“Antisionistas” / Viejas andanzas en París / Aportaciones historiográficas / La historia según Joseph Pérez (I)

Antisemitas y antisionistas

**Oigo a algunos decir que no son antisemitas, sino antisionistas. El término antisemita no es correcto, porque incluye a los árabes, debería decirse “antijudío”. Pero el sionismo es la doctrina de la refundación de Israel en Palestina. Este es un hecho histórico relativamente reciente, pero irreversible, a menos que los musulmanes logren exterminar a los millones de judíos que viven allí, propósito que han expresado sin eufemismos numerosos dirigentes islámicos. Los “antisionistas” son, así, cómplices al menos morales y desde luego propagandísticos, de quienes aspiran a un asesinato en masa, y niegan a los amenazados el derecho a defenderse.

**Dice el PP que VOX favorece al PSOE. Y puede tener razón en la medida en que VOX favorezca o quiera congraciarse con el PP. Porque PP y PSOE son esencialmente partidos iguales.

**Leo que el año pasado se dió la nacionalidad española a más de 55.000 marroquíes. Los “ingenuos” hipanófobos dicen que eso les convierte en tan españoles como cualquiera. Tan españoles como  Abascal, decía la sinvergüenza Ayuso. Los marroquíes siguen considerándose súbditos del sultán , que nos amenaza, y mantienen la idea de Al Ándalus. 

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“El hombre que quizá vio al diablo”, en Adiós a un tiempo, publicado antaño en LD: Pío Moa – El hombre que quizás vio al diablo – Libertad Digital

Adiós a un tiempo

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Aportaciones historiográficas

Escribe alguien que no he aportado nada a la cuestión de la insurrección de octubre del 34, pues era bien conocida y ya la habían tratado autores como Madariaga, Ricardo de la Cierva,  Barco Teruel, Gerald Brenan, Santos Juliá  y muchos más.

Obviamente, la insurrección de octubre era conocidísima en líneas generales. Lo que faltaba eran varios aspectos de la mayor importancia, como su gestación en detalle. Faltaba la exposición de los movimientos desestabilizadores previos, que a menudo se han tratado como hechos independientes de la insurrección misma. Faltaban las instrucciones secretas para la insurrección. Faltaba un  análisis  de la radicalización popular posterior debida a la gran campaña sobre la represión de Asturias. Creo que solo en mis libros están adecuadamente estos datos y otros importantes.

Y sobre todo faltaba su concepción histórica global, a partir de  la concepción de la rebelión como guerra civil por parte del PSOE y de la Esquerra separatista catalana. Y más aún, de todo ello nadie deducía la evidencia de que la guerra civil empezó entonces. Pudo haber empezado y terminado con aquel golpe al fracasar este; pero los partidos autores persistieron en sus propósitos, y si bien carecían de fuerza para repetir por el momento,  se unieron en el Frente Popular y falsificaron las elecciones de 1936,  un segundo golpe que acabó de destruir la legalidad republicana. Ningún libro, que yo sepa, ha explicado esto con la precisión que los míos. Por eso la guerra empezó realmente en octubre del 34, aplazándose unos meses hasta unas elecciones fraudulentas, ante las que tanto Largo Caballero como Azaña, las figuras más representativas del frente popular,  amenazaron con recurrir a “otras medidas”  si las urnas daban la victoria a las derechas. De lo que salió un caótico régimen de terror.

He señalado a menudo que la historiografía de izquierda miente en lo esencial, y la de  es, con pocas excepciones, muy roma en sus análisis: ¡sigue llamando “bando republicano” al Frente Popular que liquidó la república, y esto ya lo dice todo!  Incluso invoca el dictamen de Madariaga totalmente falso, que equiparando moral y políticamente  la insurrección de octubre con el alzamiento del 18 de julio. Pero octubre fue una rebelión contra una gobierno democrático legítimo, mientras que el 18 de julio lo fue contra un gobierno ya de terror que había destruido la legalidad.

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La historia ininteligible de Joseph Pérez (I)

 En Galería de charlatanes señalo: “El  historiador  francés Joseph Pérez ha recogido los mayores laureles en España: miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia,  doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid, Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, comendador de la Orden de Isabel la Católica, premio Príncipe de Asturias 2014… Se le alababa por haber desmentido, al menos en parte,  la Leyenda Negra, si bien creando otras leyendas, como veremos. Este artículo data de febrero de 2012″

