Dolores de parto, y olvido
Decir que el tema de la primera novela es la revisión de la vida pasada y la de la segunda la inquietud ante la vida esperada, me parece correcto, pero no del todo exacto. Aparte de que no tenía yo esa intención al escribirlas (simplemente salió así), en los dos casos hay otro elemento fundamental, y es la época. En la primera son diez años de tres guerras sucesivas, y en la segunda una jornada en tiempos de una paz más asentada que en el resto de Europa. Esto sí estaba en mi intención. Es decir, el trasfondo social e histórico de los relatos no es algo secundario, sino el paisaje de fondo en un cuadro donde sale en primer plano una escena cualquiera, un caminante o varios, por ejemplo. La diferencia con un libro de historia es esencial: esta busca establecer los hechos externos y generales del modo más cercano posible a la realidad, mientras que la novela se centra en la peripecia muy particular de una o unas pocas personas. En historia, uno no debe arriesgarse a explicar psicológicamente a los personajes, más allá de algunas generalidades, porque caería inevitablemente en la arbitrariedad. En cambio es posible hacerlo con personajes ficticios, y por eso, aunque parezca improbable, una novela puede dar una imagen no menos significativa y más íntima de un período histórico que la de la historia académica. La novela histórica, al manejar al gusto del autor a personajes reales, me parece tener algo de timo. También radica ahí la dificultad de la mayoría de los historiadores cuando escriben novela y a la inversa: el oficio tiende a confundir los dos planos, recordaba Aquilino Duque.
El tema de la primera novela podría describirse así: “diez años de aventuras o peripecias juveniles de tres personajes principales, dos amigos, hombres de acción y al mismo tiempo con inquietudes filosóficas, y la hermana de uno de ellos con quien el otro tiene una historia de amor un tanto atormentada. Las aventuras son extremadas, debido a lo extremado y violento de la época”. El de la segunda podría ser así: “en un ambiente a la vez pacífico y de cambios acelerados, cuatro estudiantes discuten sobre la vida y las ideas sobre ella que toman del ambiente, con un trasfondo de cierta ansiedad por el futuro; un futuro que se irá esbozando a lo largo de una jornada”. El contraste entre las dos novelas expone el contraste entre una época de “dolores de parto” y la época producto de aquel parto, cuando los dolores han quedado olvidados y las preocupaciones son muy distintas.
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Crónica. El honor de Europa
**El parlamento de la UE (que no “europeo”: Inglaterra y Rusia son también europeas. La UE usurpa lo que no le pertenece) quiere prolongar la guerra en Ucrania y llevar a Rusia al hambre y la miseria. Lo hace al servicio de la OTAN, es decir de la política belicista de Usa.
**Un efecto de esas políticas es disociar a Rusia de Europa y aproximarla al gigante chino, el verdadero peligro a la larga para Europa.
**Ucrania es tan solo un eslabón más en la cadena de agresiones perpetradas por la OTAN en Irak, Afganistán, Libia o Siria. Las dos primeras las perpetró mediante invasión y ocupación del territorio, saliendo derrotada tras una larga y costosísima contienda. Las otras dos, junto con Ucrania, las ha perpetrado por agentes intermediarios: se ha comprometido menos y le ha salido mucho más barato.
**La política de Usa, Inglaterra y la UE en Ucrania ha sido utilizar a Zelenski para provocar a Rusia, y alimentar y prolongar luego la guerra, en la que mueren otros, hundir a Rusia en la miseria e imponerle un régimen al gusto y servicio de Usa.
**Hablan los locuelos de sentar a Putin en un tribunal internacional. ¿Y por qué no a Biden y su tropa, tan partidarios de prolongar la guerra y llevar a Rusia al hambre? ¿Por qué no a Zelenski, tan empeñado en alargar la guerra y extenderla en lo posible al resto de Europa?
**España no puede impedir las acciones de la OTAN o de cualesquiera otras potencias exteriores. Pero puede y debe disociarse de ellas. Debe abandonar esa asociación y declarar su neutralidad.
**La neutralidad en las dos guerras mundiales no solo permitió a España librarse de las atrocidades de unos y de otros, así como de la inmensa deuda histórica de los demás países europeos con las finanzas useñas y los ejércitos de Usa y la URSS. También puede decirse que con ello España salvó el honor de un continente que quiso suicidarse.
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“Una hora con la historia” repitió esta semana, por error, la sesión de la semana anterior. Aquí, ya corregido: 223 – Las bases del franquismo | 20º aniversario de “Los mitos de la guerra civil” – YouTube
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Atrocidades y crímenes de guerra
En relación con las matanzas de civiles (genocidios, también se les llama, trivializando el concepto) perpetradas supuestamente por tropas rusas en Ucrania, vienen a la mente enseguida las de la guerra de España achacadas a los nacionales y que han adquirido la categoría de mitos: la de la plaza de toros de Badajoz, la de la Desbandá de Málaga y la del bombardeo de Guernica (esta última explotada recientemente por Zelenski). Las dos primeras son puras y simples invenciones, y la tercera una exageración desmesurada basada en supuestas intenciones. Pero hay en las tres un fondo común: han sido periodistas anglosajones sus autores. El mito de la plaza de toros fue inventado de arriba abajo por Jay Allen, periodista useño de izquierdas al servicio del Frente Popular; la Desbandá de Málaga supuestamente bombardeada desde el mar, por el médico comunista canadiense Norman Bethune (que iría luego a China y a quien dedicaría Mao Tse-tung un sentido obituario); y el de Guernica por periodista inglés George Steer (en este caso conservador, que quería apoyar así el rearme inglés frente a los laboristas).
Creo que estas autorías son en extremo significativas, porque la propaganda totalitaria no es una invención de Lenin o de Goebbels, como a menudo se cree, sino de la Comisión Creel useña, durante la I Guerra Mundial, para animar a entrar en la guerra europea a una población en principio renuente a ello. Cabe decir también que ya antes, en la guerra del 98 con España, la propaganda de la gran prensa amarilla useña se complacía en inventar atrocidades de los españoles, atrocidades multiplicadas luego por mucho por las tropas useñas en Filipinas. Me parece que no es casual que la creación de tales mitos proceda sobre todo de periodistas o fuentes anglosajones, porque son estos medios los de mayor tradición en estas tareas, y esa tradición les permite manipular con más destreza y apariencia de objetividad.




