empezado.

  55. malpharus dice:

    Yo no llamaría a los responsables de Occidente precisamente cristianos. Ni lo son ni se comportan como tales. Y en todo caso no se pueden comparar los primeros tiempos de expansión del Islam con la realidad actual. E insisto son esos responsables de que hablaba los principales culpables del “boom” del integrismo islámico. Cuya efervescencia ha ido emparejada a la del movimiento “neocon” que tiene muchos puntos en común con el anterior. Igual que los tuvieron, tanto Sayyid Qutb como Leo Strauss, a la hora de interpretar la realidad social de sus civilizaciones respectivas.
     
    Y aún suponiendo que esa amenaza islámica sea real, cosa que es poco probable, desde luego no creo que sea la mejor manera de afrontarla tal como estamos actuando a lo largo de estos años. El comportamiento de la OTAN y demás aliados en esta asunto es injustificable e imperdonable. Tanto que en realidad ni siquiera se ha hecho nada para prevenir este peligro. Más bien se ha utilizado la excusa del peligro integrista para tener las manos libres para poder desarrollar una política exterior neoimperialista…

  56. Hegemon dice:

    Es incomprensible que autores que han gozado de tanto prestigio como Carr caigan tambi’en en la propaganda marxista con tanta candidez,
     
    Prestigio también lo tiene Preston y Gibson. Cuidado. Yo supe de Carr al fijarme hace unos años en su libro “España 1814-1975″ que estaba en una estanteria de un político del PSOE, Director General de una Empresa Pública. Así que lo que escriba Carr y todos los que menciono llegan a sitios muy altos e influyentes. De ahí su prestigio….y su peligro.

  57. Calixto dice:

    El romanticismo literario inglés, influenciado por la leyenda negra asoció España a la imagen, al estereotipo de un pueblo caracterizados por el apego a lo arcaico, a lo mágico o al fatalismo, lo que se reflejaba en las figuras literarias arquetípicas del conspirador, del revolucionario, del gitano –o la gitana-, del mendigo, del contrabandista o del sacerdote católico “fanático”. Esta imagen esperpéntica de España sobrevivió al propio romanticismo y ha logrado consolidarse a lo largo del siglo XX, agarndada si cabe con el estallido de la guerra civil de 1936, y ha calado incluso entre la izquierda española. Todo ello ha tenido funestas consecuencias en el desarrollo de las líneas generales del patético hispanismo de raíz anglosajona, prueba de ello, por ejemplo, fue el libro de Gerald Brenan, El laberinto español, que tanto influyó en Raymond Carr, sobre todo después de su viaje de bodas a Torremolinos cuando se conocieron. La obra de Paul Preston pretende ser heredera de esta tradición historiográfica tan alejada de la propia realidad histórica española.

  58. Calixto dice:

     Y Paul Preston, en La destrucción de la democracia en España, desarrolló plenamente las tesis estereotipadas de Brenan y Carr y otros, pero posicionándose con los rojos, naturalmente: la radicalización de los socialistas “no fue nunca completa”; siguió considerando a Largo Caballero “un sindicalista pragmático”, los objetivos socialistas no eran revolucionarios; perseguían, ante todo, “aliviar las condiciones de aguda miseria en que se encontraba Andalucía en la primavera de 1931”; el proceso de radicalización del PSOE comenzó en el verano de 1933 cuando se vio obligado a salir del gobierno, aunque, según Preston, nunca fue “más allá de la retórica”, y que Largo Caballero se radicalizó por “la intransigencia de la burguesía”; además cree que los socialistas tenían buenas razones para rechazar los resultados  de las elecciones de 1933: manejos caciquiles, promesas de trabajo y amenazas de despidos por parte de caciques y empresarios, matones armados que impidieron hablar a algunos dirigentes socialistas, etc, etc. Preston considera, sin embargo, que la participación de los socialistas en la intentona de octubre de 1934 fue, en realidad, “poco entusiasta” y, al mismo tiempo, “espontánea”; y que los socialistas esperaban que “nunca fuera necesario poner en práctica el levantamiento con que amenazaban”, incluso llega a calificar de “gesto heroico” la rebelión de Companys en Cataluña; y que gracias a la revolución, “los socialistas fueron salvados del inexorable avance de la CEDA hacia un Estado autoritario por la militancia de su propia base” (un marxista no lo hubiera explicado mejor); dejar a los ingleses escribir la historia de España es peor que acostarse con el mismo diablo. 

