Lo que falta a VOX

–He dicho que a VOX le falta todavía una definición precisa sobre la enseñanza y la política exterior, dos temas absolutamente cruciales. Todos los partidos dan por hecho que España es  un país irrevocablemente satelizado, sin verdadera política exterior propia. Gibraltar resume toda la situación. En cuanto a la enseñanza, a todos los niveles, es preciso elaborar una concepción nueva, porque la que hay es evidentemente desastrosa. Es además el núcleo de cualquier gran política de hispanidad. Hoy la enseñanza es antiespañola desde la misma guardería: observen a los niños, con  atuendos y mochilas llenas de frases en inglés: es un lavado de cerebro desde la guardería. Por poner un pequeño ejemplo.

No obstante, usted llama a votar a VOX.

 –Creo que los temas mencionados tendrá que ir abordándolos ese partido, no son los más urgentes ahora mismo, aunque quizá sean lo más importantes a largo. Ahora es precisa una regeneración democrática que pase por abolir las leyes totalitarias de Zapatero, empezando por la de Memoria histórica, también las de género y el impulso a los separatismos. En eso VOX lo está haciendo bastante bien. La “memoria histórica” debería ser clave, porque con ella va la reivindicación de la historia real y del franquismo, que vengo haciendo casi en solitario.

Usted dice que la ley de memoria histórica es totalitaria e inadmisible en una democracia, pero en Alemania existe algo parecido en relación con el Holocausto.

–La comparación no tiene el menor sentido. Franco no tuvo nada que ver con Hitler en el plano en que se propone el asunto, ni el franquismo tuvo que ver con el nacionalsocialismo. Creo también que esa ley, en Alemania y otros países, y que no existe en Usa o en Inglaterra, incluso ahí es un error. Crea la penosa impresión de que la historia se impone por ley porque no puede sostenerse en debate libre, por tanto que es mentira. Eso me preocupa. No soy especialista, pero creo que el holocausto existió y que la paranoia hitleriana con respecto a los judíos era criminal. Pero no puedo creerlo porque me lo imponga una ley.  El caso español es mucho más sangrante, porque aquí la ley quieren imponerla los que se identifican con los verdaderos autores de los crímenes y del genocidio. Obviamente, en ningún país se hacen leyes estableciendo que Colón descubrió América o que Einstein desarrolló su teoría de la relatividad. Es absurdo. Si el PSOE, el PP y los separatistas quieren imponer su ley es porque saben que su versión es falsa y que en un debate abierto se vendría abajo. Es lo que demuestro, una vez más pero de forma nueva y creo que irrebatible,  en mi próximo libro Por qué el Frente Popular perdió la guerra.  Espero que sirva a VOX (y a otros)  para mejorar su artillería argumental, pues de lo que se trata es de ganar la opinión pública.

Es verdad, pero también puede decirse que hay que mirar al futuro y no remover las heridas del pasado.

–Esa es una consigna sumamente estúpida, muy propia de los señoritos cutres del PP y compañía. La ley de memoria histórica tiene una enorme  importancia política  actual y futura. Al presentar como demócratas a los causantes de la guerra civil y de infinitos crímenes, les abre el paso para llevar a cabo un sinfín de fechorías, como viene ocurriendo, y de las que los separatismos son los elementos más visibles, pero ni siquiera lo más de fondo. Porque lo hacen en nombre de la democracia y contra los que llaman de extrema derecha, o herederos del franquismo o neofranquistas, etc. Pero precisamente se trata de continuar y acrecentar la herencia del franquismo, que es la democracia decidida en referéndum por abrumadora mayoría, en contra de quienes la están destruyendo con esos pretextos y falsedades.  La ley de memoria histórica, además de falsaria,  ataca todas las libertades y derechos posibles y este no es el pasado, es el presente y el futuro por donde quieren llevarnos. Una ley tiránica  debe ser denunciada como tal y desobedecida por principio. Quien la obedece se convierte en cómplice de la tiranía y el totalitarismo. VOX la está denunciando, aunque creo que debiera hacerlo con más contundencia, porque es un tema crucial. Si se ataca ahí a fondo se derrumba todo el edificio argumentario, es decir, político,  de estos partidos delincuentes.

Usted, sin embargo, critica también a la extrema derecha y al neofranquismo

Digamos que se trata de grupos antidemocráticos –en eso se parecen a los de la memoria, pero los de la memoria fingen lo contrario–, sumamente toscos, que no han entendido nada de la historia, empezando por el régimen que dicen defender, no se sabe bien si piensan en volver a traerlo, si esperan algún milagro divino (porque suponen que Dios está de su parte),  o un nuevo caudillo… Me irrita su tosquedad y sus grandilocuencias vacías de análisis real. Con todo ello dan armas a los de la memoria. Llevan además cuarenta años con los mismos tópicos, cada vez más débiles y divididos, incapaces de explicarse su fracaso sostenido, pero incordiantes y con ganas de infiltrarse en VOX. Hace poco oí a unos decir que VOX era un grupo judeo-capitalista, pero que había que apoyarlo por táctica, porque de momento viene bien. Imaginen a los de la memoria explotando el argumento… 

 El legado de Franco (2) en Una hora con la historia: https://www.youtube.com/watch?v=m061Xun50VU

