P. El profesor Aberto Bárcena, experto en el Valle de los Caídos y en masonería, dice que la ideología del franquismo fue solo el catolicismo, cosa que ud también mantiene; y que la actual lucha contra el franquismo es la lucha contra la España católica. ¿Coincide usted con ello?
–Vamos por partes. La ideología del franquismo fue principalmente el catolicismo, pero no solo. Hay otros elementos secundarios pero importantes, como el falangismo, y por otra parte no era el mismo el catolicismo reflejado en política de los carlistas y el del sector más ligado al episcopado o el democristiano. Hay que decir además que en las familias del régimen había sectores antifranquistas, empezando por los católicos: piense ud en buena o mala parte del clero vasco o catalán, o en grupos democristianos. Y por otra parte en la sociedad, en el arte, la literatura, la prensa, etc., se expresaban corrientes ajenas al catolicismo. Creo que el profesor identifica religión y política, una mala tradición a mi juicio, que interpreta algo arbitrariamente a Menéndez Pelayo. Bárcena, por otra parte, se rebate a sí mismo: fue la Iglesia la que privó al franquismo de su principal sostén ideológico. Así que si el franquismo quiso ser católico, la Santa Madre Iglesia decidió que no quería ser franquista. Por lo demás es cierto que la lucha contra el franquismo va contra la Iglesia católica, pese a los inmensos favores que esta ha prestado a los antifranquistas; pero el contenido de esa lucha es mucho más amplio. Incluye el impulso a los separatismos (en lo cual colabora gran parte de la Iglesia), el abandono progresivo de la soberanía nacional (que tampoco importa gran cosa a la Iglesia), la aceptación de Gibraltar, el papel del estado y otros asuntos clave. No me gusta ese integrismo, y no lo comparto. Respeto a quienes sienten así las cosas, pero no admito que nos las impongan. Este problema viene muy de lejos y al tratar de la Reconquista ya lo he explicado un poco.
P. En Europa se libra hoy una contienda cada vez más agria entre los partidos mayoritarios y las corrientes populistas en auge, sobre todo en la cuestión de la inmigración, el auge de los nacionalismos, etc. ¿Cómo afecta ello a España?
–El término “populismo” es del estilo de otros como “fascismo” o democracia, que han llegado a significar cualquier cosa según quién los emplee. Por lo demás, España tiene una posición muy especial en Europa, ya lo he señalado, y creo que no debe identificarse demasiado con los movimientos de protesta en otros países. España no debe nada a Usa, no debe nada indirectamente a Stalin, en ningún momento fue un protectorado useño. Estos son datos clave, que por sí solos convierten al país en un caso único que debería tener consecuencias políticas, pero se evita que las tengan. Otro aspecto único en Europa lo constituye la invasión permanente de su territorio por una colonia, y la actitud de los gobiernos españoles, que se proclaman “amigos y aliados” de la potencia invasora. La presión de la UE (siempre se la llama Europa, pero son cosas distintas) nos afecta negativamente de otros modos: oficialmente no impide, pero en el fondo fomenta los separatismos, y mantiene la política, digamos extraña, de impulsar el abortismo, el homosexismo, etc., y al mismo tiempo la inmigración masiva. Los actuales gobiernos de la UE, salvo Hungría, Polonia y alguno más, pueden identificarse como gobiernos LGTBI, porque esa es su ideología definitoria. Esa doble política LGTBI-inmigratoria es claramente suicida, y nos afecta especialmente, en lo que se refiere al islam. España todavía no tiene una población islámica tan fuerte como Francia, por ejemplo, pero los musulmanes aumentan rápidamente y ya se plantean acciones políticas y electorales. Y otra singularidad con respecto a Europa: para el islam España debería volver a ser Al Ándalus. Y, por cierto, en toda la UE y Usa la simpatía por Al Ándalus es muy intensa, como he expuesto en mi libro sobre la Reconquista.
P. Ud ha dicho que la UE fomenta los separatismos en España. Pero no parece que ello sea cierto. En relación con Cataluña parece lo contrario.
–Quienes han impulsado y financiado los separatismos en España son los partidos PP y PSOE, que casualmente son los más “europeístas”, más ligados a la burocracia oligárquica de Bruselas, más proclives a disolver la identidad nacional española en lo que llaman “Europa”, y más favorables a la colonización cultural por el inglés. Así que, de entrada, alguna relación debe haber entre Bruselas y ellos. Varias veces he oído la botaratada de que la tutela de la UE nos conviene ante la ínfima calidad de nuestras oligarquías políticas. Les repito: “quienes nos someten a la tutela de Bruselas son precisamente esas oligarquías que ustedes parecen denigrar tanto”. Oficialmente la secesión de, por ejemplo, Cataluña, no es bienvenida en la UE, pero sí en cambio un proceso de secesión práctica con un barniz unitario que debilitara al máximo la nación española sin romperla por completo. Porque hay una curiosa identidad de intereses entre la UE, la OTAN, Inglaterra y el islam: España debe ser un país políticamente débil, internamente dividido y por ello manejable. También en este aspecto somos un caso particular en Europa. Y sin embargo, y también resulta una nueva particularidad, pues ningún partido se plantea estas cuestiones de fondo, no hay en ellos ni rastro de un análisis medianamente serio: un dato revelador de la inanidad intelectual a que me refería antes. Y del provincianismo y servilismo al parecer irremediable de nuestros políticos e intelectuales.
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