España y Europa / Gobierno criminal / Charlatanes (XXVI): Moradiellos apoya a Negrín, es decir, a Stalin

*** En Galería de charlatanes trato hoy a Enrique Moradiellos y sus curiosas justificaciones de la “ayuda” soviética  a la “república”: ni ayuda ni república.

*** En el invierno de 1942 los alemanes tratan de rehacerse de su derrota en la batalla de Moscú, mientras en España cunden las conspiraciones y rivalidades dentro del régimen:  191 – 1942, panorama invernal en España | Galería de charlatanes – YouTube

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España y Europa

“Repite usted la monserga de que la historia de España es básicamente de fanatismo, oscurantismo y odio a la libertad que caracterizarían a “Europa”. A ver si se entera: la primera teorización europea contra la tiranía, después de Roma, fue la de Isidoro de Sevilla; el primer impulso a la enseñanza desde Roma fue también el de Isidoro; el primer habeas corpus europeo fue el visigodo; la primera declaración de derechos fue el Fuero de León; el primer Parlamento europeo fueron las Cortes leonesas; el país europeo en que los campesinos tenían más derechos y menos servidumbre era Castilla; el país que primero elaboró el derecho internacional fue España; una de las primeras teorizaciones económicas fue la de la Escuela de Salamanca; el único país que prohibió la esclavitud de los aborígenes de sus posesiones exteriores fue España; el único país que prohibió la quema de brujas fue España;  los descubridores de América, del Pacífico y primeros en dar la vuelta al mundo fueron españoles; uno de los cuerpos militares más importantes de la historia fueron los tercios españoles; las primeras universidades de América y de Asia (al estilo europeo) fueron españolas; quienes ante todo y en primera línea defendieron a Europa de las invasiones otomanas, fueron españoles, y en contra, además, de alianzas de otros países europeos con los invasores… España ha producido grandes artistas, escritores, algunos científicos importantes. Y viniendo a la actualidad, es casi el único país europeo que no debe su libertad a la intervención militar de Usa y la URSS… Usted juzga solo por los periodos de decadencia, a los que gente como usted siempre ha contribuido con sus sandeces”.

Nueva historia de España: de la II guerra púnica al siglo XXI (Bolsillo (la Esfera))

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Crónica. Gobierno criminal

**”El juez imputa a Repsol y Caixabanc por el espionaje de Villarejo a Del Rivero”. Las conductas mafiosas de grandes empresas del Ibex. Pero, ¿por qué no imputa a la jefa de fiscales del Doctor, compinche de Villarejo y pareja de un juez delincuente? La justicia en manos de delincuentes. En una democracia fallida y un estado casi fallido.

**Opinadores y analistas denuncian las incontables fechorías del gobierno en relación con el virus, y que se resumen en el país  o uno de los países con mayor número de muertes proporcionales. Se trata, evidentemente, de un gobierno criminal que debería ir a la cárcel, pero a esa evidencia nunca llegan los análisis: exponen los hechos y no la conclusión. ¡Tanto miedo tienen a la mafia gobernante!

**El gobierno que más ataca la seguridad y la integridad quiere una ley de crisis que llama de seguridad nacional, como llama democrática a una ley contra las libertades. ¿Qué entiende por crisis esa mafia? Quizá manifestaciones masivas contra él, como las que hubo contra Maduro. Quizá que VOX gane mayoría en las urnas. 

**”Sánchez desautoriza a Garzón”, dice el estúpido periodismo español. Como desautorizó a Podemos.

**”Sociedad civil catalana pide apoyo a los españoles para librarse del chantajes de los independentistas”. a) No son independentistas, sino separatistas: Cataluña comparte la independencia de España, tan menguada por  los gobiernos PP y PSOE. b) No son “los” españoles, sino “los demás” españoles. c) Los principales autores del chantaje y del golpismo permanente, son los gobiernos PP y PSOE: sin su apoyo al separatismo no habríamos llegado al golpismo permanente. La precisión en los términos es esencial en política.

