La batalla por la tumba de Franco

Una hora con la Historia se despide hasta septiembre:  El Cid, ¿héroe o mercenario? https://www.youtube.com/watch?v=v465-dv-HTI

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Legalmente, la profanación de la tumba de Franco es prácticamente imposible, pero la legalidad nunca arredró a los socialistas, y menos a gente como el descerebrado hispanófobo,  que actualmente gobierna a base de chanchullos. Así que pueden ocurrir dos cosas: que el gobierno renuncie de hecho  y deje que el asunto se vaya pudriendo; o que actúe “por la brava”, con nocturnidad y alevosía, como hizo la pandilla del Zapatero con la estatua ecuestre de Franco en el homenaje al héroe de Paracuellos. 

   Para esto último tiene  una triple ventaja: la monarquía y la Iglesia, empezando por el papa, que en España lo deben todo a Franco, fingen no enterarse del significado del tremendo ultraje; y con los demócratas pasa lo mismo. La gigantesca confusión creada en estos años hace que muchísima gente crea que la democracia es lo contrario del franquismo, cuando nace de este y no de una oposición siempre liberticida y falsaria.  Tal mezcla de cobardía moral y de confusionismo interesado favorece la canallada. Esta, en cambio,  encuentra un doble obstáculo: la ley, por una parte, y por otra la creciente resistencia que encuentra entre sectores significativos de la población. Están despertando más indignación de la que esperaban, y es preciso que la resistencia  se vuelva más resuelta y masiva. Es imperativo ganar la batalla. Y si llegaran a culminar la fechoría, ello debe ser el principio y no el final de un acoso legal, político  y en la calle que termine llevando ante los jueces a sus autores.  

    Por lo tanto, la batalla por la tumba de Franco tiene una importancia política y cultural de primer orden. Políticamente, se trata de impedir el desmán o de hacerlo pagar muy caro, y de paso hacer que los políticos y partidos se retraten. Culturalmente, se trata de clarificar la historia –particularmente la del PSOE– combatiendo activamente el “Himalaya de falsedades” de que ya hablaba Besteiro. Por mi parte he hecho cuanto me ha sido posible, pero la gente debe comprender que si no se divulga ese esfuerzo, y la oposición a los planes del gobierno no se dota de un discurso más amplio, todo quedará a un nivel superficial y muy poco se adelantará. incluso si se hiciera retroceder a los maleantes.

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 P ¿En qué sentido considera ud que le ha influido toda esa literatura que leyó en su infancia y adolescencia?

–Que me ha influido es una evidencia, como influye a todo el mundo. Otra cosa es especificar en qué sentido y de qué modo. Hay influencias que hasta se pueden cuantificar, y otras que no. ¿De qué modo influye la religión? Viene a ser algo semejante. Hasta los quince años estudié en los maristas con una especie de beca. Entonces suspendí dos asignaturas, perdí aquella ayuda  y fui al Instituto Santa Irene, donde avancé mucho: suspendí cuatro o cinco al final del curso. Simplemente no me interesaba aquello, ni tampoco la religión, al menos de manera consciente. Pero sin duda me influía, seguramente más en unas etapas de la vida que en otras. De todas formas siempre tuve bastante alergia a los ritos y ceremonias, religiosas o no. Recuerdo que a Mick, de quien hablé, marxista de origen católico inglés, le habían atraído mucho las liturgias de la Iglesia. A mí no. Nunca las entendí ni me identifiqué con ellas, tampoco con las marxistas cuando adopté esas ideas. Pero me hace gracia pensar que tal vez el vodka salvó a Europa…

P. Lo diremos de otro modo: usted ha señalado algunas obras literarias cuya influencia especial reconoce.

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Adiós a un tiempo: Recuerdos sueltos, relatos de viajes y poemas de [Moa, Pío]

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–Sí, estoy divagando un poco. Las tres que he señalado. Y en sexto de bachillerato, fue el descubrimiento de la Ilíada y la Odisea.  En Adiós a un tiempo cuento aquellas mañanas que nos pasábamos traduciendo trozos de la Ilíada Arturo y yo en el café Derby.  Arturo provenía de una familia poco culta, propietaria de un bar en el barrio marinero de Vigo,  pero se interesaba por los idiomas y hablaba inglés bastante bien, igual que un hermano mayor suyo, y tenía algunas maneras propias del lumpen, pero no le faltaba sensibilidad. Ya se iba alcoholizando, por otra parte. ¿Cómo influyen? Creo que en nuestra psique hay  como cuerdas que vibran según ciertas influencias exteriores, al modo de la música. La literatura expone algo así como modelos de vida que nos seducen o no, depende de la personalidad profunda de cada cual, funciona en unos y en otros no. Por ejemplo: en primaria, tendría yo siete u ocho años, teníamos unos libros de lecturas de Edelvives, y en uno que había dejado de editarse venían unos trozos de mitología griega sacados de alguna obra de Fernán Caballero. Me impresionaron muchísimo, en particular el relato de Teseo,  con quien de algún modo oscuro me sentí identificado. Me impresionaron más que los relatos de la Historia Sagrada, que también me gustaban, pero con menos efecto. Bien, pues hace unos años encontré el  texto en una feria del libro de ocasión, y la verdad que la presentación por Fernán Caballero me pareció pobrísima, incluso siendo para niños. Y sin embargo tuvo aquel efecto en una mente infantil.

     Por cierto que aquellos libros de lecturas estaban muy bien enfocados,  aunque no tan bien realizados. Sus  textos solían ser pesados, poco sugestivos…

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*El conocimiento de la Reconquista es una verdadera asignatura pendiente para la gran mayoría de los españoles. Lo cual se debe a una política intencionada de los actuales partidos admiradores de Al Ándalus y promotores de una invasiva inmigración islámica.

*Desde hace años, numerosos políticos e intelectuales vienen ensalzando Al Ándalus y denigrando a España. En una época de inmigración invasiva islámica en nuestro país adquiere mayor importancia entender qué fue la Reconquista

*Para los musulmanes, España fue Al Ándalus y debe volver a serlo. Los gobiernos PP y PSOE parecen compartir esa opinión. Por eso la Reconquista es un asunto tan actual, y por eso acabo de publicar “La Reconquista y España”.