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Joseph Pérez, sospecho que como respuesta indirecta a mi Nueva historia de España, ha publicado un libro de altos propósitos no sé si muy logrados: Entender la historia de España. En sus propias palabras, ¿Puede hablarse, en rigor, de España antes de la invasión árabe de 711? Tengo mis dudas (en realidad no tiene ninguna: lo niega). En 711 la Península Ibérica queda dividida entre dos civilizaciones: moros y cristianos. Estos acaban venciendo en 1492, pero siguen divididos en distintas comunidades políticas que acaban configurando tres coronas (…) Los Austrias inauguran una nueva era que termina con los tratados de Westfalia (1648), era de hegemonía en Europa y en el mundo, era de gloria, si se quiere (no me parece que Pérez lo quiera demasiado), pero ¿para quién y para qué? La que ocupa entonces el primer puesto en Europa no es precisamente España, sino la dinastía reinante. Manuel Azaña lo vio claramente; tal vez, como buen conocedor de la historia de Francia, se haya acordado de lo que (…) aprendían los alumnos franceses en la escuela (…) Francia se enfrentó, no tanto con España, sino con la Casa de Austria. La hegemonía era cosa de la dinastía, pero a los españoles les costó caro: les impidió desarrollar sus intereses propios como nación. La llegada de los Borbones, a principios del siglo XVIII, cambia muchas cosas. Aparentemente, España pierde territorios, pero territorios que no eran hispánicos (Flandes, Italia); en cambio conserva las posesiones peninsulares y el imperio de América, lo que la convierte en la tercera potencia de Europa, después de Inglaterra y Francia; en contra de lo que se escribe a veces, la España del siglo XVIII no es una nación decadente. La decadencia y la marginación son posteriores, son consecuencia de la Guerra de Independencia, de las guerras civiles del sigloXIX y de la emancipación del imperio colonial. Entonces sí es cierto que España pasa a ser una nación de segunda categoría (…) La recuperación viene mucho más tarde, a mediados del siglo XX y se confirma después de la muerte de Franco. Con una economía renovada, una sociedad moderna y un régimen político semejante al de las demás democracias, España se reincorpora a Europa; vuelve a ser una de las grandes potencias, con todos los inconvenientes que ello supone en el mundo de hoy. Estos van a ser los ejes principales de mi reflexión (…) siguiendo a mi manera (…) la pauta de mi maestro Perre Vilar: importa menos dar a conocer que dar a entender lo que ha pasado”.

Tiene interés explicitar qué quería “dar a entender” Pierre Vilar: trataba de divulgar una visión marxista (es decir, lisenkiana, como he explicado en otras ocasiones) de la historia. Me temo que ninguno de los asertos de Pérez resiste una crítica algo rigurosa, o bien deben ser muy matizados como iremos viendo.

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Israel y la historia / Cómo me hice marxista / Ucrania no es Israel / Manifiesto

 Israel y la historia

La cuestión de Israel hay que enfocarla en un sentido histórico amplio. Israel es un trozo de Europa enclavado en un mundo musulmán que lo rechaza violentamente, como ha ocurrido en la historia, máxime porque los musulmanes consideran también sagrado aquel territorio, pequeño,  más bien árido y de clima difícil. Los islámicos lo entienden precisamente así: se trata de los nuevos cruzados, que deben ser derrotados y expulsados como los anteriores. Y al respecto las declaraciones de sus líderes son explícitas: exterminar físicamente a los judíos. Esto es lo que ha hecho  Hamás en su última incursión, y están recientes las acciones del Estado Islámico para ilustrarnos sobre sus métodos.  Por consiguiente,  Israel lucha a vida o muerte, y  al defenderse, defiende también a Europa, aunque esta pretenda no enterarse.

Esto tiene interés especial, histórico y presente para los españoles. He recordado en Hegemonía española y comienzo de la era europea el hecho crucial y casi siempre difuminado en las historias, de que  España defendió a Europa de la expansión islámica (otomana) en el siglo XVI, impidiendo que llegara más allá de Hungría, que Italia fuera conquistada y la misma España vuelta Al Ándalus, poniendo en peligro al resto de la Europa de entonces (la cristiandad). Y debió soportar que los europeos del norte y Francia se aliaran suicidamente con los otomanos para destruir conjuntamente la barrera hispana. Y hoy, España está amenazada directamente por un estado musulmán casualmente aliado y protegido por la OTAN, en la que nos han metido unos gobiernos que también han promovido la inmigración islámica, además de los separatismos internos. La relación histórica  de España con los judíos también  ha sido  conflictiva, pero este es un dato de poco peso en la actualidad.

Israel es, efectivamente, un país europeo, incluyendo las taras de la UE o Usa (ideologías lgtbi y tendencia totalitaria,  por resumir), pero en conjunto representa una cultura incomparablemente más próxima a nosotros que la del mundo que lo rodea. Si los israelíes hubieran hecho caso de los muchos biempensantes que les aconsejan esto o lo otro  desde Europa, hace tiempo que habrían desaparecido. Afortunadamente tienen un respaldo más sólido en Usa.

