Época violenta y peligrosa / VOX debería rectificar /Gloriosa tradición del PSOE

Época violenta y peligrosa

Toda novela, incluso la más fantasiosa, tiene directa o indirectamente un trasfondo histórico, que algunas, calificadas de “históricas”, llegan a intentar cambiar o reinterpretar utilizando a los personajes reales. Esto último me parece una arbitrariedad infantil. En la mayoría de los relatos de ficción, el trasfondo histórico es muy difuso, apenas discernible,  y no pretende otra cosa; pero en otras es fuerte y evidente, y eso ocurre con la trilogía que aún no he terminado. Como decía, en la primera, Sonaron gritos y golpes a la puerta, los personajes  actúan a lo largo de diez años, entre la guerra en Cataluña y el maquis en Galicia. El protagonista principal no es  una figura puramente imaginaria, pues hubo bastantes hombres que lucharon sucesiva y  voluntariamente en la guerra civil, en Rusia y en o contra el maquis. El protagonista, Alberto, tiene su contrafigura precisamente en su propio padre, asesino de la familia de Alberto y por poco de este  mismo, y que también combatió en  la guerra de España, en Rusia y en el maquis, pero en sentido contrario. Obviamente, pocos en aquella época tuvieron esa triple experiencia, quizá unos treinta mil lucharan en la guerra civil y en Rusia, y los que sumarían además al maquis no llegarían quizá al  millar. Pero siendo pocos eran tremendamente  ilustrativos  de la época, mucho más que los muermos estancados  de La Colmena. Tal como lo son los pocos militantes activos de un partido, aunque aquellos de los “años de hierro” de un modo más existencialmente significativo. Fue una época violenta y peligrosa,  que volvía extremas las conductas, en cualquier sentido que se produjeran, incluyendo la picaresca.

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VOX debería rectificar

*A principios de año, creo recordar,  VOX preparaba una moción de censura contra el Dotor.  Abascal en un gesto falsamente caballeroso y contradictorio, dijo que lo habían abandonado para no perjudicar al PP, sumido entonces en una crisis interna: “A nosotros el único sorpasso que nos interesa es al PSOE, que se ha aliado con los enemigos de España”. ¿Y el PP no? ¿Por qué ha roto Abascal con el PP, entonces, si solo se diferencian en cuestiones secundarias o de matiz? Asombroso. Si la gente solo ve diferencias de matiz, y no de raíz entre VOX y el PP, votará al PP como la opción más útil. Y se preguntará por qué Abascal ha creado un nuevo partido, que debilita la unidad de la derecha, en lugar de presionar dentro del PP, como Ayuso, por ejemplo.

*La anterior moción de censura de VOX fue un gran éxito de propaganda, que le permitió llegar ampliamente a la opinión pública y definir al PSOE  por debajo de su hojarasca retórica y de paso retrató al PP. Una segunda moción de censura habría sido un nuevo gran éxito aunque no consiguiera desalojar al Dotor, y por las mismas causas. Si VOX no se distingue claramente del PP y no lo “sorpassa”, será cosa de poco tiempo que termine desinflándose, como pasó en Andalucía, donde se ha vuelto irrelevante después de sus jactancias de que iba a gobernar con el Nocilla, a quien ahora se ofrece a ayudar patéticamente “contra la inflación”.

*Ahora VOX, o varios de sus dirigentes, creen que el electorado  les exige que vayan aliados como auxiliares del PP, con la esperanza de superarlo mostrándose más radical en tales o cuales aspectos. Para lo que deben dejar en segundo plano la gran política y ocuparse fundamentalmente de las políticas menores, “las que interesan a los ciudadanos”, y a las que todos apelan (¿qué partido va a defender la inflación, que parece ahora  la cuestión clave para VOX? Todos hablarán contra ella y tan bien o mejor que VOX).

*Otro grave  error de VOX, es promover una “ley de concordia” (idea del PP) como si un gobierno pudiera obligar a la gente a “concordarse”. De nuevo asoma la pretensión totalitaria, ya “normal2 en todos los partidos, de dictar desde el poder  los sentimientos de la gente. La demagogia implícita es que “los españoles se abrazaron y reconciliaron”, además, en la transición. Eso es cierto solo a medias:  no hubo abrazo, aunque sí reconciliación de hecho, y no en la transición sino en los años 40, cuando el franquismo salvó a España de la SGM y venció al maquis y al aislamiento. La “concordia” cae implícitamente en la infame demagogia del PP al pretender que la guerra se libró porque algunos locos sádicos  de un lado y otro decidieron matarse y arrastrar a los demás españoles. Ahora se trataría de “olvidar” y  “abrazarse”. La verdad incuestionable es que fue una guerra de sovietizantes y separatistas contra partidario de la unidad nacional y la cultura española, de raíz cristiana. Y que ganaron precisamente los buenos. Mientras estas verdades evidentes no se reconozcan, la política navegará a la deriva, satelizada a  las demagogias socialistas-separatistas.

*Denunciar que las leyes de memoria crean odios está bien, pero es enormemente insuficiente. Lo principal es que son leyes inadmisibles, totalitarias, que deben combatirse desde el primer momento. En segundo lugar, que las mismas leyes implican el reconocimiento de que las versiones de izquierda son falsas, ya que necesitan tales leyes. Y solo en tercer lugar que, efectivamente, fomentan los odios sociales. No se debe atender a lo más secundario y explotable emocionalmente, dejando de lado lo real y de verdad relevante. Es como la llorera sentimental por la “guerra entre hermanos”, olvidando lo que pretendían unos “hermanos” y otros.

*Temo que vamos a ver cómo VOX se va desinflando. Quizá ello le incite a rectificar.

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 Gloriosa tradición del PSOE.