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Para difundir

Carta a un votante del PP

Durante varias décadas ha estado usted votando al PP con la esperanza de que frenara las políticas corruptas del PSOE y los despotismos separatistas. La experiencia más elemental señala que en todo este tiempo la unidad de España ha empeorado hasta límites peligrosos, hoy en práctico golpe de estado permanente, con un PP todavía más benefactor y financiador de los separatismos que el PSOE . En estos años el PSOE  ha impuesto leyes tiránicas y antidemocráticas como las de memoria histórica o las de género, continuadas y agravadas por el PP.  La ETA, casi destruida en tiempos de Aznar, fue rescatada y convertida en una potencia política, en ataque permanente a España, por Zapatero y luego por  Rajoy. Ha podido usted comprobar cómo políticos del PP se empeñan en entregar soberanía española “por grandes toneladas”, según dijo un ministro, a la burocracia LGTBI de Bruselas, como si en vez de servidores de esa soberanía la consideraran una especie de finca de su propiedad.  Usted ha visto cómo en las regiones gobernadas por el PP se han fomentado los separatismos  oponiendo lenguas regionales a la española común que une a todos y marginando esta de la administración y la enseñanza. Usted ha visto en Andalucía  cómo el PP declaraba, con el PSOE, “padre de la patria andaluza” a un orate islamizado  enemigo cerril de España. O cómo sus servicios de orden prohibían la bandera española en sus mítines… No seguiré, porque es interminable la cantidad de fechorías contra la unidad de España y la democracia  perpetradas por el PP en estos años a la vista de todos. Y ha sido una gran ironía que haya sido expulsado del poder por corrupción… por un partido, el PSOE, mucho más corrupto todavía. La farsa interminable.

   A pesar de ello, usted se convencía de que, en todo caso, el PP era “el voto útil”, pues no había alternativa razonable. Y no la había, en gran medida porque el propio PP trataba de asfixiarla. Con típico maquiavelismo de aldea  fomentaba a Podemos en los medios para  debilitar a su socio-competidor el  PSOE y de paso asustar a sus propios votantes, como usted. El resultado está a la vista, y a un coste muy elevado para España y la libertad. Al mismo tiempo el PP trataba de rodear a VOX de un muro de silencio, pero la indignación creciente en amplios sectores de la sociedad española ha roto ese muro, y hoy VOX aparece como una alternativa real, en una situación política que se ha vuelto de  extrema necesidad.

   El PP, siempre con su maquiavelismo aldeano, dice ahora que hay que unir fuerzas  “para echar a Sánchez”. Tal como echó a Zapatero para seguir a continuación sus políticas.  El PP es hoy un partido mandado por un político de  ínfima talla, que acaba de retratarse de cuerpo entero ante la infame y canallesca profanación del Valle de los Caídos y de la rumba de Franco. El PP, que tanto ha contribuido a sembrar las semillas de la disgregación de España, la corrupción y la ilegalidad,  es  hoy él mismo un partido  em proceso de disgregación, casi desaparecido en Cataluña y Vascongadas, y con líderes prácticamente independientes en Galicia, Vascongadas o Andalucía. Y presidido por un chiquilicuatro que en vano se finge patriota y “constitucional” con el único objetivo de cortar el chorro de votos que se le escapan, para seguir sus políticas tradicionales, pues ha crecido a la sombra de ellas y no conoce otras.

    Hoy se dibuja claramente una alternativa. Y, por fin, un voto útil para España y la democracia. Recuérdelo.

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Nuevo libro: “Por qué el Frente Popular perdió la guerra”.

(Tertulia)

–La próxima semana empezará a estar en librerías mi libro Por qué el Frente Popular perdió la guerra civil. Causas y consecuencias. Será el libro definitivo sobre la guerra.

¿Cuántas veces has dicho públicamente que dejabas la historia?

–Dos, tal vez tres.

Pero siempre reincides

–Muy a mi pesar. Cuando empecé a escribir, el dominio de las versiones izquierdistas y separatistas sobre la guerra y sobre Franco era absoluto.  Historiadores de la talla de los hermanos Salas, Martínez Bande o Ricardo de la Cierva estaban prácticamente en el ostracismo, tanto en la universidad como en la opinión pública. Esto fue posible gracias a la colaboración de la derecha, en especial la monárquica de Ansón en su órgano ABC , que quería ser El País de la derecha, y a los políticos democristianos. Entonces mis obras cayeron como una pedrada en una charca un tanto fétida. Gente como Tusell, Juliá y otros querían que mis obras fueran prohibidas. Después de mi trilogía sobre la república y la guerra y de Los mitos, dediqué bastante tiempo, en artículos, conferencias e intervenciones en los medios a explicar las cosas y a rebatir a los historiadores lisenkianos y cantamañanas que produce  a chorros esta universidad degradada.  Por supuesto, ellos jamás pudieron rebatir nada importante de lo escrito por mí, los poquísimos debates los perdieron porque se apoyan en distorsiones de hechos conocidos. Entonces respondieron con el silenciamiento.

Dicen que es porque tienes poco nivel para ellos.