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*Ángel Viñas es un pobre botarate al que unos medios de manipulación de masas prestan mucha atención. Tengo algunos análisis sobre sus “teorías”, que pueden ver tecleando su nombre y el mío.

*Viñas es una gran admirador de Negrín, que entre otras cosas fue el mayor ladrón del siglo XX en España. Y quiere convencernos de que Franco fue tan socialista como Negrín.

*Los planes de ilegalizar la Fundación Franco o de sacar los restos de este del Valle califican automáticamente como delincuentes a sus promotores, los cuales deben terminar entre rejas, por mucho poder que tengan.

*La situación española recuerda la película de Ornella Muti: “Dios, mío ¿cómo he caído tan bajo?”

*En “La Razón” mencionan a Franco como “el dictador”, como si los de la Razón o los antifranquistas en general hubieran sido alguna vez demócratas, en vez de beneficiarios o más bien parásitos de una democracia que Franco hizo posible.

*El PP de Casado es el mismo de Rajoy. Como veía que iba perdiendo votos y que se resquebrajaba el muro de silencio que ha construido en torno a VOX, se hace el patriota. Espero que pocos se dejen embaucar.

*Margaret Thatcher era alcohólica y ultranacionalista inglesa, y en Gibraltar dijo aquella frase inmortal, por un incidente en la bahía: “¡Bombardeemos Madrid!”. Debía de estar recordando las Malvinas. Para el PP es una heroína.

*Los del PP nunca dejaron de ser una banda de señoritos golfos y engañabobos. Son demasiados años de ejercicio y la costumbre es inerradicable.

*Aparte de estar vetado en las tertulias TV, hace tiempo que decidí no asistir a ellas, y menos de gentuza como la sexta, por el asco que me dan. La difusión de mis escritos depende, por tanto, de mis lectores, y es preciso que quienes los difundan sean más y más empeñados.

*El muro de silencio sobre mis obras no se ha agrietado, como esperaba: se ha reforzado, con colaboración de la derecha. Por eso insisto a mis lectores en que comenten y difundan. No hay otra salida, y esta puede ser muy eficaz, si la gente rechaza el muro

*Obsérvese que los gobiernos LGTBI de la UE, como el español, promueven una inmigración masiva y un no menos masivo abortismo. No puede ser casual.

*El español es el idioma que nos une y nos hace fuertes. Los ataques a él son pura delincuencia

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35 Respuestas a La batalla por la tumba de Franco

  1. Pío Moa dice:

    “Recordemos que el líder del partido ultraliberal dijo una vez eso de que “su patria era la Libertad individual” y que “en Las Navas el pueblo luchó no por España ni por recuperar España sino porque lo ordenaba su señor y no tenía más remedio que luchar”

    ¿Quién era ese cretino? Se le podría responder: su patria es la libertad individual de usted mismo. Yo soy tan individuo como usted y tengo otra idea de las cosas por lo menos tan libre como la suya. En cuanto a que el pueblo no luchó por recuperar España, sería cierto si el pueblo fuera como usted, a quien solo importan sus intereses particulares y España le importa un bledo.  Pero no debe creerse usted que todos se le parezcan, no usurpe las ideas y sentimientos de los demás. Entre aquella gente habría algunos como usted, sin duda, pero la mayoría arriesgaban la vida por España, no porque se lo mandaran otros individuos. Y gracias a ellos puede usted soltar ahora sus sandeces. En español y no en árabe.

  2. Pío Moa dice:

    Gracias por el comentario, Hegemón. Ciertamente entre los nobles había muchos intereses que les inclinaban a veces a pactar con los musulmanes e incluso a traicionar abiertamente a sus compatriotas. Pero en el pueblo llano la idea de la lucha contra los musulmanes era permanente. Los reyes podía convenir treguas o acuerdos diversos con los andalusíes, por diversos motivos, pero en la frontera las algaras y ataques menores de una y otra parte eran casi constantes. De hecho Al Ándalus y España eran realidades culturales radicalmente distintas y enfrentadas y las frecuentes aceifas e incursiones para devastar los campos y llevarse cautivos y cautivas, creo que disuadían al pueblo de cualquier idea indiferente o amistosa hacia los andalusíes, y más bien les inclinaba a devolverles la visita en lo posible.

       He visto una historia de la reconquista que se presenta como “ocho siglos de mestizaje”. Ya el subtítulo empieza mal, no sé cómo seguirá.

  3. Manolo dice:

    Piensa el ladrón que todos son de su condición.

  4. Hegemon dice:

    Muy buena respuesta, don Pío. Esa estupidez la soltó un tal Juan Pina miembro del Partido Libertario en una tertulia de sábado del programa de Luis del Pino hace unos 4 años. Me extraña que no lo conozca. Cuando acabó su “discurso” hubo unos segundos de silencio para después continuar como si el tal Pina no hubiera dicho la burrada.

    https://www.p-lib.es/juan-pina

    No hay lugar a dudas que sin el apoyo del pueblo llano la idea de España ni su recuperación no habría arraigado, desde Asturias ,que fue refugio y cuna de España. Sin embargo, no son pocos los que alejan al pueblo llano de la Reconquista como si la masa de la población, sometida y coaccionada, fuera ajena a esa idea y a todo lo demás cuando es obvio que en la masa de la población debe existir algo así para lograr el objetivo. La prueba la tenemos hoy. Sin el pueblo español, que salimos a la calle, ni la justicia ni el Rey se habría parado el golpe en Cataluña el cual está apoyado, por desidia o en complicidad, por los políticos o las mal llamadas élites. El sentimiento de pertenencia y la mentalidad entre españoles cristianos e islamistas de Al Andalus era muy acentuada y radicalmente opuesta. 

  5. Hegemon dice:

    Pero en el pueblo llano la idea de la lucha contra los musulmanes era permanente.

    Yo así lo creo y no cabe pensar otra cosa a la luz de los hechos pero, insisto, hay muchos que no apoyan esa idea ¿Por qué? Pues como pasa hoy, para “desactivar” el libre sentimiento de patriotismo y de pertenencia a una nación, a una cultura. Es la negación de España. 