**”Sociedad civil catalana” habla de “reconstruir España”. Y tiene razón. El país ha sufrido durante largos años una tenaz corrosión de su unidad nacional,  de su independencia y de las libertades,  que exigen otro discurso, otra decisión y otro impulso. Lo más parecido a ello actualmente es VOX, un partido de extrema necesidad.

**El presidente de Sociedad civil catalana  pide al gobierno que “fije con claridad los límites para generar seguridad y tranquilidad”. Aquí ya entramos en el terreno de la bobaliconería. ¿Por qué no se lo pide directamente a los separatistas? Ellos y el gobierno son cómplices en el mismo designio.

**Dice una tiorra separatista  que “Cataluña no odia a España” ¿Cómo va a odiarla, si siempre fue parte de ella? Otra cosa son los separatistas, vulgo catalufos. Como  decía el “moderado”  Ventura Gassol: “Nuestro odio contra la vil España es gigantesco, loco, grande y sublime. Hasta odiamos el nombre, el grito y la memoria, sus tradiciones y su sucia historia”.  Como miembro de la “raza catalana” se sentía superior a los demás españoles. Durante la guerra tuvo que huir de la FAI, luego se exilió en Méjico, y volvió libremente,  en 1972,  a la terrible dictadura franquista, dejando de soltar tonterías por un tiempo. Hoy lo celebran los catalufos por todo lo alto.

**Nada hay más grotesco que la serie de “héroes” del separatismo catalán, desde  Prat de la Riba, Macià, Dencás, el “Capitá Collons”  o Companys hasta los estafadores Pujol o Batista i Roca y sus asesinos de Bultó y Viola.

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Galería de charlatanes (XXVI). Moradiellos justifica a Negrín, es decir a Stalin 

Por Que El Frente Popular Perdio La Guerra Civil

Moradiellos y Serna comparten una devoción beata por la cultura inglesa o anglosajona, con un apoyo a lo que llaman “la república”, es decir, el sovietizante Frente popular. Esta confusión no es extraña, porque, en definitiva, Usa, el Imperio inglés y la Unión Soviética fueron estrechos aliados en la guerra mundial, y les ha gustado competir luego en su condena al régimen de Franco, que libró a España de a aquella contienda atroz. También coinciden en la tendencia a declamar y divagar, a la que suelen llamar los charlatanes  “metodología científica”. Pero, bueno, hay que decir en su honor que fueron los únicos que aceptaron cierto grado de debate, aunque huyeran de él a la tercera o cuarta entrega.

Lo que sigue es parte del sostenido con Moradiellos  en El Catoblepas, en julio de 2003. Como se verá, Moradiellos quería centrar la explicación de la guerra en las ayudas exteriores. Desde hace mucho sabemos que fueron equivalentes, con la diferencia de que Franco pagó mucho menos por ellas. Pero la cuestión real no es cuantitativa, sino cualitativa: la ayuda soviética fue tutela o más que tutela, mientras que la italogermana fue simplemente ayuda: 

 Me gusta ir al grano con la mayor sobriedad posible, y debo reconocer que la tendencia de Moradiellos a la retórica barroca, con sus divagaciones, nimiedades, justificaciones innecesarias, etc., me resulta tediosa. Pero en fin, alá gustos, y no voy a negar el mérito que los barroquismos puedan tener. De todas maneras, vamos a ver si centramos ahora el debate, tras las primeras aproximaciones.

Decía en el anterior escrito que, en cuanto a la intervención exterior, la cuestión central  es el carácter que adoptó en cada bando, pues supeditó el Frente Popular a Stalin, mientras que no ocurrió nada parecido en el bando franquista. En su tendencia a divagar, Moradiellos ni siquiera había abordado esta cuestión, sospecho que ni siquiera se había percatado de su importancia. Pero ahora por fin, tras mucho preámbulo, tiene que meterse en harina. Menos mal.

