Manifiesto contra una ley bolivariana.

Mañana en “Una hora con la Historia” trataremos las maniobras de Companys y los suyos con Londres y París, a espaldas de sus aliados y traicionándolos.

Anterior: Companys y Azaña: https://www.youtube.com/watch?v=C123_LXuroE&t=15s

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La nueva ley de memoria histórica propuesta por el PSOE, consecuencia y empeoramiento de la anterior, establece la ilegalización de cualquier asociación o fundación que sostenga puntos de vista contrarios a los de ese partido con respecto a la historia reciente de España. Y amenaza con penas de cárcel y elevadas multas a quienes sostengan opiniones o estudios favorables a la figura de Franco y a su régimen. Pretende asimismo expropiar, destruir o transformar el patrimonio histórico y artístico  procedente de aquel régimen.

   Este proyecto ataca directamente la más elemental libertad de opinión, expresión, investigación y cátedra, y ataca por ello directamente la Constitución, que en varios artículos empezando por el título preliminar establece “la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Esa ley, de llevarse a la práctica,  anularía por completo la Constitución o lo que queda de ella.

   Es asimismo un proyecto radicalmente antidemocrático, por cuanto en ninguna democracia decide ningún partido desde el poder cuál ha sido la realidad de la historia. Esto solo ocurre en regímenes totalitarios tipo Cuba, Corea del Norte, Venezuela y similares, hacia los que quieren llevarnos los autores de ese texto inicuo.

   Y es un proyecto contra la verdad histórica como demuestra el mero hecho de que su versión quiera imponerse por la fuerza y la violencia del estado, siendo incapaz de sostenerse en un debate e investigación libres e  independientes. Sus argucias invocando la dignidad de las víctimas o equiparando el franquismo al nazismo y similares son solo el envoltorio sentimental y falso de una ofensiva contra la democracia y la libertad de los españoles.

   Nos hallamos, por tanto, ante un ataque en toda regla contra las más elementales normas de convivencia social en libertad, mediante una ley de tipo bolivariano o soviético. Y ello nos obliga a plantearnos el origen ideológico de quienes pretenden tales cosas.

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       Es muy necesario, por tanto, que la opinión pública conozca la ocultada historia de ese partido, hoy bastante bien estudiada, aunque su conocimiento sea todavía restringido. Muy en breve,  en los años 30 el PSOE quiso, buscó y organizó la guerra civil, textualmente, para imponer en España un régimen de tipo soviético. La preparación de la guerra incluyó abundante uso del terrorismo. Fracasado el intento en octubre de 1934, volvió a la violencia tras  las elecciones de febrero de 1936, demostradamente fraudulentas, para destruir la legalidad republicana, con uso abundante de un terrorismo que culminó en el asesinato del líder de la oposición Calvo Sotelo; y ya durante la guerra fueron actos suyos el terror de las chekas, el envío de las reservas de oro a Moscú — haciendo de Stalin el jefe real del bando llamado republicano–  y el robo sistemático de bienes nacionales y particulares, que suscitaría luego peleas sórdidas entre sus líderes en el exilio.

  Si hay alguien responsable de la guerra civil, es el partido que ahora intenta arruinar del todo la democracia mediante la violencia del estado combinada con  lo que definió Besteiro como un “Himalaya de falsedades”. Besteiro fue el socialista demócrata que denunció los proyectos del PSOE de empujar al país a un baño de sangre, y que por eso fue aislado y calumniado en su partido. Lo dicho aquí sobre el PSOE no es un panfleto del tipo de los de la memoria histórica, subvencionados con dinero que nos obligan a pagar a todos. Es un resumen de hechos abundantemente investigados y documentados.

   Luego, durante el franquismo, el PSOE no hizo la menor oposición digna de reseña, al revés que los comunistas. Y es ahora, ochenta años después de la guerra y cuarenta de la transición a la democracia, cuando este partido intenta derrotar a aquel régimen a base de derrotar al mismo tiempo la libertad de los españoles e instalar en la sociedad los mismos odios que llevaron a la destrucción de la república.  

  El PSOE se ha venido presentando como partido democrático, cuando la verdad es que solo se ha resignado  a una democracia llegada históricamente desde el franquismo, “de la ley a la ley”. La democracia no debe nada al PSOE, sino que, al revés, ese partido debe todo a una democracia a la que en cambio  ha aportado grandes dosis de corrupción, “comprensión” hacia los separatismos y los crímenes de la ETA,  y leyes siniestras como las de  su fantástica memoria histórica.  Por falta de fuerza ha tenido que aceptar un régimen de libertades,  pero manteniendo su ideología contraria en espera de ocasión, que parece creer llegada ahora.

    Estamos, por tanto, ante un proyecto de ley orientado directamente contra los derechos de los españoles, contra las libertades más elementales y contra la verdad mejor documentada sobre nuestro pasado. Un proyecto hecho, como no podía ser menos, por un partido de historial e ideología radicalmente antidemocráticos.

   Y contra estas derivas nos toca movilizarnos muy en serio a cuantos amamos la libertad, la verdad y a España. Es preciso demostrar a los totalitarios que no somos un pueblo de borregos que se deje embaucar por su turbia charlatanería ni amedrentar por sus amenazas.