  6. Alberto GT dice:

    Hegemon, muchos niegan la Reconquista porque odian la cultura cristiana, y lamentan que venciera esta a Al Andalus

  7. Hegemon dice:

    He visto una historia de la reconquista que se presenta como “ocho siglos de mestizaje”. Ya el subtítulo empieza mal, no sé cómo seguirá.

    Efectivamente, yo también lo he visto pero ni me molesto. Más que nada porque en su libro recomienda o menciona una amplia bibliografía sobre la Reconquista o sobre temas diversos y particulares de esa época que los encuentro mucho más importantes. Por ejemplo, creo que la biografía de Sancho el Mayor de Gonzalo Martínez o el más actual pero imprescindible de El Mito del Paraíso Andalusí, de Darío Fernández Morera que es el siguiente que voy a leer, son mucho más necesarios. 

  8. Proby dice:

    Con perdón:

    La protagonista de “¡ Dios mío, cómo he caído tan bajo !” no es Ornella Muti, sino Laura Antonelli (q.e.p.d.). En sus últimos años, esta actriz encontró consuelo a sus problemas económicos y psicológicos escuchando Radio María y redescubrió la fe religiosa, convirtiéndose en una católica practicante. Loado sea Dios. 

  9. Lasperio dice:

    Hay al menos cuatro chapuzas que permitirían que los malos se salgan con la suya. 

    No me aguanto las ganas de contarlas. 

    Mejor me tomo un yogurt de guayaba.

    Si los malos leen muchos de esos manuales gringos de autoayuda-administración, ¿por qué plantean un ganar-perder y no un ganar-ganar?

     

  10. Historiadoradomicilio dice:

    Porque todas esas chorradas de autoayuda son eso: chorradas sin sentido. 

  11. Alberto GT dice:

    El mejor manual de autoayuda lo descubrieron los benedictinos y son solo tres palabras: Ora et labora.

  12. Lasperio dice:

    Hay una quinta, muy bananera. Que salgan con que hay que preguntarle al pueblo sabio si quiere que los restos permanezcan ahí. El problema es vincular legalmente los resultados del griterío. 

  13. Lasperio dice:

    Las nietas y los nietos de las brujas que no pudisteis quemar siguen empeñados en profanar tumbas. 

  14. Pío Moa dice:

     

    Quedó pensativo después de escribir. En comisaría le habían tratado con ligero menosprecio, con el matiz tonal que se emplea para un sospechoso. Con falta de respeto, vamos, en cualquier caso. Le habían preguntado sobre pinturas posiblemente sustraídas y, ante sus protestas, el comisario le había hablado con franquezas quizá excesiva.

     

    –Le diré algo: estamos hasta los cojones del Ateneo. Cada dos por tres viene de allí un locoide cualquiera denunciando a alguien. Una secretaria acusa a otro secretario de que le esconde la llave del  despacho para impedirle el acceso. Otra denuncia a otro por haberle hecho polvo un muslo aprisionándoselo con la puerta de la sala de reuniones, o por tratar de meterle mano durante las reuniones de junta de gobierno. Otra denuncia  es porque alguien se mete en los retretes a espiar conversaciones privadas. Sin contar, desde luego, denuncias por supuestos abusos sexuales, por desapariciones de cuadros, de ceniceros, por faltas al reglamento y… ¡y ya está bien, coño!

     

    –Pero la lámpara y la estatua rota a balazos son hechos constatables y evidentes. Y graves.  

     

    –¡Qué no será constatable, evidente y grave! Ahora, ¿fue el detective, como usted asegura? Eso habrá que probarlo todavía. Y a saber si de verdad existieron unos tipos que huyeron por la cafetería y las aulas esas, o se trata de una alucinación de un sereno borracho, o una historia de él y el detective para disimular una pelea por celos…

     

    –Se ha hecho recuento y no se ha echado en falta ningún artículo capaz de colmar el saco voluminoso que menciona el detective.

     

    –Me da igual. ¡Le digo que ya estoy harto! Lo que tienen que hacer ustedes es no enredar.

     

       Los avatares de la dura jornada se le embarullaban con especulaciones y temores, como espejos giratorios y opuestos que le enviaran un batiburrillo de escenas, sin dar tiempo a analizarlas.

     

       Depositó el diario en la mesilla y se echó, vestido, en la cama. Tomó un libro de una balda: “No se sienta usted tan mal cuando diga m´cago´ntal”, por la doctora Priscilla Timberhead, ilustre psicóloga de la universidad de Alcorcón (Illinois). Solía acudir a esa obra de autosuperación cuando sus nervios se alteraban.

     

       “La personalidad dinámica y autosuperada no teme la confrontación con el mundo exterior sino que, antes bien, la busca y extrae las lecciones de dicha confrontación, manifestándose simultáneamente plena de energía y autorrealización. ¿Cómo se logra esto? ¿Está al alcance de usted? ¡Naturalmente! Ahora bien, usted no debe olvidar que la acción precede al pensamiento y al sentimiento. Actúe usted  como un valiente y se sentirá valiente, “será” valiente. Actúe como una persona inteligente y se sentirá inteligente, “será” inteligente. Actúe como un tonto y se sentirá tonto. ¿A que le ha ocurrido más de una vez?

