Fervor guerracivilista
**El entusiasmo del Doctor por Largo Caballero no es una anécdota pintoresca y sin significado. Largo llevó al país a la guerra civil de manera deliberada y organizada, y contribuyó como el que más a imponer un régimen de terror tras las elecciones fraudulentas del 36. Las políticas que está adoptando el Sánchez, siguiendo al Zapatero, conducen directamente a otra guerra civil, a menos que surja a tiempo resistencia eficaz a la disgregación del país y la falsificación de la democracia. O que toda la sociedad española se deje avasallar y desintegrar sin resistencia. Esta es la situación real.
**La frase del Pumpido “mientras yo sea presidente VOX no ganará ningún recurso de amparo ni de inconstitucionalidad” lo califica como prevaricador, es decir, como delincuente, un Garzón agravado. Además, eso es lo que ha venido haciendo desde que está en ese cargo. Este sujeto tendría que estar a la cárcel y sin embargo preside el TC, con aceptación del PP. Luego ha desmentido esa frase. ¿Ha puesto querella a quienes la divulgaron? ¿Le basta con desmentirla? ¿La desmienten sus actos?
**La idea de la libertad es una de las más indefinibles, evanescentes y proteicas , y sin embargo ha sido una de las principales guías por así decir metafísicas que han impulsado a la civilización occidental, y que la caracterizan en mayor medida que a otras civilizaciones (no que en otras no exista en otras culturas, pues es connatural al ser humano, sino que no ha sido invocada, examinada y desarrollada tanto como en la occidental).
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Embrutecimiento social. ¡Cómo que Franco no da votos!
Está claro que un factor que tiene en cuenta la propaganda antiVOX es el embrutecimiento social que ella misma provoca. Y que se ha manifestado plenamente en estas elecciones: hasta los ciudadanos más lelos han podido comprobar la superioridad intelectual y moral de los políticos de VOX en los debates e intervenciones en los medios y redes sociales. Y sin embargo han preferido guiarse por otros criterioso seudocriterios, en particular el esgrimido por el PP de que VOX introduce fuertes tensiones en la sociedad, y la gente “no quiere líos”. Como si la sociedad no estuviera cada vez más tensa, debido sobre todo a las políticas de izquierda y separatistas auxiliadas por las del propio PP. Pero ese ha sido sin duda un “argumento” eficaz para que Feijoo recuperase votos explotando una tendencia ciegamente acomodaticia: él iba a a buscar pactos “razonables” y mantener la tranquilidad social, y al mismo tiempo acoger algunas iniciativas parecidas a las de VOX, que harían a VOX innecesario. Solo se puede luchar contra esta tendencia semiconsciente poniendo constantemente de relieve que las políticas del PP y del frente popular son de carácter tiránico y guerracivilista.
Pero, como ya señalé, por debajo de esta demagogia existe otra más profunda y decisiva: la renuncia del PP a la historia, bien aprovechada por la izquierda y los separatistas para imponer la suya. La idea que difunden es que “Franco no da votos”, una obvia estupidez pues está claro que al nuevo frente popular la cuestión de Franco, su denigración, le ha dado y sigue dando muchísimos, aparte de otorgarle una legitimidad política que le pone a cubierto de casi cualesquiera errores o corrupciones, cosa que desconcierta a las derechas. Los señoritos golfos del PP pretenden creer que la historia nace con ellos, que hay que olvidar el pasado y “mirar al futuro”, renunciar a las lecciones del pasado para hacerse ilusiones vacuas sobre el futuro. Renunciar a la idea de España como entidad cultural y política con profundas raíces en el pasado para encarar “los problemas que interesan a la gente”, que los golfos pijos, juzgando por sí mismos, reducen a los económicos del momento. Y esa idea se ha transmitido con fuerza al propio VOX. Cuando se habla de “lucha cultural” debe entenderse que es una lucha por reivindicar la historia, pues, repito, de ahí procede la legitimidad que justifica a un partido por encima de sus errores o corrupciones coyunturales y menos coyunturales. El nuevo FP ha entendido muy bien la lección.
El problema es que las vindicaciones históricas del fp son falsas, a poco que se las analice (cosa que he procurado hacer a fondo), y la falsedad solo puede envenenar y embrutecer a una sociedad, y solo puede sostenerse con medidas antidemocráticas. Pero esa falsedad se ha impuesto casi masivamente gracias a la colaboración del PP (y de la Iglesia y la monarquía, bien visibles con motivo de la profanación de la tumba de Franco).
¡Claro que Franco es un tema clave en la lucha cultural, que el PP quiere hacer tabú! ¡Y claro que da muchos votos, que hasta ahora han ido al nuevo FP! ¡Y claro que la lucha cultural debe coger al toro por los cuernos y centrarse debidamente en estas cuestiones! ¡Y claro que la envenenada falsedad histórica ha avanzado tanto, que no puede pensarse que se la vaya a derrotar de un día para otro! ¡Y claro que la vindicación de Franco es por ello tan necesaria como difícil; y condenada al fracaso si no se realiza con una estrategia inteligente!
Y mientras no se haga así, siempre jugaremos en un terreno minado. Empezando por reconocer la evidencia histórica de que la democracia viene del franquismo y que nunca podría venir del FP, el mayor enemigo histórico de ella. Precisamente el gran engaño, el embrutecedor engaño, aceptado o compinchado por la derecha, ha sido oponer la democracia al franquismo y no al FP. Pero esto es solo una parte del problema.