ZP y el Dotor  han declarado “honestos” e “inocentes” a Chaves y Griñán, autores de uno de los mayores robos  desde la transición. Para entenderlo hay que remontarse a una tradición ya inveterada en el PSOE:

Juan Negrín, socialista, presidió el gobierno del frente popular durante casi dos años, desde mayo de 1937 hasta el final de la guerra. Es por tanto el principal dirigente y representante de lo que fue el Frente Popular. Antes de él, el jefe máximo había sido durante ocho meses el también socialista Largo Caballero, El Lenin español, que a su vez había sucedido al caótico y efímero (mes y medio) gobierno del azañista José Giral. Pese a su leninismo, Largo Caballero había sido defenestrado por los comunistas después de una pequeña guerra civil entre las izquierdas en Barcelona.

Terminada la guerra, surgió una demostrativa polémica entre Negrín y otro líder socialista de máxima relevancia, Indalecio Prieto, ambos exiliados. El motivo eran los tesoros cargados en el yate Vita, que Negrín había enviado a un agente suyo en Méjico, pero del cual se había apropiado limpiamente — por así decir– Prieto en combinación con el presidente mejicano Cárdenas. En sus cartas, Negrín explica cómo había reunido aquellos tesoros, por la labor de “hombres previsores no impulsivos, precavidos contra la improvisación”, gracias a lo cual “Nunca se ha visto que un Gobierno o su residuo, después de una derrota, facilite a sus partidarios, como lo hacemos, medios y ayudas que ningún Estado otorga a sus ciudadanos después de una victoria”.

El tesoro del Vita, como otros juntados con tanta previsión desde casi el comienzo de la guerra, incluían desde joyas valiosísimas del patrimonio artístico e histórico español, hasta colecciones filatélicas raras, o monedas antiguas de oro y plata guardadas en museos, o piezas saqueadas en archivos particulares, el contenido de las cajas de seguridad privadas en los bancos, descerrajadas, y hasta las alhajas humildes en las casas de empeños… Un expolio gigantesco, acompañado de numerosas destrucciones irremediables. Lógicamente, Negrín se sentía moralmente decepcionado por la actitud de su correligionario: “Lo que estos hombres previsores no supieron adivinar, ni para ello existe reactivo que lo delate, es hasta qué punto la infidelidad, y deslealtad de unos guardianes podrían malograr sus cálculos. La situación resultante de nuestro error ha sido que una buena parte de esos caudales, por la intervención personal de usted , o por su consejo, se encuentra hoy no sabemos ni en qué manos ni en qué sitio, bajo su custodia o a sus órdenes”.

Tamaña “infidelidad” enfurecía a Negrín, que exigía a Prieto la devolución de lo robado (por ambos) s caudales. Prieto no pensaba como él. Replicó que sería “conciso y discreto porque lo exige la naturaleza de los asuntos ante la posible difusión de esta correspondencia”, y negaba la autoridad de Negrín sobre aquellos bienes respaldándose en acuerdos vagos de grupos de exiliados, así como del gobierno mejicano, el cual “trató conmigo el asunto con nobleza y generosidad loabilísimas”. Generosidad sin duda correspondida. La polémica, reveladora hasta lo grotesco (la he resumido en Los mitos de la guerra civil), derivó a las responsabilidades por la derrota, de la que se echaban mutuamente las culpas.

La polémica Negrín-Prieto, que he resumido en “Los mitos de la guerra civil”, por su carácter brutalmente revelador y al mismo tiempo tragicómico, y hasta por su valor literario, debería ser conocida por todos los españoles. Su desconocimiento explica, precisamente, muchas conductas muy actuales. Negrín, por cierto, está siendo reivindicado como un héroe por el PSOE y por historiadores próximos a ese ejemplar partido de “los trabajadores”. ¡Y tanto que trabajan!

 

 

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23 Respuestas a Época violenta y peligrosa / VOX debería rectificar /Gloriosa tradición del PSOE

  1. Alvo dice:

    Pues sí, a ver si es verdad que con malos resultados Vox rectifica… 

  2. Pablouned dice:

    ¿Y tiene que esperar a los previsibles malos resultados para rectificar? ¿No basta ver el precipicio al fondo, para no llegar tan siquiera al borde? 
     

  3. Pío Moa dice:

    Como ya dije, Moradiellos y Serna fueron los únicos que aceptaron cierto grado de debate , aunque abandonaran a la tercera o cuarta entrega. Los dos combinan una devoción beata por la cultura inglesa o anglosajona, con otra no menos beata por lo que llaman “la república”, es decir, el sovietizante y disgregador Frente popular; y también coinciden en la tendencia a declamar y divagar, sobre lo que llaman, algo pomposamente, “metodología científica”, que les lleva a admirar dicha república. Esta confusión no es extraña, porque, en definitiva, Usa, el Imperio inglés y la Unión Soviética fueron estrechos aliados en la guerra mundial, y les ha gustado competir luego en su condena al régimen de Franco, que libró a España de aquella contienda atroz.

    Lo que sigue es parte de un debate con Enrique Moradiellos en El Catoblepas, en julio de 2003. Moradiellos quería centrar la explicación de la guerra en las ayudas exteriores. Desde hace mucho sabemos que fueron equivalentes, con la diferencia de que Franco pagó mucho menos por ellas. Pero la cuestión real no es cuantitativa, sino cualitativa: el efecto político de las ayudas, muy distinto en un bando y otro.