     

      En resumen, actúe como una personalidad dinámica y se sentirá, será, una personalidad dinámica. ¿No lo quiere creer? Pues vea el caso de James Horsepower, de New York. Horsepower se sentía tonto y apocado, era demasiado consciente de su nariz de patata y granulenta, moqueante, ojos bizcos, barbilla hundida, de su tortícolis, cojera,  incontinencia urinaria y hemorroides… ¿Para qué seguir? En la escuela sus compañeros le pegaban, suspendía todo y apenas había logrado leer y escribir. Sufrió una condena por robos en tragaperras y hurtos a niños pequeños. Un caso extremo, dirá usted, pero como él los hay a millones, no imagina usted la gente que viene a nuestro consultorio, seguramente muy parecidos a usted mismo con sus problemas que acaso no se atreve a confesar ni a sus íntimos. Horsepower tenía una actitud errónea ante la vida. Pensaba que su pasado y sus deficiencias  le condicionaban inevitablemente. Pero un día leyó, a duras penas, deletreando, un anuncio de nuestra consulta, y se dijo: “¡Qué diablos! ¡Por qué no? ¡Puedo conseguirlo y lo conseguiré! ¡ El cielo es el límite! ¡A triunfar! ¡Seré un triunfador!”. La primera lección consistió en hacer que se sintiera orgulloso de lo que él creía defectos y limitaciones, consciente de que nadie puede marcarle a uno lo que es correcto y lo que no o es. Y… admitimos que cuesta creerlo, pero Horsepower es hoy uno de nuestro más brillantes diplomáticos en Oriente Medio, donde ha hecho excelentes negocios, para él y para su Gobierno, ganando dólares y más dólares…”

     

       Olegario hallaba en tales párrafos una fuente de inspiración. Efectivamente, ¿por qué no? ¿Por qué le iba a estar vedada a él la autorrealización, el dinamismo, la felicidad? ¿Por qué tenía que ser su vida gris y plúmbea?

     

       Cierto que, ¿y aquella noche en que, pasando a la acción valerosa, sin vacilar, se había enfrentado a un gorila de una sauna, ni recordaba el motivo, y lo habían breado a tortas? ¿Y la horrible sensación de quedar como involuntario payaso  cada vez que pretendía dárselas de ingenioso y desenvuelto en reuniones sociales, las pocas a que asistía, relacionadas con su cargo en el Ateneo? ¿Y cuando le habían desvalijado limpiamente en un lupanar mientras le reían las gracias?

     

       Rechazó con un bufido los fantasmas. Tenía fe en la doctora de Alcorcón. Estos americanos, tan científicos, ¿cómo iban a mentir en un asunto tan serio? Habría fallado él, Olegario, en cualquier detalle. Había que seguir leyendo y meditando. ¿Cómo alcanzar la completa confianza en uno mismo? ¡Ahí estaba el quid! Tenía que estar ahí…

     

        El libro de la doctora Timberhead le resbaló de las manos y descansó, abierto, cobre la ancha panza del ateneísta. Pronto el aire de la alcoba vibraba con majestuosos ronquidos.

     

  15. Pío Moa dice:

    Es verdad, citar de memoria suele ser peligroso. Era Laura Antonelli y no Ornella muti. Gracias.

  16. Pío Moa dice:

     

    El día siguiente era domingo. Olegario despertó tarde, casi a mediodía, con un marcado embotamiento. Cuando se levantaba  tarde ya seguía embotado hasta la noche. Junto a ese fenómeno se producía en su organismo otro que apenas le afectaba durante la semana laboral: le acometían urgencias sexuales, que desahogaba, cuando podía, en casas de relax o saunas. El secretario estaba orgulloso del funcionamiento ordenado, casi cronometrado, de sus apetencias eróticas. Le venían puntualmente los fines de semana, sin que le perturbaran lo más mínimo los demás días, Gracias a ello su sexualidad funcionaba de modo sano y rítmico, por así decir, sin restarle un ápice de las preciosas energías requeridas por sus cuidados en el Ateneo.

     

       –El sexo, hay que reconocerlo, es un natural apetito que cumple tener debidamente cubierto, pues en otro caso perturba la menta y tórnase neurótico el individuo. En esta apreciación no difiero de Crevillente, bien que él, y eso salta a la vista, obsesiónase en demasía, llevado por sus instintos socializantes de corte alcahuético, lo cual constituye un no recomendable exceso. No puede uno dedicar  la jornada entera a hacer de vientre, por mucho que agrade satisfacer la necesidad. Además, Crevillente predica, mas no da ejemplo adecuado. Yo me contento con exponer mi ejemplo, y el que quiera, que lo aproveche.

     

        Olegario también tenía la convicción de que casarse, tener hijos, etc., podía estar bien… “pero para quien guste de tales eventos, pues sabido es que no hay, sobre gustos, nada escrito. Tengo yo para mí que las familias, y asimismo las parejas, solo acarrean altercados y desilusiones. Mas tampoco me opongo a que otros se dediquen a tales menesteres, allá cada cual, hay que respetar las inclinaciones del prójimo, aunque no se compartan. Los ligues y amoríos, he tenido alguna experiencia de joven, son una lamentable pérdida de tiempo y empeño. Ahora bien, la tolerancia es la tolerancia y, como ilustra el proverbio, “sarna con gusto…”.

     

       Así acostumbraba a explicarse Olegario si se le ofrecía la ocasión.

     

       Aquel domingo se duchó y bajó a un restaurante próximo, frecuentado por parroquianos de posición social poco boyante. Él no era un sibarita. Le trajeron un vino dudoso en un vaso poco claro, y mientras trasegaba pausadamente recordó haber leído un anuncio sobre la apertura de un centro que combinaba “los placeres avanzados y la alta tecnología”. Había visto las señas, que resultaron caer muy cerca de su pensión. Se recreó en el propósito de acercarse al sitio cuando terminase de comer. “Estatalo-español-japonés, qué cosas”.

     

       Masticó un trozo duro y grasiento de improbable ternera. En las mesas vecinas otros solitarios comían y contemplaban el televisor, que transmitía noticas deportivas. También comía allí alguna familia. Los padres estaban pendientes de la pantalla, sin importarles que sus dos niños corretearan y alborotaran por la sala. Olegario hizo un gesto de malhumor. La escena le confirmaba, una vez más, en sus conclusiones sobre lo inconveniente de la vida familiar o sus sucedáneos, para personas de alto nivel intelectual.