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Todo está en la Biblia, dicen

 

Azaña y Companys en la guerra civil: https://www.youtube.com/watch?v=C123_LXuroE&t=13s

El próximo sábado hablaremos de las maniobras de Companys en París y Londres para traicionar s sus aliados del Frente Popular

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Vaya por delante que las estimaciones de los economistas sobre el PIB histórico, así como sobre las tasas de crecimiento,  suelen variar mucho, por lo que no deben tomarse “como la Biblia”. Pero, en fin, a algo hay que atenerse.

Cuando yo era comunista, tenía respuesta para todo. Sabía que la historia era una sucesión de conflictos, injusticias y crímenes, en suma, de explotación y opresión con algunos chispazos de genio “progresista”. Pero ese “relato de ruido y de furia” tenía un sentido, contra lo que pensaba Macbeth: se explicaba por la lucha de clases, que finalmente había derivado al enfrentamiento decisivo entre una burguesía necesariamente explotadora y un proletariado que, al derrocar al capital y emanciparse, emanciparía a la humanidad de sus males ancestrales. Así lo demostraban los países socialistas donde estaba abolida la explotación del hombre por el hombre, existía una básica igualdad de hombres y mujeres, todos con trabajo asegurado y acceso a la instrucción, donde  la ciencia había sustituido a la superstición religiosa y el pueblo se regía por una moral superior. Ante este esquema fracasaban todas las objeciones. ¿Que en los países socialistas habría “problemas”, incluso crímenes? Nada más natural, pues se trataba de una experiencia nueva y sin paralelo en la historia, y no podía salir todo a la perfección desde el principio; aparte del continuo sabotaje y agresión del imperialismo burgués. En cuanto a los aparentes éxitos del capitalismo, continuaban basados en la explotación y la superstición, la anarquía del mercado producía desastrosas crisis cíclicas, y  bajo una superficie brillante bullían tremendas desigualdades y miserias; y la sociedad se regía por una moral ínfima y engañosa, en la que el triunfo material lo era todo, a pesar de ser accesible, por su propia naturaleza,  solo a una pequeña minoría. Los hechos que discordaban del esquema eran descartados como irrelevantes o propaganda burguesa.

     A veces tengo la impresión de que don César Vidal sigue un esquema y enfoque análogos, inasequibles a los hechos históricos y con la dudosa metodología correspondiente. Para él, todo está en la Biblia, ya que esta es la palabra de Dios. Es decir, en una determinada interpretación, ya menos divina y más humana, de la Biblia. Así, las Escrituras habrían sido traicionadas y paganizadas por el catolicismo, para ser recuperadas en su pureza por los protestantes, y de ahí un sinfín de bendiciones que don César no se cansa de ponderar, en contraste con las miserias católicas que afligen a España.

    El señor Vidal interpreta la Biblia al estilo judeo-protestante (a pesar de las maldiciones y execraciones, a veces con tintes exterminadores, de los líderes protestantes hacia los judíos); cree que en la Biblia se  encuentra el espíritu y la bendición del trabajo (a pesar de que también encontramos en ella su consideración como un castigo y los esfuerzos humanos como pura vanidad); que allí  nace el pensamiento científico (a pesar de que este nace en Grecia y “renace” en la católica Italia, y que los judíos no destacaron en ciencias hasta tiempos recientes, y siempre adoptando un espíritu exterior, ajeno –aunque no opuesto– a la Biblia); que las finanzas encuentran también el mismo origen (a pesar de que históricamente toman impulso en países católicos); que la alfabetización procede también de los judíos y los protestantes (olvidando hechos tan decisivos como la labor de los monasterios, de las escuelas catedralicias, o las universidades, todo ello creaciones católicas; o la expansión de la alfabetización no solo en los países católicos, sino también en otras religiones o ideologías, sin relación alguna con la Biblia). Y ahora encuentra la “primacía de la ley” como otra característica protestante en contraste con los países católicos y muy especialmente con España.

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    Si uno hubiera de creer a don César, España habría sido de siempre un país de vagos, parásitos e ignorantes voluntarios y sumido, por tanto, en la mayor pobreza y en una ilegalidad rampante. Ya he explicado que solo hay una época, el siglo XIX (un siglo en que la influencia francesa se complica con la inglesa), en la que España queda significativamente atrasada en el plano económico no solo por relación a algunos –no todos—  los países protestantes y a otros católicos, como Francia o Bélgica. El resto del tiempo ha estado entre los más ricos, y el bache del siglo XIX –debido en gran medida a efectos de la invasión napoleónica– fue superado bajo el franquismo, cuando España vuelve a ingresar en el club de los países opulentos, cosa que parece llenar de pesar a algunos. En mi blog, el señor Lead  ha aportado algunas estimaciones generalmente desconocidas, que rompen uno de los mitos más difundidos, sobre todos desde la crisis moral del 98:

 En efecto, la generación de riqueza se mide por el PIB (Producto Interior Bruto, suma de los VABs-Valores Añadidos Brutos de todos los sectores productivos). Y el PIB español ha sido, desde hace más de 2.000 años, uno de los 10 mayores del mundo (a veces de los 5 mayores), según las famosas series de PIB/GDP (Gross Domestic Product) retrospectivas del famoso economista (fallecido el año pasado) de la OCDE Angus Maddison:

http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_regions_by_pa…(PPP)

 http://en.wikipedia.org/wiki/Angus_Maddison

 Decir, así a pelo, que España “genera, relativamente, poca riqueza” sin dar un criterio cuantitativo suena frívolo. Y si el “relativamente” se refiere al PIB per cápita, veamos la otra tabla de Maddison (en dólares de 1990):

= En el año 1 dC, 498, el 3º del mundo, tras Italia y Asia Occidental.