–Ja, ja, no tienen miedo al ridículo. Su nivel es mediocrísimo, pero comprendo que llevan muchos años viviendo de sus propagandas y degradando la universidad, y no van a cambiar. No merecen el menor respeto. Necesitarían una gran honradez  intelectual, que nunca tuvieron. Hay excepciones, claro, pero son eso, excepciones. Y como dominan la universidad, gracias al abandono de la cultura por la derecha, y también  dominan los medios, porque la derecha se los ha entregado, ya mencioné a Ansón pero ha sido mucho más amplio, pues han logrado transformar su derrota intelectual en victoria política, aplicando lo que pidieron desde el principio, la censura, en una ley de memoria histórica que amenaza los fundamentos mismos de la libertad intelectual y de la libertad sin más. Pero, en fin, me equivoqué al creer la batalla ganada, porque mientras no se gane en la opinión pública seguiremos en las mismas.  Pensé entonces que el debate debía elevarse a otro nivel, el de la historia de España en general, sobre la que se han escrito no menos  sandeces que sobre la guerra y la república. Y luego sobre Europa, un tema sobre el que no se ha escrito casi nada en España, pese a ser todos tan europeístas.  Y volví a creer que ya la cuestión quedaba zanjada. Lo lógico es que hubiera habido un debate en profundidad, pero en un ambiente cultural tan degradado e inane como el español es pedir peras al olmo.  Por lo tanto acepté el silenciamiento inevitable. La primera vez que dije que me retiraba, aproveché para escribir una novela, y la segunda, otra, que espero salga el año próximo. En historia queda otro gran tema, que es la Hispanidad, pero me parece que ya no lo abordaré yo.

¿Por qué has insistido, entonces?

–He persistido por rematar la faena, y también tengo otro en perspectiva aprovechando el 90 aniversario de la república. Pero realmente serán los últimos. Ya me cansa el asunto.

Has dicho que este este libro sobre el Frente Popular es definitivo. ¿Es que ya no se va a poder escribir más sobre la guerra? Suena a una arrogancia infantil.

–Por supuesto que se seguirá escribiendo y, lo que es más, se seguirán repitiendo las mismas falsedades. Y hay mil detalles y temas secundarios a desarrollar. Pero creo que en lo principal no tardará en imponerse una versión más veraz, porque el embuste descarado en que se ha transformado la historiografía española no puede persistir indefinidamente, y creo que está dando sus últimas boqueadas y prueba de ello es precisamente la ley de memoria histórica. Durante todos estos años se ha presentado la guerra como la lucha entre demócratas y fascistas o retrógrados y similares, entre “el pueblo” y ”la reacción”. Es un punto de vista radicalmente falso, como he expuesto en otros libros, y parte de la falsificación radical de lo que fue el Frente popular. Pero se sigue presentando así. Lo que expongo en este libro es precisamente lo que fue aquel fenómeno histórico y creo que a nadie que lo lea le quedará ya ninguna duda al respecto. Por lo tanto, el debate, o si lo prefieres el no debate,  tiene  que trasladarse a otro punto esencial: lo que fue el franquismo y su significación histórica. Algo a lo que me he adelantado con Los mitos del franquismo, precisamente, y que habría que desarrollar. La cuestión del franquismo es realmente la asignatura histórica  pendiente, necesaria para normalizar la política en España.

Sin embargo, eso ya lo habías hecho en libros anteriores, luego este será redundante.

–No, es un enfoque muy sintético pero más en profundidad y abordado desde puntos de vista distintos. El libro tiene cuatro partes: Evolución político militar del Frente; semblanzas biográfico-políticas de sus principales representantes; las cuestiones que se debatían (a tiros, claro) en la contienda; y las ideologías involucradas. Como ve, el método expositivo es muy diferente del de los libros corrientes de historia. En una historia habitual se citan los personajes y las ideologías, pero no se explican. Se dice: “Fulano era anarquista”, pero se da por sabido que el lector sabrá lo que es el anarquismo, lo que es falso en la inmensa mayoría de los casos; o se da una referencia demasiado superficial y breve  sobre quién era aquel Fulano, sobre su trayectoria vital e ideas. Incluso se tiende a prescindir de los personajes, explicando las cosas por fenómenos generales como la economía, o supuestos “intereses de clase”, o mezclando arbitrariamente  elementos relevantes e irrelevantes para dar impresión de una falsa ecuanimidad…

 El legado de Franco (2) en Una hora con la historia: https://www.youtube.com/watch?v=m061Xun50VU

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¿Pueden las elecciones dar un vuelco?

El legado de Franco (2) en Una hora con la historia: https://www.youtube.com/watch?v=m061Xun50VU

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Espero que esta vez se cumpla el auge de VOX, aunque se perciben en él algunas fallas. Los lemas Regeneración democrática y Respeto a la historia tendrían más calado que los de orden constitucional y demás. Ortega ha estado bien al recordar el racismo del PNV, aunque tendría que haber recordado también su complicidad con la ETA. Claro que con la ETA han sido cómplices el PSOE y el PP de Rajoy.

   Pero básicamente se trata de definir a los demás partidos como zapateriles y exponer lo que eso significa en política concreta: cubrir con el manto del antifranquismo los pasos hacia la disgregación de España y destrucción de la democracia. Un antifranquismo falso –pues no existe el franquismo desde hace más de 40 años y ninguno de esos antifranquistas de ahora luchó entonces contra él– y un democratismo tan falso como el de Corea del Norte o la Venezuela de Maduro.  Es preciso enfrentarse y derrotar a ese bloque de partidos mafiosos, que agrupan a todos menos a VOX. O eso o integrarse como disidentes parciales en el bloque.