¿Hay alguna posibilidad de  estabilizar la situación a largo plazo?  Probablemente la habría estableciendo un estado palestino soberano en Gaza y Cisjordania: su propio interés le haría a la larga moderar su extremismo, como viene ocurriendo con varios estados del entorno que han aceptado la presencia de Israel. Pero esto lo está impidiendo la política de Netanyahu. Hay algo en la situación actual que me parece especialmente alarmante: Netanyahu ha llevado a la sociedad israelí a una división interna nunca vista hasta ahora, su acción en Cisjordania parece buscar la anexión e imposibilitar que la Autoridad palestina se convierta en un Gobierno real; y  ha hecho declaraciones sobre un arreglo definitivo en Oriente Próximo que está muy lejos de poder lograr por la fuerza.

Tengo la sospecha –sospecha, no análisis– de que Netanyahu sabía que se preparaba en Gaza una acción ofensiva, pero creyó que le convenía para soldar las divisiones internas de Israel. La sorpresa le habría llegado más bien de la amplitud y ferocidad del ataque. Y su reacción está siendo probablemente excesiva y utilizable por los que, con pretextos humanitarios, apoyan en Occidente al nuevo expansionismo islámico y aspiran  a destruir Israel.

No es fácil entender (salvo para los tontos) la incompatibilidad radical entre el islam y la cultura europea de raíz cristiana (a la que pertenecen los judíos excepto por su propia raíz religiosa),  incompatibilidad manifiesta en un conflictode siglos, armado o latente. O la casi imposibilidad de que una sociedad deje de ser musulmana una vez conquistada por el islam (España es casi la única excepción). En todo caso, el conflicto está ahí y se viene agravando desde que muchos creyeron  que la caída de la URSS determinaba el triunfo universal de las democracias occidentales. Un tanto enfermas.

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Recogido en Adiós a un tiempo:   Cómo me hice marxista – Pío Moa – Libertad Digital

Adiós a un tiempo

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Ucrania no es Israel

**Pancho I de la Pampa, de la Pachamama y de la Conquista de América amplía ahora sus títulos al Cambio Climático. Un comentario muy ponderado de J. R. Ferrandis: José Ramón Ferrandis | Un blog reaccionario (joseramonferrandis.es)

**La manipulación habitual trata de identificar Ucrania con Israel.  Ucrania es la enésima acción criminal de la OTAN, que ha expulsado a Rusia del ámbito occidental acercándola a China. Israel trata de mantenerse precisamente como un bastión occidental.

**Me asombra que quienes están manipulando e intoxicando masivamente sobre Ucrania finjan indignarse ante la “desinformación rusa”. ¿Pero por qué tendría que asombrarme?

**”Argumenta” un idiota que España reconoce a Israel como estado democrático. Como si España, país satélite y con leyes totalitarias, tuviera autoridad política o moral para “reconocer” nada.

**Mientras no nos percatemos de que, especialmente desde 2002, tenemos gobiernos antiespañoles y antidemocráticos, sean del PP o del PSOE, no habrá manera de salir del basurero en que se va sumiendo el país.

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MANIFIESTO contra las leyes de memoria antidemocrática

Las dos leyes de “memoria” impuestas por el PSOE y los separatistas y seguidas por el PP  tienen un doble rasgo: atentan contra las libertades de investigación, expresión, opinión y cátedra, siendo por tanto antidemocráticas y anticonstitucionales; y persiguen falsear el pasado reciente español, muy especialmente la responsabilidad del Frente Popular –con el que se identifican sus autores–, en la destrucción de la república y el desencadenamiento de la guerra civil. Los dos rasgos se entrelazan, pues, obviamente, si precisan imponer su versión mediante una ley antidemocrática es porque su versión de la historia no podría sostenerse en un debate intelectual libre; debate ineludible que tanto importa a la sociedad por su repercusión política actual.

Contra olvidos deliberados, debe recordarse que el Frente Popular fue una alianza de partidos sovietizantes (PSOE y PCE) y separatistas, más golpistas republicanos de izquierda, que en octubre de 1934 se alzaron en armas contra la república, y meses después, en febrero de 1936, falsificaron las elecciones, acabando de destruir la legalidad republicana e instaurando un terror que amenazaba gravemente la unidad nacional y lo que de democrático tuvo la República. El socialista moderado Besteiro reconoció que la rebelión del 18 de julio fue forzada por tales amenazas.

Contra  el acuerdo del gobierno de Aragón de derogar una ley llamada por sarcasmo “democrática”,  un grupo de profesores de la universidad de Zaragoza la ha defendido como “instrumento necesario y eficaz para construir un futuro de convivencia y una sociedad apoyada en valores éticos compartidos”: los “valores” totalitarios de  los  separatismos y  ultraizquierdismo del gobierno socialista, evidentemente. Ese manifiesto solo revela el tremendo deterioro moral e intelectual que sufre una universidad incapaz de rechazar una ley inicua que ataca los principios más básicos de la libertad e investigación científica.