= En el año 1.000, 450, el 2º del mundo (empatado con Italia) tras Asia Occidental.

= En el año 1.600, 853, el 5º del mundo, tras Holanda, Italia, Bélgica y Dinamarca.

= Desde el año 1.700 la renta per capita española se estabiliza en aproximadamente el 83% de la renta de la Europa a 12, cota que pierde después de 1.820 (año en que nos alcanza EE.UU.) y que recupera hacia 2003.

    Bueno, en realidad el 80%  lo recuperó en los años 60 del siglo XX con una CEE de 9 miembros.  Naturalmente, se trata de estimaciones, a veces toscas, pero ciertamente mucho más serias que los gruesos brochazos  del señor Vidal, y que bastan para echar por tierra las lucubraciones de este. ¿Cómo explica el señor Vidal tales datos, o cómo los rebate, si no está de acuerdo con ellos?   Tengo la  impresión de que ni se le pasa por la cabeza explicarlos o rebatirlos. Simplemente los desdeña, ya que no entran en sus esquemas previos, tal como yo, cuando era comunista, descartaba todo lo que podía hacer vacilar unas convicciones que imaginaba científicas.

   Y por no alargarme, dejo para la próxima entrega del blog un pequeño análisis sobre la “primacía de la ley” que nuevamente, me temo, no es exactamente como nos la cuenta don César. 

  ****Escribe César Vidal:  Como en otras áreas, España había perdido siglos precisamente cuando más necesitaba por su condición de potencia no quedarse rezagada. Cuando, siglos después, intentó remontar esa situación lo hizo además en no pocas ocasiones con la mancha del sectarismo que no veía la educación como algo bueno per se sino como un instrumento de adoctrinamiento. ¿Cómo pudo ser España una potencia si el catolicismo, según él, la invalidaba en todos los terrenos? ¿Y cómo, siendo católica, recuperó su atraso del siglo XIX? ¿Y acaso los protestantes no utilizaban la Biblia, precisamente, como un instrumento de adoctrinamiento? La enseñanza en España y en casi todos los países, se impulsó antigua y modernamente al margen de la Biblia, precisamente como instrumento para adquirir muy diversos saberes.

   Veo que algunos niegan interés al debate planteado (quizá involutariamente) por César Vidal. Pero compruebo que  sí despierta un interés considerable, y debe ser por algo. Naturalmente, autorizo (y animo) a mis lectores a difundir estos artículos sin más requisito que citar su origen en este blog de LD.

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*Los 50 años del rey, documentales. Supongo que alguien explicará a los jóvenes a quién  se debe la monarquía en España. Felipe VI parece haberlo olvidado. La mala memoria es una plaga en este país.

*Un homosexual que se cree mujer mata a una mujer de verdad en un combate de boxeo. ¿Será “violencia de género”?

*Como la historia ha sido ocultada y prostituida durante tantos años por políticos, periodistas y seudohistoriadores, pocos conocen la historia criminal del PSOE https://www.piomoa.es

*Yo también soy periodista, pero procuro no decirlo, porque tal y como se ha degradado la profesión, jactarse de ser periodista es como jactarse de ser prostituta.

*Juan Carlos firmó la ilegitimidad de la monarquía con la ley de memoria histórica. Desde entonces el país vive en el esperpento, a lo que todos los chorizos llaman “democracia consolidada” o “madura”.

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Los protestantes respetan la ley, los católicos no.

 

 Companys y Azaña: en el mismo  barco sin entenderse: https://www.youtube.com/watch?v=C123_LXuroE&t=11s 

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Como pueden ver, era yo muy suave con D. César (la letra sale así, no sé por qué)

Es una verdadera lástima que César Vidal, que a menudo hace análisis políticos e históricos inteligentes, se vaya por los cerros de Úbeda en cuanto  sale a relucir el protestantismo. Dice, por ejemplo: No pocos españoles, a diferencia de la generalidad de los ciudadanos de esas naciones donde triunfó la Reforma, normalmente, siempre encuentran excusas para sí o para el sector al que pertenece a la hora de no someterse al imperio de la ley. Esta visión beatífica de sometimiento a la ley en los países protestantes puede constatarse mediante las estadísticas de la delincuencia. ¿Se atreverá don César a afirmar que hay en España más delincuencia que en países protestantes (o ex protestantes) como Alemania o Inglaterra? He expuesto en los artículos sobre la salud social, que España cuenta con una de las poblaciones penales más altas de Europa, sin que ello suponga que la tasa de delincuencia sea más alta que en otros países. ¿Significa ello más o menos “imperio de la ley”? En la admirada Usa protestante de César Vidal, el número de delitos y presidiarios es asombrosamente elevado. ¿Prueba el dato mucho respeto a la ley en esa sociedad, o lo contrario? ¿Y los índices en Inglaterra o Alemania?  Don César, además, no tiene en cuenta, como de costumbre, los cambios que se producen con el tiempo. No hace tantos años (unos 35), España era uno de los países del mundo con menos delincuencia y menos presos, muchos menos que los de los países “donde triunfó la Reforma”. ¿Qué le parece? 

