Mañana comienzo la campaña cultural sobre Prieto, Largo y Negrín, el trío criminal que llevó a España a la guerra civil y al régimen de las chekas y del expolio generalizado. Se trata de que todos o la mayoría de los lectores del blog y oyentes de otros programas los difundan con el mayor entusiasmo posible. La batalla cultural es eso, precisamente. Seguirán otras campañas.
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Los enemigos de Trump
Oigo muchos comentarios contra Trump –incluso de personas tan solventes como mi amigo el historiador Luis García Moreno, seguramente el mayor especialista en el mundo visigodo–, basados en sus modales bruscos y en lo que llaman “populismo”, que todavía no sé bien en qué consiste, dada la arbitrariedad con que se usa el palabro. Lo mismo que tantos otros como “machismo” o “fascismo”, empleados a troche y moche, y que en realidad solo expresan emocionalmente la aversión o el odio hacia quien disiente.
Ciertamente Trump no es un modelo de cortesía, pero sería extraño que sus enemigos, que se caracterizaron desde el primer momento por una conducta histérica, fanática y violenta, se le opongan precisamente por eso. Lo que hay en el fondo son dos concepciones ideológicas y de la propia democracia, no una cuestión de formas. Los enemigos de Trump lo son por una variedad de motivos, pero básicamente defienden ideologías abortistas, multiculturalistas, feministas, LGTBI, y lo que se suele llamar globalismo, con aspiraciones a manipular y controlar hasta los sentimientos de las personas en un totalitarismo sin precedentes. Esas ideologías cobraron fuerza con el derrumbe de la URSS (también globalista a su modo), que había creado en Usa y en la UE unas expectativas de hegemonía poco realistas. Los cuatro años de Trump han visto una época de extraordinaria prosperidad en Usa, menos belicista que los anteriores, y por supuesto de plenas libertades, que han utilizado sus enemigos de forma subversiva. No sé muy bien qué representa Trump, pero sí lo que significan sus enemigos.
Pero el aspecto esencial que han demostrado estas elecciones, es doble: en primer lugar, que esas ideologías llamadas, a falta de otro concepto, “corrección política” o “corpol” habían impregnado gran parte de la sociedad imponiéndose sobre todo a través de los medios de masas, Hollywood y la industria del espectáculo. El mero dato de que todos ellos, prácticamente, hayan estado contra Trump, sin vacilar en mentir y atacar la libertad de expresión hasta del propio presidente, ya indica una profunda degradación del sistema. En una democracia medianamente sana no puede darse tal unanimidad precisamente en los medios de formación de opinión pública. Cómo se ha llegado a esta situación es asunto que debería estudiarse.
En segundo lugar, se ha demostrado también que ese conglomerado de tendencias, con su mezcla de arrogancia e histeria y cuyo avance parecía incontenible, ha terminado por suscitar una resistencia en la mitad de la población, que podría ser mucho más amplia sin la fabulosa capacidad de manipulación de tales medios. Y también debe estudiarse cómo esa enorme masa ciudadana, privada de voz durante muchos años por los partidos, ha podido despertar cuando ha encontrado un liderazgo adecuado. Eso abre esperanzas de que el sistema no degenerará en lo que Tocqueville llamó “despotismo democrático”, que privaría a la humanidad de algunos de sus rasgos constitutivos. Biden y su gente saben ya que no lo van a tener tan fácil como hasta hace poco.
En España ocurre algo muy semejante a Usa, sobre todo por imitación, ya que, cultural, y políticamente, España es hoy irrelevante en el mundo. O más apropiadamente, unos políticos y Triple M cuya ideología básica es la hispanofobia –basta ver lo que han hecho desde hace muchos años– , han reducido al país a esa situación. Pero también aquí crece la resistencia y la indignación contra el nuevo totalitarismo de esas ideologías y sus partidos y triples emes.


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UCD y PP, y una esperanza
La UCD se desintegró, según numerosos analistas, por la prepotencia de sus “barones” que despreciaban al iletrado Suárez. Este suele ser el nivel del análisis. La causa real fue que Suárez, tan ignorante como maquiavelo barato, veía en Alianza Popular de Fraga su mayor enemigo, y hasta pensaba superar al PSOE por la izquierda. Quienes, dentro de UCD, veían en una colaboración con AP el único modo de contrarrestar el auge de socialistas y separatistas, se oponían y la cosa terminó en la voladura del partido. Los líderes de la derecha desde la transición han destacado sobre todo por esa combinación de falta de principios y maniobreo de calidad pedestre.
Ahora el PP ve en VOX su mayor enemigo, y no deja de tener razón: le está quitando votos, le está quitando “el pan de la boca”. Pero al definir así la situación queda cada día más en evidencia ante todo el mundo que solo es un partido auxiliar del PSOE y los separatistas: en eso consiste su “centrismo”. ¿Se repetirá el caso de la UCD? Sería magnífico.
