Alfonso II el Casto es una figura clave en la historia de España: superó la amenaza inminente de aniquilación de Oviedo, normalizó la reivindicación del reino hispanogótico y creó el Camino de Santiago: https://www.youtube.com/watch?v=XZWpeMfoHwA&t=228s

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-Inglaterra es muy consciente de que sus intereses no son los de España. Por eso retiene la colonia piratesca de Gibraltar. Los gobiernos PP y PSOE creen que la posición de España como lacaya de Londres les conviene.
-Inglaterra defiende sus intereses (Gibraltar). La casta política española defiende también sus intereses: los de Inglaterra.
-Gibraltar ha sido desde el principio un factor de corrupción de la política española: pronunciamientos en el siglo XIX, apoyo a separatismos, chantaje, contrabandos, operaciones opacas..
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Pensemos en este dato: España soporta una colonia extranjera , y no en un punto cualquiera de su territorio, sino en el mismo centro de su eje defensivo Baleares-Gibraltar-Canarias, orientado hacia el norte de África bajo el supuesto de que no tenemos enemigo real en el resto de Europa. Ahora bien, ese punto clave de nuestra defensa estratégica está en manos de una potencia extranjera cuyos intereses al respecto difieren por completo de los nuestros. Marruecos es nuestro único enemigo potencial –en principio–, con su amenaza permanente sobre Ceuta y Melilla y sus ambiciones nunca olvidadas sobre Al Ándalus. La diversidad de intereses queda de relieve, entre otras cosas, en el hecho de que Ceuta y Melilla no estén cubiertas por la OTAN, lo que indica un designio a largo o medio plazo.
No debe olvidarse que Inglaterra está fuertemente respaldada por Usa, y entre las dos forman el cerebro y la columna vertebral de la OTAN, comparten información reservada que no difunden a otros países, etc. Su interés fundamental en Gibraltar consiste en el control del estrecho, una larga tradición. Por allí pasan al año cientos de miles de barcos, mercantes y militares, submarinos, etc. Se dice que ese control no puede quedar en manos de España porque esta no es un país fiable, ya que así como carece de verdadera política exterior, su política interior puede dar cualquier bandazo. Y, en efecto, así es. Ahora bien, tampoco son fiables para nosotros Usa e Inglaterra, y la mera invasión de nuestro territorio pone de relieve la imposibilidad de una amistad. Además, ni el canal de Suez ni el del Bósforo y Dardanelos están controlados por una colonia militar impuesta por Inglaterra o Usa, como tampoco otros estrechos de gran valor estratégico y comercial. Es decir, España acepta lo que no toleran países como Egipto o Turquía. Ello aparte, hoy puede controlarse aceptablemente el tráfico mundial por satélite. Este dato pone de relieve otra dimensión del problema.
Así, esta invasión de España tiene un sentido más amplio y simbólico: constituye un insulto y una amenaza permanentes, con la advertencia de que su colaboración con las potencias anglosajonas debe ser la del lacayo con el amo. A la OTAN le interesa una España débil y manejable, y es llamativa su coincidencia de intereses en este sentido con Marruecos, el islamismo en general y los separatismos. Y si echamos un poco la vista atrás, veremos que tanto el PP como el PSOE han sido los agentes de esa satelización de España, que va más allá de lo político y militar para entrar en el terreno cultural más decisivo a la larga. Ciertamente la coincidencia OTAN-islamismo-separatismos es parcial: la situación geoestratégica de España resulta demasiado valiosa para llevar su debilitamiento hasta la fragmentación del país y guerras o graves disturbios civiles, cosa que sí conviene en cambio a islamistas y separatistas. Pero la posibilidad de chantaje con estos últimos para que España acepte su posición de satélite de Inglaterra e indirectamente de Usa, no precisa mayor comentario.
Para que España pueda sentirse segura, Gibraltar debe serle reintegrada, y este debe ser un punto clave en la política española. Solo a partir de ahí puede haber una colaboración que no sea la del lacayo con el amo. Una colaboración de acuerdo con los intereses de España, que pasan claramente por una neutralidad no hostil y en favor de la paz, principalmente en África. Y esa situación ideal exige por una parte la liquidación del sistema de partidos creado en la transición, sistema hoy en profunda crisis; y por otra el surgimiento de una alternativa para los principales problemas del país y el de Gibraltar en lugar destacado.
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–Creo que la potencia de una idea se manifiesta en su capacidad de generar cultura. Y hoy la derecha es totalmente incapaz de hacerlo. La Falange, por ejemplo, dio lugar a una serie de poetas, escritores diversos, algún desarrollo del pensamiento de José Antonio, algunos pintores, o a la maravilla del Valle de los Caídos. Pero eso fue hace muchos años. Hoy casi toda la cultura tiene el sello de la izquierda. Es un sello falso o falsario, pero en contra no hay casi nada. Pasa como con la política: unos no necesitan pensar porque ya tienen todas las claves: masonería y sionismo. Otros tampoco necesitan pensar: ya lo hizo Zapatero por ellos. Ni siquiera son capaces de apreciar y fomentar lo poco nuevo que sale aquí y allá.