Y ciertamente en España existe un desprecio por la ley, lo vemos a diario, y más en unas épocas que en otras, como ocurre en todos los países. Más acentuada en los últimos treinta años, supongo que los ejemplos están en la mente de todo el mundo y he puesto algunos en La Transición de cristal. Pero no siempre fue así. En la época de Franco, contra lo que don César sugiere enarbolando algunos hechos particulares, la ley se aplicaba de forma más segura que ahora. Y, repito, con mucha menos delincuencia y muchísima menos población penal no solo que ahora, sino que en los países protestantes. 

Asegura don César que el aporte jurídico de los españoles ha sido “el apaño”. Esto no es una injusticia sino una sandez malintencionada, pues no creo que provenga de la ignorancia, y no vale la pena dedicarle más espacio. Cae asimismo don César en el mal método, que he señalado en Nueva historia de España, de utilizar obras literarias (El alcalde de Zalamea, Fuenteovejuna) dándoles un sentido socio-histórico totalmente fuera de lugar (los marxistas también lo han hecho a menudo). La literatura  trata generalmente sucesos no corrientes, extraordinarios, en los que se describe la condición humana; por eso una obra literaria lograda sigue teniendo el mismo valor en una época que en otra, así la Ilíada, por poner un caso, que ofrece una visión muy distorsionada de la sociedad micénica y al mismo tiempo nos dice mucho sobre el ser humano entonces y ahora.  Y por ese camino, don César podría plantearse por qué las novelas policíacas han nacido y se han desarrollado especialmente en los países protestantes, para narrar crímenes, utilizaciones fraudulentas de la ley, corrupciones, abusos y apaños de los poderosos, etc. ¿Indica ello que en esos países abundan especialmente  tales plagas? No estoy seguro. En cuanto a los crímenes de estado que atribuye a Felipe II, tengo la impresión de que han sido más habituales, precisamente, entre los protestantes. En Nueva historia deEspaña recuerdo algunos, de los hugonotes o en Holanda, por no hablar de los de Inglaterra.  

Sus explicaciones sobre la actitud de Lutero hacia los judíos… Bueno, solo pueden  convencer a los ya muy convencidos.  Y la expulsión que proponía Lutero, en plan de aplastar a los perros rabiosos, no se pareció en nada al modo como se hizo la expulsión en España, infinitamente más legal y considerada que otras expulsiones en otros países. O que otras expulsiones no de judíos practicadas por los protestantes  Puede consultar el señor Vidal a Luis Suárez, a quien cito en Nueva historia de España. Es cierto que siguió habiendo judíos en los países protestantes, pero a menudo recluidos en guetos y privados de derechos cívicos (como lo fueron los católicos hasta tiempos recientes).  

Sobre la defensa de los judíos por los protestantes en la II Guerra mundial, pone el caso de Dinamarca, donde había pocos judíos; pero en Holanda, donde había más, la deportación y colaboración con los nazis alcanzó altas proporciones. Y en la propia Alemania, ¿dónde arraigó más el nazismo si no en las regiones protestantes, como bien sabe el señor Vidal?  Y quien más judíos salvó fue el Vaticano; por cierto que la católica España de Franco también hizo su importante contribución al salvamento. 

  Don César nos dice, asombrosamente, que Calvino impuso la primacía de la ley. ¿Qué ley? “La Biblia”,  aclara. Lo cual significa tomar las Escrituras al modo del Corán por los musulmanes . Pero ¿cómo puede utilizarse la Biblia como ley, si ella admite muchas interpretaciones, y más en virtud del libre examen? Solo podía servir de ley si UNA interpretación, obviamente la de Calvino, se imponía como LEY.  Esa supuesta primacía permitió a Calvino quemar a Miguel Servet y a otras gentes,  en especial a gran número de “brujas” La quema de brujas se extendió masivamente en territorios protestantes y algunos católicos, pero la Inquisición las cortó rápidamente en España.  ¿Primacía de la ley?  ¿De qué ley? Aparte de que su interpretación de la Biblia le llevaba a proscribir el teatro (Shakespeare, por ejemplo, tuvo problemas para representar, por parte de los puritanos de Londres), el baile y hasta hizo sospechosa la risa. Cuando se habla de la ética del trabajo calvinista se olvida su carácter neurótico, obsesivo, nacido de una interpretación particular de la gracia.  

Pero vamos a mencionar algunos otros hechos que  don César pasa sistemáticamente por alto. En la patria del protestantismo, Alemania, la nueva religión no se impuso en modo alguno mediante ninguna primacía de la ley, sino mediante la rebeldía de numerosos grandes señores, estimulados por Lutero con la perspectiva de adueñarse de los bienes eclesiásticos, lo que hicieron con la mayor violencia y asesinatos. ¿Primacía de la ley? Pero cuando los campesinos sometidos a un yugo infernal se sublevaron, Lutero encontró que conculcaban la ley, puesto que se rebelaban contra sus señores, y llamó a exterminarlos con frases de increíble ferocidad. ¿Primacía de la ley? Y de nuevo, ¿cuál era la versión correcta de la Biblia si, según él, todo dependía del libre examen y la fe subjetiva de cada cual? 