 Como demócratas, reconocemos a esos profesores de esa universidad, y tantas otras,  el derecho a exponer sus versiones, pero no el que nunca pueden tener, a imponerlas a nadie, y menos aún a aplastar  cualquier disidencia con sus “valores” liberticidas. Esas leyes vulneran de tal modo los derechos más elementales, no solo de la universidad sino de toda la sociedad española, que deben ser expuestas, denunciadas y abolidas cuanto antes. Porque además de atacar la libertad, envenenan la convivencia e invierten los valores éticos, convirtiendo al actual régimen del país en una democracia fallida.  Tienen, por tanto, unas consecuencias políticas actuales extremadamente dañinas. Decía Santayana que un pueblo que olvida su historia (en este caso la falsea) se condena a repetirla. Y a repetir lo peor de ella, como ya estamos viendo. Algo  que debe impedirse obligatoriamente.

Propongo la difusión de este manifiesto, con vistas a la recogida de firmas en su apoyo entre los profesores  y personas conscientes del peligro que entrañan dichas leyes. Estamos llegando a un punto crucial y esto no puede seguir así.

 

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Manifiesto por la democracia / La sirenita de Copenhague / Liberalismo crítico

MANIFIESTO contra las leyes de memoria antidemocrática

Las dos leyes de “memoria” impuestas por el PSOE y los separatistas y seguidas por el PP  tienen un doble rasgo: atentan contra las libertades de investigación, expresión, opinión y cátedra, siendo por tanto antidemocráticas y anticonstitucionales; y persiguen falsear el pasado reciente español, muy especialmente la responsabilidad del Frente Popular –con el que se identifican sus autores–, en la destrucción de la república y el desencadenamiento de la guerra civil. Los dos rasgos se entrelazan, pues, obviamente, si precisan imponer su versión mediante una ley antidemocrática es porque su versión de la historia no podría sostenerse en un debate intelectual libre; debate ineludible que tanto importa a la sociedad por su repercusión política actual.

Debe recordarse, contra olvidos deliberados, que el Frente Popular fue una alianza de partidos sovietizantes (PSOE y PCE) y separatistas, más golpistas republicanos de izquierda, que en octubre de 1934 se alzaron en armas contra la república y meses después, en febrero de 1936, falsificaron las elecciones, acabando de destruir la legalidad republicana e instaurando un terror que amenazaba gravemente la unidad nacional y disolver lo que de democrático tuvo la República. El socialista moderado Besteiro reconoció que la rebelión del 18 de julio fue forzada por tales amenazas.

Contra  el acuerdo del gobierno de Aragón de derogar una ley llamada por sarcasmo “democrática”,  un grupo de profesores de la universidad de Zaragoza la ha defendido como “instrumento necesario y eficaz para construir un futuro de convivencia y una sociedad apoyada en valores éticos compartidos”: los “valores” totalitarios de  los  separatismos y  ultraizquierdismo del gobierno socialista, evidentemente. Ese manifiesto solo revela el tremendo deterioro moral e intelectual que sufre una universidad incapaz de rechazar una ley inicua que ataca los principios más básicos de la libertad e investigación científica.

 Como demócratas, reconocemos a esos profesores de esa universidad, y tantas otras,  el derecho a exponer sus versiones, pero no el que nunca pueden tener, a imponerlas a nadie, y menos aún a aplastar  cualquier disidencia con sus “valores” liberticidas. Esas leyes vulneran de tal modo los derechos más elementales, no solo de la universidad sino de toda la sociedad española, que deben ser expuestas, denunciadas y abolidas cuanto antes. Porque además de atacar la libertad, envenenan la convivencia e invierten los valores éticos, convirtiendo al actual régimen del país en una democracia fallida.  Tienen, por tanto, unas consecuencias políticas actuales extremadamente dañinas. Decía Santayana que un pueblo que olvida su historia (en este caso la falsea) se condena a repetirla. Y a repetir lo peor de ella, como ya estamos viendo. Algo  que debe impedirse obligatoriamente.

Propongo la difusión de este manifiesto, con vistas a la recogida de firmas en su apoyo entre los profesores  y personas conscientes del peligro que entrañan dichas leyes. Estamos llegando a un punto crucial y esto no puede seguir así.

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LA SIRENITA

Cuando tenía diecisiete y dieciocho años anduve vagabundeando por Europa, y la Sirenita de Copenhague me ayudó. Lo recojo en Adiós a un tiempo, recién publicado : Pío Moa – La Sirenita – Libertad Digital

Adiós a un tiempo

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Liberalismo autocrítico

Cuando me han preguntado por mi ideología, suelo responder “liberal-conservadora”, por decir algo inteligible para muchos. Mejor sería decir liberal autocrítica, porque el liberalismo viene evolucionando en un sentido sumamente preocupante.

