Próximamente iniciaremos un nuevo seminario con el tema”La posición de España en Europa”
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De vez en cuando algunos intentan basar el problema de Gibraltar en el tratado de Utrecht, unos para afirmar que España entregó el peñón y no tiene derecho a reclamarlo, otros para promover reivindicaciones parciales de aguas o terrenos para España.
La realidad es que el tratado nunca se cumplió, pues desde el primer momento lo vulneraron los ingleses ocupando más terreno y edificios de los acordados, y adueñándose de aguas aledañas, política que continúa hasta ahora mismo.
Por otra parte el tratado dejó de tener el menor valor de referencia desde los años 60, cuando Londres, con típica pillería, declaró colonia a Gibraltar para aplicarle el “derecho de autodeterminación”. Evidentemente los llanitos, instalados allí por los ingleses, que odian y desprecian a España, y vivían y viven de la base militar, se “autodeterminarían” a favor de Inglaterra de modo ya definitivo. Sin embargo Londres cayó en su propia trampa por obra de la hábil diplomacia franquista. De este modo, la ONU declaró que Gibraltar debía volver a España, atendiendo a los intereses de los llanitos, que no debían ser perseguidos ni expulsados, pero no a sus deseos, que evidentemente iban contra España. (Otro de los grandes logros de aquella diplomacia consistió en negociar con Argentina la compra de cereales y carne, adelantándose unos meses a la criminal declaración de aislamiento de España, que habría causado una tremenda hambruna en el país).
Como quedó claro en el reciente seminario, fueron los políticos españoles, especialmente en la transición y después con el PSOE en el poder, quienes anularon la victoria de España, convirtiendo lo que había sido una ruina para Inglaterra, en un emporio económico que le permite sobornar y corromper a autoridades y periodistas no solo en Andalucía sino en todas partes. Mientras procuran, esos políticos, hablar lo menos posible del problema, de modo que la opinión pública no tome conciencia de su enorme gravedad y alcance. De ahí que la labor que hemos emprendido se dirija ante todo a crear esa conciencia. Recordemos de paso que la casta política que mantiene y engorda la colonia sin el menor pudor, es la misma que ha engordado los separatismos, o convierte a las fuerzas armadas españolas en un ejército lacayo al servicio de intereses ajenos, bajo mando ajeno y en idioma ajeno, o funciona con leyes totalitarias como la de memoria histórica o las de género… Con ello nos damos cuenta de que al exponer la cuestión de Gibraltar estamos denunciando a semejantes elementos corruptos y enemigos de España o indiferentes a ella. Porque mientras esos partidos no sean desplazados por otros de nuevo cuño, ni este problema ni ningún otro se resolverá: al contrario, la especialidad de ellos es crear otros nuevos, como los que nos busca ahora con Rusia.
No hay que hablar del tratado de Utrecht, sino de la devolución pura y simple de un territorio invadido. Se trata de una cuestión de fuerza, que no tiene por qué ser militar. De momento, España tiene la fuerza moral, diplomática, política y económica, y ello debería bastar para recuperar ese trozo de España colonizado por una potencia a la que nuestros infames políticos consideran amiga y aliada, en realidad ama y señora. Por lo que solo gobiernos dispuestos a emplear esas fuerzas pueden alcanzar el objetivo. Y esos gobiernos no existen, los actuales deben ser desplazados, y la reivindicación de Gibraltar puede ser una palanca para expulsarlos y sustituirlos por una alternativa democrática y española.
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*Un gobierno que no cumple ni hace cumplir la ley es un gobierno delincuente. Y la ley no se cumple desde hace mucho tiempo, habiendo llegado a una situación de golpe de estado permanente.
*Cuando una clase política se compone de delincuentes, como hoy ocurre, la judicialización de la política es necesaria. El problema es que muchos jueces también están “politizados”.
*Hay algo que bloquea toda respuesta a los separatismos, a la ETA, a Gibraltar y a todas las fechorías de esa gente. Ese algo es el PP, cómplice de los demás.
*La canción de Israel en Eurovisión refleja muy bien el clima entre grotesco y monstruoso que se va imponiendo en Europa. El embrutecimiento.
*Un régimen que fomenta y financia el separatismo, que premia a la ETA en las instituciones, que tiene leyes totalitarias como la de memoria histórica o las de género, no es una democracia.