Hay más: los conflictos y guerras civiles promovidos por los protestantes se solventaron, si así puede decirse,  sobre la base cuius regio eius religio, es decir, que allí donde habían vencido los príncipes luteranos tenían derecho a imponer su religión al pueblo, y ciertamente lo hicieron, mediante mil violencias. ¿Qué ley primaba entonces?  

El propio Lutero llamó repetidamente a la rebeldía contra la Iglesia católica, que era la asentada y legitimada desde muchos siglos atrás y excitó a atacarla con la máxima saña, a lavarse las manos en su sangre, inspirándose en una interpretación del Evangelio (“no he venido a traer la paz, sino la espada”), con frases, nuevamente, de verdadero salvajismo. ¿Primacía de la ley? 

Podemos recordar asimismo cómo se impuso el anglicanismo, a base de innumerables crímenes y violencias, muchas más que las de la Inquisición y precisamente por un problema, digamos de bragueta, del rey, revelador de gran respeto a la ley.  A su vez, los señores sostenedores del anglicanismo ampliaron sus posesiones expoliando los bienes eclesiásticos y las tierras comunales, reduciendo a los campesinos a la más absoluta miseria. ¿Era aquello imperio de la ley o pura y simple tiranía?  Esta conducta fue seguida en muchas ocasiones en los siglos siguientes, y no digamos nada de su aplicación a Irlanda o Escocia hasta épocas próximas, dando lugar a hambrunas que pueden considerarse auténticos genocidios. U otras más recientes todavía, como la de Bengala. ¿La ley, de nuevo?  Nada de esto ocurrió nunca en España, si bien la desamortización de Mendizábal tuvo algunos rasgos de lo mismo. La persecución y privación de derechos a los católicos en esos países se mantuvo hasta tiempos recientes, a veces con crueldad espeluznante.  

Cabe decir, por otra parte, que el liberalismo surgió en parte como reacción a los excesos protestantes.  La Carta sobre la tolerancia, de Locke, trata precisamente de limitar las persecuciones, con frecuencia brutales, entre los distintos grupos protestantes; y no extiende la tolerancia a los católicos, para quienes exige la más dura intransigencia, por motivos, digamos “patrióticos”, ya que obedecían a un poder extranjero.   

Por no hablar de la política de exterminio de los indios norteamericanos o de otras poblaciones aborígenes en Australia; o de las guerras del opio. O de las peleas entre la calvinista Holanda y la anglicana y en parte puritana Inglaterra por controlar el tráfico de esclavos. O la piratería, en la que la reina de Inglaterra tomaba desvergonzadamente su parte. Una vez más, ¿primacía de la ley?   

Y todas estas cosas no son ninguna leyenda negra inventada a partir de las disparatadas invenciones de un fraile chiflado. 

Ahora mismo tenemos aquí el problema de Gibraltar, única colonia en un país europeo, donde la agresividad británica ha infringido sistemáticamente todos los tratados y leyes, y continúa haciéndolo. ¿Primacía de la ley? 

El hecho real que queda es que el protestantismo nació como un movimiento de rebeldía en extremo sanguinario, según justificaba el mismo Lutero, y que su concepción de “pueblo elegido”, “pueblo de los justos”, “la ciudad sobre la colina”, etc., ha sido el foco de políticas racistas y de exterminio. Podría reflexionar el señor Vidal sobre el hecho de que fue en la Alemania protestante donde más cundieron movimientos totalitarios como el marxismo o el nazismo, por ejemplo. 

Esto no es más que un breve resumen que podría ampliarse  y detallarse muchísimo más. No quiero dar la impresión, como el señor Vidal pretende del catolicismo, de que estos masivos crímenes, se amparasen o no en leyes ad hoc, definen al protestantismo o lo caracterizan en exclusiva. En la historia de todos los pueblos y religiones hay episodios atroces, pero también hay cosas mucho mejores. Si recuerdo estos datos es porque el señor Vidal, en su afán de condenar a España por su catolicismo histórico, cae en un constante unilateralismo, y sería muy lamentable que muchas personas, llevadas de la ignorancia corriente sobre la historia, le creyeran  o sacaran conclusiones poco acordes con la realidad. Y me gustaría que el señor Vidal encontrase algunas razones para vacilar en sus dogmáticas interpretaciones, que tanto me recuerdan a mis tiempos de marxista-leninista. Vuelvo al principio:  es lástima, porque don César no se prestigia a sí mismo con semejantes tiradas. 

 

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Un partido de ladrones y asesinos

Con ruego de máxima difusión:

En 1917, el PSOE se estrenó contra un régimen liberal que le permitía organizarse, hacer propaganda, presentarse a las elecciones generales y haber ganado ya algunas municipales. Y se estrenó en compañía de anarquistas y republicanos radicales, mediante una huelga insurreccional en la que ya practicó actos de terrorismo. Juzgados sus dirigentes, al poco estaban en las Cortes despotricando contra quienes les permitían tales cosas.