Cuando se habla de liberalismo en España debe entenderse que predomina un liberalismo beato, sin capacidad autocrítica ni fuerza intelectual (liberalismo cañí, se le ha  llamado, por emplear la misma expresión utilizada por los liberales contra el tosco marxismo español). Un liberalismo incondicional de Inglaterra (que invade nuestro país en un punto estratégico), o de Usa (cuyos  intereses nacionales nunca han coincidido con los nuestros), empeñado en desplazar progresivamente al español en beneficio del inglés y que ha transformado el ejército español en una tropa cipaya, y a  España en un país culturalmente colonizado y políticamente  satelizado; empeñado también en  apoyar  procesos separatistas, amparándolos con palabras “bonitas”: (multiculturalismo, pluralismo, tolerancia,  etc) en las que coincide sospechosamente el llamado “marxismo cultural”. Pues llevan decenios coincidiendo en todo lo esencial los gobiernos, sean más o menos liberales como el PP, o “culturomarxistas” como el PSOE. Con ideas liberalcañís o cultural-marxistas  se evoluciona a un nuevo totalitarismo que pretende controlar hasta nuestros sentimientos.

Nada de esto dice nada a los liberbeatos. Es más, los consideran hechos positivos. Otro  rasgo típico en ellos se aprecia en la cuestión de los inmigrantes, centrando todo el problema en la economía y haciendo de ello un mito sentimental. Necesitaríamos a los inmigrantes para sostener la economía, porque nuestra población envejece (y sufre altos índices de aborto –esto se calla–, producto también de ese liberalismo) Pero se trata de inmigrantes con otras culturas y que ,cuando llegan en masa, tienden a no integrarse en la cultura española o europea, a la que muchos de ellos detestan o desprecian como caduca o degenerada (cosa a veces comprensible).  Y desde un liberalismo simple no puede exigírseles que abandonen sus culturas propias, nos gusten o no, o que reduzcan su empleo del español a lo indispensable y formen núcleos cada vez más amplios en su propia lengua y cultura. Para este concepto “abierto” del liberalismo, no debe haber fronteras, las identidades nacionales, es decir, culturales, serían expresiones  de un “tribalismo”  retrógrado y negativo, que deben ir disolviéndose en beneficio de un concepto abstracto de “humanidad”, cuyo  componente esencial sería el económico.

Es obvio que esta evolución debe ser repensada en profundidad sin renunciar a la igualdad ante la ley y las libertades políticas. En La II Guerra Mundial y el fin de la era europea, planteo la raíz de aquel conflicto. El liberalismo fue la ideología primaria de la Ilustración, cuyos problemas no dejaron de generar ideologías contrarias. Que alcanzaron su formulación más precisa con motivo de la PMG, un choque entre estados liberal-parlamentarios que precipitó la crisis determinante de la SGM, con efectos hasta hoy.

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Ucrania e Israel/ Adiós a un tiempo /¿Constitucionalista el PP?/ Memoria carrillista

Ucrania e Israel: consecuencias.

La guerra de Ucrania, que la OTAN y la UE entendieron como la gran ocasión para debilitar y probablemente fracturar a Rusia, está redefiniendo la llamada geopolítica mundial. En Libia o Siria, la OTAN y la UE pudieron librar unas guerras por intermediarios o testaferros, con muy graves consecuencias para esos países, pero escasas para sus autores reales. Con Ucrania ha ocurrido algo muy distinto. Por supuesto, Ucrania está siendo devastada y provocado mareas migratorias, como en los casos anteriores, pero las consecuencias son muy distintas y están afectando gravemente a la OTAN y la UE: en lugar de convertir a Rusia en un “estado paria”, como amenazaba Biden, ha ido tomando forma un bloque de potencias que desafían la hegemonía angla (Usa e Inglaterra) prevaleciente desde la caída de la URSS, asistimos a una alarmante carrera armamentística mundial, y a la probabilidad  de que Rusia gane en Ucrania, lo que haría peligrar la continuidad de la OTAN. Por eso la posibilidad de una ampliación y descontrol de esa guerra amenaza a todo el mundo.

En cuanto al conflicto de Oriente Próximo,  las comprensibles represalias israelíes por la bestial crueldad de la incursión de Hamás, están arruinando los  tenaces  esfuerzos de Israel, en general prometedores, por normalizar sus relaciones con Arabia Saudí y otros países árabes. También hay indicios de  una posible, aunque de momento no muy probable,  extensión de la guerra a todo Oriente Próximo. Netanyahu, que, como he opinado en el blog, está practicando políticas peligrosas, ha hablado de cambiar de forma drástica el panorama político de la región, y cabe sospechar que se refiere a una guerra con Irán, su enemigo más encarnizado. Una guerra así sería muy difícil de controlar. En la guerra del Yom Kipur, de 1973, el mundo árabe utilizó la fuerza de su petróleo para provocar una fuerte crisis económica en los países occidentales, en especial los europeos. Ahora, por solidaridad árabe con los palestinos, puede ocurrir algo bastante peor. De momento, la UE sufre un semiestancamiento económico y un creciente descontento interno por el conflicto de Ucrania.