Sin embargo, sus críticas carecen, una vez más, de rigor. Antes resumí: «Si Moradiellos pudiera demostrar que el Frente Popular mantuvo el control del oro y lo gastó del modo más conveniente para él, que el PCE no obedecía a Stalin o que su influencia en el Frente Popular fue negligible, que los asesores y militares soviéticos no tuvieron más influencia que los alemanes e italianos en el bando contrario, que la NKVD operaba bajo autoridad española, que la destitución de políticos anticomunistas fue una casualidad, &c., entonces no cabe duda de que habría derrumbado por completo mi tesis básica sobre la intervención exterior, ya que las demás caerían por su peso o serían asunto menor.» ¿Cómo replica a esto el ilustre profesor? Empieza por decir, prometedoramente: ¡Ojo! No se trata de negar lo innegable: que la URSS intervino en la política interior republicana. Republicana. Pero, a continuación, con su tendencia a irse por las ramas… pues se va por las ramas, con una disquisición sobre el carácter de la república desde 1931, las «tres Españas», etc. También tocaré esos temas, pero en su momento, pues de otro modo el debate se convertiría en un monumental enredo.

No sólo la URSS, también Italia y Alemania intervinieron, o lo intentaron, en la política interior española. La diferencia está en que los últimos no lo consiguieron, o sólo de modo muy secundario, mientras que Stalin logró satelizar al Frente Popular. Para cualquier persona algo enterada de las circunstancias no puede admitir la menor duda el predominio soviético en España, ejercido por tres vías principales y complementarias: el control del oro, la posesión de un partido-agente, el PCE, que llegó a ser el principal en el FP, y los asesores y  la policía política soviética, que actuaba en España como en una colonia.

Son datos de tal peso que la cosa queda bien clara, pero Moradiellos se las arregla para salirse por la tangente una vez más. Sobre el oro, en lugar de reconocer que el Frente Popular perdió el control sobre él, se embarca en las disquisiciones y justificaciones ofrecidas por los políticos responsables de su entrega a Stalin, asegurando que «no había otro remedio». Esas justificaciones a posteriori, así como las culpas que se echaron unos a otros por la fechoría,  sólo prueban hasta qué punto dichos responsables comprendían la magnitud de la ilegalidad –por llamarla suavemente– cometida, y de sus nefastas consecuencias. Y, desde luego, no desmienten, sino que confirman lo arriba dicho: el gobierno español perdió el control sobre sus reservas, y Stalin, al adueñarse del suministro de armas al Frente Popular, se hizo también dueño del destino de éste.

Los papeles de Largo Caballero, no destinados a la propaganda y que he citado con extensión en El derrumbe de la II República, demuestran inapelablemente que:

a) La operación se hizo entre Negrín, Largo Caballero y Prieto, y al margen del presidente de la «república», a quien sólo presentaron los hechos consumados. Prefirieron no informarle, dice Largo, por su penoso «estado espiritual». Según Prieto, y aquí es creíble, cuando Azaña se enteró, tuvo una tremenda explosión de cólera y amenazó con dimitir (por lo demás, sus amenazas de dimisión abundaron). Es significativo el silencio de Azaña sobre este turbio asunto, que inevitablemente le implicaba, precisamente por no haber dimitido.

b) La ilegalidad del envío empeoró al no ser tampoco informado previamente el resto del gobierno. Se trató de una decisión oscura tomada entre tres políticos socialistas. No comunistas, entiéndase bien.

c) La entrega del tesoro español se hizo sin documentos probatorios de la propiedad española. ¡Fue Stalin quien propuso ese documento!… Que por lo demás quedó en papel mojado. Largo que, como presidente del gobierno, era una de las personas con poder de disponer el gasto, fue simplemente apartado en cuanto se convirtió en un estorbo para la política soviética, y fue Negrín, autor material del envío, quien siempre manejó el depósito, en la medida en que la URSS quiso salvar las formas.

d) Stalin jamás ofreció una contabilidad detallada de los gastos, y utilizó la amenaza de suspender los envíos de armas, compradas a alto precio por el Frente Popular, como presión e injerencia en la política española.

e) Tampoco Negrín informaba al resto del gobierno sobre su manejo de la Hacienda (supuestamente) pública, como corrobora Zugazagoitia. Su manera opaca y absolutamente irregular de manejar los fondos del país se extendía a medidas como la creación, por su cuenta y como ministro de Hacienda, de una especie de ejército particular de carabineros.

f) Mientras que los nacionales obtuvieron cuantiosos créditos sin disponer de ninguna garantía financiera, los políticos izquierdistas, disponiendo de la cuarta reserva mundial de oro, no pudieron obtener de la URSS crédito alguno hasta la consunción oficial de dicha reserva.