El PSOE aprovechó la desgracia de Annual para volverla, sin reparar en demagogias, contra el régimen liberal, contribuyendo, en alianza de hecho con los separatismos vasco y catalán, y el terrorismo anarquista, a destrozar un sistema de libertades. El resultado inmediato fue la dictadura de Primo de Rivera, y dentro de esa dictadura, el PSOE no solo fue permitido, sino que colaboró a fondo con ella.

Llegada la república, el PSOE pasó pronto de una posición reformista a otra revolucionaria, lo que en la práctica fue esto: terrorismo y preparación de la guerra civil (textualmente en sus palabras) y finalmente lanzamiento de la guerra, en octubre de 1934, con propósito reconocido de implantar un régimen de estilo soviético y  ocasionando 1300 muertos en solo dos semanas. Detenidos varios de sus dirigentes y puesto en libertad el principal de ellos, Largo Caballero, por “falta de pruebas”, organizó una gigantesca campaña internacional de falsas acusaciones de torturas y terror, inventadas casi todas ellas, contra quienes habían defendido la legalidad republicana frente a su asalto.

Y poco después, en 1936, después de unas elecciones manifiestamente violentas y fraudulentas, los golpistas revolucionarios salieron en libertad convertidos en héroes. Y nuevamente volvieron a las huelgas salvajes que destrozaron en pocos meses la economía elevando el paro a más de un millón de personas, al paso que practicaban un intenso terrorismo que causó cientos de muertos y  de incendios en solo cinco meses, culminando con el asesinato del jefe de la oposición, Calvo Sotelo, que desencadenó la continuación de la guerra civil empezada por el PSOE en 1934. Todo ello, como siempre, en nombre de “los intereses del proletariado” que afirmaba defender.

Durante la guerra, el PSOE se distinguió por tres cosas: la entrega de las reservas de oro de España a Moscú (lo hizo el PSOE, no los comunistas), con lo que convirtió a Stalin en árbitro y jefe de hecho del Frente Popular; la proliferación de chekas o cárceles de partidos (las había también anarquistas, comunistas y separatistas) en las que fueron torturadas, robadas y asesinadas miles de personas; y el robo organizado y sistemático de bienes nacionales y particulares, con saqueo del patrimonio histórico-artístico, de las cajas de seguridad de los bancos y hasta de las alhajas de la gente humilde en los montes de piedad. Por cierto que la destrucción de obras de arte valiosísimas y de bibliotecas y archivos fue otro rasgo de estos apóstoles de “la cultura”.

Me gustaría señalar que todo lo dicho hasta ahora y lo que continuará, no son acusaciones de panfleto, como los de la “memoria histórica”, sino hechos plenamente  documentados, que he investigado y analizado en mis libros sobre la guerra civil, sin poder ser desmentido por ningún “memorioso histórico”.

Al terminar la guerra, los líderes socialistas, con alguna mínima excepción, huyeron al exterior con el producto de sus saqueos, dejando que se las compusieran como pudieran sus sicarios, muchos de los  cuales fueron capturados por los nacionales y fusilados. Caerían algunos inocentes, pero la gran mayoría habían cometido crímenes realmente sádicos.

Después de la guerra, el PSOE dejó de hacer oposición significativa al régimen de Franco, salvo intrigas de sus jefes exiliados (y algunos enriquecidos con el botín sacado de España, que motivó agrias polémicas entre Prieto y Negrín) en otros países. Es ahora cuando “luchan” contra el franquismo a base de calumnias e invenciones.

Cuando el pueblo español decidió en referéndum la transición a la democracia, de la ley a la ley, contra el deseo de la oposición de enlazar con la “democracia” y las “libertades” del Frente Popular, el PSOE se presentó, con un descaro absoluto, como el partido de los “cien años de honradez y firmeza”. Ni un solo año de honradez, y su firmeza consistió en la cobardía ante el franquismo. La oposición real a Franco siempre fue comunista y/o terrorista. El PSOE solo ha sido capaz de ejercer su demagogia delictiva en regímenes de libertades, corroyéndolos.

Un momento, usted no puede decir que todos los socialistas son ladrones y asesinos

–Ni puedo decirlo ni lo digo. En el PSOE ha habido personas decentes un tanto ingenuas, que creían la retórica marxista, o eso de que el partido defendía a los obreros, y similares. Un ejemplo típico fue el de Besteiro, que pasó de una actitud de energúmeno en 1917 a otra moderada y democrática en la república. Y que por esa razón fue apartado de toda influencia real por los nuevos energúmenos guerracivilistas de 1934, sin tener el coraje de marcharse de semejante partido, lo que motivó su condena al terminar la guerra. Besteiro reconoció al final que el PSOE había sido el gran culpable por dejarse arrastrar al bolchevismo.

La demagogia típica de ese partido consiste en presentarse como defensor de los obreros o de “los de abajo”, ahí, de la mujer, de los jóvenes o de quien se tercie. Su defensa de los obreros la marca el desempleo masivo: en el Frente Popular, más de un millón de parados, con Felipe González, tres millones; con Zapatero, cinco millones. Pero estamos acostumbrados a que los datos de la realidad no digan nada a muchas personas. Y ha habido y quizá siga habiendo en ese partido iluminados y gente bienintencionada. Pero los hechos reales del PSOE son los que he resumido aquí brevísimamente, lo que prueba que la línea ha sido marcada siempre por los más violentos y totalitarios. Solo podría excluirse la época de la dictadura de Primo de Rivera, cuando adoptaron una posición moderada y colaboradora, o el franquismo, cuando simplemente tuvieron la decencia de no hacer casi nada; incluso, hasta cierto punto, la de Felipe González. Es muy triste decir que uno es un socialista honesto y bienintencionado y al mismo tiempo negarse a conocer la historia real del propio partido.