Y también padece Europa  una inmigración musulmana cada vez más masiva, alentada por sus gobiernos lgtbi. Esta inmigración  ha dado pruebas de no poder ni desear integrarse  en las formas de vida occidentales, que no comparte, y es percibida como un peligro cada vez más serio. No debe olvidarse que el conflicto palestino-israelí, que dura ya un siglo, tiene su raíz en la incompatibilidad de ambas culturas.

Al caer la URSS, muchos analistas creyeron que la hegemonía angla estaba asegurada por un largo período, quizá incluso para siempre, en una “globalización” dirigida por las fuerzas económicas y militares useñas. Todas las potencias hegemónicas tienden a creer que su posición se perpetuará, pero siempre la historia ha seguido otros rumbos. Por lo que respecta a España,  me pregunto si la Hispanidad puede desempeñar un papel significativo en un mundo cada vez más inseguro. Esta sería su tarea principal, superando la miseria moral, política e intelectual que sufren estos países.

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Adiós a un tiempo  comienza con este recuerdo-reflexión, recogido de LD: Pío Moa – Flan con nata – Libertad Digital

Adiós a un tiempo

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¿Constitucionalista el PP? 

**Enorme fraude hablar de “partidos constitucionalistas”. El PP nunca lo ha sido, a menos que sea “constitucionalista” la inmersión lingüística, la financiación de los separatismos y  su sistemática propaganda contra la unidad de España, la entrega de soberanía a burocracias externas, las leyes de memoria o las de género, el reparto del poder judicial con PSOE y separatistas…  Se trata de una engañifa barata. Como la perpetrada por historiadores de izquierda y derecha cuando hablan de un supuesto “bando republicano” en la guerra civil

**Vale la pena comparar la  intensísima reacción cívica en Israel contra el intento de Netanyahu de mermar la independencia judicial, con la apatía completa con que medios, intelectuales y gente  aceptan con mirada estúpida  ataques mucho más graves a la democracia en España.

**Si VOX no se decide a abordar  historiográficamente la cuestión de Franco, se mantendrá supeditado culturalmente a la versión del PSOE y los separatistas. La lucha cultural es esencialísima, porque sin ella no habrá política seria.

**La razón de fondo por la que PP, PSOE y el mismo rey conceden importancia menor a la unidad nacional,  a los principios democráticos y a la soberanía, es que comparten una visión ideológica que viene de lejos y hoy se plasma en la llamada “agenda 2030″.

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Recuerdos de un excomunista de Carrillo

“Aquel año, 1975, iba a ser el definitivo: las  ” familias” franquistas tiraban cada uno por su lado, sin saber qué decisión tomar, cada una se dividía en grupos menores, en un embrollo general: desde falangistas medio anarquistas hasta carlistas medio trotskistas, monárquicos legitimistas de Juan Carlos y legitimistas  de su padre, católicos “progresistas”, monárquicos muy “demócratas” democristianos muy “avanzados”, “curas obreros” medio comunistas, y otros proetarras… El clero, sobre todo, con sus nuevos radicalismos, es lo que nos llamaba más la atención: “el socialismo llegará con la hoz y el martillo en una mano y el crucifijo en la otra”, decían algunos. Las huelgas se multiplicaban, y la ETA y un grupo maoístas, el FRAP, emprendieron una campaña de atentados. El gobierno contragolpeó a los terroristas hasta casi desmantelarlos, y ejecutó a tres del FRAP y dos de la ETA, y entonces sufrió el golpe más fuerte por parte de otro grupo maoísta, que asesinó de golpe a cuatro policías. Esto era algo no visto desde los tiempos del maquis. Y en toda Europa occidental y en América se sucedían las manifestaciones en apoyo a los terroristas y las condenas al régimen, los boicots comerciales y los sabotajes e incendios de bienes oficiales españoles en el extranjero… Era claramente el fin de una época

Y para rematar el caos, Franco se puso muy enfermo, Marruecos aprovechó para quedarse con el Sahara español con apoyo norteamericano, y el 20 de noviembre fallecía en la cama el dictador al que los comunistas habrían deseado fusilar. Y fue nombrado el rey que Franco había decidido, Juan Carlos, a quien todos los expertos le vaticinábamos una breve monarquía. Con ese motivo se concedió un amplio indulto a presos comunes y políticos, y yo, Antonio y otros, salimos libres. Un año en la trena me había pasado. Ya en la calle, contacté con el partido, que se movía frenéticamente, en práctica legalidad, para envolver en su propaganda “a las grandes masas”.