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![Los nacionalismos vasco y catalán: En la guerra civil, el franquismo y la democracia de [Moa, Pío]](https://images-eu.ssl-images-amazon.com/images/I/51poSpsG8%2BL.jpg)
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Parece que la carta de Jaume Ripollet i Bohigas, alumno de la Universidad Rovira i Virgili, al profesor de la Pompeu Fabra y ex detective señor Bofarull i Bofarull (ver comentario del 27 de agosto, en este blog), ha levantado ronchas en algunos, según la réplica que me envía mi atenta corresponsal de Reus:
“Hace tiempo que dejé de contestar a estos maketos, porque está claro, un maketo es un maketo, ya lo aclaró nuestro gran Maestro Sabin, y ¿qué se puede esperar de un maketo? Lo digo sobre todo por los catalufos esos tan engreídos, como el tal Jaume Nosekehostias i Nosékerrollos, que ya ha hecho que se me inflen los cojones y me obligue a darle la respuesta que se merece.
Pues en su carta al tal Bofarull carolingio ese de la Pompeu Fabra (¡qué risa!) dice el tal Jaume que en Grecia les dijo a unos baskos que pedirían al guía explicaciones en euskera, y que los baskos se le rieron en la jeta, y termina el tío: “Me di cuenta de que hay todavía mucho vasco absurdo y atrasado, desde luego están más atrasados que nosotros, lamentablemente: mucho tiro y mucha bomba, pero luego, nada”. Mire usted, tontolaba, claro que, si nosotros querríamos, el euskera se convertía en la lengua internacional, porque es la lengua más perfecta, lo cual es bien sabido y aceptado por todos los especialistas hoy día. Pero resulta, entérese usted bien, que el euskera no es un idioma para que lo hable cualquiera así como así, es el idioma más antiguo del mundo, probablemente ya lo hablaba Noé, eso lo han demostrado varios científicos del PNV, y, como comprenderéis, no vamos a andar divulgándolo de cualquier manera como un idioma más. Hablar euskera no lo habla el que kiere, sino el ke puede, y sin haber nacido en Euskadi… pues difícil va a ser. Incluso mutxos de nosotros mismos lo hablamos poco y en okasiones especiales, precisamente para no desgastarlo, porque es como una joya, que no hay por ké andar exhibiéndola por ahí a trotxe y motxe. “Si los maketos aprendieran el Euzkera, tendríamos que abandonar éste” ya lo dijo el Gran Arana. Se entiende, ¿verdad? No es como el catalán, que aparte de que no lo habla casi nadie, es que se ve enseguida que es como un dialecto del español, de tanto como se parecen, con un toque de franchute. Y le voy a decir una cosa a esos karolingios: traten de aprender euskera y ya verán como no lo consiguen ¿Y por qué? ¡Ah…! Contéstense ustedes mismos.
Y lo de los tiros y las bombas, se lo van a meter ustedes por donde les kepa, que los baskos como debe ser, los baskos nacionalistas, a esos me refiero, ya sé que hay algunos malos baskos que no merecen el título, tíos amaketados y que, lo decía muy bien nuestro Maestro “merecen ser arrastrados desde la cumbre del Gorbea hasta las peñas del Matxitxako”, pues los baskos de verdad somos de natural pacífiko, y si se quiere, humanista y científiko, por lo menos como ustedes y más, excepto que nos toquen mutxo los kojones, porque entonces nos defendemos, claro está. Ustedes los katalufos saben bastante de eso, porque ¿no se dicen ustedes carolingios? Pues los carolingios, según tengo entendido, eran frankos, y bien para el pelo les dimos en Roncesvalles, así que espero que no les queden ganas a ustedes de volver a las andadas, ya saben lo que les espera si se pasan y se ponen demasiado tontos.
Pero ké hostias, ahora que lo pienso, ¡qué coño van a tener ustedes nada que ver con los francos, los carolingios y toda esa gente! Los frankos se parecían más a los baskos, kiero decir, eran altos y rubios, y ustedes, bueno, cada vez que yo veía al Jordi Pujol ese, es que me partía de risa, o al Carod y toda esa banda, con pinta de cacereños, tíos setas alimentados con tocino y bellotas. ¿Pues anda que no viven ustedes de ilusiones, como los tontos de los kojones! Si ya lo decía nuestro Maestro de los maketos, y recuerden que ustedes es lo que son, les guste o no les guste: “más que hombres parecen simios poco menos bestias que el gorila; no busquéis en sus rostros la expresión de la inteligencia humana ni de virtud alguna: su mirada sólo revela idiotismo y brutalidad”. Me doy cuenta de que es lamentable, pero es la realidad, y la realidad hay que conocerla y afrontarla, qué se le va a hacer. Fíjense en cambio en nuestro Arana, calificado con justicia en la prensa baska de “Bello Apolo euzkeldún con la hermosura corporal del crinado numen lírico, prototipo de la belleza viril”. Pues hay estas diferencias, señores carolingios de pega. ¿Que les fastidian? Pues les repito, ¡qué le vamos a hacer! Y no traten de impresionarnos con sus sapiencias de Sócrates, Homero, Julio César y todos esos, porque no lo konsegirán, ¡a nosotros con esas murgas!