–¿Dice usted que el PSOE no ha cambiado en la democracia?

–No ha cambiado en lo esencial.  En primer lugar, porque nunca ha hecho la menor autocrítica de su terrorífico pasado, sino que se jacta de él;  y en segundo lugar porque pronto inundó la democracia de corrupción, practicó al mismo tiempo el terrorismo de gobierno y la connivencia con la ETA y con los separatismos, hasta que, con Zapatero, creyó posible volver al Frente Popular, es decir, a las amenazas totalitarias y de disgregación del país, amenazas siempre combinadas y hermanadas.  Uno de sus aspectos fue la ley de memoria histórica, una ley de exaltación de los chekistas como “víctimas” llenas de “dignidad” y necesidad de reparación moral y económica,  y no sé cuántas cosas más, ley de falseamiento totalitario de la realidad histórica, de destrucción de la democracia, porque en ninguna democracia la historia es decidida por un partido en el poder: solo puede atreverse a tal cosa un partidos de ladrones y asesinos. Y hay que decir que el PP lo ha secundado muy activamente, fingiendo al principio una oposición de chiste malo.

Pues bien, ahora ese partido presenta un proyecto de ley que retuerce aún más la nefasta ley anterior. Un proyecto de tipo bolivariano o soviético, anticonstitucional porque vulnera el más elemental derecho, reconocido en la Constitución, a la libertad de opinión y expresión, de investigación y de catedra; antidemocrático, porque pretende que los votos le dan derecho a decidir la realidad de la historia e imponerla por la fuerza a la población, con amenazas de cárcel y multas a los discrepantes; antihistórico, porque su visión de la historia es la falsificación sistemática de ella. ¿Qué partido podría atreverse a proponer semejante ataque frontal a la libertad de los españoles y a las normas más elementales de respeto a la verdad y a la convivencia? Pues justamente un partido con el historial totalitario, hispanófobo, de violencias y robos como el que lo ha hecho. Hay que decir esto porque es la verdad, y cuando la verdad evidente se oculta con eufemismos y divagaciones, la política se convierte en una farsa y la convivencia en paz y en libertad se evapora.

Hay otro aspecto en este proyecto criminal, y es el momento en que sale: cuando el golpe del separatismo catalán ha suscitado una  fuerte reacción patriótica que ningunos de los partidos actuales esperaba ni mucho menos deseaba. En el programa de ellos es prioritario reconducir a la nada esa reacción, que ven como una amenaza a sus posiciones y privilegios. Y la forma que se la ha ocurrido al PSOE es esa: desviar la atención con una estafa sobre el franquismo que hasta ahora le ha dado buenos resultados. Pero que no debe dárselos más. De todos los que aman la libertad  depende que ese ataque, ese nuevo asalto a la legalidad y la democracia fracase. Es preciso movilizarse.

 

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Trece tesis sobre la Reconquista. “Olvidos” en torno a la Shoah

Esta noche en Radio Inter, “Una hora con la Historia”, trataremos las ilustrativas relaciones entre Companys y Azaña durante la guerra civil. 

https://www.youtube.com/watch?v=483EAfq2hSY&t=11s  

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Pequeña modificación. Ustedes dirán qué les parece:

      1. El término “Reconquista” describe adecuadamente un proceso en cuyo curso un país perdió su cultura y nacionalidad por una invasión y la recobró tras una muy larga lucha armada, política y cultural.

      2.  La reconquista española es un fenómeno en varios aspectos único en la historia de Europa, incluso del mundo, por lo que se hace difícil estudiarlo a partir de ejemplos o reglas generales.  No obstante participó, con todas sus peculiaridades, en los grandes movimientos culturales que conformaron Europa: el monasticismo, el románico, el gótico y el humanismo

      3. La Reconquista no puede entenderse sin el previo reino  hispanogodo creado por Leovigildo y Recaredo: su recuerdo, invocación y legado cultural sirvió permanentemente como legitimación e impulso a la lucha. Así, la Reconquista no construyó España, sino que la reconstruyó.

      4. Con la invasión islámica y la resistencia, tomaron forma en España dos naciones que eran realmente dos mundos distintos y antagónicos en todas las facetas de la cultura: religión, idioma, política, economía, estructura social, música, vestimenta, culinaria concepción de la familia, de la mujer, de la personalidad, del estado y de la guerra…  Por más que un contacto tan prolongado entre españoles y andalusíes ocasionara ciertos préstamos mutuos, estos fueron poco numerosos y predominó una intensa  hostilidad mutua.