  4. Pío Moa dice:

    Antes resumí: Si Moradiellos pudiera demostrar que el Frente Popular mantuvo el control del oro y lo gastó del modo más conveniente para él, que el PCE no obedecía a Stalin o que su influencia en el Frente Popular fue negligible, que los asesores y militares soviéticos no tuvieron más influencia que los alemanes e italianos en el bando contrario, que la NKVD operaba bajo autoridad española, que la destitución de políticos anticomunistas fue una casualidad, etc., entonces habría derrumbado por completo mi tesis básica sobre la intervención exterior, ya que las demás caerían por su peso o serían asunto menor. ¿Cómo replica a esto Moradiellos? Empieza prometedoramente: ¡Ojo! No se trata de negar lo innegable: que la URSS intervino en la política interior republicana. Republicana, dice. Pero a continuación se va por las ramas con una disquisición sobre el carácter de la república desde 1931, las «tres Españas», etc. También tocaré esos temas, pero en su momento, pues de otro modo el debate se convertiría en un galimatías.

    No sólo la URSS, también Italia y Alemania intervinieron, o lo intentaron, en la política interior española. La diferencia está en que los últimos no lo consiguieron, o sólo de modo muy secundario, mientras queStalin logró satelizar al Frente Popular. Cualquier persona algo enterada de las circunstancias no puede albergar la menor duda sobre el predominio soviético en España, ejercido por tres vías principales y complementarias: el control del oro (por tanto de las armas), la posesión de un partido-agente, el PCE, que llegó a ser hegemónico en el Frente Popular, más los asesores y la policía política soviética, que actuaba en España al margen del propio frente poplar.

    Son datos de tal peso que la cosa queda bien clara, pero Moradiellos se las arregla para salirse por la tangente una vez más. Sobre el oro, en lugar de reconocer que el Frente Popular perdió el control sobre él, se embarca en las disquisiciones y justificaciones ofrecidas por los políticos responsables de su entrega a Stalin, asegurando que «no había otro remedio». Esas justificaciones a posteriori, así como las culpas que se echaron unos a otros por la fechoría, sólo prueban hasta qué punto dichos responsables comprendían la magnitud de la ilegalidad –por llamarla suavemente– cometida, y de sus nefastas consecuencias. Y, desde luego, no desmienten, sino que confirman lo arriba dicho: el gobierno español perdió el control sobre sus reservas, y Stalin, al adueñarse del suministro de armas al Frente Popular, se hizo también dueño del destino de éste.

  5. Pío Moa dice:

    Los papeles de Largo Caballero, no destinados a la propaganda y que he citado con extensión en El derrumbe de la II República, demuestran inapelablemente que:

    a) La operación se hizo entre Negrín, Largo Caballero y Prieto, y al margen del presidente de la «república», a quien sólo presentaron los hechos consumados. Prefirieron no informarle, dice Largo, por su “penoso estado espiritual». Según Prieto, y aquí es creíble, cuando Azaña se enteró, tuvo una tremenda explosión de cólera y amenazó con dimitir (sus amenazas de dimisión abundaron). Y algo revela el silencio de Azaña sobre este turbio asunto, que inevitablemente le implicaba, precisamente por no haber dimitido.

    b) La ilegalidad del envío empeoró al no ser tampoco informado previamente el resto del gobierno. Se trató de una decisión oscura tomada entre tres políticos socialistas. No comunistas, entiéndase bien.

    c) La entrega del oro español se habría hecho sin documentos probatorios de la propiedad española, según Largo. ¡Fue Stalin quien propuso ese documento…! Que por lo demás quedó en papel mojado. Largo que, como presidente del gobierno, era una de las personas con poder de disponer el gasto, fue simplemente destituido en cuanto se convirtió en un estorbo para la política soviética, y fue Negrín, autor material del envío, quien siempre manejó el depósito, en la medida en que la URSS quiso salvar las formas.

    d) Stalin jamás ofreció una contabilidad detallada de los gastos, y utilizó la amenaza de suspender los envíos de armas, compradas a buen precio por el Frente Popular, como presión e injerencia en la política española.

    e) Tampoco informaba Negrínal resto del gobierno sobre su manejo de la Hacienda (supuestamente) pública, como corrobora Zugazagoitia. Su manejo opaco e irregular de los fondos del paísse extendía a medidas como la creación, por su cuenta y como ministro de Hacienda, de una especie de nutrido ejército particular de carabineros.

    f) Mientras que los nacionales obtuvieron cuantiosos créditos sin disponer de garantía financiera, los políticos izquierdistas, disponiendo de la cuarta reserva mundial de oro, no pudieron obtener de la URSS crédito alguno hasta la consunción oficial de dicha reserva.

    Todas estas cosas deben parecerle normales o nimias a Moradiellos, como a Viñas y a tantos panegiristas de Negrín. Pero si los encuentran normales sólo puede ser porque tanto la legalidad como la transparencia (al menos dentro del mismo gobierno) como, sobre todo, la independencia de España, les parecen asuntos irrelevantes. Conviene señalar esta implicación inequívoca, porque, si no, nos perderíamos en enredos palabreros. Mi punto de vista es que la cuestión central de la intervención soviética consiste en el sometimiento del Frente Popular a Stalin, mientras que para Moradiellos y demás, eso apenas tiene interés (señal de lo que aprecian la independencia de España), por lo que desvían la atención de los hechos y sus efectos, a las autoexculpaciones de los autores.