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Una hora con la historia. Franco, hacia la cumbre de Hendaya. Los enormes condicionantes: https://www.youtube.com/watch?v=-0kW-43IRQU
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**Veo que hay cartas de personajes diversos protestando contra la proscripción del español en la enseñanza en Cataluña. Tal proscripción ya define, una vez más, como delincuentes a quienes la imponen. Y contra la delincuencia, contra el ataque a los fundamentos de nuestra convivencia en paz, las cartas de protesta son como pellizcos de monja contra patadas a la entrepierna.
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Diario
x-x-2019
En esta fecha murió papá hace diecisiete años. No sobrevivió mucho a sus memorias de joven. Cuando nos las envió por correo, fueron para nosotros, al menos para mí, un choque, a pesar de que algo barruntábamos siempre a partir de algunos comentarios y algunos relatos de mamá. Pero no sospechábamos que había sido tanto. Luego la herencia: la pelea con mis hermanos. Para ellos la pasta lo es todo, y tienen de sobra, pero pelean por cada céntimo. Renuncié a ella tan a gusto, no la necesito, no aspiro a vivir como un rico ni con ella podría hacerlo, pues no dejó gran cosa. Las memorias, qué contraste con su aburrida vida de profesor en la Complu. ¡Y qué golpe, cuando ya había caído la URSS! ¡Tan ignominiosamente! ¡Mi juventud favor de la URSS, de todo aquello! No me digan que no ha sido todo un desastre, lo de él y lo mío. Yo podría escribir también unas memorias de juventud, pero desde luego no serían gran cosa. Nada comparable a lo suyo. Sí, el talego, el exilio, pero ¡qué cosa acojonante al final! Por lo menos algunos hacíamos cosas, recibíamos palos, pero luego, ¿quién se llevó el fruto? Una panda de mierdas y niñatos que a última hora venían en plan de demócratas y marxistas respaldados por el mismo régimen. Cada vez que lo recuerdo, la indignación, una banda de cacos, nunca fueron otra cosa, y ahí han estado años y años, robando lo que han podido, haciéndose los anti… ¡Y qué más me da! Al final uno se pierde, y ya no está en edad de ilusionarse ni de cabrearse. La vida es así. Hace diecisiete años. Lo sentí más de lo que pensaba. Tanto nos habíamos distanciado… Y ahora, ya no estoy en edad. Hace seis meses me dejó ella, ¡se fue con una tortillera! Esto es digno de contarse. ¿O no? Feminista y tal. Solo llevábamos un año juntos, ¿tan malo seré en la cama? ¡Asco! Quiso volver el otro día, que la otra la maltrataba y tal. La mandé a la mierda, pero la soledad pesa y ya no estoy para aventuras, digamos que me aburre la sola perspectiva, pero es insufrible todo. La jubilación me da lo justo, en fin ¿qué hacer? Ya me aburre la tertulia que montamos algunos ex camaradas, al jubilarnos. Siempre lo mismo. ¿Para qué? Las memorias de mi padre. Nunca comprendí lo de su reacción ante su padre biológico, ante mi abuelo. ¿Se sentía tan criminal como él? Llegué a preguntárselo: ¿por qué lo dejaste todo? Sería por mi madre. Pero no me contestó nada claro, todo le había parecido sin sentido, él estaba en el mundo por aquel criminal, se sentía casi como él, fue una cosa muy confusa y yo creo que podría aclararme, le daré vueltas, porque, en definitiva la sangre de los dos corre por mí. Claro, y la de mi madre, tan práctica y tan creyente, en lo de práctico le salieron la chica y el chico. Demasiados prácticos, diría yo. Solo piensan en el dinero. Sí, es claro que yo salí más a papá, aunque hay muchas diferencias. Ahora que recuerdo las memorias, él nunca fue creyente. ¿En qué creía cuando hacía todas aquellas cosas? Políticamente tampoco creía en nada. Yo sí creía políticamente, eso, a lo mejor, lo tengo de mi madre, pero cambiado, de la religión a la política. Pero él, ¿en qué creía? ¿Por qué se arriesgaba a que lo mataran y era capaz de matar? Eso no lo entiendo. ¡Ah, el poema que le gustaba a la rusa, y a él también seguramente: arrastrado de aquí para allá, como las hojas muertas! ¿Y yo? Pero qué es esto, la vida? ¿Y el chaval ese que se cargó al juez, que dice la prensa? No tiene nada que ver, ¿o sí? Me canso, voy a dormir. Es el malestar de la vida.
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Dos libros de historia contra la “memoria” (anti)histórica
Dos defensas de la libertad contra la “memoria” (anti)democrática.
Dos recuperaciones del pasado para entender el presente.