  59. Hegemon dice:

    Esto lo resume todo:
     
    dejar a los ingleses escribir la historia de España es peor que acostarse con el mismo diablo.
     
    No puedo estar más de acuerdo. Lo malo es que hay mucho español que se cree lo que escriben los ingleses de nosotros. El mismo Gaditano por ejemplo hace unas semanas repitiendo las mentiras de los autores ingleses sobre la guerrilla y sobre el papel del ejército regular español en la Guerra de la Independencia. No obstante debemos reconocer que existen algunos autores británicos, muy pocos, que estan intentando enmendar esa idea errónea de lo español. Powell por ejemplo y su obre sobre la Leyenda Negra en la que llega a decir que se debe erradicar la idea establecida de España y de los españoles entre los británcios. Tarea si que tiene, y dificil que además no creo que tenga exito porque son marginados y atacados.
     

  60. LeonAnto dice:

    Como veo que se me ha borrado en el otro blog, en la entrada actual, referida a personajes femeninos de la última novela de Moa, lo reitero aquí, no entiendo muy bien la ausencia de interés de Berto, por la suerte de su madre y su hermana.

  61. Pío Moa dice:

    Los borrados del otro blog creo que tienen mal remedio. Lo he advertido cuatro o cinco veces y no acaba de solucionarse.  Lo de Berto: cuando vuelven a Barcelona al final de la guerra intentan averiguar su paradero, junto con Narcís, si mal no recuerdo, como hacían miles de personas más. Pero, como ocurrió con otra gente, no lo consiguieron. Algunas personas, esto es verdad, fueron echadas a las fieras del zoo y se dice que Escorza, el jefe anarquista, echaba los cadáveres troceados a unos cerdos que tenía. En varias ocasiones fueron enterrados en lugares que luego no se hallaron.

  62. Hegemon dice:

    Hablando de autores foráneos que escriben nuestra historia. El otro día Pérez Abellán hablaba de la investigación sobre el asesinato de Prim. Retó a Gibson, que ha escrito un libro subvencionado sobre el mismo tema, a hablar sobre el asunto. Pérez Abellán dijo que Gibson, aparte de no conocer bien nuestro idioma no conoce las fuentes y se basa en cosas ya dichas que no tienen credibilidad. Pérez Abellán se concoe el sumario del proceso sobre el asesinato de Prim de arriba a abajo, cosa que Gibson no auqneu él diga que si lo ha leído, como digo. Perez Abellán vino a decir, no, lo dijo claramente, que no pueden venir gente de fuera a escribir sobre nuestra historia con esas carencias. Más o menos lo que decimos nosotros. El Gibson se atreve a decir que la obra de Pascual Duarte es una obrilla de nada. Lo mismo pasa con muchos autores como Jackson por ejemplo o el mismo Carr, tienen unas fuentes limitadas y dan por buenas las que a ellos les conviene.

  63. lead dice:

    [Extranjeros que escriben sobre otro paìs (y espanyoles que escriben sobre Espanya sin tener idea de lo que dicen)]

    En efecto: Si no conocemos bien ni al vecino del 3° derecha, malamente podremos conocer las peculiaridades de sociedades  extranjeras enteras. Muy pocos hispanistas conocen ìntimamente la sociedad y la historia espanyolas (escribo desde Paris, con un ordenador de teclado francés); esto lo describe muy bien Tom Burns Maranyòn en “Hispanomanìa”, sobre los “curiosos impertinentes” anglosajones (y franceses) que nos visitaron para descubrir “Oriente en Europa”; de los hispanistas que conozco, una de las pocas excepciones de buen conocedor de nuestra Historia es Stanley Payne. Raymond Carr ha escrito mucho sobre Espanya, su campo de especialidad, pero sigue presa de un montòn de tòpicos (como miles, quizà millones, de espanyoles, por otra parte, cuyo desconocomiento de la Historia espanyola es irritante, segùn se puede comprobar todos los dìas leyendo periòdicos, revistas y libros, asì como en cualquier conversaciòn familiar o entre amigos):

    http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/es-util-el-ingles-ciencia-espanola-10385/#com1281155