  6. Pío Moa dice:

    Para ser historiador, a Santos Juliá le falla mucho la memoria, empezando por la de su pasado clerical, que nunca menciona pese a ser un dato muy importante para entender su trayectoria, y aun más relevante cuando muestra tan poco interés en señalarlo, pues nos ayuda a entender algunas de sus actitudes intelectuales. Juliá, afectado por la crisis posconciliar, se pasó a la izquierda, hasta convertirse en historiador oficioso del PSOE y biógrafo de Azaña, siempre con su curiosa desmemoria, que le lleva a omitir datos significativos. Quizá por esta deficiencia, y no por mala intención, ensalza a personajes como Prieto, o pinta un Azaña inconciliable con los propios diarios del personaje.
    Recientemente ha escrito contra la beatificación de numerosos mártires cristianos causados por el Frente Popular, muchos de ellos directamente por los socialistas, y lo ha hecho apoyándose en el intelectual católico francés Maritain: Es un sacrilegio horrible masacrar a sacerdotes –aunque fueran fascistas, son ministros de Cristo– por odio a la religión; y es un sacrilegio igualmente horrible masacrar a los pobres –aunque fueran marxistas, son cuerpo de Cristo– en nombre de la religión. Pero un historiador con no más que un mediano sentido crítico no puede emplear de ese modo la sentencia de Maritain oponiendo sacerdotes y “pobres”. Los sacerdotes eran asesinados por el mero hecho de ser sacerdotes, pero, ¿de dónde saca Maritain que los pobres sufrían matanzas por el hecho de serlo?
    Esto es una sandez muy propia de la propaganda estalinista, y su falsedad salta a la vista no ya de un historiador, sino de cualquier persona con sentido común. Ello aparte, los muertos por el terror de los nacionales durante la guerra ascendieron a unos 70.000, según los cálculos más solventes de Martín Rubio: ¿tan pocos pobres había en España? Como sabe todo el mundo, cayó entonces gente acomodada, de clase media y “pobres”, pero ninguno de estos últimos lo fue por su posición social, sino por considerárseles enemigos políticos, por venganzas personales, etc. Lo mismo vale para el terror del Frente Popular (unas 60.000 víctimas, más proporcionalmente que sus contrarios, al haberse ejercido sobre un territorio menor), que sacrificó igualmente a gran número de pobres –obreros y campesinos– desafectos
    La persecución de los sacerdotes y muchas monjas, masacrados a menudo con sadismo estremecedor, se emparenta cualitativamente con el Holocausto perpetrado por los nazis contra los judíos, pues en ambos casos las víctimas eran asesinadas simplemente por ser judíos, o clérigos en el caso español. Un historiador serio debe tener en cuenta otro detalle que Juliá también olvida, y que ayuda a explicar la evidente falsificación del intelectual francés: la preocupación por su país no dejaba de pesar en los juicios de Maritan, y él estaba alarmado por la influencia que pudieran lograr en España los alemanes e italianos en detrimento de los intereses franceses, y por ello trataba de convencer al Vaticano de que Franco era un títere de Hitler. Pudo tratarse de una mentira inconsciente, pero desde luego era mentira, y escondía que, por el contrario, el Frente Popular sí fue dominado por Stalin.
    Casualmente, nuestro historiador no se pregunta por las causas de aquellos horrores, nada excepcionales en el siglo XX. Por poner un ejemplo, en Leningrado, una sola ciudad, murió el triple de gente que en toda la guerra española y en el mismo tiempo. Por poner otro, la guerra ruso-finlandesa igualó en solo tres meses el total de caídos en España entre los frentes y la retaguardia. Sin embargo, la cuestión de las causas de la guerra es la decisiva y definitoria para entender los sucesos.
    Pues bien, Juliá y otros muchos profesionales a la lisenka mantienen la tesis de que los nacionales se sublevaron contra la democracia y el progreso de los “pobres”, causando así la guerra y las atrocidades consiguientes. Una tesis en resuelta oposición a la evidencia misma: el Frente Popular se componía de los mayores enemigos concebibles de la democracia, y de ellos jamás sacaron los pobres otro beneficio que lo que Besteiro llamaba “envenenamiento de las conciencias”. Fue el Frente Popular quien destruyó la legalidad republicana, arruinando las bases de la convivencia y ocasionando la guerra civil, que el PSOE venía intentando desde finales de 1933. Hay que insistir sin tregua en este dato perfectamente documentado, porque los lisenkos insisten con increíble pertinacia en difundir la propaganda estalinista como “memoria histórica”.
    Queda esto: los Santos Juliá desvirtúan la espeluznante persecución religiosa con argumentos especiosos, han pretendido durante años que la Iglesia pidiera perdón a sus torturadores y ahora se oponen a que honre a sus mártires. ¡Imaginemos que en Alemania se hiciese hoy algo semejante con los judíos! El envenenamiento de las conciencias prosigue, con las mismas falsedades de los años 30. Juliá y compañía no revelan el menor sentimiento por lo que entonces hizo el Frente Popular, y uno queda con la sospecha de que repetirían, si hubiera ocasión. Después de todo siguen demostrando una vocación en verdad fanática por la defensa de “los pobres”.

  7. Pío Moa dice:
    Al señor Juliá le pasa conmigo lo que a Aznar con el catalán: habla mucho de mí en la intimidad, generalmente infamias, pero en público evita citarme. Sabia política, porque de otro modo me haría publicidad, al contar él con tantos lectores y yo con tan pocos. Como a mí, por razones obvias, me conviene lo contrario, le mencionaré extensamente.
     