Todas estas cosas deben parecerle normales o perfectamente justificables a Moradiellos, como a Viñas y a tantos otros panegiristas de Negrín. Pero si los encuentran justificables sólo puede ser porque tanto la legalidad como la transparencia (al menos dentro del mismo gobierno) como, sobre todo, la independencia de España, les parecen asuntos sin importancia. Conviene señalar esta implicación inequívoca, porque si no nos perderíamos en enredos palabreros. Mi punto de vista es que la cuestión central de la intervención soviética consiste en el sometimiento del Frente Popular a Stalin, mientras que para Moradiellos y demás, eso apenas tiene interés (señal de lo que aprecian la independencia de España ad.), por lo que desvían la atención de los hechos, centrándola en las justificaciones.

Una vez clarificado este punto, paso a las justificaciones. Como sabemos, Prieto y Largo dan versiones distintas y culpan a Negrín, mientras que éste sólo nos ha dejado justificaciones propagandísticas y sin reflexión ulterior, pues no ha escrito memorias ni análisis retrospectivos –cosa increíble, dada su responsabilidad, pero también muy significativa–; y Azaña guarda un silencio revelador. Por alguna razón poco clara, el neostalinista Moradiellos prefiere las justificaciones propagandísticas de Negrín y, en lo que le apoyan, las de Largo.

Según esas justificaciones, se entregó el oro a Moscú «porque no había otro remedio», dada la actitud de las democracias (al respecto cuela también una falsedad, pretendiendo que Viñas y Aceña sostienen la misma idea. Aceña no cree necesaria la entrega). El argumento indica mucho, pues supone reconocer que fue un mal, aunque «inevitable». El mal, que no se explica con claridad, consistía precisamente en la supeditación a Stalin, probablemente el tirano más brutal y sanguinario del siglo XX, en rivalidad con Hitler (aunque éste apenas había iniciado su escalada exterminadora por entonces, y esta es una diferencia muy importante). Se trataba, implica Negrín, de elegir entre la rendición incondicional a Franco o la sumisión a Stalin. Examinemos las dos opciones. La primera significaba aceptar una fuerte represión -aunque ni mucho menos la pretendida por la propaganda–, pero en compensación habría muchos menos muertos y destrozo del país, que seguiría independiente. La segunda suponía perder la independencia, destruir buena parte del país y aumentar en decenas o cientos de miles las víctimas, aunque, de salir bien las cosas, ofrecería a la izquierda la ocasión de ser los perseguidores y no los perseguidos al final de la contienda. Dejemos esto aquí ahora, pues ya veremos el final de esta elección entre Stalin y Franco.

Pero incluso al centrarse en la retórica justificadora de la entrega del oro, Moradiellos olvida algo esencial. Las justificaciones se construyen hacia el final o después de la guerra, cuando ésta estaba perdida y casi todos se han desengañado de la URSS. Ahora bien, la entrega del oro se planeó y efectuó muy poco tiempo después de la constitución del gobierno de Largo Caballero, «gobierno de la victoria», como se llamó, y muy razonablemente, dado el balance de fuerzas materiales. En ese momento, Largo, Negrín y Prieto no estaban simplemente hartos de la abstención de las democracias, con las cuales se identificaban muy poco o nada, sino que, por el contrario, confiaban en Stalin de manera casi ciega –ni siquiera le pidieron acreditación de la propiedad del oro, como hemos visto–. Éste es el punto clave. Para los entreguistas, Stalin venía a ser el modelo. Los tres habían organizado y dirigido la insurrección socialista de octubre de 1934, planeada textualmente como guerra civil y contra un gobierno democrático, a fin de imponer en España una dictadura proletaria, es decir, un régimen similar al soviético (…) La intervención de Stalin auguraba en 1936 la victoria y el ajuste de cuentas al enemigo, y el coste de todo ello preocupaba muy poco a aquellos políticos socialistas. Al aceptar las justificaciones tal cual, olvidando la cronología, las circunstancias y los precedentes, Moradiellos, como Viñas y otros, otros muestran un espíritu crítico muy romo (o algo peor: complicidad intelectual con aquellos delincuentes- ad).

