Siendo Franco una figura excepcional y árbitro de su régimen, sin que tuviera sucesor a su altura, los políticos del franquismo buscaban, con diversas opciones, cómo podría evolucionarse sin traumas a un régimen democrático convencional, aunque algunos pesaban conservar el franquismo tal cual: 237 – ¿Cómo cambiar el régimen de Franco? | El mundo checkista – YouTube
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Charlatanes y leyes sovietizantes
El año pasado por estas fechas publicaba en este blog la serie “Galería de charlatanes”, que abarcaba desde Joseph Pérez a Ángel Viñas, pasando por Preston y tantos más. Alguno me reprochó entonces que tratara de ese modo a historiadores muy reconocidos, con currículos impresionantes y grandes premios oficiales. Para entender el asunto, deben tenerse en cuenta dos cosas: a) las leyes soviéticas de memoria, que casi todos se esforzaron en sustentar intelectualmente o, en el mejor de los casos no les han hecho oposición alguna, lo cual ya les define; y b) la distinción entre enfoques y detalles. Sin duda muchos de los que llamo charlatanes han hecho estudios más o menos acertados sobre cuestiones parciales o de detalle, pero si, como han hecho casi todos, enfocan la historia reciente de España con el enfoque de que la guerra civil enfrentó a demócratas republicanos con fascistas o reaccionarios, ya todo va mal, por mucho que acierten en tales o cuales detalles. Lo mismo cuando la historia de España, en general, se distorsiona mediante “metodologías” marxistas (las he llamado lisenkianas en honor al ilustre biólogo soviético Lisenko, que casi arruinó la agricultura de su país), o más o menos basadas en la leyenda negra. En tal caso, los estudios o aportaciones parciales se vuelven poco significativas. Julián Marías lo expresó perfectamente en su España inteligible (de enfoque tan distinto de los disparates historiográficos de su maestro Ortega): estudian la época de la hegemonía española destacando los rasgos que la habrían hecho imposible. En otras palabras: esos autores pueden ser maestros en asuntos parciales, secundarios o de detalle, pero indudables charlatanes en los principales, los de enfoque general.
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¿La Colmena, mejor novela española?
Si entendemos La colmena en clave política, como retrato de un ambiente de ruindad, miedo, pobreza e hipocresía beata bajo un régimen opresivo, entonces no se trata de una buena novela, sino de propaganda disfrazada de literatura. Pero si la entendemos como un retrato de situaciones existentes en todas las sociedades, en otras palabras, como reflejo de situaciones humanas universales dentro de su variedad, es una de las mejores descripciones que se hayan hecho en la literatura española, y probablemente no encontraremos en el siglo XX o lo que va del XXI otra comparable. Es fácilmente imaginable, por ejemplo, una novela actual que describiese los mundillos de la droga, la prostitución homosexual o general, mezclada con la vida periodística y política (de hecho, la novela negra suele jugar con esas bazas). No sería una descripción de la sociedad actual, pero sí de aspectos significativos de ella. Fácilmente imaginable, digo, pero muy difícilmente realizable a la altura de la obra de Cela. También en Nada y otras encontramos reflejos parecidos, pero mucho más desvaídos, y a menudo empeorados por finales artificiosos.
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Tersites o “un malestar en la cultura”
Odiseo entendió muy bien el meollo del discurso de Tersites, más allá de la ofensa que hacía a un solo jefe, Agamenón. Acababa de increpar a los aqueos que huían: “sois inútiles y cobardes, de poco seso para hablar en la asamblea. No pueden ser reyes todos los aqueos, no es bueno que muchos manden, sea rey solo uno, al que Zeus otorgó el cetro y las leyes”. De modo que se dirigió indignado a Tersites: “Parlanchín sin juicio, aunque seas orador brillante, no pretendas disputar con los reyes ni los injuries ni trates de regresar, , pues no hay mortal más vil que tú. No sabemos cómo volveremos, si vencidos o victoriosos, y tú te mofas de Agamenón porque recibe presentes de los héroes”. Y le amenazó y golpeó con el cetro. Los demás se rieron del humillado Tersites aunque, sutiliza Homero “con pena”.
Freud hablaba del “malestar en la cultura” ocasionado por una represión sexual inevitable para mantener la sociedad en paz. Tersites expresa aquí otro aspecto de ese malestar, el ocasionado por el poder. Su propuesta no va solo contra Agamenón, implica la anarquía, la revancha de quienes han de someterse a un poder inevitable para mantener el orden, la misma cultura, entre las diferencias y oposiciones de intereses propias de la sociedad humana. A pesar de que Homero se ensaña con Tersites, empezando por su apariencia física, el personaje no deja de suscitar simpatía. Por necesario que sea el poder, siempre tiende a la tiranía, y aun en los casos más benévolos disgustará a muchos su peso.
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¿Genocidios humanitarios?
**”Senadores useños preparan borrador para declarar las acciones de Rusia en Ucrania como genocidio” Las cifras de ese “genocidio” son muy bajas, pero las acciones de Usa en Serbia, Irak, Afganistán, Libia o Siria han causado cientos de miles de muertos y millones de desplazados). ¿Debemos considerarlas operaciones humanitarias? ¿Quizá genocidios humanitarios?
**La actual ola de incendios forestales, que no es la mayor registrada en España ni mucho menos, tiene claros orígenes políticos: la política “ecologista” basada en al “cambio climático”. Un “científico” cantamañanas (los hay en abundancia, basta leer las noticias) afirma que este verano caluroso “será el más fresco que soportemos en lo que nos queda de vida”. ¿Por qué no se hace un recuento de las profecías de tales científicos desde hace cuarenta años, por ejemplo? Como no se hace, pueden seguir haciendo “ciencia”.
**Ponen a una tal Lilith Verstringe como secretaria de no sé qué. Tiempo de locuelas. El secretario anterior, abogado del narcoterrorismo colombiano, decía que podría asesinar a la familia real, si se daban las condiciones. La Lili tiene también ideas claras: “la cultura del esfuerzo genera fatiga y ansiedad”. Desde luego: con lo bien que se está chupando del dinero público, que, como decía otra de su cuerda, “no es de nadie”…