    Hace unos días el señor Juliá fue entrevistado en La Vanguardia por un oficioso periodista (preguntas embarazosas, ni por asomo),. Mayor interés tiene su visión general de las “dos Españas”, cuya raíz encuentra el señor Juliá en el contraste entre los Austrias y los Borbones, llegados estos últimos, afirma, como “portadores del liberalismo, la Ilustración, la razón…” (Y comenta el oficioso entrevistador con finísima ironía: “De todos los males, vamos”).
  8. Pío Moa dice:
    Nuevamente debemos hacer serias objeciones. Desde el punto de vista intelectual, la Ilustración borbónica en España tuvo poca relevancia comparada con las de Inglaterra, Alemania o Francia; pero también resultó muy inferior al nivel de creación cultural alcanzado en la España anterior. Bajo los Austrias, aparte de cuanto pueda decirse en torno a la literatura, pintura, música, navegación, etc., surgió en España un pensamiento político y económico muy notable, predemocrático o precursor de desarrollos liberales ulteriores, y muy influyente en Europa. Con los Borbones no hubo nada semejante, y la influencia intelectual hispana en el mundo decayó a casi nada. Lo que trajeron los Borbones fue la monarquía absoluta en contraste con la autoritaria de los Austrias, ésta más liberal y descentralizada (suponiendo una virtud lo último, que no siempre lo es). Y la ideología borbónica fue el despotismo ilustrado, mucho más preocupado por la felicidad de los súbditos que por su libertad, y por tanto muy alejada del liberalismo. No quiero con esto descalificar el siglo XVIII borbónico, como algunos hacen con los XVI-XVII de los Austrias, pues no se lo puede juzgar sólo por estos rasgos, si la palabra juzgar viene al caso. Sólo quiero indicar que la apreciación global hecha por el señor Juliá concuerda mal con los hechos conocidos.
     
    De ese error de base derivan otros cuando examina el siglo XIX, entendido por él como un enfrentamiento entre la “visión católica y la liberal”. Tampoco aquí puede acusársele de elaborar un enfoque, digamos, sofisticado. Cabe observar que numerosos liberales, probablemente la mayoría, se consideraban católicos. Y que el tradicionalismo – término aquí más adecuado que el de catolicismo— perdió la I Guerra carlista, quedando como un mar de fondo en algunas regiones, pero sin volver a intervenir de forma decisiva en la política española, aunque protagonizara otras dos guerras civiles, una menor y otra casi insignificante.
     
    La historia política del siglo XIX español fue ante todo la de la pugna, a menudo violenta, entre dos corrientes liberales, o que así se llamaban: la moderada y la exaltada. Esta última se distinguió desde el primer momento por un jacobinismo comecuras, un estilo violento y panfletario y una más que llamativa infecundidad intelectual, por los pronunciamientos militares (la mayoría de ellos proviene de esa tendencia), y por un fuerte componente masónico. Cada uno de estos rasgos merecería estudio aparte, pero baste señalar aquí que las etapas de estabilidad y progreso del siglo XIX coinciden, en general, con el liberalismo moderado, y las de convulsión, asonada y violencia, con el liberalismo exaltado, cuyo mayor logro consistió en la demencial I República. Nadie puede seriamente incluir bajo el mismo título de “liberalismo” a los botarates de la I República y a los brillantes organizadores de la Restauración. Pero el señor Juliá lo hace con la mayor osadía, oponiendo a todos ellos “el catolicismo”, nada menos. Supongo que no pretendía hilar demasiado fino. En todo caso nadie le acusará de hacerlo.
     

    Esta serie de errores, apoyados unos en otros, llevará a nuestro ilustre historiador a presentarnos una pintoresca interpretación de Azaña, la república y el franquismo, cuyo examen dejo para un próximo artículo.

  9. Pío Moa dice:

    En un reciente artículo, Santos Juliá parece que empieza a enterarse de que en la “república”, como bautiza, según tradición propagandística, al Frente Popular, los republicanos eran pocos e impotentes frente a los partidos revolucionarios, a quienes culpa, con cierta injusticia, de los incontables crímenes perpetrados por entonces. ¡Algo es algo! Aunque, la verdad, poco todavía. Inmediatamente nos suelta el cuento de que los crímenes de la izquierda fueron la “consecuencia inmediata de la rebelión militar”. ¡Qué mala memoria! ¿Y los incontables asesinatos y agresiones de las izquierdas contra las derechas desde el comienzo de la república? ¿Y el terrorismo desatado por el PSOE en 1934, antes de emprender la guerra civil? ¿Y la oleada de asesinatos que siguió a las elecciones del Frente Popular, apoyados por la policía? Mal que le pese a Juliá, quienes empezaron los crímenes y trataron de organizar la guerra civil fueron las izquierdas, como he documentado exhaustivamente. No todas las izquierdas propiamente republicanas, claro está, pero sí las obreristas y revolucionarias, con las cuales se aliaron, precisamente, aquellas izquierdas. ¿Cómo alguien que quiere pasar por historiador puede olvidar estos hechos cruciales, como si los crímenes empezaran solo al reiniciarse la guerra civil en 1936?