   En los días que quedan hasta el domingo pueden cambiar bastantes cosas. VOX ha logrado romper el muro de silencio y falsedad en torno a él, y ahora todo depende de la claridad  y contundencia de su mensaje. Es VOX contra todos, necesariamente, o entre todos lo fagocitarán.

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Análisis en el blog, 29 de abril pasado

Parece que fui el único en acertar los resultados de VOX: entre 20 y 90 diputados. La broma aparente ocultaba dos posibilidades: la putrefacción del régimen tripartito PP-PSOE-separatistas autorizaba la expectativa de un vuelco histórico; pero por otra parte el embrutecimiento de la sociedad tras cuarenta años de falsificación de la historia y la democracia podía impedir el necesario vuelco, y eso es lo que ha sucedido (ver el blog de hace dos días). Habría que añadir el tradicional carácter acojonadillo del votante de derecha, deseoso de que lo timen una y otra vez en función de la “utilidad”.

No voy a examinar las consecuencias para cada partido. Lo que va a ocurrir en adelante es lo que ya ha ocurrido, empeorado con toda probabilidad y con peligro creciente. Hay sin embargo varios aspectos positivos importantes. Ante el resultado mucho menos favorable de lo esperado, Abascal se ha mostrado como un verdadero líder: la lucha acaba de empezar;  una minoría parlamentaria importante, si sabe obrar de forma inteligente y agresiva, puede cambiar el clima político y social; y VOX ha conseguido convertirse en el eje de la política al poner sobre la mesa la cuestión de España y, de forma más difusa, de la democracia. PP y C´s se asustaron al ver cierta reacción popular patriótica, y se han hecho a su vez los patriotas. Es de suponer que ahora, al ver el precario resultado de su “patriotismo” vuelvan do solían, lo que beneficia a VOX.

Los Mitos Del Franquismo (Historia)

Hay otros dos punto de máximo calado, ausentes en la campaña electoral,  en la inercia de estos cuarenta años: la significación del franquismo y la posición internacional de España. Sobre ambos aspectos VOX no ha elaborado nada. Desde este blog y en algunos libros, en particular Los mitos del franquismo,  he proporcionado “munición” argumental al respecto, que hasta ahora nadie ha aprovechado. Por puro temor, no por otra cosa, ante el matonismo intelectual y político del antifranquismo, cáncer de la democracia.

Y hablando del franquismo, un gran eje político cuya importancia han entendido bien la izquierda y los separatistas: Franco ganó todas sus batalles militares y políticas, solo perdió la de la propaganda. Y la perdió por deficiencia intelectual e ideológica. Él fue quizá el militar y estadista más destacado del siglo XX no solo de España sino de Europa. Pero no era ni pretendía ser un intelectual y, como recuerda Fernández de la Mora, jugaba con unas pocas ideas, productivas pero  sencillas. Esa deficiencia podría haber sido subsanada por un pensamiento político de fondo, pero este fue muy débil y permitió que el Vaticano II liquidase todo futuro al régimen e iniciase la corrupción de la democracia subsiguiente.

En los años 40 y 50 se produjo una polémica interesante, aunque no muy profunda, entre los partidarios de Ortega y los de Menéndez Pelayo.  En política, Ortega solo dejó de disparatar cuando volvió a España después de la guerra civil. En cuanto a Menéndez Pelayo, su visión histórico-política  es cuando menos insuficiente. Pero los dos fueron pensadores de gran categoría y está por hacer un ensayo de fondo comparando ambas figuras, tarea que sugiero a quien tenga tiempo e interés.

Quiero decir con esto que la lucha democrática es la acción por crear y ganar opinión pública, y que esta es una cuestión de propaganda. Ahora bien, sin una sólida base intelectual, la propaganda degenera rápidamente en demagogia.  VOX haría bien en plantearse la formación de un taller de ideas y de lo que los comunistas llamábamos una “escuela de cuadros”, para dar perspectiva histórica e intelectual a los dirigentes de segunda fila. De otro modo, pueden atraer a sus filas a una plaga de listillos oportunistas y políticos baratos capaces de arruinar el proyecto.

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A un votante del PSOE

Dice usted que vota al PSOE porque defiende los intereses y derechos de los trabajadores, pero no acabo de creerlo. Si usted tiene memoria y una poco de cultura histórica, sabrá que cuando el PSOE tuvo poder, en la república, sus medidas aparentemente favorables a los obreros elevaron el desempleo, el hambre y la miseria mucho más que antes. Y que en el Frente Popular sus políticas trajeron la mayor hambre que haya sufrido España en el siglo XX, bastante peor que la de los años 40. Y que cuando el PSOE  volvió al poder con Felipe González dejó un saldo de tres millones de parados mientras cultivaba la “cultura del pelotazo”. Y con Zapatero el paro llegó a los cinco millones. Sabe que Andalucía es la región con más paro (y corrupción, junto con Cataluña) y mayor estancamiento económico después de varios decenios de gobierno socialista.  Cuando se mencionan estas cosas, el PSOE siempre sabe echar a otros las culpas, pero si presta usted más atención a los hechos que a las palabras tendrá que concluir que hay algo extraño en esa retórica de “defensa de los trabajadores”. Le creería más si dijera usted que votaba al PSOE por no votar a los señoritos cutres del PP. De acuerdo, pero es como elegir entre el tifus y el cólera.