     

     

     

  17. LA PRESIDENCIA DE FRANCIA Y EL «GLADIO B»
    Durante la guerra fría, los países del bando proestadounidense pasaron por una sangrienta etapa de represión ilegal y secreta. En Europa, ese sistema se desmanteló poco a poco, lo que nunca llegó a suceder en el «Medio Oriente ampliado», donde sólo sufrió una transformación. El modo de actuar de la presidencia de Francia desde el inicio del escándalo alrededor de Alexandre Benalla parece sugerir que ese asunto todavía no ha concluido.
    https://borakruo.blogspot.com/2018/07/la-presidencia-de-francia-y-el-gladio-b.html

  18. Manolo dice:

    Manuel Darío, por Les Luthiers

    https://youtu.be/6vHn_U80rs8

  19. Pablouned dice:

    Bueno, pues me imagino el escenario de la batalla por la tumba de Franco: las excavadoras de Sánchez y la Policía irrumpen en el Valle, pongamos un día de estos, con alevosía y nocturnidad y se llevan los restos de Franco. En tal caso, pregunto: ¿qué consecuencias se supone que tendría y qué sería lo siguiente? (Téngase en cuenta que millones de españoles estarán en la playa pidiendo otra de gambas). 

  20. Pío Moa dice:

     

    “Selección señoritas particulares, exquisita categoría”. “Permanentemente encantadoras” “Filiberto, través…ti” “Curiosos, 4.000” “Francés, Griego, 5.000” “Pepa, exuberante, realizo tus sueños””… “Y cobrarás un ojo de la cara”, gruñó. Maldijo la frialdad de Leonor. Había encontrado el periódico El País,  doblado por la sección de relax, bajo la barra de la cafetería. Alguien lo habría olvidado. ¿Y por qué llamarían relax al puterío? El eufemismo siempre le había parecido cómico.

     

    –Con poca leche, eh, cortado. En taza grande, sí, por favor. Y una tostada. Y un Carlos tercero… No, un torres cinco.

     

       Eran las once y pico de la mañana. No había cesado de dormir desde que, rendido, se había desmoronado en el escritorio. A media noche, la incomodidad lo había despertado a medias, lo justo para abrir el sofá cama y seguir durmiendo. Su local de trabajo le servía también de vivienda de hombre solo, independiente y en crisis económica pertinaz. Al despertar comprobó que la fabada se había agriado. Se aseó sumariamente en el lavabo común de las oficinas y salió a la calle, a una cafetería-salón recreativo de la plaza Canalejas, menos cara que la Nebraska de al lado de su despacho.

     

       “¿Es que no me merezco algo bueno, después de la granizada de desastres que llevo aguantando?”. Ni siquiera tenía la satisfacción de tirarse a Leonor. Ni a ninguna otra, salvo a ocasionales mujeres públicas. Bofarull, alto, delgado, fuerte, de facciones regulares, tenía poco éxito con las mujeres. ¿Por la afinidad de su expresión con la de un pescado, según decían? ¿Por oscuros complejos? ¿Por un exceso de romanticismo? Lo cierto es que no tenía éxito.

     

       Renegó del día en que se le ocurrió, en que le aconsejaron, le animaron, a irse a Madrid ¡Con lo bien que había vivido en Barcelona aquellos años como agente del servicio secreto de Islandia, según le contaban sus patronos! Lástima que aquella bonanza se hubiera ido a pique, todavía no sabía bien cómo. Y le había dado por buscar fortuna en Madrid, ciudad tan rara y tan poco carolingia… “Vuelve, vuelve a tu Barcelona natal. ¿Qué pintas entre estos jodidos charnegos?”. Apuró su torres y pidió un segundo. “¿Qué tiene Madrit, en fin de cuentas? Mucho cuento y nada más. Y las tías, unas putas, ¿qué se habrán creído?… Pues como me pongan demanda por lo del Ateneo, voy listo, me embargan hasta la pipa… Pero no, negociaré con Crevillente. Se ve a la legua  que es hombre de honor, decente, con seny dentro de lo que cabe. Le propondré una alianza contra el bandido Olegario. No, qué va, esto no queda así. ¡La pasma llevándose los laureles  mientras yo, que he hecho el trabajo sucio, arriesgando la vida misma…! ¿Y qué saben ellos? Están más despistados que un pulpo en un garaje, y son capaces de empapelar al menos culpable. Y el Olegario, seguro que ha amenazado con la querella para alejarme del caso, para intimidarme. Lo cual, bien mirado, demuestra que debo de estar al borde de la solución de este embrollo. No, no abandono. Ahora sí que no. Eso os gustaría, ¿eh Gutiérrez? ¿Eh, Olegario? No os daré esa satisfacción. ¡Y tú, Leonor, ya te enterarás de lo que vale un peine! Por lo pronto vas a reescribir mis recuerdos de hechos y conversaciones día tras día, eso que tanto te joroba. Collons… tengo que hablar con Crevillente”

     

       “Señora recibe a señoras y matrimonios” “Canaria, atrévete” “Bonifacia, de todo” “Centro estatalo-español-japonés alto standing, erotismo avanzado y alta tecnología. Apertura, domingo, 17”.  O sea, hoy. Esto parece interesante. Desde luego, te clavarán a lo bestia… ¡Qué collons! ¡Antes de que me saque los últimos cuartos el Olegario, los fundo con las japonesas, no te fastidia.

     

       Anotó la dirección: a cinco minutos de metro Pueblonuevo. “No debe de ser tan caro, si pone hasta el metro más cercano”. Consultó su callejero, que llevaba siempre a mano.

     

       La casa erótica de alta tecnología resultó ser un bajo de aspecto cutre en una calle de aspecto cutre. La puerta exhibía una pequeña placa: “Estatalo-español-japonés. Alta erótica”. El timbre sonó con las notas de “Mar-garita-sella-ma-miamor”. Abrió una chica menuda, oriental, que le invitó secamente a entrar. Bofarull deseó una acogida más sensual o más cordial, o siquiera más comercial, pero la chica parecía de malas pulgas. Entró en un vestíbulo pavimentado de baldosas grisáceas que transmitían dureza, frío y humedad. Las paredes ostentaban manchones oscuros, a medias cubiertos con unos cuadros como iconos, con velitas delante. “La decoración erótica, supongo”. Pero  no se distinguía  nada porque la luz, muy pobre, de una bombilla envuelta en papel translúcido azul, no lo permitía. Haría falta un entusiasmo inmoderado para llamarlo ambiente erótico, opinó para sí el detective.