    Con sentimentalismo barato, Juliá califica de “horrible” nuestro pasado. Pues no. Hubo hechos horribles, cierto, como suele ocurrir en las guerras, pero también hechos heroicos, aparte de que la guerra duró solo algo menos de tres años de “nuestro pasado”. Y lo “nuestro” fue mucho menos de lo ocurrido en casi toda Europa muy poco después de nuestra guerra civil. Ahora bien, dado que tales cosas suelen suceder cuando la legalidad se viene por tierra y cada bando lucha por su existencia, Juliá debería enterarse de cómo se destruyó la legalidad republicana. En cambio, da como un hecho la desvergonzada afirmación de Osorio de que “ellos (los nacionales) comenzaron”. Pues no: empezaron los llamados republicanos, que usaban con falsedad ese nombre, porque eran solo republicanos de izquierda, y el grueso de los republicanos era de centro derecha. Una usurpación entre tantas. Y comete Juliá otra falsificación al restringir las matanzas y crímenes izquierdistas a “los primeros meses de la guerra”, cuando prosiguieron hasta el final mismo, cuando los izquierdistas escapaban hacia los Pirineos fusilando de paso a los prisioneros, o cuando se mataban entre ellos mismos en Madrid.Tampoco parece muy enterado Juliá cuando distingue en los nacionales una especial vesania “implacable y metódica política de limpieza” aparte de los “50.000 fusilados tras inicuos consejos de guerra una vez la guerra terminó”. A ver si algún día nos especifica de dónde saca esa cifra, al margen de las “investigaciones” subvencionadas por el poder. Y nos aclara también si entre esos “españoles fusilados” no habría algún que otro culpable de delitos espantosos. Juliá trata de explicar, por Dionisio Ridruejo, unas matanzas realizadas por los nacionales, que alcanzarían el grado de genocidio… pero que nunca existieron en tal grado. “La historia se ha contado ya mil veces”, dice Juliá. Se ha falseado mil veces, debería decir. Dejo aquí sus fantasías sobre los contactos de posguerra entre algunos ex franquistas y la oposición o el exilio: aquella oposición nunca fue democrática en modo alguno. Como, en el fondo, tampoco lo es Juliá, por mucha sensiblería que derroche. La falsedad no es democrática y solo sirve para envenenar a la gente, sobre todo la falsedad sentimental.Menos mal que Juliá respeta la transición, al contrario que los estafadores de la “memoria histórica”. Pero olvida nuevamente, vaya por Dios, que la transición se hizo desde la legalidad franquista, no desde la “republicana”, como persisten en bautizar a la del Frente Popular. Y que se hizo por iniciativa de los franquistas y en contra de los rupturistas. Por lo tanto no se hizo “recusando la herencia recibida”, como pretende Juliá, sino sobre la base de ella. La oposición seguía sin ser democrática, y de haberse impuesto sus rupturas, la descomposición democrática que hoy sufrimos se habría producido inmediatamente después de la transición, como ocurrió con la república.

    Quedémonos, en fin, con el reconocimiento por Juliá, aun si algo confuso, de que las principales fuerzas del Frente Popular no eran republicanas. Y lamentemos que Juliá ignore –voluntariamente, supongo– la enorme responsabilidad de los republicanos de izquierda en los aciagos sucesos. Por ejemplo, muchas chekas y la matanza de la cárcel Modelo procedieron muy directamente de aquellos republicanos a quienes Juliá intenta exculpar. Más historia, señor Juliá, y menos cuentos.

  10. Hegemon dice:

    Según el CIS catalán, sube PP y baja VOX. Según este estudio, “a VOX y a C´s les cuesta mucho mantener su voto”….VOX tiene ahora en Cataluña 11 escaños bajando, según esta encuesta, a los 8 en la horquilla más alta. 

  11. Alvo dice:

    Pues Vox tendrá que aprender por las malas… o desaparecer… 

  12. Pío Moa dice:

    No olvidemos por un momento que la política del PP siempre será entenderse con el PSOE y los separatistas, repartirse con ellos el poder y los dineros,  y que VOX es, o ha sido, el peor enemigo para él.

    Recuerdo que en el debate entre Aznar y Gonzáles, Aznar ganó rotundamente el primer encuentro, en la opinión pública. A continuación los “expertos” le convencieron de que en el segundo debía bajar el nivel, comportarse en estadista o en presidente o cosa así. El resultado fue que González ganó el segundo y por aquella vez se quedó sin ser presidente. 

    A VOX, sus éxitos se les han subido a la cabeza, ha olvidado cómo los consiguió, a  base  fundamentalmente de diferenciarse del PP y denunciar su política. Ahora, los “expertos de imagen” les han convencido de que debe concentrarse en echar al Doctor juntándose con el PP.  en plan “estadista”.   La pregunta es: ¿reaccionará a tiempo? ¿Sabrá librarse de esos “expertos”, siempre pendientes de las encuestas y de si “esto da votos” o no los da? Si les hubiera hecho caso, Abascal no habría roto con el PP y fundado otro partido. Y ahora puede que vuelva de hecho al PP, como auxiliar.

    Ah, y también es posible que vuelva a ganar el Dotor. Tiene una oposición tan ridícula que no es nada imposible.

  13. pasmao dice:

    No se si lo que cuentan de VOX es propaganda enemiga o verdad.
     
    Todo puede ser.
     
    A mi me preocupa el asun to Meloni. La tal Sra. Meloni es una política italiana de un partido al que VOX se asimila que es posible que saque un buen resultado en las elecciones devenidas de la tocata y huida de Don Mario Draghi.
     
    A esa Sra se le ha pagado el Sr Abascal de tal manera que si no fuera porque sabemos es de buenas hechuras daría que pensar. Y pareciera que lo fia todo a que debido a ese resultado en Italia se contagien por arte de birtibirloque a España. Simplemente paseando a la seño en unos cuantos mítines.
     
    Igual no es así. Pero es lo que parece.
     
    España NO es Italia. Y eso de paser a estrellas extranjeras, para que nos sirvan de “inspiración” dice muy poco de nostros mismos. Me recuerdan a esas visitas extranjeras que nos traían PPSOE de turno, con entrevista en los telediarios, el ABC y lo Pís.
     
    Un cordial saludo
     

  14. Pío Moa dice:

     

     

     

    Jorge Vilches, el liberalismo simplón

     

    No había caído yo en que el señor Vilches “maneja los conceptos de la Ciencia Política y de la Sociología”, como dice; seguro que los maneja, además, muy bien y hace con ellos “historia científica”. No es el único. También solían hacerla Tusell, Reig Tapia o Tuñón de Lara. ¡Felices ellos! ¿Quién no es científico hoy en España, aparte de mí y de cuatro más? ¡Por algo nuestra universidad es el asombro del mundo! Lógicamente, la ciencia debe exponerse con pompa y circunstancia, y la pedantería, que en otros terrenos constituye un defecto, es aquí virtud. Solo puedo felicitar al señor Vilches por haber alcanzado tales cimas intelectuales.