Y empleo esa expresión “tifus o cólera” para subrayar la gravedad de la  situación a que nos han llevado los dos partidos, con dos regiones vaciadas de estado central,  en golpe de estado permanente y en riesgo grave de disgregación entre propagandas de odio a España. La tendencia, cultivada durante años, ha sido esa. Usted entiende seguramente que la nación es la base de una convivencia pacífica y libre entre españoles, mientras que de su disgregación, ya en proceso avanzado, saldrían unos cuantos estaditos impotentes y hostiles entre sí, juguetes de potencias exteriores. ¿Quién en su sano juicio puede desear tal cosa? Esto es mucho más importante que si los impuestos suben o bajan uno o dos puntos. Observe también que tanto el PSOE como el PP vienen entregando progresiva e ilegalmente la soberanía española a la  burocracia LGTBI y multicultural de Bruselas. Políticas que se manifiestan, entre otras cosas, en la promoción masiva del aborto (cien mil al año) y al mismo tiempo de una inmigración salvaje, usando para ello pretextos tan sentimentalmente humanitarios como falsos. ¿A quién le conviene que se eliminen cien mil vidas de españoles y entren otros tantos o más inmigrantes que en su inmensa mayoría no van a integrarse en España, entre otras cosas porque la cultura difundida hoy en España es precisamente antiespañola?

Se habla mucho últimamente de la historia criminal del PSOE, y sospecho que usted vota a ese partido fundamentalmente porque no la conoce. Es criminal porque ha provocado repetidamente el enfrentamiento violento y armado entre españoles, porque destruyó la legalidad republicana en unas elecciones fraudulentas, entregó a Stalin las reservas financieras españolas convirtiendo al genocida soviético en verdadero amo del Frente Popular, porque organizó chekas y crímenes brutales durante la guerra y expolió bienes públicos y privados, a ricos y a pobres. Esto está ampliamente documentado, y lo he expuesto en varios libros y vuelvo a recordarlo en otro próximo a publicarse. Fíjese en que lo más grave fue aquella destrucción de la legalidad, porque el respeto a la ley democrática es  lo que permite la convivencia entre los distintos intereses y aspiraciones que existen en la sociedad. En esa destrucción está la causa profunda de la guerra civil.

Bien, dirá usted, también los contrarios cometieron crímenes, y en todo caso es agua pasada. Pero no es agua tan pasada, porque el partido al que usted vota quiere imponer por ley que creamos una versión partidista de los hechos, a su conveniencia. Y esto es un nuevo ataque a la legalidad, a la actual Constitución y a la democracia, porque socava las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra. Es gravísimo y se quiere hacer pasar, empezando por el PP, por un asunto de poca relevancia. En una democracia, la historia no se impone por ley desde el poder, eso solo ocurre en tiranías como la de Corea del Norte o la actual de Venezuela.  En ningún lugar se impondría por ley que Colón descubrió América o  que Roma latinizó Hispania. ¿Por qué, entonces, se ha impuesto esa ley de memoria histórica? Porque su versión de la historia es completamente falsa y solo puede sostenerse mediante la coacción y las subvenciones del poder. Esto es un verdadero crimen que se está cometiendo ante nuestros ojos sin que muchos quieran verlo.

La historia criminal del partido al que usted vota, repito, no es cosa del pasado. Volvió al poder en 1982, con el lema de “cien años de honradez” – tan poco honrado con la verdad, e insisto en que es preciso a todos conocer la historia–, y declaró la muerte de Montesquieu, es decir, de la independencia judicial. Esta independencia es sin embargo un fundamento radicalmente necesario  de la  democracia, pues sin él la arbitrariedad y la tiranía se van imponiendo inexorablemente. Y acabamos de ver algunos efectos de esa muerte de Montesquieu en la sentencia del Supremo  sobre los golpistas separatistas y en la sentencia sobre la profanación de la tumba de Franco, un acto arbitrario  y tremendamente ofensivo para millones de españoles, un acto contra la paz y la democracia.

Democracia que  de ningún modo se debe al PSOE, cuya tendencia se manifiesta precisamente en la ley citada y la ofensiva contra Montesquieu. Ni siquiera el PSOE puede jactarse, al revés que los comunistas,  de haber hecho oposición al hombre de quien cuarenta y cuatro años después quiere vengarse de manera inauditamente ruin y cobarde. Ya es bastante significativo que el PSOE coincida con los separatistas, los comunistas “venezolanos” de Podemas, con el PP de los señoritos cutres, con la ETA legalizada, con los parlanchines de Ciudadanos, en ese odio feroz a Franco. Esa mera coincidencia dice mucho más que largos discursos.

