Un choque colosal que casi acaba con Europa
Además de acabar con la Era Europea, la II Guerra Mundial dejó dos grandes legados: el arma nuclear y la inteligencia artificial. Con ellos, la especie humana habría alcanzado un poder por así decir divino, prometido por la serpiente en el mito del Génesis: el poder de acabar con su propia existencia. (La II Guerra mundial y el fin de la Era Europea)
El fin de la Era Europea se produjo por el choque colosal entre tres ideologías, el liberalismo, el fascismo y el comunismo, salidas las tres de la propia evolución intelectual de Europa. (La II Guerra Mundial y el fin...)
El núcleo dinámico de la evolución histórico-intelectual europea se encuentra en la tensión especialmente aguda entre razón y fe, propia del cristianismo. En Europa, una introducción a su historia, y en otros dos, Hegemonía española y comienzo de la Era Europea, y II Guerra Mundial y fin de la Era Europea, he desarrollado ese hilo explicativo. Considero estos tres libros los más importantes de mi labor historiográfica.
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El Lazarillo de Tormes
He aprovechado estos días de catarro para leer algunas cosas y oír otras en youtube, entre ellas varias interpretaciones sobre el Lazarillo de Tormes, del que escribí algo en Hegemonía española y comienzo de la Era Europea. Su primera publicación es de los años 50 del XVI, aunque pudo haber sido escrita bastante antes. Realmente suena a paradoja que en aquella época una gran obra literaria como esta tenga por tema las constantes adversidades e irónicas venturas de un pobre muchacho sin grandes ánimos en una sórdida vida de criado y mendigo, rodeada de amos igualmente sórdidos. Paradójica en cuanto que por entonces tan numerosos españoles protagonizaban aventuras y hazañas de audacia, dramatismo y sacrificio casi inverosímiles, cruzando océanos, descubriendo medio mundo, conquistando grandes reinos, conteniendo el ímpetu otomano y protestante… Quizá habrían requerido un Homero, si los homeros se prodigasen; menos cuando el espíritu cristiano repele un tanto la épica-trágica pagana.
Como es sabido, El Lazarillo es obra extraordinariamente compleja e intencionada bajo su aparente sencillez. Al respecto me han parecido muy sugestivos varios comentarios de Rosa Navarro, que atribuye la autoría a Alfonso de Valdés, aunque este falleciera bastante antes de su primera edición conocida, por lo que la obra habría permanecido impublicada muchos años. El carácter anticlerical de la obra no precisa ponderación: los peores y más repulsivo amos de Lázaro son clérigos, y Navarro da pistas, en dos de ellos, sobre la pederastia de uno insinuada mediante el tópico del calzado, y sobre las prácticas criptojudaicas de otro. La comentarista entiende la obra, al menos en parte, como denuncia de corrupción clerical desde el propio catolicismo.
Como señala también Rosa Navarro, no cabe entender la novela, según se suele, como comienzo de la picaresca. El pícaro es un truhán o un delincuente que vive de la trampa y el engaño, pero el lazarillo no tiene nada de eso, es más bien la víctima de los truhanes, en especial los disfrazados con sotana. Es pobre y buena persona, niño-adolescente- joven que no sale ni se propone o plantea el medio de salir de una vida ruin, que debe recurrir a astucias muy justificadas para sobrevivir, y que culmina con cierta prosperidad, aun al coste de unos cuernos.
Que de una historia en apariencia trivial y lamentable haya podido salir una obra maestra, susceptible de tantas interpretaciones y claves, revela el poder de la gran literatura para reflejar con fuerza la condición humana, tan evanescente. Su autor, sea quien haya sido, no fue desde luego una figura menor en la historia de la novela.
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Volvíamos de un asalto…
**”Parecemos guindóns. Cando a xente vai ao choio nos ímonos deitar”, dijo Abelardo Collazo cuando nos despedíamos para ir cada uno a su casa. Amanecía, y volvíamos de un asalto nocturno al local de Falange en Vallecas. Esperábamos encontrar pistolas, pero no las había. Collazo había trabajado en la Citroen en París y dirigido la primera huelga de la construcción en el barrio de Coya en Vigo. Sería muerto por la policía en Madrid, unos años después. (De un tiempo y de un país).
**”Había anochecido cuando nos apeamos en Sestao, donde vivía Francisco. Montse sabía sus señas, una casa vieja y fea, alumbrada con una luz amarillenta que despertaba lejanas imágenes de penurias de posguerra. Con Fournier estaba su esposa, con quien compartía una estampa nada alegre. Tal vez pasaban por una mala racha sus relaciones, pero tuve la impresión de que su tristeza provenía del desencanto político, que volvía la lucha clandestina aún mas ingrata. La mujer había colaborado una temporada, pero ahora tiraba visiblemente de su compañero por otros rumbos y no disimulaba una cansera amarga. Puede que estuviera embarazada” (De un tiempo...)
“Me entrevisté por última vez con Fournier en una taberna de Baracaldo. Él había cogido el hábito del chiquiteo, muy difundido en la zona. Bebía de un trago, con expresión cansina. No era el único en abandonar la organización desorientado, sin muchas razones. Retornaba a su tierra y me dejó ropa de faena. Días antes yo había entrado de peón en una contrata que trabajaba para Astilleros Españples en la factoría de Olaveaga, más llamada por su antiguo nombre “Euskalduna”. Por entonces se encontraba trabajo sin excesiva dificultad” ( De un…)