Y vuelvo a citarles al Maestro: “No es razonable la alianza de los catalanes y los bizkaínos; pues no son semejantes los sujetos Bizkaya y Cataluña, ni se parecen en su desgracia; ni tienen un enemigo común; ni son las mismas sus aspiraciones. Equiparar nuestro derecho a constituir nación aparte con el derecho que le sirviera de base al nacionalismo catalán, sería rebajar el nuestro. Nunca discutiremos si las regiones españolas como Cataluña tienen o no derecho al regionalismo que defienden, porque nos preocupan muy poco, nada por mejor decir, los asuntos internos de España”. No quiero parecer descortés, pero más vale que se vayan enterando de unas cuantas verdades y dejen de vivir de ilusiones, señores “karolingios”.
Iñaki Eguaraz Hernandorena, sin otro título que el de Buen Basko.
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Me lo hace llegar mi corresponsal de Reus:
Admirado profesor Bofarull i Bofarull
Aun sin haber tenido respuesta a mi carta, y después de los rebuznos del tal Eguaraz, me permito relatarle una nueva y dolorosa experiencia para que compruebe el atraso de muchos de estos bárbaros que se llaman antiespañoles y son más españoles que los españoleitors, con eso se lo digo todo. Este verano fui también a Galicia con dos amigos, también patriotas catalanes, a los que yo hacía de traductor, porque yo hablo y entiendo un poco, bueno, bastante, el castellano, qué remedio, me obligaron a estudiarlo, menos mal que eso ya va cambiando. Fuimos a una excursión por el río Sil que llaman Ribeira Sacra (¡sacra! ¿ve usted? En plan religioso y tal, a estas alturas). La carreterucha hasta allí era africana, qué africana, española, y nos preguntábamos los tres qué hace esta gente con la pasta que nos sacan a los catalanes y que dicen que es para mejorar a esas naciones atrasadas como Galicia. Ya te jode que encima de que nos roban los cuartos a través del Estado español, solo sepan hacer chapuzas… menuda panda de vagos e ineptos, estos gallegos. ¡Gallegos! Ya la palabra dice mucho. Ya nos íbamos calentando al comentar estas verdades, cuando dimos con un bache enorme, el coche medio se hundió y pegó un brinco, Oriol y Jordi se pegaron un hostión de cuidado con el techo y quedaron con tortícolis para todo el día, las ruedas de delante perdieron el paralelo, y así el coche iba por donde le daba la gana. Fue un milagro que no nos cayéramos por uno de aquellos barrancos. Conseguimos llegar al embarcadero, y algunos palurdos de estos se nos quedan mirando mientras maniobramos penosamente, y al ver los CAT de medio metro que llevábamos junto a la matrícula y en los dos lados del coche, va uno y comenta: “Ah, claro, es que son catalanes”, como diciendo qué otra cosa podían ser tales gilipollas, cuando llegábamos así por culpa de ellos y de sus putas carreteras. Encima de lo que nos mangan, ¿eh?… Si mis compañeros no fueran medio lisiados por lo del bache, con la cabeza doblada sobre el hombro, creo que les habríamos enseñado lo que es la sangre almogávar y carolingia.
Pero lo peor fue cuando subimos al barquichuelo con el que dan paseos por un tramo del Sil. El sitio no estaba mal, me recordaba un poco a los fiordos noruegos en los que tanto disfrutamos hablando catalán con los naturales, tan amables y civilizados, seguramente de estirpe carolingia también, o por lo menos parecidos. Bueno, el paisaje no estaba mal, ya digo, pero la chusma de por allí… Total, que la tipa que iba explicando las cosas hablaba con voz muy dulce pero resultó una arpía de no te menees. Voy y le digo que nos hable en catalán, y la tía borde nos contesta en gallego. Yo la entendía bastante, porque el gallego, aunque le dicen idioma, yo creo que es un castellano mal hablado y nada más. Me mosqueó que la tía se pusiera en plan chulo, y le dije que en Grecia y en Noruega, y en muchos sitios más, los guías y tal nos hablaban normalmente en catalán, y no comprendía cómo dentro del Estado español, mucho más cerca, no se nos atendía igual en nuestro idioma, y que luego encima nos llaman separatistas, cuando son ellos los separadores, los que por la puta envidia no reconocen la pujanza internacional de nuestro idioma. Y la tía, que no nos hace puto caso, se da la vuelta y se mete en la parte cubierta del catamarán, así le llaman, creo, que si estuviéramos en Cataluña llevaría ya veinte años desguazado.