     

       Bofarull se fijó en la mujer que tenía delante. Aun con la mala luz le pareció completamente inexpresiva, por no decir hostil. ¿Sería de especialidad sadomaso? Le tentó la idea de ahuecar el ala sin más ceremonia, pero ya la chica cerraba la puerta a sus espaldas y se dirigía a un minúsculo mostrador en un rincón.

     

    –Son diez mil pesetas. En metálico o cheque al portador. No tarjetas.

     

       El detective se arrepentía de su aventura pero, algo intimidado, pagó un precio que ya de entrada le pareció excesivo.

     

    –Tome asiento y espere, por favor –un “por favor” sin asomo de cortesía.

     

       Ocupó un cojín en un asiento estrecho, corrido a lo largo de la pared, y la chica se fue… Y Bofarull pegó un corcovo, casi cayó de narices y se volvió, asustado, hacia donde acaba de descansar sus posaderas. Había sonado un estruendo justo entre los pies del detective, seguido de un maullido prolongado y unos chirridos que rajaban los tímpanos. Tardó en comprender que allí, bajo el asiento, había un altavoz funcionando a todo volumen. Concluyó por identificar los horribles graznidos como una posible música extremo-oriental, atrozmente grabada.

     

       La chica reapareció y le indicó con la mano que la siguiera. “Ahora me enseñará las tías”, previó haciendo uso de su lógica. En un pasillo aun más lúgubre que el vestíbulo, la oriental empujó la hoja de una puerta para que el detective entrase, y se retiró.

     

       El habitáculo que se ofrecía al detective estaba iluminado, si de iluminación cabía hablar, por una bombilla envuelta en papel rojo, de menos vatios incluso que la del recibidor. Contra la pared opuesta hacía bulto una cama y, echada en ella, otra masa oscura que a Bofarull le pareció de grandes dimensiones. Se detuvo, indeciso. La masa se movió torpemente, abandonó el lecho y avanzó hacia el detective. Este distinguió, por fin, a una mujer grandona, de formas indefinidas. Cuando la tuvo a un palmo vio que iba muy pintarrajeada, con un brillo grasiento más bien repugnantesen ojos y labios, y vestida con un camisón, o quizá un kimono. Le vino la imagen de los luchadores de sumo y tuvo un instante de pánico. Produjo la moviente masa un ruido chillón, algo como “¡caliño-o-o-o!” que estremeció a Bofarull dejándolo tieso en su puesto cual cumplidor centinela . Sin contemplaciones, la mujerona le echó mano a la no muy tensa intimidad mientras recostaba la cabezota  sobre su pecho. El hombre resistía en posición de firmes. Ella levantó la cara hacia él y empezó a guiñar  los ojos como si sufriera de miopía. Se estiró, y tenía casi la estatura de Bofarull. Apartó de este los brazos con gesto consternado, como si Bofarull le gustara tan a ella como a la inversa. No obstante se rehízo enseguida, signo de  profesionalidad, y obsequió a su cliente con unas carantoñas, le pellizcó el lóbulo de la oreja al tiempo que volvía el rostro con una especie de timidez, arte de seducción verosímilmente, pensó Bofarull, y graznó: “Un momentito. Mi caliñito me espelalá un momentito, ¿veldá? … Es que… es que estoy con la legla”. Y atrayendo al hombre hacia el interior, dejó libre el hueco de la puerta, la cual entornó al escurrirse al pasillo con presurosos contoneos.

     

         Bofarull, entre desconcertado y resignado, optó por tomar asiento en la cama y esperar acontecimientos ¡Algo habría que sacarle a los dos mil duros! “Anda que si es un travesti… Por ahí no paso. Le armo la de… Y me devuelven las pelas, vaya si me las devuelven”. Los maullidos y chirridos ambientales continuaban, ensordecedores. En medio de la algarabía percibió voces alteradas, como de varios hombres y una mujer, que disputaban en una habitación contigua. Hubo unos pasos rápidos ante la alcoba y luego solo persistió el melódico tumulto.

     

       Se recostó contra la pared y… ¡el susto fue mayúsculo! Allí, en una esquina, le observaba un individuo grueso y deforme, con quietud inhumana. El detective se levantó, tembloroso, aguzando la vista. El otro le examinaba a su vez, en silenciosa calma.

     

      –¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí? –articuló penosamente Bofarull. Sin esperar respuesta, retrocedió pesadamente, palpándose la pistola. Entonces, reuniendo toda su agresividad, acometió al hierático sujeto.

     

      –Fisgando, ¿en? Te vas a enterar.

     

       Le aplicó una tremenda patada al lugar de la entrepierna. Antes de que su víctima llegara siquiera a doblarse ya la había lanzado un derechazo a la cara; en un instante atenazó por el pecho al fisgón y, girando sobre sus talones, lo proyectó sobre su espalda, tirándolo de cabeza al suelo. Y allí quedó yerto y sin haber exhalado una queja.

     

      

  21. Manolo dice:

    Corpus Christi en Sevilla, de la suite Iberia de Albéniz, interpretada por Gustavo Díaz Jerez.

    https://youtu.be/ea4cYYnTuH4

  22. Manolo dice:

    La jota de La Bruja, de Ruperto Chapí.

    https://youtu.be/0Q9SeKrDUmA

  23. Manolo dice:

    Agosto, de Los meses del año (Las estaciones), de Chaikovski

    https://youtu.be/WVu5K3MRR2g

  24. Manolo dice:

    Cantos canarios de Teobaldo Power

    https://youtu.be/m0w-iTlJjzc

  25. Lasperio dice:

    Pues acá nos la hicieron de golpe y sin avisar hace rato. Que la producción, distribución y comercio de pornografía ya son delito. Cortesía de la suprema corte. 

    Queda al criterio de los jueces determinar si una novela, por ejemplo, es arte o porno. Y así con lo demás.

    A mí se me hace que por no verse como unos gilipollas las películas de las sombras de Gray o como se diga sí pasarán el filtro. También el marqués y algunas novelas de autores de reconocido prestigio (ja).

    Los mismos que no combaten la verdadera trata de blancas, en manos de las peores gentes que pueda uno imaginarse, ahora sí cargarán contra el que escriba novelas subidas de tono, implicando que trascienda en el mercado su trabajo. 