Todo el país vivía en la incertidumbre, y nosotros entre la esperanza y la inquietud. ¿Qué iba a pasar? ¿Cómo se desarrollarían las cosas? ¿Un golpe militar contra el régimen como el de Portugal? ¿Volvería una guerra civil? ¿Sería el momento de intentar una insurrección que derribase a un régimen que parecía moribundo? ¿O bastaría una huelga general? ¿Los “demócratas” de la Platajunta se impondrían sin necesidad de muchas violencias?

Los políticos “demócratas” eran los más atemorizados, y yo, desde luego, preocupado. Dentro de la oposición, el partido tenía la única organización real, pero yo sabía que seguía siendo pequeña, y sus socios de la platajunta valían más para intrigar que para luchar o siquiera dar la cara. Mi amigo Antonio demostró entonces más lucidez: “Aquí no va a pasar nada, ya veréis. Porque el ejército permanece firme, no como fue el de Portugal, y porque la gente, la gran mayoría de la gente, creedme, apoyará un cambio desde arriba. Ya habéis visto esas enormes colas de gente para despedir a Franco. Y lo siento, pero esto se nos va a ir de las manos por un tiempo”. Lo tildé de desmoralizador, lo mismo hicieron los demás, y si no fue expulsado entonces del partido se debió a que nuestra atención se concentraba en tareas más urgentes.

Temíamos o despreciábamos la competencia del PSOE, pero, como había vaticinado Antonio, la competencia auténtica nos iba a venir… ¡del propio franquismo! Que se estaba volviendo demócrata a marchas forzadas. En un primer momento, aquello nos dejó patidifusos. No era posible, ¡el franquismo decidía democratizarse por su cuenta! Y el año siguiente nos demostró nuestra debilidad, que forzosamente debimos aceptar. Es decir, la aceptamos algunos, otros se empeñaban en atribuir los avances franquistas al miedo que nos tenían y que les obligaba a hacerse los demócratas. ¡Como si nosotros o el resto de la oposición lo fuéramos a nuestra vez!

Vista en perspectiva, la política a todos los niveles cobra un aire grotesco, como una farsa sin talento e improvisada a la carrera. ¡Un horror! Las Cortes franquistas decidieron que el régimen habría cumplido una etapa brillante, y había que pasar a otra cosa. Esa cosa, lo que llamaban reforma democrática, debía ser aprobada en referéndum popular “de la ley a la ley”, es decir, reconociendo la legitimidad del régimen, que daba paso a una monarquía decidida por Franco. Nos parecía monstruoso a toda la oposición “democrática”, que no admitíamos más legitimidad que la de la república”.

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Golpismo / Baroja germanófilo / Adiós a un tiempo/ Abascal / La SGM reinterpretada

**Actuar contra el golpismo: Girauta  ha expresado la situación con máxima claridad: estamos ante un golpe de estado, y la respuesta debe  ser la de Perú: que el presidente vaya a la cárcel. Claro que la cobardía o complicidad de quienes supuestamente tienen que defender la Constitución y la unidad de España se lleva exhibiendo desde hace decenios, y hace que el cumplimiento de la ley parezca imposible. Pero no lo es.

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El Baroja germanófilo y los intelectuales.

Ante la I Guerra Mundial, Baroja fue de los pocos intelectuales que se declararon germanófilos. Lo hizo por la admiración que le producía el hecho de que Alemania, en pocos decenios, hubiera alcanzado la cumbre de Europa en ciencia, técnica y pensamiento, y por el orden interno, con un principio de seguridad social ignorado por entonces en el resto. Pero creo que nunca se le ocurrió que España debiera participar en aquella conflagración al lado de Alemania. En cambio, lo más florido de la intelectualidad de entonces no solo se proclamó francófila y anglófila, sino que expresó sus deseos de que España enviara masas de carne de cañón al servicio de Francia e Inglaterra, como se sabe grandes aliadas y amigas de España. 

Casi nunca se recuerda esa actitud de la mayoría de los intelectuales de entonces, actitud que cabe calificar de criminal (desde luego, ellos no tenían la menor intención de ir al frente), y que solo se entiende por dos razones: el sistemático desdén de casi todos ellos por la historia de España (Ortega y Azaña quizá se distinguieron en esa especialidad, pero se había hecho un lugar común la leyenda negra); y una admiración beata e ignara por lo que llamaban Europa, y que jamás les había inducido a un estudio histórico o cultural mínimamente serio del objeto de su veneración simplona. 

Baroja tampoco tenía una idea medianamente clara o benévola de la historia y antigua influencia mundial de España. Aquello no le importó gran cosa, ni tampoco la retórica patriotera que tampoco la dejaba muy bien. Pero prestó atención al siglo XIX, en particular a las peripecias de Aviraneta, acaso pensando en rivalizar con los Episodios Nacionales de Galdós, a quien no estimaba gran cosa. A pesar de ello, tenía bastante más sentido común e intuición política que aquellos intelectuales aliadófilos,  exaltados con el deseo de sacrificar a miles de compatriotas por una causa en la que a España no se le perdía nada.  La historiografía española, muy mayoritariamente provinciana y roma,  nunca, que yo sepa, ha prestado atención a tan reveladoras actitudes, que van más allá de lo meramente político y de ocasión.