Entonces nos subimos a la cubierta de arriba, que tenía unos bancos al aire libre, para olvidar los sinsabores y disfrutar un poco del paisaje, ya digo, lo único algo bueno, por no decir lo único soportable de todo aquello, aunque el pasaje era demasiado caro. En mala hora se nos ocurrió ir a esta maldita nación. Oriol y Jordi, por lo del cuello, tenían que hacer números para mirar arriba hacia aquellos picachos, se retorcían, gemían y sufrían lo indecible. Y en estas, que la tía burra, por la megafonía, interrumpe las explicaciones turísticas y suelta: “Atención, hay aquí tres golfos que no han pagado el pasaje, y para que no siente precedente y sirva de advertencia, voy a decir sus nombres”. Y suelta mi nombre y el de mis compañeros. Porque olvidé decirle que los billetes hay que reservarlos en el hotel, y en la reserva venían nuestros nombres. Hervíamos de indignación, ¿así tratan a los turistas por estos pagos? ¿A los que les damos de comer? Pero Jordi dijo: “Hagamos como que no hemos oído, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”. Y entonces va la arpía y grita por el altavoz: “Son esos tres que van sentados en el banco segundo de la izquierda, dos de ellos con el pescuezo torcido”. Y la gente mirándonos y cuchicheando. Uno me pareció que hablaba de tirarnos al agua. Aquello ya era demasiado, señor Bofarull, aquello ya no podía ser. Descendimos bajo cubierta, donde hablaba la maldita individua, y le dije:
– Ha de saber usted, señora, que sí hemos pagado ya, que no debiéramos haberlo hecho, porque no se respeta nuestro derecho a recibir las explicaciones en catalán. Es la primera vez en mi vida que nos tratan de esta manera, voy a protestar a…
– ¡Qué carallo van a haber pagado ustedes! ¡A ver si creen que soy tonta!
– ¡Le digo que hemos pagado, y que vamos a presentar una protesta…!
– ¡Pues si han pagado, vuelven a pagar, qué carallo! Primero me obligan a decir por megafonía lo que he dicho, que es algo muy violento, créanme, muy desagradable para mí, y encima vienen aquí a llamarme mentirosa y a amenazarme. ¡Carqueixo! ¡Carqueixo!
Y que sale de no sé donde una especie de bestia parda con un cuchillo de monte al cinto, un cuchillo como un alfanje, vamos, y nos dice posando la mano en la empuñadura:
– Qué pasa aquí, ¿quién está amenazando a mi perlita del Caribe? ¿Quién se atreve a llamarla mentirosa?
Y la tía pedorra, que se echa a llorar diciendo:
– Me han obligado a tener que decir que había tres golfos que no pagaban, con lo desagradable que es tener que decir esas cosas… Y no quieren pagar…
¿Usted cree que se puede razonar con semejantes bestias, señor Bofarull? ¡Esos ni se habían olido el talante carolingio, se lo puedo asegurar, estoy seguro que se lo dices y ni saben de qué les estás hablando! Estuve por darle una patada en los huevos al tío, pero Oriol, con la cabeza penosamente doblada, me advirtió al oído: “Tranquilo, Jaume, tranquilo, que nos pierdes. Que luego viene la Guardia Civil, y ¿a quién crees que va a darle la razón? ¿Nos va a dar la razón en cuanto sepa que somos catalanes? Ni de coña, nos empapelan a los tres y nos meten en chirona. Si hay que pagar otra vez, pagamos y ya está”. Me di cuenta de que era un aviso lleno de seny, señor Bofarull, aunque muy amargo, cada vez que pensaba en la borrachera que iban a coger aquella pareja de piratas con el sobresueldo que tuvimos que aflojarles, porque lo único que deben saber hacer bien por esta desdichada tierra es empinar el codo, bueno, es que me daban ganas de volver y hacerles un agujero en el barco, con ellos dentro atados y amordazados.
En fin, señor Bofarull, así están las cosas por esas naciones que dicen que se solidarizan con nosotros. Creo que hay que montar una campaña de boicot turístico para que, al menos, no se beneficien de nuestros euros en estos países de salvajes. Y por supuesto, escribiré a la Generalitat para que tome cartas en el asunto, porque no puede permitirse que traten así a unos ciudadanos catalanes, y menos en un país de mierda como Galicia, de donde han venido tantos muertos de hambre a que les demos de comer en nuestra nación, y los cabrones así nos lo agradecen. Después de volver a casa, gastándonos una pasta en paralelar las ruedas y en linimentos y tal, todavía me hierve la sangre, cada vez que me acuerdo. Después de esto ya no me extraña nada de los Eguaraces y Carballeiras, los creo capaces de cualquier cosa, hasta de declararse españolísimos el día menos pensado.