  Y yo le digo, votante del PSOE: votar sin conocimiento al menos general de la historia y sin otra información que la verborrea infame de los partidos mencionados, es contribuir a un proceso de destrucción de la democracia, de la convivencia en paz y en libertad de los españoles, y de disgregación de la nación española, sin la cual nos acechan los males del pasado. Decía el filósofo Santayana que un pueblo que olvida su historia se condena a repetirla. A repetir lo peor de ella.  Le ruego que tenga usted esto en cuenta a la hora de votar. Hoy ha surgido un partido distinto,  al que llaman “de extrema derecha” los de la memoria totalitaria y la muerte de Montesquieu. Creo que es más bien de extrema necesidad, en un momento histórico,  y que debemos darle una oportunidad.

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Carta a un votante del PSOE

 Munición para la artillería. ¿Habrá muchos artilleros?

Dice usted que vota al PSOE porque defiende los intereses y derechos de los trabajadores, pero no acabo de creerlo. Si usted tiene memoria y una poco de cultura histórica, sabrá que cuando el PSOE tuvo poder, en la república, sus medidas aparentemente favorables a los obreros elevaron el desempleo, el hambre y la miseria mucho más que antes. Y que en el Frente Popular sus políticas trajeron la mayor hambre que haya sufrido España en el siglo XX, bastante peor que la de los años 40. Y que cuando el PSOE  volvió al poder con Felipe González dejó un saldo de tres millones de parados mientras cultivaba la “cultura del pelotazo”. Y con Zapatero el paro llegó a los cinco millones. Sabe que Andalucía es la región con más paro (y corrupción, junto con Cataluña) y mayor estancamiento económico después de varios decenios de gobierno socialista.  Cuando se mencionan estas cosas, el PSOE siempre sabe echar a otros las culpas, pero si presta usted más atención a los hechos que a las palabras tendrá que concluir que hay algo extraño en esa retórica de “defensa de los trabajadores”. Le creería más si dijera usted que votaba al PSOE por no votar a los señoritos cutres del PP. De acuerdo, pero es como elegir entre el tifus y el cólera.

Y empleo esa expresión “tifus o cólera” para subrayar la gravedad de la  situación a que nos han llevado los dos partidos, con dos regiones vaciadas de estado central,  en golpe de estado permanente y en riesgo grave de disgregación entre propagandas de odio a España. La tendencia, cultivada durante años, ha sido esa. Usted entiende seguramente que la nación es la base de una convivencia pacífica y libre entre españoles, mientras que de su disgregación, ya en proceso avanzado, saldrían unos cuantos estaditos impotentes y hostiles entre sí, juguetes de potencias exteriores. ¿Quién en su sano juicio puede desear tal cosa? Esto es mucho más importante que si los impuestos suben o bajan uno o dos puntos. Observe también que tanto el PSOE como el PP vienen entregando progresiva e ilegalmente la soberanía española a la  burocracia LGTBI y multicultural de Bruselas. Políticas que se manifiestan, entre otras cosas, en la promoción masiva del aborto (cien mil al año) y al mismo tiempo de una inmigración salvaje, usando para ello pretextos tan sentimentalmente humanitarios como falsos. ¿A quién le conviene que se eliminen cien mil vidas de españoles y entren otros tantos o más inmigrantes que en su inmensa mayoría no van a integrarse en España, entre otras cosas porque la cultura difundida hoy en España es precisamente antiespañola?

Se habla mucho últimamente de la historia criminal del PSOE, y sospecho que usted vota a ese partido fundamentalmente porque no la conoce. Es criminal porque ha provocado repetidamente el enfrentamiento violento y armado entre españoles, porque destruyó la legalidad republicana en unas elecciones fraudulentas, entregó a Stalin las reservas financieras españolas convirtiendo al genocida soviético en verdadero amo del Frente Popular, porque organizó chekas y crímenes brutales durante la guerra y expolió bienes públicos y privados, a ricos y a pobres. Esto está ampliamente documentado, y lo he expuesto en varios libros y vuelvo a recordarlo en otro próximo a publicarse. Fíjese en que lo más grave fue aquella destrucción de la legalidad, porque el respeto a la ley democrática es  lo que permite la convivencia entre los distintos intereses y aspiraciones que existen en la sociedad. En esa destrucción está la causa profunda de la guerra civil.

Bien, dirá usted, también los contrarios cometieron crímenes, y en todo caso es agua pasada. Pero no es agua tan pasada, porque el partido al que usted vota quiere imponer por ley que creamos una versión partidista de los hechos, a su conveniencia. Y esto es un nuevo ataque a la legalidad, a la actual Constitución y a la democracia, porque socava las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra. Es gravísimo y se quiere hacer pasar, empezando por el PP, por un asunto de poca relevancia. En una democracia, la historia no se impone por ley desde el poder, eso solo ocurre en tiranías como la de Corea del Norte o la actual de Venezuela.  En ningún lugar se impondría por ley que Colón descubrió América o  que Roma latinizó Hispania. ¿Por qué, entonces, se ha impuesto esa ley de memoria histórica? Porque su versión de la historia es completamente falsa y solo puede sostenerse mediante la coacción y las subvenciones del poder. Esto es un verdadero crimen que se está cometiendo ante nuestros ojos sin que muchos quieran verlo.