  26. Pío Moa dice:

     

     

     

        Bofarull, deliberadamente, se había sentado en el borde de la mesa para dominar a sus tres invitados, hundidos en los desvencijados butacones y sofá. Genarín y Crevillente, visiblemente nerviosos, sobaban con similar ademán sus respectivas coletitas o se cogían y soltaban los aretes que embellecían sus orejas izquierdas. La expresión de Olegario era de desconfiada expectativa.

     

     –Bien, muy bien… Buenos días otra vez, y gracias por haber acudido. Está claro que les interesaba mucho venir, como les indicaba en la nota, en especial a uno de los presentes  –miró fijamente a Olegario—En fin, permítanme una pregunta inicial: ¿alguno o algunos de ustedes han estado en Grecia? ¿En Atenas, concretamente?

     

       Ninguno de los tres creyó oportuno contestar. Bofarull insistió con su mirada sobre Olegario.

     

      –¿Y en Plaka, para ser más concretos? ¿En el celebérrimo barrio de Plaka, al pie de la Acrópolis?… Bien, ya veo que no dicen nada y, para ser sincero, me lo esperaba. Pues sucede que, como ya ustedes imaginarán, yo soy hombre muy viajado, poseedor de diversos idiomas. Hablo el inglés mejor que el castellano y casi tan bien como el catalán; allá, en Cataluña, ustedes perdonarán, seguimos esa vía modernizadora… Pero con esto me distraigo del tema. Viajar es muy provechoso para quien se dedica a profesiones como la mía. Amplía horizontes, créanme, y llega a proporcionar unas pistas increíbles. Hace poco, ayer, para ser exacto, me gusta la exactitut, encontré inesperadamente, al investigar el asunto que ustedes conocen y que les concierne, un estrafalario monigote hecho de papeles y pajas mal retenidos con cola y una red de alambre ¡Cosa curiosa!, me dije, ¡cosa en verdad curiosa! Porque el repulsivo espantajo –Crevillente se agitó, controlándose de inmediato—me resultaba extrañamente familiar. Sí, ¡muy extraño!, me dije. Mi materia gris entra entonces en acción con eficiencia hija de una larga práctica, así como de dones naturales sin los cuales bien poca utilidat reportaría aquella, y de pronto me suministra una clave interesante. En efecto, yo había visto ese monigote, u otro idéntico… Mi memoria fotográfica es extraordinaria… Pero ¿dónde?

     

       Hizo una pausa teatral, recreándose en el asombro de sus invitados.

     

      –¿Dónde, pues? ¡En el barrio de Plaka! ¿O era Anafiótika? Da igual, por ahí se van. Decoraba el porche de un establecimiento de no sé qué. ¿Un burdel? Muy posiblemente. Un monigote asqueroso, grotesco. Al instante pensé: Plaka… Atenas… ¡Ateneo! ¡Eppur si muove! Un hilo conductor perfecto.

     

       Crevillente tosió, Genarín se amasó con saña la coleta, Olegario abría ojos como platos.

     

     –¿Y adónde conduce ese hilo? –inquirió el último.

     

    –Enseguida, enseguida, no se precipite. Aunque a usted, precisamente a ustet, quizá no haga la menor falta que se lo aclare.

     

     –¿Cómo que no? No entiendo ni jota.

     

    –Pues ya entenderá, no se preocupe. Y le ruego que no vuelva a interrumpirme. ¡Las preguntas, al final!

     

       El ruego, si bien dicho en tono impositivo, era muy fundado. Bofarull había empleado media noche en elaborar el discurso con el que acorralaría paso a paso al culpable, ligando indicios, probando hipótesis. Una delicada cadena lógica cuyo desarrollo exigía máxima concentración. La interrupción de Olegario le enredaba los eslabones.

     

       –¿Y qué ha querido decir con eso de eppur si muove?

     

     –¿Que qué quise decir? –el detective se ruborizó—Pues lo que sabe todo el mundo. Que lo conseguí, ¿no?

     

     –¡Y yo que le creí por un instante un hombre culto! ¡Qué bien hice en romper tratos con usted! Significa, buen hombre, y para que se entere, “el puro movimiento”, ¡acémila!

     

      –¿Es verdad eso, Crevi? –preguntó Genarín

     

     –¡Qué va! Ahora no caigo en lo que significa, pero seguro que no es eso.

     

     –¡¡Silencio!! – ladró furioso el detective.

     

       Callaron. Bofarull forzó su memoria. ¿Por dónde seguía el hilo? Lo había perdido por completo.

     

     –Quiere hacerse el listo, ¿eh?, y dejarme por ignorante. Soy un modesto detective, cierto, pero le daré para el pelo, como me llamo Francesc.

     

       No pudo continuar. ¿Cuál era siguiente paso lógico? Pero si no daba con el argumento, al menos sabía ya sin lugar a dudas quién era el criminal.

     

     –En dos palabras, yo le acuso a ustet, don Olegario de la Dehesa y Gómez, secretario del Ateneo de Madrit, de haber estado en Atenas… –rompió por fin, rabiosamente.

     

      –¿Cómo? ¿De qué me acusa?

     

      –De eso y de más. Usted conoce Plaka y se ha traído de allí el maldito monigote. O, si no, ha fabricado uno imitándolo a la perfección.

     

      –¡Pero bueno, este tío, está majara!

     

       Genarín y Crevillente ponía cara de no dar crédito a sus ojos y oídos.

     

    –¡He viajado la tira, ya se lo dije, y no me chupo el dedo! En ninguna otra ciudad del mundo, pero es que en ninguna, y conozco cantidat, he visto yo un monigote semejante. Y les puedo asegurar que es algo que no se olvida ni se confunde fácilmente.

     

      –Aunque fuera cierto, no hay delito en importar un monigote, como usted lo llama –insinuó Crevillente con suavidad.

     

      –¡Exacto! Lo que pasa es que este sujeto, con sus interrupciones, me ha cortado el hilo. La cosa es de otra manera, pero va por ahí. En cumplimiento de mi misión, de mis investigaciones, ayer llegué a una maldita casa de putas o algo por el estilo, una casa hispanojaponersa o cosa por el estilo, y allí descubrí al monigote, o cosa por el estilo. Es decir, al monigote.