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La Segunda Guerra Mundial: Y el fin de la Era Europea (HISTORIA)

Adiós a un tiempo

Acabo de publicar una serie de recuerdos  bajo el título  Adiós a un tiempo. No se trata de una autobiografía, aunque sean autobiográficos, porque yo no creo en las autobiografías. Estas pueden estar falseadas en mayor o menor medida según la sinceridad o la memoria del autor, y tienden inevitablemente a presentar la vida del autor como si tuviese un sentido general, una trama parecida a las que dan  forma a las novelas. Pero la vida no es así. Los sucesos de la vida no forman un mosaico o una trama coherente, sino que son dispares, unidos laxamente por una mezcla de azar e intención o designio. Son en gran parte inconexos o contradictorios, con azares  que tuercen los designios y les dan direcciones o sentidos inesperados. Además, el autor autobiográfico cree o quiere hacer creer, que se conoce bien a sí mismo y su propia trayectoria, lo cual está fuera de su alcance, a pesar del consejo griego. El “yo” escapa en buena medida a su autopercepción. Por eso en este libro he expuesto simplemente sucesos y episodios de juventud, infancia o madurez, procurando hacerlo lo más objetivamente posible, sin sensiblería ni nostalgia, aunque con algunas reflexiones sobre la incertidumbre de la vida

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Relevancia de Abascal

** Ante la pitada al Niñato Doctor, la banda mediática del PSOE ha dicho que “la única revolución pendiente es la del respeto”. El respeto a Chapote, claro. Y a su amigo el niñato matón.

**La manifestación de Barcelona solo fue un éxito a medias. a) El lema “No en mi nombre”, es simplemente estúpido. La acción política es de masas y de interés general, no de particulares. Es en nombre de la unidad de España y de la Constitución.

*b) El grupo Convivencia cívica en Cataluña, es mínimo, con poca influencia y con sesgo de izquierda, aunque ha sabido aprovechar una ocasión para canalizar la protesta, aguándola al mismo tiempo. 

*c) VOX fue el partido que más se volcó en la protesta, pero en plan blandito ha permitido que la protagonizasen Feijóo y compañía. Parece que quiere disculparse ante las calumnias y ataques que sufre de “extrema derecha” o “fascista”. Es el camino más seguro para destruir las esperanzas que ha venido suscitando. Políticamente Abascal es cien veces más relevante que Pujoliño. O lo ha sido. Esperemos que se recupere. 

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La SGM reinterpretada

Me preguntan qué novedades puedo aportar sobre la II Guerra Mundial, puesto que no soy especialista.  Respondo: La SGM no ha sido debidamente asimilada en Europa, de modo algo semejante a como no lo ha sido la guerra civil en España, por eso lo he escrito. No ha sido asimilada, en particular, en lo que tiene de fin de una gran época en la historia humana, comenzada por las exploraciones españolas de finales del siglo XV. Hoy Europa se debate en intentos más bien frustrantes de recuperar al menos parte de su antigua hegemonía. 

El libro consta de tres partes, militar, política e ideológica, lo que es ya un enfoque novedoso. En el plano militar, la aportación es ligera, si acaso mostrar la superioridad alemana, pues en muchas historias se la presenta como un cúmulo de errores sucesivos, achacables sobre todo a Hitler. Y resaltar que la derrota alemana se debió sobre todo al gigantesco esfuerzo ruso, a menudo menospreciado o atribuido a la ayuda useña. 

En el plano político, creo que la contribución es mayor, analizando la gran política de cada parte, en particular la de Stalin. El designio fundamental de Stalin fracasó en la guerra de España, lo que explica su pacto con Hitler. También resalto el papel nada desdeñable, de la neutralidad española. Importa asimismo entender la gran política de Churchill y de Roosevelt, con diferencias que favorecerían después la disolución del Imperio inglés. Entre otras cuestiones. Creo que este enfoque es en parte novedoso y permite entender mejor la contienda.

Pero lo realmente novedoso es la parte ideológica. En los aspectos anteriores, la SGM queda como un gran conflicto entre potencias, como seguramente lo fue. Pero mayor importancia tiene entenderlo como un conflicto entre ideologías, para lo cual es preciso redefinir el concepto de ideología y exponer sus raíces en la historia europea. Estos conceptos son originales, y llevan la explicación de la SGM a un nivel superior. Generalmente dicha guerra se explica como conflicto entre potencias, resaltando de manera especial los crímenes nazis, por lo demás indudables. Pero opino que la explicación debe ser más profunda.

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Adiós a un tiempo

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