La historia criminal del partido al que usted vota, repito, no es cosa del pasado. Volvió al poder en 1982, con el lema de “cien años de honradez” – tan poco honrado con la verdad, e insisto en que es preciso a todos conocer la historia–, y declaró la muerte de Montesquieu, es decir, de la independencia judicial. Esta independencia es sin embargo un fundamento radicalmente necesario  de la  democracia, pues sin él la arbitrariedad y la tiranía se van imponiendo inexorablemente. Y acabamos de ver algunos efectos de esa muerte de Montesquieu en la sentencia del Supremo  sobre los golpistas separatistas y en la sentencia sobre la profanación de la tumba de Franco, un acto arbitrario  y tremendamente ofensivo para millones de españoles, un acto contra la paz y la democracia.

Democracia que  de ningún modo se debe al PSOE, cuya tendencia se manifiesta precisamente en la ley citada y la ofensiva contra Montesquieu. Ni siquiera el PSOE puede jactarse, al revés que los comunistas,  de haber hecho oposición al hombre de quien cuarenta y cuatro años después quiere vengarse de manera inauditamente ruin y cobarde. Ya es bastante significativo que el PSOE coincida con los separatistas, los comunistas “venezolanos” de Podemas, con el PP de los señoritos cutres, con la ETA legalizada, con los parlanchines de Ciudadanos, en ese odio feroz a Franco. Esa mera coincidencia dice mucho más que largos discursos.

  Y yo le digo, votante del PSOE: votar sin conocimiento al menos general de la historia y sin otra información que la verborrea infame de los partidos mencionados, es contribuir a un proceso de destrucción de la democracia, de la convivencia en paz y en libertad de los españoles, y de disgregación de la nación española, sin la cual nos acechan los males del pasado. Decía el filósofo Santayana que un pueblo que olvida su historia se condena a repetirla. A repetir lo peor de ella.  Le ruego que tenga usted esto en cuenta a la hora de votar. Hoy ha surgido un partido distinto,  al que llaman “de extrema derecha” los de la memoria totalitaria y la muerte de Montesquieu. Creo que es más bien de extrema necesidad, en un momento histórico,  y que debemos darle una oportunidad.

 

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Democracia (II) La democracia y la última victoria de Franco /

Munición para los artilleros

**El PSOE es el partido español  de historia más criminal y corrupta del siglo XX y lo que va del XXI. El desconocimiento de este hecho convierte la política en farsa, y ha sido posible por la colaboración de una derecha infame.

**Con la totalitaria ley de memoria histórica, Juan Carlos firmó su propia deslegitimación. Con la profanación de la tumba de Franco, el Doctor Saunas y los separatistas, y por inhibición el PP) han propinado a la monarquía un nuevo y feroz golpe.

**El único medio de que el Doctor y sus aliados Torra, Otegui o el PNV sean desplazados sin que se vuelva a la misma política, es el voto masivo a VOX.

**El PP es un partido en descomposición dirigido por un chiquilicuatro y  con verdaderas taifas en Galicia, Vascongadas, Andalucía o Murcia. Siempre siguiendo las iniciativas del PSOE y los separatistas.

**El PSOE y los separatistas nunca habrían llegado a traer a España una situación crítica y el golpe de estado permanente sin la colaboración del PP y de la jerarquía eclesiástica.

**La “memoria histórica”, la memoria de Franco, los separatismos y la historia criminal del PSOE deben ser los ejes de  una campaña electoral nueva.

**En los muros y redes sociales deberían multiplicarse frases como esta: “Viva Franco, abajo los corruptos, separatistas y golpistas”

- O esta: “¿Por qué atacan a Franco el PSOE, de historia criminal y corrupta, los separatistas y un PP que escupe en las tumbas de sus padres?

**Franco murió hace 44 años. Dejó un país próspero y reconciliado, apto para una democracia sin convulsiones. Democracia y convivencia que hoy destruyen los antifranquistas de historia criminal.

**En el patriarcado las mujeres se suicidan mucho menos que los hombres, delinquen muchísimo menos, viven más tiempo… Y para demostrar su felicidad, sonríen mucho más.

Conocer lo que fue el franquismo es esencial para mantener la democracia y la unidad de España:

Los Mitos Del Franquismo (Historia)

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Al ver cómo la democracia ha traído al poder a canallas como Zapatero o el Doctor, muchos concluyen que la democracia es el mal. Entonces los sistemas no democráticos serían los que permitirían gobernar a los mejores, estupidez que la historia desmiente contundentemente. La mayoría de los reyes han sido mediocres, algunos pésimos y muy pocos realmente excelentes. Lo mismo ocurre con los dictadores. No existe ni existirá ningún sistema que asegure el mejor gobierno. Y no es la democracia la que ha traído a Zapatero, sino los errores y oportunismos de otros.

Pero, dicen, ¿y el franquismo? ¿No fue excelente?  Como recordaba Fernández de la Mora, el franquismo solo puede entenderse como una etapa histórica, de ningún modo como una ideología. Ni siquiera como un régimen fácilmente indentificable, pues fue notablemente distinto el de los años 40-50 y el de los 60-75. Antes de la república, Franco sirvió fielmente al régimen demoliberal de la Restauración. Durante la república, manifestó adhesión a ella considerándola una democracia. ¿La prueba? En el primer bienio gobernaron los “malos”, llevando al país a una situación caótica. Pero en las elecciones de 1933 ganaron “los buenos” democráticamente –lo que revela que en democracia pueden ganar “los buenos”–, y sus dos años de gobierno fueron los mejores de la república. Izquierda y separatistas se rebelaron contra la legalidad democrática y fueron derrotados y como se recordará, Franco defendió entonces  la  legalidad democrática. Aunque luego el derechista Alcalá-Zamora, una especie de orate que obró semidictatorialmente, echara a perder los frutos de aquella victoria.

