Valor de la literatura/ Decadencia y enigma / Escenas

Valor de la literatura

Históricamente, parece que la novela desciende de la épica y la épica del mito. Quizá haya alguna razón para que sea así. En todos los casos, el relato ejerce sobre nuestra psique  una fuerza que puede ser más profunda o más superficial, y que además varía según las personas. La fuerza o influjo de El Quijote, por ejemplo, se manifiesta en sus permanentes ediciones, tradiciones, y en las incesantes y variadas interpretaciones que ha sugerido, más allá de lo entretenido que pueda resultar. En cambio  las novelas de El Coyote resultan simplemente entretenidas, y muchos las preferirán por esa razón a la obra de Cervantes. La fuerza es mayor cuando afecta más a fondo  al núcleo de la nebulosa condición humana, su incierta moral y su destino. Cuando valoramos unas obras sobre otras, atendemos precisamente  a esa capacidad de penetración, en último extremo inquietante.

Una novela se compone, pues, de personajes, trama y sucesos o escenas. Los personajes sugestionan, las tramas entretienen y los sucesos impresionan de formas muy diversas, de la risa al dolor psíquico.  Hoy la novela tiene a centrarse en la trama, se busca que “enganche”, que “no puedas dejar de leerla hasta el final”, aunque los personajes sean anodinos y las escenas artificiosas. Solo requieren cierta técnica y profesionalidad, y se producen literalmente como churros, a decenas de millares. Leo que con la IA ya hasta los autores y sus destrezas serán innecesarios. Pudiera ser.

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Enigma y decadencia

**Sánchez Albornoz tituló España, un enigma histórico su réplica a las ocurrencias de Américo Castro. Aunque se refiere ante todo a la Reconquista, el título cuadraría bien a la España posterior, de hegemonía y decadencia. Durante  casi un siglo y medio, España realizó tres hazañas que remodelaron el historia humana:  descubrimiento del mundo, no solo de América; contención del empuje otomano, del que salvó a Europa; y contención de la expansión protestante, que salvó a la Iglesia católica. Añádase un florecimiento y originalidad cultural que no se repitió. Después, el país decayó. Hegemonía española y comienzo de la Era Europea

**La decadencia se produjo en dos etapas: una, superada en parte, al pasar de protagonista en Europa a objeto de las disputas de otras potencias en la Guerra de Sucesión e imposición de la dinastía francesa; y otra más profunda con la invasión napoleónica, en la que España tuvo en Inglaterra  al peor y más peligroso aliado posible. La hegemonía española  había descansado en gran medida sobre una estabilidad interna superior a la de las otras naciones europeas. La Guerra de independencia marcó el auge de las guerras civiles, pronunciamientos, etc.  Hegemonía española…

**¿Y qué representa hoy España? ¿Cómo explicar tal declive con solo alguna recuperación parcial (pienso en el franquismo)? Creo que no hay explicación lógica. Simplemente “el espíritu sopla donde quiere”, como dice el Evangelio, y en España sopla muy débilmente desde hace dos siglos. Hegemonía española…

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Escenas (Sonaron gritos y golpes a la puerta)

“Bajaron de frente, por la ancha acera, tres milicianas con correaje y fusil  Nuestros dos guardianes se volvieron a ellas para piropearlas, separándose de nosotros un par de pasos. La chicas sonreían coquetas. Mi madre me empujó suavemente: “¡Corre! ¡Corre!” Pocos metros delante se abría una bocacalle. Me acerqué a ella, pegado a la pared y emprendí veloz carrera. Percibí a mi derecha un portal entreabierto; tuve la inspiración de meterme en él  y lo entorné al máximo, sin ruido. Respiraba tan afanosamente y con tan violento golpeteo del corazón que temí ser oído fuera. Siguieron gritos: “¡El noi! ¡El noi s´ha escapat!”; “Vigila a esas, que no escapen también “; “¡Malditas zorras, os vais a enterar!” Pasos rápidos de alpargatas frente a mi portal. Luego otros más pausados y una respiración entrecortada “¿No lo vio nadie?”. “No hay nadie en la calle, es la  hora de comer”. Risas femeninas  burlonas,  seguramente de las milicianas. Entreabrí el portón. El grupo se alejaba entre voces ininteligibles. El portal estaba más fresco que la calle, devorada por el calor. Me llegaban lo efluvios de un guiso y palabras de vecinos que almorzaban. Al borde de perder el sentido, me reanimó su frescor.  Abrí un poco el portón. Las dos aceras estaban desiertas. De una vivienda salía música de una radio: Ojos verdes, verdes, con brillo de faca, que se han clavaíto en mi corazón... Marché de allí aprisa, doblando en zigzag por las bocacalles, en dirección opuesta a la de los milicianos”

“Preso de un miedo cerval, rehuía a la gente como  un perro apaleado, reducido a un estado infrahumano. Aplaqué malamente el hambre buscando moras por los zarzales, aun rojas en su mayoría. Hice una especie de cama de hojarasca en el monte. De noche, o  bien temprano, bajaba al puerto y rebuscaba entre las basuras, o me alejaba a hurtar fruta y hortalizas en alguna finca, y también comía saltamontes y otros bichos. El alba y el ocaso me aportaban algún sosiego: al amanecer contemplaba  cómo se iluminaba poco a poco el cielo y el mar, y la luz se extendía sobre el enorme y revuelto caserío de Barcelona, de donde subían columnas de humo; me llegaba el eco apagado de detonaciones, más tarde supe que se trataba de fusilamientos en el castillo sobre la cima del monte. Al anochecer contemplaba los últimos colores del cielo y cómo la realidad iba borrándose hasta fundirse en una nada oscura, salpicada por las débiles luces urbanas o de barcos, mientras la luna y las estrellas poblaban poco a poco el firmamento ennegrecido. Esos momentos obraban sobre mi estupor un influjo indefinible, vislumbre de un misterio confortante que gobernara nuestro paso por la tierra. Creo que así me salvé de hundirme por completo en la tiniebla mental”

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360 – Destruir la historia, destruir Europa | La guerra contra el pasado – YouTube

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