La tesis básica de los separatismos es, junto con un pueril racismo de fondo, que Cataluña o Vascongadas son “naciones”. También pueden serlo Galicia, Andalucía o cualquier otra región, solo es cosa de ponerle voluntad. Naturalmente, el concepto de nación, como tantos otros, puede ser definido de muchas formas, pero atendiendo a la historia y a realidades políticas bastante claras, una nación es una sociedad culturalmente bastante homogénea con un estado propio. Atendiendo al aspecto cultural, algunos han distinguido entre “nación cultural” y “nación política”, pero creo que es una complicación innecesaria.
En España, ni Cataluña ni Vascongadas tuvieron nunca un estado independiente. Sí lo tuvieron por algún tiempo León, Castilla, Aragón y Navarra, muy brevemente Galicia, lo que motivó complejos procesos de disgregación e integración, predominando por fin los segundos. La integración fue posible tanto por una base cultural común, con diferencias menores, como por la también común inspiración de reconquista del reino hispanogodo creado por Leovigildo y Recaredo. Ninguna región tiene, por tanto, historia independiente, y debe reconocerse que sin su integración en la entidad superior España, la historia de cada una de ellas sería tan poco relevante en el desarrollo de la humanidad como la de Transilvania, Carelia o Bután.
Los separatismos se asientan precisamente sobre el odio a España, reflejo de la leyenda negra. Como todos son “naciones”, tienen derecho a un estado separado, y este es el contenido esencial de los separatismos, por lo que jugar con el concepto de nación, como hacen Juan Manuel de Prada y los propios separatistas, es cualquier cosa menos inocente. El ideal de Prada es volver al Antiguo régimen, o mejor a la Edad Media. Y de paso atacan a VOX, que asoma como una reacción necesaria. En claro: se trata de disgregar España o reducirla a una “nación de naciones”, como dicen algunos con típico embrollo mental y para disimular. Y ello, además, en unos momentos en que España sufre por abajo el embate de los disgregadores y por arriba el de quienes intentan destruir la soberanía española disolviéndola en la UE.
En los dos casos se trata de aniquilar la soberanía española, es decir, la propia España, y no es casualidad que ambos intentos, lejos de oponerse, se combinen y se lleven adelante precisamente por los mismos partidos. Los gobiernos que hemos tenido, sean del PP o del PSOE, han alentado y financiado los separatismos, y al mismo tiempo han ido entregando soberanía a la burocracia de Bruselas. Todo ello en medio de una palabrería embrollada y falsaria que ha conseguido engañar a mucha gente.
La política en España es puro ilusionismo y farsa, pero está llegando ya muy lejos y por primera vez se percibe una reacción popular. Esperemos que no sea tardía, porque se ha dejado avanzar demasiado a los que odian a España.
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¿Cambió la historia en España del 11-m? A raíz de él, cambió, desde luego, y en un sentido preciso: se formó un tercer frente popular con socialistas y separatistas principalmente, que invirtió ya por completo la decisión popular de diciembre de 1976, de una democracia DESDE y no CONTRA el franquismo. De ahí la importancia de la ley de memoria histórica, que no solo ataca al franquismo y a la verdad de la historia, sino también a la democracia, pues ninguna democracia puede promulgar una ley semejante, propia de regímenes como el de Corea del Norte. Sin embargo, la ley pasó y fue aplicada, no solo por el nuevo frente popular, sino también por el PP, lo que revela la extrema degradación del régimen del 78.
Es decir, se impuso de hecho un nuevo régimen. Otro de sus objetivos fue rescatar a la ETA de la ruina, arruinando así el estado de derecho, para hacer de ella una potencia política que actuase en la misma dirección de sus compinches. El nuevo frente popular reforzó un impulso que venía de atrás a los separatismos y a la disolución de España en la UE. Y a los multiculturalismos impulsados por la propia UE, junto con el abortismo masivo y leyes “de género” aún más misóginas que misándricas. Hoy vivimos en un nuevo régimen, que no es democrático y amenaza muy gravemente las libertades de todos y la propia existencia de España.
¿Ha sido esta deriva resultado del 11-m? En mi opinión no. Los autores del atentado no podían prever que su resultado no fuera justamente el contrario. De hecho, hubo una especie de forcejeo entre PP y PSOE al respecto: si la ETA era la autora, ganaría el PP; si eran los islamistas, podía ganar el PSOE. Este vio enseguida la jugada, inventó calzoncillos suicidas, etc.., y acorraló al gobierno. Porque, según su mensaje, el verdadero culpable del atentado sería el PP, por haber metido a España en la guerra de Irak, mientras que los islamistas, en definitiva, no hacían más que vengarse de un ataque previo. Hacían justicia en cierto modo. Yo también creí esa versión al principio, máxime cuando una primera medida del gobierno fue retirar las tropas de Irak: esto parecía el premio de Zapatero a los terroristas: beneficio mutuo.
Lo que cambió la historia e impuso un nuevo régimen no fue el atentado en sí, cuyo origen permanece incierto, sino su explotación, tan rápida y hábil, por el PSOE. Debe reconocerse que le fue posible hacerlo por dos razones: a) la campaña electoral de Rajoy, típicamente economicista, le estaba resultando muy mal, haciéndole perder gran parte de la ventaja con que la había iniciado. b) El PP nunca defendió con argumentos su intervención en Irak. Típico de señoritos cutres y cabestros, pensó que en cuanto pasara algún tiempo la cosa se olvidaría y perdería todo valor político. Siempre fueron maquiavelillos de aldea.
Por mi parte sostuve entonces que la intervención en Irak tenía tantos argumentos a favor como en contra, pero que ya que estábamos en la OTAN y aliados a Usa, la balanza podía inclinarse a favor. Además, los partidos que agitaban en contra lo hacían con argumentos realmente criminales, de apoyo a tiranías genocidas. Hoy creo que España debe recuperar su política de neutralidad y no intervenir –necesariamente lo hace como auxiliar o lacayo– en operaciones de interés ajeno, bajo mando ajeno y en lengua ajena.
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Para las redes sociales:
*Un régimen con una ley norcoreana como la de memoria histórica, o con leyes antijurídicas como las de género, no es una democracia.
*El nuevo Frente Popular formado por el PSOE a raíz del 11-m, rescató a la ETA de la ruina, arruinando el estado de derecho, porque la consideraba “de los nuestros”. Y la convirtió en una potencia política para reforzar dicho frente. Siempre se olvida que ETA y PSOE comparten hasta un 90% de ideología.
*Cataluña nunca tuvo un estado propio, por decisión de los catalanes. Nunca fue una nación. Y siempre se autodeterminó como española. Los catalanes siempre se sintieron españoles, hasta que unos orates convencieron a los más tontos de ser una raza superior.
*El ideal de Prada, en su hipócrita apoyo al separatismo, es volver a la Edad Media. Y de paso ataca a VOX, la única reacción necesaria que está emergiendo.
*Los fueros catalanes eran los más opresivos de España contra los campesinos, sobre quienes los señores tenían de hecho autoridad de vida o muerte. Por eso Cataluña sufrió largas etapas de guerra civil y bandolerismo.