Las reglas del juego volvieron a romperse con las elecciones del 36, cuyo carácter fraudulento fue denunciado desde el primer momento por el mismo Franco y otros, aunque no se vieron capaces de cambiar las cosas.  Aun así, no se rebeló hasta que el asesinato de Calvo Sotelo le convenció de que seguir sirviendo a una gobierno semejante era completamente inmoral. Se sublevó, recuérdese, en nombre de la república.

No obstante, Franco comprendió algo que no entendieron los monárquicos ni la mayoría de los generales: que ganar una guerra para volver a una situación como la de la república o la de la Restauración era absurdo.  Era preciso crear un nuevo sistema de gobierno aprovechando experiencias diversas, entre ellas las del fascismo italiano y del salazarismo, pero dándoles un tinte católico y manteniendo bajo la rienda a la cuádriga de Falange, carlistas, monárquicos y católicos políticos (es difícil llamar a estos últimos (¿episcopales? ¿clericales?)  pese a ser la fuerza más importante. Falange y los monárquicos eran políticos católicos, mientras que los tradicionalistas y los episcopales eran católicos políticos. La diferencia importa).  La tarea exigía una capacidad ý visión política excepcionales y Franco las demostró. En cambio, basta  valorar a sus colaboradores y personal político para entender que ninguno tenía su talla ni podía ser su sucesor al mismo nivel.

En principio se trataba de superar tanto la ideología marxista como la liberal, pero eso nunca se consiguió realmente. No hubo, hay que repetirlo una ideología franquista, pues no lo fue ni el tradicionalismo carlista ni la Falange ni el monarquismo liberal o autoritario. Si acaso el “catolicismo social”, y ya sabemos lo que ocurrió después con él. El franquismo no cesó de liberalizarse desde principios de los 60, y no solo económicamente (en economía siempre fue predominantemente liberal).  La abolición de los partidos no fue ni mucho menos la causa del éxito del franquismo. En realidad solo fueron prohibidos los causantes de la guerra civil, pero los  vencedores formaban en realidad cuatro partidos no bien avenidos, y cada uno de ellos con distintas corrientes, una de ellas abiertamente antifranquista. Estos cuatro partidos (“familias”), se hallaban en los años 70 en  plena descomposición, y ninguno de ellos ni todos juntos estaban en condiciones de mantener un régimen que se volatilizaba.

   Franco, por cálculo o intuición, consiguió dos victorias últimas: que el Vaticano II no provocase un derrumbe como el del salazarismo portugués, y, póstumamente, a  través de Fernández Miranda, el referéndum de 1976, con la democratización “de la ley a la ley”, siempre olvidado deliberadamente  por unos y por otros. Con ello se consiguió algo que normalmente permiten las democracias y raramente los sistemas autocráticos: un gran cambio de poder pacífico y sin demasiados traumas.

   La democracia obliga a los partidos a luchar por la opinión pública, lo que puede hacerse mejor o peor: una buena causa es a menudo muy mal defendida. Por tanto se corre el peligro de que los demagogos se impongan, lo mismo que un régimen autoritario tiene el peligro de que su líder sea un inepto o un loco, hecho no inhabitual. Así es la realidad humana. Una ventaja de la democracia es que, si se respetan los resultados electorales y el estado de derecho, la política puede cambiar sin  grandes trastornos, y que si se demuestra perjudicial puede corregirse en otras elecciones.  En la república fue posible una rectificación –y en parte se consiguió– del caos del primer bienio, y no se olvide que fue un líder conservador, obrando contra la norma parlamentaria, quien esterilizó su doble victoria, electoral y anti insurreccional.

   Los peligros de la democracia son reales, pero lo que ha pasado en España con Zapatero, Rajoy y el Doctor no es un problema de la democracia, sino de su erosión y progresiva destrucción por unos elementos demasiado parecidos a los que destruyeron la legalidad republicana. Y que con el mayor descaro –y aplauso de los ilusos antidemócratas de derecha— están acabando de hundir el gran acuerdo democrático de  1976. Es indispensable reivindicar la figura y los logros del franquismo no porque sea posible volver a un sistema de gobierno como aquel, sino porque,  precisamente sus logros permitieron la posibilidad de una democracia real, no convulsa, hoy atacada por la “estúpida canallería” de quienes no aprenden de la historia, tanto los del nuevo frente popular como los de una derecha tipo PP, degenerada y sin principios. La democracia es un logro póstumo del franquismo y se lo han dejado arrebatar entre unos y otros.

   Así pues, es precisa una doble reivindicación como base de una nueva política: la reivindicación del franquismo y de la democracia.

El legado de Franco: https://www.youtube.com/watch?v=72LX7cU2588

Nueva historia de España: de la II guerra púnica al siglo XXI (Bolsillo (la Esfera))La guerra civil y los problemas de la democracia en España (Nuevo Ensayo)

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