  64. PINOCHO88 dice:

    Creo que es de pas subdesarrollado prestar más atención ´y dar más valor a escritores extranjeros y concretamente britanicos, sobre España q

  65. PINOCHO88 dice:

    Creo que no es de recibo dar valor a opiniones de escritores extranjeros sobre la realidad Española, que en el mejor de los casos, la conocen muy superficialmente y con los prejuicios propios de su propia cultura. Paradigmático es el caso de los “historiadores” británicos de todo pelaje, que si dijeran cosas semejantes sobre la historia de su propio país pasarían por analfabetos.
    Pero todavía hoy se leen libros de estos “historiadores”, que vienen a pontificar sobre España y dicen cosas como un tal Preston, muy conocido en su casa a la hora de comer, que quieren explicarnos nuestra historia. Aquí se repiten lugares comunes y a fuerza de repetirlos se terminan aceptando. Por ejemplo una de las estupideces que se repite en todos los medios es la imparcialidad y buen hacer del modelo televisivo de la BBC británica, yo la veo frecuentemente y me pregunto, ¿dónde está ese modelo ejemplar?, ¿lo ha habido alguna vez?, ¿la BBC es la voz de su amo en todo tipo de informaciones políticas, – nacionales e internacionales, – económicas, culturales, étnicas, etc, etc? Me pregunto si los que repiten en todos los medios que la BBC es un modelo a imitar han visto alguna vez la BBC.

  66. Catlo dice:

    Parece que vivimos momentos decisivos para nuestra Historia. Jesús Cacho hace un buen repaso de la situación.
    Con un PSOE abrasado,  el fracaso de la derecha nos aboca a un cambio de Régimen, vía fallo renal agudo, con apertura de un proceso constituyente del que debería salir un país más justo, más vivible, más sanamente democrático, con un sistema democrático equiparable al de los países más ricos de nuestro entorno. Ahora mismo, sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta qué rumbo tomarán los acontecimientos. Es más que probable que Mariano Rajoy intente tomar aire con un cambio de Gobierno más o menos inminente, operación de libro, de la que ya se está hablando, que difícilmente conseguirá evitar la implosión desde dentro del propio Partido Popular a corto/medio plazo. Es el momento de los aventureros. Incluso dentro de las filas de la propia derecha.
    http://vozpopuli.com/economia/12093-rajoy-y-el-fracaso-de-la-derecha-politica-para-dar-una-salida-a-la-crisis-de-espana

  67. LeonAnto dice:

    Pero ¿Qué sandez es ésta? Ni que los catalanes fuéramos unos seres inferiores que nos dejáramos esclavizar, lo que opinan los nacionalistas catalanes:

    http://cultura.e-noticies.es/estamos-colonizados-hace-demasiados-anos-66550.html

  68. Hegemon dice:

    Interesantísimo documental sobre ETA, Bildu y Amaiur en Telemadrid. Reportaje que no veremos en la BBC. Un reportaje que por si sólo ya sirve, es suficiente para ilegalizar a Bildu, Amaiur e intervenir el Ayuntamiento de San Sebastian y al Diputación de Guipuzcoa. El trato dispensado en los emdjios europeos sobre la ETA y el terrorismo en España es muy significativo de la idea alejadísima de la realidad que se tiene sobre España. Particularmente en el Reino unido. Una idea e imagen que Carr y otros siguen alim,entando. Hace siglos que perdimos esa batalla de la propaganda y la imagen. Algo intentó hacer Aznar pero de forma muy mojigata e incluso paleta. La Marca España comienza a frabricarse desde dentro, como todo.

  69. lead dice:

    [No todos: por ejemplo, John Elliott]

    PINOCHO88 @16:22 del 21/7/12

    No todos los historiadores britànicos que han escrito sobre España merecen el mismo juicio negativo. Algunos merecen un juicio muy positivo, como John Elliott que conoce como pocos los siglos XVI y XVII españoles, siendo una referencia obligada para estudiosos y aficionados a la Historia.

    NOTA. Sigo en Parìs, pero he dado con el truco de la “ñ”