     

       Olegario palideció. Bofarull se percató de ello y recobró su ímpetu.

     

      –Y ustet, Olegario de la Dehesa y Gómez, secretario del Ateneo de Madrit,  ustet entró en ese antro. Lo vi con mis propios ojos desde el bar de enfrente. Porque yo vigilaba, ¿qué se creía ustet? ¿Y qué hacía ustet allí? ¿O se atreverá a negarlo?

     

     –Yo… Yo… Yo fui porque leí un anuncio en El País…y como se refería a tecnologías y ciencia, y yo soy muy aficionado a esos temas, pues quise enterarme de qué se trataba.

     

     –¡Excelente coartada! Pero no le valdrá. No conmigo, muchacho. Para empezar, niégueme, si se atreve, que encontró allí un monigote como el que he descrito.

     

     –No, si no lo niego, lo que sucede es que yo…

     

      –¡Ajá! Empieza a reconocer cosas. Ya irá confesando hasta el final, no tenga pena.

     

      –¿Pero qué tiene de malo encontrar un monigote en  una casa? Además no había nadie, y la puerta estaba entornada… Y si usted vigilaba desde el bar, como dice, es que ya había estado en el sitio. ¿Dejó usted la puerta abierta? Yo, desde luego, no cogí nada, ni el monigote ni nada.

     

      –Y me va a contar también que no reparó en las pinturas con velitas colgadas en la paret.

     

       –Sí, me suena que había unas velas y cuadros, pero no les presté atención, porque apenas se distinguían, y al notar el muñeco en el suelo creí que era un ser humano. Grité pidiendo ayuda, pero nadie venía y además había un ruido infernal. Luego lo palpé y me di cuenta de que era un espantapájaros. Me pareció extraño, así que me di el bote… Perdón, con los nervios ya no se expresa uno como… Y tampoco había nada de tecnología…

     

      –Estoy al corriente de esos datos. Pero ustet intenta ocultarme lo principal.

     

     –¿Y qué es lo  principal?

     

    –Lo principal es que ustet conocía de antemano todo eso, noi ¡Y cómo no lo iba a conocer –clamó  dirigiéndose con un gesto ampuloso a Crevi y a Genarín—si ustet es quien montó ese vil negocio! ¡Un puticlub con bienes ajenos. ¿O imagina que nos chupamos el dedo? Ya le he obligado a reconocer, ante testigos, lo del monigote, y le juro que le haré confesar…

     

    –¿Es que ha pasado el monigote de contrabando? ¿Sin pasar por la aduana? –inquirió Genarín—Ese es un delito grave, y no me sorprendería, conociendo al menda. Es un chorizo vulgar, lo tengo bien filado..

     

       Bofarull volvió a desconcertarse. No había pensado en contrabandos.

     

       Olegario se abalanzó a la butaca de Genarín y cogiéndolo por la pechera lo alzó en vilo con una sola mano.

     

     –¡Repite eso de chorizo, maricón de playa!

     

      –¡Ay, ay, ay, ayúdenme, que me pega!

     

       Bofarull no estaba dispuesto a consentir tales escenas en su hogar, Empuñó su star corta y encañonó a Olegario.

     

      –¡Siéntese, imbécil! ¿Dónde hostis cree ustet que está?

     

       Olegario quedó petrificado.

     

      –¿Me amenaza con un arma?

     

     –Ya lo estás viendo. Y aquí te quedas quietecito hasta que yo haya terminado de hablar. Entonces te dejaré hacer preguntas, ¡pero no vuelvas a interrumpirme! ¿Entendido?

     

      –Esto lo haré constar en la denuncia. Hay testigos.

     

      – ¿Qué testigos? –replicó Genarín con sorna—Yo solo he presenciado tu sádico intento de liquidarme.

     

     –¿Se quieren callar de una vez? Ya no tengo ni idea…¡Cagonlaleche! –encañonó de nuevo a Olegario –¡Como vuelva a oírte hablar, te dejo seco!, gruñó con rencor.

     

      –Esto le costará muy caro

     

      –A ti sí que te costará caro. Unos años en la trena te dejarán como nuevo.

     

     –¿Le importaría continuar con sus brillantes deducciones? –sugirió educadamente Crevi.

     

       –¡Si es que este cabrón no me deja! –agitó el arma en dirección a Olegario, que prefirió enmudecer — ¿Por dónde collons andaba? Ya he vuelto a embrollarme por culpa de este…

     

  27. Lasperio dice:

    No todo en la modernidad es malo. La Iglesia ha evolucionado de la quema de científicos a la condena de la pena de muerte. 

  28. Finalmente habrán elecciones anticipadas en España, porque Rothschild ha apostado por ellas…

    «The Economist» apuesta por elecciones anticipadas porque «España no puede permitirse dos años más sin hacer nada»
    La revista británica indica que hace seis años que España parecía ser «la mayor calamidad económica de la Unión Europea», pero «gracias a las reformas estructurales y a un poco de suerte» se encuentra en una recuperación «sostenida».
    https://www.abc.es/espana/abci-economist-apuesta-elecciones-anticipadas-porque-espana-no-puede-permitirse-anos-mas-sin-hacer-nada-201807281320_noticia.html#ns_campaign=rrss&ns_mchannel=abc-es&ns_source=fb&ns_linkname=cm-general&ns_fee=0

  29. Manolo dice:

    En unos cuantos dias la NASA lanzará la sonda Parker que se acercará mucho al Sol.

    https://www.abc.es/ciencia/abci-parker-solar-probe-nasa-envia-nave-no-derretira-201807210357_noticia.html

    Al final la NASA se ha gastado un dineral en el escudo termico de la sonda en vez de irse acercando sigilosamente al Sol durante la noche, que era el plan original.

  30. Alberto GT dice:

    Lasperio, dime cuantos cientiricos ha quemado la Iglesia por sus opiniones cientificas exclusivamente. Mejor, dime uno solo.

  31. Pío Moa dice:

    Nuevo hilo