    En cambio yo, en mi vulgaridad, prefiero la sencillez, la claridad y la concreción, sin grandes declamaciones ni necesidad de citar cien autoridades para concluir que el sol sale por el este. La verdad, no sé ni cómo me atrevo a debatir con tales lumbreras. Debe de ser por un defecto congénito, espero que el señor Vilches sepa comprenderlo y excusarlo. Y como Vilches, desde sus alturas, toca demasiados temas y demasiado brevemente, y todos ellos son muy importantes para entender la España actual, iré tratándolos poco a poco.

    La clave de la discusión que yo he planteado es la de si los liberales debemos agradecer al franquismo la democracia (o lo que resta de ella, en plena involución), amén de logros como la derrota de la revolución, la neutralidad en la guerra mundial, la prosperidad, la reconciliación y otros muchos que debo repetir porque a mucha gente se le van enseguida de la cabeza; o si, por el contrario, el liberalismo debe execrar al franquismo como hacen los marxistas, los etarras, los separatistas o los progres en general, todos con el mismo argumento, casualmente: que no era democrático y derrocó a la democracia republicana.

    El mío es un planteamiento historiográfico. El señor Vilches, quizá liado en el manejo de sus altos conceptos, no ha entendido bien lo que yo he escrito y convierte el planteamiento en doctrinario. Así, nos descubre que el franquismo no era liberal. ¡Vaya, muchas gracias, señor Vilches! Y tacha de fraude el que yo equipare franquismo y liberalismo, algo que no he hecho. No se trata de mala comprensión lectora sino de que los sabios, ya se sabe, son despistados: se le nota en otros muchos puntos de su respuesta. Siguiendo con su doctrinarismo, concluye que, puesto que el franquismo fue antiliberal, los éxitos históricos que yo le atribuyo son puras ilusiones, “tópicos” sin fundamento.Se lo hace ver la ciencia, tal como la ciencia marxista nos hacía ver no hace tanto que la URSS era el país más democrático del mundo.

    En fin, lo diré de otro modo, a ver si se entiende mejor: la democracia viene del franquismo por dos vías: las condiciones de prosperidad y reconciliación nacional logradas en aquel régimen, y la autodisolución del mismo sin haber sido nunca derrocado ni siquiera derrotado, más la decisión democrática en el referéndum del 76 . Y a la inversa: la democracia jamás podrían haberla traído ni una oposición básicamente totalitaria, ni mil doctrinarios como el señor Vilches.

    Observemos esto: no había liberales en las cárceles de Franco, ¿por qué? Los que había, vivían perfectamente, hacían carrera bajo aquel régimen o en su funcionariado, entraban y salían de España y se expresaban con bastante libertad (y no solo liberales, incluso comunistas influyentes como Tamames, Castilla del Pino, Vázquez Montalbán o Manuel Sacristán, entre tantos otros). El caso de Julián Marías es paradigmático y lo cito en Años de hierro, referido a los años 40, que Vilches imagina (científicamente, claro) totalitarios.

    Marías fue excluido injustamente de la universidad, pero no de la vida intelectual: vendía sus libros y organizaba libremente cursos y actividades varias: “Esto fue lo que me hizo sentir el valor del liberalismo económico (…) En la España posterior a la guerra descubrí el inmenso alcance de la economía privada: poder comprar carne, verduras o los trajes en un comercio particular, no en un mercado estatal; poder publicar en una editorial privada o en una revista del mismo carácter, aunque fuera con censura; cobrar algún dinero de una empresa también privada, no del omnipotente estado. Todas las libertades dependían de esta. En España no había libertad política y la economía estaba intervenida y mediatizada; pero eran cortapisas a una realidad que seguía siendo privada, múltiple, con la cual se podía contar y tratar. Había un coeficiente muy apreciable de libertad personal y social, porque subsistía un sistema económico que en sus líneas generales era liberal”.

    También hay que decir que existía una libertad política muy considerable, aunque restringida para quienes habían ocasionado y perdido la guerra. Y añado yo en el libro: “Tal sistema económico subsistía porque el régimen, que nunca creó un estado elefantiásico –muy lejos de ello— lo encontraba a su vez conveniente. Un indicador de interés es el número de funcionarios, que en esos años rondaba los 280.000 para unos 26 millones de habitantes. Cifra que cabe comparar con la actual, enormemente superior”.

    Podría citar muchos casos más. Tanto Marañón como Besteiro agradecieron explícitamente al franquismo haber librado a España de la pesadilla, y así hicieron otros muchos liberales o próximos al liberalismo. A la España franquista vinieron pronto figuras como Menéndez Pidal, Marañón, Ortega y Gasset y tantos más, que desarrollaron libremente sus ideas y escritos. Ortega encontró aquella España “con una sorprendente, casi indecente salud”, frase que nunca le han perdonado los antifranquistas. Los cuales, no por casualidad, son quienes más están perjudicando la democracia salida de aquel régimen, y no de ellos.

    Estas cosas –ya en los años 40— pueden ayudar al señor Vilches, si deja por unos momentos sus embrollos “científicos”, a comprender qué fue el franquismo y cómo evolucionó en concreto, y por qué está en él el germen de nuestra democracia. En cuanto a Marías, aclara magistralmente en los párrafos citados una diferencia clave entre un estado autoritario y uno totalitario. Algo de eso he tratado en otra ocasión, aunque referido a un período posterior,y vale la pena la cita de Kolakowski:

    https://www.libertaddigital.com/opinion/presente-y-pasado/rasgos-del-franquismo-marxismo-de-baratillo-5701/

    Y baste por hoy. Ya seguiremos con otros temas. Como las normas de LD sobre debates admiten solo cuatro artículos y mi turno se ha acabado, seguiré en el blog hablando de la cuestión, que no es una fruslería sino, como digo, una clave para entender todo lo que pasa hoy en España. Naturalmente, si el señor Vilches quiere seguir la discusión en el blog, lo tiene a su disposición (Obviamente, prefirió no hacerlo, innecesario preguntar por qué).