      5. En la cultura de élite o alta cultura, los árabes superaron a los españoles (y en general a los europeos) hasta el siglo XII-XIII, cuando Al Ándalus se estancó, tomando España la delantera a partir de las universidades. En cuanto a la cultura popular, nunca hubo superioridad andalusí sino todo lo contrario, medida por los criterios hoy más aceptados

      6. Tiene poco o nada que ver con la realidad la extendida idea que hace de Al Ándalus, en particular el emirato-califato de Córdoba, un paraíso de libertad, tolerancia y progreso. Fue siempre un estado despótico no solo sobre los cristianos y judíos, sino sobre los mismos conversos indígenas o muladíes, apoyado en un ejército de extranjeros y esclavos, en guerra civil casi permanente e ignorante de la libertad personal, característica en cambio de los hispanos. 

      7. Otro rasgo del proceso fue la tensión entre el desarrollo a partir de la legitimidad y del legado hispanogodo, y las influencias transpirenaicas, fundamentalmente franco-papales. Esa influencia enriqueció culturalmente a los reinos hispanos, no sin algunos costes importantes, pero políticamente perturbó a menudo las tendencias unitarias, por ejemplo retrasando la incorporación de diversos condados a la Reconquista o provocando la secesión de Portugal, reforzada después por Inglaterra.  Es lo que he simplificado como “tensión godo-franca”

      8.  La Reconquista tuvo dos vertientes: religiosa y política. Si bien estrechamente unidas, no fueron lo mismo. La faceta religiosa, compartida por el resto de la cristiandad, solo implicaba la expulsión del poder islámico, aunque el resultado fuera una dispersión de estados cristianos. La política perseguía la restauración de una nación extendida sobre la península e interesaba exclusivamente a los españoles. De ahí que política y religión interfirieran a veces entre sí. 

      9. Pese a la común identificación como españoles y godos, las contingencias históricas impusieron muy pronto una división entre la España cantábrica, muy dinámica y expansiva, y la pirenaica (Marca Hispánica, sobre todo los condados orientales), más ensimismada durante tres siglos debido a la tutela franca. Tomaron forma así varios estados, empezando por Asturias, luego León, Pamplona y Aragón, más tarde Portugal. Finalmente Castilla cobró mayor protagonismo encabezando una corona que englobó a León, Galicia, Andalucía y reinos menores.

      10.  No parece aceptable el aserto orteguiano de que “Castilla hizo a España y la deshizo” ni el de Sánchez Albornoz de que “España deshizo a Castilla”. Castilla culminó una tarea empezada mucho antes y heredó el papel de León, compartió la tarea con Aragón y otros, y con muchos matices. El Camino de Santiago fue también un elemento clave. En los dos últimos siglos la corona castellana llegó a ser la principal potencia peninsular en extensión, población,  auge cultural y riqueza, y de ahí su hegemonía.

      11.   Debido a los intereses particulares creados en los diversos reinos, brotaron entre ellos hostilidades, a veces bélicas. La Reconquista no fue solo una historia de lucha con el islam, sino también de una continua tensión entre impulsos disgregadores y reunificadores, pudiendo haber prevalecido los primeros y quedar España como un mosaico de pequeños estados débiles, enfrentados y objeto de maniobras de potencias exteriores. Que finalmente no fuera así, salvo el caso de Portugal, se debe por una parte a la persistencia del ideal de reconquista y por otra a la excepcional constancia y habilidad política de los Reyes Católicos.

      12. De algún modo la Reconquista permitió una acumulación de energías sociales  que encontraron su expansión creativa con los Reyes Católicos. Así se inauguró el “siglo de oro” (más de siglo y medio realmente).

      13. La negación o denigración de la Reconquista guarda una relación estrecha con las tendencias separatistas en algunas regiones y favorables al separatismo en el conjunto nacional. Suponen una extraña atracción por situaciones caóticas semejantes a las que vivieron los reinos españoles inmediatamente antes de los Reyes Católicos.

nueva historia de españa: de la ii guerra punica al siglo xxi-pio moa-9788497349529

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*El Vaticano, Suecia y España fueron los países que más ayudaron a los judíos en la Segunda Guerra Mundial #CosasQueNoSeQuierenRecordar

*Eichmann ofreció a los Aliados liberar a un millón de judíos de los campos a cambio de 10.000 camiones. La oferta fue rechazada. #CosasQueNoSeQuierenRecordar

*Suiza devolvió a bastantes judíos que pasaron ilegalmente su frontera huyendo de los nazis. Franco no devolvió a ninguno #CosasQueNoSeQuierenRecordar

*Franco no tenía ninguna obligación de salvar a judíos, que en su gran mayoría le eran hostiles. Pero salvó a decenas de miles, por humanitarismo. #CosasQueNoSeQuierenRecordar

*#CosasQueNoSeQuierenRecordar Donde más cooperación encontraron los nazis para deportar judíos fue en Holanda y Francia

*“No puede decirse que los forjadores de la política británica en Oriente Medio no quisieran salvar a los judíos (de la persecución nazi). Sería más correcto decir que ansiaban que los judíos no se salvaran”. (Menájem Beguin)

*”Los Aliados sabían lo que ocurría en Auschwitz y no hicieron nada por impedirlo” (Ariel Sharon en visita a Auschwitz) #CosasQueNoSeQuierenRecordar

*#CosasQueNoSeQuierenRecordar: Franco salvó a decenas de miles por razones humanitarias y sin conocer ni creer en el Holocausto. Los Aliados sabían lo que ocurría y no hicieron nada práctico por salvar a los judíos

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