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En definitiva, ¿por qué odiaban a Franco los comunistas, el PNV y las izquierdas republicanas? ¿Y por qué lo siguen odiando?: 284 – Comunistas, PNV y Azaña contra Franco | El 18 de julio y la actualidad – YouTube
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Errores de VOX (II) La estrategia
Todos los “analistas” se preguntan por qué “la derecha no ha sumado lo bastante” y por qué el PP se ha quedado lejos de los míticos 150-160 diputados; y lucubran explicaciones más o menos retorcidas a una cuestión perfectamente irrelevante. La pregunta real es: “¿por qué VOX no ha duplicado sus 52 escaños, teniendo en cuenta que en estos cuatro años no han cesado y empeorado los desmanes contra la nación y la democracia?”. El interés común de los partidos y sus poderosos medios estaba en impedirlo, claro está, y a ser posible hundir al partido de Abascal. Lo han dañado, pero no hundido, si bien a costa de no poder gobernar ninguno con garantías de estabilidad, y acaso de tener que repetir elecciones.
Así pues, la estrategia general de la llamada derecha consistía en centrarlo todo en “echar a Sánchez” mediante un pacto abierto o implícito entre PP y VOX, que daría mayoría absoluta. Esta estrategia debía repercutir en el debilitamiento y satelización de VOX al PP, ya que este sería la baza principal para “echar a Sánchez”, y si VOX no se doblegaba a un papel secundario quedaría como el principal aliado de hecho del propio Sánchez. PP y PSOE insistían, a su vez, en que VOX era la “extrema derecha”, lo cual daba además al PSOE la ventaja de acusar al PP de pactar con “el fascismo”, lo que lavaría en parte sus pactos con la ETA.
Por lo tanto, la estrategia de VOX no podía caer en ningún modo en ese terreno, ni explícita ni implícitamente, sino al contrario, como en las etapas iniciales: debía denunciarlos, acosarlos y marcarlos sin cesar como enemigos de la unidad nacional y de la democracia. No darles explicaciones, sino obligarles a explicarse. No señalar simplemente sus fechorías, sino relacionarlas siempre con esta acusación central, al modo como ellos hablan de extrema derecha y fascismo. Sus acusaciones son falsas, pero muy efectivas, mientras que las de VOX son muy reales, y millones de personas lo verían. Cada denuncia parcial tendría que concluir más o menos así: “Ustedes están arruinando la convivencia nacional en paz y democracia, ustedes son los enemigos de ambas cosas”. No haberlo hecho así ha permite que la campaña se diluya en denuncias parciales mal jerarquizadas y dispersas, aunque se citen muchas juntas.
El problema del PP tiene especial relevancia porque, en efecto, su estrategia se centraba, por una parte, en colaborar con los dicterios del PSOE y separatistas, y por otra en presentar como poco útil, incluso perjudicial, el voto a VOX. Y por desgracia ha tenido cierto éxito, con VOX insistiendo inútilmente en “la mano tendida”, que solo podría tenderse después de las elecciones. Cierto que el ataque directo al PP tendría ciertos riesgos, pero más lo tenía, como hemos visto, esa extemporánea mano tendida.
De todos lodos era una trampa muy difícil de eludir y muy peligrosa, que exigía una acción hábil y resuelta, que pusiera de manifiesto las semejanzas del PP y VOX: “Queremos dos cosas: echar a Sánchez e impedir que sus políticas continúen bajo la marca de Feijóo”. Y explicar abundantemente lo que ha hecho Feijóo en Galicia y sus palabras sobre el PNV y sobre pactar con Sánchez: “¿Por qué piden un pacto a Sánchez? Porque se parecen demasiado”. “Si ganamos suficientes votos, podemos pactar con Feijóo para expulsar a Sánchez, y para obligar al PP a renunciar a sus viejas políticas proPSOE y proseparatistas, contra la unidad de España y contra la democracia. Pero es preciso que los votantes no se dejen engañar y sepan a quiénes votan”. Algo por el estilo.
Creo que este ha sido el error estratégico. Difícil de evitar, pero error. El PP ha conseguido que la campaña girase sobre el pacto para echar a Sánchez y sobre los míticos diputados que le daban las encuestas y que desbarataban a VOX. Y VOX no logró deshacer la patraña.
Aparte de ello, ha habido otros errores tácticos, en los que inciden algunos analistas, y que son importantes, pero secundarios.
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Culebrones turcos y personajes novelescos
Tres amigas jóvenes comentan un culebrón turco. Parece que esos culebrones tienen éxito internacional, incluso en Grecia. Las tres coinciden en alabar el modo discreto o delicado con que se trata el sexo, sin las escenas más o menos crudas obligatorias en el cine de por aquí. Una me pregunta si yo cambiaría el guion: “Tendría que ver el relato y no me gustan esas historias de gente rica y sus cornucopias (abundancia de cuernos)”. Luego lo pienso: “Los personajes varían mucho en novelas y los géneros, y unos interesan más a unos lectores y otros a otros. ¿Cuáles me interesan a mí? Simplificando, los fuera de la ley pero no delincuentes comunes. La autobiografía novelada o novela autobiográfica de Richard Krebs (“Jan Valtin”) La noche quedó atrás me influyó mucho, aun siendo un libro anticomunista. Y me gustó extraordinariamente El enamorado de la Osa mayor, de Sergiusz Piasecki, un maravilloso relato de contrabandistas en la frontera polaco-soviética de los años 20. Creo que en Sonaron gritos y golpes a la puerta hay algo de ambas, al menos como inspiración lejana.
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