     

    En LD, 16-6-2011: ¡Ay, Vilches…!

     

  15. Pío Moa dice:

    P. Preston y sus extraños mitos

     

    Preston ha leído mi libro Los mitos del franquismo, aunque no lo cita para no darle publicidad. Parece que no le ha gustado, como tampoco la obra de Stanley Payne, así que se ha dedicado a echar por tierra, a su vez, los siguientes cinco mitos que me atribuye oscuramente, según explica en El confidencial:

     

    1-“Que Franco ganó la Guerra Civil española a base de unas habilidades estratégicas dignas de Napoleón”. Creo que nadie sostiene eso, y la comparación está fuera de lugar. Napoleón perdió las batallas decisivas y perdió la guerra, mientras que Franco no perdió ninguna batalla y ganó la guerra. Ciertamente Napoleón guerreó por toda Europa y Franco solo en Marruecos y España, pero la guerra civil no fue un episodio insignificante: llegó a movilizar 1,2 millones de soldados en el bando nacional y 1,7 en el rojo. Y despertó una inusitada pasión en medio mundo. También en Preston, aunque la haya entendido tan mal.

     

    2- “Que durante la Segunda Guerra Mundial, Franco salvó a España de la destrucción al resistir valientemente las exigencias de Hitler para que entrara en el conflicto al lado del Eje”. Desde luego, al no entrar en la SGM, España se salvó de muertes y destrucciones mucho peores que las de la guerra civil. ¿A quién se debió ello? Es decir, ¿quién gobernaba España por entonces? Preston sostiene la loca idea de que fue Hitler quien salvó a España porque no le interesaba su alianza bélica. Basta leer las cartas intercambiadas entre Franco y Hitler para entender exactamente lo contrario. Pero Preston sabe mejor que Hitler y que Franco lo que ambos pensaban y querían. Hombre clarividente.

     

    3-“Que después de 1945, Franco salvó a España de las consecuencias de un asedio económico montado por las potencias democráticas con la intención de destruir un régimen del cual sentían envidia”.

    Esta exposición tan boba solo puede ocurrírsele a Preston. El aislamiento o asedio fue montado por las potencias democráticas y por la URSS y sus satélites, todos juntos y en unión. Si sentían o no envidia por el régimen español es algo que ni a mí ni creo que a nadie le preocupe. Se trataba de crear en España una hambruna masiva para derribar al régimen, y ni lograron derribarlo ni crear la masiva hambruna deseada. Es más, en tan arduas circunstancias, agravadas por el maquis, España se reconstruyó como demuestro con datos en Los mitos del franquismo. A ver si Preston los relee y ve el modo de rebatirlos con algo más que retórica.

     

    4 -“Que Franco era el arquitecto del milagro económico en los años sesenta”.

    Pasa como con la neutralidad en la guerra mundial: ¿quién decidía, quién gobernaba en esos años en que el país se convirtió en uno de los de más rápido crecimiento del mundo? Claro que el milagro se debió a un cambio de política preconizado por otros, pero fue Franco quien lo admitió, lo hizo suyo y asumió la responsabilidad máxima, pues podía haber fracasado.

     

    5 -“Y que Franco previó y fomentó la transición a la democracia que siguió a su muerte”.

    Nadie dice eso, o no lo dice de forma tan simplona. Una democracia no puede funcionar con odios políticos exacerbados y sin una amplia clase media y prosperidad considerable, como demostró la república. El franquismo consiguió las tres cosas: prosperidad, vasta clase media y olvidar los odios republicanos, que tantos politicastros ignorantes, corruptos y medio chiflados tratan de recuperar ahora, con ayuda de Preston, Viñas y cia.

     

    En fin, las tesis de Preston, como he demostrado en otras ocasiones, son simplemente ridículas. Pero, y ahí está la cosa, reciben una atención mediática enorme, mientras que mi libro Los mitos del franquismo, que me parece extremadamente difícil que él pueda rebatir, fue silenciado por los grandes medios, como el resto de mis obras. Es el triunfo de la estupidez (en compinchamiento con el PP). Decía Jean-François Revel que la mentira es la primera fuerza que dirige el mundo, y Julián Marías denunciaba la “mentira profesionalizada” que se iba imponiendo en España. Bien, hay mentiras inteligentes, pero las que expone Preston y le jalean los ignorantes resultan demasiado ofensivas por su tosquedad.

  16. Alvo dice:

    Tras finalizar el partido [la princesa Leonor y la infanta Sofía] bajaron al vestuario a felicitar a las futbolistas…

    Qué ordinario, herencia de su abuelo… 

  17. Alvo dice:

    Vaya tundas al Vilches… me acuerdo…. y la enésima al Preston… 

  18. Alvo dice:

    Es que no entiendo lo del vestuario… a veces se oye alguna noticia de que no sé quién ha dicho algo y que “ha sentado mal en el vestuario del Madrid”… parece como si los jugadores estuvieran de chismorreo mientras se asean.. y no tuvieran otro sitio donde juntarse… 

  19. Alvo dice:

    Cuando yo era joven, en mi circulo de amigos no hablábamos nunca de nada así importante… me parece que eso era lo normal entonces, salvo las excepciones de siempre supongo… como para escribir una novela con nosotros.. jajajajaa… 

  20. Pablouned dice:

    Ja ja ja ja. Me acuerdo de lo sumamente penoso que era el Vilches. 
     

  21. Pablouned dice:

    Y lo de César Vidal que vino poco después. ¡Cómo se le bajaron los humos a ese prepotente! 
     

  22. Pío Moa dice:

    Nuevo hilo