Observemos, además, que el «no había más remedio» podría aplicarse con mucha mayor razón al bando franquista, que, falto de recursos financieros, de industria y legitimidad internacional, estaba en principio atado de pies y manos ante la presión de las potencias fascistas amigas. Pero, ya ve Moradiellos, ¡sucedió exactamente al revés!

Cuatro perros verdes

 

 

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9 Respuestas a España y Europa / Gobierno criminal / Charlatanes (XXVI): Moradiellos apoya a Negrín, es decir, a Stalin

  1. Pío Moa dice:

    **Un moro decide que en España sobra VOX. Buen retrato de la situación.

  2. Alvo dice:

    Qué mal la Ayuso en el discurso que está dando en la tele, falla en lo más importante: cree que el doctor es víctima de los separatistas y no cómplice….

  3. Alvo dice:

    El locutor mentiroso de La 2 dice que ya desde Grecia los descubrimientos científicos hechos por mujeres se asignaban a hombres… 

  4. comino dice:

    Dicen muchos, como ok diario, que Sánchez hace el “rídículo” con eso de “soldados y soldadas”. Es una tergiversación consciente del lenguaje, necesaria para imponer sus ideologías totalitarias, de género, feminista, etc. Y no es ridículo, sino terrorífico, por su efectividad y la velocidad que llevan.

  5. Manolo dice:

    La efectividad es debida en gran parte a que hay mucho dinero detrás para pagar a la gente que está continuamente dando la matraca con esto. Se dedican por ejemplo 100 millones anuales a crear algún organismo del estado. De esos 100 millones 5 se van en gastos corrientes, 94 en sueldos de enchufados y queda 1 millón para dedicar a lo que se supone que fue la razón de crear ese nuevo organismo.

  6. Pío Moa dice:

    Suele calificarse al Lazarillo  de modelo de literatura realista,  lo cual introduce un equívoco, pues sugiere que el realismo describe la vida “tal y como” es, o  sea, con personajes sin heroísmo ni grandes aspiraciones, absorbidos por las necesidades más elementales de la vida, que resultan frustradas una y otra vez (si resultaran satisfechas, aun al nivel de la simple aspiración a la subsistencia, sería muy difícil hacer de ellos un relato sugestivo. De hecho, Lázaro termina su relato en el momento en que consigue la seguridad de comida casa y estabilidad digamos amorosa. Parece que ya no tiene nada interesante que seguir contando. En las novelas de caballerías sucede algo semejante: personajes y acciones guiados por heroísmos, amores y aspiraciones sublimes, sometidos a una prueba tras otra, de las que en definitiva salen bien parados. Naturalmente, ello nos parece inverosímil, pero dejando aparte las exageraciones e intervenciones de la magia, personajes heroicos y amores extremados ocurren en la realidad lo mismo que sus versiones sórdidas. Los lectores deseaban parecerse a Amadís y no al Lazarillo, y sin embargo disfrutaban con ambos, porque los dos les mostraban dos caras de la realidad humana.

  7. Alvo dice:

    Nadie puede ser amo de su destino… uno está influido y desviado por montones de sucesos fuera de su control… cuando esos sucesos coinciden en ir contra uno, se habla de “mala suerte”… yo he tenido mucha, pero no del mismo tipo que el lazarillo… 

  8. Alvo dice:

    Bueno, aunque tampoco creo en el destino… 

  9. Pío Moa dice:

    Nuevo hilo